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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE CARTAGENA

Bases para la programación del riego deficitario


controlado en cerezo con sensores

Trabajo Fin de Máster

presentado por

Pedro José Blaya Ros

dirigido por

Rafael Domingo Miguel y Víctor Blanco Montoya

Cartagena, 2017
Este Trabajo Fin de Máster, TFM, se encuadra dentro de las actividades del
Departamento de Producción Vegetal de la Universidad Politécnica de Cartagena
Diseño de protocolos
agronómicos y tecnológicos para el manejo del Riego Deficitario Controlado en frutales a partir de
Redes Inalámbricas de Sensores (Ref. AGL2013-49047-C2-1-R), del Ministerio de
Economía, Industria y Competitividad.
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE CARTAGENA

AUTORIZACIÓN DE LA PRESENTACIÓN DEL TRABAJO FIN DE MÁSTER


POR LOS DIRECTORES

D. Rafael Domingo Miguel, Catedrático de Universidad del Área de Producción Vegetal y adscrito
al Departamento de Producción Vegetal, y D. Víctor Blanco Montoya, Ingeniero agrónomo.

A U T O R I Z A N:

La Bases para la
programación del riego deficitario controlado en cerezo con sensores por
D. Pedro José Blaya Ros, bajo nuestra dirección y supervisión, en el Departamento
de Producción Vegetal, y que presenta para la obtención del grado de Máster por la
Universidad Politécnica de Cartagena.

En Cartagena, a 9 de octubre de 2017

Fdo.: Rafael Domingo Miguel Fdo.: Víctor Blanco Montoya


Agradecimientos

En primer lugar, agradecer a mi director, Dr. Rafael Domingo Miguel, por


haberme acogido con los brazos abiertos y haber confiado en mí. Gracias por
tu apoyo, consejos y amistad que me has brindado durante todo este tiempo.
A Víctor Blanco Montoya, amigo y compañero de viajes, por su apoyo y
dedicación desinteresada que han hecho posible la realización de este trabajo.
Gracias de corazón, por todos los buenos momentos que hemos pasado juntos.
Al Dr. Roque Torres Sánchez, por su apoyo y consejos. Agradecerle, junto
a Manuel García Riquelme, por hacer posible la obtención de datos para la
realización de este trabajo.
Al Dr. Francisco Artés Hernández, por darme la oportunidad de realizar
la calidad del fruto en su laboratorio, por todo su apoyo y consejos.
A mis compañeros José María de la Rosa Sánchez, Abdelmalek Temnani
Rajjaf, Francisco José Quijada Ayala y Cristina Castillo García por el ánimo y
apoyo recibido durante la elaboración de este trabajo.
A Isabel Canales y Fina Guirao, por vuestro apoyo incondicional, por
vuestra amistad y por todos aquellos momentos que hemos vivido juntos
durante la carrera, nunca los olvidaré.

por todos los medios puestos a mi disposición.


A mi familia, por todo el apoyo y cariño que me han ofrecido durante los
últimos años.
A mi abuelo, por haberme hecho ser mejor persona. Gracias por haber
confiado en mí, por tu apoyo incondicional y por todo aquello que no puedo
expresar con palabras...
No quería terminar sin agradecer a aquella persona que ha sido mi pilar
durante todos estos años. Tú, que has vivido de cerca este proceso y me has
apoyado incondicionalmente. Gracias, Tania, por tu paciencia y por tu amor.
Cada fracaso enseña al hombre algo que
necesitaba aprender.
Charles Dickens
Resumen
Durante la campaña 2015 y 2016 se realizó un ensayo en una parcela
comercial de cerezo (Prunus avium (L.) cv. Prime Giant) situada en Jumilla en la
cual se establecieron tres tratamientos de riego: i) tratamiento control (CLT),
regado al 110% ETC durante toda la campaña; ii) tratamiento de riego deficitario
controlado (RDC), regado al 55% y 100% ETC durante la postcosecha de 2015
y precosecha de 2016; iii) tratamiento agricultor (AGR), regado según el criterio
del técnico de la explotación.
La máxima contracción de rama (MCD) resultó ser el indicador estudiado
más idóneo en el establecimiento de valores umbrales para la programación del
t);
sin embargo, no es recomendable su uso para valores de t inferiores a -1,3
MPa, debido a que el punto de inflexión de la curva que relaciona el aumento
t se encuentra muy próximo a dicho valor.

El crecimiento vegetativo de rama mostró una estrecha relación con el


volumen de agua aplicado y, por lo tanto, con el nivel de estrés al que fue
sometido el cultivo. La poda, en cambio, no se vio tan fuertemente afectada por
el déficit hídrico como el parámetro anterior.
El tratamiento RDC no afectó a la producción ni al crecimiento y
parámetros de calidad del fruto debido a la satisfacción del 100% de ETC
durante el periodo que va desde la floración hasta la cosecha. El régimen de
riego del tratamiento RDC, permitió ahorros de agua del 42,3% y 38,5%
respecto a CTL y AGR respectivamente.
Title

Fundamentals for scheduling regulated deficit irrigation in


sweet cherry trees using sensors

Abstract
During the growing season 2015-2016 an experiment was carried out in a
commercial plot of cherries trees (Prunus avium (L.) cv. Prime Giant) located in
Jumilla. Three irrigation treatments were imposed: i) a control treatment (CTL),
irrigated at 110% of crop evapotranspiration (ET C) to ensure non-limiting soil
water conditions, ii) a regulated deficit irrigation treatment (RDI), irrigated al
55% ETC in 2015 postharvest and at 100% ETC during 2016 preharvest, iii)

Trunk maximum daily shrinkage (MDS) was the indicator that first
detected water stress and was a very suitable indicator in establishing threshold
values for irrigation scheduling in sweet trees. However, it is not recommended
t values lower than -1.3 MPa, from the analysis of the

t.

The branch diameter growth response showed a close relationship with


the applied irrigation water amounts and consequently with the plant water
status. However, the dry weight of pruning wastes was not as strongly affected
by the water deficit as the branch diameter growth.
The RDI treatment did not affect fruit yield and quality in 2015/16
growing season. The reason for this could be that during the period from
flowering to harvest at least one hundred percent of ET C was applied each
treatment. The applied RDI strategy allowed water savings of 42.3% and 38.5%
respect to CTL and FRM, respectively. Therefore, RDI strategy could
contribute to the necessary water conservation in highly productive agricultural
areas such as the Mediterranean basin. At least two harvests more will be
necessary in order to know the usefulness of the tested RDI strategy.
Índice general
Página

1. INTRODUCCIÓN ....................................................................................................................1
1.1. El cerezo. Origen y clasificación taxonómica ........................................................... 3
1.2. Ciclo de crecimiento del cerezo .................................................................................... 4
1.2.1. Reposo invernal ................................................................................................................ 4
1.2.2. Periodo de actividad vegetativa........................................................................................... 5
1.3. Superficie y producción de cerezo................................................................................ 8
1.3.1. A nivel mundial ............................................................................................................... 8
1.3.2. A nivel nacional ............................................................................................................. 10
1.3.3. A nivel regional.............................................................................................................. 10
1.4. El continuo Suelo-Planta-Atmósfera ......................................................................... 11
1.5. Indicadores del estado hídrico en el continuo suelo-planta-atmósfera........... 12
1.5.1. Determinación de la demanda hídrica de la atmósfera ...................................................... 12
1.5.2. Estado hídrico del suelo .................................................................................................. 12
1.5.3. Estado hídrico de la planta ............................................................................................. 14
1.6. Riegos deficitarios........................................................................................................... 16
2. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS......................................................................................19
2.1. Justificación ...................................................................................................................... 21
2.2. Objetivos............................................................................................................................ 22
3. MATERIAL Y MÉTODOS...................................................................................................23
3.1. Descripción de la parcela experimental.................................................................... 25
3.1.1. Material vegetal .............................................................................................................. 25
3.1.2. Agua de riego ................................................................................................................. 26
3.1.3. Suelo.............................................................................................................................. 26
3.1.4. Clima ............................................................................................................................ 27
3.1.5. Labores culturales........................................................................................................... 29
3.2. Diseño experimental ...................................................................................................... 30
3.2.1. Tratamientos.................................................................................................................. 30
3.2.2. Características de la instalación de riego .......................................................................... 31
3.3. Métodos y técnicas utilizadas...................................................................................... 31
3.3.1. Sistema de adquisición de datos....................................................................................... 31
3.3.2. Estado hídrico del suelo .................................................................................................. 32
3.3.3. Estado hídrico de la planta ............................................................................................. 33
3.3.4. Seguimiento del crecimiento y desarrollo vegetativo ............................................................ 36
3.3.5. Seguimiento del crecimiento y desarrollo del fruto .............................................................. 37
3.3.6. Producción y calidad de la cosecha ................................................................................... 42
3.4. Análisis estadístico ......................................................................................................... 42
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN ..........................................................................................43
4.1. Estado hídrico del agua en el suelo ........................................................................... 45
4.1. Estado hídrico de la planta........................................................................................... 48
4.1.1. Potencial hídrico de tallo al mediodía............................................................................... 48
4.1.2. Variaciones del diámetro de rama ................................................................................... 50
4.2. Relaciones entre parámetros del CSPA .................................................................... 52
4.2.1. Relaciones entre indicadores del estado hídrico de la planta y la demanda climática ........... 52
4.2.2. Relaciones entre indicadores del estado hídrico de la planta y del suelo............................... 54
4.2.3. Relaciones entre indicadores del estado hídrico de la planta ............................................... 55
4.3. Evolución de la intensidad de señal .......................................................................... 56
4.4. Desarrollo y crecimiento vegetativo .......................................................................... 57
4.4.1. Crecimiento de diámetro de rama..................................................................................... 57
4.4.2. Poda .............................................................................................................................. 59
4.5. Seguimiento del crecimiento de fruto ....................................................................... 60
4.5.1. Parámetros físicos ........................................................................................................... 60
4.5.2. Parámetros químicos....................................................................................................... 65
4.5.3. Potencial hídrico de fruto y sus componentes ..................................................................... 66
4.6. Producción y calidad de la cereza .............................................................................. 67
4.6.1. Producción...................................................................................................................... 67
4.6.2. Calidad de la cereza ....................................................................................................... 68
5. CONCLUSIONES...................................................................................................................71
BIBLIOGRAFÍA ...........................................................................................................................75
Índice de tablas
Tabla 1.1. Análisis provincial de la superficie en plantación regular,
rendimiento y producción en España en el año 2014.........................................10
Tabla 3.1. Análisis del agua de riego utilizada en los ensayos. ...........................26
Tabla 3.2. Análisis de suelo perteneciente a la parcela experimental. ...............27
Tabla 3.3. Dosis anual de abonado. ......................................................................29
Tabla 4.1. Integral de estrés hídrico (S ) anual y acumulada para los 3
tratamientos. S ha sido determinada a t. ...............50

Tabla 4.2. Parámetros de las ecuaciones de primer (y = y 0 + ax) y segundo


(y = y0 + ax + bx2) orden que relacionan la máxima contracción diaria de
t) con las diferentes variables
climáticas. .................................................................................................................52
Tabla 4.3. Peso de poda (kg árbol-1) correspondiente a 2015. Cada valor es
la media de 5 árboles por repetición (n = 20)......................................................59
Tabla 4.4. Parám .........................................68
Tabla 4.5. Características físico-
evaluadas en la primera recolección de los tres tratamientos. 17 de junio de
2016...........................................................................................................................68
Índice de figuras
Figura 1.1. Estados fenológicos durante la floración del cerezo dulce según
Baggiolini (1952). Modificado por Lichou et al. (1990).........................................7
.....8
Figura 1.3. Evolución de la superficie en producción ( ) y producción (
) mundial anual de cereza durante el periodo 1990-2014. Fuente:
FAOSTAT (2016). ....................................................................................................9
Figura 1.4. (a) Superficie en producción dedicada al cultivo del cerezo y (b)
producción de cereza obtenida por los diez principales países productores
en el año 2014. Fuente: FAOSTAT (2016). TR: Turquía; IR: Irán; US:
Estados Unidos de América; IT: Italia; SY: Siria; ES: España; CL: Chile; RU:
Federación de Rusia; GR: Grecia; UZ: Uzbekistán; RO: Rumania. ...................9
Figura 3.1. Vista general de la parcela experimental. ..........................................25
Figura 3.2. Valores medios de 10 días durante 2015 y 2016 de (a)
temperatura media del aire (Tm), (b) déficit de presión de vapor medio diario
(DPV), (c) evapotranspiración de referencia (ET0) ( ) y precipitación (P;
). ............................................................................................................................28
Figura 3.3. Volumen de agua de riego aplicado (VAR) en el periodo 2015-
2016. La línea vertical discontinua indica la recolección. ...................................31
Figura 3.4. (a) Detalle del cuadro intemperie para proteger al datalogger y
multiplexores y (b) sistema de gestión de datos. .................................................32
Figura 3.5. Detalle de la (a) disposición de los sensores capacitivos sobre la
guía de plástico y (b) de la caperuza de la sonda capacitiva y del cable de
transmisión de datos. ..............................................................................................33
Figura 3.6. Detalle del sensor capacitivo de compensación térmica MPS-6....34
Figura 3.7. (a) Hoja cubierta con plástico y papel de aluminio para la
t) y (b) cámara de presión
tipo Scholander........................................................................................................35
Figura 3.8. Detalle de sensor LVDT instalado en una de las ramas
principales.................................................................................................................35
Figura 3.9. Representación gráfica de los índices derivados a partir de las
medidas de las variaciones del diámetro de rama o tronco (VDR)...................36
Figura 3.10. (a) Separación de la poda para su control individual y (b)
determinación del peso de la misma. ....................................................................37
Figura 3.11. (a) Colorímetro MINOLTA CR-400 y (b) analizador de textura
LFRA 1500...............................................................................................................39
Figura 3.12. (a) Titulador automático y (b) del osmómetro de presión de
vapor. ........................................................................................................................41
Figura 4.1. Evolución del potencial matricial para (a) 25 cm y (b) 50 cm de
profundidad para CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto
representa el valor medio de periodos de 10 días y 4 sensores. Líneas
verticales discontinuas delimitan el periodo de cosecha. Las barras verticales
indican el error estándar de la media. Los asteriscos ( ) indican diferencias
significativas entre CTL y RDC según el test de Rango Múltiple de Duncan
(p < 0,05)..................................................................................................................45
Figura 4.2. Evolución del contenido volumétrico de agua en el suelo
expresado como porcentaje del correspondiente a capacidad de campo
vCC) para (a) 20 cm, (b) 40 cm y (c) 70 cm de profundidad para CTL (
), RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto representa el valor medio
de periodos de 10 días y 4 sensores. Las barras verticales indican el error
estándar de la media. ...............................................................................................47
Figura 4.3. Relación e ) y contenido volumétrico
m
v) para CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( m = -40856,82
exp(- v), R = 0,7354, p < 0,001). Cada punto representa la media del
2

