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Notas al margen sobre la Fobia y la Neurosis Obsesiva

Es preciso abordar como principio de la determinación fóbica y obsesiva un breve repaso de


la histeria y la neurosis como proceso ya que Freud habría avizorado tanto a la fobia como a
la obsesión, de manera casi descriptiva, pero que en sus nuevas consideraciones plantea más
como una derivación coaligada al proceso conversivo que sufre la histérica y que
nominalmente se transformaría en fenómenos distintos y por lo tanto separados, aunque no
del todo, Freud Señala (1991) “el divorcio entre la representación sexual y su afecto, y el
enlace de este último con otra representación, adecuada pero no inconciliable” (p.54)
mecanismo universal que se aplica al principio psicoanalítico del inconsiente y que sienta un
base para la concepción de la organización psíquica, puesto que aquí se sienta un precedente
de la segunda tópica con la separación, “ensanchamiento” de conciencia, ya aquí Freud está
tentado a considerar la fobia y las obsesiones en el campo de las neurosis de defensa

Sin embargo Freud apuntala la característica capital de la fobia relacionada al afecto, es decir
al temor que causa el objeto fóbico y que puede desencadenar precisamente el pánico
relacionado a una situación angustiosa de la que el paciente cree que no es capaz de superar,
cuyo remitente encontramos en situaciones generales o en objetos fóbicos singulares, nos
alerta acerca de un estado que antecede al terror, al que están asociados singularmente ideas,
parálisis, desvalimiento, pérdida de conciencia, hasta este punto el origen de esta es una
frustración en el campo de lo sexual, que contrariamente a lo que comúnmente se atiende
como el aspecto sexual en Freud, es un apartamiento del fin último de la sexualidad como
medio de la reproducción. Cuya concepción planteada por Freud aborda de una forma un
tanto clara, que se refiere a “la insatisfacción sexual, ya sea física o psíquica (desinterés), y
que esta llega a cristalizarse según el proceso que se siga, ya sea a través del poco
procuramiento, de una herencia maldita” (Freud 1991 p. 127-129)

Es posible relacionar lo que llamamos comúnmente en psicoanálisis como las teorías,


sexuales infantiles, revelan, la dinámica existente entre la sexualidad del infante, el complejo
edipico, y la situación fóbica, ya que como adelanta Freud (1992 p.22) en el caso del pequeño
Hans , el pequeño anuda su temor hacia ser mordido, con el convencimiento de que él puede
ser castrado, sin que imaginariamente pierda, su madre, la potencia asociada a un aparato
grande en analogía al caballo, y que se ve reforzado por la idea que la madre procura, calmar
al pequeño Hans, en la cual existe una relación directa entre la entrada de la ley, o la
interdicción paterna, por un lado, y la consecuente tramitación, que queda obstaculizada,
cuando la madre deja al pequeño “hacer mimos”, sobretodo antes de irse a dormir, a palabras
que recoge el padre del pequeño Hans, este queda tranquilo después de asegurarse que la
madre no desaparece, situación que va ligada precisamente a la desaparición del “hace pipi”,
en otras palabras del falo, además de que la asegurarse en cierta medida que la madre posee
uno, particularmente de ciertas características, de cierto poder, de cierta magnitud.

Las posteriores reflexiones que hace notar el padre del pequeño a través del mismo Freud,
coinciden con la perspectiva de la castración, puesto que revela una especie de ensoñación
diurna que acompaña, la descripción de dos jirafas una arrugada y otrora que no lo estaba,
analogía que le sirve tanto a Freud para corroborar desde otra experiencia, el paso de la
castración, aunado a esto decide aquí señalar que es necesario separar los fenómenos fóbicos
de otras formas de configuración de la ansiedad, en un fenómeno sintomático que se tratara
más adelante, la angustia que aparece con la proximidad de lo que se va configurando el
objeto fóbico, poco a poco le va siendo imposible volcar en la expresión de una necesidad
afectiva, en precisamente la representación a la que es sustituida la angustia, el estado de
empuje que ejerce la libido, se trasforma en un estado patológico del afecto, y cuyo
representante alude a la castración tal como Freud (1992 p.94) lo señala Entretanto
recogemos indicios de aquello en lo cual se ha fijado la libido devenida angustia. Exterioriza
el miedo, totalmente especializado, de que un caballo blanco lo morderá. Llamamos «fobia»
a un estado patológico como este.

