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José Ben Alvar es un joven mozárabe de la Córdoba califal del siglo X.

Es cristiano, pero esto no es obstáculo para que estudie en la Escuela del Califa, donde
destaca por su talento matemático.

Le dan el apodo de Sidi Sifr, «El Señor del Cero», por su gran facilidad para el cálculo.
Pero éste don despierta la envidia de uno de ellos de religión musulmana, que le acusa
de haber insultado la religión islámica para que no pueda seguir estudiando y ser el
mejor. 

Las envidias hacen que José deba huir del Califato tras ser acusado de nuevo por el
padre del muchacho que le acusó anteriormente, un hombre poderoso, y tiene que huir
de Andalucía hacia los condados catalanes, refugiándose en el monasterio de Santa
María de Ripoll. Allí, todavía se usa el sistema de numeración romana y se desconoce
el Álgebra. 

José se integra en el monasterio, dedicándose a la traducción de los libros árabes al


latín de Al-Kowarizmi que trajo consigo y también enseñando los números árabes.
Algunos decían que esos extraños símbolos que José utilizaba eran signos del diablo. 

 Allí, conoce a una chica monja, Emma, y ambos se enamoran. Más tarde, ella le cuenta
que están en peligro porque el rey Lotario quiere enviar un mensaje de paz al Califa y
le quiere obsequiar además con un regalo especial al Califa: el califa iba a apresar a
todos los hombres, mujeres y niños que habían huido de las tierras de los árabes, y eso
afectaba a José. 

El rey Lotario además le quería dar al Califa cinco doncellas escogidas entre las hijas
de los condes y, entre éstas, estaba Emma. 

Más tarde les comunicaron que de momento, el proyecto se suspendía, y ya no irían a


apresarlos ni enviarían a las doncellas y que había sido un rumor. 

José siguió con el trabajo de antes, traduciendo libros y de nuevo es acusado por el
hermano Hugo ante el arzobispo Aymeric de Narbona de lo siguiente: 
Éste decía que José utilizaba signos diabólicos y que la gran rapidez de cálculo que
permiten éstos se debía a conjuros diabólicos. También decía que había embrujado a
Emma con sus conjuros, al igual que también al padre abad Arnulf. 

Por segunda vez, José se ve en peligro, siendo su único delito el conocimiento. El


arzobispo envía a José a una celda. 

Más tarde, cuando el arzobispo Aymeric se marcha del monasterio, el abad Arnulf va a
su celda y le saca y le dice que vaya a buscar a Emma a San Joan y que la trajera allí
para casarlos y luego irse a Leyre, un hermoso monasterio donde estarían a salvos y
serían felices. 

José va a buscar a Emma, se casan en secreto y los dos se van al monasterio de Leyre
donde esperan no tener más conflictos y ser felices.

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