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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo expone un análisis literario basado en el materialismo filosófico como


Teoría de la Literatura de Jesús Maestro, el cual ha sido aplicado a la obra Un corazón sencillo.
Dicho trabajo es sustentado, bajo la guía impartida por Gustavo Bueno y retomada
posteriormente por el ya mencionado catedrático Jesús G. Maestro. Para hacer de manera
operatoria y critica una línea de trabajo con los materiales literarios.
En ese sentido, se tiene como objetivo principal el analizar y criticar de manera eficiente la
creación de Flaubert a través de categorías teóricas sugeridas por el materialismo filosóficos en
el trabajo Contra las Musas de la Ira (2014). De las cuales se pueden mencionar: I.
Sustentación del objeto de estudio a la luz de los materiales literarios, distinguiendo así el
escritor, la obra literaria, el lector y el transductor; De igual manera, II. Delimitación del Espacio
de la obra literaria, donde es estudiado el aspecto antropológico, gnoseológico, ontológico y
estético de la obra en estudio; por otra parte, también se detalla sobre III. La Genealogía de la
obra literaria, la cual, aborda los modos y niveles de conocimientos; Y como último punto IV. La
explicación del texto (obra literaria) según Los tipos de literatura, ya sea Primitiva, Crítica,
Programática o Reconstructivista.
Por último, se espera que mediante el desarrollo del presente estudio se haya logrado
interpretar de manera critica el material literario Un corazón sencillo, para el enriquecimiento de
conocimientos. Asimismo, que las conclusiones de los resultados gocen de aspectos fructíferos
para seguir desarrollándonos como intérpretes o transductores de la literatura.

III. Genealogía de la obra literaria


1. Niveles de conocimiento: Prerracional o racional
De los dos tipos de conocimiento en que se organizan los saberes literarios, prerracionales y
racionales, en la obra Un corazón sencillo puede evidenciarse una composición basada en un
conocimiento racional. González Maestro (2014) hace referencia a los saberes literarios
racionales como aquellos que han sido concebidos partiendo de criterios y premisas ya sean
científicas o filosóficas, configurados en una dialéctica determinada indefectiblemente a manera
de symploké, bajo cuyo término se entiende una relación y organización racional, lógica y
sistemática de las ideas objetivadas en los materiales literarios.
De esta manera, en la obra en cuestión se pone de manifiesto una construcción lógica y
coherente de las ideas objetivadas y una relación de igual tipo en los materiales literarios,
puesto que el autor desarrolla racionalmente los temas literarios en la obra, así el lector, gracias
a dicha sistematización, fácilmente los asimila, haciéndose una idea panorámica de la
burguesía del siglo XIX, su forma de vida y sus antivalores, como la hipocresía, mediocridad y
egoísmo. Además, la obra y su discurso es racional porque, además de ser comprensible por
los aspectos más arriba mencionados, brinda los elementos esenciales para desarrollar un
análisis crítico y objetivo, esto gracias también a que los capítulos, párrafos y enunciados portan
una secuencia, del mismo modo, racional y lógica.
A lo largo de medio siglo, las burguesas de Pont-l’Evêque le envidiaron a madame
Aubain su criada Felicidad. [...] Nadie más tenaz que ella en el regateo. En cuanto a
la limpieza, sus relucientes cacerolas eran la desesperación de las demás criadas.
Ahorrativa, comía despacio, y recogía con el dedo las migajas del pan caídas sobre la
mesa; un pan de doce libras cocido expresamente para ella y que le duraba veinte
días (Flaubert, 1877/2003, pp. 7-9).
En marzo de 1853, le dio un dolor en el pecho; tenía la lengua como cubierta de
humo, las sanguijuelas no calmaron la opresión; y a los nueve días expiró, a los
sesenta y dos años recién cumplidos.
La creían menos vieja, por el pelo castaño, que le rodeaba el rostro pálido, picado de
viruelas. Pocos amigos la lloraron, pues sus maneras eran de una altivez que
distanciaba a la gente (Flaubert, 1877/2003, p. 58).
