El proyecto nació en 1998, cuando cuatro músicos se juntaron con la sana intención de hacer versiones de Leño, Rubén Pozo, Leiva, Tuli y Ernesto. Leiva, Tuli y Ernesto buscaban un guitarra y le plantearon a Rubén juntarse para hacer versiones de Leño, siendo el propio Rubén el más experimentado de los tres. Rubén (guitarra y voz) venía de gastar suela con Buenas Noches Rose, en tanto que Leiva (bajo y voz), había desparramado el tiempo entre su grupo Malahierba y los parques del barrio de Alameda de Osuna, en compañía del batería Tuli. Tuli había ido tocando el saxo y la batería por diferentes grupos maqueteros del barrio como Exemplo o Guernica, y Ernesto había sido compañero de Tuli en Guernica. Su primera actuación en público la dieron tocando las canciones de Leño que se habían preparado en la sala Siroco de Malasaña, ya en el año '99. El nombre de la banda, entonces de cuatro integrantes, era Sodoma y Chabola. En sus primeros gateos por los pequeños clubs de Madrid llegaron incluso a oficiar como banda de acompañamiento del crítico musical y antiguo cantante de los Desperados Fernando Martín, hermano del añorado guitarrista Guille Martín (Loquillo, Calamaro). A cuenta de curtirse el cuero en el circuito de garitos, Rubén les enseñó un tema que había estado creando conforme su grupo se desintegraba, llamada "Pereza". Así fueron naciendo los primeros temas propios, que evidenciaban una deuda clara con los glamurosos setenta, encabezados por Marc Bolan y los Stones, sin olvidar referencias autóctonas como Burning y Tequila, asimilados todos ellos en una vena claramente pop, que jamás despreciaba un buen riff.1 En un principio, la posibilidad de ganarse la vida con la música era muy remota. Rubén ganaba dinero pintando el asfalto de las carreteras, y Leiva se buscaba el dinero repartiendo pizzas o como jardinero, y un verano acompañó a Rubén pintando carreteras. Con ese dinero pagaban el alquiler del local de ensayo y los instrumentos. Un cazatalentos de RCA Records, Daniel Marín ( dueño de la sala Costello Club) los vio en directo y de inmediato depositó en ellos su confianza, atisbando un enorme filón comercial y una atrayente y sólida imagen, aunque aún hubiese cosas que pulir. La banda ficha para la multinacional y edita su primer disco: "Pereza" en el año (2001). El trabajo aún evidencia su juventud e inexperiencia; limitado, sí, pero lo suficientemente firme como para dar un centenar de conciertos y creerse a sí mismos un poco más. En sus devaneos por la península van haciendo tablas como teloneros de Porretas, Los Enemigos o Siniestro Total. También aportan valiosos granitos de arena en diferentes recopilatorios: en el solidario Patitos Feos hacen el clásico infantil televisivo "La Bruja Avería", en Calaveras y Diablitos el inédito "En donde estés", y en el homenaje a Hombres G atacan con "Voy a pasármelo bien", canción que terminaría dando título al álbum tributo.3