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LA IDENTIDAD

REGIONAL DEL
MAGDALENA
MEDIO*

U na pregunta que responden


SUS POBLADORES

Por Italia Isadora Samudio Reyes1

• Artículo recibido en abril de 2005


Artículo aprobado en mayo de 2005
1 Antropóloga Universidad Nacional de Colombia. Magíster
en Antropología Contemporánea de la Universidad de los
Andes.
Este documento se- elaboró con el apoyo de Ruth Vargas y
Deley Ruíz, coinvestigadoras, y Diana Barajas, asistente de
investigación las reflexiones aquí consignarlas son produc­
to del trabajo del equipo de investigación.
I n t r o d u c c ió n En el caso particular de esta investigación,
convertir el problema de la identidad y la cuestión
csde septiembre del año 2003, regional que le subyace en una pregunta, es el re­
la investigación “Identidades y sultado de nuestros propios debates con las pobla­
Territorios en el Magdalena Me­ ciones con quienes hallamos diversas formas de
dio" inició su trabajo con un ob­ responderla, algunas de ellas contradictorias, otras
jetivo central: conocer lo que los comunes, de acuerdo con los círculos sociales, po­
habitantes de los trece munici­ líticos y económicos a los cuales pertenecen los
pios en los cuales trabajamos, sujetos. Narrar el mundo, es también, entonces, una
sienten, piensan, hacen y dicen sobre sí mismos y forma de narrarse a sí mismos.
sobre sus municipios, sus valles, ríos y serranías. Las indagaciones sobre la "identidad", el “terri­
Nuestro punto de partida entiende que la me­ torio” y la “cultura", en una geografía de nuestro
moria social construida a lo largo del tiempo por las país que ha llamado históricamente la atención por
poblaciones, algunas veces se encuentra en tensión la riqueza de sus tierras, sus procesos particulares
con las versiones oficiales que circulan en la esfera de poblamiento y también, desafortunadamente, por
pública, mostrándonos los nuevos conflictos gene­ la vigencia desde hace más de un siglo de conflictos
rados allí. En este orden de ideas, nuestro punto de estructurales que desembocan en manifestaciones
llegada se pregunta por el destino público y políti­ violentas de profundas repercusiones sociales y
co de esa memoria social, es decir, las proyecciones políticas para sus habitantes, nos muestran la im­
de sociedad que edifican las poblaciones a partir de portancia que tiene para las personas ser escucha­
das desde la cotidianidad en la que han logrado
sus propias alternativas de vida. El escenario en el
construir sus vidas, aún a pesar de los múltiples pro­
cual realizamos este ejercicio fue entonces la coti­
blemas que caracterizan sus municipios. Ellas cons­
dianidad de la gente que habita en los municipios
tituyen el epicentro de nuestro trabajo, sus voces
de Regidor, Río Viejo, Arenal, Morales, Santa Rosa
son una representación de las múltiples realidades
del Sur, Simití, San Pablo, y Cantagallo, en el depar­
presentes en la cuenca media del río Grande de b
tamento de Bolívar; Yondó en el departamento de Magdalena y, al mismo tiempo, encarnan un gran
Antioquia; Puerto Wilchcs, Barranca bermeja, San abanico territorial en el cual se reflejan las alterna­
Vicente de Chucurí y El Carmen de Chucurí en el tivas construidas frente a la violencia, la pobreza y
departamento de Santander. la exclusión.
La "identidad", ya sea como concepto, proble­ Por su parte, el desarrollo, la paz, la conviven­
ma o pregunta, ha convocado múltiples e irresueltas cia, la equidad y la justicia, se han dibujado en
discusiones a lo largo de la historia de la Ciencias Colombia como referentes centrales para su pro­
Sociales. Sin embargo, existe un consenso alrededor yección, precisamente porque responden a unos
de lo que debe hacer una investigación encaminada ideales reinantes sobre lo que un país como el nues­
a desarrollar reflexiones en esta dirección: la identi­ tro quiere ser en un futuro inmediato, y aún más
dad no es un asunto estático, tampoco algo que se específicamente, frente a lo que no quiere: la guerra,
construye en solitario, y además, siempre está en la pobreza, la corrupción y la exclusión. Su análisis
debate entre los sujetos. En efecto, preguntar quién es, en efecto, un asunto político. Allí, las pugnas, las
se es y por qué, tiene tantas explicaciones como discrepancias y los acuerdos protagonizan el esce­
fomias de contarlo, dado que cada persona lo hace nario en el cual se debaten las identidades de las
tratando de guardar alguna coherencia con lo que ciudadanas y ciudadanos colombianos, reflejando
piensa, siente y hace, con lo que ha sido y con lo en su recorrido diversas historias, posturas y accio­
que pretende para sí mismo. nes sobre sí mismos, sobre los demás y sobre los
territorios en los cuales unos y otros han lia hitado mente cínicos. Le maman gallo hasta a un mo­
y construyen sus proyectos de vida. Escuchar a jón en la plaza. Y yo considero que eso es un
las poblaciones ha sido la principal apuesta de elemento de identidad muy fuerte que nos define.
esta investigación, así como narrarse a sí mismos Mire, es que fueron demasiados años sin poder
representa en nuestra opinión, la mejor oportuni­ hablar y ahora estamos hablando y no podemos
dad para saber qué es finalmente lo que queremos parar de decir que somos buenos. Pero todo eso
ser y hacer en nuestro territorio. está construyendo una nueva imagen, un uueifo
rostro y es el reconocimiento de un pueblo dis­
tinto, el mismo pero ahora se habla, se reconoce,
conversa. Y espero que salga muy fortalecido de
ese proceso y se reconozca en la diversidad, fxir-
El d iá lo g o con la t e o r í a : u n a que San Vicente escucha vallenato, música ca­
CUESTIÓN DE MÉTODO rrilera, les encantan las rancheras y los jóvenes
están haciendo música alternativa suprema­
"Yo be estado pensando cómo contarle a ¡agente mente urbana, que habla de otras formas de
¿qué es eso de identidad?, y pienso que no es nn amar, de las historias de la gente joven "(Pobla­
problema de conceptos, sino de cómo aprende­ dor organizado, adulto, cabecera municipal, San
mos a mirarnos, cómo descubrimos qué es eso Vicente de Chucurí, junio de 2004).
que está en Jrente de mi, soy yo y me gusta, soy
yo y mi historia y me identifico con ella. Yes mi Hace más de nueve años, algunas organizacio­
propio rostro el que construyo y es ese cuadro nes preocupadas por los graves contextos sociales,
que no envejece desde las penurias sino que se económicos y políticos presentes en unos territo­
mantiene desde mis logros. Creo que eso nos ayu­ rios denominados por los gobiernos desde la déca­
daría mucho a construir ia identidad, entendi­ da del cincuenta como zona roja, iniciaron un pro­
da como un constante construirse desde mi mi­ ceso de acercamiento, comprensión y formulación
rada, que además no se construye conmigo solo de alternativas a los múltiples problemas que aque­
sino con todos, creando unos es[>acios de parti­ jaban a su población. Esa zona del país, correspon­
cipación, de construcción colectiva, en donde de con los municipios que conforman la vertiente
comparto mi conversación con el otro y descubri­ media del río Magdalena, eje principal de la econo­
mos ese lugar en el que habitamos, esa historia de mía de nuestro país desde el periodo de conquista
lo que soy. liso hay que ponerlo para nosotros los española. Para nuestro proyecto, contemplamos tra­
comunes y comentes, porque nos quedamos con bajar con los municipios definidos en el primer mapa
un concepto de identidad demasiado elaborado de acción institucionales elaborado por el Pdpmm.3
que a ratos nadie lo entiende, nadie sabe p a ' qué La historia particular de esta "región” repre­
sirve ni cómo se come esa joda, entonces en el senta un reto analítico y de intervención institucio­
colegio y en la radio seguimos hablando de pue­ nal dado que sus expresiones económicas, sociales
blo sin identidad, y salamos que somos envidio­ y culturales plantean complejas paradojas: unos te­
sos, que somos latosos, borrachínes, que nos en­ rritorios estratégicos por sus riquezas naturales, ha­
canta parrandear, que somos ociosos, y también bitados por poblaciones con unos altos niveles de
que tenemos el humor másfino de Colombia, ese empobrecimiento; unos legados organizativos de lu­
lo tienen los chncureños. Son cínicos, absoluta­ cha reivindicativa poblacional, gremial y sectorial,

2 Pdpmin: Programa tic Desarrollo y Pa/. del Magdalena Medio,

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:il laclo de las consecuencias perversas del miedo y el proyectos de vida en esta zona del país. En esenci
tenor implantados entre la población por los actores estas dos líneas de atención solo nos mostrarían al­
armados, presentes con mayor fuerza desde media­ gunas de las facetas de estos procesos particulares y
dos del siglo pasado y agudizados a raíz del enfrenta­ no nos permitiría explorar otras posibilidades de rela-
miento rural y urbano agenciado entre las guerrillas y cionamiento con esos territorios y los sentidos que de
las fuerzas paramilitares provenientes de los departa­ esa relación emana. Partiendo de la certeza de que
mentos de Boyacú y Santander, especialmente. sobre esos asuntos la literatura abunda y las reflex'
listas problemáticas, lejos de hallar soluciones nes se han cualificado en la medida en que los aport
con el tiempo, se han acrecentado para alcanzar provienen de ramas diversas del conocimiento, la in­
niveles increíbles por razones diversas, cuyas argu­ vestigación adoptó estos factores del contexto co
mentaciones varían dependiendo de las acciones unas variables entre otras para proceder metod
emprendidas por quienes las han protagonizado y lógica y analíticamente desde la reflexividad:
también, por quienes han intentado explicarlas
y solucionarlas. "(...) Admitir la reflexividad del mundo social
Para iniciar el proceso de acercamiento y com­ tiene varios efectos en Ia investigación social. Pri­
prensión de estos contextos y sus variables, preci­ mero, los relatos del investigador son comunica­
samos de mayor conocimiento conceptual sobre ciones intencionales que describen rasgos de una
elementos como la identidad, la cultura y la región situación, ¡yero esas comunicaciones no son 'me­
en el contexto del Magdalena Medio, dado que aho­ ras' descripciones sino que producen las situa­
ra, éstos constituyen ejes centrales del trabajo de las ciones mismas que describen. Segundo, losfu n ­
organizaciones sociales que a su vez responden a damentos epistemológicos de la ciencia social no
las políticas de las agencias internacionales de fi­ son independientes ni contrarios a ¡os funda­
nanciación, en este caso, el Ltboratorio de Paz de la mentos epistemológicos del sentido común; o[ye-
Unión Europea. ran sobre la misma lógica. Tercero, los métodos
La razón principal para este primer paso teóri­ de la investigación social son básicamente los
co fue entender la manera como se había concebi­ mismos que los que se usan en la vida cotidiana.
do el proyecto en un principio. Éste fue elaborado Es tarea del investigador aprender lasformas en
por personas que han trabajado, desde hace ya va­ que los sujetos de estudio producen e inteiprelau
rias décadas, en organizaciones que se concentran su realidad para aprender sus métodos de inves­
en la promoción de los derechos humanos, el DI 11, tigación. Pero como la única forma de conocer
la convivencia y el desarrollo en esta parte del país. o interpretar es participar de situaciones de inte­
Su interés central era conocer las expectativas de racción, el investigador del>c sumarse a dichas
las poblaciones que han participado de los proce­ situaciones a condición de no creer que su pre­
sos organizativos locales y regionales, en aras de sencia es totalmente exterior. Su interioridad
orientar la intervención para el mejoramiento de las tamjxyco se diluye. La presencia del imestigador
condiciones de vida de las personas afectadas por constituye las situaciones de interacción, como
dos factores centrales: el conflicto armado y los cul­ el lenguaje constituye ¡a realidad. El iuiestiga-
tivos de uso ilícito. dor se convierte, entonces, en el principal instru­
Sin embargo, estos dos elementos se convirtie­ mento de investigación y producción de conoci­
ron en un comienzo en una limitación para abordar, mientos (...)" (Briggs, 1986; citado por Gubcr,
analíticamente, los múltiples significados que tiene 2001, 47 -48).
para las poblaciones haber llegado a estos lugares,
decidir radicarse allí en un proceso de poblamiento Dado que el proyecto de investigación refor­
que se remonta ya varios siglos atrás y construir sus mulado pretendía un conocimiento cercano de las

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poblaciones en los niveles que clásicamente se han electorales, negociaciones de paz, celebraciones ma-
considerado para hablar de identidad, cultura y re­ rianas, movilidad poblacional, conflicto y subsisten­
gión desde las disciplinas cia, etc.) más incompleto
sociales, como son: la eco­ se torna cualquier análisis.
nomía, las relaciones socia­ La segunda, no menos an­
les y espaciales, las expre­ gustiosa y de naturaleza
siones del folclor, las tradi­ política, nos muestra sin
ciones religiosas, y las embargo, la pertinencia de
formas políticas organizati­ este tipo de miradas. La ra­
vas de la población; el dise­ zón principal: la importan­
ño metodológico para su cia de atender a las parti­
desarrollo las adoptó desde cularidades, las similitudes
una mirada etnográfica y las diferencias de las po­
atendiendo a dos preguntas blaciones con las que tra­
centrales: 1. ¿Cómo se per­ bajamos, y en todo caso, a
ciben las poblaciones' de lo que otros estudios, más
estos municipios a sí mis­ específicos, habían deno­
mos y, en este proceso de minado con cierta preten­
identificación, cómo perci­ sión abarcadora “la Región
ben a las de los municipios del Magdalena Medio” y su
vecinos?; y, 2. ¿Cómo parti­ “cultura de resistencia" o
cipan en estos procesos los “cultura radical", que deja­
elementos territoriales na­ ban al margen los intereses
rrados en sus relatos?4 específicos y efectos socia­
Una empresa investi- les que este tipo de mira­
gativa de estas dimensiones das tienen en la forma
tiene dos caras: la primera como se perciben a sí mis­
nos dice con reiterado acen­ mas estas poblaciones.
to que se trata de una tarea
ingrata, ya que entre más se profundice en las múl­ HLa contextualización social de laspersonas está
tiples formas de la sociedad (economía, procesos generalizada, y, de un modo curiosamente des-

