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I

BOLETIN
DE LA

ACADEMIA ARGENTINA
DE LETRAS
TOMO LV - Julio-Diciembre de 1990 - NO 217-218

BUENOS AIRES
1992
BOLETfN
DE LA

ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS

TOMO LV Julio-Diciembre de 1990 N02l7-218

LA COMPLEJIDAD NARRA TIV A


DEL QUIJOTE*

¡Qué inextricable historia esta de Don Quijote!


Historiadores que entran en la fábula, personajes
que la cuentan, el autor dentro del libro, un libro
que se va haciendo, una falsa continuación, una
segunda parte emanación de la primera, epitafios
de héroes que siguen vivos, héroes del libro apócri-
fo que entran en el auténtico, un narrador que
cuenta lo que ha contado otro, seres que pasan de
un mundo real a otro imaginario, de una ficción
a otra ficción, nombres que engendran personajes,
personajes que cambian de nombre, un autor que
dialoga con su pluma, una pluma emancipada del
autor __ .

* Partes de este trabajo fueron leídas por el autor en la sesión 911


del 26 de julio de 1990.
188 OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

Ninguna de las grandes novelas de la literatura


uni~ersal presenta la complejidad narrativa del Qui-
jote. Esa complejidad se verifica en cada una de las
categorías fundamentales del relato: en el tiempo,
en el modo y en la voz l . Efectivamente, desde el
punto de vista narrativo, Don Quijote muestra una
complejidad no exenta de oscuridades, ambigüedad
y hasta de contradicciones puntuales, difíciles de
resolver. El tema de la entidad del narrador ("Cer-
vantes", "los autores", "los narradores" del Quijote)
aparece en diversos textos de· estudiosos y comen-
taristas. Uno de ellos 2 , que tiene sin embargo el
mérito de haberse abocado ceñidamente al proble-
ma; habla de cuatro "personas" (término inadecua-
do y aJn equívoco en relación con el asunto) que
intervienen en el relato: "a). Cide Hamete Benengeli,
b) el traductor, c) el narrador, y d) el autor, creador
'de todo". A renglón seguido,· el autor del artículo
precisa y amplía: "Pero en el capítulo inicial se ha-
bla de cronistas que fueron los primeros en recoger
cuanto se sabía de los hechos de Don Quijote 3 •
Cronistas primeros o primitivos sobre quienes se
basa el narrador, hasta que en el capítulo 9 de la
Primera Parte -en el episodio del vizcaíno- aparece

• 1 Sirve de haS!' a nuestro trabajo el eS!'ncial estudio de Gérard


Genette, Discours du récit, en Figures In, Paris, Seuil, 1972.
2 Erwin F. Rubens, "Cide Hamete Benengeli, autor del Quijote", en
Comunicaciones de Literatura Española, Buenos Aires, Universidad
Católica Argentina, 1972, p. 8.
3 Es ,."uriosa la af"lrmación de Rubens, porque en el capítulo primero
no se hace mención alguna de tales "cronistas" sino de "autores" o de
"historiadores". Es Don Quijote el que sueña con el "cronista" o
··sabio" que escribirá su historia.
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL arRIOTE. 189

por primera vez Cide Hamete [, .. ] El narrador, has-


ta que aparece, en 1 9, Cide Hamete, trabaja sobre el
material recogido por los cronistas [.. o]. uii narrador
en primera persona, actual, coetáneo de los prime-
ros lectores, en relación con unos cronistas perdi-
dos en el pasado. Y, con ellos, son cinco los autores:
a) los cronistas; y b), c), etc., los arriba enumera-
dos". En distinto trabajo, el mismo comentarista
dice que Cervantes "interviene" o "interfiere" en el
relat0 4 •
Otro, en libro ya clásico sobre el QuijoteS, enun-
cia: "Cervantes se relega a sí mismo a un segundo
plano al considerarse el 'padrastro' literario de
Don Quijote y no su "padre', 'el segundo autor' ,
'el curioso que tuvo cuidado de hacerla traducir'
[la historia], o simplemente 'el traductor' ". Un
tercer0 6 , con motivo de una frase del Bachiller,
"Todo lo pro~etió Carrasco", sostiene que "dicha
declaración del autor es una mentira total", que
"el autor engaña al lector". En fin, en el texto de
la misma edición que seguimos 7 , con motivo del
discurso que Don Quijote dirige a Basilio diciendo

4 cr. "Sobre el capítulo VI de la Primera Parte del Quijote'; Cuader·


nos del Sur, Bahía Blanca, 1959.
5 E. C. Riley, Teorl"a de lo novela en Cervantes, Madrid, Tauros,
1971.
6 Juan Bautista de Avalle.Arce, "El bachiller Sansón Carrasco",
en Boletfn de lo Academio Argentina de Letras, tomo LIV, Enero-
Junio de 1989.
7 El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, edición prepa-
rada por Justo García Soriano y Justo García Morales, Madrid, Agui-
lar. 1951. Las citas reniitirán a esta edición.
190 OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

que no es casado ni piensa serlo, leemos la siguiente


nota: "¿Qué diría de esto la sin par Dulcinea del
Toboso? Don Quijote, como loco, o Cervantes, como
distraído, se contradice".
Como se ve en los casos aludidos, aparecen ·en un
mismo plano entidades que son de diferente orden.
Creemos que la actual teoría del relato, con sus
categorías y subcategorías, permite entrar en la
compleja trama de esta singular novela con una ma-
yor claridad, coherencia teórica y economía con-
ceptual.

