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MODA SOSTENIBLE

HACE FRENTE A
CRITERIOS ASG
El consumismo ha ocasionado graves impactos
a nuestro ecosistema

María José Treviño


Directora General de
Acclaim Energy

L
a industria de la moda vende a niveles históricos, representando un valor
de 3 trillones de dólares, alrededor del 2 por ciento del PIB global. Y a
su vez, genera alrededor del 10 por ciento de las emisiones de carbono
anuales.

A raíz de las prácticas y procesos que esta industria ha adoptado por tantos
años y la conciencia que ahora encaminan los consumidores, se ha optado
por crear productos más responsables. Por lo tanto, ha surgido el concepto
de la “moda sostenible” que, aunque teóricamente es más consciente con el
medioambiente y la comunidad, no deja de ser cuestionada.

De acuerdo con el Banco Mundial, la huella de carbono que representó la


industria de la moda en 2021 sobrepasó las emisiones generadas por
transporte aéreo internacional y marítimo combinados.

Además, la industria es responsable del 20 por ciento de las aguas residuales


globales, lo cual, según la Comisión Económica de las Naciones Unidas para
Europa (UNECE, por sus siglas en inglés), es suficiente agua para sostener a
Estados Unidos durante 15 años.

La producción de un par de jeans requiere cerca de 6,800 litros de agua,


así como una camiseta de algodón utiliza 2,700 litros; esta última, siendo
suficiente agua para satisfacer las necesidades de bebida de una persona
promedio durante tres años.

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The Special G

En cuanto a la contaminación y sobreutilización de


recursos naturales, provocado por la producción de
textiles, McKinsey indica que el 60 por ciento de las
prendas a nivel mundial acaban en un vertedero en
un plazo de un año posterior a su producción.

Datos duros

La firma Boston Consulting Group (BCG) comenta


que de 2015 a 2030, el volumen de ropa producida
incrementará de 62 millones a 102 millones de
toneladas. Actualmente, se producen 100 mil
millones de prendas al año.

El Foro Económico Mundial descubrió que las


personas compraron un 50 por ciento más de
prendas en 2014, en comparación al año 2000,
conservándolas solo la mitad del tiempo. De acuerdo
con estadísticas de la Agencia de Protección
Ambiental de Estados Unidos, esto equivale a casi
70 libras de desperdicio de ropa por estadounidense
cada año.

La moda rápida se ha vuelto más popular con el


tiempo: precios bajos, volumen de venta alto y ciclo
de uso mínimo. Desafortunadamente, la gran mayoría
de estas prendas utilizan materiales sintéticos que,
al lavarlas, liberan 500,000 toneladas de microfibras Aunado a lo anterior, el 60 por ciento de la ropa
a los océanos cada año, lo cual equivale a 50 mil contiene fibras de poliéster que no se desintegran en
millones de botellas de plástico, como lo indica el el agua; por lo tanto, alrededor del 35 por ciento de
Foro Económico Mundial. los micro plásticos en los océanos proviene de estos
textiles.

Derivado del impacto que esta industria genera en el


medioambiente, los consumidores se han vuelto más
conscientes de lo que compran y del proceso que lleva
cada producto. Buscan conocer de dónde provienen
los materiales, procesos de transformación, las
prácticas responsables -o no- con las que cuenta
cada empresa. Asimismo, cuestionan el trato a sus
empleados, ya que el sector de la moda ha sido
relacionado con la explotación laboral.

El presente y futuro deben ser “amigables”

Hoy en día, se emplea a cerca de 300 millones


de personas en el mundo en toda la cadena
de suministro, la mayoría siendo mujeres. Por
consecuencia, muchas empresas están adoptando
prácticas más conscientes, desarrollando líneas
eco-friendly y “sustentables”, y poniendo mayor
atención a la cadena de suministro. El fast-fashion
irá desapareciendo con el tiempo a raíz de las

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amenazas que provoca al planeta y quien
no invierta en la conversión de un negocio a
ser más circular, será poco sostenible en el
tiempo.

Por imagen, muchas marcas están


posicionándose con líneas de moda
“conscientes”. Sin embargo, ciertos estudios
han determinado que muchos de estos
productos contienen materiales sintéticos y
algunos otros evitan revelar el porcentaje de
materiales reciclados.

De esta manera, se cuestionan los términos


utilizados para posicionar la marca, como,
por ejemplo: “sustentable”, eco-friendly,
“éticamente-producidos”, “conscientes”, ya
que éstos pueden ser engañosos para el
consumidor. Algunas de estas empresas, de
manera inconsciente, caen en el concepto de
greenwashing y eventualmente generarán un
detrimento de valor a su marca.

La moda sostenible actual hace frente a


la responsabilidad en toda la cadena de
suministro y ha ido evolucionando con el
tiempo, según se miden los graves impactos
a la biodiversidad. Se contemplan los
criterios ASG para iniciar con la evaluación,
creación e implementación de estrategia y
medición del beneficio de las acciones.

Para hacer frente a estos principios, se


invierte en mejores prácticas; desde el
diseño, suministro de materiales, procesos
de producción, transporte, distribución y
ciclo de vida de la prenda. Se establecen
programas de reciclaje, se contrata
suministro de energía renovable, con el fin
de descarbonizar el proceso, y se exige a
sus proveedores de implementar acciones
similares que sumen efectos positivos al
producto final.

Desde cómo se desarrollan los materiales,


apoyando al personal que labora en el
campo, trabajando con estas materias
primas, implementando prácticas más
orgánicas, disminuyendo químicos utilizados
e incorporando tecnología para generar
eficiencias.

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