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CINE Y DERECHO

EN 13 PELÍCULAS

Coordinadores

Alfonso Ortega Giménez


Purificación Cremades García

Autores

Irene Belmonte Martín/ Enrique Conejero Paz/ Purificación Cremades


García/ Tomás De Domingo Pérez/ José De Madaria Ruvira/ Olga
Fuentes Soriano/ Vicente Garrido Mayol/ Ricardo Gómez Rivero/
Fernando Miró Llinares/ Jesús Morant Vidal/ Alfonso Ortega Giménez/
José Antonio Pérez Juan/ Eva Mª Polo Arévalo/ María Mercedes
Sánchez Castillo/ Luis Antonio Soler Pascual/ Rosario Tur Ausina/
Irene Vázquez Serrano/ Paula Vicente-Arche Coloma
Título: Cine y Derecho en 13 películas

Coordinadores: Alfonso Ortega Jiménez, Purificación Cremades García

Autores: © Irene Belmonte Martín/ Enrique Conejero Paz/ Purificación Cremades García/ Tomás De
Domingo Pérez/ José De Madaria Ruvira/ Olga Fuentes Soriano/ Vicente Garrido Mayol/
Ricardo Gómez Rivero/ Fernando Miró Llinares/ Jesús Morant Vidal/ Alfonso Ortega
Giménez/ José Antonio Pérez Juan/ Eva Mª Polo Arévalo/ María Mercedes Sánchez
Castillo/ Luis Antonio Soler Pascual/ Rosario Tur Ausina/ Irene Vázquez Serrano/ Paula
Vicente-Arche Coloma

ISBN: 978-84-8454-670-2
Depósito legal: A-

Edita: Editorial Club Universitario Telf.: 96 567 61 33


C/ Cottolengo, 25 - San Vicente (Alicante)
www.ecu.fm

Printed in Spain
Imprime: Imprenta Gamma Telf.: 965 67 19 87
C/. Cottolengo, 25 - San Vicente (Alicante)
www.gamma.fm
gamma@gamma.fm

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse
o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación
magnética o cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso
previo y por escrito de los titulares del Copyright
NOTA SOBRE LOS AUTORES

Belmonte Martín, Irene


Profesora Colaboradora (Área de Ciencia Política y de la Administración).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

Conejero Paz, Enrique


Profesor Contratado Doctor (Área de Ciencia Política y de la Administración).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

Cremades García, Purificación


Profesora Colaboradora (Área de Derecho Civil). Universidad Miguel
Hernández de Elche.

De Domingo Pérez, Tomás


Profesor Contratado Doctor (Área de Filosofía del Derecho).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

De Madaria Ruvira, José


Profesor Asociado (Área de Derecho Civil). Universidad Miguel
Hernández de Elche.

Fuentes Soriano, Olga


Catedrática de Universidad (Área de Derecho Procesal). Universidad
Miguel Hernández de Elche.

Garrido Mayol, Vicente


Profesor Titular de Universidad (Área de Derecho Constitucional).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

Gómez Rivero, Ricardo


Catedrático de Universidad (Área de Historia del Derecho y de las
Instituciones). Universidad Miguel Hernández de Elche.
Miró Llinares, Fernando
Profesor Titular Escuela Universitaria (Área de Derecho Penal).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

Morant Vidal, Jesús


Profesor Asociado (Área de Derecho Civil). Universidad Miguel
Hernández de Elche.

Ortega Giménez, Alfonso


Profesor Colaborador (Área de Derecho Internacional Privado).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

Pérez Juan, José Antonio


Profesor Titular Escuela Universitaria (Área de Historia del Derecho y
de las Instituciones). Universidad Miguel Hernández de Elche.

Polo Arévalo, Eva Mª


Profesora Titular Escuela Universitaria (Área de Derecho Romano).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

Sánchez Castillo, María Mercedes


Profesora Titular Escuela Universitaria (Área de Derecho del Trabajo y
de la Seguridad Social). Universidad Miguel Hernández de Elche.