Las perspectivas del Quijote

Es generalmente admitida la idea de que el Quijote


comenzara siendo un corto relato, una suerte de
novela ejemplar. La hipótesis es enteramente plau-
sible. Esa novela ejemplar habría comprendido
(mediando menores modificaciones) los ocho pri-
meros capítulos del libro actual. (Digamos de paso
que tal hipótesis también encontraría sustento en
el tema que abordamos).
Los ocho capítulos iniciales constituían la pri-
mera de las cuatro partes en que se dividía el libro
(1605), división suprimida cuando apareciera la
Segunda Parte (1615). Esa primera parteS insinúa
ya la complejidad narrativa de que hablamos: desde

S Designaremos con minúscula a estas cuatro partes para evitar


confusión con la Primera· y Segunda Parte definitivas.
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL aCRJOTE . 191

el comienzo mismo introduce a un Narrador 9 mer-


ced al primer verbo conjugado en primera persona
singular. La historia de Don Quijote e.s un caso me-
morable. El Narrador habla desde el principio de
"los autores que de este caso escriben" (228) y con-
trapone su información a la de estos:

Autores hay que dicen que la primera aventura que


le avino fue la de Puerto Lápice; otros dicen que la de
los molinos de viento; pero 10 que yo he podido averi·
guar en este caso, y 10 que he hallado escrito en los
anales de la Mancha ... (241)

Por lo demás, el Narrador se presenta al final de


esa primera parte (1 8) como "segundo autor", lo
que supone (y se confirmará después) un "autor
primero" entre aquellos otros. En esa primera parte,
Don Quijote habla de sus hazañas como de una his-
toria lo por venir (neta antiCipación o prolepsis . .. ),
mientras que el Narrador alude a la historia (o histo-
rias) ya contada de los hechos. Hay, pues, que sepa-
rar dos planos: el de la historia y el de la narración.
y consecuentemente dos tiempos discrónicos: existe
un desfase entre el tiempo del héroe que, viviendo su
presente, alude a las hazañas por acontecer en los
venideros tiempos (y a su probable crónica) cuando
menciona al sabio que ha de sacar a luz la verdadera

9 Lo nombraremos en adelante con mayúscula para subrayar que


es el protagonista de la narración.
10 En el texto aparecen, aunque fácilmente distinguibles, las dos
acepciones más corrientes que el empleo de la palabra ofrece: a) he-
chos acontecidos, b) noticia de esos hechos (Cf. J. A. Maravall, Teo-
r{a del saber histórico, Madrid, Revista de Occidente, 1961, p. 16).
192 OSCAR T ACCA BAAL, LV, 1990

y peregrina historia de sus famosos hechos (238); y


el tiempo del Narrador que, por su parte, desde su
propio presente (posterior a los acontecimientos de
la primera y segunda salidas, pero sin conocer nada
más que el comienzo de dichos acontecimientos,
o sea, hasta la trunca batalla con el vizcaíno) se pre-
senta como "segundo autor", quien, con la ayuda
("del cielo" y) de los papeles seguramente conser-
vados en los archivos y escritorios de los curiosos
ingenios de la Mancha, espera recomponer, en un
tiempo futuro, la historia hasta el final (311). Es
como si esa primera parte (los ocho primeros capí-
tulos del libro que hoy leemos) dejara entrever so-
lamente un retazo -el principio- de una curiosa
historia, digna de ser contada en su totalidad.
Pero el artificio narrativo se complica todavía
al comenzar la segunda parte (1 9). El Narrador
e'segundo autor") da felizmente, en la tienda de
un sedero de Toledo, con unos cartapacios que con-
tenían la Historia de Don Quijote de la Mancha,
escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador
arábigo. Este sería, pues, de entre aquellos "auto-
res", el "autor primero" (innominado hasta enton-
ces). Mas los folios estaban compuestos en caracte-
res arábigos. El Narrador debe recurrir a un traduc-
tor, y felizmente 10 encuentra en un ocasional mo-
risco aljamiado l l . Dicha segunda parte (en esta
división coinciden la historia de Cide Hamete y la
del Narrador) continuaba y daba fin al episodio
del vizcaíno.

