Está en la página 1de 2

UNIVERSIDAD LIBRE DE COLOMBIA

ANÁLISIS SENTENCIA C-205/2003 – EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS EN COLOMBIA

ANGIE PAOLA DURÁN MURCIA – 41191433

SANTIAGO MARTÍNEZ CHÁVEZ – 41191391

3BN

En la referida sentencia se tiene como base la demanda presentada por una ciudadana alegando la
inconstitucionalidad del artículo 1º de la Ley 738 de 2002, "por la cual se adiciona un artículo al
Código Penal"; la referida norma, en su adición al Código Penal dicta lo siguiente:

Artículo 447A.  Quien comercie con autopartes usadas de vehículos automotores y no demuestre
su procedencia lícita, incurrirá en la misma pena del artículo anterior.

A groso modo, se puede evidenciar que la norma demanda, según la referida sentencia “trata de
un tipo penal en dos actos, conformado por una acción consistente en comerciar con autopartes
usadas de vehículos automotores, y una omisión referida a la no demostración de la procedencia
lícita de dichos bienes con la cual se consuma el ilícito”.

La ciudadana Actora, fundamenta su demanda en la violación explicita al preámbulo de la


Constitución Política y sus artículos 1; 29 y 83 respectivamente, alegando que se está violando de
forma expresa la presunción de inocencia como derecho fundamental y principio rector de nuestra
lex; que se está imponiendo al ciudadano investigado en ese caso la obligación de demostrar su
inocencia, invirtiendo de esta manera la carga de la prueba y que, se está infringiendo además, de
sobremanera, el principio constitucional de la buena fe, partiendo de que en la norma acusada se
desconoce la presunción del acto supuesto. Así las cosas, la demanda de inconstitucionalidad
respecto de la norma está fundamentada en dos ejes axiales: la inversión o alteración de la carga
probatoria al implicado y la mala fe con que se juzgaría desde el momento de la presunta comisión
del delito.

En las intervenciones, el entonces representante a la cámara de representantes alega la


exequibilidad de la norma fundado en que esta adición al artículo 447 está soportada por el
artículo 412 del mismo código “enriquecimiento ilícito” y todas sus causas; el fiscal general de la
nación, Luis Camilo Osorio, pide también, y basado en cifras “el delito de hurto de carros, del
primero de enero al 31 de mayo de 1999, alcanzó en el país la cifra de 7.298 vehículos y 6.242
motocicletas, para un total de 13.550. En sólo mes de junio de 1999 se hurtaron 2.386
automotores. Una gran cantidad de esos vehículos, nunca más vuelven a ser recuperados, y la
forma más usual de deshacerse de éstos, es convirtiéndolo en partes, para de esta forma
negociarlos al menudeo”. (Comillas fuera del texto original) que se declare la exequibilidad de la
norma en cuestión, tratando de encarar sus argumentos contra los de la ciudadana demandante
alegando que “nada más contrario a la realidad en cualquier sistema jurídico, que sin excepción
reconocen el principio de buena fe, han existido las  pruebas como una norma de conseguir la
seguridad en la vida de los negocios y, en general, en todas las relaciones jurídicas ”; como era
obvio, FASECOLDA y FENALCO piden en cada una de sus intervenciones que se declare también la
exequibilidad de la constitucionalidad en cuestión alegando con cifras y aportando una
“justificación social” sus millonarias pérdidas y lo mucho que deja de recibir el Estado colombiano
por concepto de impuestos anualmente a causa del contrabando y la reventa de autopartes
hurtadas a lo largo y ancho del país; el procurador general de la nación también pide que se
declare la exequibilidad de la adición al artículo en medio de su intervención escrita allegada a la
honorable Corte Constitucional.

El decano de la facultad de derecho de la Universidad del Rosario, es el único proponente a la


inexequibilidad de la norma, basado en que “no se puede de plano presumir que una persona sea
culpable mientras no existan pruebas o responsabilidad plenamente probada por un funcionario
judicial”, alega también que mientras no exista un debido proceso desde el momento de la
vinculación del sindicado al proceso, debe hacerse hincapié en que es responsabilidad (más que
facultad) del Estado investigar a fondo y valorar de manera objetiva cada prueba para así declarar
o no la responsabilidad penal del supuesto reo.

Es así, como se evidencia en esa adición la ostentosa y horrorosa vulneración al principio de la


presunción de la inocencia, eje fundamental de la teoría del delito en el cual se basa el sistema
penal acusatorio colombiano y la manifiesta vulneración también a la buena fe de los sujetos a
quienes se podría iniciar una investigación judicial o proceso de tipo penal acogidos los
funcionarios a esa adición al artículo del código.

Es por esto que la corte considera en su espacio motivo en la sentencia que ni el legislador ni los
jueces pueden presumir la culpabilidad de nadie como lo confirma el artículo 29 de la carta
magna nacional, y que el legislador debe establecer los tipos penales – pero no en abstracto – que
merezcan castigo según la conducta y criterio de. Dice la corte también que la sola circunstancia
de haber incurrido un individuo en la conducta tipificada apareja la necesaria consecuencia de su
responsabilidad y de la consiguiente sanción pena” y que “La culpabilidad es, por tanto, supuesto
ineludible y necesario de la responsabilidad y de la imposición de la pena, lo que significa que la
actividad punitiva del Estado tiene lugar tan sólo sobre la base de la responsabilidad subjetiva de
aquéllos sobre quienes recaiga”.

Según lo expresado anteriormente es abiertamente inconstitucional la norma demandada porque


prevé desde un principio hechos punibles sancionables objetivamente solamente con la
“verificación” de la conducta del sujeto y su encajamiento en presupuestos normativos sin tener
en cuenta la culpabilidad, no se puede presumir la culpabilidad del imputado y es por esto que la
corte, en su resuelve de la sentencia C-205/2003 declara inexequible al norma acusada por su
actora en su totalidad y a día de hoy no acompaña como adición al artículo 447 en el código penal.

También podría gustarte