Soler Pascual, Luis Antonio


Profesor Asociado (Área de Derecho Civil). Universidad Miguel
Hernández de Elche.

Tur Ausina, Rosario


Profesora Contratada Doctor (Área de Derecho Constitucional).
Universidad Miguel Hernández de Elche.

Vázquez Serrano, Irene


Colaboradora Honorífica (Área de Derecho Internacional Público y
Relaciones Internacionales). Universidad Miguel Hernández de Elche.

Vicente-Arche Coloma, Paula


Profesor Titular Universidad (Área de Derecho Financiero y Tributario).
Universidad Miguel Hernández de Elche.
ÍNDICE

1. El Jurado en la Historia de España.


El crimen de Cuenca. 1979. Dir. Pilar Miró. ........................................... 9

2. Evolución política de las Instituciones en la constitución de la


res publica romana.
Julio César. 1953. Dir. Joseph L. Mankiewicz ...................................... 19

3. ¿Sueñan los androides con la libertad de los hombres? Un


comentario jurídico penal a Minority Report.
Minority report. 2002. Dir. Steven Spielberg. ....................................... 27

4. Una aproximación a la responsabilidad civil médica y sanitaria a


propósito de la película Veredicto final.
Veredicto final (The Verdict). 1982. Dir. Sidney Lumet........................ 43

5. Los jueces ante las leyes injustas. Algunas reflexiones sobre la


película “Vencedores o vencidos”
Vencedores o vencidos (Judgment at Nuremberg). 1961. Dir.
Stanley Kramer. ........................................................................................... 63

6. Transiciones a la democracia.
Good Bye Lennin. 2003. Dir. Wolfgang Becker. ................................... 75

7. Blanqueo de capitales a través de paraísos fiscales.


La tapadera (The firm). 1993. Dir. Sydney Pollack............................... 87

8. Libertad vs. Seguridad.


Fahrenheit 451. 1966. Dir. François Truffaut........................................ 95

9. Silencio, se rueda: Matrimonio de conveniencia. El fenómeno de


la inmigración y el problema de los denominados “matrimonios de
conveniencia” en España.
Matrimonio de conveniencia (Green Card). 1990. Dir. Peter Weir..... 107
10. Breve análisis del papel de las Operaciones de Mantenimiento
de la Paz de Naciones Unidas a la luz de la actuación de UNPROFOR
en la guerra de Bosnia.
En tierra de nadie (No Man´s Land). 2001. Dir. Danis Tanovic. ........ 123

11. Una aproximación a la responsabilidad civil médica y sanitaria


a propósito de la película Veredicto final.
Acción civil (A Civil Action). 1998. Dir. Steven Zaillian. .................... 137

12. Testigo de cargo y verdad procesal.


Testigo de cargo (Witness for the Prosecution). 1957. Dir. Billy
Wilder......................................................................................................... 153

13. Reconversión industrial, globalización y relaciones de trabajo.


Los lunes al sol. 2002. Dir. Fernando León de Aranoa........................ 167
PRESENTACIÓN