II Como se sabe, se. llamaba "aljamiado" al morisco que hablaba


en castellano.
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL QUIJOTE· 193

El lector debería suponer. que la historia de Cide


Hamete, aunque transcrita a partir de esa batalla,
contenía también los acontecimientos iniciales
(condición de Don Quijote, sus proyectos, primera
salida y comienzos de la segunda, hasta la batalla
de marras), acontecimientos que el Narrador recons-
truyó valiéndose de otros testimonios a su alcance,
justamente por desconocer la historia de Cide Ha-
mete Benengeli. A partir de allí -yen la versión del
aljamiado- el Narrador la transcribirá (casi) fiel-
mente.
Al terminar la Primera Parte (1 52) leemos:

Pero el autor de esta historia, puesto que con cu·


riosidad y diligencia ha buscado los hechos que Don
Quijote hizo en su tercera salida, no ha podido hallar
noticia de ellos, a lo menos por escrituras auténticas;
sólo la fama ha guardado, en las memorias de la Man-
cha, que Don Quijote la tercera vez que salió de su casa
fue a Zaragoza, donde se halló en unas famosas justas
que en aquella ciudad hicieron, y allí le pasaron cosas
dignas de su valor y buen entendimiento.

El "autor" mencionado al comienzo del párrafo


precedente no podría ser Cide Hamete Benengeli;
es necesario suponer que se trata siempre del "se-
gundo autor" (el Narrador) que, tal como lo ha di-
cho en el comienzo, ha procurado, con curiosidad y
empeño, recomponer la historia total de Don Qui-
jote, recurriendo a diversos testimonios: papeles de
archivos, opinión de los habitantes, fama guardada
"en las memorias de la Mancha". Y que ahora vuelve
a tropezar con la misma falencia de documentos
(que ya sufriera al querer contar el final de la bata-
194 oseAR T ACCA BAAL, LV, 1990

lla del vizcaíno y la segunda salida del caballero)


Pa.t:a poder narrar los hechos de la tercera salida,
así como los de la muerte de Don Quijote. Pero da,
nuevamente merced a la buena suerte, con un ha-
llazgo: la caja de plomo que contenía unos ·perga-
minos con versos sobre las hazañas del caballero y
los epitafios de Don Quijote, Dulcinea, Rocinante
y Sancho Panza.
La historia de Cide Hamete hallada por el Narra-
dor (1 9) debía de contener, pues, solamente los
hechos relativos a las dos primeras salidas y el re-
greso al hogar. Al comenzar la Segunda Parte vuelve
a producirse una desfase entre los tiempos del Narra-
dor y del personaje, semejante al del principio de la
Primera Parte. La cronología revela lo siguiente:
Don Quijote proyecta una tercera salida, y habla
de ella con Sansón Carrascol 2. Este ha vuelto de

12 Lamentablemente no podemos coincidir con la interpretación


de Avalle-Arce (op. cit.) sobre la frase del bachiller, "Todo lo prome-
tió Carrasco" (11, 4) al sostener -como hemos citado antes- que
"dicha declaración del autor es una mentira total", "que el autor en-
gaña al lector". En primer lugar, permítasenos destacar que el que
afirma ("todo lo prometió Carrasco") no es el autor sino el l'II1"ador.
(Arce utiliza sin establecer distingo ambas denominaciones). Pero,
en segundo lugar, que quien cuenta (autor o narrador) seguramente
no miente al afirmar que Carrasco prometió reserva. La falsía estuvo en
Carrasco, el personaje, quien no cumplió con su promesa. "Toda obra
literaria presuponía un pacto tácito emtre narrador y lector que des-
cansaba con toda solidez sobre relaciones de absoluta confianza"
(loc. cit., 209). Ese pacto subsiste en el Quijote. El Narrador no lo ha
infringido, y es solo Carrasco quien ha roto su promesa. No hay, pues,
a nuestro juicio, "engaño del autor" ni "conspiración del silencio";
hay sencillamente un tratamiento elíptico, una economía o si se pre-
fien: "retaceo" de información. Pero esto es normal en la novela.
Con motivo del punto de vista predominante en un relato, Genette
(cf. Modo, perspectiva)" señala la posibilidad de su inconsecuencia,
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL QUIJOTE· 195

Salamanca y refiere que la historia de Don Quijote


(se entiende: las dos primeras salidas) "andaba ya en
libros" por obra de Cide Hamete Benengeli, con el
título de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha (nótese que el título ha variado, ya no es la
Historia de Don Quijote de la Mancha):

Bien haya Cide Hamete Benengeli, que la historia


de vuestras grandezas dejó escritas, y rebién haya el
curioso que tuvo cuidado de hacerlas traducir de ará·
bigo en nuestro vulgar castell~no ... (Il 3, 969)