3 Dehemos aclarar en este momento una primera distinción pertinente para entender el sentido utilizado en la definición de población. En
nuestro análisis, población se refiere a los habitantes de unos escenarios físicos “identificables’ para ellos mismos a partir de las fronteras
que imponen sus propias dinámicas sociales, culturales, políticas y económicas. Por ello, en una misma localidad definida político-
administrativamente. pueden por ejemplo, coexistir diversas poblaciones: los pescadores, los campesinos, los mineros, los sindicalistas. Fn
un municipio, entendido como ente administrativo, esta cohabitación es también palpable por lo cual, población, localidad y municipio no
son homologables en este estudio.
•í Para organizar cada uno de estos tópicos y aplicarlos en la Guia de Indagación en terreno, determinamos seis variables que siguieron los
análisis hechos luego de la primen temporada de campo. Allí, reflexiones sobre tópicos que podían ser asociados a primera vista, como
ocupación y actividad económica, siguieron la lógica de atender las realidades concretas que iba mostrando el encuentro con las dinámicas
sociales de las poblaciones. Por esta razón, la adopción del esquema clásico se vio altamente influenciado por las particularidades de cada
experiencia narrada: Migración e Historia del Poblamiento, Relaciones Espaciales, Relaciones Sociales, Actividades Económicas, Tradición
y. Región. Cada una de ellas desglosa elementos como temporalidades, especialidades (escalas locales-globales), motivos de explicación
y percepciones sobre sus protagonistas. Aunque los relatos no discriminan taxativamente cada temática, su esquematización y los emees
analíticos que surgieron de este ejercicio, perfilaron la Matriz Analítica con la cual procedimos en el ejercicio de formulación de hipótesis
y escritura de informes en cada municipio.
ordenado, es sistemática. Los hombres no flotan "En este tifx) de descripción/inleiprelación, adop­
como entidades limitadas psíquicamente, se­ tar nn enfoque etnográfico es elaborar una repre­
parados de sus determinaciones y nombrados sentación coherente de lo que piensan y dicen los
singularmente. Sn identidad es mi atributo nativos, de modo que esa ’descri¡xión' no es ni el
prestado de sn escenario"(Gccrtz, 1994, 86). mando de los nativos, ni cómo es el mando para
ellos, sino ana conclusión interpretativa qac ela­
Lis decisiones basadas en propuestas como la bora el investigador’' (Jacobson, 1991, 4-7).
planteada por el autor, fueron el resultado de largos
debates en torno al sentido de nuestro trabajo y el Una revisión sistemática de la literatura espe­
papel que debíamos desempeñar como ejecutores cializada nos mostró desde muy temprano que, las
de un proyecto de investigación formulado previa­ formas como se ha asumido histórica y socialmente
mente pañi comprender los efectos de la guerra y la acepción "cultura" suscitan más incomodidades
su economía. Concernirnos en una posibilidad ana­ que consensos, y que no es posible hallarla en un
lítica definida por aspectos como la “resistencia", glosario sin que salten a la vista discrepancias. En
las luchas sociales, el conflicto armado, su econo­ la misma dirección, atendimos las formulación*
mía y sus efectos políticos, económicos y sociales, conceptuales y aplicaciones cotidianas que las mis­
seguramente nos habría llevado a formulaciones se­ mas poblaciones también han construido con su
mejantes a las ya promovidas por investigaciones propia historia.
anteriores. Sin embargo, los escenarios municipales
del proyecto son tan diversos -y a veces contradic­ "Describir de este modo somete los conceptos que
torios y en tensión-, que esta apuesta no habría elaboran otras disciplinas sociales a la ditersi­
potenciado alternativas para la comprensión de los dad de la e.xfxtriencia humana, desafiando la
procesos identitarios y territoriales por fuera de esos pretendida universalidad de los grandes para­
contextos locales y particulares en los cuales se ha­ digmas sociológicos. El etnógrafo supone, pues,
bían generado. Lis lecturas que sobre los mismos qne en el contraste de nuestros conceptos con los
asuntos las poblaciones también han construido y conceptos nativos es posible formular ana idea
construyen por fuera de los circuitos organizativos de humanidad construida f>or las diferencias"
y de los escenarios concretos de guerra, quedarían (Pcirano, 1995, 15).
una vez más a la espera de una futura mirada.
Conjeturas de este nivel terminaron por perfi­ Dialogar con un cuerpo teórico que promoví
lar dos de los elementos básicos del proyecto de ra una metodología versátil para la reflexión crítica
investigación, esto es la identidad y la región, de fue el principio de trabajo en esta investigación. Esc
manera un poco diferente: más cxperiencial, a pro­ diálogo que suscita el encuentro permanente del ejer­
pósito de lo que la gente piensa que es su identi­ cicio empírico con las prácticas académicas de cono­
dad, y menos generalizante, dado el significado cimiento teórico, consolidó posturas y acciones de­
particular que tiene el territorio en sus cotidianida­ terminantes en el diseño de la investigación y en su
des. La “identidad” y la “región" fueron adoptadas ejecución durante las fases de Trabajo de Qimpo,
en nuestros análisis como asuntos de reflexión per­ Sistematización, Análisis y Escritura de informes.
manente durante el proceso, mientras que asumi­ La primera de ellas fue la resistencia propia del
mos la "cultura", más allá del convencionalismo que trabajo etnográfico a seguir los procedimientos in-
expresa su acepción, como una instancia dinámica vestigativos convencionales, que asumen como pri­
y funcional desde donde podían “leerse" los relatos mer paso la edificación de un cuerpo teórico que
y los resultados analíticos. Ello responde a un prin­ modela tanto las preguntas como las hipótesis, la
cipio básico de la Etnografía: Etnografía en esta dirección, entiende que la teoría
es un instrumento con el cual se puede dialogar tiempo (por lo menos el tiempo de acción profesio­
una vez se cuente con experiencias reflexivas em­ nal). Descubrimos en el camino que, como muchas
píricas, en las cuales la voz del analista se desnuda cosas en esta vida, alguien ya lo había pensado y
para incorporarse en la misma reflexión y así ganar con suficiencia de argumentos:
precisión conceptual.
"El riesgo de ¡a resistencia de la teoría ¡xrrel ries­
“Los principios empíricos sostienen cualquier go del desmembramiento del objeto de estudio es
andamiaje teórico, razón por la cual antes que un asunto importante, en la medida en que está
hacer encajar Ia teoría en nuestros hallazgos, asociado al desmembramiento del sujeto o de ¡a
propiciamos reflexiones nutridas de otros contex­ ilusión de! sujeto de estudio, sujeto individual y
tos de indagación. Ahora, lo que nosotros hici­ sujeto grupa! o gremial. Rara ocultar la artifi-
mosfue hablar con las poblaciones. Recordemos cialidad en la construcción de los campos teóri­
que lo que hacemos tiene sen­ cos en las ciencias sociales, ha
tido si tiene sentidopara aque­ sido necesario negar las conexio­
llos}' aquellas con quienes tra­ nes de cada campo con otros.
bajamos (que no es lo mismo Las fo r m a s com o se Entonces se imaginan sujetos de
que sentiry i vr lo que ellos sien­ conocimiento que sustentarían ¡a
ten y ven, J.tero si tratando de ha a su m id o problemática del campo. Así la
aproximarnos analíticamente teoría se vuelve auinjustificable.
a sus propias explicaciones): histórica y Pienso que lo que da cientifici-
Una buena teoría es como un dad a una teoría es su capacidad
refrán, recoge aquello quepara socialm ente la para cuestionar sus propiosfu n ­
la gente suele ser importante y damentos. Quizá sea ¡a única di­
acepción "cultura"
además explicadlo de una si­ ferencia entre discursos científi­
tuación que a todospuede ocu­ suscitan m ás cos}’no científicos. Coincido con
rrir con un desenlace similar. Elíseo Verán cuando dice: el dis­
Incluso, algunos llaman a esto incom odidades q u e curso científico no está Ubre de
la "verdad”, es solo que en los riesgos de ¡a ideología, simple­
nuestro caso, la verdad no es consensos. mente tiene instrumentos para
otra cosa que un relato, una cuestionar su modo de consti­
expresión, una representa­ tuirse como objeto de estudio, las
ción, un sentido”{Fragmento relaciones de lo textual y de lo
Documento Interno para pensar el marco con­ extratextual, o sea el modo de construcción del
ceptual elaborado durante la investigación. Abril discurso. Hay muchas maneras de conocer,
de 2004). ¡yero la de la ciencia es distinta porque se hace
como algo relativo, que no aspira a una verdad
Por supuesto, estas asunciones nos conduje­ generalizada sino a hipótesis más ajinadas.
ron a un camino nada cómodo: construir el anda­ Cuando dejamos de pensar que esas hipótesis
miaje teórico-metodológico simultáneamente con pueden ser dudosas y las establecemos como a
nuestras propias intuiciones y conjeturas, para con priori, como principios absolutos, dejamos de
ello vencer los acomodamientos que produce la hacer ciencia. La mayor resistencia a ¡a teoría
aplicación formal de la teoría a los contextos socia­ surge cuando no soportamos este i vrtigo que pro­
les en los cuales, no solamente fundamos nuestro duce pensar que fundamentos desde los cuales
oficio, sino además, también habitamos durante un estamos estudiando'algo podrían ser otros o que

C ¡ » .
los que usamos son simples ilusiones. El proble­ aún, para grupos marginales y oprimidos, ¡a
ma de la artificialidad no es que exista en si mis­ construcción de identidades nueras y de resis­
ma, el problema es si se justifica cuando se la tencia es una dimensión crucial de una lucha
contrasta con procesos empíricos, el problema es fx>litica más amplia ¡K>r la transformación de la
que sea consagrada /x>r la estrategia teórica que sociedad" (Jordán y Weedon, 1995, 5-6; citados
se niega a pensarla como artificial"(Garda Can- por Álvarez, Escobar y Dagnino, 2001, 23).
clini, 1990, 353).
En efecto, cuando hablamos de cultura en
En esc orden de ideas mostraremos cómo pro­ nuestro Trabajo de Campo, la encontramos asocia­
cedimos con los tres conceptos básicos: Cultura, da con cierta frecuencia a las expresiones del fol­
Identidad y Región, no sin antes aclarar que cada clor (danza, música, teatro), mostrándonos que su
uno de ellos comporta repercusiones políticas que utilización entre las poblaciones obedece a unas
no pueden marginarse de la reflexión si son exami­ lógicas que ponen en tensión lo que ha sido deno­
nadas a panir de las políticas culturales aplicadas minado la Cultura Popular, por un lado (sus manifes­
en los contextos administrativos de cada municipio. taciones tradicionales como la tambora, el carnaval,
Cuando los sujetos individuales o colectivos expre­ la juerga y la camaradería); y por el otro, las determi­
san sus concepciones sobre lo que son, su historia y nadas por la “Alta Cultura”, asociadas a formas urba­
lo que anhelan, perfilan los lincamientos de lo que nas y “modernas” (salas de cine, exposiciones, obras
en su opinión debería ser una política que se revier­ teatrales, conciertos; es decir aquellas expresiones
ta sobre ellos mismos para transformar los órdenes de la denominada “industria cultural"), que riñen
sociales establecidos o, simplemente para mante­ con las tradiciones vernáculas de la fiesta y el en­
nerlos: esto es, una política cultural. cuentro espontáneo en los espacios públicos.
Por ejemplo, desde el punto de vista de los Su tensión se expresa principalmente en el pla­
Movimientos Sociales, Arturo Escobar (Escobar, Ál- no generacional, incidiendo fuertemente en las pro­
varez y Dagnino, editores, 2001, 23), nos muestra la yecciones urbanas que construyen los jóvenes sobre
importancia que esta óptica tiene al relacionarse ellos mismos en estos territorios y los cambios de­
directamente con la manera como son entendidas seables; a diferencia del espíritu conservacionista,
las relaciones de poder que subyacen en todo gru­ tradicionalista y agrario observado principalmente
po social, en la pugna por la trasformación de la en los mayores. La emergencia local de las políticas
sociedad. Veamos: culturales nos habla de una tensión que encuentra
formas diversas de resolución dependiendo de las
"La legitimación de las relaciones sociales de diferencias etáreas y sus respectivos anhelos, o de
desigualdady la luchapor transformarlas son pre­ quienes de ella participan ya sea en los gobiernos
ocupaciones centrales de la Política Cultural. Fun­ locales o en colectivos organizados. La tensión ma­
damentalmente, ésta determina lossignificados de nifiesta la forma cómo unos y otros, significan su
las prácticas sociales, y más aún, determina cuá­ propia proyección, bien sea tratando de “rescatar"
lesgrupos o individuos tienen elpoderpara definir aquello que se está perdiendo y que expresa la esen­
dichos significados. Ia/x)liiica cultural también se cia identitaria de lo que “somos” y “queremos ser”,
preocupa porta subjetividady la identidad, puesto a partir de su diferenciación de otros, o, "creando”
que la culturajuega un papel crucial en la consti­ nuevas formas culturales que les hagan más pareci­
tución de nuestro sentido de nosotros misinos (...). dos a “otros”, principalmente urbanos. Para las po­
Lasformas de la subjetividad que habitamos jue­ blaciones, el problema se presenta cuando ven que
gan un [xipel central en determinarsi aceptamos o las primeras, a pesar de los esfuerzos, se pierden, y
cuestionamos relaciones de poder existentes. Más que las segundas simplemente no se cristalizan.
Aunado a ello, encontramos también que el gación la entiende en plural - “identidades"- con­
empleo del concepto “cultura” tiene propósitos di­ centrándonos en su carácter dinámico, en la polifo­
versos dependiendo de la forma cómo se relacio­ nía que su empleo cotidiano denota y en los efectos
nan las poblaciones de unos y otros municipios. que ello tiene en la forma como se narran a sí mis­
Además ele ser para los pobladores y pobladoras, mas las poblaciones, al tiempo que “describen" la
un escenario depositario de explicaciones sobre el identidad de los habitantes de otros municipios ve­
comportamiento, historias y proyecciones propias, cinos. El trámite privado y público de sus diferentes
es también un argumento para significar a los de­ significaciones expresadas en los relatos de las po­
más positiva o negativamente. Allí, alejándonos de blaciones, las organizaciones sociales y los investiga­
la postura científica que se abstiene de la definición dores e investigadoras sobre el Magdalena Medio,
de las caracterizaciones culturales de una sociedad concentró nuestra en esta dirección.
como argumento suficiente para entender y signifi­ Con respecto al concepto “Región", encontra­
car a los “otros”, vimos que entre las poblaciones, mos que, dado que no podíamos asumirla como
recurrir a estas formas de “identificación cultural” punto de partida ya que su proclamación se en­
resulta útil para explicar comportamientos, actitu­ cuentra mediada por intereses, proyectos y accio­
des e incluso, su misma condición actual. El segui­ nes que no pueden generalizarse si tenemos en
miento a estas tensiones orientó una buena parte cuenta los niveles de conflictividad generados en la
de los informes realizados en cada municipio. disputa por las proyecciones individuales y colecti­
Con el concepto de “identidad”, encontramos vas de las poblaciones, decidimos convertirla en una
tensiones dadas por la idea de su existencia a partir pregunta cuyo mejor correlato son los “territorios”.
de discursos hegemónicos y homogenizantes (como Más allá de connotación geográfica y paisajística de
la llamada “Identidad del Magdalena Medio"), al lado su empleo conceptual, la asumimos a partir de los
de algunos llamados ante su evidente “ausencia" sentidos otorgados con el tiempo a esos referentes
(como aquellos que plantean que “no la tenemos “naturales" del paisaje y sus explicaciones. Ello nos
porque estamos mezclados"). Las particularidades, permitió llenar de contenidos reflexivos la relación
las historias locales y la forma como la identidad es que las poblaciones han construido y construyen
invocada a través de la memoria, así como la posi­ con los lugares que habitan, recuerdan e idealizan,
bilidad de que puedan coexistir muchas identida­ atendiendo a las implicaciones históricas, sociales,
des en un mismo lugar, e incluso en una misma económicas y políticas que su devenir implica.
persona, es contemplada entre las poblaciones y Invitamos a conocer la forma como procedi­
organizaciones como una explicación que impide mos en la aplicación teórica y metodológica de cada
enunciar la identidad como algo dado -ya que en su uno de estos tres conceptos en los diferentes conte­
opinión debería ser así -, convirtiéndose en algunos nidos analíticos en nuestra investigación, partiendo
casos en un obstáculo para el logro de determina­ de algunos ejemplos empíricos hallados durante
dos proyectos colectivos. nuestro trabajo de Campo.
También encontramos en la literatura produci­
da sobre esta amplia franja geográfica de nuestro
país, enunciados que proclaman “la identidad del
Magdalena Medio" como un proceso cuya consoli­
m
dación se encuentra determinada por el tiempo su­ La cultura: motor y r e f le j o d e las
ficiente para “decantar" las formas sociales y cultu­ REPRESENTACIONES SOCIALES
rales diversas de sus habitantes.
Conciernes de la existencia de estas múltiples Según CliffoVd Geertz la cultura no es una no­
voces sobre el sentido de la “identidad", la investi­ ción fácil de manejar y el consenso en la actualidad

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se concentra sobre todo en que no hay una sola rritorios (en sus diferentes niveles desde lo local!
forma de asumirla, pero tampoco debe ser una su- hasta lo global), tiempos (histórico, coyuntura! y
matoria de múltiples factores sin conexión. Enten­ proyectivo) y escenarios de significación (social,
demos entonces la cultura, desde una perspectiva político, económico, religioso, etc.), entendidos es­
dinámica en la que se generan diversas expresiones tos últimos no como áreas en las cuales profundiza- ]
en una relación temporal (diacrónica: pasado, pre­ mos temáticamente, sino como parámetros desde!
sente y futuro) y espacial (local, regional, nacional, los cuales se explican los diferentes relatas escucha­
global), para remitirnos por esta vía al complejo das en campo cobrando sentido para las pobladoras j
mundo de las identidades desde el punto de vista y pobladores, y para nosotras como investigadores. í
de las representaciones sociales. Tratamos, en suma, de hacer converger los di- 1
Las representaciones sociales son expresiones ferentes elementos identitarios halladas en campo, j
públicas producidas culturalmente por los grupos bajo un esquema metodológico que nos permitió I
sociales con unos propósitos de cohesión y control entender que el propósito no es hablar de un todo ]
de las dinámicas cotidianas; son los elementos com­ complejo (caótico y desordenado que debe ser or- ]
partidos y relaciónales que parten de lo común, pero denado esquemáticamente), y tampoco de la ver-1
que no deben desconocer la divergencia, la distin­ sión esencialista de la cultura que la reduce a unas
ción y la singularidad, ya que son justamente estos expresiones folclorizantes propias de una idea de
aspectos las que permiten entrever los mecanismos cultura popular en contraposición a la alta cultura
a través de las cuales lo común empieza a ser parte urbana y europea, sino de unas versiones de la rea- 1
de los imaginarios colectivos. Las representaciones, lidad reflejadas en unas representaciones específi­
entonces, describen el mundo de las pobladores: cas, que a su vez responden a unos contextos histó- '
son las formas como definen su realidad. Para ubicar ricas y coyunturales determinantes en los procesos j
espacialmente estas representaciones en la investiga­ sociales proyectados hacia el futuro.
ción, tomamos en cuenta los siguientes componen­ Según Daniel Innerarity en su texto Políticas |
tes: pobladores (organizadas y no organizados), te­ déla Identidad(s.f.), la cultura no es cxclusivamen-
le un sistema de vida compartido: hay desacuerdos, que ¡afonación en el habla, el coloren ¡a pintu­
conflictos, diferencias, es versátil - igual que la iden­ ra, tas líneas en la escritura o el sonido en la
tidad y la territorialidad-, discontinua, fragmentada, música, significa algo - pierde sentido la cues­
subyace en ella una yuxtaposición de modos de vida tión de saber si Ia cultura es conducta estructu­
y de comunidades con intereses, expectativas, his­ rada o, una estructura de la mente, o las dos
torias y percepciones no necesariamente homogé­ cosas mezcladas. (...) Aquello¡x>r lo que hay que
neas. Aspectos que nos conducen a otro concepto preguntar es ¡x>rsu sentido y su valor, si es mofa,
vital en la comprensión de los procesos de configu­ desafío, ironía, cólera, esnobismo u orgullo, ¡o
ración de identidades: la diversidad. Así lo expresa que se expresa a través de su aparición y fx>r su
el autor: intermedio”(Gecrtz, 1973, 24).