La fobia es una pregunta, ¿es realmente una estructura? Un poco en contrasentido de la ya


establecida y relativamente nítida nosología de la neurosis obsesiva, cuando se menciona la
fobia, lo primero que viene a la mente es el referente clínico del objeto fóbico y como este
afecta la vida de quien consolida alguno a este respecto Freud1 firma que el fenómeno queda
englobado dentro de las manifestaciones neuróticas con una salvedad que tendrá que ser
consolidada.

Lacan a este respecto introduce en el seminario 4 (2008 clase XII) la metáfora paterna e
inaugura la base de un paradigma que va asociado con la emergencia de la fobia, el paradigma
refiere a la característica de estar situado en el lugar común respecto a la castración, la
metáfora paterna, el falo y el Edipo.

Dicho lo anterior es menester intervenir sobre el asunto fóbico, tenemos al principio al infante
sumergido en el registro de lo imaginario, como lo señala Lacan, obtenemos ya en la fase pre
edípica un veteado que nos indica una tercia, incluso indicios de un cuaternario, en la fase
anteriormente mencionada encontramos al infante en relación con su madre o con la función
que le es equivalente y el falo, que queda implícito en la relación por la insatisfacción de la
madre, en un primer momento el niño es la equivalencia del falo, nos dice Lacan que existe
un deslizamiento del falo del imaginario hacia el real, es decir hacia el registro casi
insondable, en el más allá de la madre (2006 clase XI) , sin embargo la sexualidad infantil
puede tener sus coyunturas y la forma que se espera que la relación edípica intervenga recae
en la elección del objeto, la intervención del padre o de la función que este introduce en el
infante la dimensión de la falta, con la presencia de esta se establece las relaciones de
necesidad o dicho de otro modo del afecto, se dice que aquí se produce el ordenamiento, a
través del falo, pero es la metáfora paterna la introducción del nombre del padre, la que de
primera mano ofrece la dimensión de la falta en el infante, abre un espacio entre el saber, y
esta adquiere su futura seña de incompletud, ya no es el infante la justa proporción del falo
para esa función materna encallada en el campo Otro, aquí es donde precisamente es posible
que se movilice el asunto fóbico, al fallar la metáfora paterna, al fobia tiende a reasegurar el
funcionamiento de la angustia en este sistema, ahora la metáfora paterna o la entrada del
nombre del padre puede fallar en dos instancias que son críticas, la primera en una especie
de resolución de la sexualidad femenina, puesto que la castración también va hacia la madre
y ocurre en el terreno de lo más allá, en lo que obtura como un mito, un más allá que completa,
el falo, el infante que a partir de ese momento se separa imaginariamente de esta presunción
general, y que mediante la falta, se vea ahora como poseedor de uno que pueda encuadrar a
deseo que interroga, si en este momento no puede efectuarse el cambio, adviene la fobia, en
un ejemplo citado hasta la saciedad, el pequeño Hans encapsula en el asunto del caballo
aquello a lo que debe prevenirse, como también obtura la especie de ética que debe observar
con el asunto del padre.
Trasladando el asunto de la fobia a un lugar particular y con respecto a la obturación tan
particular del afecto-angustia un ejemplo de Zizek (2006 DVD) resulta bastante esclarecedor
para entender la lógica del estado patológico afectivo del fóbico cuya explicación llega a
través de la dinámica social la aversión que tenía el partido nacionalsocialista por también
engloba representantes del terror, se dice de estos pervierten a nuestras hijas, traen la
enfermedad y se hacen pasar por “uno de los nuestros”, aquí el judío toma los elementos de
la angustia del pueblo alemán, quedando sellados en el judío, como sabemos no es esto así,
sin embargo poco importa lo que sea o no en el terreno político si esto sirve para formalizar
en este caso una serie de elementos del real hacia el imaginario y vice versa, que es a lo que
lacan adscribe el proceso de la fobia. El significante –falo se desliza de lo imaginario a lo
real es decir de una identificación de semejanza con el lugar del falo, (primero ser uno con el
falo, con aquello que la madre desea, luego no ser tal pero poseerlo) hacia un lugar
tremendamente inconciliable (ubicar el lugar del falo en un terreno inasequible
priordialmente), una relación dialéctica, para el pequeño Hans, el caballo remite
imaginariamente los elementos del terror, la castración, agentes deslizados de su contexto,
pero que permiten a un mismo momento la movilidad de la identificación con el falo, la
hiancia en el saber, como también atajar la angustia, dándole cierta sustancialidad que
permite maniobrar el elemento fóbico a través de cierta clase de “representante”.