¿Qué traducción era esa, mencionada por el Ba-


chiller? ¿Era la misma encomendada por el Narrador
("segundo autor") al moro -según el capítulo 9- y
que le sirviera para completar la historia en su Pri-
mera Parte? Si era así, solo el título difería leve-
mente. ¿D era otra? En este caso, ella debía de con-
tener la versión de los ocho primeros capítulos tal
como los habría escrito Cide Hamete Benengeli. No
hay una respuesta explícita, ni de inferencia segura.
Lo más simple y plausible parece·· ser lo primero:-
la traducción de la Primera Parte hecha por el moro
y por encargo del curioso (para nosotros "segundo
autor" o Narrador) había circulado ya y es la que
conocía Sansón Carrascal 3 • Este, por su lado, decla-

o alteración, en dos direcciones opuestas: paralipsis ("menos infor·


mación de la que en principio es necesaria") y paralepsis ("más infor·
mación de la que en principio es autorizada"). Sin duda se trata aquí
de un caso de paralipsis.
13 Aqul el lector escrupuloso podría sorprenderse de que en tan
corto tiempo como el que media entre el regreso y la tercera salida
(alrededor de un mes) la historia de la primera y segunda salidas (Pri·
mera Parte) anduviese ya impresa.
196 OSCAR TACCA BAAL,LV,1990

ra que Cide Hame~e Benengeli promete Segunda


Parte (11 4) aunque "no. ha hallado ni sabe quién
la tiene"! 4 pero que "en hallando que halle la bis-
toria" la publicará. (Lo cual de paso enfatiza un
importante rasgo: la proximidad de Cide Hamete
respecto de los hechos, que lo convierten casi en
un cronista, si no en un biógrafo de Don Quijote).
El Narrador, sin embargo, escribiendo desde un
tiempo ulterior, sabe ya que ha habido tercera sa-
lida, y lo dice desde la primera línea de su Segunda
Parte. Los cuatro capítulos iniciales de esta Segun-
da Parte, plantean sin embargo el siguiente interro-
gante: ¿Es Sansón Carrasco quien aporta informa-
ción sobre Cide Hamete y su Segunda Parte, o es
Cide Hamete quien, en la Segunda Parte, aporta
información sobre Sansón Carrasco? En otras pala-
bras, no podemos saber si el Narrador utiliza los
datos de Sansón Carrasco para completar una laguna
dejada por Cide Hamete, o si recurre -una vez
hallada- a la Segunda Parte de Cide Hamete que
registraba, curiosamente, también los diálogos man-
tenidos entre Sansón Carrasco y los protagonistas
(en los que se habla de él, de Cide Hamete). Lo
más natural parecería lo primero, pero la Segunda
Parte comienza: "Cuenta Cide Hamete Benengeli... "
En resumen, la historia narrativa de Don Quijote
sería la siguiente: el Narrador compone, con los tes-
timonios a su alcance, y especialmente con la historia
de un autor fragmentario, los ocho primeros capí-

14 Mal podía hallarla, puesto que al regreso de Carrasco, la terce-


ra salida aún no ha o.:urrido. Notemos que el mismo Cide Hamete
Benengeli consulta o se basa en otras historias...
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL QUIJOTE 197

tulos del libro; da luego con los cartapacios de Cide


Hamete Benengeli que contienen el relato de las dos
primeras salidas, hasta el regreso al hogar, y los si-
gue -en la traducción del morisco- hasta el último
capítulo de la Primera Parte, virtualmente en fun-
ción de transcriptor. En la Segunda Parte el Narra-
dor compone, con los datos que puede procurarse,
y con las nuevas de Sansón Carrasco, los. cuatro
capítulos primeros; el quinto puede ser apócrifo,
y a partir del sexto el Narrador aparentemente
sigue la historia de Cide Hamete hasta el final. Los
personajes tienen, en el curso de la tercera salida,
noticia de una falsa Segunda Parte de la historia (II 5)
Y hasta dialogan con uno de sus personajes (11 n). El
Narrador (responsable de la totalidad) da cuenta final-
mente de que el propio Cide Hamete Benengeli dejó
bien cerrada la historia con la muerte de Don Quijote.

Las voces del Quijote

Hay, pues, diversas perspectivas en el Quijote,


derivadas de los distintos puntos de vista ejercita-
dos. Podemos tener, de manera semejante, la impre-
sión de que hay diversas voces narradoras. Pero no
es más que una ilusión: hay un úniCo Narrador en
el Quijote, que se ha valido de los relatos de otros
narradores, o más bien, de otros historiadores. Sus
voces nos son en verdad inaudibles, nos llegan solo
a través de la única que las asume: la del "curioso",
la del "segundo autor", la del Narrador que las recoge
y las trasmite a todas. Podríamos repetir aquí lo que
decíamos en otro lugar: "La posibilidad del narrador
198 OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

es múltiple: puede contar cosas que no le atañen,


intt:oducir personajes que relatan e introducen perso-
najes que relatan e introducen personajes... -y el
milagro épico no es sino esa polifonía de voces que
escuchamos, unas a través de otras"l s .
Y, en efecto, aun la que nos parece más cierta y
real, la de Cide Hamete Benengeli, en pocas ocasio-
,nes nos llega directamente (canónicamente entreco-
millada). Un par de veces, en sendas brevísimas
frases:

.. ¡Bendito sea el poderoso Alá! l ...] ¡Bendito sea


Alá!" repite tres veces; -l...] -y así prosigue, dicien-
do: ... (11 8,1016)

Entra Cide Hamete, cronista de esta grande histo-


ria, con estas palabras en este capítulo: "Juro como
católico cristiano ..." (11 27, 1232)