"Se echan en falta uñeros modos de pensary de Como una premisa fundamental asumimos en­
organizaría realidad que tío estén seducidospor tonces que la cultura es, sin lugar a dudas, un asunto
arquitecturas que resultan Inego inhabitables, interpretativo. Quiere decir esto que compromete
¡tero que tampoco renuncien a sintetizary orga­ diversos sentidos (explicaciones): en nuestro caso,
nizar lo diverso. Necesitamos estrategias para los del sujeto individual y colectivo observado, es­
arreglárnoslas cotí peculiaridades, individuali­ cuchado, y los del observador. El examen de la ten­
dades, excepciones, discontinuidades, contrastes sión interna que se teje en esta relación es, desde el
y singularidades, que estén en consonancia con campo de la etnografía, una representación más de
lo que Charles Taylor ha llamado "deep diversi- las que conforman el abanico de las narrativas so­
ty", esa pluralidad de pertenencias, adsc ti frio ­ bre la vida cultural cotidiana.
nes y modos de ser que caracteriza a nuestras La naturaleza de esa tensión interna nos invita
sociedades"(Inncrarity, s.f.). a reconsiderar lo que es denominado cultura y las
discusiones que ello lia suscitado, aspecto intere­
Dar cuenta de lo diverso, de lo maleable, de lo sante que nos plantea un debate que aún no ha
particular, es pues un derrotero fundamental para culminado (afortunadamente) y que está repleto de
las Ciencias Sociales, pero además es una tarea de­ señalamientos (algo no tan afortunado para la cien­
terminante en el necesario paso hacia la construc­ cia). Por ejemplo, hay quienes dicen que la cultura
ción de unas sociedades más justas, respetuosas de es una realidad “superorgánica”, conclusa en sí mis­
la diferencia y con capacidad para crear alternativas ma, con fuerzas y fines propios, razón por la cual
a sus conflictos. En ese sentido, para nosotros la sus defensores son señalados por intentar reedificar
cultura es un asunto político, esencialmente porque la cultura; otros hablan de la cultura como un es­
es público: quema de la conducta que observamos en los indi­
viduos de alguna comunidad identificable, a ellos
“Aunque contiene ideas, la cultura no existe en los llaman reduccionistas; y otros más dicen que la
¡a cabeza de alguien; aunque no esfísica, no es cultura está “situada” en el entendimiento y en el
una entidad oculta. 1:1interminable debate en el corazón de los hombres (óptica que no nos permite
seno de la antropología sobre si la cultura es “entenderla" o "sentirla” sino en medio del extravío
“subjetiva ”u “objetiva"junto con el intercambio entre dos mundos que se presumen divergentes)
recíproco de insultos intelectuales (idealista, (Gcertz, 1994, 24).
mentalista, conduelista, impresionista, fxtsitivis­ A manera de ilustración, Gcertz nos muestra
ta) que lo acompaña, está por entero mal plan­ algunas de las acepciones más trajinadas sobre el
teado. Una vez que ¡a conducta humana es vista concepto de cultura: “Modo total de vida de un
como acción simbólica - acción que lo mismo pueblo"; “legado social que el individuo adquiere

O 5

_
de su grupo"; "Una manera de pensar, sentir y creer'; En el contexto de nuestra indagación, ser rilx.*-
“Una abstracción de la conducta"; “Una teoría sobre reños, bovacenscs, santandereanos, pescadores,
la manera en que se conduce realmente un grupo agricultores, mineros, resultó, en algunos casos na­
de personas"; “Depósito de saber almacenado”; rrados, explicativo de muchas de las situaciones que
“Conducta aprendida"; y otras más (Ibfd., 26). Des­ ocurren en sus localidades, incluso, efectivo para
pués de esto es inevitable preguntarse ¿qué es en­ reafirmar diferencias que llegan a superar la idea de
tonces lo que analizamos en esta investigación? La la mera proveniencia para referirse a la forma co
respuesta, por supuesto, no es simple: lo que la otras poblaciones entienden la vida y su papel en
gente piensa, siente, hace y dice en y sobre el te­ ella. En esa dirección emergieron también relatos
rritorio donde habita. Eso cjue la gente dice y hace justificatorios sobre el “desarrollo" y el “progreso",
nos revela que son elementos públicos y políticos materializados en algunos municipios gracias a la
(hasta los silencios y las resistencias a hablar sobre existencia de casas de material o al auge del comer­
asuntos como el conflicto y sus protagonistas son cio, como explicaciones que encontraban su argu­
asuntos públicos, ya que obedecen a determina­ mentación en ser “diferentes culturalmente".
dos códigos de miedo, terror o indiferencia, y sus Entendida desde esta óptica, la diversión
respectivas explicaciones), y que no podemos con­ emerge no como un simple cliché que se acom
formamos con la clasificación temática de lo que a la idea de la multiculturalidad, bajo la enuncia
dicen, sino más bien tratar de entender el contexto ción de la democracia y la participación. Hay en el
desde el cual esos relatos adquieren unos sentidos fondo un asunto político vivo y en pugna, sob:
particulares para quienes lo enuncian. A ello lo todo cuando lo relacionamos con aquello que se
hemos denominado los “contextos de producción pretende definir como la identidad, ya que la dife­
de los relatos". rencia, antes que un valor democrático, es un argu­
De ahí que nos interesen tanto los relatos de la mento de distinción y justificación de lo que se es,
gente, en los cuales resulta “lógico" que hayan sido, de lo que se quiere y del por qué es importante no
por ejemplo, los pobladores provenientes del inte­ ser como los demás en un sentido no necesaria­
rior del país los únicos capaces de hacer “avanza­ mente ligado con la idiosincrasia.
das" en estos territorios inhóspitos y agrestes, para Quiere decir esto que como explicación de un
hacer de la tierra una fuente de ingresos en el me­ anhelo común, la homogeneidad cultural aplica en
diano y largo plazo, mientras que los costeños y los la mayoría de los municipios de este estudio a panir
santandereanos prefirieran vivir del comercio y la de la apropiación territorial, en donde lo que es
pesca y habitar en las cabeceras. “mío" hace el tránsito a lo “nuestro" a propósito de
unos pasados colectivos de colonización y lucha a
"La noción de cultura ha estado ligada a la idea pesar de las diferencias culturales marcadas por la
de núcleos homogéneos, más o menos coheren­ diversidad de proveniencia. Por ello, cuando se tra­
tes de creencias, productos o com/X)rtamieutos ta de las relaciones con otros municipios, es ese
socialespertenecientes a mía comunidad, gmpo carácter de pertenencia territorial el que propicia
o nación. Se han destacado el carácter homogé­ mayores distancias y por supuesto, distinciones.
neo, la coherencia y ¡x)r lo tanto la posibilidad La diversidad, como explicación de ese proce­
de clasificación "(García Clanclini, 1990, 362). so discontinuo, polifónico, tensionante y dinámico,
nos llevó a cuestionar los esquemas modélicos re-

O 116
gionales promovidos por un laclo clcsdc la estigma- nino (Eds.), 2001, 27). De allí la importancia que
lización, el abandono estatal y las riquezas de sus tiene entender que en todo proceso de configura­
tierras, o por el otro, la resistencia, el activismo y la ción de identidades, está en juego una pugna por la
conciencia política de sus poblaciones. Es de esta definición de una cultura política que transforme o
manera como el concepto y aplicabilidad de la di­ perpetúe la que predomina en la actualidad o que
versidad cobra pertinencia en nuestro estudio. Y es ha dominado hasta ahora, según los intereses de los
la descripción hecha por los entrevistados de sus diferentes actores sociales presentes en un territorio.
diferencias (diferencias con otros, no con nosotros, Un análisis en esta línea permite discernir los
aún cuando ese nosotros sea diverso culturalmen­ elementos problemáticos que acarrearía la repro­
te) la que debe capitalizarse en términos políticos y ducción de las estructuras de poder dominantes en
analíticos, en aras de una mejor comprensión, res­ ese proceso y nos muestra las alternativas emana­
petuosa y participativa de lo que la gente quiere ser das desde la misma población, resultantes de su his­
y hacer, alejándonos así de las tipologías y los es­ toria y de su relación con su entorno, en un marco
quematismos generalizadores. global de fortalecimiento de la democracia (Pratt,
2001, 443). Un ejemplo de ello lo encarnan las dis­
"Cuando so la concibo como una soñé de dispo­ putas por el poder y reconocimiento local protago­
sitivos simbólicos ¡xira controlar la conducta, la nizadas por los actores políticos locales, regionales,
cultura suministra el vehículo entre lo que los departamentales y nacionales, los actores armados
hombres son intrínsecamente capaces de llegar en su afán de garantizar los recursos económicos
a sery lo que realmente llegan a ser uno por uno. para sus propios fines políticos, las instituciones
Y los esquemas culturales no son generales sino regionales de desarrollo, y las instancias adminis­
específicos. En la trayectoria del hombre, en su trativas de intervención estatal y no gubernamen­
curso característico, es donde podemos discernir, tal, todos ellos al lado de los propios intereses y
aunque tenuemente su naturaleza. Asi como la sentidos de pertenencia territorial (territorialidades)
cultura nosformó para construir una especie, asi construidos por las poblaciones.
también nos da forma como individuos separa­ Esta mención la hacemos siguiendo una re­
dos. liso es realmente lo que tenemos en común, flexión en la cual, los análisis académicos sobre la
no un modo de ser subcultural inmutable ni un identidad hallan con frecuencia unas fronteras físi­
establecido consenso cultural"{Geertz, 1973: 54) cas, históricas y sociales que permiten enmarcar con
mayor precisión los contenidos humanos que allí
devienen. Sin embargo, en el caso de las poblacio­
nes de las riberas del Magdalena Medio, estas fron­
teras no existen tan nítidamente como las describen
L a i d e n t i d a d e n el m a r c o d e los mapas de intervención, precisamente por las
TENSIONES Y RELACIONES DE PODER formas como las perciben sus habitantes.
Desde una perspectiva de la apropiación del
El carácter relacional desde el cual entendemos territorio por el ejercicio del poder, se presenta una
la construcción de las identidades en un espacio, delimitación espacial y de actividades sociales como
implica comprender cómo se ha dado ese proceso prácticas de control, a partir de la implantación de
en el tiempo, sus explicaciones y repercusiones. Las centros de poder que simbolizan una posición je­
identidades son entonces también un asunto políti­ rárquica de los actores dentro del territorio y un
co de la cultura y la cultura es política porque los entramado de líneas que ligan entre sí y comunican
significados que ella produce repercuten en proce­ varios centros de poder. Sin embargo, el trazo de
sos de definición del poder (Álvarez, Escobar y Dag- dichas líneas de expansión en algunas ocasiones

O 17
también puede representar límites y contracciones. identitaria. Una de esas nuevas posibilidades de
En la relación cultural, se presenta una división y adscripción es la “región", sólo que significada de
un control del espacio, que promueve la especifici­ formas diferentes en los relatos de acuerdo con los]
dad del territorio y garantiza la permanencia y la contextos en los cuales emana y sus diferentes ni­
reproducción en el mismo, mientras en la dimen­ veles (la región Sur de Bolívar puede ser de cn^
sión política, se presenta una intencionalidad de rácter veredal, intermunicipal, interdepartanu
formar el territorio, es decir, de crear formas visi­ tal, dependiendo del tipo de percepción que haga]
bles del espacio en relación con un referente ma­ de la territorialidad quien narra). Otras adscrif
yor: el país, el mundo. nes, más tradicionales, están dadas por un “linaj
Empero, algunas de estas formas de significa­ común que se remonta a pasados tan remotos cor
ción común de carácter natural-geográfico como los establecimientos de Palenques en el siglo
el río, ya no son aprendidas por los habitantes de como en el caso de Arenal y Norosí, o al pasat
sus riberas sino como evocación de lo que alguna colonial como en el municipio de Simití. N ucí
vez fueron y anhelan recuperar, dado que hoy no apuesta es entender esa multiplicidad, y las tensit
tiene una presencia significada positivamente (la que su cohabitación fecunda en estos territorios.
contaminación) y de manera consensuada en sus
representaciones, incluso, sus expectativas miran "Se trata de lo que ¡Huiríamos denominar la
con mayor atención lo que pueda ocurrir en el transferencia del sentimiento de identidad del
mundo de lo agrario (o terrestre) que en el hídri- gm/X) al territorio. Se ha comprobado desde la
co. Así mismo, la amplia diversidad de provenien­ antropología que en otras épocas históricas -y
cia de los habitantes de estas poblaciones, nos aún hoyen muchos lugares del Tercer Mundo-,
permite hablar de tradiciones identitarias específi­ el principa! elemento de identidad de 1a gente
cas relacionadas con contextos más amplios y leja­ era la ¡yertenencia a un grupo, a un dan, a una
nos (por ejemplo departamentales o la alusión a la tribu. Ixi gente se definía en relación con el gru­
herencia costeña), siempre y cuando conserven un po social donde nacía y era este grujx) social el
hilo histórico con sus territorios de origen: pueden que imprimía carácter a su territorio. Ahora
ser ribereños porque están asentados en la orilla bien, con el tiempo y a raíz de la aparición de
del río, pero siguen siendo costeños, pueden ser los conceptos de nación, de listado y de listado
bolivarenses porque es a ese departamento al que nación como formas de agrupación social do­
pertenece jurisdiccionalmente su municipio, pero minantes, ''el territorio delimitado políticamente
siguen siendo boyacenses, santandereanos o toli- acabaría por definir a /agente; hubo una trans­
menses de origen y tradición. ferencia en el énfasis del grupo al territorio In­
La multiplicidad de jurisdicciones político ad­ glaterra fu e antaño el país donde vivían los in­
ministrativas y la emergencia constante de otras gleses: los ingleses son ahora la gente que habita
nuevas, especialmente en los últimos cincuenta años en Inglaterra (Knight, 1982). Es, sin duda, un
(siete de los trece municipios incluidos en nuestro cambio sustanciar(Nogué, 1991, 59).
proyecto de investigación adquirieron el rango de
municipalidad en este periodo), nos habla de nue­ En la otra cara de la moneda, la promock
vas adscripciones que surgen de acuerdo con los expansiva de las expresiones culturales folclorizan-
contextos de atención, apoyo e intervención esta­ tes (por ejemplo llevar la tambora de las sabanas de
tal, internacional y no gubernamental, y también de Córdoba, Sucre y de las riberas del Brazo de Loba y
unas nuevas formas de pertenencia cuyos derrote­ el Brazo de Mompós a ciudades como Barrancaber-
ros principales son la autonomía y la soberanía en meja) como recurso identificatorio, evidencia las
sus territorios aún desde la diferenciación cultural e pretensiones de edificación “cultural" cohesionad<