Sin duda hay dos razones que han motivado la concepción de esta obra:
por un lado, el hecho incuestionable de que una imagen vale más que mil
palabras; la imagen domina la Sociedad, y los jóvenes universitarios se
sienten atraídos por ella; y, por otro lado, la idea de la necesidad de innovar
en la docencia y de transformar la pedagogía universitaria –que nos viene
“impuesta” por el futuro Espacio Europeo de Enseñanza Superior–, de
utilizar nuevos recursos docentes para atraer la atención del alumnado. Una
carrera tan tradicional como es la Licenciatura en Derecho debe impregnase
por la modernidad que supone el uso de los medios audiovisuales como
recurso docente. De ahí que en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas
de la Universidad Miguel Hernández de Elche hayamos optado por la
incorporación del Cine como herramienta en la docencia, de la que se
beneficiarán no sólo los estudiantes sino también los profesores, que nos
dedicamos a enseñar los problemas jurídicos y la forma de solucionarlos.
Las relaciones entre el Cine y el Derecho siempre han existido, pues casi
todas las ramas del Derecho –Derecho público y privado– tienen que ver
con algún aspecto del Cine; y, por su parte, el Cine se ha ocupado,
inevitablemente, del Derecho pues es imposible relatar una historia sin
ofrecer datos jurídicos.
En este contexto, Cine y Derecho en 13 películas pretende ser una
introducción al Derecho a través del cine, si bien permite una reflexión más
profunda sobre el fenómeno jurídico a aquellos que ya estén iniciados en el
estudio del Derecho.
Los objetivos a cumplir, a través del comentario de diferentes películas
de temática jurídica, son los siguientes: a) mostrar el múltiple reflejo del
Derecho en el Cine a lo largo de todo el siglo XX sobre todo, en el cine
contemporáneo; b) analizar las concepciones jurídicas dominantes en el
Cine; c) tomar conciencia de algunos de los muchos aspectos y problemas
del Derecho través del análisis de su presencia en películas diversas; y, d)
fomentar el desarrollo del “punto de vista jurídico” en el análisis de la
realidad.
En definitiva, se abordan los conflictos de las disciplinas jurídicas a
través de secuencias fílmicas, relacionando ambos binomios –Cine y
7
Presentación

Derecho– y a profesionales de diferentes disciplinas a través de películas


como Veredicto final, Vencedores o vencidos, La tapadera, Matrimonio de
conveniencia, Acción civil o Testigo de cargo.

Elche, Enero 2008.

Alfonso Ortega Giménez


Purificación Cremades García
Profesores de la Universidad Miguel Hernández de Elche

8
1. El Jurado en la Historia de España.
El crimen de Cuenca. 1979. Dir. Pilar Miró.

Ficha técnica:

x Director: Pilar Miró


x Nacionalidad: España
x Año de producción: 1979
x Duración: 91 minutos
x Guión: Lola Salvador Maldonado y Pilar Miró, sobre una idea de
Juan Antonio Porto
x Fotografía: Hans Burmann (Color)
x Género: drama
x Reparto: Amparo Soler Leal, Antonio Orengo, Assumpta Serna,
Daniel Dicenta, Eduardo Calvo, Félix Rotaeta, Fernando Rey,
Francisco Casares, Francisco Merino, Guillermo Montesinos, Héctor
Alterio, José Caride, José Manuel Cervino, José Vivó, Juan
Lombardero, Marisa Tejada, Mary Carrillo, Mercedes Sampietro,
Vicente Cuesta,
x Estreno: 13 de agosto de 1981 en Barcelona y el 17 en Madrid

Sinopsis:

En 1913, Gregorio Valero Contreras y León Sánchez Gascón, amigos y


vecinos de Osa de La Vega (Cuenca) son detenidos como autores de la
muerte de José María Grimaldos López. Los dos hombres confiesan el
crimen después de ser sometidos a torturas. La causa fue enjuiciada en 1918
por un jurado popular en la Audiencia Provincial de Cuenca condenándolos
a dieciocho años de cárcel. Una década después Grimaldos regresa al
pueblo.

9
El Jurado en la Historia de España

Autores:

Prof. Ricardo Gómez Rivero.- Catedrático de Universidad (Área de


Historia del Derecho y de las Instituciones). Universidad Miguel Hernández
de Elche. Especialista en Historia de la Administración de Justicia. Entre sus
trabajos destacan El Ministerio de Justicia en la Edad Moderna, El Tribunal
del Jurado en Albacete (1888-1936), y Los Jueces del Trienio Liberal.

Prof. José Antonio Pérez Juan.- Profesor de Historia del Derecho y de


las Instituciones. Ha investigado la historia de los Derechos fundamentales
en el siglo XIX, publicando distintos trabajos sobre la libertad de imprenta y
el tribunal del Jurado.

