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Primera Etapa: Inicio de la Guerra (1810 – 1811).

Consistió en una revuelta desorganizada en contra de la corona española con el estandarte


de la Virgen de Guadalupe, liderada por Miguel Hidalgo y motivada por un sentimiento de
rabia desatado ante las injusticias que vivían especialmente los indígenas y campesinos.

A pesar de ser un movimiento masivo, no contó con una organización militar y política que
le permitiera hacer frente al régimen monárquico llegado de España. A la autoridad realista
le bastó poco para acabar con el intento revolucionario y como resultado fueron fusilados
los dirigentes más importantes, entre ellos Hidalgo.

Segunda Etapa: Organización y Definición (1811 – 1815).


Durante este período cobra importancia el posicionamiento ideológico de la causa
insurgente, el movimiento independentista no solo realizó acciones bélicas sino que se trató
así mismo de una estructura y un cuerpo jurídico.

José María Morelos y Pavon es la figura más significativa en esta etapa, ya que gestionó el
primer Congreso de Anáhuac que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio.

Felix Calleja del Rey ordenó el fusilamiento de Morelos y aprovecho para desarticular el
movimiento de independencia.

Tercera Etapa: Resistencia y Guerra de Guerrillas (1815 – 1820). Después de la muerte de


Morelos los grupos insurgentes lucharon de manera aislada sobre todo en la Sierra Madre
Sur y en Veracruz.

Caracterizado por la resistencia con sus principales promotores: el español Francisco Javier
Mina, de la nueva corriente liberal que se extendía en Europa y afín a la independencia
mexicana, y el criollo Vicente Guerrero.

Cuarta etapa: Consumación (1821).


La fortaleza demostrada por los criollos que resistieron la dura contraofensiva realista unida
a la Constitución de Cádiz, de corte liberal, que debió aceptar Fernando VII, obligaron a las
autoridades realistas a pactar la independencia de México.

Como parte del Tratado de Córdoba fue firmado el Plan de Iguala que definía tres garantías:
religión, independencia y unión.

La nueva normatividad mantuvo el fuero para militares y eclesiásticos y a cambio entregó el


poder de desarrollar su propio régimen constitucional a los mexicanos. Llegado un acuerdo
se dio lectura en el año 1821 al Acta de Independencia.

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