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14-a, Una madre asiste a una reunión con su familia.
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jes de las Escrituras, pida a las hermanas que presten atención a los
deberes que se mencionen en cuanto a los padres. En seguida de ca-
da referencia, anote los deberes que se mencionen.
No hay honor más alto que una mujer pueda obtener que el ayudar en
el plan divino de traer hijos espirituales a la tierra y “enseñarles a orar
y a andar rectamente delante del Señor”. Una mujer hallará gran ale-
gría y regocijo al ser una madre sabia y digna y al criar hijos buenos.
Esta contribución a la humanidad es más grande que cualquier otra vo-
cación (véase N. Eldon Tanner, “Ser mujer es el más alto honor”,
Liahona, junio de 1974, págs. 37–41).
Debido a que el trabajo diario por lo general hace que los padres estén
fuera del hogar, ellos tal vez no tengan tantas oportunidades de influir
en sus hijos, como lo hacen las madres. A menudo parece que las ma-
dres surten mayor influencia en determinar la vida de sus hijos. (Véase
Heber J. Grant, Gospel Standards, comp. G. Homer Durham, 1941, pág.
152.) Ésta es la razón por la que es tan importante que las madres per-
manezcan en el hogar para cuidar ellas mismas a sus hijos. Ellas deben
hacer el esfuerzo de no dejarlos al cuidado de otras personas. Nuestros
líderes han pedido a las madres que no trabajen fuera del hogar a me-
nos que sea absolutamente necesario.
“Aun si las circunstancias requieran que las madres de familia traba-
jen… no deben desatender los cuidados y deberes en el hogar, particu-
larmente en la educación de los hijos” (véase Harold B. Lee, “Mantén
tu lugar como mujer”, Liahona, julio de 1972, págs. 4–5).
Las mujeres que se quedan para criar solas a su familia, o que ya han
criado a su familia y cuyos esposos las han dejado solas, tienen dere-
cho a recibir ayuda especial de los líderes del sacerdocio. El presidente
Harold B. Lee dijo lo siguiente a una mujer que se había quedado sola
con ocho hijos: “ ‘No se sienta sola porque su esposo no está con usted.
Manténgase cerca de sus maestros orientadores y cerca de su obispo’.
Con una sonrisa, ella le contestó: ‘Hermano Lee, tengo los mejores ma-
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14-b, Una joven estudia para prepararse para futuros llamamientos.
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14-c, Una hermana enseña una clase de niños.
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Preparación de la maestra
Antes de presentar la lección debe hacer lo siguiente:
1. Estudiar en el manual Principios del Evangelio, el capítulo 36: “La fami-
lia puede ser eterna” y el capítulo 37: “Responsabilidades familiares”.
2. Repasar la lección 13 de este manual: “La mujer y el sacerdocio”.
3. Preparar el póster que se sugiere en la lección o escribir la informa-
ción en la pizarra.
4. Asignar a los miembros de la clase que presenten cualquier relato,
pasaje de las Escrituras o citas que usted desee.
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