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La desorientación escolar

ANNÉLISE CAVERZASI

"¿Trabajo, quién era éste?". Una maliciosa paráfrasis del célebre interrogante
manzoniano puede, quizás mejor que muchos razonamientos sutiles, con hiperbólica
síntesis, incidir sobre el conocimiento medio de un joven estudiante italiano, en la
víspera de su examen de diplomatura, sobre el tema en cuestión. Especialmente si el
joven es un estudiante de instituto.

De esta escasa confianza en el argumento en cuestión parece responsable, entre otros, el


actual distanciamiento le la "cultura del trabajo" del desarrollo ordinario de la actividad
educativo-didáctica, en un sistema escolar hasta la fecha presente centralizado y marcado
por rígidas canalizaciones curriculares, con setenta años de antigüedad.
El planteamiento fundamental desde el punto de vista del contenido y de la transmisión de
la enseñanza superior; el retraso y/o la dificultad de la enseñanza post-obligatoria para
tomar en consideración los factores emocionales unidos al aprendizaje; la rápida
identificación de las capacidades del individuo con los resultados obtenidos por medio de su
aprovechamiento, ofrecen gran resistencia a la aceptación de una concepción de la
experiencia escolar como ocasión y momento no sólo de adquisición de conocimientos, sino
también de búsqueda y de descubrimiento de la identidad personal, de un hacer escuela, en
resumen, en términos de experiencia orientadora.
Así, por una parte, en la actualidad, se le va dando crédito a una interpretación de la
orientación que, a la vez que compone, de acuerdo con una serie de intereses, -la valoriza-
ción de los recursos humanos como fuerza dinámica fundada en la actividad de promoción
de las capacidades de decisión de la persona- la clásica separación entre orientación escolar
y orientación profesional, podría favorecer el punto de partida de una acción integrada de
diferentes sujetos interinstitucionales, escolares y extra-escolares (Escuela, EELL, Univer-
sidad, empresas y particulares), capaces, debido a su complementariedad, de efectuar
actividad suplementaria de cara a la Institución escolar de la que -aunque reconociéndole el
papel central en los procesos de orientación- no se pueden dejar sin constatar incum-
plimientos y retrasos relativos a la realización de sus tareas (y precisamente en un
momento histórico en el que ya no se presenta una linealidad entre escuela y trabajo y en la
cual crece la consistencia del "drop-out" -omisión-).
Por otra parte, se registran, por desgracia, circunstancias que, siendo muy desfavorables
para la afirmación de acciones positivas, promueven la orientación hacia la vida activa y
responsable, la reflexión sobre el mundo laboral y la individualización de proyectos de vida y
de ocupaciones que enfrentan la potencialidad y las aspiraciones subjetivas con la
oportunidad objetiva. En Italia, de hecho, a diferencia de casi todos los países comunitarios,
está ausente un sistema nacional de orientación y, por lo tanto, están ausentes los tres
elementos esenciales de dicho sistema, es decir:
1. Un sistema de recogida de datos a nivel nacional, con distribución relativa y producción
de documentación diferenciada para los diversos tipos de destinatarios.
2. Una red nacional de servicios territoriales y escolares de información, consulta y
asistencia.
3. Un aparato idóneo para la gestión de servicios (figuras profesionales).
La desaparición de una ley-marco del estado en materia de orientación y la relativa ausencia
de ásignación de recursos financieros y personales, subraya, por una parte, la renuncia a
pensar "estratégicamente", es decir, políticamente, en el servicio de orientación; por otro
lado, revalora e incentiva la proliferación desordenada de actividades de orientación y
formación (a niveles regional y local) con funciones de subruego; actividad efectuada con
medios y resultados de valor desigual: respuesta condicionada a la urgencia de la pregunta,
que agrava el efecto desorientador de los jóvenes y los menos jóvenes, en un contexto en el
que ya se enfrentan -junto con las diversas exigencias situadas por una economía y por un
relativo mercado de trabajo en continua evolución y disposición- en comprensibles e iguales
condiciones de incertidumbre.
Con este panorama nos parece que la esperanza está, otra vez, unida a la pertenencia a la
Comunidad europea, cuyas directivas políticas en materia de formación que establecen que
"Los servicios de orientación y consejo no deberían limitarse a difundir información sobre la
posibilidad de encontrar empleo, sino que deberían también, dentro de las posibilidades
prácticas, permitir a los jóvenes adquirir una experiencia directa sobre el ambiente laboral",
parecen disponer de la posibilidad de mover en nuestro País la problemática de la
orientación hacia:
1. Acreditar las reclamaciones de los jóvenes especialmente, si no en exclusiva, para que
