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SER MUJER EN EL MERCADO LABORAL

JAPONÉS Y LATINOAMERICANO
Por: Levi

22 de noviembre de 2020
Fuente: https://www.holajapones.com/la-mujer-japonesa-en-el-mercado-laboral/

La incorporación de las mujeres al mundo laboral ha sido un proceso lento aún sin concretar; sin embargo,
cada vez son más las que logran terminar sus estudios universitarios y alcanzar altos puestos en sus
trabajos. Las mujeres han logrado insertarse en áreas como la política y la ciencia, a diferencia de lo que
sucedía en años anteriores. Si bien este proceso se está experimentando a nivel mundial, en Hola
Japonés queremos hablarte de las mujeres de Latinoamérica y Japón. ¿Cómo ha sido para ellas este
proceso? ¿Cuáles han sido sus dificultades, sus mejoras, sus obstáculos? ¿Qué sucede en la actualidad con
ellas? – Son algunas de las preguntas que esperamos responder en este artículo, para acercarte más a
Japón y su realidad, que a veces no es tan diferente a la nuestra. La verdad sobre la mujer japonesa en el
mercado laboral la encontrarás aquí.

Incorporación de la mujer japonesa y latina al mercado laboral


¿Sabías que en Japón las mujeres entraron al mundo laboral antes que las mujeres de América Latina? –
Suena extraño, pero efectivamente, a partir de 1980 hubo un aumento de mujeres en el ámbito laboral. Una
de las razones es que en Japón aparecieron nuevos mercados en ese periodo y las leyes favorecían a las
mujeres que deseaban trabajar. Pese a ello, la mayoría inició en “trabajos basura” o menores; no fue hasta
el cambio de siglo que se empezaron a producir verdaderos cambios. Incluso en la actualidad hay una
lucha por parte de las mujeres japonesas para poder concretar su educación universitaria y así formar
parte del mundo laboral.

En América Latina en tanto, la presencia femenina comienza a observarse hacia finales de 1990. Si bien es
cierto que muchas mujeres ya trabajaban a lo largo y ancho de nuestro continente, éstas realizaban
ocupaciones relacionadas con el servicio doméstico u otros tipos de “trabajos menores” que no daban
opción respecto a una mejora laboral, aumento de sueldo o promociones a nuevos cargos. Además de esto,
en general, las mujeres no contaban con grados de escolaridad y debían lidiar con la pobreza. Lo anterior
es una descripción solo para contextualizar la situación que vivían las mujeres en ambos extremos del
planeta. Veamos cómo ha ido evolucionando la escena local y nipona.

Nivel de escolaridad y educación superior


Durante la Restauración Meiji (1868-1912), se forjaron las bases del sistema educacional japonés. Uno de
sus decretos señalaba que la escolaridad debía ser pareja, con el fin de que todas las personas pudieran
contribuir al desarrollo del país. Bajo esta premisa, la mujer japonesa tuvo acceso a la educación primaria
y secundaria; sin embargo, la diferencia se producía en los estudios universitarios, pues en ese entonces
(y en la actualidad) los hombres continuaban constituyendo una gran mayoría de la masa estudiantil.

En Latinoamérica, la situación era un poco diferente. Si bien el sistema educacional y la fundación de


escuelas se desarrolló un poco antes que en Japón, las mujeres constituían una minoría en los colegios y,
en consecuencia, los hombres fueron los primeros en alcanzar altos niveles de escolaridad. Cabe
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considerar que las razones por las cuales las mujeres de América Latina tardaron más en acceder a la
educación, están relacionadas principalmente con los índices de pobreza, lo aislado de las poblaciones
rurales y el alto grado de analfabetismo. Frente a ese contexto, solo las mujeres de clase alta o con una
situación privilegiada podían estudiar. Las mujeres que no ingresaban al colegio, proporcionaban servicios
domésticos desde temprana edad para poder subsistir. Actualmente, el panorama de América Latina ha
cambiado. Hay una mayor cantidad de mujeres que ingresan a la educación superior, obtienen un título
profesional y pueden ejercer su profesión.

