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Universidad San Miguel Arcángel de Honduras.

Carrera: psicología

Asignatura: español.

Licenciada: Miguel Hernández

Tema: la importancia del lenguaje en la historia de la


humanidad.

Estudiante: Maryeury Monserath Bulnes Vásquez

Campus: Marcala, La Paz.

Lugar y Fecha: Tegucigalpa, M.D.C


17 de mayo del 2022.
La importancia del lenguaje en la historia de la humanidad
La importancia del lenguaje es innegable. El lenguaje es la base de la
comunicación del ser humano, nos permite expresarnos y comprender a los
demás; y, dependiendo de cómo lo utilicemos, vamos a construir e interpretar el
mundo de manera diferente.

Si atendemos a una definición estricta del término, es un conjunto de sonidos o


señales a través de los cuales expresamos lo que pensamos o lo que sentimos.
Asimismo, es el estilo de habladuría y escritura de cada persona en particular.

Existen diversos autores que han estudiado el lenguaje en todas sus formas. El
psicólogo ruso Lev Vygotsky analizó su papel fundamental en el desarrollo; en sus
teorías, plantea que a través de la interacción social se adquiere el conocimiento y
eso nos permite pensar en formas cada vez más complejas. Por tanto, con
nuestros menores debemos tener especial cuidado en hacer un uso apropiado del
lenguaje (sobre todo en el ámbito de la educación y la psicología) ya que la forma
en la que utilizamos las palabras puede cambiar sus percepciones.

Por ejemplo, en el ámbito médico la terminología que se utiliza suele ser


apropiada, hablando sobre personas que “tienen/padecen una enfermedad”.
Resultaría muy raro escuchar “Pedro es un infectado” en lugar de “Pedro tiene una
infección”. Sin embargo, no resulta difícil escuchar tanto en nuestra cotidianeidad
como en los medios de comunicación términos como “discapacitados”; no nos
damos cuenta que al decir “discapacitados”, estamos englobando la identidad de
la persona en su discapacidad. En su lugar, se debería utilizar “personas con
discapacidad/diversidad funcional”, ya que de esta manera nos permite resaltar a
la persona antes que a su discapacidad.

De la misma forma, y en ocasiones casi sin darnos cuenta, es común utilizar


terminología como “es un vago, un rebelde o un llorica”. Cuando decimos que algo
“es” y no “está”, no estamos diferenciando entre conducta e identidad. Lo mismo
ocurre cuando hablamos de determinadas problemáticas o trastornos, dista mucho
de decir “es anoréxica” a “tiene anorexia”. De esta manera, al igual que en ejemplo
anterior, le estamos dando mucha entidad a esos términos en el autoconcepto de
la persona; y, a su vez, estamos perpetuando esos comportamientos en el tiempo,
ya que el “ser” tiende a mantenerse estable, mientras que el “estar” es cambiante.

Por otro lado, la importancia del lenguaje también reside en la concordancia entre
el verbal y el no verbal. Cuando damos una instrucción a los niños para que hagan
algo o dejen de hacerlo, es relevante mantener tanto el contacto visual como una
buena postura corporal, dejar lo que nos ocupaba en dicho momento y, sobre
todo, orientarnos hacia ellos para decírselo, acompañando la cara, gestos, etc.
con el mensaje que queremos trasmitir.

Asimismo, debemos tener cuidado con el uso de las ironías y los dobles sentidos
cuando todavía nuestros hijos no son capaces de entenderlos. Por ejemplo,
podemos decirle “no me des un beso, ¡eh!, no quiero que me des un beso”, para
que el niño venga, nos dé un beso, y le reforcemos con risas, aplausos y más
besos. Ahora bien, si nos imaginamos la situación en la que el niño ha cogido el
plato lleno de comida y le decimos “no tires el plato, ¡eh!, no quiero que tires el
plato al suelo”, lo que puede ocurrir después es que tire el plato y venga el
consecuente de regaños, caras de enfado, etc. Por lo que, aunque hablar de la
primera manera forma parte de nuestro día a día, tenemos que ser cautos con el
uso del lenguaje si luego no queremos que se repitan ciertas conductas en los
niños.

Se ha hablado de la importancia del uso del lenguaje (entendiéndolo en la mayor


parte de las ocasiones verbal) pero no hay que olvidarse de que los aprendizajes
no solo se generan a través de este. Por ejemplo, en contraposición a la escuela,
en la que su forma de impartir los contenidos es fundamentalmente mediante las
palabras, se sitúa la familia, donde una gran parte de los aprendizajes se realizan
mediante la observación (lenguaje no verbal). Por todo ello, dirijamos nuestras
acciones siendo plenamente conscientes que cómo nos sintamos, lo que hagamos
y lo que digamos puede influenciar en el desarrollo de nuestros menores.

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