Comentario:

La película constituye uno de los primeros trabajos de la directora Pilar


Miró. Estrenada en agosto de 1981 fue objeto de censura por las autoridades
de la joven democracia española. En aquellas fechas, en las que la
independencia y efectividad del poder judicial o el buen nombre de la
Guardia Civil estaban en entredicho, el filme no suscitaba entre el público
sentimientos de simpatía ni afables comentarios hacia estamentos tan
respetables.
Esta trágica historia transcurre en la provincia de Cuenca. El 21 de
agosto de 1910 desaparece en el municipio de Osa de la Vega José María
Grimaldos, natural de Tresjuncos. Los familiares del desaparecido acusan a
sus vecinos León Sánchez y Gregorio Valero ante el juez de Belmonte. No
obstante, la apertura de diligencias no progresaría por falta de pruebas,
archivándose el expediente en septiembre de 1911. Dos años más tarde,
Grimaldos continúa sin aparecer. En este tiempo es destinado a Belmonte un
nuevo juez, Emilio Isasa Echenique, quien con la intención de actuar con
dureza y severidad, atiende las peticiones de la familia de Grimaldos y
ordena la detención inmediata de Valero y Sánchez. Ambos, torturados por
la Guardia Civil, acaban por confesar el supuesto delito. El 25 de mayo de
1918 la Audiencia de Cuenca, en juicio por Jurado, conocía la causa por el
delito de homicidio seguida contra León Sánchez Gastón de 33 años,
soltero, natural y vecino de Osa de la Vega, yesero, sin instrucción y
Gregorio Valero Contreras, de 33 años, casado, natural y vecino del mismo
municipio, jornalero. Estaban representados, respectivamente, por Ruperto
Canales y Pedro Andrés Zarruela y como ponente en la causa actuó el
presidente Aurelio Ballesteros y Torrecilla.
10
Cine y Derecho en 13 películas

Media hora escasa estuvieron deliberando los doce jueces de hecho. El


veredicto fue de culpabilidad. Las preguntas formuladas al Jurado fueron las
siguientes 1 :
1.- León Sánchez, ¿es culpable de haber dado muerte a José María
Grimaldos López, en acción conjunta con otro, el día veintiuno de
agosto de mil novecientos diez, en término de Osa de la Vega? Sí.
2.- Gregorio Valero Contreras, ¿es culpable de haber dado muerte a
José María Grimaldos López, en acción conjunta con otro, el día
veintiuno de agosto de mil novecientos diez, en término de Osa de
la Vega? Sí.
3.- ¿Concurre la circunstancia de que los dos procesados referidos
estaban, en el momento expresado en las anteriores preguntas,
armados de garrota y cuchillo, mientras el José María Grimaldos
estaba solo e inerme? Sí.
4.- ¿Se aprovecharon el León Sánchez y el Gregorio Valero de las
sombras de la noche para buscar mejor su impunidad al realizar el
hecho referido en las dos primeras preguntas? Sí.
6.- León Sánchez Gascón, ¿se hallaba embriagado al ejecutar el hecho
que se expresa en la primera pregunta? No.
7.- León Sánchez Gascón, ¿acostumbraba a embriagarse? No.
8.- Gregorio Valero Contreras, ¿se hallaba embriagado al ejecutar el
hecho que se expresa en la pregunta segunda? No.
9.- Gregorio López Valero, ¿acostumbra a embriagarse? No.
10.- Momentos antes de ocurrir el hecho expresado en la primera
pregunta, ¿tiró el José María Grimaldos una silla contra León
Sánchez Gascón, lo cual produjo en éste arrebato y obcecación
para ejecutarlo? No.
11.- Momentos antes de ocurrir el hecho expresado en la segunda
pregunta, ¿tiró el José María Grimaldos una silla contra Gregorio
Valero Contreras? No.
12.- Gregorio Valero Contreras, ¿realizó el hecho expresado en la
pregunta segunda arrebatado y obcecado por el golpe de silla que
le dio José María Grimaldos? No.