contenido de humedad a 20 y 40 cm de profundidad y el potencial matricial


a 25 y 50 cm de profundidad. ................................................................................48
Figura 4.4. Evolución estacional del potencial hídrico de tallo a mediodía
t) para CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto es la media
de 6 medidas por tratamiento. Líneas verticales discontinuas delimitan el
periodo de cosecha. Las barras verticales indican el error estándar de la
media. Un asterisco indica diferencias significativas entre CTL y RDC y/o
CTL y AGR, y dos asteriscos indican diferencias significativas entre los tres
tratamientos, según el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05). .............49
Figura 4.5. (a) Evolución de la máxima contracción del diámetro de rama
(MCD) y (b)de la tasa de crecimiento del diámetro de rama (TDR) para CTL
( ), RDC ( ) y AGR ( ). Líneas verticales discontinuas
delimitan el periodo de cosecha. Cada punto representa el valor medio
semanal de MCD y TCD. Las barras verticales indican el error estándar de
la media. Las barras verticales indican el error estándar de la media. Un
asterisco indica diferencias significativas entre CTL y RDC y/o CTL y AGR,
y dos asteriscos indican diferencias significativas entre los tres tratamientos,
según el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05)......................................51
Figura 4.6. Relación entre la máxima contracción diaria (MCD) y el déficit
de presión de vapor medio diario (DPV). La línea de puntos representa la
regresión lineal para la postcosecha 2015 ( ; MCD = 104,61 DPV; R2 =
0,79; p < 0,001); la línea discontinua, la precosecha 2016 ( ; MCD = 133,04
DPV; R2 = 0,90; p < 0,001); la línea continua, el ciclo completo (MCD =
110,66 DPV; R2 = 0,79; p < 0,001). Cada punto es la media de 8 medidas. ...53
Figura 4.7. Relación entre el potencial hídrico de tal t) y el
déficit de presión de vapor medio diario (DPV). La línea discontinua
representa la regresión lineal para la postcosecha 2015 ( t = -0,35 - 0,183
DPV; R = 0,85; p < 0,001); la línea de puntos, la precosecha 2016 (
2
t=
-0,21 - 0,255 DPV); R = 0,80; p < 0,001); la línea continua, el ciclo
2

t = -0,29 -0,207 DPV; R = 0,85; p < 0,001). Cada punto es la


2

media de 6 medidas.................................................................................................54
) y el potencial t

m) en el perfil de suelo 25- t=- m + 8,60


· 10 -6
m + 6,40 · 10
2 -9
m ;
3
R = 0,66; p < 0,001). (b) Relación entre el
2

t) y el contenido volumétrico referenciado a capacidad

vCC) medio de agua en el perfil de suelo 20- t = -4,13 +


m + 4,23 · 10 m ; R = 0,72; p < 0,001). CTL ( ),
2 -6 3 2
m
RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto es la media de 6 medidas. ............................55
Figura 4.9. Relación entre la contracción máxima diaria (MCD) y el
t) para CTL ( ), RDC ( ) y AGR (
). Cada punto es la media de 8 medidas. Líneas de regresión (MCD =
t ; R2 = 0,79; p < 0,001).
2 3
t t
...................................................................................................................................56
Figura 4.10. Evolución diaria de la ISMCD durante el periodo estudiado. .........57
Figura 4.11. Evolución del diámetro de rama (mm) durante el periodo de
estudio para CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada línea
representa el valor medio del diámetro máximo diario del tronco obtenido
a partir de sensores LVDT en 8 árboles por tratamiento. .................................58

= 2

0,53) y (b) relación entre la variación de la sección transversal de rama


- 0,89 S ; R2 = 0,79).
CTL ( ) RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto representa la media de 6 sensores
por tratamiento. .......................................................................................................59
Figura 4.13. Relación entre peso de poda fresco y volumen de agua de riego
aplicada (VAR) durante 2015. CTL ( ) RDC ( ) y AGR ( ). Las barras
verticales indican el error estándar de la media. ..................................................60
Figura 4.14. Evolución del (a) diámetro longitudinal (ØL), (b) diámetro
ecuatorial (ØE), (c) diámetro de sutura (ØS), (d) volumen del fruto (VF), (e)
peso fresco (PF) y (f) peso seco (PS). Cada punto representa la media de 5
frutos por repetición y 4 repeticiones por tratamiento (n = 20). Las barras
verticales indican el error estándar de la media. ..................................................61
Figura 4.15. (a) Relación entre el diámetro ecuatorial (ØE) y el volumen de
fruto (VF = 0,0355 exp(0,2619 ØE), R2 = 0,996, p < 0,001). (b) Evolución
del porcentaje de materia seca (PS/PF). Cada punto representa la media de
5 frutos por repetición y 4 repeticiones por tratamiento (n = 20). Las barras
verticales indican el error estándar de la media. Un asterisco indica
diferencias significativas entre AGR y RDC según el test de Rango Múltiple
de Duncan (p < 0,05)..............................................................................................62
Figura 4.16. Evolución de la tasa relativa de crecimiento (TRC). Las barras
verticales indican el error estándar de la media. Cada punto representa la
media de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones (n = 20). Un asterisco
indica diferencias significativas entre AGR y RDC según el test de Rango
Múltiple de Duncan (p < 0,05). .............................................................................63
Figura 4.17. Evolución del (a) tono (Hue), (b) luminosidad (Value) y (c)
saturación (Chroma) del color del fruto. Las barras verticales indican el error
estándar de la media. Cada punto representa la media de 5 frutos por
repetición y 4 repeticiones (n = 20). Un asterisco indica diferencias
significativas entre CTL y los dos tratamientos, según el test de Rango
Múltiple de Duncan (p < 0,05). .............................................................................64
Figura 4.18. Evolución de (a) los sólidos solubles totales (STT) y (b) la acidez
titulable (AT). Las barras verticales indican el error estándar de la media.
Cada punto representa la media de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones
(n = 20). Un asterisco indica diferencias significativas entre CTL y RDC
según el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05). .....................................65
Figura 4.19. Evolución del índice de madurez (IM). Cada punto representa
la media de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones (n = 20)............................66
h,f o,f )
y p,f) para CTL, RDC y AGR. Las barras verticales indican el
error estándar de la media. Cada punto representa la media de 5 frutos por
repetición y 4 repeticiones (n = 20) ......................................................................67
Capítulo I

INTRODUCCIÓN
I. Introducción

1.1. El cerezo. Origen y clasificación taxonómica


El cerezo es originario de Oriente Próximo, región comprendida entre
las costas del Mar Negro y del Mar Caspio (Asia Menor, Irán, Iraq y Siria)
(Vavilov, 1951). Su centro de domesticación fue Asia Central, más tarde pasó a
Asia Menor y desde allí se introdujo en el Mediterráneo a través de la civilización
griega (Lichou et al., 1990). Su llegada a la Europa septentrional se produjo, sin
embargo, desde China atravesando Rusia y Oriente Próximo. En este proceso
de distribución de la especie, el estornino (Sturnus vulgaris) ha sido identificado
como el principal agente de diseminación (Lichou et al., 1990). Al expandirse el
cerezo por toda Europa, dentro de cada área surgieron ecotipos que difieren
entre sí en cuanto a las adaptaciones ecológicas y la morfología de las hojas y
fruto (Anonymous, 2002).
En América del Norte fue introducido por los colonos ingleses hacia el
año 1629. En Europa el cerezo se encuentra presente en la mayoría de los países
y Prunus avium es la especie predominante en las zonas meridionales (España,
Italia, Sur de Francia), mientras que Prunus cerasus, más resistente al frío,
manifiesta una buena adaptación en las zonas más septentrionales (Norte de
Francia, Alemania, Países del Este) (Iglesias, 1991). La presencia del cerezo en
la Península Ibérica está documentada desde principios del siglo XIV, en la zona
del Valle del Jerte y se cree que fueron los árabes quienes la introdujeron en esta
zona junto con otros frutales (Flores, 1985).
El cerezo dulce (Prunus avium L.) es una especie de hoja caduca
perteneciente a la familia Rosaceae, género Prunus y subgénero Cerasus (Linnaeus,
1753; Rehder, 1967). Es diploide, 2n = 16, (Rodrigo y Guerra, 2014), de porte
erguido y gran vigor, pudiendo alcanzar 25 m de altura (Gil-Albert, 1995). Su
raíz es pivotante y su corteza lisa de color marrón rojizo con trazados en forma
de anillos. Sus hojas son simples, ovado-oblongas, acuminadas y grandes (7,5 -
12,5 cm de longitud y 3,5 - 5 cm de anchura) con márgenes aserrados, haz glabro
y envés ligeramente pubescente. El pecíolo posee unas glándulas rojizas cerca
del limbo. Las flores son blancas y se encuentran agrupadas en umbelas. La
fruta es una drupa roja o granate, globosa o con forma de corazón que contiene
un solo hueso. Los órganos fructíferos predominantes son los ramilletes de
mayo que presentan varias yemas florales agrupadas y una vegetativa (Cordeiro,
2003; Linnaeus, 1753).

3
I. Introducción

1.2. Ciclo de crecimiento del cerezo


El desarrollo anual del cerezo está marcadamente influido por las
características climáticas. Particularmente importante resulta la temperatura y la
duración del día que condicionan el ritmo estacional. De acuerdo con ello, el
cerezo presenta dos periodos en los que el aspecto y la actividad del árbol son
muy diferentes: el reposo invernal y el periodo de actividad vegetativa.

1.2.1. Reposo invernal


En las especies caducifolias, como el cerezo, parecen precisar de un
periodo anual de reposo (Gil-Albert, 1995). Este periodo de reposo, también
conocido como dormancia o latencia, se caracteriza por la supresión temporal
del crecimiento visible (Agustí, 2010), a pesar de que algunos procesos
fisiológicos, tales como la absorción radicular, la translocación vascular, la
respiración, la fotosíntesis y la traspiración, pueden tener lugar en forma lenta y
poco intensa (Melgarejo, 1996).
El reposo invernal comienza con la defoliación de los árboles en otoño,
y finaliza al momento de la brotación en primavera (Agustí, 2010).
Fisiológicamente, este proceso se puede dividir en tres estados: i) paralatencia,
regulada por factores fisiológicos de la planta que se dan fuera de la estructura
afectada; ii) endolatencia, regulada por factores fisiológicos propios de la
estructura afectada; iii) ecolatencia, regulada por factores ambientales (Agustí,
2010; Ellena, 2006).
La entrada en reposo está influida principalmente por tres factores: i)
descenso de la temperatura; ii) disminución de la iluminación e intensidad
lumínica; iii) descenso de los reguladores de crecimiento (auxinas, giberelinas y
citoquininas) y un aumento progresivo de compuestos inhibidores (ácido
abscísico) en otoño, así mismo al finalizar el estado de latencia, desciende el
nivel de compuestos inhibidores con el respectivo aumento de los promotores
de la brotación en primavera (Agustí, 2010; Urbina, 2001).
Durante el estado de latencia, el cerezo necesita satisfacer un
requerimiento de frío invernal para que no afecte negativamente a la brotación
y floración (Atkinson et al., 2013; Ellena, 2006; Grau, 2007; Lemus, 2005) y, por
lo tanto, a su rentabilidad económica (Couvillon, 1995; Kaufmann y Blanke,
2017; Tersoglio et al., 2006). Este requerimiento, medido tradicionalmente
como horas-frío, viene expresado como número de horas que pasa la planta por
debajo del umbral de 7ºC y que son necesarias para la ruptura del reposo invernal (Agustí,
2010; Urbina, 2001; W einberger, 1950).

4
I. Introducción

1.2.2. Periodo de actividad vegetativa


Con la brotación se inicia un nuevo periodo vegetativo, durante el cual el
árbol reanuda, de manera intensa, todos sus procesos fisiológicos, y ello se
traduce exteriormente en el desarrollo vegetativo de brotes y ramos, así como
en el engrosamiento de ramas y tronco, por una parte, y por otra, en la aparición
de flores y frutos y en el desarrollo de estos últimos (Gil-Albert, 1995)
El primer síntoma externo y apreciable de que la actividad vegetativa ha
comenzado es la hinchazón de las yemas (Agustí, 2010; Ellena, 2006). En el
cerezo las yemas florales se empiezan a hinchar antes que las yemas puramente
vegetativas (Fadón et al., 2015) debido a una intensidad de latencia inferior
(Agustí, 2010). Las escamas y brácteas protectoras de la yema se separan
paulatinamente, apareciendo la borra entre ellas y finamente los meristemos en
un proceso denominado desborre (Agustí, 2010; Gil-Albert, 1995).
A partir del desborre, la evolución de las yemas de madera y florales es
diferente. Las primeras originan el crecimiento vegetativo del árbol; las
segundas, el proceso de floración y fructificación (Gil-Albert, 1995).

A medida que avanza la primavera, el desborre se acelera, en ocho o diez


días las escamas y brácteas se separan completamente y se produce la aparición
de las primeras hojas en crecimiento y del tallo inicial, consecuencia de la
elongación del meristemo gemular; es decir, se ha producido la brotación
(Agustí, 2010; Ellena, 2006).
El crecimiento se intensifica conforme las condiciones ambientales son
favorables, y, en consecuencia, el crecimiento en longitud de los brotes, la
aparición y desarrollo de hojas y la formación de yemas axilares se acelera, en
un proceso que dura toda la primavera y parte del verano. Durante este periodo
los brotes llegan a alcanzar el 60-70% de su tamaño final. Este proceso se le
denomina crecimiento de primavera, y normalmente cesa con las elevadas
temperaturas estivales (35-40ºC) que superan el umbral máximo de crecimiento,
denominada parada estival. Al finalizar la parada estival vuelven a darse unas
adecuadas condiciones ambientales para la vegetación y se produce la brotación
de otoño o rebrote, donde se origina un segundo crecimiento de menor
intensidad que el primero y que termina dando paso al reposo invernal (Agustí,
2010; Ellena, 2006; Fadón et al., 2015; Gil-Albert, 1995).

5
I. Introducción

La lignificación de tejidos del cerezo ocurre cuando estos terminan su


elongación y finaliza con la abscisión o caída de las hojas en otoño. Durante la
lignificación de los tejidos de los brotes la planta requiere una menor cantidad
de carbohidratos, los cuales se acumulan en los órganos de reserva situados en
la parte aérea (copa y tronco) y subterránea (raíces) del árbol. En este periodo
se produce un gran transporte de hidratos de carbono y proteínas hacia el
sistema radicular, permitiendo un elevado desarrollo radicular, y un aumento en
la capacidad de acumular compuestos nitrogenados en los brotes,
particularmente aminoácidos e hidratos de carbono, que se utilizaran para
procesos metabólicos de la temporada vegetativa siguiente (Ellena, 2006; Grau,
2007; Lemus, 2005).

El ciclo reproductivo del cerezo comienza con la inducción floral, unas


semanas después se da la diferenciación de las yemas a flor, este fenómeno tiene
lugar en el año anterior al que se producirá la brotación, floración y crecimiento
de los frutos (Gil-Albert, 1995). La inducción floral comienza con el
achatamiento del ápice meristemático de la yema que posteriormente
evoluciona formando los primordios florales donde se diferencian los diferentes
órganos de la flor (Fadón et al., 2015; W ang et al., 2016). La inducción
comenzará cuando la hoja adyacente del mismo nudo, o de nudos adyacentes
al brote, alcanzan su pleno desarrollo (Azcon-Bieto y Talón, 2000; Lemus,
2005).
Las yemas de flor, en su evolución, van pasando por una serie de
sucesivos estados fenológicos (Baggiolini, 1952). Estos estados son tan
importantes a efectos prácticos, que han sido profusamente estudiado a nivel
monográfico (Gil-Albert, 1995). En el cerezo se distinguen diez fases
fenológicas desde el momento del reposo invernal hasta el cuajado del fruto
(Figura 1.1).
Los estados desde (C) a (E) tienen una duración generalmente breve
(Lemus, 2005). En condiciones de días calurosos y sin lluvia, la floración de un
árbol dura entre 7-10 días (Alburquerque et al., 2008). Sin embargo, bajo
condiciones de clima adverso, la duración puede ser el doble de lo normal
(Korma et al., 2004).

6
I. Introducción

El desarrollo del fruto tiene lugar en tres etapas: i) multiplicación celular


o citocinesis, se produce una intensa división celular; ii) crecimiento lento,
caracterizada por una reducción progresiva de la tasa mitótica y lignificación del
endocarpio; iii) engrosamiento celular o distensión celular, se acumula agua y
sustancias hidrocarbonadas que provocan un aumento del peso, volumen y
concentración de sólidos solubles de la cereza. En el cerezo, el crecimiento del
fruto describe un patrón de doble curva sigmoidea con una fase II de corta
duración (Figura 1.2).

Figura 1.1. Estados fenológicos durante la floración del cerezo dulce según Baggiolini
(1952). Modificado por Lichou et al. (1990).

