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402-0
Resolución No.133 del 19 de diciembre de 1980 COLEGIO LOS ANDES Licencia de funcionamiento
indefinida No 0608 de junio de 2005
Nuestro tema varía varias prácticas religiosas. El primer lugar es ocupado por dos prácticas:
1. rezar u orar en casa; 2. asistir al templo o iglesia para la ceremonia de su culto. Se trata de
actividades muy distintas. La primera, rezar en casa, tiene lugar en un ámbito doméstico,
desde el que se toma la iniciativa de entablar un vínculo “personal” con lo sagrado. Si bien
nada puede inferirse por la pregunta acerca de la forma en que cada persona lo hace (si
recurre a oraciones o fórmulas establecidas, si lo hace sólo o acompañado), ni de la
frecuencia e intensidad de su oración, ni la intención del rezo (agradecer, pedir, etc.) el
porcentaje de respuesta tan alto a esta pregunta, puede leerse como revelador de la
existencia de un espacio “propio” para el vínculo con la trascendencia. La segunda práctica,
contrariamente a la primera, se realiza en un ámbito institucional participando de ceremonias
con una ritualidad establecida. El elevado valor que alcanza creemos que puede leerse como
indicativo del valor simbólico que sigue teniendo la práctica religiosa institucional. La
asistencia esporádica, siguiendo los argumentos puede entenderse también como indicativa
de una conexión afectiva, como un guiño a un mundo religioso en el que uno “no está”
verdaderamente, pero al que se está unido de alguna manera, sea por recuerdos festivos,
emociones y/o apegos estéticos. La fuerte incidencia, en síntesis, de las dos prácticas
religiosas que comparten los primeros lugares delas prácticas religiosas, cubren espectros y
tienen connotaciones muy distintas. Esto seguramente está indicando que en la orquestación
del vínculo con lo sagrado lo institucional y lo personal se complementan.