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Rezando con la Palabra en el mes de la Biblia

“Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mis senderos”

(Salmo 118, 105)

Introducción

Septiembre es el mes en el que la Iglesia pone de manera especial a la Biblia en el

centro de atención de todo su quehacer. Y esto es así porque el 30 de septiembre se

celebra el día de San Jerónimo, quien tradujo por primera vez la Palabra de Dios

(Antiguo y Nuevo testamento) al latín.

Es por esto que queremos brindarte uno de tantos medios para que puedas

aprovechar más y mejor la lectura de la Palabra. Hablamos de la conocida Lectura Orante

o Lectio Divina. Veamos en qué consiste.

Lectura orante

La lectio divina es un método muy sencillo cuya finalidad -como su mismo nombre

lo indica- es lograr una lectura atenta de la Biblia, haciendo de ella un encuentro vivo -de

corazón a corazón- con Dios, y, en él, con nosotros mismos y nuestros hermanos. El

mismo consta de 5 pasos:

1. Lectura del texto bíblico. La lectura del texto debe ser paciente y reiterada, para

que no se escape nada. Este punto puede resumirse en la siguiente pregunta:

¿qué dice el texto?


2. Meditación. Momento en el cual intentamos bajar lo leído a nuestra persona. La

pregunta que mueve este paso puede ser: ¿qué me dice el texto?

3. Oración. Si el paso anterior iba en dirección a mover nuestra inteligencia y

nuestro amor para descubrir lo que Dios quería decirnos en lo leído, en este

punto se da el complemento: busca ser el espacio en el cual nosotros le hablamos

a Dios en un clima de intimidad. La pregunta rectora podría ser: ¿qué le digo a

Dios?

4. Contemplación. Quizás sea este el paso más difícil de entender. La

contemplación es como el sentarse un día de frío a tomar sol, dejando que los

cálidos rayos se posen en nosotros, disfrutando de cada momento. Del mismo

modo sucede con la Palabra, debemos dejar un tiempo para que lo leído y rezado

repose el corazón. Ayuda en este momento quedarse con una palabra y/o imagen

leída, como quién descansa una tarde de verano frente al mar.

5. Acción. Busca organizar el día, la semana, el mes desde lo descubierto en la

Palabra. La pregunta, en este caso, podría ser: ¿a qué me comprometo para vivir

mejor?

Ejercicio

Intentemos realizar una Lectura Orante. Para lo mismo propondremos un texto

bíblico concreto, pero en tu casa podrás hacerlo con cualquier cita que te guste.

→ Texto: Lc 24, 13-35.

1. Lectura

“Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a

unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.

Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.

Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué comentaban por el

camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le

respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!».

«¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue

un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo


nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo

crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya

van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con

nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el

cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les había aparecido unos ángeles, asegurándoles

que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las

mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron». Jesús les dijo: «¡Hombres duros de

entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No será

necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y

comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él.

Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero

ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». El entró y

se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo

partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él

había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras

nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». En ese mismo momento, se

pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los

demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se

apareció a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y

cómo lo habían reconocido al partir el pan” .

Palabra del Señor.

2. Meditación

Preguntas posibles para meditar la lectura:


➔ ¿Experimentaste alguna vez la cercanía de Jesús caminando a tu lado?
➔ ¿Qué cansancio, dolor o tristeza llevás con vos a lo largo del camino y
querés compartir con Jesús Resucitado?
➔ ¿Cuáles son las alegrías que quisieras agradecer y dejar a Jesús para que se
multipliquen?
➔ ¿Qué personas de tu entorno necesitan una palabra de aliento, de esperanza
para retomar su camino lleno de gozo?
3. Oración

Lo más lindo es hablar con Jesús desde lo que surja en tu corazón.

Podés usar expresiones como:

Jesús, quiero darte gracias por……………te pido……………pongo en tus manos…..

También puede ayudarte alguna oración hecha como la siguiente:

Jesús quiero darte las gracias por aquellas veces que,


estando cansado y desanimado en medio del camino
de la vida, te acercaste y caminaste conmigo, dándome
fuerzas para seguir lleno de esperanza.
Te pido que nunca me olvide que, así como lo hiciste,
siempre caminas a mi lado, día a día.
Amén.

4. Contemplación

En este momento busco hacer silencio, externo e interno, me dejo iluminar de


cierta serenidad y tomo decisiones para actuar de acuerdo a la Palabra de Dios.

5. Acción

¿A qué crees que podrías comprometerte a partir de lo


reflexionado y rezado?

Posibilidades sugeridas:

- Durante esta semana me propongo tener un


tiempo para dedicarlo al encuentro con Jesús
(puede ser un recreo eucarístico, por ejemplo),
escuchando qué quiere decirme él en medio
del camino y qué quiero decirle yo.
- En el día de hoy me propongo alegrar el día
de alguien que encuentre y que necesite
tiempo, ánimo, consuelo o esperanza.

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