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CONFLICTO ENTRE DOS REINOS

 NATURALEZA DE LA BATALLA.
      a) Es una batalla universal.
      En todas partes del mundo se está librando una batalla en este
momento.
       b) Es una batalla a tiempo y fuera de tiempo.
      Satanás no descansa en el conflicto opositor que tiene en contra
del Reino de Dios. El cristiano debe entender esta verdad y no se
debe descuidar en esta área, siempre tiene que estar a la defensiva,
atento en todo momento y lugar.
      En Efesios 6:10 el término “Fortaleceos”  es un imperativo que
implica una acción durativa, continua y constante. El guerrero
espiritual siempre  debe estar pendiente de la lucha y de las fuerzas
aliadas que vengan contra él, no debe darle lugar al descuido. El
descuido nos resta inmunidad ante cualquier ataque que venga del
enemigo. Satanás es sutil y está vigilando cualquier movimiento o
paso en falso que hagamos,  que le brinde ventaja para atacarnos.
     c) No es una batalla para la conquista.
     Hay una gran diferencia entre el conflicto que  Cristo libro, y el
conflicto que nosotros como creyentes tenemos que librar. Esto lo
podemos entender analizando los conceptos de Guerra y Batalla.
     Guerra: Conflicto entre dos reinos que es decisivo y determinante,
en la guerra se decidió y determinó  un ganador y un perdedor,  Cristo
obtuvo la victoria, el diablo fue derrotado
      Batalla: Conflicto entre dos reinos que no es decisivo ni
determinante; en la batalla no se va a decidir un ganador o un
perdedor eso ya se decidió en la guerra. Por lo tanto, la batalla  no es
a la ofensiva sino a la defensiva, es decir: no peleo con el diablo para
quitarle algo, peleo, es para no dejarme quitar lo que Cristo me ha
entregado.
     La guerra es tan decisiva y determinante que en un supuesto
negado que el diablo me logre ganar mil batallas, desde el punto de
vista posicional todavía estoy en victoria, porque mi victoria como
posición no la obtuve en la batalla, se obtuvo en la guerra que Cristo
libró.
     Nosotros no buscamos victoria, estamos en victoria. Un cristiano
que ande buscando victoria es porque tiene un punto de derrota.
     Nosotros no buscamos posición sabemos que somos, que tenemos
y que podemos en Cristo.
     ¿QUÉ SOMOS? Real  sacerdocio, nación santa, pueblo escogido
por Dios, templo y morada del Espíritu Santo, cabeza y no cola,
estamos tan bendecidos que estamos sentados a la diestra del Padre
juntamente con Cristo Jesús.
     ¿QUÉ TENEMOS?  Poder, dominio, autoridad, fuerza y señorío sobre: el
diablo, los demonios, el mundo, la miseria, la enfermedad, la derrota, el
pecado, el infierno, el fracaso; vendrán por  un camino  contra mí y por siete
huirán de mí, caerán a mi lado  mil y a mi diestra  diez mil, más a mi no me
tocarán, ningún arma forjada prosperará en mi contra, condenaré toda lengua
que se levante en contra de mi, en Jehová hollaré  serpientes y escorpiones,
por lo cual estoy seguro de que ni la vida, ni  la muerte, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios que
es en Cristo Jesús Señor Nuestro.
      ¿QUÉ PODEMOS? Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.
      No buscamos posición porque sabemos cuál es nuestro legado,
nuestra herencia, nuestros beneficios, nuestros privilegios, nuestros
derechos. Un cristiano que tenga complejo de inferioridad, auto
depreciación, y baja estima no puede enfrentar la batalla y menos
podrá librarla.
   