Una vez abierto el juicio de derecho el fiscal manifestaría que los hechos
eran constitutivos de un delito de homicidio, siendo autores los dos
procesados, en quienes concurrían las circunstancias agravantes de
nocturnidad y abuso de superioridad. Además, solicitaba que se impusiera a

1
GÓMEZ RIVERO, R., El Tribunal del Jurado en Albacete (1888-1936), Albacete, 1999, pág. 90, en
nota al pie.

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El Jurado en la Historia de España

cada uno de ellos la pena de veinte años de reclusión temporal, accesorias y


que indemnizaran a la familia del interfecto con la cantidad de cuatro mil
pesetas. Las defensas se mostraron conformes con la calificación del
acusador público, si bien pedían que se impusiera la pena en su grado
mínimo, esto es, diez y siete años, cuatro meses y un día de reclusión
temporal. En el fallo fueron condenados cada uno de los procesados a diez y
ocho años. El 4 de julio de 1925 los reos fueron puestos en libertad gracias a
un indulto. Habían cumplido doce años y dos meses de cárcel. Tiempo
después, José María Grimaldos regresaba al pueblo. La noticia alcanzó
enorme trascendencia, obligando al ministro de Gracia y Justicia a intervenir
e instar la interposición de recurso de casación ante el Tribunal Supremo.
Según Jiménez de Asúa los dos motivos concretos que produjeron el
error judicial fueron, de un lado, las presiones de la opinión pública, y de
otro, las torturas utilizadas para obtener la confesión de los acusados 2 .
Asimismo, apunta este penalista, la responsabilidad última del atropello
cometido en la provincia de Cuenca corresponde a la opinión pública,
representada en los habitantes de Tresjuncos; al juez instructor que autorizó
y consintió el uso de la violencia; a la Guardia Civil que obtuvo la confesión
torturando a los reos y, finalmente, al propio José María Grimaldos y su
familia 3 . A pesar de esta cualificada opinión doctrinal la prensa de la época
atribuyó el error al tribunal del Jurado. Era una oportunidad única para
lanzar teas incendiarias contra esta institución judicial que tantas pasiones
enfrentadas había levantado en nuestro país históricamente. Al respecto,
baste reproducir parcialmente el artículo publicado el 9 de marzo de 1926 en
el diario El Debate, periódico ultra católico y enemigo declarado de cuanto
sea liberalismo y democracia:
“De lo que hasta ahora se conoce no nace culpa alguna imputable ni a
los instructores del sumario ni a los magistrados que dictaron la sentencia, ni
al sistema judicial imperante (…) El error, si es que existe, ha de cargarse a
la cuenta exclusiva del Jurado, que tanto entusiasma a los esforzados
paladines de las libertades públicas. El sumario se limita a recopilar pruebas,
que, practicadas luego en el juicio oral, son apreciadas libremente por los
jueces populares. Los magistrados no tienen más misión que aplicar como
autómatas la pena que señala el Código al delito definido, incluso con
circunstancias modificativas, en el veredicto. Al Jurado, pues, alcanza la

2
JIMÉNEZ DE ASUA, L., “El error judicial (A propósito de un caso reciente)”, en Revista Penal
Argentina, tomo VII, 1927, Buenos Aires, pág. 28
3
JIMÉNEZ DE ASUA, “El error judicial”, págs. 47 y ss.