7
I. Introducción

Figura 1.2. Fases de desarrollo del fruto del

1.3. Superficie y producción de cerezo

1.3.1. A nivel mundial


La producción y la superficie dedicada al cerezo muestra una dinámica
creciente desde 1990, pasando de una producción de 1,70 millones de toneladas
para una superficie de cultivo de 344000 ha a los 2,30 millones de toneladas y
405000 ha en 2015 (Figura 1.3).
La producción se centra, fundamentalmente, en la zona templada del
hemisferio norte (Alonso, 2006; Cordeiro, 2003; Pérez, 2009). Los países de
este hemisferio que han mostrado un gran incremento en su producción son:
China, que ha logrado triplicar su producción en la última decada (Muñoz,
2015); Turquía, que ha manifestado un fuerte crecimiento desde la década de
1980 (Alonso, 2006); Estados Unidos, con un aumento del 12% de su
producción en el último año (FAS-USDA, 2016). Del hemisferio sur, cabe
destacar el desarrollo de la producción de cereza de Chile, incrementando ésta
de las 8900 t en 1985 a las 83939 t en 2014 (FAOSTAT, 2016) y siendo
exportada el 80% de su producción (Bravo, 2012, 2013).
Turquía es el país con mayor superficie de cerezos a nivel mundial con el
19,51% del total mundial (79000 hectáreas), seguido de Irán (10,14%), Estados
Unidos (8,96%), Italia (7,35%) y España (6,32%) (Figura 1.4a).

8
I. Introducción

500 2400

2200
450
2000

400 1800

1600
350

1400
300
1200

250 1000

800
200
1990 1995 2000 2005 2010 2015

Figura 1.3. Evolución de la superficie en producción ( ) y producción ( ) mundial


anual de cereza durante el periodo 1990-2014. Fuente: FAOSTAT (2016).

En cuanto a la producción, Turquía mantiene el liderazgo con el 16,65%


de la producción mundial, seguido de Estados Unidos (12,78%), Irán (8,94%),
España (7,35%) e Italia (6,32%) (Figura 1.4b). Cabe destacar el alto rendimiento
de Estados Unidos, debido, principalmente, a una mayor tecnificación, así
como a España, que, entre 1985 y 2014, ha aumentado su producción entre
1985 y 2014 de 79579 a 118220 t con una superficie similar.

Figura 1.4. (a) Superficie en producción dedicada al cultivo del cerezo y (b) producción de
cereza obtenida por los diez principales países productores en el año 2014. Fuente:
FAOSTAT (2016). TR: Turquía; IR: Irán; US: Estados Unidos de América; IT: Italia; SY:
Siria; ES: España; CL: Chile; RU: Federación de Rusia; GR: Grecia; UZ: Uzbekistán; RO:
Rumania.

9
I. Introducción

1.3.2. A nivel nacional


La superficie cultivada de cerezo en España se encuentra en torno a 25608
ha, lo que supone el 2,93% de la superficie total dedicada a los cultivos frutales
no cítricos (MAGRAMA, 2016). Aragón es la CC.AA con mayor superficie
cultivada dedicada al cultivo del cerezo con un total de 7542 ha, representado
el 29,45% de la producción nacional de cereza. Extremadura es la segunda
productora nacional con 7138 ha, en su gran mayoría desarrolladas en secano
(90,78%). Comunidad Valencia y Andalucía con un total de 2726 ha y 2365 ha
ocupan el tercer y cuarto puesto respectivamente (Tabla 1.1).

Tabla 1.1. Análisis provincial de la superficie en plantación regular, rendimiento y


producción en España en el año 2014.

Superficie en plantación regular Rendimiento


Comunidad Producción
(ha) (kg/ha)
Autónoma (t)
Secano Regadío Total Secano Regadío
Galicia 591 148 739 2481 3779 5250
P. de Asturias 20
Cantabria
País vasco 12 12 2717 393
Navarra 122 220 342 1883 5941 1453
La Rioja 123 371 494 3888 7678 2811
Aragón 3210 4332 7542 2543 4819 26319
Cataluña 226 2115 2341 2013 4277 7900
Baleares 9 20 29 1800 18
Castilla y León 1256 302 1558 2647 6932 6653
Madrid 1 1 2400 16
Castilla-La Mancha 37 96 133 1304 3646 449
C. Valencia 1966 760 2726 930 8288 6722
R. de Murcia 183 183 10775 1584
Extremadura 6480 658 7138 6170 8841 45014
Andalucía 1302 1063 2365 2021 4586 7201
Canarias 4 1 5 1000 3000 18
ESPAÑA 15339 10269 25608 3860 5450 111821
Fuente: MAGRAMA (2016).

1.3.3. A nivel regional


El cultivo del cerezo en la Región de Murcia es exclusivamente de regadío,
contando con 314 ha en 2015 (CARM, 2016), el cual representa el 0,38% de la
superficie cultivable total y un aumento del 58% con respecto al 2014
(MAGRAMA, 2016). La producción ha aumentado desde las 545 t en el año
2004 hasta las 1648 t obtenidas en 2014 (CARM, 2016).

10
I. Introducción

1.4. El continuo Suelo-Planta-Atmósfera


Una contribución importante al estudio de las relaciones hídricas en las
plantas es el tratamiento del movimiento del agua desde el suelo a hacia las
raíces, a través de la planta y hacia el aire, como una serie de procesos
estrechamente interrelacionados (Azcon-Bieto y Talón, 2000). Este concepto,
conocido como continuo suelo-planta-atmosfera (CSPA), permite considerar
todos los aspectos de las relaciones hídricas al estudiar el balance hídrico de las
plantas (Passioura, 1982). El movimiento del agua en CSPA puede compararse
a cualquier sistema hidráulico (Cruiziat et al., 2002). En este sistema hidráulico,
la fuerza motriz es la transpiración, que según la teoría de cohesión-tensión
(Dixon y Joly, 1895; Steudle, 2001) crea y mantiene un gradiente variable de
potencial hídrico a lo largo de la planta que permite el ascenso del agua desde
el suelo hasta la hoja.
La intensidad del flujo de agua en CSPA, es directamente proporcional al
gradiente de energía o potencial que existe entre el suelo, la planta y la
atmósfera. Por analogía a la ley de Ohm, CSPA se puede asociar a un conjunto
de resistencias hidráulicas conectadas en serie o en paralelo (van den Honert,
1948), proporcionando un esquema sencillo para analizar, comprender y
describir de forma mecanicista la dinámica del agua en la planta. Con la ley de
conservación de masa, se puede expresar el flujo de agua en CSPA utilizando la
ecuación de van den Honert:

donde J representa el flujo de agua a través del sistema CSPA , potencial


hídrico de cada compartimento; r, resistencia hidráulica al movimiento del agua;
C, concentración de vapor de agua.
A pesar de la gran utilidad de la ecuación de van den Honert para el estudio
de las relaciones hídricas en la planta, los modelos derivados de la analogía
eléctrica tienen sus limitaciones puesto que suponen condiciones de estado
estacionario que raramente se dan en la planta (Denmead, 1985). La mayoría de
estos modelos suponen resistencias constantes cuando en realidad estas
resistencias varían con el flujo de agua (Reid y Huck, 1990), o la capacidad de
regulación de la absorción radicular a través de las acuaporinas (Reid y Huck,
1990).

11
I. Introducción

1.5. Indicadores del estado hídrico en el continuo suelo-


planta-atmósfera

1.5.1. Determinación de la demanda hídrica de la atmósfera


La determinación de la demanda hídrica atmosférica constituye un
parámetro imprescindible en riego deficitario, puesto que los aportes de agua se
definen generalmente respecto a este valor de referencia, denominado
evapotranspiración de cultivo, ETC. La determinación directa de ETC a partir
de métodos lisimétricos y gravimétricos, es una tarea difícil, tediosa y costosa.
La FAO (Food and Agriculture Organization) recomienda el uso de la
fórmula de FAO-Penman-Monteith para el cálculo de la evapotranspiración de
referencia (ET0) y, con él, poder estimar ETC. ET0 la tasa de
evapotranspiración de un cultivo hipotético de altura fijada de 12 cm, resistencia de la cubierta
vegetal de 70 s m-1 (Allen et al., 2006) y cuya fórmula es:

siendo Rn, radicación neta en la superficie de cultivo (MJ m-2 día-1); Ta, la
temperatura media del aire (ºC); u2, la velocidad del viento a 2 metros de altura
(m s-1); ea*, presión de vapor a saturación (kPa); ea, presión de vapor actual (kPa);
-1
);
psicométrica (kPa ºC ). -1

1.5.2. Estado hídrico del suelo


Para conocer la capacidad de almacenamiento en el suelo, dosis de agua a
aplicar y la frecuencia de riego es conveniente recurrir a las medidas del estado
hídrico del suelo (Hillel, 1990). Estas engloban tanto a la cuantificación del
contenido de humedad como al estado energético del agua en el suelo
(Goldhamer et al., 1999). Las medidas pueden ser discretas o estar
automatizadas proporcionando valores continuos y en tiempo real, siendo estas
últimas las que se están imponiendo actualmente (Goldhamer et al., 1999).

12
I. Introducción

Las medidas de contenido de humedad del suelo son fundamentales para


muchos investigadores en la agricultura, ésta mide la cantidad de agua que es
retenida entre las partículas sólidas del suelo y puede expresarse como una
cantidad absoluta, aunque se suele expresar como una fracción de una
determinada base contante (Jones, 2006). Existe una amplia gama de enfoques
e instrumentos para la medición directa e indirecta del contenido de humedad
del suelo (Smith y Mullins, 2001), de las cuales destacan la toma de muestras de
suelo (métodos gravimétricos y volumétricos), sonda de neutrones,
reflectometría en el dominio del tiempo, TDR, y reflectometría en dominio de
la frecuencia, FDR (Smith y Mullins, 2001).
En la última década, FDR se está imponiendo frente al resto de medidas
del contenido volumétrico de agua del suelo (Hilhorst y Dirksen, 1994; Martí
et al., 2013; Oates et al., 2017; Previati et al., 2012). Estas sondas, también
llamadas sensores capacitivos, usan un oscilador para crear un campo eléctrico
y detectar los cambios en las propiedades dieléctricas del medio para determinar
el contenido de humedad del suelo (Skierucha y W ilczek, 2010; Smith y Mullins,
2001). Los cambios en el contenido volumétrico de agua del suelo son
detectados como cambios en la frecuencia operacional, disminuyendo ésta al
incrementarse la humedad (Gaudu et al., 1993; Previati et al., 2012; Shinn et al.,
1998). Los sensores FDR tienen varias ventajas frente a otras técnicas utilizadas,
entre ellas destacan: su bajo coste (Hilhorst y Dirksen, 1994), robustez, no le
afecta el contenido de sal en el suelo ni las variaciones de temperatura
(Paltineanu y Starr, 1997) y son fácilmente automatizable (Martí et al., 2013;
Starr y Paltineanu, 1998)

el trabajo que habría que


suministrar a una unidad de masa de agua ligada al suelo para llevarla de este estado de
unión a un estado de referencia, correspondiente al del agua pura a la misma temperatura y a
la presión atmosférica (Azcon-Bieto y Talón, 2000). El potencial total del agua
puede expresarme como la suma de las contribuciones individuales de varios
factores:

g o m, el
potencial matricial.

13
I. Introducción

El potencial matricial es el que determinará la energía que tendrá que


la fuerza con la
que es retenida el agua debido a las interacciones con matrices del suelo (Smith y Mullins,
2001). Los sensores que miden el potencial matricial se basan en la medida
directa de la tensión de agua en el suelo (tensiómetros), de forma indirecta de
la resistencia eléctrica del suelo (sensores de matriz granular) y la permeabilidad
dieléctrica de la matriz del suelo (sensores de discos cerámicos porosos) (Smith
y Mullins, 2001). Durante los últimos años, los sensores dieléctricos son los que
se están imponiendo, debido a su nulo mantenimiento, al alto rango de medida
(-9 a -100000 kPa), precisión y automatización (Decagon Devices, 2017)
La disponibilidad de agua para los cultivos depende más del potencial
matricial del suelo que de su contenido en agua por lo que, en principio, el
potencial matricial es mejor indicador del estado hídrico del suelo con relación
al desarrollo de las plantas (Hillel y Guron, 1973). A pesar de ello, el hecho de
que el estado hídrico de la planta sea controlado por diferentes procesos
biológicos (Jones, 2006) hace que su validez como indicador único quede en
entredicho y que éste solo pueda reflejar el estado hídrico parcialmente
(Contreras et al., 2017).

1.5.3. Estado hídrico de la planta


Los métodos basados en indicadores del estado hídrico de la planta
constituyen una valiosa herramienta para el manejo del riego dada su naturaleza
dinámica, la cual está estrechamente relacionada con las condiciones climáticas
y del suelo, así como con la productiva del cultivo (Goldhamer y Fereres, 2001;
Remorini y Massai, 2003).

El potencial hídrico del t) (Shackel et al., 1997) surge


con la idea de buscar un indicador robusto, con una baja variabilidad y
fácilmente interpretable. Para su determinación se cubren las hojas con bolsas
de plástico y papel de aluminio, al menos 2 horas antes de la medición (Shackel
et al., 1997), permitiendo alcanzar el equilibrio entre el estado hídrico de la hoja
y el tallo al impedir la transpiración (McCutchan y Shackel, 1992). Durante las
últimas décadas, números trabajos de investigación han puesto de manifiesto la
utilidad de este indicador en diferentes especies frutales (Intrigliolo y Castel,
2004; Marsal et al., 2010; McCutchan y Shackel, 1992; Nortes et al., 2005;
Ortuño et al., 2006).

14
I. Introducción

Las medidas d t se llevan a cabo mediante la cámara de presión


(Scholander et al., 1965) y, debido a el equilibrio conseguido mediante la
, y la presión medida
en la cámara (P) representa la tensión a la que se encuentra la savia en el xilema
antes del corte (Hsiao, 1990). E o) de la savia es
despreciable.

Las variaciones del diámetro de tronco y rama proporcionan una


información precisa del crecimiento y estado hídrico de la planta (Ortuño et al.,
2010), obtenida a escala diaria de los ciclos de contracción y expansión del
diámetro de tronco (Kozlowski, 1967) provocados, principalmente, por
cambios del contenido de humedad de la planta (Simonneau et al., 1993). Irvine
y Grace (1997) observaron que más del 90% de las fluctuaciones diaria del
diámetro de tronco tienen lugar en los tejidos del floema.
Estas variaciones, cifradas en decenas de micras, pueden ser medidas de
manera continua y automatizable a partir de sensores LVDT (linear variable
displacement transducers) o, también llamados, sensores de desplazamiento
lineal. Estas medias, de gran precisión, se han utilizado para el establecimiento
de parámetros sensibles a los aportes de agua de riego (Irvine y Grace, 1997),
siendo la máxima contracción diaria de tronco (MCD; Huguet et al., 1992) el
más utilizado como indicador de la intensidad de estrés hídrico (Conejero et al.,
2010; Intrigliolo y Castel, 2007; Ortuño et al., 2010). Las contracciones diarias
del tronco, además de depender del clima y del estado hídrico del suelo,
dependen del otros factores, como el módulo de elasticidad de los tejidos
(Génard et al., 2001), propiedades de difusión el agua en los tejidos del floema
(Parlange et al., 1975), edad del árbol (Moriana y Fereres, 2004), estado
fenológico (Intrigliolo y Castel, 2004) y carga productiva (Conejero et al., 2010).
Goldhamer y Fereres (2004) consideraron que era posible establecer
precisos programas de riego basados en las variaciones del diámetro de tronco.
Esta nueva estrategia surge a partir del concepto de intensidad de señal (IS), que
relaciona los valores de MCD de árboles sin limitaciones hídricas con los valores
de árboles sometidos a un estrés (De la Rosa et al., 2015), siendo posible el
control de la duración e intensidad del estrés al que es sometido el árbol
(Conejero et al., 2011, 2010; De la Rosa et al., 2015; Goldhamer y Fereres, 2004,
2001; Moriana et al., 2000; Ortuño et al., 2010; Puerto et al., 2013).