     Pablo dijo que nosotros estamos llamados a resistir para estar
firmes. El término “Resistir” es un término militar que indica: Pararte
frente a frente a tu enemigo, y pegar frente con frente, pecho con
pecho, barriga con barriga, piernas con piernas; y si alguien se tiene
que mover tiene que ser el diablo, porque nosotros estamos parados
sobre la Roca, la Roca es la Palabra, la Palabra es Cristo y Cristo lo
venció a él.
     La batalla espiritual como lo plantea  la Biblia, no es una en la que
el cristiano va a ver como sale, sino una en la que el enemigo contra
quien él lucha ya está vencido. Por eso no puedo entender como hay
cristianos peleando o batallando a la ofensiva, tratando de quitarle al
diablo lo que no tiene. Yo no tengo que conquistar ni vencer al diablo,
ya  Cristo lo venció y conquistó por mí. Mi tarea es, resistirlo,
encararlo, darle frente cuando él me ataque (Santiago 4:7. 1ª Pedro 5:
8.9) echarlo fuera de los cuerpos (Marcos 16:17) destruir sus obras.
No entrar en una paranoia espiritual donde todo lo que se ve es
demonio, entramos en el campo del exorcismo en una forma excesiva,
no dirigida  por el Espíritu Santo dándole a Satanás una posición que
no le pertenece.
       La palabra “Lucha” que Pablo utilizó en Efesios 6:12.
Es “Pale” que indica cuerpo a cuerpo.
       Hay que resaltar que en la lucha  hay un campeón y un retador, el
retador  pelea para obtener el campeonato; el campeón pelea  para
mantenerlo. No olvides que nosotros somos los campeones, no
buscamos victoria: estamos en victoria.
       En cuanto a nuestra posición y posesión como guerrero, debemos
estar en claro, que el perder una batalla no me afecta en nada mi
posición, pero en cuanto la posesión, cercena la posibilidad de que las
bendiciones, la herencia, el legado, y las promesas, sean una verdad
tangible y visible en nosotros por causa de perder una batalla. 
(Efesios 6:10.14).
      d) Es una batalla decisiva  sin retroceso.  
      Jesús dijo: Que las puertas del hades que representa el poder
satánico no prevalecerán contra su Iglesia. (Mateo 16:18.19).
      El término “Prevalecer” del griego que aparece en la Biblia
es:               “Katiscuo” que indica: Ser fuerte en contra de. Tiene que
ver con la resistencia, la constancia, la perseverancia; por lo que
indica que, Jesús lo que quiso decir fue:
       “…y el poder del infierno, no será fuerte, resistente,
constante, ni perseverante, ante la autoridad que Yo le entrego a
la Iglesia”    
     Debemos tomar en cuenta que una decisión es la determinación
de llevar a cabo algo sin retroceso. En la batalla espiritual desde el
punto de vista de la  posición tienes que ser decisivo, nunca detenerte
ni regresarte, si te detienes pierdes si te regresas fracasas.
     Corroboro lo antes dicho. Es cierto que si el diablo me gana mil
batallas yo sigo estando en victoria eso es una verdad. Pero en cuanto
a mi posesión cada vez que pierdo una batalla corro el riesgo de no
obtener mi legado, mis bendiciones, mi herencia; y esto trae como
resultado que  siendo un  heredero viviré como un mendigo, siendo un
bendecido viviré como  un miserable, con tantos recursos viviré
arruinado, siendo sanado viviré enfermo. Jamás podrás mantener y
gozar tu posesión mientras estés bajo el dominio de Satanás.
      Nuestra tarea como guerreros y soldados de Jesucristo  es resistir
al diablo para poder estar firme en pie.
      e) Es una batalla que en algunas ocasiones es desafiante que
determina retos.
      Un desafío o un reto, es el llamado que se nos ha hecho para
lograr hacer y alcanzar  lo imposible. En este tipo de conflicto solo
tenemos dos armas para librar la batalla y salir ilesos de ella que son:
la Palabra como espada, y la fe como escudo.
     En todo desafío o reto necesitamos la intervención de Dios para
que se manifieste un milagro, ya que solo Dios puede llevar a cabo lo
imposible, entiéndase que aunque haya sido por la intervención de
Dios que se produjo el milagro, la liberación del conflicto
humanamente es atribuida al guerrero; porque fue a causa de la fe
que se deposito en la Palabra que Dios pudo intervenir. Por lo que
indica, que para librar una batalla que es desafiante, se nenecita de la
fe que el hombre deposita en la Palabra de Dios, para que Él en su
soberanía pueda intervenir; de no ser así se perderíamos la batalla.
     Pueden llegar ataques de parte de Satanás, que son desafiante y
determinantes a nuestras vidas por causa del Reino, que puede estar
en riesgo nuestra propia vida, y solo por la fe en la Palabra lo
podemos librar a causa de la intervención de Dios.
     El ejemplo más claro en las Escrituras lo tenemos en la vida de
Patriarca Job, donde Satanás no solo atento en contra de sus bienes,
sino lo hizo en contra  de su salud poniendo en riesgo su vida. Job
1:1.22; 2:1.10.
     Pablo presenta una lista de grandes confrontaciones y
persecuciones que tuvo que librar por fe, y sostenerse en ella.
      “Además de las afrentas, necesidades, persecuciones y
angustias, azotes, cárceles, tumultos, trabajo, desvelos, ayunos,
deshonra, mala fama, engañadores, Como moribundos más he
aquí vivimos, como castigados, mas no muertos, "como
entristecidos, más siempre gozosos", "como pobres, más
enriqueciendo a muchos, como no teniendo nada, más
poseyéndolo todo; azotes sin números; en cárceles, en peligro
de muerte muchas veces.”