Freud parte al igual que con la fobia, de la dinámica de la histeria, en este caso para explicar
el fenómeno de las obsesiones, como lo señala (1991 p.52); a una vivencia traumática, no se
le ha podido somatizar, a falta de cierta capacidad de conversión, sin embargo en la obsesión
se emprenden los trabajos para desligar del representante traumático, del afecto, sin embargo
el afecto no es posible reprimirle dada su naturaleza pulsional, en cambio el representante
psíquico si, ya que este en términos generales (y abruptos) puede considerársele una
abstracción, el afecto queda ligado a otras representaciones que pueden ser también
perturbadoras pero no inconciliables, para el obsesivo, sin que este llegue a ser el antiguo
otrora enlace, que Freud considera más legítimo, la semejanza que hasta ahora es posible
hacer tanto con la histeria al igual que con la fobia es que el origen de las representaciones
inconciliables son de origen sexual, ya que en ese terreno suele haber mayor cantidad de
cosas penosas para el individuo.
Freud apunta (1991 p.76) en estos dos caracteres consiste el sesgo patológico 1) el estado
emotivo se ha eternizado, y 2) la idea asociada ya no es la idea justa, la idea original; en
relación con la etiología de la obsesión, ella es un remplazante, un sustituto. Siempre es
posible rastrear la idea original que es reemplazada, idea que queda siempre justificada, y
dicha justificación no está presente en la realidad, si no en la lógica de la idea obsesiva y del
afecto enlazado en el ejemplo que menciona Freud (ibid) Una muchacha, perfectamente sana,
mostraba un odio incontrolable contra las sirvientas de la casa, odio que se le había
despertado con ocasión de una sirvienta desvergonzada y se había trasmitido luego de una
muchacha a otra.

El funcionamiento de la angustia en las obsesiones es sin duda particular, pero Freud (1992
p.103), va encontrar, al igual que otros como el mismo menciona, cierta Fácilmente se
advierte dónde se sitúa la semejanza entre el ceremonial neurótico y las acciones sagradas
del rito religioso: en la angustia de la conciencia moral a raíz de omisiones. La angustia
deviene de la no obediencia de cierta ley, una ley que instituye por supuesto, la función
paterna-castración, en el ejemplo de la observación anteriormente mencionado, el reproche
que se hace la joven es un mandato a cumplir, cierta exigencia para con las personas de
servicio, misma cosa que sucede en el ritual, debe asegurarse de mantener a cierta distancia
la angustia, de manera que no perturbe demasiado al obsesivo, pero que sostenga la fidelidad
del ritual y su representación.

el origen de la angustia, que remite la castración, es explicada por la disección de la vida del
neurótico, después de la interdicción paterna, existe una dualidad de afecto hacia con los
padres, en un primer momento necesario, es menester separarse de la figura de los padres y
se opera una doble función, por un lado, se debe parecer al padre que de manera fantasiosa
posee aquello, que quiere la madre, llegar a parecerse a ellos, parte desde una visión crítica
del infante que hará comparaciones, entre sus padres y otros ajenos, surge de aquí rivalidad,
no solo en términos eróticos, por la posesión de madre, además de la consolidación de una
elección de objeto como lo señala Freud (1992 p.216-220), cuya actualización se encontrara
de este proceso ulteriormente en la angustia.