12
Cine y Derecho en 13 películas

responsabilidad de lo ocurrido, en la hipótesis de que exista el yerro. Tomen


nota de este hecho los ardientes defensores del pueblo-juez” 4 .
¿A qué se debe este ataque tan duro contra la institución del Jurado?
Para dar respuesta a esta cuestión y comprender su significado debemos
repasar la historia de la Justicia popular en nuestro país. Es sabido que el
siglo XIX en España se caracteriza por una gran inestabilidad política. La
lucha ideológica entre progresistas y moderados, reflejada en el vaivén de
textos constitucionales, tendrá sus efectos en la regulación del Jurado. A
nadie debe sorprender que la Justicia popular nazca como una reivindicación
de las tendencias políticas progresistas. El sueño liberal de que el pueblo
imparta Justicia será una de las máximas defendidas por los sectores más
exaltados, convirtiéndose, al mismo tiempo, en objeto de repulsa para los
conservadores.
En España, la intervención popular en la administración de Justicia es
regulada por primera vez en el Estatuto de Bayona de 1808. En su artículo
106 se establecía la publicidad del proceso criminal mediante las formas del
juicio oral y la posibilidad de que las primeras Cortes tratasen el tema de si
era o no conveniente la implantación del juicio por jurados. Años más tarde,
el artículo 307 de la Constitución española de 1812 reconocía que si las
Cortes lo estimaban necesario se distinguiría entre jueces de hecho y de
derecho. La primera vez que se llevó a la práctica la institución del Jurado
será en la etapa del Trienio Liberal. La ley de imprenta de 22 de octubre de
1820 contemplaba en sus artículos 36 a 68 del título VI la existencia del
Jurado. En esta ocasión se implantará de forma experimental y
exclusivamente para los delitos cometidos a través de la imprenta. El
procedimiento se iniciaba con la presentación de la denuncia por escrito.
Acto seguido se realizaba el sorteo de los cinco jurados que debían decidir si
había o no lugar a la formación de la causa. En caso afirmativo, el juez
adoptaba de inmediato una serie de medidas preventivas, entretanto se
elegían a los siete jueces de hecho que formarían el Jurado de calificación.
La llegada de los cien mil hijos de San Luís en 1823 acabará con la Justicia
popular en nuestro país.
Trece años después, con el restablecimiento del texto fundamental
gaditano como consecuencia de los sucesos de La Granja, se recuperaba la
vigencia del Jurado para los delitos tipográficos. La Constitución de 1837,
acogiendo las peticiones de los sectores progresistas, proclamaba en su
artículo 2 que la calificación de los delitos de imprenta correspondía
exclusivamente a los jurados. Sin embargo, emplazaba para un futuro el

4
El Debate, 9 de marzo de 1926, citado en ALEJANDRE, J.A., La Justicia popular en España.
Análisis de una experiencia histórica: los Tribunales de Jurados, Madrid, 1981, pág. 223.