15
I. Introducción

1.6. Riegos deficitarios


El desequilibrio entre una demanda hídrica en aumento y una oferta de
recursos hídricos estable o en declive (Fereres y Rabanales, 2007; Martín de
Santa Olalla y De Juan, 1993) provocó, en muchas zonas áridas y semiáridas,
una reducción en la aplicación, de manera liberada y sistemática, de riego por
debajo de las necesidades hídricas máximas del cultivo (riego deficitario, RD),
con el objetivo de repartir el déficit hídrico de forma constante durante todo el
ciclo y evitar, así, la concurrencia de estrés hídrico severo en todo momento
(Iniesta et al., 2009; Patumi et al., 2002; Tognetti et al., 2006). El RD, debido a la
restricción hídrica durante todo el ciclo, puede afectar negativamente en la
producción de muchas especies frutales (Girona, 2002). El hecho de que el
déficit hídrico pueda resultar más o menos transcendente en función del
momento fenológico en el que acontece, ha servido como base al denominado
riego deficitario controlado (RDC), basado en la idea de que reducir los aportes
hídricos en aquellos períodos fenológicos en los que un déficit hídrico
controlado no afecte sensiblemente a la producción y calidad de la cosecha,
cubriendo la demanda de la planta durante el resto del ciclo de cultivo y, en
especial, en periodos críticos (Domingo et al., 1996; Torrecillas et al., 1996).
El concepto de RDC fue propuesto por primera vez por Chalmers et al.
(1981) y Mitchell y Chalmers (1982) en Australia con el objetivo de controlar,
mediante un estrés hídrico, el crecimiento vegetativo y su competencia con el
desarrollo del fruto en melocotonero. Para ello, identificaron el periodo de
crecimiento lento del fruto, coincidiendo con el endurecimiento del fruto, en el
que dicho crecimiento es bastante independiente del potencial fotosintético del
árbol, y, además, poco sensible al déficit. Sin embargo, el crecimiento de los
brotes vegetativos resultó ser muy sentible a la falta de agua durante todo el
periodo de crecimiento (Chalmers et al., 1986, 1981; Egea et al., 2013; Mitchell
et al., 1989; Mitchell y Chalmers, 1982). Otras ventajas que promueve el RDC
es la mejora de las características físicas y químicas del fruto (Conesa et al.,
2016a; Dichio et al., 2007; Gasque et al., 2016; Marsal et al., 2009; Patumi et al.,
2002; Pérez-Pastor et al., 2009), la disminución del riesgo de enfermedades
fúngicas al descender la humedad ambiental que envuelve al cultivo (Cicogna
et al., 2005; Pérez-Pastor et al., 2009), el descenso en la afección de plagas
(Costello, 2008; Munster et al., 2017), la reducción de pérdidas de nutrientes por
percolación profunda (Sun et al., 2006), disminución de las aguas subterráneas
(Cabello et al., 2009), y el adelanto de la fecha de floración y, a su vez, aumento
en la precocidad de la cosecha, obteniéndose un fruto de mayor valor
económico (Cuevas et al., 2009, 2010; Egea et al., 2009a; Geerts et al., 2008).

16
I. Introducción

Sin embargo, cabe destacar el importante riesgo de salinización del suelo,


especialmente en la zona radicular, asociado a la reducción de la fracción de
lavado con el consiguiente aumento de la concentración de las sales aportadas
por el agua de riego de las diferentes estrategias de RDC (Hsiao et al., 2007;
Raine et al., 2007; Ruiz-Sánchez et al., 2010; Sarwar y Bastiaanssen, 2001;
Shalhevet, 1994). Tampoco es aconsejable su uso en árboles jóvenes, debido a
que el objetivo principal en este tipo de plantaciones es maximizar el
crecimiento para que los árboles alcancen el estado adulto lo antes posible, lo
que implica evitar cualquier déficit hídrico en todo momento (Nortes et al.,
2005; Ruiz-Sánchez et al., 2010).
Para la elaboración de estrategas de RDC debe atenderse a la
consideración de aquellos factores que pueden condicionar de forma
importante su viabilidad. Entre otros, adquiere una especial importancia el
conocimiento de los períodos críticos, el nivel de coincidencia entre el
crecimiento vegetativo y el del fruto, las características del suelo, el sistema de
riego, el clima, el material vegetal, los mecanismos de resistencia a la sequía, etc.
(Domingo, 1994; Torrecillas et al., 1996).
RDC ha sido ampliamente estudiado y aplicado de forma exitosa en
muchas especies frutales como melocotón (Chalmers et al., 1981; Dichio et al.,
2007; Forey et al., 2016; Girona et al., 2005a; Goldhamer et al., 2002; Mitchell y
Chalmers, 1982; Zhou et al., 2017), albaricoquero (Pérez-Pastor et al., 2014;
Torrecillas et al., 2000), manzano (Du et al., 2017; Ebel et al., 1995; Osroosh
et al., 2016), pera (Marsal et al., 2012; Mitchell et al., 1989; Naor et al., 2015; Zhao
et al., 2015), cítricos (Domingo et al., 1996; Goldhamer y Salinas, 2000;
González-Altozano y Castel, 1999; Pagán et al., 2012; Robles et al., 2017;
Zapata-Sierra y Manzano-Agugliaro, 2017), vid (Balint y Reynolds, 2017;
Bravdo y Naor, 1996; Conesa et al., 2016a; McCarthy et al., 2002), olivo (Cano-
Lamadrid et al., 2015; Casanova et al., 2017; Goldhamer, 1999; Iniesta et al.,
2009; Martín et al., 2016), pistacho (Galindo et al., 2017; Guerrero et al., 2006;
Iniesta et al., 2008; Memmi et al., 2016), almendro (Egea et al., 2010, 2009a;
Espadafor et al., 2017; Fereres y Rabanales, 2007; Girona et al., 2005b;
Goldhamer et al., 2006; Goldhamer y Fereres, 2004, 2001) y cerezo (Marsal et al.,
2010; Papenfuss y Black, 2010; Podestá et al., 2011).

17
Capítulo II

JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS
II. Justificación y objetivos

2.1. Justificación
Las predicciones realizadas a escala mundial auguran que entre 2011 y
2050 la población mundial aumente un 33%, pasando de 7000 millones a 9300
millones de habitantes, y la demanda de alimentos aumente un 60% en el mismo
periodo (Alexandratos y Bruinsma, 2012). La agricultura de secano, la cual
ocupa el 80% de la superficie mundial cultivada y genera el 60% de la
producción agrícola total, no es capaz de sostener el incremento de la demanda
de alimentos (W W AP, 2014, 2017), siendo necesario recurrir a la agricultura de
regadío.
La agricultura de regadío es la principal consumidora de agua dulce,
alcanzando una proporción que puede exceder el 70% de las extracciones de
agua dulce procedentes de ríos, lagos y acuíferos en zonas áridas y semiáridas
(Fereres y Rabanales, 2007), aumentado hasta el 90% en algunos países en vía
de desarrollo (UNESCO, 2012). Por este motivo, los recursos hídricos
disponibles para la agricultura en estas áreas son percibidos por el resto de
sectores como la principal fuente de agua en situaciones de emergencia por
sequía (Fereres y Rabanales, 2007).
La superficie de regadío en España en 2016 fue de 3,6 millones de
hectáreas (ESYRCE, 2016) suponiendo el 21,1% de la superficie agrícola total,
más del 40% de la producción agrícola, 2,4 % al Producto Interior Bruto (PIB)
y emplea al 4,6% de la población del país (MAPAMA, 2017).
La Cuenca Hidrográfica del Segura (CHS), localizada en el sureste de la
Península Ibérica, ocupa una superficie aproximada de 20.234 km²y muestra
un déficit anual medio de 480 hm3 año-1 (CHS, 2014). Los episodios
particularmente secos que acontecen en dicha cuenca, ya sean por causas
naturales o como consecuencia del cambio climático, parecen haberse hecho
más frecuentes y persistentes en los últimos tiempos (Calatrava y Martínez-
Granados, 2012). Además de las frecuentes y prolongadas estaciones de sequía,
la zona presenta grandes riesgos de desertificación debido a sus escasas
precipitaciones, al carácter torrencial de las mismas y el uso de agua con elevada
salinidad (Acosta et al., 2011; Angelakis et al., 1999; Daliakopoulos et al., 2016).
En cuanto a los recursos superficiales provenientes del Trasvase Tajo-Segura,
los volúmenes netos a trasvasar se establecieron en 540 hm3 año-1, de los cuales
solamente 466 hm3 año-1 tienen como destino la cuenca del Segura (Calatrava y
Martínez-Granados, 2012), siendo éstos insuficientes para paliar las demandas
hídricas de la zona.

21
II. Justificación y objetivos

En este contexto, es necesario buscar estrategias para paliar esta situación


de infradotación hídrica, tales como: i) reducir el área cultivada; ii) captación de
las aguas de escorrentía; iii) aumentar la eficiencia en el transporte,
almacenamiento y distribución del agua; iv) uso de estrategias de riego que
permitan ahorros de agua sin mermar la producción ni la calidad de los cultivos,
como puede ser el riego deficitario controlado.

2.2. Objetivos
El objetivo del presente trabajo es el establecimiento de las bases para la
programación del riego deficitario en cerezo con sensores. Para la consecución
de este objetivo principal se plantearon los siguientes objetivos parciales:
1. Caracterizar la respuesta, pertinencia y robustez de distintos indicadores de
estado hídrico del continuo suelo-planta-atmósfera (CSPA) para su
utilización en la programación del riego deficitario en cerezo.

2. Establecer y analizar las líneas de referencia de la máxima contracción diaria


(MCD) de diámetro de rama para poder ser aplicadas y estudiadas en años
posteriores. Se pretende poder prescindir del mantenimiento de árboles sin
restricción hídrica en la explotación para obtener la MCD de referencia.

3. Caracterizar y evaluar la influencia de la estrategia de riego sobre el


crecimiento vegetativo, dinámica de crecimiento del fruto, producción y
calidad de la cosecha.

22
Capítulo III

MATERIAL Y MÉTODOS
III. Material y métodos

3.1. Descripción de la parcela experimental


El ensayo se realizó durante 2015 y 2016 en una parcela de 0,5 ha
perteneciente a la explotación el término municipal
de Jumilla, Murcia (38º 8'N; 1°22'W y 680 m de altitud). La plantación de 15
años de edad, constituida por cerezos [Prunus avium (L.)] , se
encuentra bajo riego por goteo.

Figura 3.1. Vista general de la parcela experimental.

3.1.1. Material vegetal


Se utilizaron cerezos
Prunus mahaleb (L.)) y como . Los
árboles dispuestos a marco de plantación de 5 m x 3 m están formados en vaso
bajo y presentaban al inicio del ensayo un diámetro de tronco de 16,3 cm y un
área sombreada del 55%.

25
III. Material y métodos

3.1.2. Agua de riego


La tabla 3.1 muestra los resultados del análisis de agua de una muestra
representativa del todo el período de ensayo. El agua de riego, procedente de
pozo, presentó una conductividad eléctrica baja (CE 25ºC = 0,78 dS m-1) y una
concentración de sodio y cloruros de 1,66 y 1,03 meq L-1, respectivamente. El
uso continuado de este agua de riego en cerezo no supone riesgos de daños por
salinidad, sodicidad o pérdida de permeabilidad del suelo ni de fitotoxidad por
lo que es considerada como idónea para el cultivo del cerezo.

Tabla 3.1. Análisis del agua de riego utilizada en los ensayos.

Parámetro Unidad Valor


pH - 7,90
CE dS m-1 0,78
meq L-1 7,71
Cloruros meq L-1 1,03
Sulfatos meq L-1 0,90
Bicarbonatos meq L-1 5,61
Carbonatos meq L-1 < 0,167
meq L-1 8,27
Sodio meq L-1 1,66
Potasio meq L-1 0,09
Calcio meq L-1 2,75
Magnesio meq L-1 3,77
RASº - 1,99
Dureza ºF 32,63
Índice Langelier - 0,66

3.1.3. Suelo
El suelo es de textura franco-arenosa y es medianamente pedregoso, lo
que le confiere unas propiedades de retención hídrica media. El suelo, en la
zona de mayor actividad radicular, franja humedad, es rico en materia orgánica
(6,29%) debido al aporte anual localizado de la misma. El nivel de fósforo
asimilable, según el análisis, es muy alto, por lo que se redujeron las dosis
durante la campaña de estudio en un 25% ; sin embargo, el resto de nutrientes
se encontraron en niveles adecuados (K, Mn) y bajos (Ca, Mg, Fe, Zn, Cu),
siendo necesaria para estos últimos su aportación mediante la fertirrigación,
junto con la adición de ácido para reducir el pH en la zona radicular y, así,
mejorar su absorción.

26
III. Material y métodos

Tabla 3.2. Análisis de suelo perteneciente a la parcela experimental.

Parámetro Unidad Valor


Análisis granulométrico
Arcilla % 14,98
Limo % 17,47
Arena % 67,55
Propiedades físico-químicas
pH 8,05
CE1:5 dS m-1 0,89
Propiedades físicas
Materia orgánica total % 6,29
Materia orgánica oxidable % 4,84
Caliza activa % 2,68
Fósforo asimilable mg kg-1 108,67
Potasio meq 100g-1 0,32
Calcio meq 100g-1 1,94
Magnesio meq 100g-1 0,22
Sodio meq 100g-1 0,23
Hierro mg kg-1 4,32
Manganeso mg kg-1 63,45
Zinc mg kg-1 18,00
Cobre mg kg-1 1,05

3.1.4. Clima
Los datos meteorológicos (Figura 3.2) fueron recogidos de la estación
climática proximidades de la parcela experimental,
perteneciente al Servicio Integral de Asesoramiento al Regante de Castilla-La
Mancha (SIAR).
El clima de la zona de estudio se caracteriza por ser tipo semiárido, con
escasas precipitaciones y de marcado carácter torrencial. La evapotranspiración
de referencia (ET0), obtenida por el método FAO-Penman-Montieth, fue de
682,0 mm y 314,4 mm y la precipitación anual de 102,6 mm y 55,4 mm para la
postcosecha de 2015 (cosecha-caída de hojas) y precosecha de 2016 (inicio
actividad vegetativa-cosecha), respectivamente.

27
III. Material y métodos

Figura 3.2. Valores medios de 10 días durante 2015 y 2016 de (a) temperatura media del aire
(Tm), (b) déficit de presión de vapor medio diario (DPV), (c) evapotranspiración de referencia
(ET0) ( ) y precipitación (P; ).

28
III. Material y métodos

El déficit de presión de vapor del aire (DPV) se calculó a partir de los


valores de temperatura (T) y humedad relativa (HR) proporcionados por la
estación climática, según las siguientes ecuaciones (Allen et al., 2006):

donde, es es la presión de vapor a saturación a la temperatura del aire (kPa); ea,


presión de vapor actual (kPa); Tmax, temperatura máxima (ºC); Tmin, temperatura
mínima (ºC); HRm, humedad relativa media (%).

3.1.5. Labores culturales


Las labores culturales en la finca experimental se realizaron de acuerdo
con las prácticas habitualmente seguidas en la explotación. E igualmente, desde
la floración hasta la caída de hojas, se incorporaron los fertilizantes
programados con el riego de la mañana; todo ello, de acuerdo con los criterios
seguidos por el técnico de la explotación. La dosis anual de abonado se muestra
en la tabla 3.3.

Tabla 3.3. Dosis anual de abonado.

Nutriente N P2O5 K2O CaO


kg ha-1 63,0 30,0 107,0 8,0

29
III. Material y métodos

3.2. Diseño experimental

3.2.1. Tratamientos
En febrero de 2015 se establecieron 3 tratamientos de riego, distribuidos
según un diseño estadístico de bloques al azar. Cada tratamiento constó de 4
repeticiones consistentes en 1 fila de 7 árboles. Los 5 centrales se
monitorizaron, dejando los otros 2 árboles extremos como bordes. Los
tratamientos ensayados fueron:

CTL: trat % de la evapotranspiración del


cultivo, ETC, durante todo el ciclo del cultivo, al objeto de asegurar
condiciones no limitantes de agua en el suelo.