Asimismo, podemos encuadrar en el tipo de conocimiento racional a Un corazón sencillo, en
contraposición con los saberes literarios prerracionales, desarrollados anteriores al pensamiento
sistemático racionalista y científico o sin tomarlos en cuenta. Habida cuenta de ello, los saberes
literarios en la obra en cuestión son racionales, además, porque su contenido no evidencia en
ninguna situación algún contenido de corte mágico o sobrenatural. Si bien a Felicidad se la
presenta experimentando delirios y comportamientos extraños al final de su vida, este no es un
aspecto que menoscabe la racionalidad de la obra, ya que dichos sucesos no rompen con el
realismo planteado e igualmente responden a una causa que, racionalmente y científicamente,
puede explicarse y que en la misma obra se evidencian: experiencias trágicas a lo largo de su
vida, aunque las más fuertes las vive entrada ya en edad, y su agravada neumonía, que la
oprimía eventualmente con fiebres y la hacían escupir sangre.
Aumentaron las opresiones de la fiebre. Felicidad estaba muy triste por no hacer nada
para el altar. ¡Si siquiera hubiera podido poner algo en él! Entonces pensó en el loro.
Eso no estaba bien, objetaron las vecinas. Pero el cura dio permiso (Flaubert,
1877/2003, p. 61).
De vez en cuando Felicidad hablaba a unas sombras (Flaubert, 1877/2003, p. 62).
Empezó la agonía. Un estertor, cada vez más precipitado, le levantaba las costillas.
Le salían espumarajos por las comisuras de la boca, y le temblaba todo el cuerpo [...];
y cuando exhaló el último suspiro, creyó ver en el cielo entreabierto un loro
gigantesco planeando sobre su cabeza (Flaubert, 1877/2003, pp. 64-65)
2. Modos de conocimiento: Críticos o acríticos
En Un corazón sencillo, el modo de conocimiento evidenciado es acrítico, puesto que, como
lo define González Maestro (2014), son conocimientos culturales fundamentados en un
racionalismo idealista y en una lógica ideológica. Siguiendo con lo planteado por este autor,
esta clasificación acuerpa tres tipos principales de conocimiento: ideología, teología y
pseudociencia, los cuales son característicos de una cultura civilizada. Un elemento más se
añade a esta clasificación: la tecnología, la cual, a diferencia de los tres anteriores, es ajeno a la
sofística y está implicado en un racionalismo materialista y lógico-científico.
En primer lugar, de acuerdo a lo planteado por González Maestro (2014), la ideología se
define como un discurso apoyado en creencias, apariencias o fenomenologías y que constituye
la visión del mundo en sus aspectos históricos, políticos y sociales; estos tres tipos de intereses
prácticos inmediatos, que pueden identificarse con un grupo social, determinan sus contenidos
materiales. El origen de la ideología se encuentra en la fragmentación de las mitologías a causa
del desarrollo del racionalismo y la ciencia y esta se caracteriza siempre por ser “una
deformación aberrante del pensamiento crítico (ciencia y filosofía)” (González Maestro, 2014, p.
37). Cabe destacar, siguiendo esta línea, que toda ideología apunta al idealismo, al dogmatismo
y, por supuesto, a un determinado grupo que, por oposición a otros, construye idealmente su
“identidad” particular.
Otro elemento es la teología, la cual se define como una forma de conocimiento cultural en la
que se desarrollan las religiones teológicas, originadas por el impacto racionalista ejercido por la
ciencia y la filosofía sobre las mitologías y las creencias de las religiones secundarias. El
racionalismo, cristiano, cabe mencionar, “es un racionalismo evidentemente idealista, no
materialista, del mismo modo que su lógica es una lógica psicologista, no científica, y su
filosofía es una filosofía acrítica y retórica” (González Maestro, 2014, p. 117). En lo que respecta
a las creencias, son sistemas de conceptos e ideas igual que las ideologías, pero, a diferencia
de estas, no precisan formal y necesariamente una relación dialéctica que especifica a un grupo
social y que se define en el conflicto con otros grupos sociales. El racionalismo de las creencias
es generalmente un racionalismo acrítico, que no entra en juicios al irrumpir en el campo de los
dogmas, fideísmos y credos (González Maestro, 2014).