Inicios de la incorporación de la mujer japonesa y latina en el mercado


laboral
El contexto de la mujer japonesa y latinoamericana era complicado por varias razones que veremos más
adelante, no obstante, el número de mujeres interesadas en completar sus estudios universitarios e iniciar
su vida laboral ha ido en constante aumento desde comienzos del año 2000. El proceso de la mujer
japonesa ha sido más lento. Recordemos que Japón recién se está adaptando a los cambios de la
modernidad y las reformas laborales para las mujeres japonesas iniciaron en 1986. Solo últimamente se
están rompiendo los estereotipos de la mujer como la encargada del cuidado del hogar y de los hijos.
Hasta el día de hoy, la mujer japonesa realiza trabajos irregulares que no tienen aumento de sueldo y son
temporales, es decir, están sujetas a despido tras cumplir el plazo estipulado. Por otro lado, las trabajadoras
japonesas, sobre todo las más jóvenes, están buscando ser parte del mercado laboral en áreas que no
son consideradas “adecuadas” para ellas como, por ejemplo, la medicina, la ciencia y la política. Se podría
decir que, en Japón, la presencia femenina en el ámbito laboral aún es limitada, pero va en aumento.

En América Latina, es posible decir que existe mayor presencia femenina en lo laboral si lo contrastamos
con Japón. De este lado del mundo encontramos más mujeres cuyos trabajos son estables. A su vez, hay
carreras universitarias dominadas por la presencia femenina. Poco a poco las mujeres han mostrado su
interés en áreas que hasta a hace poco se relacionaban solo con los hombres.

¿Cuál es la diferencia entre la realidad de la mujer japonesa y de la


latinoamericana en el mercado laboral?
Una de las principales diferencias es que, en Japón, las mujeres aún no pueden lograr su independencia
económica, a diferencia de la mujer latina. En Japón todavía existe el pensamiento de que el hombre es
quien proporciona el sustento económico, razón por la cual el sueldo base de la trabajadora japonesa es
muy bajo, lo que tarde o temprano la obliga a depender de su marido. Muchas mujeres deciden
abandonar los estudios y sus puestos de trabajo para dedicarse al hogar. Esto último tiene que ver, por un
lado, con el rol tradicional de la mujer otorgado por su cultura y, por el otro, con el mercado laboral que no
ofrece el resguardo necesario a sus trabajadoras. En cambio, si bien la mujer latinoamericana se vio en la
necesidad de trabajar para ayudar a sustentar los gastos del hogar, con el paso de los años desarrolló un
interés por conseguir su independencia económica y obtener estabilidad. Incluso, muchas han decidido
posponer la maternidad y el formar una familia con el fin de lograr la realización profesional. Ahora, te
hablaremos de las ventajas y desventajas que rodean el mundo laboral de la mujer tanto en Japón como
en Latinoamérica.

Resguardo y protección a la maternidad


Una de las cosas más complejas para las mujeres es poder equilibrar el trabajo con la maternidad. Japón
cuenta con la ley de baja maternal promulgada en 1992, según la cual la mujer y el hombre pueden
abandonar su puesto de trabajo durante un año para cuidar del recién nacido. Pasado este periodo, la
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trabajadora o el trabajador puede regresar a su puesto de trabajo y el gobierno le proporcionará jardines
que se harán cargo del infante hasta que pueda escolarizarse. Lamentablemente, esto no pasa de ser letra
muerta. La realidad nos dice que la nueva mamá volverá a un puesto de menor jerarquía o tendrá que partir
desde cero.

En América Latina, existe el post natal. Una vez que nace el bebé, la madre tiene unos cuantos meses para
cuidarlo y luego de ello deberá regresar a su trabajo. Por lo general, estos no son meses suficientes cuando
pensamos en lo que implica la maternidad; sin embargo, la mujer latina puede volver al mismo puesto de
trabajo que dejó. Sin duda, también hay ocasiones en las que pueden ser despedidas pasado estos meses,
por ende, la maternidad sigue implicando un riesgo para la mujer trabajadora también en Latinoamérica.