RDC: tratamiento de Riego Deficitario Controlado, RDC, programado


al 55% y al 100% de la ETC durante postcosecha de 2015 y precosecha
2016 de respectivamente.

, regado según el criterio del técnico de la


explotación.

La programación del riego del tratamiento CTL se realizó cada 3-4 días,
de forma conjunta con el tratamiento RDC, siguiendo la metodología FAO y
en base a la información climática correspondiente a los 3 días previos.
La evapotranspiración de cultivo (ETc) se determinó a partir de la
evapotranspiración de referencia (ET0), obtenida mediante el método de
Penman-Monteith (Allen et al., 2006), el coeficiente de cultivo, Kc, (Steduto
et al., 2012) y el coeficiente de corrección debido al área sombrada por el cultivo,
Kr, (Fereres y Castel, 1981), a través de la siguiente expresión:

El volumen de agua de riego (VAR) aplicado durante la postcosecha de


2015 y la precosecha de 2016 fue de 7408, 4277 y 6955 m3 ha-1 para los
tratamientos CTL, RDC y AGR, respectivamente (Figura 3.3). El tratamiento
RDC supuso un ahorro de agua con respecto al CTL del 52,21% y 19,29%
durante la postcosecha de 2015 y precosecha de 2016, respectivamente.

30
III. Material y métodos

Figura 3.3. Volumen de agua de riego aplicado (VAR) en el periodo 2015-2016. La línea
vertical discontinua indica la recolección.

3.2.2. Características de la instalación de riego


Todos los tratamientos fueron regados mediante un único lateral de riego
(tubería de PEBD de 16 mm de diámetro), con emisores separados
aproximadamente a 1 m. Cada árbol recibió el agua de 3 goteros
autocompensantes de 4 L h-1.

3.3. Métodos y técnicas utilizadas

3.3.1. Sistema de adquisición de datos


La adquisición de los datos recogidos por los sensores se realizó a partir
de un datalogger (Campbell Scientific, Inc., mod. CR1000®, Logan, USA; Figura
3.4) junto con dos multiplexores: AM25T® (Campbell Scientific, Inc., Logan,
USA) y AM16/32B® (Campbell Scientific, Inc., Logan, USA). Todas las
variables que en apartados siguientes se detallan fueron tomadas cada minuto y
su media se almacenó cada 10 min.

31
III. Material y métodos

Figura 3.4. (a) Detalle del cuadro intemperie para proteger al datalogger y multiplexores y
(b) sistema de gestión de datos.

3.3.2. Estado hídrico del suelo

) se siguió a partir de
v
sondas FDR (reflectrometría en el dominio de la frecuencia) de forma continua
(EnviroScan®, Sentek Pty. Ltd., Adelaide, Australia). Cada sonda FDR constaba
de tres sensores ubicados a las profundidades de 20, 40 y 70 cm sobre una guía
de plástico que sirve de soporte para el circuito eléctrico al que se conectan los
sensores (Figura 3.5a). Para su instalación final en la finca se utilizaron tubos de
acceso de PVC de 51,5 mm de diámetro interior (Figura 3.5b). Se instaló 1 tubo
de acceso por repetición a 23 cm del emisor central.
Los valores de v, una vez volcados, se expresaron como porcentaje de
la capacidad de campo del suelo en el punto de muestreo (% v CC).

32
III. Material y métodos

Figura 3.5. Detalle de la (a) disposición de los sensores capacitivos sobre la guía de plástico
y (b) de la caperuza de la sonda capacitiva y del cable de transmisión de datos.

El seguimiento del potencial matricial del agua en el suelo m) se realizó


a partir de 2 sensores capacitivos de compensación térmica (MPS-6, Decagon
devices, Inc., Pullman, W A 99163, USA; Figura 3.6), instalados a 1,5 m del
tronco y a 25 y 50 cm de profundidad en el árbol central de cada repetición.

3.3.3. Estado hídrico de la planta


El estado hídrico de la planta se evaluó a partir del potencial hídrico de
tallo a mediodía y del registro continuo de las variaciones del diámetro de tronco
(VDT).

33
III. Material y métodos

Figura 3.6. Detalle del sensor capacitivo de compensación térmica MPS-6.

De manera semanal en precosecha y quincenal en postcosecha se midió


el potencial hídrico de tallo a mediodía ( t; 11:00-13:00 hora solar) mediante
una cámara de presión tipo Scholander (SAM. Precis 2000, Francia; Figura 3.7a)
en hojas no transpirantes, envueltas con una lámina de polietileno negro y
cubierta con papel de aluminio al menos 2 horas antes de las medidas (Figura
3.7b). Se seleccionaron 2 hojas por repetición (6 por tratamiento), sanas y
adultas de la parte sombrada del árbol y próximas al tronco (Hsiao, 1990;
Scholander et al., 1965; Turner, 1988).
La respuesta agronómica de la planta al estrés hídrico se evaluó mediante
la integral de estrés (S ), determinada a partir de t. Este índice expresa
conjuntamente la intensidad y duración del estrés y viene dado por la siguiente
expresión (Myers, 1988):

donde es la media del potencial hídrico para el intervalo i, i + 1; , valor


máximo de potencial hídrico de tallo medido durante el periodo estudiado; n,
número de días del intervalo.

34
III. Material y métodos

Figura 3.7. (a) Hoja cubierta con plástico y papel de aluminio para la determinación del
potencial de tallo a mediodía t) y (b) cámara de presión tipo Scholander.

Las variaciones del diámetro de rama (VDR) se obtuvieron mediante


sensores de desplazamiento lineal (LVDT, Solartron Metrology, modelo DF ±
2,5 mm, Bognor Regis, UK, precisión ± 10 µm) instalados en portasensores
construidos con material invar (aleación de Ni y Fe) y aluminio (coeficiente de
dilatación próximo a 0; Figura 3.8).
A partir de las medidas de las fluctuaciones del diámetro de rama se
obtuvieron los siguientes parámetros (Figura 3.9) de acuerdo con Goldhamer y
Fereres (2001): diámetro máximo diario de rama (MXTD), diámetro mínimo
diario de rama (MNTD), máxima contracción diaria (MCD), calculada como la
diferencia entre MXTD y MNTD, y tasa de crecimiento diaria del rama (TCD),
determinada como la diferencia entre MXTD de dos días consecutivos.

Figura 3.8. Detalle de sensor LVDT instalado en una de las ramas principales.

35
III. Material y métodos

Figura 3.9. Representación gráfica de los índices derivados a partir de las medidas de las
variaciones del diámetro de rama o tronco (VDR).

3.3.4. Seguimiento del crecimiento y desarrollo vegetativo

La sección trasversal de rama (STR) se obtuvo a través de las medidas


registradas de las VDR mediante dendrómetros e igualmente la tasa de
crecimiento diario (TCD). Para el seguimiento del diámetro trasversal de rama
se midieron las ramas a principio del ciclo y, posteriormente, se le sumó TCD.
STR se calculó a partir de la siguiente expresión:

donde D es el diámetro de la rama (cm).

36
III. Material y métodos

La poda se realizó el 26 de agosto. El peso de la poda se midió en los 5


árboles centrales de cada repetición (20 árboles por tratamiento). Los restos de
poda fueron separados y pesados individualmente (Figura 3.10) mediante una
balanza eléctrica (Scaltec, modelo SSH91, Heiligenstadt, Germany, precisión
± 5 g). Los valores de peso fresco (PF) de poda fueron transformados a valores
de peso seco (PS) a partir de la relación obtenida en la misma finca en años
anteriores:

Figura 3.10. (a) Separación de la poda para su control individual y (b) determinación del
peso de la misma.

3.3.5. Seguimiento del crecimiento y desarrollo del fruto

o Dimensiones del fruto


A partir de los 5 mm de diámetro y de forma semanal y hasta la
recolección se midieron los tres diámetros característicos del fruto: longitudinal
(ØL) o polar, longitud entre el pedúnculo y el ápice del fruto; diámetro de sutura
(ØS), medido siguiendo el plano de sutura y diámetro ecuatorial (Ø E),

37
III. Material y métodos

perpendicular a las dos dimensiones anteriores. Las medidas se realizaron en 20


frutos, recogidos en ramas del tercio medio del árbol. Las medidas se realizaron
con un calibre digital (Storm®, precisión ± 0,01 mm).
A partir del diámetro longitudinal se determinó la tasa relativa de
crecimiento (TRC) mediante la siguiente ecuación (Hunt, 1978):

donde ØL0 y ØL1 son la variación del diámetro longitudinal en la fecha actual
(t1) y anterior (t0) al muestreo, respectivamente.

o Peso
Los frutos se pesaron en una balanza (Sartorius, modelo AX623,
Goettingen, Germany, precisión ± 0,001 g). El peso medio de cada fruto se
obtuvo dividiendo el peso de la muestra por el número de frutos.

o Determinación del color


La determinación del color se realizó en frutos intactos y limpios sobre
tres puntos equidistantes de la zona ecuatorial mediante un colorímetro
(MINOLTA CR-400, Ramsey, NJ, EEUU; Figura 3.12) y expresados mediante
el Sistema CIE Lab (L*, a*, b*). El color queda caracterizado según un sistema
tridimensional en el que las tres coordenadas están correlacionadas con tres
índices básicos para la apreciación del color: Hue (tono o color base), Value
(luminosidad) y Chroma (saturación del color) (Commission Internationale de
.
Value, L*, varía entre 0 (negro) y 100 (blanco). Los parámetros a*y b*
indican la cromaticidad conjuntamente (tono y croma); a*representa el eje que
va desde colores verdes (-a*) hasta colores rojos (+a*) y b*representa el eje que
evoluciona desde azul (-b*) hasta amarillo (+b*) (Commission Internationale
.
El ángulo Hue disminuye a medida que predomina el color rojo en el
fruto (Shewfelt et al., 1988); así 180º corresponde al color verde puro y 0º al
rojo. El ángulo Hue viene dado por la expresión:
38
III. Material y métodos

El Chroma representa la distancia desde el origen de coordenadas hasta


el punto de color dado e indica la intensidad de color (Shewfelt et al., 1988), se
obtiene mediante la expresión:

o Firmeza
La firmeza de los frutos se determinó por el método de compresión. Para
ello se usó un analizador de textura LFRA 1500 (Middleboro, Brookfield, MA,
EEUU; Figura 3.11) con una sonda de 2 mm de diámetro y una velocidad de
ensayo de 10 mm s-1. El resultado se expresó en Newtons (N).

Figura 3.11. (a) Colorímetro MINOLTA CR-400 y (b) analizador de textura LFRA 1500.

39
III. Material y métodos

o Sólidos solubles totales


La determinación de los sólidos solubles totales (SST) se realizó a escala
refractométrica, cuyos valores de índice de refracción se corresponden con los
valores de grado Brix. Para ello, se puso un pequeño volumen de zumo en un
refractómetro manual (Atago N1, Tokio, Japón) a 20 ºC.

o Acidez titulable
La acidez titulable (AT) se determinó mediante una valoración ácido-
base, neutralizando la acidez del zumo con hidróxido sódico (NaOH) 0,1 N
hasta llegar a un pH final de 8,2 (Figura 3.13). El volumen de NaOH 0,1 N fue
determinado con un titulador automático (Metrohm716, DMS Titrino, Suiza).
AT fue obtenida mediante la siguiente fórmula:

donde V1 es el volumen de NaOH 0,1 N (mL) consumido en la valoración; V2,


volumen de zumo empleado (mL) en la disolución.

o Índice de madurez
El índice de madurez (IM) es la relación entre SST y AT, representada
por la siguiente expresión:

donde SST son los sólidos solubles totales (ºBrix); AT, acidez titulable.

40
III. Material y métodos

El potencial hídrico de fruto ( h,f) se midió con la cámara de presión tipo


Scholander (SAM. Precis 2000, Gradignan, Francia) y siguiendo el
procedimiento descritos por Scholander et al. (1965) y Turner (1988). Para la
medición se tomaron frutos representativos del tercio medio del árbol.
Para la determinación del potencial osmótico de fruto ( o,f) se
envolvieron los fruto, cuyo potencial hídrico de fruto había sido medido, en
papel de aluminio e inmediatamente después se sumergieron en nitrógeno
líquido (-198 ºC) para después ser trasladado al laboratorio y almacenado en un
congelador a -40 ºC. Para la realización de las medidas, las muestras se
descongelaron a temperatura ambiente y, posteriormente, se exprimieron con
la ayuda de un mortero cerámico y se filtró el zumo resultante. El potencial
osmótico se midió con un osmómetro de presión de vapor (W ESCOR, modelo
5520, Logan, USA; Figura 3.12), calibrado con soluciones de osmolalidad
conocidas (100, 290 y 1000 mmol kg-1).
El potencial de presión de fruto ( p,f) fue calculado por diferencia entre
h,f y o,f, mediante la siguiente expresión:

Figura 3.12. (a) Titulador automático y (b) del osmómetro de presión de vapor.

41
III. Material y métodos

3.3.6. Producción y calidad de la cosecha


La producción se realizó de manera escalonada, en función del estado de
maduración de la cereza, debido a las características no climatéricas del fruto.
La producción en cada fecha de recolección, día del año (DDA) 169 y 174 de
2016, fue evaluada pesando los frutos recolectados de 5 árboles por repetición
(20 por tratamiento) de forma individual. Los pesajes se realizaron con una
báscula de 120 kg (Scaltec, modelo SSH91, Heiligenstadt, Germany, precisión
± 5 g).
De forma paralela, se determinó el peso unitario del fruto, el número de
frutos dobles y frutos rajados (cracking). Para ello, se recogieron al azar 200
frutos de 3 árboles por repetición.
Además, se tomaron 60 frutos por repetición y se llevaron al laboratorio
para realizar las medidas de las características físicas y químicas según la
metodología indicada anteriormente.

3.4. Análisis estadístico


Los datos fueron analizados estadísticamente utilizando los programas
informáticos SPSS Statistics (v. 23.0) y SigmaPlot (v. 12.5), a través del análisis
de la varianza (ANOVA), de pruebas de comparación múltiples a un nivel de
confianza del 95 % y de análisis de regresión.

42
Capítulo IV

RESULTADOS Y DISCUSIÓN
IV. Resultados y discusión

4.1. Estado hídrico del agua en el suelo


), en las profundidades
m
de 20 y 50 cm, mostraron la influencia del régimen diferencial de riego (Figura
4.1). Los tratamientos CTL, RDC y AGR mantuvieron durante todo el periodo
de precosecha 2016 valores medios propios de m -25
kPa) para ambas profundidades estudiadas.

-200

-400

-600

(a) * ***** *
0

-200

-400

-600

-800

-1000

-1200
(b)
********
-1400
200 250 300 350 135 185

2015 2016

Figura 4.1. Evolución del potencial matricial para (a) 25 cm y (b) 50 cm de profundidad para
CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto representa el valor medio de
periodos de 10 días y 4 sensores. Líneas verticales discontinuas delimitan el periodo de
cosecha. Las barras verticales indican el error estándar de la media. Los asteriscos indican
diferencias significativas entre CTL y RDC según el test de Rango Múltiple de Duncan (p <
0,05).