13
El Jurado en la Historia de España

establecimiento del juicio por Jurados para toda clase de delitos. El 17 de


octubre de ese mismo año se recuperaba la vigencia de la ley de imprenta
del Trienio Liberal. Dicha regulación, con algunas modificaciones, estuvo
en vigor hasta la llegada de los moderados al poder.
A partir de ese momento la Justicia popular estuvo condenada al
ostracismo. La Constitución española de 1845 no contemplaba en su
articulado referencia alguna al Jurado. Es más, desde el gobierno
conservador se lanzó una campaña de difamación y desprestigio contra el
funcionamiento de los tribunales populares y los jueces de hecho. Esta
tendencia, con un breve paréntesis en 1854 consecuencia del triunfo
progresista, se mantendrá hasta la revolución de septiembre de 1868. El
artículo 93 de la Constitución de 1869 admitía el juicio por jurados para
todos los delitos políticos y aquellos comunes que determinara la ley. En
principio este nuevo mandato constitucional no parecía distinguirse de los
anteriores. Sin embargo, a diferencia de aquellas primeras etapas, esta vez sí
se cumpliría. La ley provisional de enjuiciamiento criminal de 22 de
diciembre de 1872 reguló la institución del Jurado en el título IV del libro II,
artículos 658 a 785. Estaba compuesto de doce jurados y tres magistrados. A
los primeros correspondía declarar la culpabilidad o inocencia del
procesado, apreciando la concurrencia o no de circunstancias atenuantes y/o
agravantes, y precisando el grado de ejecución del delito; a los magistrados
incumbía la aplicación de las penas correspondientes, determinando la
responsabilidad civil que el procesado o terceras personas hubieran
contraído. Conocía tanto de los delitos de imprenta como de los políticos y
comunes más graves castigados con pena superior a presidio mayor. El
Jurado comenzará a funcionar en un clima de inestabilidad política y social.
La abdicación de Amadeo de Saboya, la proclamación de la primera
República y el levantamiento cantonal no fueron el escenario más adecuado
para la participación del pueblo en la Administración de Justicia.
Con el inicio de la Restauración, el ministro de Gracia y Justicia,
Francisco de Cárdenas, firmaba un decreto suspendiendo la vigencia del
Jurado. Como motivos para esta decisión se alegaban el retraso en la
administración de Justicia y la carga que supone ser jurado, de la que
muchos trataban de eximirse. Tanto la Constitución de 1876 como la Ley de
Enjuiciamiento Criminal de 1879 y la procesal de 1882 ignoraron el Jurado.
No obstante, la significación de esta institución y sus primeras experiencias
fueron para sus defensores, pese a las críticas adversas que había padecido,
lo bastante positivas como para mantener vivo el interés y la necesidad de su
recuperación. El 20 de abril de 1888 se promulgaba la ley del Jurado. El
promotor de esta nueva experiencia fue el jurista Manuel Alonso Martínez,
por aquel entonces ministro de Gracia y Justicia. El tribunal del Jurado se
14
Cine y Derecho en 13 películas

compondría, según el artículo primero de la citada ley, de doce jurados de


hecho y de tres magistrados o jueces de derecho. Además asistirían a sus
sesiones dos jurados suplentes para los casos de enfermedad o indisposición
de algún jurado titular. Como podemos observar esta regulación es idéntica
a la normativa de 1872, si bien se introduce como novedad la existencia de
jurados de reserva. Los jueces de hecho declararían la culpabilidad o
inculpabilidad de los procesados respecto de los hechos que en concepto de
delito les atribuyera la acusación, así como la concurrencia o no de los
demás circunstancias modificativas de la penalidad. A los magistrados
correspondía hacer en derecho las calificaciones jurídicas de los hechos que
el Jurado hubiese declarado probado, imponiendo a los culpables las penas
que les correspondieran y las responsabilidades civiles. Para ser juez de
hecho era necesario tener más de treinta años, estar en el pleno goce de los
derechos civiles y políticos, saber leer y escribir y ser cabeza de familia y
vecino en el término municipal respectivo, con cuatro años como mínimo de
residencia en el mismo. Los que no fueran cabezas de familia podrían
también ser jurados, siempre que reunieren las demás condiciones, cuando
estuvieren en posesión de algún título académico o profesional, o hubieran
desempeñado algún cargo público con salario mensual igual o superior a
tres mil pesetas. Asimismo, tendrían idéntica capacidad los que fueran o
hubieran sido concejales, diputados provinciales, diputados a Corte o
senadores, y los militares o miembros de la armada retirados. La mujer
estaba excluida de formar parte del Jurado. El desempeño del cargo era
obligatorio, percibiéndose en contraprestación unas escasas dietas. Conocerá
de aquellos delitos que mayor alarma social producen. En este sentido se
opta por un sistema de lista recogida en el artículo 4 en el que se incluyen
atentados contra las instituciones del Estado, la vida y el honor de las
personas, así como los de imprenta. Entre otros, y sin ánimo de ser
exhaustivos, señalar los de traición; contra la forma de gobierno; de los
funcionarios públicos contra el ejercicio de los derechos individuales;
falsificación; cohecho; malversación de caudales públicos; asesinato,
homicidio; parricidio; violaciones, lesiones, robo e incendio. El juicio oral
comenzaba con la declaración por el juez de la apertura del período
probatorio. Una vez se hubieran practicado las pruebas, las partes podrían
reformar sus escritos de conclusiones provisionales, las cuales no podrían
recoger ninguna alusión a la pena, limitándose a apreciar las pruebas
prácticas, calificar jurídicamente los hechos y determinar el grado de
participación de los procesados. A continuación el presidente del tribunal
realizaba un resumen de las pruebas, de los informes de las partes, así como
de las manifestaciones de los acusados. Acto seguido los jueces de hecho
eran consultados sobre la oportunidad o necesidad de realizar nuevas
15
El Jurado en la Historia de España