Q 118
ra de la diversidad de pueblos que habitan en estos distinta naturaleza y sus representantes, en unos
municipios, bajo la idea de construirse colectiva­ contextos físicos y sociales muy concretos.
mente para generar alternativas a su población, al Ese camino lo iniciamos escuchando a otras
tiempo que visibilizarse en el concierto nacional experiencias analíticas, con el objetivo de ayudar­
transformando con ello el abandono estatal, la po­ nos a perfilar las hipótesis en cada uno de los muni­
breza que lo explica y la estigmatización violenta. cipios visitados. Por ejemplo, en 1987, Christian
En síntesis, los escenarios a los cuales asistimos Gros, sociólogo de profesión y antropólogo desde
con esta investigación, retan el análisis transversal en el ejercicio investigativo, se propuso indagar por las
la medida en que nos muestra unas fronteras socia­ dinámicas sociocultumles de los indígenas que ha­
les, económicas, políticas y culturales tejidas a pro­ bitaban en Popayán. La múltiple combinación de
pósito de las lecturas que sobre estas zonas de nues­ los indígenas con prácticas socioeconómicas identi­
tro país ha hecho la opinión pública, así como sus ficadas como de la "cultura campesina", al tiempo
efectos, especialmente desde la segunda mitad del que ser habitantes urbanos con prácticas rurales,
siglo pasado. Apelar a visiones que esencializaran hacía de su trabajo un reto para pensar el mundo
esta apuesta y llevarla a tiempos más remotos y contemporáneo de la globalización. Por ello, el prin­
explicaciones más homogéneas, resultaba para no­ cipio y motivación principal de su trabajo analítico
sotros una vía analítica no muy atinada, lo que fue el de la identidad. Luego de un tiempo de re­
significó cuestionarnos desde el principio por el flexión, llegó a conclusiones que le permitieron
sentido de una pregunta como “la identidad de la entender que las identidades étnicas se construyen
región del Magdalena Medio", entendida como pro­ alrededor de “culturas" que se expresan discursiva­
ducto. para empezar a verla más como una apuesta mente y sobre la base de perpetuas negociaciones
(disímil y tensionante) mediada por intereses de con el Otro (Gros, 2002, 29).
En el caso de los indígenas y de los campesi­ como consecuencia de los altos índices de conta­
nos, parece que las formas culturales con las cuales minación que han afectado profundamente sus
forjan su autoidentificación y las representaciones prácticas económicas y transformando las percep­
nacionales con las cuales se orientan políticas des­ ciones sociales sobre la importancia local, regional
de el Estado, hicieron que el problema central se y nacional con la que alguna vez lo significaron.
concentrara en la resolución de tensiones solo en De otro lado, la premisa sobre “la identidad"
apariencia evidentes: “En el Cauca todos los cam­ del Magdalena Medio, forjada al calor de las movili­
pesinos no eran indígenas, pero todos los indígenas zaciones y la organización social que motivaron
eran campesinos. A menos que estos últimos por principalmente la formulación de este estudio, no
ser campesinos no fueran verdaderamente ‘indíge­ podía operar como condición, o como hipótesis
nas*" (Ibíd., 32-38). central, ni como conclusión cultural abarcadora,
En nuestro caso, las historias locales escucha­ ya que emerge solo localmente y a propósito de
das nos mostraron que no podíamos hablar de unos momentos específicos en la historia recient
campesinos, pescadores o mineros, bajo la estela de esta extensa franja del país, c incluso, como
taxonómica del oficio, porque su expresión so­ resultado de los acentos puestos por analistas en
cioeconómica es mucho más compleja debido a los sus propios trabajos.
mimetismos que ha invocado la supervivencia de La disputa por la hegemonía de unos órdenes
su población actual; tampoco podíamos hablar de económicos, sociales y culturales en contextos de
identidades étnicas a partir de las culturas que estas globalización es susceptible de examinarse desde
formas de vida modelan desde la teoría especializa­
diferentes ángulos: la creciente capacidad organiza­
da, dado que ninguna se refleja territorialmente sin
tiva de su población alrededor de proyectos pro­
expresar los rasgos dinámicos de las ocupaciones
ductivos; la presencia de instancias de desarroll
y actitudes marcadas por la convergencia pobla-
regionales, nacionales e internacionales, al lado de
cional en diferentes periodos; y, mucho menos, de
la vigencia de las acciones de guerra, la presenc'
culturas ribereñas que conjugan diversos oficios, a
de sus protagonistas y su economía; la transforma­
propósito de su ubicación en las vertientes del río
ción de las percepciones sobre los escenarios que
Grande de la Magdalena, ya que además de estos
alguna vez motivaron la radicación de su població
elementos territoriales encontrados como las se­
rranías, piedemontes y las grandes sabanas, tam­ actual y la forma como la proyectan en el futuro, se
bién asistimos desde los relatos de los pobladores suman (y en algunos casos se explican unos a otros)
a las transformaciones históricas de los sentidos de como ingredientes sustanciales del devenir reciente
apropiación y pertenencia a esos escenarios vitales de estos municipios.
de su cotidianidad. Nuevamente, a manera de ejem­ Como resultado de lo anterior, entendemos que
plo, vimos en los relatos que hoy. el río, con sus la “identidad" de una población se refleja también
bondades y potencialida­ en la identidad otorgada a su territorio. Su dinamis­
des, sólo habita en mo, variabilidad y proyección son analizados a partir
la memoria de de los hitos históricos, coyunturales y proyectivos de
los pobladores un grupo social, con los cuales es posible una nue­
de sus riberas. va mirada sobre los sentidos que adquiere para la
población. La identidad, como el territorio son en­
tonces, elementos que se articulan para entender
en este estudio las permanentes transformaciones
de los grupos sociales y su proyección política en
el concierto global y local.
Por estas razones, abordamos conceptualmen- El co ntex to : un lugar p a r a la
te las identidades a partir de tres características MEMORIA
principales: primero, el carácter relacional, esto es,
su principio de alteridad. La identidad siempre se Para darle curso en nuestro análisis a las apues­
construye a partir de un yo (individual o colectivo) tas anteriores, establecimos como eje metodológico
pero en relación con “otros", otros que necesaria­ para el análisis el concepto “memoria”. A través de
mente median en la construcción individual de los su narración, podíamos observar con detenimiento
sujetos o grupos y sus cotidianidades. En segundo esos contextos en los cuales las historias particula­
lugar y como consecuencia de lo anterior, creemos res, sus protagonistas y sus acciones, daban sentido
que este carácter relacional implica la presencia ten- a la definición de sí mismos como pobladores de
sionante de una mediación de poder, poder enten­ estos territorios.
dido desde la necesidad de persuadir o imponer
(hegemonías) unos rasgos sociales de diversa natu­ “Tanto en ¡a vicia cotidiana como en los espacios
raleza a otro u otros (resistencias o disidencias); la de saber reconocidos ¡x>r las instituciones aca­
identidad implica establecer lo propio y la diferen­ démicas, la na trac ion está presente, al menos
cia con el otro, por ello el principio de la distinción comoforma estniel tiradora del conocimiento, de
fue central en nuestra indagación. El tercer com: ¡a inteligibilidady como productora de sentidos,
ponente compromete su naturaleza dinámica, su en tanto el discurso narrativo es el soporte del
movilidad, su versatilidad y su descentramicnto plano de la expresión, como sostiene Eco. Pero la
de las coordenadas que nos llevaron a diferenciar­ nana tira no es solo una forma de inteligibili­
la en nuestro particular estudio de las identidades dad, sino que, en su dimensión comunicativa,
institucionales u organizativas. es también una práctica socialmente simbólica
Desde allí, es pertinente comprenderla en plu­ en la que se pueden distinguir dos característi­
ral, es decir, hablar de identidades, de formas como casfundamentales. adquiere sentido sólo en un
se relacionan las personas en un espacio (relacio­ contexto social y, a la vez, contribuye a la cous-
nal), en donde subyace una tensión con la otredad tnicción de ese contexto social como espacio de
(poder), en el proceso de diferenciación con los significación en el que están involucrados los
otros (distinción). Este fue uno de los motivos por sujetos"(Contursi y Ferro, 2000, 101).
los cuales en la definición del sentido de la Investi­
gación hablamos de las “Identidades en el Magdale­ La etnografía entiende que no hay sujetos sin
na Medio", tomando como referente la diversidad contexto. Éste es definido por los dispositivos de
de sus pobladores y el escenario conflictivo en don­ intcrrelación entre la población, mostrándonos
de estas identidades se inscriben y dina miza n. En asuntos como la pertenencia, el arraigo y la idio­
este sentido, asumimos que las identidades son es­ sincrasia. La combinación de estos elementos en
cenarios en construcción: moldeadas y moldeables un análisis, remite a la incorporación simultánea
según las circunstancias externas e internas al suje­ de variables sociales, espaciales, políticas y econó­
to; y que responden a unos procesos históricos, a micas conectadas entre sí a través del tiempo, para
unas situaciones coyunturales en unos contextos de esta manera lograr caracterizar los diferentes ti­
específicos, y a unas proyecciones de sus indivi­ pos de relación que definen el escenario. Estos fac­
dualidades o colectivos, en constante pugna por su tores se conjugan por la misma población para dar
legitimación social, política y cultural. origen a percepciones distintivas de la historia de
un espacio y su presente. Seguimos en este sentido
la conceptualización sobre lugar y territorio que
hace Elizabeth Jelin, teniendo en cuenta la relevan-
cia que adquieren de­ la relación entre hechos remotos y hechos actua­
terminados hitos históri­ les surgirá el sentido y su ¡Xftcncia. Elfin de pro­
cos de un territorio en la ducirle un nueix) sentido al pasado es someterlo
definición de un escenario y estratégicamente y configurarlo en un particu­
sus protagonistas: lar y legítimo horizonte de comunidad política
resig11 ificada "(Zambrano, 2000, 195).
"Ixi instalación ¿le las marcas es siempre
el resultado de luchas y conflictos políticos, Este viaje diacrónico por los relatos de las po­
porque su existencia es un recordatoriofísico de bladoras y pobladores entrevistados, nos ha permi- I
un pasado político conflictivo, que puede actuar tido entender los sentidos puestos en juego en sus I
como chispa para reavivar el conflicto sobre su relatos: sobre su pasado (de acuerdo con la forma I
significado en cada periodo histórico o para como es éste narrado); su conexión con el presente ]
cada nueva generación" Oclin, 2001, citada por (como explicación, como evidencia del cambio o 1
Mato. (Comp.), 2001, 102). como razón de conservación de aquello que tiene I
sentido para definirse a sí mismos); y, también, su
Retomamos en primer lugar la idea de acer­ proyección (dadas las formas de invocación o cv<
carnos a la historia como vehículo de la memoria cación de hechos sucedidos y situaciones del pa:
social,'s como argumento para la cohesión e identi­ do, hoy o siempre ausentes).
ficación social de una población, para luego dar En este sentido, la memoria sigue dos pro|
paso al presente, en donde las transformaciones y sitos en nuestra investigación: la memoria co:
adaptaciones de una población responden a los superficie de inscripción, en el cual se fijan los
nuevos escenarios, sus protagonistas y sus relacio­ imaginarios con elementos que merecen ser inv<
nes. Para lograr esto trabajamos tres conceptos: la cados permanentemente en los relatos, por eje
memoria social, como fuente de significados y ex­ pío, para dar razón de su arribo, permanencia yl
plicaciones reflejados en los relatos para compren­ proyección en unos territorios; y la memoria como
der la pertinencia de su presente y proyección como vehículo de transmisión de sentidos, en donde los 1
población; la memoria individual, entendida como contextos cotidianos inciden en el sentido otorgado j
escenario narrativo en el cual se inscriben las resig­ a la evocación o invocación de determinados suce- J
nificaciones hechas sobre el papel de la sociedad sos y personajes.
en un determinado espacio; y la cotidianidad, como Por ello, a partir de los contextos de produc­
escenario en el cual las evocaciones del pasado, las ción de cada uno de los relatos escuchados en el
descripciones del presente y las proyecciones co­ Trabajo de Campo, la memoria es simultáneamente
rresponden con las realidades inmediatas de la ex­ en nuestro análisis vehículo y escenario, en los cua­
periencia del narrador o narradora. les se evidencian elementos identitarios y territoria­
les como la diversidad, los intereses, las rupturas,
"1:1¡fosado es una construcción cultural en la las discontinuidades, las particularidades y las simi­
que una comunidad (académica o étnica) litudes que conforman el abanico de las relaciones
apuesta a la imposición de una particular visión de las personas con sus territorios.
sobre unos hechos remotos, desafiando las per­ Con respecto a la dinámica temporal, las ideas
cepciones que sobre lo mismo pueden tener otr¿is expuestas implicaron indagar en tres dimensiones: |
colectividades que se le enfrentan. Ixi significa­
ción asignada a tales hechospresume que, aun­ • Histórica: hace referencia a los procesos de ocu­
que distantes en el tiempo, cooperarán en la pación del espacio, la proveniencia de sus po- j
apropiación del presente y allanarán la partici­ bladores, y los motivos migratorios. Este ele- ]
pación en elfuturo. De laforma como se precise mentó nos permitió hablar con mayor claridad j
sobre el componente de la diversidad, amplia­ no se habían explotado por la situación actual del
mente registrado en diferentes estudios sobre el conflicto, y por la negligencia estatal para apoyar
Magdalena Medio. una empresa de colonización que ellos habían pro­
tagonizado hace más de cuarenta años. Estas expli­
• Actual: analizó el contexto de la indagación, es caciones nos condujeron a entender la memoria
decir, la coyuntura. Para este momento resultó como un recurso no exclusivo de la narración del
fundamental el trabajo que se hizo con el com­ pasado, sino también como una fuente de significa­
ponente mediático. La revisión de prensa local, dos para explicar el presente y la proyección de
regional y nacional, hecha a través del Archivo estos municipios y sus habitantes.
de Prensa de Cinep constituyó nuestro princi­
pal referente, al lado de las publicaciones loca­
les, cuyo cubrimiento no está contemplado por
esta Base de Datos, y que fueron recopiladas
durante el Trabajo de Campo. Los ACTORES s o c ia l e s : agentes d e la
CULTURA
• Proyectada: atiende a los proyectos de sociedad
o visiones de futuro elaboradas por la población. Los agentes56 y sus acciones son entonces los
Buscó comprender hacia dónde consideran algu­ protagonistas en la construcción de las identidades.
nos pobladores de estos municipios que deben Reconocemos en ellos su capacidad de incidir en el
ser orientadas sus sociedades, qué elementos de­ devenir de un territorio, otorgándoles un papel ac­
ben persistir en el tiempo, qué contextos deben tivo como “agentes de la cultura". Esta inferencia
transformarse, por qué y cómo. En esencia, se invita a considerar las formas como cada sujeto
trató de un acercamiento a los ideales sociales (individual y colectivo) participa de ese proceso,
que surgen de la cotidianidad de los pobladores, siempre dinámico, de la construcción de las identi­
especialmente los referidos a la construcción de dades. Para ello, adoptamos la noción de "prácticas
sus “Proyectos de Sociedad". sociales” como unidad explicativa de la agencia de
los individuos en un contexto cultural.
En los relatos, estos planos se conjugan de Las prácticas sociales son susceptibles de ob­
manera no lineal. Quiere decir esto que cuando servarse y analizarse a través de la Etnografía, con
preguntamos, por ejemplo, por las razones para unidades de análisis e interpretación como los rela­
radicarse en un lugar determinado, los narradores tos de los individuos, permitiendo superar el nivel
hacían alusiones en presente a las riquezas del de la descripción para acercarnos al mundo de la
territorio, o, cuando preguntamos por el futuro de interpretación con un componente alto de acción
sus familias en esos territorios, las argumentaciones de parte de quienes constituyen un problema de
recalcaban las bondades de unos territorios que aún investigación. Allí, la Etnografía hace énfasis en la

5 La distinción enere Memoria Colectiva y Memoria Social reseñada por Pilar Hurto, se explica en la segunda por la ausencia de filtración y
sanción Institucional, sea este Estado, Iglesia o cualquier organismo corporativo, mientras la Memoria Colectiva se construye por referencia
a comunidades de práctica geográfica, generacional, de género o étnicas, y transmite una construcción ‘pública* de la experiencia indivi­
dual y colectiva. Para ampliar este debate ver en Riarto, Pilar. La memoria lita de los Muertos, Itifiares c Identidades Juveniles en MedellinXSS.)
6 La nrx'ión de agentes proviene de autores como Picrre Hordieu, a diferencia del concepto de actores sociales enunciados por ejemplo por
Manuel Castells. Macemos esta distinción porque creemos que en la segunda aparece incorporada una idea de puesta en escena que se rige
bajo un guión determinado con antelación. En las dinámicas sociales cotidianas esto sólo es cierto en un porcentaje, ya que el carácter
diverso y contradictorio de los fenómenos propicia a su vez acciones que le otorgan a su protagonista un amplio espectro de posibilidades
desde su subjetividad no siempre enunciada, no siempre hecha pública, pero no por ello inexistente.

123
exploración de la cotidianidad y reconoce que los posturas frente a determinados asuntos y los nH
tiempos de construcción de los relatos de los po­ veles de permeabilidad discursiva institucio
bladores reflejan una forma de concebirse en el de cada relato.
escenario social de trabajo, como producto de su
historia y de su idea de proyecto de sociedad. Rurales / Urbanos: comprende a pobladores, po­
Los siguientes fueron los criterios básicos de bladoras, organizaciones e instituciones que ha­
indagación, en torno a los cuales se definieron los bitan tanto las cabeceras municipales como las
perfiles poblacionales adoptados para la cobertura zonas rurales de las localidades anteriorment
municipal. Aunque su carácter es rclacional, dadas señaladas, teniendo en cuenta cjue el énfasis está
las múltiples combinaciones sociales posibles en­ puesto en las relaciones sociales, políticas, cultu­
tre ellos, el propósito central fue garantizar que rales y económicas que construyen en el marco
todas estas voces participaran de manera impor­ territorial de lo airal y lo urbano. Esta distinción
tante en el proceso de indaga­ nos permitió profundizar en cada
ción, análisis y escritura. caso, en las maneras como eran
percibidas diferencialm ente las
Organizados / No organizados: La memoria es un adscripciones y los sentidos de
comprende a miembros de or­ pertenencia, aunados a la manera
ganizaciones sociales locales, recurso no como se proyectan social mente en
municipales y regionales, a re­ cada escenario. Partimos entonces
exclusivo de la
presentantes de instituciones de una diferenciación basada prin­
sociales y gremiales locales, narración del cipalmente en las significaciones
municipales y regionales (de construidas por las poblaciones de
desarrollo y paz, iglesias, agro­ pasado sino, acuerdo con los lugares de habi­
pecuarias, pescadoras, mine­ también, una tación y ocupación. Los mundos
ras), a funcionarios públicos rurales dinamizan económica y
elegidos por voto popular (lí­ fu e n te de socialmente los centros urbanos en
deres comunales, alcaldes, go­ significados para muchos de estos municipios, al
bernadores) y a pobladores y tiempo que estos últimos se con­
pobladoras no organizados de explicar el presente. vierten en los referentes principa­
los municipios señalados. Con les para edificar las proyecciones
respecto a estos últimos, reco­ de sus habitantes.
nocemos que no hallamos una mejor forma para
identificarlos, ya que aunque la pertenencia a Género: comprende a hombres y mujeres de los
una instancia corporativa se manifestaba clara­ 13 municipios anotados, organizaciones y
mente en algunos pobladores, en otros no lo era pobladores(as) que habitan zonas rurales y ur­
aún a pesar de pertenecer a ellas. Del otro lado, banas con una perspectiva rclacional. Más allá
escuchamos también relatos provenientes de po­ de un análisis desde la perspectiva de género de
bladores sin ninguna filiación institucional, que la diferencia7, lo que nos interesó con esta dis­
narraban con propiedad asuntos del contexto tinción fue acercarnos a los significados que tie­
local basándose en su propia experiencia y en la ne para unos y otras habitar en estos territorios.
necesidad de visibilizar asuntos críticos que no
eran atendidos por ninguna instancia. Sin embar­ Generación: comprendió un análisis relacional
go, la distinción la hacemos debido a la importan­ en tres categorías analíticas: Jóvenes, Adultos,
cia que tuvo en nuestra indagación, entender las Adultos Mayores, que habitan zonas rurales y ur-