45
IV. Resultados y discusión

Sin embargo, durante el periodo postcosecha de 2015, etapa en la que se


indujo un estrés hídrico al tratamiento RDC, se puede observar una
disminución drástica de la energía del agua en el suelo en los tratamientos RDC
y AGR, coincidiendo con uno de los periodos de gran crecimiento vegetativo
del árbol, un aumento de la demanda evaporativa y con la consiguiente
disminución de las reservas de agua, llegando a un claro déficit hídrico y
prologándose toda la postcosecha en el tratamiento RDC. La reducción de m
para el tratamiento AGR se mantiene hasta finales de septiembre, donde
posteriormente es recuperado hasta valores de capacidad de campo e idénticos
a CTL. m en postcosecha llega a valores de -348 y -565 kPa a 25 cm y -914 y -
757 kPa a 50 cm para AGR y RDC respectivamente. Estos valores, junto al bajo
porcentaje de suelo humectado en riego por goteo, pueden inducir un estrés
significativo en planta (Domingo et al., 1996; Du Plessis, 1988; Fereres, 1984).
El descenso de m experimentado en postcosecha por el tratamiento CTL se
debió a una avería en la tubería principal, imposibilitando el abastecimiento de
agua al cultivo. El manejo de riego seguido en el tratamiento CTL permitió el
mantenimiento de potenciales matriciales altos en la zona radical de mayor
actividad indicando en todo momento ausencia de estrés hídrico.
La evolución del contenido volumétrico de agua en el suelo respecto a
vCC) para las profundidades de 20, 40 y 70 cm, siguió una
tendencia similar a la obtenida por los tensiómetros (Figura 4.2). Durante la
precosecha, CTL mantuvo un nivel de humedad alto (> 80%) en la zona de
mayor activa radical (20-40 cm) y similares en los tres tratamientos de riego,
siendo indicativos de condiciones de humedad no limitantes de agua en el suelo;
sin embargo, en la postcosecha, se puede observar un periodo en el cual la
humedad en RDC y AGR experimentó una fuerte caída, atribuido,
principalmente, al déficit al que son sometidos a los árboles y a unas exigencias
climáticas altas (Figura 3.2). En cambio, durante la postcosecha, vCC disminuyó
hasta alcanzar niveles de estrés hídrico severo en ambos tratamientos.
La relación entre m y v en la zona de máxima actividad radicular,
valores promedios registrados a 25 y 50 cm de profundidad para m y 20 y 40
cm para v CC, (Figura 4.2.) es alta (Hillel, 1971) y similar a los encontrados por
Nortes et al. (2005) y Puerto et al. (2013) en almendro, Domingo et al. (1996) y
Ruiz-Sánchez et al. (1996) en limonero Fino y Pérez-Pastor et al. (2009) en
albaricoquero. La dispersión mostrada es debida, fundamentalmente, a la
variabilidad espacial del terreno y al fenómeno de histéresis (Abbasi et al., 2012;
W atson, 1987; Zhou, 2013).

46
IV. Resultados y discusión

100

80

60

40
Duncan0,05
(a)
100

80

60

40
Duncan0,05
(b)
100

80

60

40 Duncan0,05
(c)

200 250 300 350 135 185


2015 2016

Figura 4.2. Evolución del contenido volumétrico de agua en el suelo expresado como
porcentaje del correspondiente a capacidad de campo (% vCC) para (a) 20 cm, (b) 40 cm y (c)
70 cm de profundidad para CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto
representa el valor medio de periodos de 10 días y 4 sensores. Las barras verticales indican
el error estándar de la media.

47
IV. Resultados y discusión

Figura 4.3. Relación entre potencial matricial ( m) y contenido volumétrico de agua en el


2
v) para CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( ) ( m = -40856,82 exp(-0,088 v), R = 0,7354,
p < 0,001). Cada punto representa la media del contenido de humedad a 20 y 40 cm de
profundidad y el potencial matricial a 25 y 50 cm de profundidad.

4.1. Estado hídrico de la planta

4.1.1. Potencial hídrico de tallo al mediodía


En la figura 4.4 se puede observar la evolución del potencial hídrico de
t) durante el periodo de ensayo. En la precosecha, los valores

t se mantuvieron en -0,55, -0,59 y -0,53 para los tratamientos CTL,


RDC y AGR respectivamente, lo que no supuso una situación de déficit hídrico
que pudiera afectar de forma importante a procesos o parámetros fisiológicos-
agronómicos del árbol (Marsal et al., 2010; Shackel et al., 1997). Durante este
periodo, se puede observar que el tratamiento AGR mantiene un potencial
hídrico más alto que CTL y RDC, estos valores se corresponden con la cantidad
de agua aplicada en este periodo, siendo AGR el tratamiento que más agua
aplicó con 273,4 mm frente a los 217,7 mm de CTL.
En el t se mantuvieron en
-0,55, -1,02 y -0,88 MPa para CTL, RDC y AGR, respectivamente. Los valores
mínimos en postcosecha se alcanzaron en los meses de mayor demanda hídrica,
julio y agosto. CTL continuó durante la postcosecha en valores propios de
ausencia de estrés hídrico. Éste no llegó a sobrepasar el umbral establecido por
Marsal et al. (2010) y Shackel et al. (1997) de -1,5 MPa, siendo el valor mínimo
alcanzado de -0,94 MPa. Los tratamientos AGR y RDC se vieron fuertemente
influenciados por el déficit hídrico al que fueron sometidos, obteniendo valores
48
IV. Resultados y discusión

mínimos de -1,47 y -1,25 MPa para RDC y AGR respectivamente. Conforme


las condiciones climáticas eran menos adversas, propiciadas por un descenso de
las temperaturas, del DPV y la ocurrencia de lluvias, RDC mostró una leve
recuperación, sin llegar a valores del tratamiento CTL.
fue un indicador altamente sensible al
t
déficit hídrico. Su comportamiento y respuesta a los tratamientos de riego
dependió de la intensidad y duración del déficit aplicado, coincidiendo con lo
ya observado por Girona et al., (2005b), Pérez-Pastor et al. (2009a), Steduto et al.
(2012) y Marsal et al. (2010). Este parámetro es un indicador de referencia en la
evaluación del estado hídrico de la planta y, por lo tanto, de gran utilidad en la
detección de estrés hídrico en planta (Choné et al., 2001; Remorini y Massai,
2003). Sin embargo, presenta la limitación de que su medida aún no ha podido
ser automatizada (De la Rosa et al., 2015; Ortuño et al., 2010).

Figura 4.4. Evolución estacional del potenc t) para CTL

( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto es la media de 6 medidas por


tratamiento. Líneas verticales discontinuas delimitan el periodo de cosecha. Las barras
verticales indican el error estándar de la media. Un asterisco indica diferencias significativas
entre CTL y RDC y/o CTL y AGR, y dos asteriscos indican diferencias significativas entre
los tres tratamientos, según el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05).

La integral de estrés hídrico, S , (Myers, 1988) permitió conocer la


duración e intensidad del estrés hídrico acumulado en cerezo, así como su
respuesta fisiológica y agronómica a éste (Tabla 4.1). RDC mostró el valor más
alto de S (108,4 MPa) al ser este tratamiento el sometido a un déficit hídrico
severo y t (Figura 4.4). El tratamiento AGR
mantuvo un comportamiento similar a RDC durante el periodo de estudio. Por

49
IV. Resultados y discusión

el contario, CTL mostró el menor valor de S para todo el ciclo y no mostrando


estrés hídrico en ningún periodo.
S es un indicador ampliamente estudiado. Intrigliolo y Castel (2005)
encontraron una buena relación entre este parámetro y la disminución en peso
del fruto, así como con la reducción del crecimiento del tronco. De igual forma,
Moriana et al. (2007) observaron un buen ajuste entre S y la pérdida de calidad
del aceite de oliva, De la Rosa et al. (2015) entre la MCD y Puerto et al. (2013)
entre la cosecha obtenida.

Tabla 4.1. Integral de estrés hídrico (S ) anual y acumulada para los 3 tratamientos. S ha
t.

S (MPa día)
Tratamiento Postcosecha Precosecha
Ciclo completo
(2015; 161-294) (2016; 105-174)
CTL 43,35 19,38 62,73
RDC 87,25 21,15 108,40
AGR 67,37 17,92 85,29
Los números entre paréntesis indican los días del año que abarca cada fase del ciclo del cerezo indica.

4.1.2. Variaciones del diámetro de rama


Los valores medios semanales de la máxima contracción diaria de rama
(MCD) y de la tasa de crecimiento diaria del diámetro de rama (TCD) muestran
una marcada influencia de la demanda climática y estado hídrico del suelo
(Figura 4.5). MCD experimentó una rápida subida al inicio de la postcosecha,
llegando a valores máximos de 319, 552 y 696 m para CTL, RDC y AGR,
respectivamente (Figura 4.5a). Conforme la postcosecha llegaba a su fin, MCD
fue disminuyendo progresivamente, debido principalmente a unas exigencias
climáticas en descenso y a un aumento en el contenido volumétrico de agua en
el suelo (Figura 4.2) y una pérdida de elasticidad de los tejidos (De Swaef et al.,
2009). Durante la precosecha, periodo en el cual CTL, RDC y AGR se regaban
para satisfacer sus requerimientos hídricos, los tres tratamientos mostraron
valores similares de MCD.
MCD ha sido ampliamente informada como un indicador del estado
hídrico de la planta altamente sensible (Conejero et al., 2011, en melocotonero;
Mirás-Avalos et al., 2016, en peral; Ortuño et al., 2006; Pagán et al., 2012; Robles
et al., 2016, en cítricos; De la Rosa et al., 2015, en nectarina; Corell et al., 2017,
en olivo, Conesa et al., 2016b, en uva de mesa; Goldhamer y Fereres, 2004,

50
IV. Resultados y discusión

2001; Nortes et al., 2005, en almendro), siendo capaz de detectar el estrés hídrico
antes que otros indicadores (Intrigliolo y Castel, 2004; Ortuño et al., 2004).
TCD presentó fuertes variaciones estacionales durante el periodo de
ensayo (Figura 4.5b). Durante la precosecha existe una disminución de TCD,
producida, principalmente, por la competencia entre crecimiento vegetativo y
crecimiento reproductivo (Grossman y DeJong, 1994), debido a que durante
este periodo tiene lugar el crecimiento y acumulación de asimilados en el fruto.
Al final del periodo precosecha, una vez el fruto está maduro, TCD aumenta
significativamente hasta estabilizarse en pleno verano para, posteriormente,
disminuir en los meses de menor demanda climática.

Figura 4.5. (a) Evolución de la máxima contracción del diámetro de rama (MCD) y (b)de la
tasa de crecimiento del diámetro de rama (TDR) para CTL ( ), RDC ( ) y AGR (
). Líneas verticales discontinuas delimitan el periodo de cosecha. Cada punto
representa el valor medio semanal de MCD y TCD. Las barras verticales indican el error
estándar de la media. Las barras verticales indican el error estándar de la media. Un asterisco
indica diferencias significativas entre CTL y RDC y/o CTL y AGR, y dos asteriscos indican
diferencias significativas entre los tres tratamientos, según el test de Rango Múltiple de
Duncan (p < 0,05).

51
IV. Resultados y discusión

4.2. Relaciones entre parámetros del CSPA

4.2.1. Relaciones entre indicadores del estado hídrico de la planta y la


demanda climática
En la tabla 4.3 se puede observar las correlaciones de MCD y t con las
variables climáticas como: la temperatura media diaria (T m), temperatura
máxima diaria (Tmax), temperatura mínima diaria (Tmin), radiación solar diaria
(Rs), evapotranspiración de referencia diaria (ET0) y el déficit de presión de
vapor medio diario (DPV). Ambos indicadores fueron claramente dependientes
de las variables climáticas, mostrando las mejores correlaciones con Tmax y DPV,
con coeficientes de determinación superiores a 0,70. En cambio, los ajustes
realizados con Tmin y Rs, en el caso de t, mostraron, durante el periodo de
estudio, un R2 < 0,50.

Tabla 4.2. Parámetros de las ecuaciones de primer (y = y0 + ax) y segundo


(y = y0 + ax + bx2) orden que relacionan la máxima contracción diaria de rama (MCD) y el
potencial hídrico de tallo ( t) con las diferentes variables climáticas.
Postcosecha 2015 Precosecha 2016 Ciclo completo
Tratamiento
Ecuación R2 Ecuación R2 Ecuación R2
MCD
Tm (ºC) y = 40,41 - 5,14x + 0,54x2 0,73*** y = 13,15 + 0,07x + 0,50x2 0,84*** y = 12,08 - 0,76x + 0,42x2 0,71***

Tmax (ºC) y = 39,89 - 5,57x + 0,35x2 0,78*** y = 102,91 - 9,72x + 0,49x2 0,90*** y = 7,94-2,39x + 0,30x2 0,76***

Tmin (ºC) y = 9,30 + 8,79 + 0,20x2 0,47*** y = 57,19 + 5,94x + 0,50x2 0,45*** y = 5,75+11,96x + 0,05x2 0,43***

Rs (MJ m-2) y = 10,15x 53,07 0,66*** y = 8,57x 36,99 0,48*** y = 9,64x 46,84 0,64***

ET0 (mm) y = 43,95 30,89 0,73*** y = 42,58x 36, 39 0,69*** y = 42,23x 30,15 0,73***

DPV (kPa) y = 117,45x 12, 17 0,79*** y = 129,9x + 5,19 0,90*** y = 119,26x 8, 24 0,79***

Tm (ºC) y = -0,12 0,025x 0,72*** y = -0,16 0,022x 0,64*** y = -0,14 0,024x 0,73***

Tmax (ºC) y = -0,06 0,020x 0,75*** y = -0,04 0,021x 0,63*** y = -0,05 0,021x 0,74***

Tmin (ºC) y = -0,31 0,025x 0,51*** y = -0,33 0,022x 0,52*** y = -0,31 0,024x 0,58***

Rs (MJ m-2) y = -0,14 0,024x 0,75*** y = -0,14 0,017x 0,37*** y = -0,238 0,028x 0,33***

ET0 (mm) y = -0,32 0,07x 0,76*** y = -0,18 0,074x 0,64*** y = -0,29 0,067x 0,52***

DPV (kPa) y = -0,35 0,183x 0,85*** y = -0,21 0,255x 0,86*** y = -0,29 0,207x 0,85***

R2 = coeficiente de determinación; Tm = temperatura media diaria; Tmax = temperatura máxima diaria;


Tmin = Temperatura mínima diaria; Rs = Radiación solar global diaria; ET0 = evapotranspiración del cultivo de
referencia; DPV = Déficit de presión de vapor. ***significativo a p < 0,001.

52
IV. Resultados y discusión

De todas las variables climáticas, DPV mostró la mejor correlación con


MCD (R2 = 0,79) durante todo el periodo de experimentación (Tabla 4.2).
Debido a que la contracción del tronco es un proceso gobernado
principalmente por fuerzas derivadas de la transpiración; por consiguiente,
MCD debería ser cero o prácticamente cero en ausencia de demanda
evaporativa (De Swaef et al., 2009), así como para simplificar el modelo y de
evaluar la estabilidad de las relaciones MCD vs DPV, se forzó a las rectas de
regresión a pasar por el origen de coordenadas (Figura 4.6). El cambio de
pendiente conforme avanza la estación sería explicada como resultado de una
reducción en la elasticidad del tejido (Cuevas et al., 2010; Génard et al., 2001;
Lechaudel et al., 2007). Los resultados obtenidos son similares a los encontrados
en almendro (Egea et al., 2009b; Goldhamer y Fereres, 2004, 2001), cítricos
(Ortuño et al., 2006; Pagán et al., 2012), nectarina (De la Rosa et al., 2015) y olivo
(Corell et al., 2017; Moriana et al., 2000; Moriana y Fereres, 2004).

Figura 4.6. Relación entre la máxima contracción diaria (MCD) y el déficit de presión de
vapor medio diario (DPV). La línea de puntos representa la regresión lineal para la
postcosecha 2015 ( ; MCD = 104,61 DPV; R2 = 0,79; p < 0,001); la línea discontinua, la
precosecha 2016 ( ; MCD = 133,04 DPV; R2 = 0,90; p < 0,001); la línea continua, el ciclo
completo (MCD = 110,66 DPV; R2 = 0,79; p < 0,001). Cada punto es la media de 8 medidas.