Inestabilidad v/s estabilidad laboral de la mujer japonesa y latina en el mercado


laboral
La situación laboral de la mujer japonesa se caracteriza por ser inestable. Como mencionamos
anteriormente, muchas de ellas se desempeñan en trabajos irregulares sujetos a despido, ya que el
campo laboral al que puede acceder es, en cierto sentido, limitado. En cambio, para la mujer latina
existe mayor estabilidad laboral. Tanto la mujer profesional como la no profesional pueden mantener sus
trabajos por largos periodos de tiempo. Para clarificar un poco más esta situación, los trabajos irregulares
en Japón pueden durar una cantidad de años que puede ir de 1 a 4 años. Por ello, tarde o temprano son
despedidas o simplemente abandonan su actividad laboral. En Latinoamérica, la mujer puede conservar su
puesto de trabajo por varios años, esto, sin considerar en profundidad las condiciones laborales a las que
está sometida.

Horario de trabajo
Uno de los problemas que tiene Japón, es el exceso de horas laborales que realizan sus trabajadores. Tanto
hombres como mujeres trabajan más horas de lo requerido a la semana, y la carga laboral de las mujeres
parece superior, por lo que sus horas extra superan en algunos casos las de sus colegas. Esto hace que
muchas de ellas decidan abandonar el mundo laboral, pues resulta ser un panorama agotador. Al
contrario, la mujer latina tiene horarios de trabajo mejor definidos. Si bien es cierto que hay trabajos que
sobrepasan los límites, no es una realidad común que aplique a todos los tipos de trabajo como es el caso
de las horas extra en Japón.

Desventajas para la mujer japonesa y latina en el mercado laboral


Existen problemáticas comunes para las mujeres japonesas y latinas, como lo son el acoso laboral, la
discriminación, la presión social, la escasa legislación que existe para resguardar a la mujer trabajadora y la
brecha salarial.

Acoso laboral
En Japón el acoso laboral es todo un tema. La mujer japonesa está expuesta en su trabajo a recibir críticas y
a ser juzgada por elegir trabajar en lugar de encargarse de los asuntos domésticos. A su vez, si no es madre
o no está casada las críticas son aún peores. Este tema, es un poco distinto en América Latina, donde el
acoso está más relacionado con áreas que se entienden como masculinas o femeninas. Es decir, la mujer
recibe acoso o críticas si está en un mercado dominado por hombres. Otra cara del acoso laboral tanto
en Japón como en América Latina es el acoso sexual en el ámbito del trabajo, del cual hay numerosas
víctimas en ambos hemisferios.

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Discriminación
Lo anterior nos lleva al siguiente punto: la discriminación. En ambos casos, la mujer muchas veces es
discriminada por el hecho de que en algún momento podría ser madre, lo cual no es conveniente para
ninguna organización, pues esto significa que eventualmente un puesto de trabajo quedará vacío por un
cierto periodo de tiempo. Esto es un ejemplo, pues hay muchas otras formas de discriminación laboral
dirigidas hacia la mujer. Cabe mencionar que en Japón la discriminación laboral por sexo, raza u otro motivo
está prohibida por constitución; sin embargo, en la realidad esto no se aplica porque la elaboración de
esta constitución corresponde con el modelo occidental moderno que adoptó Japón. El país del sol
naciente aún no ha aceptado la realidad de la incorporación laboral de la mujer, por ello se produce
discriminación y acoso. Comúnmente se señala a las mujeres por no cumplir con su rol tradicional, pues son
estos valores los que aún priman en la sociedad nipona.

Presión social
La presión social es quizás uno de los factores que más afectan a la mujer japonesa en el mercado laboral,
quien aún lleva el peso del rol histórico-cultural heredado del confucianismo sobre sus hombros. Esta
corriente de pensamiento que habla de los roles que deben cumplir las personas en una sociedad y que
posiciona a la mujer en el ámbito doméstico, se traduce en expectativas que debe cumplir la mujer japonesa
y, por ello, muchas terminan por abandonar sus estudios o sus trabajos. El factor de la presión social
también se encuentra en América Latina. La mujer que no es madre, que posterga la familia o el matrimonio
también está sujeta a críticas por parte de la sociedad y de su entorno familiar. Existe por sobre todo
un cuestionamiento social para aquellas mujeres que deciden postergar demasiado la maternidad o
simplemente optan por no tener hijos.

