La ley del “ojo por ojo” no daba permiso para vengarse. Más bien,
ayudaba a los jueces nombrados a imponer castigos apropiados, ni
demasiado severos ni demasiado blandos. Esta ley también servía como medida disuasoria para los que
hicieran daño a otros de manera intencionada o estuvieran
pensando en hacerlo. Como la Ley misma explicaba, quienes vieran cómo se ponía en práctica la justicia de Dios tendrían miedo y nunca volverían a “hacer ninguna cosa mala como esta” (Deuteronomio 19:20). ¿Deben seguir los cristianos la ley
del “ojo por ojo”?
No, los cristianos ya no están obligados a seguir esta ley. Era parte
de la Ley mosaica, que quedó anulada con la muerte de Jesús
(Romanos 10:4). De todos modos, esta ley nos ayuda a entender la manera de
pensar de Dios. Por ejemplo, muestra que Dios valora la justicia
(Salmo 89:14). También nos enseña que él considera justo que quienes hacen algo malo deben ser castigados “hasta el grado debido” (Jeremías 30:11).