De igual forma que MCD, el tratamiento CTL mostró una alta correlación
entre t y la demanda evaporante de la atmósfera, DPV (Figura 4.7). El valor
medio diario de DPV explicó un porcentaje de la variabilidad de t superior
(85%) al observado con otros parámetros climáticos. Esta alta dependencia de
t fue observada también en almendro (Egea et al., 2011; Sánchez-Blanco et al.,
1991; Torrecillas et al., 1988; Turner et al., 1984), en cerezo, ciruelo y peral
(Shackel et al., 1997), siendo característica de especies con alta resistencia
hidráulica al flujo de agua (Turner et al., 1984).

53
IV. Resultados y discusión

Figura 4.7. t) y el déficit de presión


de vapor medio diario (DPV). La línea discontinua representa la regresión lineal para la
2
postcosecha 2015 ( t = -0,35 - 0,183 DPV; R = 0,85; p < 0,001); la línea de puntos, la
2
precosecha 2016 ( t = -0,21 - 0,255 DPV); R = 0,80; p < 0,001); la línea continua, el ciclo
2
t = -0,29 -0,207 DPV; R = 0,85; p < 0,001). Cada punto es la media de 6
medidas.

4.2.2. Relaciones entre indicadores del estado hídrico de la planta y del


suelo
El potencial de tallo ( t) mostró una correlación con el potencial matricial
( m; Figura 4.8a) y el contenido volumétrico del suelo ( vCC; Figura 4.8b) en la
zona de mayor actividad radicular (0-50 cm), a pesar de la dispersión
característica de este tipo de relaciones (Gonzalez-Altozano, 1998).
La relación t vs m mostró tres fases: i) para valores m superiores a
-200 kPa, t disminuía conforme lo hacia m; ii) para m entre -200 kPa y -600
kPa, t tenía una variación casi nula al cambio de m; iii) para valores m
menores a -600 kPa, similar a la primera fase, una disminución de m provocaba
una disminución de t. Sin embargo, la relación t vs vCC fue bastante
constante durante la disminución de este último, provocando una bajada de t
vCC obtuvo una
mejor correlación debido a la baja capacidad de variación que tiene en
comparación al m (López, 2000). Intrigliolo y Castel (2004) obtuvieron una
correlación similar en ciruelo y Livellara et al. (2011) en cerezo.

54
IV. Resultados y discusión

Figura 4.8. (a) Relación entre el potencial hídrico de tallo ( t) y el potencial matricial ( m)
en el perfil de suelo 25-50 cm ( t = -0,55 + 0,004 m + 8,60 ·10-6 m2 + 6,40 ·10-9 m3;
R2 = 0,66; p < 0,001). (b) Relación entre el potencial de tallo ( t) y el contenido volumétrico
referenciado a capacidad de campo vCC) medio de agua en el perfil de suelo 20-40 cm ( t =
-4,13 + 0,10 m 0,0011 m2 + 4,23 ·10-6 m3; R2 = 0,72; p < 0,001). CTL ( ), RDC ( ) y
AGR ( ). Cada punto es la media de 6 medidas.

4.2.3. Relaciones entre indicadores del estado hídrico de la planta


La relación MCD vs t, indica que el déficit hídrico al que fueron
sometidos RDC y AGR durante la postcosecha, fue lo suficientemente intenso
como para que perdiera la linealidad, mostrando dos partes diferenciadas: i) fase
lineal para valores de t entre -0,38 y -1,30 MPa, en la que un descenso de t
conlleva un aumento proporcional de MCD; ii) fase suavemente curvilínea para
valores de t entre -1,30 y -1,55 MPa, en la que se da una cierta estabilización
de los valores MCD .
Este cambio en la conducta de MCD puede atribuirse a varios factores: i)
agotamiento de las reservas hídricas de los tejidos del tronco (Garnier y Berger,
1986; Huguet et al., 1992; Remorini y Massai, 2003); ii) el incremento de la
resistencia transversal al movimiento del agua desde la corteza hasta el xilema
(Huck y Klepper, 1977); y iii) la reducción de la conductancia estomática y, en
consecuencia, de la transpiración (Hinckley y Bruckerhoff, 1975; Ortuño et al.,
2010).
Esta misma tendencia la encontraron Puerto et al. (2013) en almendro,
pero con un valor umbral de pérdida de linealidad inferior (-1,7 MPa). Moriana
et al. (2000) y Ortuño et al. (2006) observaron el mismo comportamiento en
olivos adultos y en limonero, con valores umbrales de t de -1,5 MPa y -1,8
MPa respectivamente. Sin embargo, estos resultados difieren con los
encontrados por Egea (2008) en almendro, donde para valores de t de -2,3
55
IV. Resultados y discusión

MPa no obtuvo una pérdida de linealidad en la relación MCD vs t,


posiblemente debido a una alta capacidad hidráulica concedida por la unión
injerto-portainjerto, la cual le ayudaría a mantener tasas adecuadas de
transpiración con niveles relativamente bajos de potencial hídrico.

800

700

600

500

400

300

200

100

0
-1,8 -1,6 -1,4 -1,2 -1,0 -0,8 -0,6 -0,4 -0,2

t (MPa)

Figura 4.9. Relación entre la contracción máxima diaria (MCD) y el potencial hídrico de
t) para CTL ( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto es la media de 8
medidas. Líneas de regresión (MCD = 273,46 + 1005,50 t + 1710,55 t2 + 610,28 t3;
R2 = 0,79; p < 0,001).

4.3. Evolución de la intensidad de señal


La figura 4.10 muestra la tendencia estacional de valores de intensidad de
señal de MCD (ISMCD), exhibiendo ésta una gran sensibilidad al estrés hídrico
aplicado durante el periodo de ensayo. RDC y AGR tuvieron unos valores de
ISMCD cercanos a la unidad hasta que el aumento de la demanda evaporativa de
la atmósfera y el agotamiento paulatino del agua en el suelo (Figura 4.1 y Figura
4.2) haciendo que ésta fuese significativa. Entre el día del año (DDA) 195 y 211,
AGR fue sometido a un gran estrés, llegando a valores de IS MCD superiores a 3;
sin embargo, durante este periodo RDC disminuyó hasta valores cercanos a 1,
debido, principalmente, a un aumento de riego del tratamiento deficitario, así
como un incremento de MCD del tratamiento CTL (Figura 4.5). En septiembre,
el técnico de la explotación aumentó el volumen de riego aplicado, lo que
implicó una recuperación de la ISMCD; por el contrario, RDC no se recuperó
hasta el final de la postcosecha. Durante la precosecha de 2016, RDC y AGR
mantuvieron una ISMCD cercana a la unidad, como consecuencia de la definición
y aplicación de ambas estrategias de riego.
56
IV. Resultados y discusión

Figura 4.10. Evolución diaria de la ISMCD durante el periodo estudiado.

4.4. Desarrollo y crecimiento vegetativo

4.4.1. Crecimiento de diámetro de rama


La evolución continua del diámetro de rama obtenida a partir de sensores
LVDT durante la postcosecha de 2015 y la precosecha de 2016, mostró la
influencia del estrés hídrico sobre el crecimiento vegetativo de la rama (Figura
4.11) para los tres tratamientos de riego durante el periodo de ensayo.
Durante la postcosecha, los tratamientos RDC y AGR redujeron
significativamente el crecimiento del diámetro de rama respecto al control. Las
reducciones durante este periodo en relación al crecimiento global de CTL (6,82
mm) fueron 2,62 y 3,27 mm en RDC y AGR respectivamente. Sin embargo, no
se encontraron diferencias significativas entre RDC y AGR en el incremento
del diámetro de rama.
En precosecha, donde todos los tratamientos se regaban para satisfacer
sus necesidades hídricas, la tendencia fue muy similar entre CTL y AGR, con
un crecimiento de 2,17 y 2,12 mm respectivamente. En cambio, RDC tuvo una
reducción significativa de su crecimiento (1,17 mm) durante este periodo,
pudiendo ser atribuido al estrés al que fue sometido durante todo el periodo
postcosecha (Figura 4.4 y Figura 4.9).

57
IV. Resultados y discusión

Estos datos avalan los resultados obtenidos por diversos autores


(Hilgeman y Sharp, 1970; Hsiao, 1973; Kramer, 1988) considerando el
crecimiento vegetativo como un parámetro sensible e integrador de los efectos
del déficit hídrico. Del mismo modo, reducciones del crecimiento del tronco
por efecto del estrés hídrico han sido recogidas por distintos autores y especies
frutales (Domingo et al., 1996; Ebel et al., 1995; Egea et al., 2010; Forey et al.,
2016; Génard et al., 2001; Intrigliolo y Castel, 2005)

Figura 4.11. Evolución del diámetro de rama (mm) durante el periodo de estudio para CTL
( ), RDC ( ) y AGR ( ). Cada línea representa el valor medio del
diámetro máximo diario del tronco obtenido a partir de sensores LVDT en 8 árboles por
tratamiento.

La tasa de crecimiento del tronco mostró una estrecha relación lineal con
el volumen de agua aplicado (Figura 4.12a) y el incremento de la sección
(S ; Figura 4.12b),
mostrando un R de 0,53 y 0,79 respectivamente. Las pendientes de ambas
2

rectas indican el alto nivel de sensibilidad del crecimiento del tronco al volumen
de agua y estrés hídrico al que es sometido, independientemente del periodo e
intensidad del déficit hídrico (Goldhamer et al., 2006). Resultados acordes con
las reducciones de crecimiento vegetativo observadas por Egea et al. (2013) y
Puerto et al. (2013) en almendro, Intrigliolo y Castel (2010, 2005) en ciruelo,
Domingo et al. (1996) en limonero y Forey et al. (2016) en melocotonero.

58
IV. Resultados y discusión

Figura 4.12. (a) Relación entre el incremento del diámetro de rama y el volumen de
2
agua aplicado (VAR) ,7135 + 0,001 VAR; R = 0,53) y (b) relación entre la variación
)( = 133,34 - 0,89
S ; R2 = 0,79). CTL ( ) RDC ( ) y AGR ( ). Cada punto representa la media de 6 sensores
por tratamiento.

4.4.2. Poda
La tabla 4.3 muestra los pesos de poda obtenidos durante 2015. AGR fue
el tratamiento que más poda obtuvo, seguido de CTL y RDC. Estos resultados
no mostraron una correlación entre el régimen de riego aplicado y la cantidad
de poda, pero sí una tendencia (Figura 4.13). El peso de la poda tendió a
aumentar con el volumen de riego aplicado (VAR), constatado la importancia
de este factor sobre el desarrollo vegetativo; sin embargo, es necesario un
estudio a medio-largo plazo para evaluar y confirmar el efecto del déficit hídrico
en el crecimiento vegetativo en cerezo. Egea et al. (2010), Pérez-Pastor (2001) y
Pérez-Pérez et al. (2016) mostraron unos resultados similares durante el primer
año de experimentación, requiriendo la evaluación de podas posteriores para
apreciar el efecto acumulado del riego deficitario sobre este indicador de
crecimiento vegetativo.

Tabla 4.3. Peso de poda (kg árbol-1) correspondiente a 2015. Cada valor es la media de 5
árboles por repetición (n = 20).

Parámetro CTL RDC AGR


Peso fresco 4,54±0,56ab 3,56±0,10a 6,59±0,88b
Peso seco 2,59±0,32ab 2,04±0,06a 3,74±0,50b
Valores medios seguidos de letras diferentes en la misma fila indican diferencias significativas según
el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05).

59
IV. Resultados y discusión

Figura 4.13. Relación entre peso de poda fresco y volumen de agua de riego aplicada (VAR)
durante 2015. CTL ( ) RDC ( ) y AGR ( ). Las barras verticales indican el error estándar
de la media.

4.5. Seguimiento del crecimiento de fruto

4.5.1. Parámetros físicos


Evolución de crecimiento del fruto determinada por el diámetro
longitudinal (Ø L), ecuatorial (Ø E) y de sutura (ØS), el volumen (VF), peso fresco
(PF) y peso seco (PS) se muestra en la figura 4.14.
ØL (Figura 4.14a) y PF (Figura 4.14e) muestran la doble sigmoide propia
de los frutales de hueso, caracterizada por tres fases: i) fase de crecimiento
rápido (fase I), fomentado por una alta tasa de división celular; ii) fase de
crecimiento lento (fase II), se reduce la división celular y lignificación del
endocarpio; iii) engrosamiento celular o distensión celular (fase III), donde
alcanza su tamaño comercial (Bastías et al., 2014; Olmstead et al., 2007;
Yamaguchi et al., 2004).
Durante el ensayo, la fase I finalizó unos 18 días después de la máxima
floración, la fase II tuvo una duración de 10 días y la fase III fue la más larga
con una duración de 31 días. Por ende, periodo de crecimiento de la variedad
Serrano et al.
(2006).

60
IV. Resultados y discusión

La dinámica de crecimiento del fruto de CTL, RDC y AGR fue similar


durante el periodo experimental. Resultados que sugieren que, aun habiendo
experimentado un estrés severo durante la postcosecha de 2015, éste no afectó
al crecimiento del fruto durante la precosecha de 2016. Marsal et al. (2010)
obtuvieron resultados similares en cerezo, Marsal et al. (2012) en pera y
Samperio et al. (2015) en ciruelo.

30 10
(a) I II III (d) I II III
25 8

20 6

15 4

CTL
10 RDC
2
AGR
0
30 10
(b) I II III (e) I II III
25 8

20 6

15 4

10 2

0
30
(c) I II III (f ) I II III 2,0
25
1,5
20
1,0
15
0,5
10

0,0
110 120 130 140 150 160 170 120 130 140 150 160 170

Figura 4.14. Evolución del (a) diámetro longitudinal (ØL), (b) diámetro ecuatorial (Ø E), (c)
diámetro de sutura (ØS), (d) volumen del fruto (VF), (e) peso fresco (PF) y (f) peso seco (PS).
Cada punto representa la media de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones por tratamiento
(n = 20). Las barras verticales indican el error estándar de la media.

61
IV. Resultados y discusión

El estudio de las relaciones entre el volumen y el diámetro ecuatorial del


fruto (Figura 4.15a) en los tres tratamientos de riego, arrojó la existencia de
elevadas correlaciones entre dichas variables. Estos resultados sugieren que es
posible estimar el volumen a partir de esta dimensión del fruto con un alto nivel
de precisión (R2 = 0,996). Relación similar a la encontrada por Bozokalfa y Kilic
(2010) en pimiento; Davidson y George (1959), Khadivi-Khub y Naderiboldaji
(2013) y Usenik et al. (2015) en cerezo; Domingo et al. (1996) en limón; Puerto
(2014) en almendro.
El ratio PS/PF (Figura 4.15b) fue independiente del tratamiento de riego,
mostrando los tres tratamientos valores similares durante el periodo de
crecimiento del fruto. Esta relación mostró una tendencia ascendente desde
mediados de la fase I de crecimiento del fruto hasta la cosecha del fruto.

10 25
(a) (b) I II III
8 20

6 15

4 10

CTL
2 CTL 5
RDC RDC *
AGR AGR
0 0
0 5 10 15 20 25110 120 130 140 150 160 170

E (mm)

Figura 4.15. (a) Relación entre el diámetro ecuatorial (Ø E) y el volumen de fruto


(VF = 0,0355 exp(0,2619 Ø E), R2 = 0,996, p < 0,001). (b) Evolución del porcentaje de materia
seca (PS/PF). Cada punto representa la media de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones por
tratamiento (n = 20). Las barras verticales indican el error estándar de la media. Un asterisco
indica diferencias significativas entre AGR y RDC según el test de Rango Múltiple de Duncan
(p < 0,05).

