Está en la página 1de 3

La Historia es una cronología limitada de eventos, cambios y evoluciones que nos

puede ayudar a comprender el momento actual. Y decimos limitada porque nuestros


conocimientos sólo empiezan en un determinado momento -aunque la realidad haya
existido con anterioridad- y terminan en otro momento -el presente- aunque sabemos
que tras nosotros no vendrá el diluvio y la crónica de la existencia humana, la Historia,
seguirá avanzando.

Como la Historia, la lengua ya existía antes del momento en el que los manuales nos
dicen que se encontraron los primeros indicios de actividad humana o de producción
lingüística; y aunque los manuales terminan las historias, sabemos que la lengua
continuará cambiando, adquiriendo nuevas palabras, perdiendo otras, desarrollando
nuevas estructuras gramaticales, etc.

Pero a diferencia de la Historia, en la de la lengua no tenemos una respuesta clara a los


interrogativos cuándo, dónde INICIO EL LENGUAJE y quién fue su precursor, aunque
podemos aproximarnos al cómo y al por qué. Por eso, cuando mencionamos fechas,
lugares y nombres, debemos entender éstos como simples puntos de referencia de una
realidad temporal, geográfica y humana mucho más extensa.

 1.2. Cronología 
Cuando hablamos de historia de la lengua, las fechas y los nombres coinciden con la
realidad sólo de una manera referencial, por eso es conveniente demarcar por períodos
las transformaciones habidas. Esta periodización podríamos realizarla teniendo en
cuenta criterios internos de la lengua, es decir, organizaríamos esta historia siguiendo
la cronología de las transformaciones fonéticas, morfológicas, etc. de la lengua, o
teniendo en cuenta criterios externos, extralingüísticos, como pueden ser los sucesos
históricos o las épocas literarias. La Escuela Española de Lingüística (Rafael Lapesa,
Rafael Cano, etc.) establece una serie de capítulos en los que los temas de evolución
interna se entremezclan con los que se refieren al contexto histórico o a la creación
literaria. Nosotros seguiremos, aproximadamente, esta organización.

* ( -218 a.C.) Prehistoria. Lenguas de Iberia antes de la conquista de la Península por el


imperio romano.

* (218 a.C.- 411 d.C.) Roma y la(-s) lengua(-s) de Roma. Romanización de Hispania. 

* ( - ) Del latín al romance español. Breve resumen de cómo el latín hablado se


transforma en romance español.

* (411 - 711) Pueblos invasores. Con la debilitación y desaparición del imperio


romano, otros pueblos invasores (visigodos y árabes) inician su aportación a la lengua y
la cultura peninsular.

* (1000) Edad Media. Las lenguas romances en la península Ibérica. Expansión del


castellano. Alfonso X el Sabio. Características del español medieval. Incluimos también
el siglo XV en este capítulo aunque estrictamente hablando este siglo no forma parte
de la Edad Media.
* (1500-1700) Siglo de Oro. Momento histórico de producción literaria febril tanto
cuantitativa como cualitativamente.

* (1700-1900) El español después del Siglo de Oro. XVIII y XIX. La transformación de


la lengua se desacelera y los cambios ocurridos son principalmente léxicos.

1.3. ¿Por qué "español" y no "castellano"? 


Cuando en el siglo XVI los distintos territorios de la Península, salvo Portugal,
empezaron a recorrer la historia bajo un mismo gobierno y dentro de una misma
unidad política, la lengua adoptada fue la de Castilla, el castellano. Al convertirse en la
lengua de la mayoría de los territorios peninsulares, empieza a llamársele "español".

Los motivos para la elección del castellano son varios. Mencionaremos


aquí dos:
1) mayor número de hablantes de castellano en la nueva comunidad y 
2) 500 años de uso previo como lengua franca de las comunidades
lingüísticas peninsulares.

Es precisamente este español -que no castellano- el que los conquistadores castellanos,


extremeños, vascos, etc. llevarán a América a partir de 1492.

Estos conquistadores (aventureros, soldados, comerciantes, nobles) antes


de poder embarcarse a la aventura de la travesía a América debían pasar
largas temporadas en Sevilla esperando a que partiese un barco que los
llevase al Nuevo Mundo. Esta estancia obligada en tierras andaluzas junto
con la también obligada convivencia con los demás pacientes “viajeros”
procedentes de todas las regiones hizo que la lengua que llevaban a
América fuese una lengua compartida por todos ellos -el español- con
algunas características propias de las variantes sevillana o andaluza
debidas al prolongado contacto con los hablantes locales.

Nosotros hablaremos de castellano para referirnos al romance utilizado en Castilla


durante la Edad Media y español para la lengua que durante el Siglo de Oro toma su
casi definitiva forma hasta la actualidad.

En la actualidad ambos términos, español y castellano, tienen igual validez entre los
hispanohablantes. Para nosotros, castellano es la variante dialectal del español que se
habla actualmente en Castilla, España; y español, esa lengua estándar que utilizan cerca
de 500 millones de hispanohablantes para comunicarse entre sí y que aglutina miles de
dialectos, cada cual con su nombre -murciano, porteño, spanglish, etc.- , y uno de los
cuales es el castellano.

De este castellano de la Castilla del siglo XXI podríamos mencionar varias


diferencias con el español estándar; sólo mencionaremos dos, una de
fonética y otra de morfología. El castellano pronuncia el grupo [kt] como
[θt] en palabras como perfecto [perfécθto] donde el español estándar
diría [perfékto]; y utiliza el condicional allí donde el español usaría el
imperfecto de subjuntivo, como en Quería que vinieses/vinieras. (esp.)
Quería que vendrías. (cast.).

1.5. ¿De quién es esta historia? 


La Historia, en principio, es del que la escribe, por eso los historiadores romanos,
españoles o ingleses nos han legado una imagen muy poco positiva de los pueblos
"bárbaros" que no querían dejarse conquistar.

La historia del español, en este caso, no es del que la escribe, sino de todos los que le
han precedido con su trabajo, sus investigaciones y sus enseñanzas. Esta historia del
español es de ellos. Por eso, y aunque en las páginas de bibliografía se mencionarán los
nombres de aquéllos a los que se deben estas páginas, queremos aquí mencionar a
cinco de ellos, verdaderos autores -aunque no editores- de estas páginas: Ramón
Menéndez Pidal, Rafael Lapesa, Vicente García de Diego, Rafael Cano Aguilar, Veikko
Väänänen.

También lo son: E. Alarcos Llorach, M. Alvar, A. Alonso, M. Ariza Viguera, K.


Baldinguer, W. Bahner, J. Corominas, E. Coseriu, M. C. Díaz y Díaz, Mª T.
Echenique, E. Gamillsheg, C. Lleal, E. López Estrada, S. Mariner Bigorra, R.
Penny, G. Servat, H. Urrutia, M. Álvarez, R. Wright, etc.

También podría gustarte