Otras, en fragmentos que no suelen pasar cada uno


de media página. Uno de ellos, en el capítulo 17 de
la Segunda Parte:

el autor de esta verdadera historia, exclama y dice:


.. ¡Oh fuerte y sobre todo encarecimiento animoso
Don Quijote de la Mancha [...] palabras con que enca-
recerlos." Aquí cesó la referida exclamación del autor,
y ... (11 27,1115)

Otro, en el capítulo 24 de la Segunda Parte:

1 S Las voces de la novela, Madrid, Gredos, 1973, p. 134.


BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL QUlIOTE. 199

en el margen de él [del capítulo de la cueva de Monte-


sinos] estaban escritas de mano del mismo Hamete es-
tas mismas razones: "No me puedo. dar a entender
[. . .] en sus historias." Y luego prosigue diciendo:
Espantóse el Primo ... (11 24, 1196)

En fin, en el capítulo 44:

Aquí exclamó Benengeli, y escribiendo diJo: "¡Oh


pobreza, pobreza [. . . ] y no abiertos con molde!".
y en esto se echará de ver que es antiguo el uso del al-
midón y de los cuellos abiertos. Y prosiguió: "¡Mise-
rable del bien nacido [. . .] de su estómago!" (11 44,
1409)

A menos que, en virtud de esos "prosigue" con


que continúa el relato, veamos todo el libro como
la palabra de Cide Hamete, simplemente transcrita
(en su versión española) por el Narrador. Más con-
vincente, sin embargo, parece ser que solo percibi-
mos, en última instancia (el giro resulta aquí de
doble pertinencia) la V?Z del Narrador: este cuento
lo que cuenta (o ha contado) Cide Hamete Benen-
geli. El Narrador no le cede la palabra sino que
la reproduce. Lo normal y constante a su respecto
no son los signos del estilo directo, sino los signos
introductorios del indirecto (o sus equivalentes):
dice Cide Hamete que. ... cuenta el sabio . ... pinta
el autor . .. y sobre todo cobran relieve de primer
nivel (otro giro de doble pertinencia) todas las in-
tervenciones del Narrador en que alude a otras fuen-
tes, pondera su buena suerte, destaca su empeño,
juzga la historia y '(last but not leasr) , invoca a Cide
Hamete Benengeli.
lOO OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

Hay en el libro una rica transferencia polifónica:


DOlJ Quijote, el héroe, cuenta su aventura de la cue-
va de Montesinos; Cide Hamete, el historiador,
la reproduce; un moro aljamiado, el traductor, la
vierte al castellano; un curioso, el Narrador, la ·trans-
cribe; Cervantes, el autor -apenas. . . - la escribe.
Sin embargo, los planos narrativos del Quijote
no aparecen netamente deslindados como ocurre
en novelas semejantes en las que un narrador cede
claramente la palabra a otro que la sume en un
segundo nivel de narración (y eventualmente en
un tercero o cuarto). Recordemos dos casos ejem-
plares para Genette. En Manon Lescaut hay un
primer nivel en que el Marqués de Renoncourt
cuenta sus andanzas y la ocasión en que conoció
al caballero Des Grieux; le cederá la palabra para
que este cuente, en un segundo nivel, sus aventu-
ras con Manan. En Las mil y una noches se nos rela-
ta (en primer grado) cómo Sherezada se ve en la
situación de recurrir a la estratagema de contar ca-
da noche (en segundo grado) una historia, que que-
dará inconclusa, para salvar su vida.
Existen tres niveles narrativos en el Quijote. Si
partimos del nivel superior en el que se cuentan las
aventuras de Don Quijote y Sancho, el relato de
Cide Hamete que las cuenta corresponde a un nivel
anterior, y el del Narrador, que cuenta lo que ha
contado Cide Hamete, a otro aún anterior.
Hay, pues, un relato primero, a cargo del Narra-
dor, extradiegéticocomo tal, intradiegético como
personaje ("Estando yo un día en el Alcaná de To-
ledo ... ")16. Se trata además de un narrador hete-
16 Es lo que advi.:rt~ Riley, avant /¡¡ lettre: "Cide Hamete l ...] se
BAAL, LV,1990 COMPLEJIDAD DEL QUIJOTE 201

rodiegético (no cuenta su propia historia, sino la


del hidalgo, y en todo caso, la de Cide Hamete) y
presente en ese primer verbo conjugado ("no quiero
acordarme") que atenúa el carácter heterodiegético.
Dicho presente l 7, así como algunos otros con que
interviene el Narrador, vuelven a este menos ausente
y extraño, lo acercan un tanto al mundo del relato
(le confieren, en fin, como diría Genette, "une cer-
taine dose d'homodiégéticité", es decir, de identifi-
cación con lo narrado, o por lo menos de testimonia-
lidad). Al considerar así al Narrador, le vienen como
anillo al dedo -y de paso lo caracterizan cabalmen-
te- las siguientes palabras de Genette al referirse
genéricamente a los casos de relato "histórico"
(aunque ficticio): "Ce terme [histórico] est certes
tres vague, ou du moins je pense qu'il faut le prendre
ici dans son acception la plus large possible, com-
prenant toute espece de récit explicitement situé,
füt-ce par une seule date, dan s un passé historique,
füt-il tres récent [no ha mucho tiempo que ViVI'a . .. ,
es el caso del QUijote] et dont le narrateur, par cette
seule indication, se pose plus ou moins en historien
[historiador ficticio], et done, si j'ose ce tres léger
oximore, en témoin ultérieur"l 8 •
Conviene subrayarlo. El libro cobra el carácter de
un relato histórico, aunque sea falsamente histórico.