Otro de los elementos es la pseudociencia, que acuerpa discursos irracionales que simulan
argumentos racionales y que responden a objetivos primarios y prácticos, favoreciendo,
además, el estado de aislamiento del individuo y una sociedad desorganizada, a través de sus
normas incoherentes; y la tecnología, diferente a los tres elementos anteriores porque conlleva
implicaciones de un racionalismo materialista y lógico-científico, entendido como la aplicación
del conocimiento científico con el fin de manipular a la naturaleza, sujeta al servicio del hombre
y dominada considerablemente por él (González Maestro, 2014).
Habida cuenta de lo anterior, en la obra se evidencia un discurso acrítico ideológico, en cuya
sociedad civilizada que el autor recrea literariamente, se manifiesta una ideología dominante
que refleja las ideas de dichos grupos dominantes (burguesía). No obstante, dicha objetivación
no pretende alcanzar una resolución crítica de los hechos planteados en la obra, donde
Felicidad a lo largo de la obra, muestra resignación y lealtad a su señora:
Felicidad la lloró como no se llora a los amos. Que la señora muriera antes que ella
no le cabía en la cabeza, le parecía contrario al orden de las cosas, inadmisible y
monstruoso (Flaubert, 1877/2003, p. 58).
Asimismo, se refleja un discurso acrítico confesional, manifestado como una utopía idealista
por parte de Felicidad, en la cual se cobija aceptando su condición y desventuras
resignadamente:
Felicidad se levantaba al amanecer, para no perder la misa, y trabajaba hasta la
noche sin interrupción; después, terminada la cena, en orden la vajilla y bien cerrada
la puerta, tapaba los tizones con la ceniza y se dormía ante la lumbre con el rosario
en la mano (Flaubert, 1877/2003, p. 9).
En su vida se encontraban las sementeras, las cosechas, los lagares, todas esas
cosas familiares de que habla el Evangelio; el paso de Dios las había santificado; y
amó más tiernamente a los corderos por amor del Cordero, a las palomas por el
Espíritu Santo. En cuanto a los dogmas, no entendía nada, ni siquiera intentó
entender (Flaubert, 1877/2003, pp. 26-27).
Además, como ya se ha mencionado en apartados anteriores, el simbolismo religioso-
confesional se evidencia fuertemente en la relación que Felicidad establece entre el Espíritu
Santo y Lulú. En un inicio manifiesta que le resulta trabajoso imaginar la persona y figura del
Espíritu Santo, dadas las múltiples representaciones que de él se tienen; no obstante, tras una
prolongada contemplación del cuadro de Epinal, observa similitudes con el loro: en sus
purpúreas alas y su cuerpo de esmeralda, vio ella el vivo retrato de Lulú:
Se unieron en su pensamiento, santificado el loro por aquella relación con el Espíritu
Santo, que así resultaba para ella más viva y más inteligible. El Padre, para
expresarse, no había podido elegir una paloma, porque estos animales no tienen voz,
sino más bien un antepasado de Lulú. Y Felicidad rezaba mirando la imagen, pero de
vez en cuando se volvía un poco hacia el pájaro (Flaubert, 1877/2003, p. 57).
El aspecto de la tecnología, aunque rústico, logra evidenciarse cuando Felicidad lloró tanto al
encontrar muerto a Lulú que su ama le aconseja disecarlo:
Por fin llegó, y llegó espléndido, muy erguido en una rama de árbol atornillada en una
peana de caoba, una pata en el aire, la cabeza entornada, y mordiendo una nuez,
que el disecador, por amor a lo grandioso, había pintado de purpurina (Flaubert,
1877/2003, p. 55).
