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Ahimsa diseña, fabrica y vende

bolsos y accesorios con


materiales de piña y nopal
Iniciativa se basa en modelo de economía circular y
utiliza textil creado con fibra de hojas de piña y nopal

Por Carlos Cordero Pérez19 de febrero 2022, 6:00 AM

Conversando con una amiga, Yorleny Jiménez —quien es de Calle


Blancos, Goicoechea— quedó con la inquietud de los problemas que
generan las hojas o el rastrojo de las piñas, empezó a investigar y vio
que se podía obtener una fibra vegetal para crear productos como
bolsos y accesorios.

La idea dio origen a su emprendimiento Ahimsa, que hace alusión a no


violentar el ambiente ni a los animales. Las primeras muestras con
clientes tuvieron éxito, pero para ella la tarea va más allá de ofrecer
unos diseños bonitos. “La intención es que los consumidores se den
cuenta de esta alternativa de productos artesanales, de calidad y
exclusivos”, dice Yorleny.

Ella es consultora en comercio internacional, logística y aduanas,


servicios que todavía brinda. Estudió y ha sido docente de la
Universidad de Costa Rica (UCR) y de Fundepos. Luego trabajó en DHL
y en Banacol de Costa Rica, una empresa de capital colombiano, con
funciones en la importación y la exportación de insumos y productos
perecederos.

En 2013 se independizó para brindar servicios profesionales. Seis años


depués, conversando con una amiga que trabaja con una asociación de
pequeños productores de piña de la Zona Norte, comentaron los
problemas del rastrojo, que genera moscas, contiene residuos de
agroquímicos y debe ser quemado, lo que contamina ambiente.

Ambas comentaron que habían leído que a partir de las hojas se


obtenía una fibra, generar un textil vegetal y crear productos. Yorleny
empezó a investigar más.

Yorleny Jiménez fundó Ahimsa dentro del modelo de economía circular. (Foto para EF)
Los productos son fabricados con textiles vegetales a partir de fibra de hojas de piña o cactus.
Se crea un producto distinto y exclusivo para cada cliente. (Foto para EF)

Encontró en España una empresa que utilizaba materiales que adquiría


en Filipinas. En la investigación se dio cuenta de la situación creada por
el consumismo con la ropa que usamos cada día para todo tipo de
actividades. Y quedó impactada.

Los consumidores compran y desechan la ropa según la moda que llega


con cada estación, en el caso de los países desarrollados, bajo el
modelo de “ropa rápida”. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ubica a la industria de la moda como
la segunda más contaminante del mundo .

El rubro del vestido utiliza cada año 93.000 millones de metros cúbicos
de agua, un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco
millones de personas. La UNCTAD alerta también que cada año se tiran
al mar medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a tres
millones de barriles de petróleo. Hay otros datos de su impacto.

La producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto


de invernadero; se botan al mar alrededor de medio millón de toneladas
de microfibras al año; se emiten unos 1.200 millones de toneladas de
dióxido de carbono; y las fábricas usan colorantes y producen residuos
que contaminan ríos y el ambiente.

“Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente


a un camión de basura”, dice Yorleny. “¡Por un jeans se usan 10.000
litros de agua! Se debería buscar productos o subproductos que puedan
reutilizarse, generando otros productos de alta calidad, estéticamente
bonitos y útiles. Y tenemos que aprender a reutilizar esos productos”.
En la presentación de los productos de Ahimsa, Yorleny es acompañada por su hermana
Karla, quien es diseñadora. (Foto para EF)

En Costa Rica se puede disponer de esos materiales por el gran


volumen de desechos que se generan en los cultivos. La hoja o rastrojo
se usa completamente para extraer la fibra y, lo que queda, para
biocombustible o fertilizante orgánico. Con la fibra y el textil natural se
puede sustituir el cuero animal y los materiales sintéticos.

Yorleny inició, a principios de 2020, un programa de mercadeo en


Fundepos. En el primer curso, en febrero de ese año, tenia que
desarrollar un proyecto. Era la oportunidad.

En abril y mayo, en medio de confinamiento, Yorleny siguió los cursos


de Fundepos en forma virtual y paralelamente inició el programa de
emprendimientos de la Agencia Universitaria para la Gestión del
Emprendimiento (AUGE UCR). Aquí planteó dos ideas: desarrollar el
textil vegetal o producir bolsos y accesorios. La idea de producir el
material no era factible, pues requería mucha inversión. La de crear
productos, sí.

En AUGE le dejaron la tarea de crear unas muestras con este material y


los probara con algunos clientes. Junto con su esposo Jorge Barboza,
quien es escultor, empezó a crear y a confeccionar los primeros
diseños. Jorge tiene una empresa donde fabrica estuches para
instrumentos musicales, Estuches Ferreous, y en el confinamiento los
pedidos dejaron de llegar.

Ahimsa creó una caja de madera artesanal para los empaques de las entregas. (Foto para EF)

Entre ambos empezaron a crear las primeras muestras. Utilizaron vinilo,


con el objetivo de adquirir práctica. Ella hacía el diseño, ambos cortaban
el material y Jorge cosía el bolso. Primero a mano. Luego en máquina
de coser.
Después pasaron a utilizar unos metros de textil vegetal que Yorleny
había importado de España, poco antes de la pandemia, de la
empresas que había localizado. La prueba fue positiva. Surgió, empero,
un problema.

La fábrica de España había cerrado desde marzo hasta octubre de 2020


y no se podía traer más material. Cuando reabrió, sin embargo, tenía
pendientes pedidos y habían aumentado los costos y las dificultades de
los fletes, incluso por avión.

Yorleny ubicó otra fábrica en Italia que creaba textiles a partir de


desechos de uvas, pero solo vendían en altos volúmenes. En México
otra empresas creaba un textil vegetal de cactus o nopal. Mandó a
comprar unos metros de este último. Las pruebas dieron resultados,
pues a las personas que utilizaban los productos de muestra les había
gustado el diseño y la propuesta de valor. Solo que para finales de 2020
no podía aventurarse.

Aunque no podía seguir en AUGE ni empezar a producir, pues carecía


de recursos para invertir y traer sufientes material, ella mantiene la idea
de ser pionera en usar materiales alternativos, impulsar la fabricación de
los textiles orgánicos en Costa Rica, generar encadenamientos
productivos con mujeres jefas de hogar que pudieran coser las piezas y
fabricar productos con otros productos según el enfoque de economía
circular.

En agosto de 2021, Yorleny logró importar un poco de material y creó


una segunda generación de productos, que son los que actualmente
muestra y comercializa: bolsos, carteras y accesorios para hombres y
mujeres, fabricados con textiles de piña y nopal. También está
pensando en diseñar billeteras. Yorleny asegura que una ventaja del
material es su duración, hasta diez años, y que la calidad es similar a la
de cuero.

Primero quiere dar a conocer sus creaciones, producir bajo pedido, y


que los conozcan como productos de diseño exclusivo para cada
persona, hechos con material textil natural innovador, libre de sacrificio
animal, sustentable y en el modelo de economía circular.

“El plan ahora es posicionar la marca”, responde Yorleny. “Posicionar


que es un diseño para cada cliente, con un certificado de exclusividad y
que los clientes vean la calidad del producto. El enfoque es la
exclusividad”.

Fuente: https://www.elfinancierocr.com/pymes/historias/ahimsa-disena-fabrica-y-vende-bolsos-
y-accesorios/HSBW72WUNZHJZDDFMVSQOOMU5Y/story/

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