halla, al mismo tiempo, en una situación periférica respecto a la na·


rración y central en el libro" (op. cit., p. 319).
17 "L'emploi du présent l ...) suggere presque irrésistiblement
une présence du narrateur dans la diégese" (G. Genette, Nouveau
discours du récit, Paris, Seuil, 1983, p. 55).
lIS lbíd., p. 53.
202 OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

Don Quijote no se nos presenta como el producto


de .una ficción literaria, como un relato fantástico,
de héroes sobrehumanos, sino como "historia" ,
como la historia de unos seres de carne y hueso,
cuyos hechos solo por su singularidad y desmesura
han alcanzado fama 1 9; la mejor prueba de ello es
que sus aventuras han sido registradas por un cro-
nista, Cide Hamete Benengeli, quien anuncia, además,
que contará las próximas, cuando se produzcan.
Valga la paradoja: la ficción existe fuera de esa his-
toria; dentro de la ficción, todo es historia.
Hay un relato segundo, a cargo de Cide Hamete
Benengeli. Cide Hamete es intradiegético (tiene
mayor entidad actorial: ha hablado con el Bachiller,
es pariente de uno de los arrieros de Arévalo ... 2 O),
también heterodiegético (no contará su propia his-
toria). Pero debe aquí observarse la distancia tempo-
tal de la narración. Cide Hamete aparece como el
relator contemporáneo de las hazañas de Don Qui-
jote; el Narrador, en cambio, como alguien que,
después, con los documentos de aquel y algunos
más, reconstruye la historia en su totalidad. A Cide
Hamete le corresponde el papel de cronista, al Narra-

.19 "Dentro de la ficción de Cervantes, las hazañas de Don Qui-


jote ocurrieron realmente -'históricamente'-, en tanto que no po-
demos decir lo mismo de las hazañas de los héroes caballerescos" di-
ce con razón E. C. Riley (op. cit., p. 267).
20 No falta quien destaque su importancia: "El supuesto autor
del Quijote es un personaje importante de su propia novela; él habla,
y los demás hablan de él, como acontece con los otros personajes".
(Ruth S. El Saffar: "La función del narrador ficticio en Don Quijote",
en El Quijote de Cervantes, ed. de George Haley, Madrid, Tauros,
1980, p. 289).
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL QrnJOTE· 203

dor el de historiador. No viene mal evocar esta cita


de Genette, con motivo de otros libros: "La frontera,
ciertamente poco segura, entre lo homo- y lo hetero-
diegético pasa tal vez entre ambos tipos [cronista e
historiador]" .
Sin confundir niveles narrativos y. diegéticos, PO-
dríamos decir que hay un mundo propio de Don
Quijote y Sancho, capaz de existir sin que se hable
en él de libros ni de narradores; otro propio de Cide
Hamete, autor de un libro titulado El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha, libro que nunca
habremos leído directamente; y un tercero propio
del Narrador, que escribe su relato incorporando
todo lo anterior, que es el libro que leemos: Don
Quijote de la Mancha.
Lo curioso y original es que hay interpenetración
de esos mundos. El paso de una diégesis a otra 2 1
produce generalmente un efecto de "bizarrerie soit
bouffonne [. .. ] soit fantastique", es decir, de humor
(Sterne, Diderot), de irrealidad (Cortázar, Bioy Ca-
sares) o de ambas cosas (Borges). En Don Quijote
el efecto de ese paso· (Sansón Carrasco hablando
con Cide Hamete, Sancho con el Bachiller, Don J e-
rónimo con Sancho, Don Álvaro Tarfe con Don
Quijote) no produce un efecto propiamente burlesco,
ni propiamente fantástico (es decir, de infracción a
las leyes naturales) sino más bien el efecto de lo
extraño (las leyes de la realidad quedan intactas22 )
o el efecto de lo extraordinario (es decir, de lo im-