124
e
bañas y que son Organizados o No organizados. recurrente a las “voces" de los y las entrevistadas
Esta perspectiva nos permitió comprender de sirve a nuestros propósitos en dos direcciones: como
manera diferenciada las percepciones construi­ testimonios de las ideas elaboradas en el análisis, su
das de acuerdo con los niveles de apropiación refutación o su aquiescencia, y como evidencia del
territorial y de identificación social. Su riqueza “encuentro”, del diálogo. No podríamos darle opa­
ha sido uno de los componentes más identifica- cidad a estas dos condiciones de producción escri­
torios de las múltiples maneras de significar el turaria, ya que no buscamos ninguna pretensión
pasado, el presente y, especialmente, la proyec­ legitimadora, más allá de la que pueda significar
ción de las poblaciones de estos municipios. empezar a escuchar éticamente desde la academia
las voces inscritas en los escenarios de indagación.
Aunado a lo anterior, concebimos la siguiente
distinción para los relatos, ligada con la manera "El narrary las narrativas se convierte}i en fxjsi-
como concebimos la memoria expuesta líneas arri­ bilidad de subvertiry transformar memorias, sig-
ba y especificando si es individual o colectiva. Como nijicac ionesy prácticas; por ¡o la)tío, en fusibili­
relato individual entendemos principalmente a la dades de reconstrucción de ¡a identidad, desde
voz de los entrevistados(as) como individuos, como una perspectiva que afirma las particularidades
agentes. A los relatos colectivos corresponde la voz y relaciona de otras formas lo intimo y lo local
organizacional de las instituciones y colectivos po- con lo nacional y lo global; los conocimientos y
blacionales con quienes realizamos también con­ las sensibilidades individuales con otras colecti­
sultas (Asamblea Constituyente de Micoahumado, vas. (...) Abordar la identidad es hacer referen­
Acvc* Pdpmm,79810Credhos,“' Juntas de Acción Co­ cia a la manera como los agentes construyen y
munal, grupos juveniles, son ejemplos de algunos viven representaciones sobre si mismos, sobre
de ellos) y que son identificados en los informes otros y sobre la sociedad en diferentes campos,
por municipio con el perfil “poblador o pobladora tiemposy espacios. Esto quiere decir que la cons­
organizado(a)”. Las voces emanadas de la academia, trucción de identidades es un asunto¡xAitico que
o que corresponden con otros referentes y reflexio­ permite participar o marginarse de campos, co­
nes académicas, se presentan como alternativas de lectividades y prácticas sociales en la búsqueda
lectura e invitaciones para futuros trabajos. fyor mantener o transformar sus relaciones de
F.n cuanto a los relatos de cada uno de los agen­ ¡xxler. De igual manera que tiene que ver. con los
tes entrevistados, reconocemos que la apelación tiempos: va y viene del presente al pasado y al

7 Pañi la aplicación de esta dimensión en nuestra Investigación, seguimos las líneas gruesas promovidas por el Equipo de Género del Cinep.
Su postura plantea las siguientes premisas: “El género es una categoría relacional que busca explicar una construcción de un tipo de
diferencia entre los seres humanos. La categoría da cuenta, entonces, de las relaciones mujeres - hombres, mujeres - mujeres, hombres -
hombre, cuyo sentirlo es histórico y cultural, y no natural como se ha querido hacer ver. Es una construcción sociocultural que atiende a
una nueva relación entre naturaleza y cultura: se basa en las diferencias biológicas y muestra la diferencia jerárquica entre ellos. Es un
sistema de representaciones, prácticas y símbolos que la cultura asigna a partir de la diferencia sexual y da un significado diferencial (valor,
prestigio, ubicación en la estructura de parentesco) que vincula diferentes niveles de análisis: Se relaciona con el poder: el poder circula
por todas las esferas y todos los estratos de la sociedad, nadie está totalmente desprovisto de poder; se vuelve manifiesto cuando hay
resistencia y conflicto de intereses; se relaciona con el lenguaje: el lenguaje evidencia formas o concepciones que la cultura le imprime al
género; se enlaza con otras categorías como clase, raza, etnia, generación, preferencia sexual. En una misma cultura, la construcción de
género no es estática: se modifica de acuerdo con distintos factores influyentes entre ellos políticos, culturales, ambientales, educativos,
comunicativos y legislativos". Ver Saavedra, Rosario y Samudio. Italia. "Conflicto armado, género y nuevas tecnologías", en Internet, ^ucm i
y paz, barón (Comp.) 2002: 65
8 Acvc. Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra.
9 Pdpmm. Programa de Desarrollo y Paz. del Magdalena Medio. Cdpmm. Corporación de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio.
10 Créditos, Corporación para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos.
futuro como muñeras de definir y dar sentido a ción de los grupos sociales sobre su entorno y sus
las prácticas sociales, recurre a la memoria y a riquezas, al tiempo que su aprovechamiento incide!
la utopia como parte de sus construcciones"(Ba­ en las dinámicas sociales, culturales, espirituales y
rón (Comp.), 2002, 60). económicas de sus habitantes.
Estas visiones nos muestran unos procesos quej
Finalmente, esta decisión denota que las na­ indudablemente aportan a la manera como desde la;
rrativas sólo pueden ser producidas por agentes so­ teoría son construidos conceptos como región y te­
ciales, de donde ser observadorcs(as) con un papel rritorio. Sin embargo, en el Magdalena Medio, la,
activo durante las conversaciones, convierte a los región no es solamente un producto histórico de las
investigadores(as) también en agentes productores dinámicas socio-espaciales, es también una apu__
de narraciones. Esta participación activa está pre­ institucional y una “declaración identitaria” proel
sente en el ejercicio de diseño, indagación, análisis mada por algunos sectores, especialmente en Ba-
y escritura, y se refleja en el proceso de recolección, rrancabermeja. Ello significa que la manera como la
edición, selección y organización de los relatos escu­ abordamos, requiere una mirada detallada de los
chados para la elaboración de los productos finales intereses que sigue su promulgación y sus efectos
de la investigación". en las dinámicas muIt¡dimensionales de sus habitni
tes, así como un análisis comparado de los camii
1.a re g ió n del Magdalena Medio que conlleva su reflexión: el conceptual, el político y
el experienciaI, basándonos en la manera como las
Para Arcila y Murillo, en su estudio "Historia y poblaciones construyen los sentidos sobre el terri­
Cultura en la región del Magdalena Medio”, esta torio que habitan.
zona no existía en el imaginario nacional hasta la En esta dirección, pudimos evidenciar que no
década de los años sesenta cuando era identificada es una la “región" que se ha construido precisamen­
sólo como área geográfica. A partir de este momen­ te cuando cohabitan muchas formas de apropiación
to y como resultado de los contextos nacionales de territorial (la “región Sur de Bolívar" es un ejemplo |
luchas partidistas y reivindicaciones, proponen la de ello) dependiendo de: la manera como es percibi­
siguiente definición para esta zona del país: “Espa­ do el lugar de asentamiento, las relaciones sociales,
cio de luchas sociales y políticas, de poderes eco­ históricas, políticas y económicas que la circunscri­
nómicos y pobreza campesina de luchas armadas ben, sus recursos y su proyección para cada una de
entre diferentes sectores" (Arcila, 1992). Su análisis las poblaciones con las cuales trabajamos. En con­
parte de la concepción de región como el “espacio secuencia, el concepto desarrollado en nuestra in­
social donde viven grupos humanos, donde se han vestigación es el de “territorio", y más concretamente.
asentado sociedades que a través del tiempo han “territorios", vistos desde las posibilidades que esta
protagonizado cambios, tejiendo relaciones de di­ acepción nos otorga para lograr una mirada relacio­
versa índole con la naturaleza y sus recursos y con na 1entre la conceptúalización de “región” y sus pro­
los mismos hombres”. yectos concretos de edificación.
En esta concepción, el territorio es una forma Ahora, la distinción conceptual entre región y
de acercarse a estas dinámicas entendiendo que no territorio no parece a simple vista un asunto de fon­
se trata de un asunto meramente paisajístico, sino do, ya que entre una y otra se superponen elemen­
que su dimensionamiento es el resultado de la ac­1 tos comunes, agregando a esto nociones y apuestas

11 Significa que, como lo plantean Cliíford Geertz y James Clifford (1991), el etnógrafo es a su vez intérprete y narrador, evidenciando el
permanente ejercicio de construcción de identidades en el cual se ve inscrita la práctica etnográfica. Ver en El surgimiento de la antropo­
logía posmoderna. México. Kd. Gedisa, 1991.
como la de espacio o geografía humana, provenien­ un diálogo teórico con el propósito de decantar las
tes de ramas de conocimiento como la historia, la variables espacio, poder y jurisdicción, con las cua­
geografía, la sociología y la antropología, cuyo pro­ les finalmente aplicamos su conceptualización si­
pósito central consiste en sumar diferentes compo­ guiendo paralelamente dos ángulos: los proyect
nentes sociales y culturales, además del paisajístico, de sociedad emergentes, como resultado de los ni­
en su definición. Desde cada una de ellas se com­ veles de apropiación del territorio que definim
parte la idea de involucrar las dinámicas antrópicas* como territorialidad, y los proyectos locales, nací
y “naturales" en su conceptualización. Veamos dos nales y globales de desarrollo, como elemento trans­
ejemplos de ello: versal a esas formas de proyección territorial de la
pertenencia en el Magdalena Medio.
"El territorio es mi concepto rotacional que insi­ En primer lugar, la teoría nos muestra una con-
núa nn conjunto de vínculos de dominio, de po­ ceptualización a escala entre lo que denota el espa­
der, de pertenencia o de apropiación entre una cio y lo que finalmente es concebido como regit
porción o la totalidad espacio geográfico y un El espacio es entendido por Gilberto Giméne
determinado sujeto individual colectivo (...). De (2000) como la materia prima del territorio, es decir,
ahí que cuando designamos un territorio siem­ una realidad material que antecede el principio an-
pre estamos asumiendo, aún de manera implíci­ trópico y las representaciones, por la misma razón,
ta, la existencia de un espacio geográfico y de antecede al territorio y se presenta simplement
un sujeto que ejerce sobre él cierto dominio, una como una combinación de dimensiones. Ante esta
relación de poder, una calidad de poseedor o premisa, es interesante introducir otra forma de con­
una facultad de apropiación. Di relación de per­ cebir el espacio, que lo contempla como un ente
tenencia o apropiación no se refiere solo a vín­ flexible y variante, con impulsiones que van y vie­
culos de propiedad sino también a aquellos la­ nen no sólo por el principio antrópico sino por su
zos subjetivos de identidad y afecto existentes devenir en el tiempo, ligado con las expansiones y
entre el sujetoy su territorio. Esesujeto individual contracciones históricas y demográficas relaciona
o colectivo contienegeneralmente una porción de das con las necesidades colectivas, donde el espa­
poder suficiente para incidir en la transforma­ cio es además vivencial y temporal (Fals Borda,
ción de ese tenitorio. El territorio es, pues, el es­ 2000). Otra perspectiva, piensa el espacio como
pacio geográfico revestido de las dimensiones aquellos lugares materiales o no, en los que existe
/xílitica, idenlitaría y afectiva, o de todas ellas libre acceso, relacionado frecuentemente con la idea
(...). Se imagina, siente y concibe el territorio de de “extranjerizad", anonimato o democracia, en el
cierta manera, desde estas imágenes se lo cons­ sentido de igualdad para su explotación como lugar
truye; más, a la par, esos territorios que habitamos de la práctica vs. lugar habitado (De la Peña, 2001).
van marcando nuestras maneras de imaginar, Lis dos primeras nociones en debate, encuen­
sentir y ¡>ercibir. Así es como la relación entre tran un punto de aproximación en tanto que conci­
sujeto transformador y objeto transformado es ben el espacio como precedente al territorio. Entre
bidireccional: mientras el primero crea y modi­ tanto, para Giménez, el territorio es entendido como
fica el territorio, el mismo territorio deja huellas un geosímbolo, esto es, un espacio apropiado y
y transforma ese sujeto que lo habita " (Monta- valorizado instrumental y simbolizado por los gru­
ftéz, 2000, 220). pos mediante la representación y el trabajo. Es en­
tonces, una producción inscrita en un campo de
Por constituir el territorio nuestro punto de lle­ poder, cuyos componentes principales son precisa­
gada en la trilogía analítica de nuestra investigación mente el poder, la apropiación y las fronteras. Con
(Cultura-Identidades-Región), queremos propiciar relación a la apropiación instrumental, el término
se asocia con la explotación económica y las venta­ sociales, políticos y económicos; un sustrato espa­
jas geopolíticas; y frente a la dimensión simbólica, cial de toda relación humana, en el cual, su acceso
se presenta como un espacio de sedimentación cul­ no es directo, sino significativo. Así: “los significa­
tural, un objeto de inversiones estético-afectivas y dos c implicaciones del territorio solamente son
un soporte de las identidades individuales y colecti­ comprensibles desde los códigos culturales en los
vas, es decir, una superficie de proyección. que se inscribe". Entre tanto, para País Borda (2000),
Estas posturas que superan las dicotomías cul­ el espacio se concibe en unidades concretas pero
tura- naturaleza, acercan la reflexión al conocimiento transitorias de ocupación humana, que son malea­
de las dinámicas sociales colectivas e individuales bles y ajustables, y éstas a su vez se convierten en
con las cuales es posible dar el paso en la compren­ un referente social, político y administrativo.
sión entre territorio y región, en la medida en que Encontramos entonces en un primer momen­
introducen el componente de poder mediando esta to, un espacio apropiado y valorizado donde cobra
dinámica. Aunque comprendemos la lógica a escala fuerza el sentido de la representación, fortalecido
con la cual el lugar, el escenario, el territorio y la con otros pensamientos donde prima la dinámica
región aparecen secuencialmente en la formulación cultural y la experiencia vivencial, y en un segundo
académica, creemos que esto es solo una manera momento, un espacio concreto y transitorio donde
de organizar sus diferentes componentes, ya que prima la ocupación y cobra fuerza como espacio
entre una y otra las dimensiones simbólicas y geo­ referencial.
gráficas y su tensión son constantes, desde la manera Dado el carácter externo e interno de identifi­
como son conccptualizadas por los agentes entrevis­ cación de la espacialización de estos trece munici­
tados en nuestra investigación. Las distinciones for­ pios12 del Magdalena Medio, la tensión de poderes
males entre territorio, región, espacio, lugar o zona, evidenciada en las implicaciones que tiene ser de­
no son narrados de manera importante en los rela­ nominados de un manera y con unos contenidos, al
tos, y su profundización durante las conversaciones lado de construirse y responder identitariamente con
nos llevó con frecuencia a determinar que en las unas fronteras propias, incluso bajo categorías de
enunciaciones sobre el escenario en el cual se invo­ distinción disímiles, nos mostró que las espaciali-
lucran los diferentes sentidos y percepciones de sus dades en esta parte del país, como seguramente
dinámicas socioculturales, la diferencia en términos ocurre en otras latitudes, son dinámicas y de
de “niveles" basada en la temporalidad o en la com­ contenidos diversos. En el caso, por ejemplo, de lo
plejidad argumentativa, se relativiza recordándonos que es denominado institucionalmente como “Su­
que cada categoría es una manera de espacializar bregión Sur de Bolívar" hecha por el Pdpmm, en­
analíticamente lo que para las poblaciones es su contramos que la definición desde sus pobladores
proyección de vida y sus dinámicas. comprende jurisdicciones veredales o incluso sim­
Otra perspectiva, bastante relacionada con la plemente supralocales definidas por la existencia
de Giménez, entiende el territorio como una crea­ de lazos y afinidades, de organizaciones comuni­
ción que cobra vida en la representación y la diná­ tarias o de la promoción institucional de los llama­
mica cultural, donde se dan dinámicas y conflictos dos “espacios humanitarios"13 (independientes de

12 En la actualidad, el mapa de acción del Pdpmm incluye a treinta municipios, siendo Tiquisio el último municipio incorporado, dada su
relevancia en la evolución del conflicto y su importancia estratégica parj la zona por su economía minera Además de este mapa institucional,
existen otras definidos por instancias convo la Dcfensoría del Pueblo, las Diócesis de Barrancabermeja y Magangué. la Red de Solidaridad,
el Sistema Regional de Planeación. entre otros, denominados todos Mapas del Magdalena Medio, fn esta dirección, el radio de acción
institucional y los objetivos de cada corporación, son también una manera de ‘especializar’ los sentidos y representaciones institucionales
propias, independiente de las expectativas, sentidas y representaciones territoriales de sus habitantes.