Existe una imposibilidad fundamental que menciona Lacan1 (2009 n.d) dentro de breve
análisis del hombre de las ratas, precisamente va en relación con la metáfora paterna, el sujeto
le está vedado acceder a la posición, que se puede definir como sujeto de función, el obsesivo
sigue cumpliendo la ordenanza, bajo la lógica de que existe un saber completo, el neurótico
por otra parte sabe que esta castrado pero la particularidad psíquica de la obsesión
precisamente elude, el conocerse castrado

otro ejemplo claro es lo que sucede a cierto nivel en la novela crimen y castigo de Fiodor
Dostoievski, Raskolnikov sabe que lo único que apara a un grande hombre, no es su estatura
moral, es quizá por el contrario, el crimen, lo que hace aparecer al hombre excelente y tal
como lo menciona lacan el padre aparece en dos especies de representaciones siendo una de
ellas el padre muerto, borrado o ausente, pero también encarnado en el “hombre excelente”,
al cometer el crimen legitima su propia posición, pero paradójicamente no puede acceder a
dicha posición puesto que se encuentra humillado al convertirse en un preso.

La neurosis obsesiva crea este reproche para evitar el que aparezca el representante de lo
reprimido, evitando típicamente la angustia, o la sobretensión, esta incesante liturgia, reduce
la tensión pulsional a la vez que evita el retorno de lo reprimido Freud (1992 p.155) a este
respecto señala, por eso, enfermos obsesivos que padecen de autorreproches y han anudado
sus afectos a ocasionamicntos falsos, no es raro que hagan al médico la comunicación
correcta, sin vislumbrar que sus reproches están simplemente divorciados de esta última.

Por otro lado es posible pensar que a partir de la angustia surge en el obsesivo una duda que
se pudiese ubicar como el elemento que sostiene dicho “sentimiento” (la angustia), es la
experiencia fenomenológica de la muerte, de manera real como lo señala Lacan2 (2009 nd) ,
es decir en la misma lógica de imposibilidad la muerte, cuyo apuntalaje se refiere a que el
neurótico que sostiene una relación dualista, y que por una parte conserva sus expectativas
imaginarias de realización, también experimenta, una rotura en su relación narcisista
imaginaria con los otros y consigo, la desgarradura es fundamental, para que el sujeto exista,
Lacan aquí ha aplicado a la fórmula la dimensión de la falta, al hallarse incompleto el saber,
también se lo experimenta el propio, su relación imaginaria que va ligada a los otros y a la
dimensión de lo Otro, no solamente experimenta la consecuencias herida narcisista, adquiere
la falta su verdadera dimensión de lo real, se vuelve sumamente tortuoso y falto de
significado, donde queda anclada la angustia, y través de tal la castración.

1 versión digital recuperada de analiz-arte.blogspot.com

2 ibídem
Freud señala (1991 p.345) Si se considera que los neuróticos obsesivos tienen que desarrollar
una hipermoral para defender su amor de objeto contra la hostilidad que tras ese amor acecha,
la importancia epódica, y de la herencia sexual para que surja una tendencia a escoger la
neurosis obsesiva como vía de desarrollo o de pasaje de la vivencia traumática a la obsesión.

Freud señalo (1991 p.75) como la principal diferencia entre ambas neurosis, las fobias, ese
estado emotivo es siempre la angustia [angoisse], mientras que en las verdaderas obsesiones
puede ser, con igual derecho que la ansiedad {anxiété), mientras en la fobia hay un tremendo
terror y desazón, en la neurosis obsesiva, existe un estado emotivo de culpabilidad y pánico,
autorecriminacion entre otros afectos.