21 Genette lo denomina metalepsis M"ativa, op. cit., p. 244.


22 cc. T. Todorov, Introducción a [¡z literatura fantástica, Buenos
Aires. Tiempo Contemporáneo, 1972, p. 53.
204 OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

probable pero posible: el narrador "acumula coin-


cidencias, permite que el azar maneje a los hOIT_-
bres"23 ).
Pero ¿cuáles son esos mundos o diferentes dié-
gesis del Quijote? La teoría de los mundos posibles
sostiene que "el mundo de un texto es el conjunto
formado por los mundos de los diferentes indivi-
duos que en él aparecen, mundos que son submun-
dos de aquel a su vez; cada uno de dichos mundos
está formado por otros mundos -submundos- ar-
ticulados según las actitudes de creencia, deseo, te-
mor, fingimiento, etc., de los individuos del texto,
así como por el submundo real objetivo de cada
uno de estos"2 4 •
No sería difícil establecer en el Quijote la existen-
cia de esos mundos y submundos posibles. Pense-
~os en los mundos de Don Quijote, de Sancho
Panza, del cura, del bachiller. Y, a manera de es-
bozo, en los submundos de Don Quijote y de Cide
Hamete, de diferente nivel. Para Don Quijote, sub-
mundo real (el del ama y la sobrina, Aldonza y el
barbero, etc.), submundo creído (el de Amadís de
Gaula, Don Belianís de Grecia, etc.), submundo
deseado (el de las hazañas, Dulcinea, etc.). Para Cide
Hamete, submundo real (el de los moros, el de sus
parientes arrieros, más bien vago e impreciso), sub-

23 ef. E. Anderson 1mbert, Teoría y técnica del cuento,Buenos Ai-


res, Marymar, 1979,p.241.
24 Véase el valioso libro de Tomás Albaladejo Mayordomo, Teoría
de los mundos posibles y macroestructura 1IIl1TIltiva, Alicante, Uni-
versidad,1986, y su artículo: "La organización de mundos en el tex-
to narrativo. Análisis de ·un cuento de El Conde' Lucanor", en Revista
de Literatura, Madrid, XLVIII, 95: 1986.
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL QCHIOTE 205

mundo creído (el de Don Quijote y Sancho), sub-


mundo deseado (el de la fama y el dinero, el de la
perduración del relato y su FIN definitivo),

Los tiempos del QUijote

Hay en el Quijote, como en toda novela, un tiem-


po de la historia (el de los acontecimientos), un
tiempo del relato ("seudo-tiempo", el de la lectu-
ra. . .) y un tiempo de narración (momentos de
"enunciación", de" "escritura" ...)
No nos detendremos en el primero de ellos (ahí
están las "cronologías" del QUijote) si no es para
sefialar de paso la impresión paradojal que la lectu-
ra nos deja: al cerrar el libro, nos queda la ilusión
de haber compartido unas largas andanzas, el exten-
so espacio de vida de unos seres singulares, sus lar-
gos trayectos humanos, que se resisten a la eviden-
cia de su efectiva duración: seis meses aproximada-
mente.
Tampoco nos detendremos en el tiempo del re-
lato, difícil de medir (un falso tiempo, decía con
razón Genette) aunque no dejemos de sefialar su
variado ritmo o velocidad: rápidas narraciones de
eficaz avance junto a morosos pasajes, llenos de pau-
sas descriptivas, digresiones morales, relatos enmar-
cados.
El tercero es el tiempo de la narración, aquel que
el narrador emplea para que la historia pase a ser
relato. Hay, en efecto, un tiempo cierto, histórico,
en que Cervantes escribió la novela: debe de haber,
igualmente, un tiempo cierto, aunque ficticio, en el
206 OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

que el Narrador escribiera Don Quijote de la Man-


cha._ El primero hay que extraerlo (o deducirlo) de
la Historia, el segundo hay que inferirlo del relato
(o suponerlo): es el tiempo hipotético de la narra-
ción.
Es necesario distinguir, pues, entre momentos
reales de narración (o escritura) y momentos ficti-
cios de narración (o "escritura"). Estos momentos
ficticios que el narrador (que puede ser un personaje)
ha empleado (supuestamente) en contar (o en "es-
cribir") la historia, concuerdan generalmente con
los momentos reales que el autor utilizó para con-
tarla (y escribirla): un narrador ficticio cuenta, en
tiempos de la Restauración, las aventuras del Coro-
nel Hulot (1799) como Balzac escribe (en 1827)
la historia de Los chuanes. Y puede también, cohe-
rentemente, imaginarse que el autor de Las amis-
tades peligrosas ha escrito sucesivamente cada pieza
del conjunto en el mismo orden cronológico en que se
supone escribieron sus cartas cada uno de los perso-
najes-narradores de la novela.
Pero no siempre es así en el relato: independiente-
mente de los tiempos de narración empleados por el
autor, independientemente de su duración y de su
orden, el relato supone unos tiempos ficticios de na-
rración con una duración y especialmente un orden
propios, muchas veces discordantes con los otros, y
que responden a su lógica interior.
Mencionemos un par de ejemplos. Los episodios
de El lado de Swann, escritos por Proust antes de
1913, deben suponerse en la totalidad del Tiempo
perdido como contados por el narrador (Marcel)
después de la guerra. Cualesquiera hayan sido en
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL arnJOTE. 207