G 129
las cabeceras); jurisdicciones intcrmunicipales (ex­ cias que puedan presentar dos espacios, dos lu­
cluyendo parentescos culturales o diferenciaciones gares, dos ciudades, en Io referente a recursos, a
culturales con otros municipios vecinos) basadas en infraestructuras, al mercado laboral, a!paisaje,
la proyección económica y vial (tal es el caso del eje al patrimonio natural, etc., se convierten ahora
Regidor-Río Viejo- Arenal); y, jurisdicciones “ambien­ en muy significativas. Precisamente cuando ¡xi-
tales" como en el caso de la promoción de las Zonas reciamos abocados a todo lo contrario, estamos
de Reserva Campesina (zona rural de Arenal). asistiendo a un exce¡)cioualproceso de revalori­
Así mismo, además de la denominación Subre­ zación de los lugares que, a su vez, genera una
gión declarada en el Plan Operativo del Pdpmm,u competencia entre ellos inédita hasta el momen­
encontramos también otro Sur de Bolívar, llamado to. De ahí la necesidad de singularizarse, de ex­
“Sur-Sur’’, que comprende los municipios de San hibir y resallar todos aquellos elementos signifl-
Pablo y Cantagallo, en donde sus habitantes se con­ cativos que diferencian un lugar respecto a los
centran en formas de economía asociadas más con demás, de salir en el mapa', en definitiva" {No­
lo agrícola que con lo pesquero, como sí ocurre en gué, 2001, 42-43).
el norte del sur de Bolívar, y que a su vez se deno­
minan a sí mismos como ribereños y no como cos­ En medio de este abanico emergente de di­
teños a diferencia de los que habitan más al norte, versa naturaleza en términos de territorialidades,
alejándose culturalmente de su capital departamen­ vemos que estas zonas del país han construido su
tal, Cartagena. redefinición de sí mismos en abierto distanciamk
Como lo vemos, y de acuerdo con la tesis pro­ to, en primer lugar, con lo que eran ellos para el
movida por Joan Nogué en su texto Nacionalismo y resto del mundo: un lugar violento, de guerrilla y
Territorio (Nogué, 1991, 15), el sentido de identidad paramilitares, de pobreza y exclusión; y apelando a
territorial -la territorialidad-, se basa en la conciencia su historia de colonización y lucha familiar por con­
de pertenecer a un lugar (o mejor dicho, a muchos vertir estos territorios en fuentes incalculables de
lugares y a escalas muy diversas), a diferencia de la riqueza. Esas "identidades impuestas" motivaron en
concepción tradicional de identidad basada en la primera instancia la “reacción identitaria", para no­
pertenencia a un gaipo social. El papel que juega en sotros latente en la totalidad de los municipios visi­
todo este proceso la globalización es simplemente tados. Sin embargo, al escudriñar en su sustrato]
fundamental. Para esta autora, ello resulta paradójico vimos que era el abandono estatal y sus consecuen­
pero explicable en términos de compctitividad: cias, el factor más transversal en esta dinámica. Ser
el producto residual de las administraciones depar­
"Aunque el esfxtcioy el tiem/xj se hayan compri­ tamentales, no correspondía con las riquezas y la
mido. las distancias se hayan relatifizado y las historia gloriosa que sí hace parte de su memoria
barreras espaciales se hayan suavizado, el es[xi- social (el prestigio y auge económico emanado de
cio-o más es¡)ecificamente el territorio- no sólo la importancia del tren para la economía nacional
no ha perdido importancia, sino que ha aumen­ es el mejor ejemplo, en el caso de Puerto Wilches).
tado su influencia y su fx>so específico en los La representación externa como lugar violen­
ámbitos económico, político, social y cultural. to, va, además, en contra vía con sus proyectos de
Bajo unas cotidiciones de máxima flexibilidad sociedad, que tienen como uno de sus componen­
genera!, la com[x>lencia se convierte en extrema­ tes principales la "tranquilidad" basada en parte, en
damente dura y por tanto, el capital, en su acep­ un deseo de superar un conflicto armado que efec­
ción más amplia, ha de prestar más atención tivamente ha tenido como escenario sus municipios.
que nunca a las ventajas del lugar. Un este senti­ En este sentido, la distinción también es un factor
do, las ltequeñas -o no tan pequeñas- diferen­ fundamental que fractura de alguna manera la idea
de "región”: - Nosotros no somos violentos, “ellos”, lado, ya que lo reconocen como un aliado estratégi­
los guerreros, sí-. Y en esa construcción identitaria co (que no funcional porque la historia de abando­
desde la distinción, también puede aparecer un “no­ no así lo demuestra), especialmente porque estar
sotros" móvil y estratégico, como lo muestra por de su lado ayuda a desmitificar su historia de pre­
ejemplo las marchas "No al Despeje", donde se hace sencia subversiva y paramilitar.
parte de un proceso más convergente siempre y Aún a pesar de ello, su intervención también
cuando abone en la dirección de la resignificación ha propiciado la emergencia de nuevos conflictos
de sus territorios estigmatizados por el resto del país.entre las poblaciones, precisamente por la necesi­
dad atorada en el tiempo, de construirse de la ma­
"El debilitamiento de ¡a identidad tradicional nera como lo soñaron desde los tiempos pretéritos
fundada en el espacio propio provoca una sen­ de la colonización. Allí, compartir elementos cultu­
sación de vacio psicológico que rales como “ser costeños”, “ser
propicia un movimiento de re­ cachacos", "ser ribereños”, van
acción, de vuelta atrás: perdida listas zonas del país de la mano con el estilo pro­
la seguridad que ofrecían las gresista (desarrollista) deman­
antiguas fronteras, se buscan, han constando su dado por el contexto global,
entonces, nuevas barreras, nue­ convirtiéndose en una explica­
redefinición en
vas divisiones" (Costa, Pere- ción para demostrar por qué
Oriol; Pérez Tornero, Manuel; abierto unos han logrado el progreso
Tropea, Fabio; 1996: 29 - 30, anhelado y otros no, basados
citados por Nogué, 1992).
distanciamiento con en la importancia de organizar­
lo que eran ellos para se pam acceder a recursos pro­
En consecuencia, la formula­ venientes de fondos estatales,
ción de programas y el surgimiento el resto del tnundo: no gubernamentales o interna­
de instituciones empeñadas en la u n lugar violento, de cionales, y con las consecuen­
reivindicación social, económica tes disputas locales entre los
y cultural de sus territorios, logró, guerrilla y felices beneficiados de los an­
por decirlo de alguna manera, lle­ paramilitares, de helados recursos y la frustra­
gar al meollo del asunto en térmi­ ción de los que no lo lograron,
nos identitarios. Su presencia ca­ pobreza y exclusión. quienes además, no entienden
mina en la dirección correcta para las razones. Las organizacio­
las poblaciones, en la medida en nes, entonces, han generado
que éstas hacen el trabajo que siempre ha debido nuevos parámetros de distinción, que a veces son
hacer el Estado, sin que ello signifique dejarlo a un criticados y en otras ocasiones anhelados. Lo que

13 Los espacios humanitarios, se definieron en el marco de los llamados "Escenarios de paz, diálogo y derechos humanos", y corresponden
con la primera de las tres líneas estratégicas de acción del Pdpmm. El sentido de su creación reza así: "Su fin es consolidar dinámicas
sociales e institucionales que propendan por la convivencia civil, la garantía y la protección integral de los Derechos Humanos en el
Magdalena Medio. Orienta su acción hacia el fortalecimiento de los espacios humanitarios, crea espacios de concertación y diálogo, diseña
y ejecuta estrategias para posicionar las intereses de grupas vulnerables y el apoyo a la institucionalidad pública en la defensa de los
derechos humanos". Las otras dos líneas de acción son: Procesos sociales, culturales y de golíernabilidad democrática; y. Procesos
productivos ambientales para la equidad y el desarrollo sostenible.14
14 Lis otras "subregiones* son: Mares Norte: Sabana de Torres, Puerto Wilchcs, Bajo Río Negro. Bajo Siyjacota; Magdalena Medio autioqueño
Puerto Berrío. Puerto N'are, Puerto Parra; Vétez. Landázuri, Cimitarra, Bolívar, El Peñón, La India. La Siibrcgíón Sur det Cesar y Stir de
«o/imrcomprcnde: Aguachica, San Martín. Gamarra, La Gloria. San Alberto. Morales. Regidor, Arenal. Río Viejo.

131
es innegable es que a pesar de los conflictos pro­ nificación del territorio adecuada y eficiente. Son
ducidos, son agentes fundamentales en la cons­ las accionesy lospensamientos humanos los que
trucción de los diferentes proyectos de sociedad. dan sentido a una porción cualquiera del espa­
En estos nuevos contextos, y ante la suerte de cio y lo convierten en territorio. El territorio, per
mimetismo entre las funciones estatales e institucio­ se, no existe, sino que se hace. En este sentido, es
nales, las demandas y reclamos de atención siguen un espacio delimitado (ora por límites, ora fx>r
el curso tradicional: se le pide lo mismo al gobierno fronteras) con el que se identifica un determina­
local, que a los funcionarios de las organizaciones, do grnfro humano, que lo posee o lo codicia y
tal comq nos ocurrió reiteradas veces durante aspira a controlarlo en su totalidad. Estesentimien­
nuestro Trabajo de Campo. Entre las peticiones to de deseo y control es, en definitiva, la expresión
se encontraban más recursos económicos, la cons­ humana de la territorialidad"(Nogué, 1991: 6l).
trucción de ca­
rreteras. la edifi­ La re valo­
cación de escue­ rización cultural
las y puestos de de un lugar, evi­
salud. Sin embar­ denciada en los
go, también vi- relatos de las
mas que cuando p o b la c io n e s
se demandaron con las cuales
auxilios para la trabajamos, nos
celebración de es­ muestra con cla­
pacios culturales ridad la idea de
con las cuales las Nogué con res­
poblaciones bus­ pecto a la supera­
caban recalcar la ción del marco
pertenencia, au­ estrictam en te
tonomía y gobier­ económico.
no de sus territo­
rios disputados Ante la crisis
por la guerrilla y del Estado-
los paramilitares Nación y los
en la zona minera de la Serranía de San Lucas, la intentas de homogenización cultural, las lenguas
respuesta llamaba la atención sobre el sentido ini­ y las culturas minoritarias reafirman su identi­
cial del marco de intervención, en el cual generar dad y, en palabras de Michael Keating (1996), re­
proyectos productivos que enaltecieran el carácter inventan el territorio, puesto que es innegable que
organizativo constituía el fin principal. La solicitud, una cultura con frase territorial resiste mucho
en esta dirección, fue negada. mejor los embates de la cultura de masas mun-
dializada "(Nogué, 1991,43).
“Una división territorial. ¡x>r superficial e im­
puesta que sea, crea con el tiempo sentimientos Teniendo en cuenta la apropiación y la valora­
de identidad y de identificación. Los sentimien­ ción. sobreviene el territorio presentado como el
tos de identidad territorial-integrados o no en espacio de inscripción de la cultura, lo que significa
la ideología nacionalista- defren ser tomados en una forma de objetivación de la misma, -retomando
serio si se quiere construir una gestión y una pla- líneas arriba- “el territorio como geosímbolo que
parte del principio antrópico"; además, el territorio Monet (1995), nos habla de “cáscaras" (fronteras),
como área de distribución o marco para los rasgos las cuales definen sus umbrales por el carácter cog-
culturales objetivados (los etnográficos) y, como una nitivo entre la experiencia concreta y la moviliza­
representación, un símbolo de pertenencia socio- ción mental, de esta forma, el cambio de cáscara (ó
territorial interiorizado progresivamente por los ac­ escala) implica un cambio de naturaleza, es decir,
tores a través del proceso de socialización. En el de lo próximo y lo conocido (cuerpo, casa, barrio,
momento en que el territorio logra integrarse a dicho vereda) hasta lo imaginado y desconocido (región,
sistema cultural, comienza a jugar un papel relevante estado-nación, mundo); lo que quiere decir que la
en el contexto de la acción y de las relaciones huma­ naturaleza de cada tipo de territorio es cambiante,
nas, y deja de ser exclusivamente una condición o según la importancia relativa de la experiencia di­
meramente un contenedor para convertirse ahora, recta del sujeto o de la representación social y de la
en un escenario de disputas por su significación y imaginación o el conocimiento. Aquí cobra gran im­
su proyección. Esc es el caso de las tensiones que portancia por ejemplo, las diferencias palpables en
surgen con un proyecto cohesionador como el de los relatos de organizados y no/organizados con res­
“Región Magdalena Medio", en el cual resulta fun­ pecto a los niveles de apropiación de los “mapas”
cional hacer parte pero no para continuar la lógica de acción institucional.
de centro-periferia con la consecuente pérdida de La proliferación de estos mapas del Magdalena
la autonomía conquistada con mucho esfuerzo. Medio, nos dice entonces que en su definición, el
Como vimos, según Giménez, en el territorio territorio se encuentra permeado por intereses y
se presentan diferentes escalas no necesariamente acciones que también determinan su curso en el
continuas sino que parecen estar imbricadas. Di­ tiempo. Desde allí, la región, entendida como un
chas escalas van desde lo local (inclusive lo domes­ punto de conjunción, es un espacio geográfico en
tico) hasta lo supranacional. Existen territorios que el cual se crean límites y fronteras, sin embargo, no
son denominados próximos o identitarios, en los requiere que éstas sean impenetrables o coinciden­
cuales lo determinante es la experiencia vivencia! tes con las divisiones político administrativas o los
en un marco natural inmediato. Sin embargo, la accidentes geográficos.
desterritorialización física no implica la desterrito- Teniendo en cuenta lo anterior, consideramos
rialización cultural, es decir, la experiencia viven- que “la proyección" es un tema muy poco trabajado
cial, así como la valoración del espacio, no implica conccptualmente, y considerando el contexto de la
necesariamente la proximidad física o real. Tal es el región del Magdalena Medio y la apuesta que hacen
caso de los territorios fértiles, los “paraísos" de la diferentes agremiaciones e instituciones, este ele­
abundancia que representaban para los colonos las mento cobra una fuerza importante en nuestra in­
zonas deshabitadas de estos municipios. En la actua­ vestigación. Que hasta determinado momento, el
lidad son escenarios que habitan solo en la memoria Magdalena Medio haya sido denominado institucio­
de sus gestores al tiempo que los invocan para su nal y estatalmente y no que “se haya proclamado a
intervención postergada a raíz de la presencia de los sí misma", es un asunto que no podemos ignorar en
actores armados y el desplazamiento forzado. el proceso mismo de identificación con el territorio
Existen también territorios vastos, que impli­ por parte de las poblaciones que allí habitan.
can una experiencia abstracta y justificativa del En este sentido, nos preguntamos por las razo­
poder. En este sentido, cobra vigencia una visión nes que impulsan la lógica integracionista “regional"
menos subjetiva del territorio como la de los Es­ promovida institucionalmente en estos municipios, y
tados-Nación y los conjuntos supranacionales. Sin las políticas supralocalcs de conexión territorial
embargo, parece haber una escala que media la re­ analizadas en este estudio desde las voces de sus
lación entre los territorios próximos y los territorios poblaciones. Aunque las respuestas pueden ser vis­
vastos, una bisagra entre estos: la región. Ante esto tas bajo la estela de “la cuestión Región", reitera­
mos que cada una tiene manifestaciones locales di­ el cultivo y procesamiento de la pasta de la hoja
versas y particulares que nos impiden hablar de la de coca en la mayoría de las zonas rurales de!
Región del Magdalena Medio, tal como lo hemos sus municipios. La ilegalidad que este oficio re­
intentado plasmar con algunos de los ejemplos ex­ porta ha sido resemantizada para convertirse en
puestos. Con el propósito de sistematizar nuestros una especie de justificación y reclamo ante la in­
resultados en estos temas, hemos identificado seis justicia que significa ser dueños de ricos teñir
componentes del orden social, histórico, cultural y rios sin posibilidades rentables (y legales) de ex­
económico. F.llos representan uno de los resulta­ plotación.
dos más transversales de nuestra investigación, ya 3- La memoria de la gesta colonizadora como moti­
que fueron desarrollados en cada municipio de vo y resultado de la unión y la solidaridad de sus ¡
acuerdo con las hipótesis elaboradas según los con­ protagonistas y su descendencia. La importancia
textos locales. que tiene el hecho de que “otros" (el Estado, los j
analistas, las organizaciones sociales, las institu­
1. La búsqueda del acceso a bienes y servicios ciones de intervención) reconozcan que nada de
identificados como los símbolos del desarrollo ello, incluido el territorio, existiría hoy si no fue­
anhelado en sus territorios. Más allá del carác­ ra por su tesón y empeño, está presente en los
ter hegemónico que subyace en la implantación ejercicios de narración de los pobladores y po- 1
de nuevas necesidades (casas de material y te­ bladoras mayores de estos municipios. El valor
chos de zinc, carreteras, centros educativos profe­ personal, familiar y colectivo de los procesos de
sionales o técnicos, o plantas eléctricas), vimos colonización, se invoca a partir de la fuerza colec­
que la sospecha sobre los beneficios que ello tiva emanada ante las adversidades del terreno,
reportaría no está ausente. En efecto, se recono­ pero también como demostración de las capacida­
ce en algunos relatos que el arribo de estas “me­ des de los nuevos jx>bladores de negociación y
joras" está asociado con el individualismo y la trámite local de conflictos de cuño partidista o
fractura de lazos comunitarios ante el adveni­ cultural (ser liberales o conservadores en Río Vie­
miento de la prosperidad personal. El “desarro­ jo, ser santandercanos, boyacenses o costeños
llo" en esta dirección es unívoco y público en en Santa Rosa del Sur y Barrancabermeja). Aun­
términos de petición, pero su cuestiona miento que ser “mezclados" no les permite identificarse
se somete al silencio y a la experiencia indivi­ con un único perfil cultural e identitario, sí les
dual cuando es dibujado como la "única” alter­ posibilita presentarse ante el resto del mundo
nativa general al abandono y la pobreza. como personas solidarias, inteligentes, humildes
2. La conciencia de la valía que tienen, en el con­ y trabajadoras.
cierto nacional e internacional, las riquezas 4. Como resultado de lo anterior y, fuertemente
naturales de sus territorios. Este elemento trans­ influenciado por la empresa transformadora del
versal, cohabita no solo como potenciador de su territorio que caracterizó los procesos de po-
proyección económica, sino además como co- blamiento de acuerdo con sus necesidades, el
hesionador de la importancia que tiene conti­ sueño de lograr unas mejores condiciones de
nuar habitando en estos territorios, ya que se vida sigue vigente en todos los municipios visi­
espera que algún día logren cosechar los benefi­ tados. En este sentido, la idea del Desarrollo ha
cios pospuestos ante la contundencia del control calado hondamente en sus habitantes. Sin em­
territorial y la explotación impuestas por los ac­ bargo, el dilema actual plantea de un lado la ne­
tores armados. Sin embargo, reconocen que esa cesidad de subsistir participando de proyectos
presencia sancionada públicamente, ha genera­ productivos agrícolas o ganaderos, y la impor­
do alternativas reales y locales por ejemplo con tancia que tiene no olvidar la tranquilidad y la
ausencia de ambición y mezquindad que carac­ necesidades ante las administraciones departa­
terizaba su vida social en tiempos pasados (caso mentales y nacionales. Elemento último que nos
Regidor, Arenal, Yondó). Transformar su territo­ lleva al sexto componente identificado en la
rio en un escenario con mayores oportunidades proyección integracionista de estos municipios.
para sus habitantes, implica transformar o asumir 6. La exclusión político-económica de sus habitan­
que se están transformando las prácticas sociales tes con respecto a los centros de poder. Este vec­
y culturales y también, tramitar las consecuentes tor opera como el principal motor de las luchas
resistencias con respecto por ejemplo a las con­ separatistas, al tiempo que la principal razón para
secuencias del desarrollo. La incesante promo­ agenciar, por parte de las organizaciones, nue­
ción e imposición de ideales de vida hecha a las vas instancias de mediación Estado y población.
poblaciones, por diversas instancias y organiza­ El sustrato identitario en esta dirección, se ve
ciones como la Iglesia, el Estado, los mismos ac­ enmarcado por una latente presencia del recla­
tores armados o las instituciones de la sociedad mo, compartido en la totalidad de los municipios
civil, no ha pasado de manera desapercibida y contemplados por el proyecto de investigación.
ha generado críticas y posturas que, sin embar­ Este elemento nos llevó a entender que, en las
go, aún no logran visibilidad. construcciones identitarias basadas en factores
5. la importancia de subvertir los imaginarios im­ negativos, el surgimiento de alternativas locales
perantes sobre las historias violentas y las reali­ en positivo (como un reinado juvenil de la belle­
dades conflictivas de sus municipios en la ac­ za en El Carmen, el festival regional de la tambo­
tualidad. Para estas poblaciones, hacer parte de ra en Tamalameque, la fundación de la empresa
los imaginarios nacionales de manera negativa e de mujeres panaderas en San Antonio, Río Vie­
incluso riesgosa (pocos jóvenes solicitan sus cé­ jo), pese a su importancia para las poblaciones,
dulas en Barranca bermeja y prefieren hacerlo en son opacadas con el arribo de alternativas más
estructurales de carácter productivo de un
Bucaramanga), se revierte en acciones y discur­
lado, y más impactantes públicamente en el
sos que pretenden transformar esa condición.
camino de la “construcción de la paz", por el
Pero además, ello nos explica también los afa­
otro. La consecuencia, también compartida, es
nes independentistas de algunos municipios,
entonces una denuncia permanente por las
para quienes llevar a cuestas un lastre tan pesa­
afectaciones de la violencia armada de sus te­
do como la historia de la guerra o su génesis,
rritorios, a contrapeso de la invisibilización de
impide en su opinión valorar lo que han sido y
las alternativas construidas desde la iniciativa
lo que han hecho en estos territorios (caso El poblacional, entre las que se incluyen las es­
Carmen y San Vicente de Chucurí y el velo his­ trategias locales de convivencia con los acto­
tórico de la presencia y dominio guerrillero res armados, su poder y su economía.
pasados, y la presencia y dominio paramilitar
actuales). Tener miedo y guardar silencio, in­ En otra dirección, mientras para Clara Inés
cluso frente a lo que ellos quieren ser y son hoy, García, el territorio se caracteriza por la movilidad,
es la expresión de una pugna identitaria que bien la confrontación y la transformación, la región se
se podría resolver a propósito del surgimiento consolida como la representación social hegemóni-
de alternativas económicas de trascendencia na­ ca de un territorio, basada en los sentidos y consen­
cional. Narrarse a sí mismos es una oportunidad sos en disputa que le otorgan unidad e identidad.
con la que hoy cuentan gracias a la existencia de En su seno, factores como la migración, la trashu-
unas nuevas jurisdicciones construidas con su mancia, el desplazamiento, la guerra y los actores
propia iniciativa, con la ventaja insuperable de regionales, protagonizan esa disputa en la lógica de
ser también voceros directos de sus intereses y la “ampliación de las fronteras" acuñada por quie-