Existe otra particularidad entre ambas neurosis mientras que en la fobia, existe un elemento
fóbico que impide el regreso de lo reprimido, el ritual y el estado patológico en la neurosis
obsesiva cumplen el mismo propósito, a diferencia de la fobia también se puede observar que
en la neurosis obsesiva, el desarrollo sexual infantil se ve perturbada por una vivencia más
temprana, cuando se habla de casos de neurosis obsesiva y fobia común.

Mientras que en la fobia ocurre una sustitución del temor a la castración, en el caso pequeño
Hans, el perder “él hace pipi”, en tanto que en la neurosis la representación queda desligada
del afecto y se une a un “enlace falso” y que perpetua la lógica del ritual o del reproche, que
constituye otra diferencia fundamental, en la fobia la sustitución es del representante, ligado
a la castración, mientras que en la neurosis no hay una sustitución de esta naturaleza puesto
que el enlace falso perpetua el afecto

Freud (1991 p.81) menciona como diferencias la gran diferencia entre las obsesiones y las
fobias: que en las segundas, el estado emotivo es siempre la ansiedad, el temor. Podría
agregar que las obsesiones son múltiples y más especializadas, en tanto que las fobias tienden
a ser monótonas y típicas

Freud (1991 p.338) señala como diferencia particular, en la etiología, de la neurosis obsesiva
se desarrolla ya en la segunda etapa de la infancia mientras que la fobia comúnmente no se
le observa como rasgo patológico común en la etapa infantil.

Por último la sustitución forma el síntoma, del obsesivo que mediante el proceso de la
angustia y de las formaciones sustitutivas evita presionar el hilo de donde pende el
desgarramiento del saber se a última instancia completo, mientras que el fóbico le da entrada
al cohesionarlo en un elemento de tales características, que se encuentra aparentemente
“fuera” de él, no obstante lo que se comparte tanto en la fobia como en la neurosis obsesiva,
es la forma de asociación que adquiere, tanto el elemento fóbico como el ritual, van ligadas
simbólicamente al discurso del sujeto o a los significantes de este, aunque estos encaren ya
por naturaleza el síntoma de manera diferente, también comparten el terror de la angustia,
aunque sus pasajes al Edipo son distintos.
Freud S. 1991 Las neuropsicosis de defensa, obras completas (1894). Vol. III, Buenos Aires,
Argentina. Amorrortu

Freud S. 1991 Obsesiones y Fobias, obras completas (1894). Vol. III, Buenos Aires, Argentina.
Amorrortu

Freud S. 1991 A propósito de las críticas a la «neurosis de angustia» obras completas (1894). Vol.
III, Buenos Aires, Argentina. Amorrortu

Freud S. 1991 Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa Vol. III, Buenos Aires,
Argentina. Amorrortu

Freud S. 1992 Análisis de la fobia de un niño de cinco años. 1909. Vol. X. Buenos Aires, Argentina.
Amorrortu

Freud S. 1992 A propósito de un caso de neurosis obsesiva. 1909. Vol. X. Buenos Aires, Argentina.
Amorrortu

Freud S. 1991 La predisposición a la neurosis obsesiva. 1913. Vol. XII. Buenos Aires, Argentina.
Amorrortu

Fiennes, Sophie. 2012. The Pervert´S Guide To Ideology. DVD. reino unido: P Guide LTD,

Blinder Films

Lacan, Jaques. 2006. Seminario 4 La Relación De Objeto. 1st ed. Bueno Aires: Paidós.

Lacan, Jaques. 2009. El Mito Individual Del Neurótico O Poesía Y Verdad En La Neurosis.

Roussan.

Lacan, Jaques. n.d. Seminario 24 Lo No Sabido Que Sabe De La Una-Equivocación Se

Ampara En La Morra. Psikolibro.

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