DE VO C I O N AL
«El regalo de Dios para sí mismo»
E
ra por la tarde del día
de mi cumpleaños y
había terminado de re-
gistrar en el aeropuerto
de Munich para mi vue-
lo a Lisboa. Mis amigos
en Portugal esperaban mi llegada para
pasar un rato y comenzar este nuevo
año de vida conmigo. Todavía queda-
ba un tiempo hasta tener que bordar
el avión, así que di una vuelta por las
tiendas libres de impuestos, los cafés,
y los puestos de periódicos. Una tien-
da en particular me llamo la atención:
la tienda de relojes. Mientras paseaba
por esa tienda vi un reloj delicada de co-
lor dorado, colocado en un gabinete de
vidrio. Era amor a primera vista. Seguí
caminando por la tienda pero siempre
me atraía a ese reloj. Volvía justo a ese
gabinete de vidrio. Decidí darme el lujo
y compré el reloj como regalo para mí
misma. Después de pagar por ello, la
MANUEL A DI FRANCA
dependienta lo colocó en mi muñeca.
Me quedé admirándolo por todo el res-
to del día. ¿Haz meditado sobre el rega-
lo que Dios dio para sí mismo? Santiago
nos dice: “Toda buena dádiva y todo don
perfecto viene de lo alto.” Nos muestra
que cada una de vosotros, y todo el
pueblo de Dios, están incluidos entre
estas dádivas buenas y perfectas. Es
un pensamiento extraño porque usual-
mente nos imaginamos que las dádivas
de Dios son aquellas bendiciones físicas
o espirituales que Él nos da. Pero aquí
Santiago nos dice que cada uno de no-
sotros somos personal-mente un rega-
lo de Dios. Por medio del profeta Isaías,
Dios se refiere a su pueblo como aque-
llos que creó para su gloria (Isaías 43:7).
Santiago aquí expresa el mismo pen-
samiento. Dice: Eres el regalo de Dios
para sí mismo. Él te dio el nacer y te
formó por su palabra para que puedas
darle gloria al vivir en obediencia--¡para
que puedas ser el regalo que él desea!
“Toda buena dádiva y todo don perfecto
viene de lo alto, desciende del Padre de las
luces, con el cual no hay cambio ni som-
bra de variación.” (Santiago 1:17) Cada
dádiva que es buena, y cada regalo que
es completo y perfecto, proviene de lo
alto--de Dios. Tantas cosas vienen a la
mente. Dios te dio su Hijo Unigénito. Te
dio su palabra y el Espíritu Santo. Te dio
talentos, amigos, y experiencias únicas.
Todo esto proviene del Padre que no
cambia. Siempre te da regalos buenos
y perfectos. Pero tal vez el único regalo
que podrás pasar por alto a causa de
estar muy cercano como para verlo,
es a ti mismo. Tu vida de obediencia a
Dios, el cual comienza en el corazón y
se muestra por los hechos, es regalo
que proviene de Él y es diseñado para
ser presentado a Él. Nunca olvides: Tú
eres el cumplimiento del deseo de Dios.
Eres el regalo de Dios para sí mismo.