o
nes logran la posición dominante en esta pugna tenencia individual y colectiva y la apropiación de
(García, 1999). Sin lugar a dudas, lo que nos mues­ un territorio. Estas significaciones son resultado de
tra esta investigación es que las voces de quienes los valores y actitudes emanadas de las relacioi
no logran la suficiente visibilidad en esta dinámica en una comunidad, por ejemplo, las solidarida*
ven limitadas sus posibilidades de incidir en su de­ y sus luchas (Herrera, 2003: 50). Compartimos con
finición, y sin embargo son ellos y ellas quienes han la autora, que las dinámicas identitarias en unos ¡
construido una relación telúrica a la cual se apela territorios dibujan un escenario tensionante, en
incesantemente pan» legitimar un poder u otro. cuyo centro se edifican los mecanismos con los cua- 1
En conclusión y como resultado de lo plantea­ les los diferentes actores sociales individuales y co­
do hasta ahora, compartimos la siguiente definición lectivos buscan participar en la definición del pro­
de “región’’ para trabajar los resultados analíticos de yecto de sociedad anhelado en un territorio especí­
la relación identidades y territorios: fico, subvirtiendo con ello la manera como la guerra
y la pobreza, principalmente, operan como los gran­
"La región ha dejado de ser un asunto exclusivo des correlatos de su estigmatización
de economistas, sociólogos y ¡sinólogos para em-
f>ezar a mostrarnos el carácter cultural de las
relaciones sociales e institucionales locales y na­
cionales que la configuran y los matices confie ti­
tos que la definen por su misma naturaleza his­ P royecto de s o c ie d a d : “ Lo que
tórica y porque ante los órdenes globales de de­ so ñam o s ser”
mocratización adquiere importancia prácticas
socioeconómicas como la participación, la des­ Comprender los diferentes componentes que
centralización y la ciudadanía ejerciendo poten­ intervienen en la definición que hacen las personas
cialmente sus derechos y adelantando acciones de sí mismos, de los demás y de sus territorios, nos
para su beneficio colectivo"(Herrera, 2003: 44). conduce inevitablemente a asumir el trasfondo po­
lítico que hay en los procesos de configuración iden-
Lis territorialidades, entendidas como las iden­ titaria y en la forma como proyectan sus habitantes
tidades colectivas que son movilizadas por el senti­ las dinámicas en unos territorios. Hablar de lo que
do de pertenencia al territorio (Zambrano, 2001, 19) se anhela, además de reflejar claramente unas pos­
se expresan de muy diversas maneras entre los po­ turas con respecto a la situación actual, nos permite
bladores y pobladoras con quienes trabajamos. Por entender cuáles son los elementos considerados en
ello, como telón de fondo, consideramos el tipo de la proyección ideal de su sociedad y por qué unos
impacto que paulatinamente han cobrado los de­ tienen mayor incidencia que otros. Allí, aspectos
rroteros del desarrollo en las formas de apropiación como el desarrollo, el progreso, el bienestar, la reso­
y significación del territorio. Este elemento implíci­ lución de los conflictos armados, la disminución del
to gana importancia a partir de las reflexiones propi­ desempleo, la ampliación de la cobertura en salud,
ciadas con la población sobre los Proyectos de So­ educación, entre otros, son significados de manera
ciedad dibujados local y globalmentc; elemento que importante, al lado de la idea de una “vida tranquila"
hizo aflorar con mayor claridad las diferentes ten­ perdida en el tiempo, junto con la autonomía y liber­
dencias construidas para la anhelada transformación tad para hacer y ser lo que ellos como pobladores de
de la sociedad. esos territorios habían decidido históricamente. Di­
En esta dirección, la “identidad territorial" esta­ ferentes proyecciones como éstas no siempre son
ría definida por las prácticas sociales de los diferen­ complementarias, en algunos casos pueden ser
tes agentes sociales que conviven en un territorio, en contradictorias, incluso, excluyentes, evidenciado
las cuales emergen las significaciones sobre la per­ que cada proyecto se perfila política, económica y
socialmente en medio de unas fuertes disputas por de las poblaciones. Las proyecciones, desafortu­
el poder de la legitimidad y el reconocimiento social. nadamente, han sido entonces colonizadas hasta
Estas disputas son agenciadas por instancias di­ ahora, sólo por aquellos que se mueven en los
versas: Estado, gobernantes, líderes, organizaciones, escenarios de poder.
ONG, actores armados, instituciones y pobladores(as). En su sustrato más cotidiano y silencioso, sub­
1.a comprensión de sus apuestas y la promoción de yace entre las poblaciones la idea de un fortaleci­
diálogos entre diferentes sectores, nos llevaron a miento de su soliera nía, desde el punto de vista
comprender cómo se están definiendo estas socie­ territorial, y de autonomía desde el punto de vista
dades, qué factores inciden con mayor relevancia y político, dos componentes centrales de lo que he­
que efectos trae para las poblaciones, tal como lo mos denominado identidades y territorios.
vimos en los seis postulados analíticos presentados
con anterioridad.
En medio de ello nos encontramos con pro­
yecciones micro que en la cotidianidad de los indi­
viduos se edifican retomando historias, contextos La c o n s t r u c c i ó n df. p r o y e c t o s d e
particulares y deseos propios de lo individual y lo SOCIEDAD A PARTIR DE I.A MEMORIA:
local. Este último elemento promueve el análisis ¿QUÉ ES LA REGIÓN?
crítico, en diferentes escalas, de los elementos que
resultan explicativos de lo que aquí hemos llamado A continuación queremos concentrarnos en las
Proyectos de Sociedad. principales argumentaciones sobre lo que significa
Como vemos, las mismas razones que alguna vez para las poblaciones pensar la cuestión regional.
convocaron el trabajo de organizaciones y entidades Para ello, presentamos de manera esquemática, la
estatales y no gubernamentales, persisten en la ac­ correlación metodológica con la cual se dibujan -
tualidad. Quiere decir ello que la forma como se ha
desde los relatos- los tiempos pasado, presente y
concebido la región desde los años cincuenta sigue
futuro de estos municipios, siguiendo las argumen­
siendo igual -la exclusión, por ejemplo-; mostrán­
taciones planteadas arriba.
donos que el sentido de subversión que hacen las
poblaciones es sus propias apuestas regionales a
partir de los imaginarios violentos, la exclusión o, PROYECTOS DE SOCIEDAD
más recientemente, los proyectos productivos a
propósito de las grandes riquezas que caracterizan
sus suelos, su subsuelo y sus fuentes hídricas, im­
peran en su proyección como principales elemen­
tas a transformar. CONSTRUCCIONES , REGIÓN
I.o que sí ha cambiado, potenciándose con el POLIFÓNICAS
tiempo, es la idea que tienen las poblaciones de
que son ellas finalmente las llamadas a protagoni­
zar esos cambios a partir de sus propios intereses, y TRANSFORMACIONES DESARROLLO
que no significan ideas esencialistas (porque eso ha
generado y genera conflictos en la actualidad), o
¡deas desarrollistas (ya que las visiones hegemóni- TRANQUILIDAD PAZ
cas de quienes las promueven también son conflic­ 1
tivas). Sin embargo, estas voces aún no son muy
visibles en parte porque son los imaginarios exter­
nos los que imperan en las proyecciones públicas MEMORIA
El esquema ñas muestra algunas de los elemen­ visto como una alternativa que no siempre redunda
tos que más hondamente calan en el viaje diacrónico en el fortalecimiento de los lazos, ni en el logro de
por las construcciones identitarias y territoriales na­ unos cambios económicos positivas para las pobla­
rradas por nuestras entrevistadas y entrevistadas. Qui­ ciones. Generar el cambio, propiciar transformaciones
simos plantear sus correlatos inmediatos en el ejerci­ es una tarea que motiva las acciones de los líderes
cio analítico, en aras de lograr unos referentes de principalmente. Sin embargo, evitar reproducir las
diálogo claros para la comprensión de la proyección lógicas corruptas o elientelislas con las cuales ca­
de estos escenarios visitados, según sus habitantes. racterizan las prácticas políticas actuales, es una
En el caso de la tranquilidad, primer elemento labor que toma tiempo y que depende de los ni­
de convergencia, ésta se convierte en la expresión veles de conocimiento y apropiación de los inte­
de lo que se ha perdido y de lo que urge socialmen­ reses colectivos. La participación en este proce­
te recuperar: autonomía territorial para la explota­ so, de organismos e instancias que entiendan su
ción de sus riquezas, libertad de movilidad, unión y pertinencia, pero principalmente, que recojan
solidaridad. La paz en consecuencia, emerge con­ esos intereses construidos a través de las historias
ceptualmente dotándose de nuevos sentidos que locales, se convierte en la principal demanda para
superan el fuero lx*lico de la confrontación, y em­ la intervención.
pieza a ser significada con elementos que se re­ Con respecto a las identificaciones territoriales
montan a sus pasados y que explican unos cambios edificadas en los contextos locales, encontramos que
a veces positivos, otros más, negativos. tanto las adscripciones como las proyecciones polí­
Recuperar o construir la tranquilidad depende tico administrativas, dependen de las formas de re­
entonces de unas acciones que invitan a considerar lación social y sus particularidades. Los circuitos de
los efectos del llamado desarrollo, ya que éste es comunicación vial, así como las lógicas económicas
que éstos motivan, se suman a las historias fami­ subvaloración de lo que son y hacen y, potencia
liares y de amistad demarcando unas fronteras la idea de habitar en otros lugares.
socio-espaciales particulares. Como resultado, las
comprensiones de lo regional, lejos de plantearse En esta construcción, la dialéctica con la po­
como una instancia exclusivamente jurídica, son blación es realmente precaria. Con la guerra como
narradas siguiendo unas lógicas de orden social, la razón principal que explica su intervención, y
familiar, económico y cultural. A ello nos referimos ante un Estado que presume como su tarea primor­
con la expresión construcciones polifónicas. A su dial remediar el problema respondiendo de manera
vez, en las proyecciones territoriales de cohesión y homóloga, la población empieza a ser dibujada
diversificación, participan también apuestas institu­ como parte del contexto violento y encarnando su
cionales, abriendo aún más el abanico de lo regio­ principal consecuencia, la estigmatización. Este
nal ya que ellas ingresan en su promulgación bajo asunto ha generado malestar desde siempre e inclu­
sus propios intereses y lógicas. so ha terminado por silenciar críticas y propuestas
Dados los niveles de participación, o agencia alternativas, no solo frente al problema sino a sus
social de las voces que narran esos circuitos espa­ causas, ante el riesgo de ser identificados como alia­
ciales y su proyección, quisimos hacer una correla­ dos de uno u otro ejército.
ción entre los motivos y la caracterización de las De otro lado, vemos que de la misma manera
poblaciones en cada una de ellas, llamando la aten­ como las poblaciones resienten la estigmatización y
ción sobre la incidencia de cada una de ellas en los buscan transformarla, esta construcción determina
escenarios de debate locales. I-as construcciones posturas y promueve acciones determinantes en las
polifónicas analizadas en nuestra investigación des­ prácticas identitarias que de sí mismas han hecho a
de el tipo de participación de las voces en esta di­ todo lo largo de su historia. Ser ‘zona roja' incrementa
rección, son las siguientes: sus demandas de intervención social del Estado y les
hace permanentemente edificar significaciones sobre
Construcción hegemónica desde la violencia sus territorios y sobre su papel como habitantes.

