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Argumentación

Tipos de argumentos
La argumentación jurídica tiene como objeto las argumentaciones que se dan en
contextos jurídicos. Manuel Atienza nos dice que pueden distinguirse tres campos
distintos de lo jurídico en que se efectúan argumentaciones. El primero de ellos es
el de la producción o establecimiento de normas jurídicas; diferenciándolas a su
vez en las argumentaciones que tienen lugar en una fase prelegislativa y las que
se producen en la fase legislativa; nos dice que la primera se da como
consecuencia de la aparición de un problema social, cuya solución se piensa que
puede ser la adecuación de una medida legislativa.
Podemos asegurar que en este caso la argumentación la encontramos en los
trabajos legislativos, en los debates y desde luego en la exposición de motivos que
da nacimiento a esa ley. Nos sigue diciendo este autor que, respecto de la fase
legislativa, la argumentación la encontramos en las cuestiones de tipo “técnico-
jurídico”.
Entre los tipos de argumentos se encuentra el analógico es un tipo de
argumentación inductiva en la que se usan similitudes percibidas para explicar
otras similitudes que aún no se han podido observar. El argumento analógico se
construye bajo la premisa de que todos los elementos comparados tienen algo en
común.
El argumento sistemático es aquél que para la atribución de significado a una
disposición tiene en cuenta el contenido de otras normas o su contexto. El
argumento sistemático entonces es la razón que se funda en que el precepto legal
aplicado al caso a estudio pertenece a un sistema de normas que unidas o
correlacionadas dan la justificación de su aplicación.
Los argumentos van dirigidos a facilitar la toma de una decisión jurídica
consistente en aplicar una norma a un caso concreto.

Falacia
Una falacia es un argumento que parece bueno o correcto sin que lo sea. La
característica principal del argumento falaz, como dice Javier Muguerza, consisten
en que los argumentos falaces tienen la apariencia de ser correctos y esto mismo
los convierte en terribles fuentes de confusión y de engaño. Los argumentos
falaces tienen parecido con los buenos argumentos, porque se parecen a ellos.
Muchas veces las falacias se cometen intencionalmente para persuadir o
manipular a los demás, mientras que otras se comenten sin intención debido a
descuidos o ignorancia
Las falacias Consisten en afirmar que una proposición es verdadera sobre la base
de que no se ha probado su falsedad, o que es falsa porque no se ha probado que
sea verdadera, también consiste en suponer la verdad de algo sin argumentarlo
debidamente. Otro ejemplo de falacia es que consiste en introducir, mientras se
argumenta una cosa, un elemento que no tiene nada que ver, con el fin de distraer
la atención. Una de las falacias más comunes consiste en dar por valido un
argumento, señalando que porque es del conocimiento general de todos tiene que
ser cierto.

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