En la figura 4.16 se muestra la tasa relativa de crecimiento (TRC), regulada,


entre otros factores, por acción de fitohormonas (Bastías et al., 2014). Una vez
que se produjo el cuajado del fruto, TRC aumentó en gran medida hasta
alcanzar su máximo a los 18 días después de plena floración (DDPF) con tasas
de crecimiento de 0,13, 0,12 y 0,14 g g-1 día-1 para CTL, RDC y AGR. Este
incremento de TRC es promovido por una mayor concentración de auxinas,
responsables de generar nuevo tejido meristemático e incrementar la división
celular (Stern et al., 2007; Zhang y W hiting, 2011), además de giberelinas y

62
IV. Resultados y discusión

citoquininas, responsables de la división y expansión celular (Zhang et al., 2006;


Zhang y W hiting, 2011). Posteriormente, el crecimiento del fruto comenzó a
desacelerar, debido a una disminución de la síntesis de fitohormonas (Coombe,
1976), marcando el término de la fase I y alcanzando su valor mínimo a los 35
DDPF, coincidiendo con desarrollo del embrión y la lignificación del
endocarpio (fase II) (Coombe, 1976; Olmstead et al., 2007). Entre los 35 a los
45 DDPF se produjo un nuevo incremento en TRC, fecha que coincide con la
fase III de crecimiento del fruto (Grossman y DeJong, 1995). En esta fase, la
síntesis de fitohormonas se reanuda, pero en menor proporción que en la fase
I y disminuyendo su intensidad a medida que avanza las fases de crecimiento y
desarrollo del fruto (Pavel y Dejong, 1993; Scorza et al., 1991; Yamaguchi et al.,
2004). El patrón de TRC obtenido durante el periodo de estudio es similar al
descrito por Pavel y Dejong (1993) y Bastías et al. (2014) en cerezo.

0,20
I II III
*
0,16

0,12

0,08

0,04
CTL
RDC
AGR
0,00
110 120 130 140 150 160 170

Figura 4.16. Evolución de la tasa relativa de crecimiento (TRC). Las barras verticales indican
el error estándar de la media. Cada punto representa la media de 5 frutos por repetición y 4
repeticiones (n = 20). Un asterisco indica diferencias significativas entre AGR y RDC según
el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05).

La figura 4.17 muestra la evolución del tono (Hue), la luminosidad (Value)


el
crecimiento del fruto. El cambio de color en el cerezo está promovido por la
acción del etileno (Serrano et al., 2006, 2005) y siendo apreciable al inicio de la
fase II, provocado por un pico en la emisión de etileno producido a los 30
DDPF (Serrano et al., 2005), que corresponde con la lignificación del hueso
(Figura 4.14a). Posteriormente, existen otros dos picos de emisión de etileno,
correspondientes con los 40 y 52 DDPF, donde se produce un cambio en los
parámetros de luminosidad y saturación respectivamente.

63
IV. Resultados y discusión

El color es uno de los atributos más importantes en la calidad de la cereza,


siendo además correlacionado con la concentración de compuestos bioactivos,
sobre todo fenoles (Díaz-Mula et al., 2009) y estos a su vez correlacionados con
la mayor calidad y aceptación del consumidor (Díaz-Mula et al., 2009; Serrano
et al., 2005). Los tres tratamientos mostraron una tendencia similar en los tres
parámetros, coincidente con la lámina de agua aplicada durante la precosecha
de 2016 y sin efecto del estrés hídrico producido en la postcosecha de 2015.

120 CTL
RDC
AGR

100

80

60

40
(a) I II III
20
80 *

70

60

50

40
(b) I II III
30

50

45

40

35

30
(c) I II III
120 130 140 150 160 170

Figura 4.17. Evolución del (a) tono (Hue), (b) luminosidad (Value) y (c) saturación (Chroma)
del color del fruto. Las barras verticales indican el error estándar de la media. Cada punto
representa la media de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones (n = 20). Un asterisco indica
diferencias significativas entre CTL y los dos tratamientos, según el test de Rango Múltiple
de Duncan (p < 0,05).

64
IV. Resultados y discusión

4.5.2. Parámetros químicos


Los sólidos solubles (STT) experimentan un aumento cuando el fruto ha
alcanzado el 50% de su volumen final (Figura 4.18a), correspondiendo con la
fase de crecimiento rápido del fruto, fase III, y siendo la acumulación de agua y
solutos orgánicos la responsable del crecimiento del fruto (Crisosto et al., 2003;
Serrano et al., 2005; Usenik et al., 2008), coincidiendo con los datos obtenidos
por Serrano et al. (2006, 2005) en cerezo y Pérez-Pastor (2001) en albaricoquero.
La acidez titulable (AT) en las cerezas se debe fundamentalmente a la
concentración de ácido málico (Usenik et al., 2008). La acidez, a diferencia de
Prunus (Crisosto et al., 2003; Serrano et al., 2006, 2005;
Usenik et al., 2008), aumenta significativamente durante la fase II de crecimiento
hasta que el fruto empieza a colorearse (Figura 4.18b). AT observada, 5,21; 5,46
y 5,24 g L-1 para CTL, RDC y AGR respectivamente, es menor que la obtenida
por otros autores en la misma variedad (Serrano et al., 2006, 2005).
Los tres tratamientos mostraron un comportamiento similar en los
parámetros químicos, SST y AT, durante el periodo de crecimiento del fruto,
datos acordes al régimen de agua aplicado durante este periodo.

Figura 4.18. Evolución de (a) los sólidos solubles totales (STT) y (b) la acidez titulable (AT).
Las barras verticales indican el error estándar de la media. Cada punto representa la media
de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones (n = 20). Un asterisco indica diferencias
significativas entre CTL y RDC según el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05).

El índice de madurez (IM) de la cereza (Figura 4.19), relación entre la


concentración de SST y AT, fue similar en los tres tratamientos de riego durante
el periodo de estudio. IM alcanzó su valor máximo al inicio de la fase II con
valores de 39,86; 38,39 y 39,73 para CTL, RDC y AGR respectivamente,
promovido por la baja concentración de ácido málico que contiene el fruto

65
IV. Resultados y discusión

durante este periodo (Serrano et al., 2005). Seguidamente, IM desciende


eventualmente favorecido por el ascenso de AT (Figura 4.18b), hasta su valor
mínimo, alcanzado al inicio de la fase III. Finalmente, IM aumenta favorecido
por el aumento de los STT y una estabilización de AT durante el periodo de
crecimiento rápido del fruto (fase III).

40

30

20

10

II III
0
130 140 150 160 170

Figura 4.19. Evolución del índice de madurez (IM). Cada punto representa la media de 5
frutos por repetición y 4 repeticiones (n = 20).

4.5.3. Potencial hídrico de fruto y sus componentes


La figura 4.20 muestra la evolución del potencial hídrico de fruto ( h,f),
osmótico ( o,f) y de presión ( p,f) durante el crecimiento del fruto. o,f muestra
una tendencia descendente a partir del DDA 140. Del mismo modo, o,f
también disminuyó durante el crecimiento del fruto, fomentado por la
acumulación de azucares solubles (Figura 4.18a), aminoácidos, ácidos orgánicos
(Figura 4.19b) e iones minerales tales como K+ (Morgan, 1984) durante el
crecimiento del fruto. Por el contrario, p,f aumentó, compensando parte del
o,f. Berüter (1990), Failla et al. (1992) y Mills et al. (1996) observaron un
aumento de o,f en manzana, promovido por una acumulación de hidratos de
carbono en la fruta, similar a los datos medidos
. Los resultados obtenidos durante el periodo precosecha de 2016 nos
muestra que no existió un ajuste osmótico como consecuencia del déficit
impuesto en la postcosecha de 2015 y que éste puede depender del régimen de
riego aplicado durante el crecimiento del fruto.

66
IV. Resultados y discusión

Figura 4.20. Evolución del potencia hídrico de fruto ( h,f), osmótico ( o,f) y de presión ( p,f)
para CTL, RDC y AGR. Las barras verticales indican el error estándar de la media. Cada
punto representa la media de 5 frutos por repetición y 4 repeticiones (n = 20)

4.6. Producción y calidad de la cereza

4.6.1. Producción
La tabla 4.4 muestra la producción comercial de cereza, así como el peso
unitario del fruto, porcentaje total de frutos dobles y rajados. El tratamiento
CTL fue el más productivo con 28,85 t ha-1 frente a los 27,33 y 26,29 t ha-1 de
RDC y AGR respectivamente; sin embargo, no se encontraron diferencias
significativas entre tratamientos. El porcentaje de frutos dobles fue superior en
el tratamiento CTL, pero éstos no mostraron ninguna tendencia con el volumen
de agua aplicado durante precosecha o postcosecha, debiendo ser evaluado este
parámetro en un periodo a medio-largo plazo.
El peso unitario del fruto fue bajo (Serrano et al., 2006, 2005) en todos
los tratamientos, posiblemente como consecuencia de una producción alta
(Ojer et al., 2001), y por tanto, debido a una mayor competencia por los
fotoasimilados disponibles entre órganos sumidero (Ebel et al., 1995; Egea,
2008; Esparza et al., 2001).

67
IV. Resultados y discusión

Tabla 4.4.
Tratamiento
Parámetro ANOVA
CTL RDC AGR

Recolección I (t ha-1) 8,57±1,05 12,72±2,95 9,71±2,81 n.s.


Recolección II (t ha-1) 20,28±3,68 14,61±3,62 16,29±2,38 n.s.
Cosecha total (I+II) (t ha-1) 28,85±3,48 27,33±3,02 26,00±1,21 n.s.
Peso unitario del fruto (I) (g) 8,41±0,42 8,62±0,32 8,10±0,52 n.s.
Peso unitario del fruto (II) (g) 9,00±0,20 8,99±0,22 8,62±0,25 n.s.
Dobles (%) 2,51±0,18b 1,41±0,16a 1,93±0,21ab **
Rajadas (%) 7,34±0,68 9,77±0,93 11,95±2,03 n.s.
n.s., (*), (**) y (***) indican: sin diferencias significativas, p < 0,05, p < 0,01 y p < 0,001,
respectivamente. Valores medios seguidos de letras diferentes dentro de la misma fila indican
diferencias significativas entre tratamientos según el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05).

4.6.2. Calidad de la cereza


En la tabla 4.5 se recogen los datos de los principales parámetros
evaluados en cerezas provenientes de la primera recolección de los tratamientos
CTL, RDC y AGR.

Tabla 4.5. Características físico- evaluadas en la primera


recolección de los tres tratamientos. 17 de junio de 2016.

Tratamiento
Parámetro Unidad ANOVA
CTL RDC AGR
Saturación (Chroma) 37,71±0,29 36,65±0,50 39,12±2,11 n.s.
Matiz (Hue) 25,67±0,64 24,26±0,68 24,85±0,71 n.s.
ØL (mm) 21,22±0,29 21,33±0,15 20,93±0,16 n.s.
ØE (mm) 27,36±0,48 26,95±0,10 27,10±0,32 n.s.
ØS (mm) 22,37±0,19 22,30±0,18 22,22±0,41 n.s.
Firmeza total (N mm-1) 941,66±59,72 894,70±54,56 834,96±26,74 n.s.
Firmeza pulpa (N mm-1) 413,12±28,83 382,23±13,03 411,26±20,69 n.s.
Firmeza piel (N mm-1) 528,54±41,44 512,47±47,20 423,69±6,85 n.s.
SST (ºBrix) 18,80±0,23b 18,40±0,70b 16,40±0,42a *
AT (g L-1) 8,49±0,31 8,65±0,29 7,84±0,11 n.s.
pH - 3,48±0,05 3,46±0,05 3,37±0,01 n.s.
IM - 22,20±0,66 21,37±1,38 20,94±0,67 n.s.
n.s., (*), (**) y (***) indican: sin diferencias significativas, p < 0,05, p < 0,01 y p < 0,001,
respectivamente. Valores medios seguidos de letras diferentes dentro de la misma fila indican
diferencias significativas entre tratamientos según el test de Rango Múltiple de Duncan (p < 0,05).

68
IV. Resultados y discusión

El tratamiento AGR mostró una menor concentración de SST, causado


por una dilución de los sólidos solubles en el fruto (Failla et al., 1992); sin
embargo, no afectó al IM, debido a una menor concentración, sin ser
significativa, de ácido málico de este tratamiento.
En cuanto al calibre del fruto, color y firmeza, parámetros de calidad de
gran importancia en cereza (Crisosto et al., 2003), no mostraron diferencias
significativas entre los tratamientos de riego. Por lo que es conveniente
satisfacer plenamente las necesidades hídricas durante precosecha para no
penalizar el tamaño final del fruto u otro parámetro de calidad (Blanco et al.,
2016; Marsal et al., 2010), siendo posible la aplicación de un déficit hídrico
durante la postcosecha sin que afecte a la calidad global de la cereza.

69
Capítulo V

CONCLUSIONES
V. Conclusiones

Los resultados obtenidos muestran la importancia de disponer de


información en continuo y en tiempo real del sistema continuo suelo-planta-
atmósfera (CSPA), como ayuda a la toma de decisiones en el manejo del déficit
hídrico bajo condiciones de riego deficitario controlado. A pesar de los
alentadores resultados obtenidos en la campaña de cereza 2015/2016, el hecho
de que los resultados de este trabajo se circunscriban a un único ciclo aconsejan
ser válidos en años posteriores, en parte debido al carácter acumulativo del
efecto del déficit hídrico sobre la producción y calidad de las cosechas. Los
valores del estado hídrico del suelo y planta obtenidos en este estudio
respondieron de forma lógica al régimen hídrico impuesto por las estrategias de
riego aplicadas. Las relaciones encontradas entre el potencial de tallo a mediodía
t), indicador de referencia del estado hídrico de la planta, y las medidas de
registro continuo y en tiempo real: máxima contracción diaria de rama (MCD;
R2 m; R = 0,66) y contenido volumétrico
2

vCC; R = 0,72), podrían ser


2

utilizadas para establecer valores umbrales que permitan el manejo automático


y remoto del riego en cerezo, una vez comprobada su estabilidad en el tiempo
y bajo diferentes cargas de cosecha.
MCD fue más rápido en la detección de los cambios de contenido de
t t de ser
fácilmente automatizable al permitir el registro continuo de las fluctuaciones del
diámetro de rama o tronco. Por todo ello, se le considera una herramienta útil
para la programación del riego del cerezo en RDC. Sin embargo, la intensidad
de señal MCD presenta la limitación de no ser útil para el manejado de RDC en
periodos t < -1,3 MPa ya que a
partir de este valor la función MCD vs t deja de ser lineal para alcanzar un
punto de inflexión y posteriormente cambiar el sentido de la pendiente-. Esto
obliga a que la utilización de la intensidad de señal MCD quede restringida para
programas de riego en los que se manejen déficits hídricos ligeros-moderados.
Este límite, en principio moderado, no supone ningún obstáculo para el manejo
de RDC en cerezo ya que la generalidad de las estrategias contemplan la
t es inferior o está próximo a -1,3
MPa.
La tasa de crecimiento diario, TCD, a pesar de mostrar una alta
sensibilidad al déficit hídrico de la planta, la influencia que ejerce la fenología
del cultivo sobre la dinámica de este indicador dificulta el establecimiento de
valores umbrales para su utilización en la gestión del riego.
Las variables estudiadas que determinan el crecimiento vegetativo, como
son la poda y crecimiento en diámetro de la rama, se vieron afectadas a nivel

73
V. Conclusiones

general por el déficit hídrico aplicado, ratificando el efecto de éste sobre el


control vegetativo. Por ende, el riego deficitario puede resultar interesante
cuando se quiere una reducción en el crecimiento vegetativo con el consiguiente
ahorro en la ejecución de determinadas prácticas agrícolas.
El crecimiento del fruto y los parámetros de calidad de éste, no estuvieron
influenciados por el déficit hídrico impuesto durante la postcosecha. La
dinámica de crecimiento del fruto depende, fundamentalmente, del volumen de
agua aplicado durante la precosecha.
La estrategia propuesta de riego deficitario controlado, RDC, consiguió
una reducción de los aportes hídricos del 42,27% (3131 m3 ha-1) y 38,50% (2678
m3 ha-1) respecto a CTL y AGR, respectivamente. Ésta no afectó negativamente
a la producción ni a la calidad de la cosecha y se ve por tanto como una
herramienta prometedora para el manejo del cerezo temprano cv.
en zonas áridas y semiáridas.

74
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