      “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos
uno; tres veces he sido azotado con vara; una vez apedreado;
tres veces he sufrido naufragio..., un día y una noche he estado
como náufrago en alta mar; en camino muchas veces, en peligro
de ríos, peligro de ladrones, peligro de los de mi nación, peligro
de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto,
peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos y
en fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos
ayunos, en frío y en desnudez, despreciado, perseguido,
difamado, hecho como la escoria del mundo, el desecho de todos
hasta hoy.”

     Por otra parte aparecen registros de informaciones que Pablo  le


da a Timoteo, de situaciones degradantes y bajas en las cuales tuvo
que enfrentar en fe por causa del Reino. Situaciones que Timoteo sin
lugar a dudas tenía que confrontar.

     “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que


juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su
Reino,  que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
doctrina.  Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana
doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias concupiscencias,  y apartarán
de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.  Pero tú sé sobrio
en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple
tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo
de mi partida está cercano.  He peleado la buena batalla, he
acabado la carrera, he guardado la fe.  Por lo demás, me está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez
justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que
aman su venida. Procura venir pronto a verme,  porque Demas me
ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica…
Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le
pague conforme a sus hechos.  Guárdate tú también de él, pues
en gran manera se ha opuesto a nuestras palabras.  En mi primera
defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me
desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor
estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese
cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui
librado de la boca del león.  Y el Señor me librará de toda obra
mala, y me preservará para su Reino celestial. A él sea gloria por
los siglos de los siglos. Amén.”                2ª Timoteo 4:1.10,
14:18.
 
     El término Aflicciones que aparece en el texto es del
griego: “Kakopatheo”  que es un término compuesto que
indica: “Kako-Malo”                      “Pathos-Sufrimiento”  a lo cual el
Apóstol lo que le quiso decir a Timoteo fue. “Soporta los malos
sufrimientos”. Igual decir: “Soporta las penalidades”.

      e) Es una batalla con objetividad.


      El verdadero sentido de la batalla es cuando se conoce el objetivo de ella, por esta
causa un creyente debe conocer: Quién es como guerrero, a quién representa, las
armas con las cuales cuenta, contra quién pelea; de esta forma  podrá tener una
visión clara de la batalla y por ende, conocer el objetivo de ella. Más adelante cuando
tratemos el punto del propósito de la batalla daremos mayor detalle.
      f) La batalla redunda en lo espiritual:  Efesios 6:12. 2ª Corintios
10: 4.
      Luchamos contra seres espirituales, el conflicto es espiritual, las
armas son espirituales, y por lógica debemos ser espirituales o andar
en el Espíritu.
      La importancia del ser espiritual está en que nunca podemos librar
una batalla en contra los poderes de las tinieblas si no hemos podido
librar la batalla que tenemos contra nuestras propias pasiones, con
nuestra propia alma     Gálatas 5: 16.17. Santiago 4:1.  1ª Pedro 2: 11.
     Nunca olvidemos que el  primer y peor enemigo que tenemos para
alcanzar el éxito somos nosotros mismos. Satanás solo se limita a dar
ofertas, de nosotros depende que las tomemos o dejemos.
      Ni el diablo, los demonios, el pecado, el mundo  podrán tener
influencia sobre ti a menos que les des lugar. Por esta causa Pablo
dijo a Timoteo     “Ten cuidado de ti mismo…”. De nosotros
depende nuestro éxito o nuestro fracaso, no te olvides que ante Dios
somos libres de tomar cualquier decisión, pero nunca seremos libres
de sus consecuencias.
     El vivir en el Espíritu y ser  un ente espiritual (No espiritualista) es
un buen comienzo para librar todas las batallas que se presenten.
     A continuación voy a dar una breve explicación de lo que indica ser
espiritual.
     ¿Qué es ser espiritual?
     Ser espiritual  es la posición que se obtiene como resultado de vivir
una vida en el Espíritu.
     ¿Qué es vivir en el  Espíritu?
     Vivir en el espíritu, es vivir una vida conforme o bajo la dirección del
Espíritu, es vivir en la perfecta voluntad del Espíritu Gálatas 5: 16.
     ¿Cómo y qué hacer para vivir una vida en el Espíritu?
     Teniendo una mente espiritual.
      ¿Cómo se obtiene una mente espiritual?
     Meditando en los asuntos del Espíritu.
      ¿Cómo se medita en los asuntos del Espíritu?
      A través de su Palabra
      El término “Meditar” indica: Hacer un estudio preciso, conciso, y
detallado  de los pensamientos. Josué: 1:8. Salmos 1:2. Salmos 119:
97.104.
     “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de

 
día y de noche meditarás en él…” Josué 1:8
     “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores
se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en
su ley medita de día y de noche” Salmo 1:2.
   