Legislación laboral
La débil legislación laboral es una realidad común para las mujeres de ambos hemisferios. Si bien hay
leyes por parte de los gobiernos, orientadas a la protección de la mujer trabajadora, lo cierto es que estas
leyes al final quedan supeditadas a la voluntad de las empresas, instituciones y a sus empleadores. En
Japón, por ejemplo, el gobierno ha gestionado leyes para la inserción laboral de la mujer, pero estas no se
aplican en la realidad. Lo mismo ocurre en América Latina. No todas las leyes se aplican al pie de la letra.
Por ello, hay incertidumbre y muchas veces las mujeres quedan a la deriva en sus trabajos.

Brecha salarial
Por último, nos queda tratar el tema de las remuneraciones. En Japón, los salarios de la mujer
son sumamente bajos en comparación a los de los hombres. Esto se debe a que el sueldo de la mujer
trabajadora se considera un complemento a las entradas del hogar, lo que lleva a que la mayoría de las
mujeres dependan económicamente de sus maridos. Esta es una forma de conservar la organización
familiar tradicional con el hombre como cabeza de familia y proveedor y la mujer como la responsable del
hogar y de los hijos. Otra razón que “justifica” que su paga sea menor, es que la mujer japonesa
normalmente puede optar a puestos inferiores en comparación a su contraparte masculina. En
Latinoamérica, si bien las mujeres ganan menos que los hombres, el problema radica en que, pese a
desempeñar la misma función, profesión o tener el mismo puesto de trabajo, la paga de las mujeres sigue
siendo inferior a las de sus colegas masculinos.

El futuro de las trabajadoras japonesas y latinas en el mercado laboral:


un panorama alentador
Pese a las dificultades a las que se enfrentan las mujeres, se espera que con el tiempo puedan contar con
las condiciones y el resguardo laboral necesario para ejercer en cualquier ámbito. Para la mujer japonesa,
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no hay duda de que con el tiempo llegarán las oportunidades. En estos momentos, los hombres que
acaparan los mayores puestos de trabajo están envejeciendo. Debido a esto, se han creado cupos para que
las mujeres puedan abrirse espacio en el mercado laboral. Se espera que, en el futuro, las mujeres igualen
las cifras de sus colegas en diferentes tipos de trabajo. Además, con el envejecimiento de la población
masculina, también habrá un cambio cultural, pues son las nuevas generaciones quienes vienen con una
perspectiva diferente respecto de los roles tradicionales tanto del hombre como de la mujer. Por ende, si
bien no será hoy, el porvenir de la trabajadora japonesa se ve prometedor.

En cuanto a Latinoamérica, todavía hay muchos cambios que deben hacerse efectivos para mejorar la
situación laboral de sus trabajadoras. Si bien es cierto que muchas pueden optar a diferentes tipos de
trabajos y ejercer de forma profesional, también es cierto que la legislación laboral no es suficiente. La
discriminación aún persiste y todavía se experimenta una presión dirigida al género femenino. Solo cabe
mencionar que tanto en Japón como en Latinoamérica aún queda mucho por hacer en beneficio de las
trabajadoras, quienes están poniendo todo de su parte para generar un cambio en sus respectivos
países. *Algunas romanizaciones fueron simplificadas con el propósito de facilitar la lectura.

Fuentes:
• Figueroa S., M (2004). La situación laboral de la mujer en Japón.
• Abramo L. (2004). ¿Inserción laboral de las mujeres en américa latina: una fuerza de trabajo
secundaria?
• Piras, C. (2006). Mujeres y trabajo en América Latina desafíos para las políticas laborales.
• workana.com (2017) La mujer en América Latina: desafíos laborales e igualdad. Recuperado del
siguiente link
• awid.org (2016) Japón: ¿Cómo están los derechos de las mujeres en esta potencia
económica? Recuperado del siguiente link
• japonismo.com (2020) La mujer japonesa en el mercado laboral. Recuperado del siguiente link

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