puedan entrar en posesión lo más pronto posible de los requisitos que les garanticen una
efectiva movilidad formativa y profesional en el mercado europeo (sostén y potenciamiento
del Programa comunitario PETRA, Acción III).
2. Garantizar del desarrollo de una formación continua (que coordine formación y trabajo
para todo el ámbito de la vida activa).
3. Acelerar la creación de un sistema nacional de orientación que permita al Estado italiano
y a sus ciudadanos ir a la par con otras naciones europeas.
También la escuela, por su lado, puede sacar útiles indicaciones sobre el recorrido del
escenario europeo.
Sobre todo, en el presente inmediato, nos parece que debería hacerse -ya sin más dilación
en algunas organizaciones- parte activa para permitir una inserción más acertada en la
programación educativo-didáctica de la "pedagogía preventiva" que, consagrada con la
"Proyección transversal" (Educación Sanitaria, Proyecto para Jóvenes, Hijos y Padres, Pro-
yectos de Acogida, etc), ha conseguido producir, si no siempre resultados visibles, al
menos una sensibilidad extendida hacia aquellos aspectos no exclusivamente conteniente-
trasmisivos de la enseñanza propia de la organización educativa y didáctica, lubrificando el
paso de la lógica tradicional a aquella de la "continuidad horizontal" (el ecosistema
formativo) y "vertical" (es decir, institucional, pedagógico -curricular y con particular
referencia a los momentos de transición) fuertemente apoyada por la M.P.I. a partir de los
años 90 para combatir la Dispersión Escolar y hacer frente a la situación "con riesgo
educativo".
A falta de un marco estratégico -político de referencia a nivel nacional al que escribe le
parece que, manteniendo cada uno su propio sitio en la comunidad educativa, las
condiciones y las clases de "hacer bien" en la escuela (es decir, las variedades de una
escuela culta, fuerte, capaz de garantizar el derecho sustancial de estudiar que tienen
todos los estudiantes, tanto los mas débiles como los mejor dotados, sirviéndose también
de la integración de la persona al área de servicios) se pueda acelerar la creación de una
red de servicios -expresión de sujetos institucionales diversos- en posición de colaborar
entre ellos en una lógica sistemática.
Si hacemos hincapié en el sistema existente (por ejemplo en los Centros de Información y
Consulta -C.I.C.- previstos por el artículo 6 del IIL. 162/90, o bien en los cumplimientos
previstos por la M 257/94) no aparece del todo imposible la realización progresiva de uno
de los tres elementos constitutivos de un sistema orientativo nacional: una red de carácter
nacional -que haga frente a sistemas institucionales diversos- de servicios territoriales y
escolares de información, consulta y asistencia.
En un futuro no muy lejano no hay que dejar pasar, según creemos, oportunidades como
estas representadas, respectivamente, por:
1. Los decretos que permiten actuar sobre la autonomía de las Instituciones escolares
(que tendrán que ocuparse, entre otros, de cuestiones como esas de los Proyectos
Educativos del Instituto -P.E.I.-, de estipular convenciones, de la valorización de los recur-
sos humanos y profesionales y de las modalidades de actuaciones de la colaboración entre
Instituciones escolares y Entes externos).
2. Los experimentos de los planes de estudios Brocca, en espera de la reforma de la
Secundaria Superior, (que dan lugar a la reflexión sobre mundo laboral, profesional y de
las decisiones).
3. La normativa vigente en el campo de la actualización docente (para potenciar la
demanda de información, documentación y formación mixta con operadores de servicios
territoriales sobre el tema de los servicios a la persona) y de nuevas profesionalidades
(espacios creados por la Ley 246/88 y la correspondiente 282/89, y ampliada
recientemente por la ya citada C.M. 257/94)
Pero el camino se hace muy cuesta arriba. De hecho, no escondemos que, además del
grave retraso de la realidad italiana en lo que respecta a la racionalización del servicio de
orientación, alimentan la desinformación de los jóvenes en cuanto a las oportunidades
objetivas de los itinerarios normativos y la reticencia a madurar, conocimiento más
profundo de sus aptitudes, capacidades y aspiraciones -entendidas como instrumento de
apoyo de las elecciones-, la percepción del trabajo como fin instrumental y ocasional de la
existencia.
Los tiempos que corren, los nuestros, las mentes de muchos jóvenes no están abiertas a
los argumentos de la razón,sino que están abarrotadas de otros bastante más seductores
e inmediatos sobre el éxito, especialmente si se han ofrecido para él.
Lo que se quiere decir -y concluimos- es que goza de más eficacia orientativa "el Porsche"
aparcado en la esquina de la escuela que los miles de sabias enseñanzas y consejos de los
millones de docentes de la escuela.
Aceptarlo no significa derrota. Rechazarlo es moralismo.
Traducido por Dolores Alcántara Moreno

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