número y orden los episodios redaccionales de


El extranjero, el relato concita la idea de diversos
tiempos de narración (o "escritura") .que confieren
a la primera parte la significación de "diario" que
provoca en el lector. Baste un solo y breve ejemplo
de esa diversificación de tiempos (ficticios) de na-
rración: es a todas luces probable (o al menos posi-
ble) que Camus haya escrito de una sentada la prime-
ra página del relato (y tal vez mucho más); sin em-
bargo, en su breve extensión, encierra dos momen-
tos de narración, claramente localizables: "Tomaré
el autobús a las dos y llegaré ... etc." El siguiente
párrafo comienza: "Tomé el autobús a las dos ... etc."
En Don Quijote, la relación entre la historia y
su relato, en función de la coherencia interna de la
totalidad del texto, plantea al lector algunas dificul-
tades que derivan de los tiempos de narración, y con-
citan dos hipótesis opuestas (cada una con sus pro-
pios inconvenientes).
La primera consistiría en suponer para todo el
relato, por parte del Narrador, un único tiempo de
narración, ulterior a la historia en su totalidad. Es-
ta hipótesis tropieza con las siguientes objeciones:
a) ¿cómo justificar el cambio de las justas de Za-
ragoza por las de Barcelona?
b) ¿cómo aceptar esa última página de la Primera
Parte que habla del "fin y acabamiento" de Don
Quijote, más los pergaminos con los epitafios, y la
esperanza de una tercera salida?
c) Pero, sobre todo, escrita la novela después de
la consumación total de los hechos, resultan incon-
gruentes y sin sentido las reiteradas manifestacio-
nes del Narrador sobre el desconocimiento de la
208 OSCAR TACCA BAAL, LV, 1990

historia, las dificultades para conseguir los datos,


las interrupciones.
La segunda hipótesis (más plausible) consiste
en suponer diversos tiempos de narración o de "es-
critura" por parte del Narrador 2 5. Creemos posi-
ble sefialar al menos estos:
l. Final del capítulo 8 de la Primera Parte. Se
supone aquí el primer momento de narración, por
cuanto el Narrador declara no poder proseguir la
historia en razón de que el primer autor fragmen-
tario -a quien sigue- "no halló más escrito destas
hazañas de Don Quijote de las que deja referidas".
2. Final de la Primera Parte (cap. 52). Puede pre-
sumirse aquí otro episodio de narración. Al dejar
Cide Hamete el relato con el regreso de Don Qui-
jote al hogar, luego de la segunda salida, nuevamen-
te declara el Narrador su imposibilidad de continuar
(aunque ha oído hablar de los hechos de una terce-
ra salida) al no haber "podido hallar noticia de ellos,
a lo menos, por escrituras auténticas".
3. Capítulo 59 de la Segunda Parte. Primera men-
ción del Quijote apócrifo. Aunque el hecho de la
aparición es externo, repercute internamente: el
proyecto, hasta entonces, de Zaragoza, es reempla-
zado por el de Barcelona. (Se deduce aquí una coin-

2 S También por parte de Cide Hamete, como es evidente por el


hecho de que ha dado a la imprenta E/Ingenioso HidIllgo con las dos
primeras salidas, y Sansón Carrasco anuncia que aquel promete, si hay
nuevas aventuras, darlas a luz en una Segunda Parte. Ode Hamc:te es
casi el biógrafo de Don Quijote y Sancho: se diría que va contando pa·
so a paso sus hazañas, con cercanía temporal, sin perjuicio de que a
cierta altura de las mismas (la cueva de Montesinos) lo haga ya desde
un momento ulterior a la muerte de Don Quijote, puesto que la meno
ciona (11 24).
BAAL, LV, 1990 COMPLEJIDAD DEL QrnJOTE . 209

cidencia de los tiempos real y ficticio de narración).


4. Final de la Segunda Parte (cap. 74). Cierra el
Narrador la historia dando la palabra a Cid e Hamete
Benengeli, el cual a su vez la cede a su pluma.
De cualquier manera, en ambas hipótesis la difi-
cultad mayor, para la lógica interna del relato, es-
triba en esa última página de la Primera Parte (los
pergaminos de la ermita demolida, con los epita-
fios, y la letra carcomida) que, además de ser con-
tradictoria, atenta contra la impresión de caso re-
ciente que todo el libro respira.
Terminemos estas consideraciones con una oca-
sional cita de Robbe-Grillet, referida a una de sus
novelas:

Le réeit était au contraire fait de telle fa~on que


tout essai de reeonstitution d'une ehronologie exté·
rieure aboutissait tot ou tard a une série de eontradic·
tions, done él une impasse. Et cela non pas dans le but
stupide de dérouter l'Aeadémie, mais paree que préeisé·
ment il n'existait pour moi aueun ordre póssible en.
dehors de eelui du livre 26 .

¿No podría esta cita -salvada la lengua y el esti-


lo- pertenecer a Cervantes y ser aplicada al Quijote?

Oscar Tacca

26 A. Robbe-Gri1let, Pour un nOUJletlU roman, Paris, Gallimard,


1963, p. 167. .

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