      Meditar en la Palabra nos lleva a tener un estado mental, una
mente espiritual. Pablo presenta en sus Epístolas siete estados de
mente: Mente carnal, corrompida, entenebrecida, vana, cauterizad
a, reprobada y espiritual.
     Dios tiene que sacarnos de cualquiera de estos estados de mente y
llevarnos a la mente espiritual para poder vivir en el Espíritu.
     De acuerdo al estado de mente que obtengamos tendremos unos
comportamientos y unas actitudes. Esto es corroborado en la carta
que el Apóstol Pablo escribe a los Efesios.
     “…entre los cuales todos nosotros vivimos en otro tiempo en
los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y
los pensamientos,…” Efesios 2:3.
        Todos nuestros hechos y nuestros dichos están en proporción directa
de lo que pensamos:
        Toda acción tiene como precedente un pensamiento.
        Nuestra vida se moverá más en pos del pensamiento más dominante.
        Siembra un pensamiento y cosecharás una acción, siembra una
acción y cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharás un
carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino.
      El problema del hombre no está en lo que hace, sino en lo que
pensó hacer, porque conforme  piensa así actúa.
       Por esta causa, el blanco que Satanás tiene para vencernos en la
batalla es la mente, si Satanás logra que nosotros meditemos en sus
pensamientos es una ventaja que tiene para ganar la batalla.
   
     Nunca progresaremos en la vida espiritual a menos que nuestro
pensamiento se ponga en armonía con Dios y con su Palabra
2ª Corintios 10:5.
     Por eso es imposible controlar los deseos e impulsos de la carne si
primero no tomamos control de los pensamientos que la activan.
     De allí la importancia que tienen los elementos con los cuales
alimentamos nuestra mente. Debemos tener cuidado de lo que  oímos,
vemos y leemos.
      Por eso Pablo dijo: “Que en todo lo verdadero, lo honesto, lo
justo, lo puro, lo amable, lo de buen nombre, lo virtuoso, en esto
pensad”      Filipenses 4:8.
     Pablo dijo “las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres” 1ª Corintios 15:33.
     ¿Por qué las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres? Porque al corromper tu mente corromperán tus acciones.
      Según el Apóstol Pablo, la única forma que podamos vestirnos del
nuevo hombre y despojarme del viejo es que tenga una mente
renovada por la Palabra.
     “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo
hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,  y
renovaos en el espíritu de vuestra mente,  y vestíos del nuevo
hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad.” Efesios 4:22.24.
     El término que aparece del griego para hacer referencia a
la “Renovación de la mente” es: “Ananeoo” que es un término
compuesto: “Ana-Atrás. Neoo-Nuevo” por lo que indica: Retroceder
para volver a comenzar.
      El pensamiento del que escribe es instar al creyente a despojarse
de todo los pensamientos ajenos a la verdad de Dios, para regresar al
comienzo y como un niño aprender el lenguaje de Dios, para tener los
pensamientos de Dios, hablar y actuar como Dios.
     El término que se utilizó en el griego para la renovación de la mente
da la idea de: “Hacer joven la mente” 
   
      La renovación de la mente aparece gramaticalmente como
un imperativo durativo  continuo, que indica un ejercicio diario a tiempo
y fuera de tiempo.
     Imperativo: Es una orden, un mandato.
     Durativo: Que se ejercite en el momento de la orden. Es ya.
     Continuo: Que lo mantengas en la acción, y no abandones el
ejercicio.
     El “Renovar el espíritu de vuestra mente” no se trata de la
misma mente en sus poderes naturales de la memoria, juicio y
percepción; si no  “El espíritu de la mente”, que en el sentido
figurado tiene que ver, con aquel tipo de pensamiento,  que bajo el
poder del Espíritu Santo que mora en el creyente, es dirigida sus
tendencias hacia Dios en el goce de la comunión con el Padre y con
su Hijo Jesucristo, al cumplimiento de la voluntad de Dios a través del
conocimiento de la Palabra.
     Una vez que haya logrado despojarme del viejo hombre y vestido
del nuevo; he librado la batalla con mis propias pasiones, mi alma y la
carne; entonces podré librar las batallas que se me presenten 
Santiago 4:7.
    Según: Romano 13:12.4. Gálatas 5:16. Efesios 4:22.32.
Colosenses  3:5.10. Somos nosotros los llamados a librar nuestras
propias batallas internas, Dios no lo va hacer por nosotros. Una vez
que hemos librado nuestras propias batallas, libraremos las batallas en
el mundo exterior.
      Ten presente que librar las batallas en el interior no es una cosa
fácil. Proverbios 16:32, dice: “         Que le es más fácil a un
hombre dominar una ciudad completa que a su propio espíritu”.

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