CONCLUSIÓN
En lo que respecta a la genealogía de la literatura, en la obra se presentan un tipo de
conocimiento racional y un modo de conocimiento acrítico. El tipo de conocimiento racional se
manifiesta en la construcción lógica y coherente de las ideas objetivadas, relación que también
se hace evidente en los materiales literarios, ya que el autor desarrolla racionalmente los temas
literarios en la obra, pudiendo el lector, de esta forma y gracias a la secuencia lógica y
coherente del discurso, hacer operatoria dicha obra literaria, mediante la comprensión y el
análisis. Contrario al conocimiento prerracional, además, la obra no presenta ninguna situación
mágica o sobrenatural, situándose en una recreación de la burguesía del siglo XIX y su estilo de
vida. Por otra parte, el modo de conocimiento acrítico se evidencia, predominantemente, en el
discurso acrítico ideológico y confesional, presentando una ideología que refleja las ideas de la
burguesía como grupo dominante, sin pretender alcanzar una resolución crítica de los hechos
planteados, donde, respecto a su condición, Felicidad se muestra resignada, acogiéndose a la
religión, y brindando lealtad a su señora.
IV. Explicación del texto (obra literaria) según los tipos de literatura
La obra Un corazón sencillo está posicionada dentro de la genealogía planteada por
González Maestro (2014) como una Literatura programática o imperativa, siendo esta “aquella
que se construye sobre un racionalismo acrítico, es decir, que sus artífices, obras y agentes
trabajan en la combinación de tipos de conocimiento racional y modos de conocimiento acrítico”
(p. 156), los cuales han sido previamente identificados dentro de la obra que ha servido como
objeto de estudio de la presente investigación. Asimismo, como se planteará más adelante, se
puede observar una correspondencia con lo establecido por González Maestro (2014) respecto
a la literatura programática o imperativa:
[Q]ueda desposeída de sus competencias y posibilidades críticas [...] nace de
una voluntad sofista y de un uso demagógico de las posibilidades conquistadas
por el pensamiento humano, el cual, neutralizada o desvanecida la crítica,
queda subordinado a los intereses de una ideología, un credo” (p. 159)
De la misma forma, González Maestro (2014) expone que la literatura programática o
imperativa se efectúa en correspondencia por pseudociencias, ideologías, tecnologías y la
teología. De este modo, se observa fácilmente que estas cuatro formas de conocimiento son el
resultado del uso acrítico del racionalismo, es decir, del aprovechamiento deturpado del avance
de la razón. Dicho de otra forma, se razona, pero sin criticar. Esto es reflejado en Un corazón
sencillo, al sostener como modo de conocimiento la ideología cristiana, la cual se ve
mayormente expuesta en la fe que la protagonista sostiene como medio para alcanzar una
utopía a través de esta, dejando de lado el aspecto crítico.
Asimismo, el carácter racional de la obra se manifiesta claramente cuando el autor expone
tanto un mundo sensible como también un eje real de los hechos en que se desenvuelve la
sociedad de la época; en este caso, identifica el problema clasista y dominante que se sufre.
Sin embargo, pese al razonamiento que se ejecuta, esta obra queda privada de una resolución
lógica, racional o crítica. Como reflejo de ello, la historia presenta a una sierva al servicio de su
ama, madame Aubain: Felicidad, que resulta carecer de pensamiento crítico o emancipador, e
ignora el ímpetu que la arremete. Así, en ningún momento se tiene el interés de enfrentar la
situación a través de la lucha crítica, sino más bien, hace uso de la conformidad, la resignación
en la fe o ideología cristiana, viviendo en una utopía idealista.
CONCLUSIÓN.
Un corazón sencillo, es un ejemplo claro de literatura programática o imperativa, pues se
construye en base al tipo de conocimiento racional y modo de conocimiento acrítico. Es decir,
se razonas más no se critica. Recuérdese que un rasgo que distingue esta clase de literatura es
la subordinación del pensamiento crítico por los intereses de una ideología o un credo. De este
modo, los personajes, especialmente la protagonista se aferra al credo cristiano como elemento
necesario para brindarle conformidad y abstenerse al cambio de su condición a través de la
lucha critica.

REFERENCIA
Flaubert, G. (2003). Un corazón sencillo. El Cid Editor. (Original publicado en 1877).
https://elibro.net/es/ereader/biblioues/36227
González Maestro, J. (2014). Contra las musas de la ira. Pentalfa

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