Participan en esta construcción las institucio­ Construcción para el “empoderam iento "y la
nes, el Estado y la población organizada y no orga­ reivindicación social
nizada. El correlato de identificación territorial es
‘‘Región Magdalena Medio". En su narración son dos Participan en esta construcción, instituciones y
los actores que intervienen motivando su promul­ la población organizada y no organizada. El corre­
gación entre la población:• lato de identificación territorial es "Región Magdale­
na Medio". Se promueve desde las instituciones en
• El Estado: quien agencia una histórica interven­ los dos tipos de población con efectos similares.
ción militar antisubversiva y de su economía. La Cuando su promulgación se dirige a la / abla­
participación de la voz de la población es velada, ción organizada, los imaginarios de integración si­
dada la contundencia de las acciones militares y guen una lógica homogenizante de vinculación a
la ausencia de instancias en las cuales se debatan propósito de la guerra, en donde la población es
las causas y las consecuencias de esas acciones. dibujada como víctima, y también a propósito de
• Lis Instituciones Mediáticas: agencian también las malas condiciones de calidad de vida, cuyos
históricamente una cstigmatización violenta de postulados siguen las líneas economicistas como
los habitantes de estos territorios. La participa­ alternativa preferente pan» su solución. Aunque hay
ción de la voz de la población es igualmente ve­ una mayor participación de la voz de la población
lada, factor que acrecienta el inconformismo y la organizada, ésta sigue siendo baja especialmente

O 139
porque no se hacen públicas sus críticas en los es­ impacto que esta propuesta tiene en los imaginarias!
cenarios de encuentro con la población. de las poblaciones.
Cuando su promulgación se dirige a la pobla­ Cuando su promulgación se dirime entre los
ción no organizada, los imaginarios de integración pobladores organizados, toma forma proyectiva y
no discriminan elementos particulares c históricos afinca sus argumentaciones en las ideas que del
de definición de sí mismas establecidos por las po­ desarrollo han construido, tejidas con un carácter
blaciones, por lo cual la homogenización, la victimi- económico muy fuerte. Los proyectos económicos |
zación y la visión economicista siguen imperando. que involucren experiencias homologas en otros
La participación de la voz de la población no orga­ lugares geográficos, independientemente de su dis-
nizada es velada tanto por la ausencia de espacios tanciamiento espacial o cultural, son su mejor ex­
públicos de debate, como por la misma indiferencia presión. El conocimiento que se empieza a tener de
o el desconocimiento que esta población tiene de la las dinámicas de otros municipios se valora alta­
propuesta de integración regional. mente y se articula a la idea de transformación de
Vemos también que las ini­ las prácticas de explotación de sus
ciativas institucionales encuen­ recursos naturales, usufructuados
tran eco entre la población no or­ por “otros" (otros como la empresa
ganizada para activar nuevos pro­ Las iniciativas privada o los guerreros) y sin ven­
tajas para sus habitantes. Como re­
cesos de integración que no institucionales sultado de ello, la Participación de
necesariamente corresponden con
encuentran eco la Voz de estos pobladores es muy
la propuesta inicial (hecha por
alta, pero contrasta fuertemente con
ejemplo en el mapa del Pdpmm), entre la la participación de aquellos qué
al tiempo que genera nuevas dis­
población no no hacen parte de ningún colecti­
cusiones sobre el significado que
vo o de quienes promueven un
tiene concebir nuevos centros ur­ organizada para tipo de afiliación territorial dife­
banos como referentes político-ad­ rente al organizativo.
ministrativos. En este nivel, vimos activar nuevos
De otro lado, cuando la ¡abla­
muy positivamente que si bien no procesos de ción oigan izada se dirige a la pobla­
existen suficientes escenarios en ción no organizada promoviendo
los cuales las propuestas institu­ integración. este tipo de integración, sigue una
cionales sean debatidas abierta­ lógica similar a la encontrada en la
mente, ello sí termina por promo­ promulgación que hacen las institu­
ver debates locales sobre su per­ ciones, dado que incentiva una articulación a partir
tinencia, sus anhelos y sus críticas, especialmente de la importancia que tiene el Desarrollo como al­
dirigidas hacia el trato recibido por las capitales ternativa real a sus problemas, y en él de las activi­
departamentales. dades económicas favorables para la población. A
pesar de los esfuerzos, en un buen porcentaje de
Construcción nacionalista la población no organizada consultada esta pro­
puesta no es muy conocida, mientras en otros
Participan en esta construcción principalmen­ casos simplemente es narrada como un interés de
te los pobladores organizados con trayectoria en la los políticos o de las instituciones. Si reporta un
interlocución con organismos del Estado, agencias beneficio concreto en términos de acceso a bienes y
de cooperación internacional y las administraciones servicios, resulta indiferente cómo se refleje en un
locales. El correlato de integración es “Región Mag­ mapa territorial o quién asuma el nuevo papel cen­
dalena Medio", elemento que nos reitera el profundo tral en términos político administrativos.
Construcciones localistas: importante, por el conocimiento del trabajo de ins­
tituciones como el Pdpmm, la Defensoría del Pue­
Participan de estas construcciones los ¡Habla­ blo o la Red de Solidaridad, y los mapas que cada
dores no organizados. Su rango de promulgación una de ellas ha construido para identificar su rango
no corresponde con jurisdicciones veredales o mu­ de acción. Allí, es claro que haber participado de
nicipales, y se basa principalmente en los circuitos alguna manera con la historia de intervención de
locales económicos y de filiación social (vínculos este organismo, termina por dejar a los pobladores
afectivos y familiares). Su correlato, aunque en algu­ no organizados por fuera de los debates en este
nos casos es “Región Magdalena Medio”, lo constituye sentido, al tiempo que nos hace preguntarnos por
principalmente adscripciones locales diferenciadas. Los los intereses que determinan la inclusión o no de
distanciamientos espaciales de las cabeceras, emer­ unos municipios en esos mapas. Si bien la guerra,
gen como uno de los motivos más fuertes de integra­ pero principalmente sus consecuencias, han promo­
ción, llegando incluso a ver las fronteras municipales vido la mayoría de estas acciones, éstas situaciones
como barreras invisibles que se superan desde la co­ no se limitan históricamente al Magdalena Medio en
tidianidad. A excepción de Barrancabermeja, en nuestro país.
donde la concepción de lo regional desde la ciudad De la misma manera, las condiciones socioeco­
obedece a la existencia histórica de muchas perso­ nómicas de las poblaciones de los municipios que
nas provenientes de diferentes lugares del país e habitan en las riberas del Magdalena son. lamenta­
incluso del mundo, las construcciones localistas no blemente, compartidas por muchas otras en Colom­
persiguen unos propósitos integracionistas con otros bia. La articulación promovida a propósito de las
lugares con los cuales no exista una relación basada historias de lucha y movilización social tiene lectu­
en la cotidianidad. ras disímiles para las poblaciones, al punto que se
Se basa en la vigencia de proyectos locales de cuestionan los resultados concretos de estas accio­
integración a partir de vínculos históricos, sociales, nes ya que, lejos de beneficiar a la población en
económicos y culturales que no necesariamente co­ general, ha afianzado las lógicas de fragmentación
rresponden con las áreas contempladas como y división social. La organización, entendida como el
“Magdalena Medio" o incluso sus “subregiones”, y soporte principal de apoyo social en la búsqueda de
tampoco con los mapas geopolíticos departamenta­ alternativas, ha sufrido también una pcmieabilización
les y municipales. Su principal interés es la promo­ por las prácticas políticas de beneficios parcializados y
ción de alternativas económicas fundadas en la cortoplacistas. Por ejemplo, en el caso de Yondó, nos
noción simultánea construida del desarrollo como encontramos con una preponderante acción organi­
derrotero y también como mecanismo. Sigue enton­ zativa pero que, en opinión de los entrevistados en
ces la lógica de las uniones estratégicas sin interferen­ este municipio, ha dejado de ser poblacional para
cia fuerte de los tenitorios político-administrativos. La transformarse en gremial y con intereses más específi­
existencia de estas adscripciones en las instancias cas e individuales. A manera de ejemplo, mientras unir­
públicas y políticas de toma de decisiones es, sin se y trabajar por toda la población era un principio
embargo, muy baja. casi “natural" del ser yondocino, hoy, su transfor­
Hasta aquí la caracterización de lo regional des­ mación en Juntas de Acción Comunal termina por
de las poblaciones consultadas. Finalmente, queremos infundirle un carácter institucional a la acción co­
presentar unas reflexiones sobre los ejercicios de pro­ lectiva que obstaculiza un trabajo más integral y de
mulgación de integraciones a propósito de la “región". mayor cobertura en términos de beneficio.
En primer lugar, creemos que las nociones de El río Magdalena, otro elemento cohcsionador
“región" elaboradas por nuestros entrevistados y en­ para las propuestas regionales, hoy es narrado como
trevistadas, se encuentran determinadas de manera un referente geográfico que no reporta beneficios

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para los habitantes de sus riberas. Por esta razón, luz de la comprensión de las dimensiones que tiene
ser -ribereño" no denota explicaciones de adscrip­ la promoción de una entidad de carácter regional
ción socio-territorial diferentes a las geográficas. El que pudiera cobijar a todos estos nuevos munic
río habita solo en la memoria. Las relaciones entre pios bajo la idea de “Región Magdalena Medio": el
los ribereños y los habitantes de sus periferias como reconocimiento local de las potencialidades que tie­
las serranías, hallan en las dinámicas económicas su ne convertirse en municipio, viene de la mano con
principal soporte. En consecuencia, mientras el río la posibilidad de acceder por fin, a recursos ect
era asumido en las narraciones del pasado como micos bien sea estatales o bien de las organizad
una frontera que integraba económica y cultural­ nes que intervienen en estas zonas.
mente el norte con el sur, hoy es una barrera que Este canal de la municipalización, permite ga­
debe superarse en el afán de comunicarse con otras nar visibilidad y atención en el contexto regional y
geografías, principalmente en la dirección oriente- nacional con la posibilidad de edificar por sí mis­
occidente. Estar conectados a través de carreteras y mos su propia identidad. Lo que no significa que
puentes es entonces la expresión de esas nuevas quieran convertirse en una entidad cuya identida
formas de concebir la integración regional. deje de lado lo que han construido con sus propios
Por ello, construirse como poblaciones bajo procesos locales. Por esta razón, la promoción de
una particular forma identitaria, cada día invita más aspectos culturales asociados a las tradiciones y al
a los debates sobre el tipo de conexión anhelada folclor, en algunos casos es vista como una impos­
con el resto del país y del mundo. Ser región, no tura, cuyo epicentro en Barrancabermeja dista de
solamente implica preguntarse por los motivos, ar­ los intereses concretos y particulares. En opinión
gumentaciones y consecuencias de la propuesta, de las poblaciones, lo que debería resaltarse son las
sino además demanda comprender de qué manera riquezas que se hallan en sus propios territorios y
quieren ser vistos por “otros" y cómo, a su vez, ven no en otros y porque son ellos, sus poblaciones, sus
a los demás en el juego de la construcción de las auténticos dueños y, en consecuencia, una proyec­
identidades y los territorios. Veamos entonces algu­ ción para su explotación debería contemplarlos
nas de las respuestas analíticas desde lo que las como sus más grandes beneficiarios, y no un nuevo
poblaciones han construido en ese proceso. centro urbano ajeno a las cotidianidades locales.
Por esta razón, durante los encuentros con
pobladores, llevados a cabo como preámbulo a
nuestro Trabajo de Campo en cada uno de estos
municipios, observamos con atención, que las dis­
LO QUE FUIMOS, 1.0 QUE SOMOS Y LO tinciones expresadas entre unas y otras poblaciones,
QUE QUEREMOS SER en algunos casos se acompañaban de calificativos
cuyo propósito era evidenciar que quien ostentaba
Conocer las experiencias locales de identifica­ la cabecera había olvidado sus corregimientos, mien­
ción territorial, nos permitió ponderar con un senti­ tras los problemas que sus habitantes vivían se acre­
do crítico el sentido final de las municipalizaciones. centaban sin mayor expectativa de remedio. Al lado
Analizamos por ejemplo, las distancias explícitas de estos aspectos, encontramos asuntos aún más
hechas por sus pobladores y pobladoras entre Mo­ sutiles pero contundentes en el ejercicio ele la defi­
rales y La Gloria, entre Arenal y Río Viejo, entre nición de sí mismos, como el hecho de distinguirse
Cantagallo y San Pablo, entre Santa Rosa del Sur y de los demás por virtudes de las cuales carecían
Simití, entre El Carmen y San Vicente de Chucurí. otros municipios: ser trabajadores, emprendedores,
En cada uno de estos procesos separatistas, vimos honestos y, preocuparse por su población tomando
un común denominador que resulta interesante a la las riendas de su propio porvenir. Veamos cómo se
expresa esta lógica en la definición de sí mismos y la autonomía y el beneficio colectivo como garan­
su proyección. tes de la solución a sus problemas más inmediatos.
Las poblaciones han aprendido a ser artífices de sus
• I-i construcción de su propia identidad: ser re­ propios cambios, aunque aún impera el paternalis-
conocidos en el contexto regional, nacional e mo con el cual siguen demandando recursos y aten­
internacional, como unas poblaciones en las ción de parte del Estado o de cualquier organización
cuales las manifestaciones del conflicto son muy no gubernamental que anuncie apoyo. Hoy, sin em­
crudas, opaca las acciones y actitudes que sus bargo, esta demanda adquiere un cierto tamiz de
poblaciones han construido a propósito de esa reclamo, ya que fueron sus poblaciones las que sor­
misma experiencia. Allí, mostrarse en contextos tearon con grandes dificultades y costos sociales
más amplios como personas que distan de este muy fuertes, las arremetidas de los actores armados
imaginario y que trabajan para cambiarlo, nos cuando el Estado no brindó la protección que debía,
plantea un referente identitario muy fuerte a par­ al tiempo que sobrevivieron con todos los proble­
tir de las identidades construidas sobre ellos mis­ mas básicos de una población sin servicios públicos,
mos desde afuera. educación, salud y empleo.
• La paradójica relación entre abundancia en ri­ Si comprendemos que dibujarse en el mapa
quezas naturales y la pobreza y el desempleo de nacional de la manera como siempre lo han deseado,
su población: ser los dueños del territorio en el implica un proceso de autoidentificación, podemos
que habitan les lleva a cuestionar las políticas de
entender también que hacerlo es una tarea urgente
explotación de esas riquezas, y a proyectar de
en el ámbito de las demandas y el reclamo de los
manera autónoma su apropiación, valiéndose
derechos. Las identidades entonces, se convierten
de instrumentos constitucionales como la mu­
en un argumento público indispensable para lograr
nicipalización, para garantizar así un mayor
las transformaciones anheladas.
control por ejemplo de las regalías y solucio­
A partir de la Constitución de 1991, y como
nar el grave problema de desempleo que reina
entre las poblaciones. resultado de los imaginarios democráticos globali-
• I.os antecedentes de corrupción y abandono es­ zados, la descentralización administrativa en Colom­
tatal. Estos últimos constituyen el argumento de bia trajo consigo el salto cualitativo en la valoración
mayor relevancia entre los relatos trabajados con de los actores regionales. La conciencia entre las
nuestros entrevistados en los 13 municipios. En poblaciones de ese paso, es un llamado a trabajar
efecto, ser Corregimientos en algunos casos, no entendiendo que no es posible continuar edifican­
les permitía la suficiente visibilidad en el con­ do proyectos de integración que no contemplen la
cierto de las partidas presupuéstales, dejando las manera como ellas se han relacionado históricamen­
inversiones en obras de infraestructura y socia­ te con sus territorios. Lo regional no es, desde esta
les, al arbitrio de los intereses de los gamonales perspectiva, un asunto meramente económico así
y políticos locales que ostentaban el poder des­ como tampoco lo es para sus habitantes el escena­
de hacía muchos años y cuyos contactos con la rio de guerra reconocido públicamente para identi­
política departamental, eran directos. Por razo­ ficar sus territorios.
nes como ésta, las obras en servicios públicos Visualizar un proyecto territorial que logre
que beneficiaran a toda la comunidad, siempre cohesionar los intereses, las historias y las expecta­
fueron un anhelo, y las acciones que desembo­ tivas de tantas poblaciones, no debe ser visto solo
caron en el logro de algunos resultados tuvieron como un asunto estratégico desde el punto de vista
que ser producto de iniciativas locales. económico, justamente porque lo que encontramos
El resultado es, entonces, unos principios or­ en nuestros análisis nos*habla con argumentos indi­
ganizativos construidos con el tiempo, basados en viduales y colectivos de la importancia que tiene

0 4i
para las poblaciones, fortalecer los lazos sociales B ib lio g r a f ía
construidos desde sus propios pasados, y proyec­
tarse de tal suerte que ellos mismos dejen de ser Ardía, María Teresa y Murillo, Amparo, 1992, Informe de Inves­
vistos (al tiempo que verse a sí mismos) y atendidos tigación, Historia y Cultura en la reglón del Magdalena
de manera ajena a los designios políticos emanados Medio.
de las capitales. Hacer parte de, no necesariamente --------- . 1994. Un m undo que se m u o te como el río. Historia re­
es un anhelo que redunda en el olvido de las parti­ gional del Magdalena Medio, Bogotá, Instituto Colom­
biano de Antropología, Colcultum, PNlt.
cularidades sociales, culturales e históricas, para
empezar a ser una misma entidad. La historia de las Arenas, Manha, 1999, C enando fronteras. Historias contadas
de! Magdalena Medio, Pdpmm.
municipalizaciones suma en esta dirección.
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gional, anunciados institucional y estatalmente como
la paz, el desarrollo y la región, no son correlatos Bordieu, Pierrc, Wacquant, Loic J. I)., 1995, Respuestas por una
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exclusivos de la finalización de los problemas que
Castclls, Manuel. 1998, El ¡xxler de la Identidad. ¡a Era de la
se detectan como ausencia de condiciones básicas
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para el mejoramiento de la calidad de vida. Ser
Contursi, María Hugenia y Ferro, Fabiola, 2000. La Narración
identificados como poblaciones que hoy más que Usos v teorías, Bogotá. Norma.
nunca desean ser dueñas de sus propios destinos,
!>c la Peña Aslorga, Gabriela. 2001, "Público-Privado. Kspario-
emerge con mucha fuerza entre los relatos y es tam­ Territorio: ¿De la autonomía a la convergencia?', en Re­
bién una expresión del reconocimiento propio de vista Humanidades, número 10, Monterrey. Primavera.
lo que son, hacen, fueron y quieren ser. Ksconar, Arturo. 1999, El Final del salvaje: naturaleza, cultura y
El principio de la alteridad con el cual enten­ política en la antropología contem poránea. Bogotá,
demos el carácter relacional de los procesos de con­ Cerec.
figuración identitaria, hace que nos dispongamos a H-scobar, Arturo, Álvarez, Sonia y Dagnino. Fvelina, 2001, "Lo
reflexiones y debates más públicos sobre el signifi­ cultural y lo político en los movimientos sociales lati­
noamericanos", en Política Cultural y Cultura M ítica,
cado que tiene dibujarse en el mundo de la manera Kd. Alfaguara.
como se desea y en correspondencia con los pasa­
Fals Borda, Orlando, 2000. Acción y Esjracio. Autonomías en la
dos, los contextos actuales y las proyecciones de las n u cía república, Bogotá.
poblaciones. Una tarea a la que sin lugar a dudas
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