diligencias, formulando el presidente, en caso negativo, las preguntas que el


Jurado tenía que contestar conforme a las conclusiones de la acusación y la
defensa. Finalmente, el Jurado se retiraba a deliberar sobre el veredicto que
debía adoptarse por mayoría absoluta de votos, sin que ninguno de los
jueces de hecho pudiera abstenerse. En caso de empate se entendía votada la
inculpabilidad. Si el veredicto era de culpabilidad se procedía por el fiscal y
el resto de las partes procesales a presentar sus correspondientes informes
sobre la pena y la responsabilidad a imponer al acusado. La inculpabilidad
suponía la inmediata puesta en libertad del procesado.
El funcionamiento de la institución ocasionó graves trastornos a los
ciudadanos. Quienes poseían mayores conocimientos y capacidad para
participar en la administración de Justicia procuraban no estar en el tribunal.
La ley carecía de los instrumentos necesarios para evitar el abstencionismo.
Esta circunstancia, ligada a las artimañas procesales utilizadas por los
abogados defensores para dificultar y ralentizar el proceso, motivó que se
encontraran dificultades para constituir el tribunal. En estas fechas surgirán
los denominados “jurados de oficio”, personas con escasos recursos
económicos, y en la mayoría de las ocasiones, sin formación, que se
prestaban a servir como jurados para obtener las exiguas dietas que se
recibían por desempeñar este oficio. Son numerosas las anécdotas que se
relatan en los periódicos de la época y en los distintos estudios que sobre el
Jurado se han publicado hasta la fecha. A título de ejemplo recordar aquel
veredicto por homicidio en el que el Jurado había escrito sí o no.
Interrogados los jueces de hecho por la razón de voto tan extraño,
respondieron que habían escrito aquello porque a la cabeza de la papeleta
estaba escrita la fórmula: El Jurado responderá sí o no 5 . Los defectos de la
ley y los vicios de funcionamiento del Jurado señalados favorecían la
arbitrariedad de los veredictos, respecto de los cuales los jueces de hecho a
menudo adoptaban criterios impredecibles, no consecuentes con la
actuación procesal y con una clara tendencia absolutoria.
La experiencia duró treinta y cinco años. El 21 de septiembre de 1923 el
Directorio militar decretaba la suspensión del Jurado.
Con la proclamación de la segunda República se restablece el Jurado en
nuestro país. El artículo 103 de la Constitución de 1931 admite la
5
De igual modo Saldaña cuenta, como muestra de la inseguridad y falta de criterios con que muchos
jurados actuaban, la historia de un tribunal popular sevillano que tras oír la exposición del fiscal
decidía para sí, absuelvo; después de la del defensor, condeno; y tras el resumen del presidente, pues
ya no sé que hacer. Un ejemplo más sería la del jurado que al oír la lectura del artículo de la ley que
establecía entre las incapacidades para el cargo la de ser quebrado no rehabilitado, alegó el
padecimiento de una hernia como excusa legal, SALDAÑA, Q., Ley del jurado comentada. Estudio
preeliminar. Glosas. Jurisprudencia, Madrid, 1935, págs. 31-32, citado en ALEJANDRE, J.A, La
justicia popular…, pág. 45.

16
Cine y Derecho en 13 películas

participación del pueblo en la administración de Justicia a través del Jurado,


cuya organización y funcionamiento se regularía por una ley especial. En
aquellas fechas se restablece la legislación de 1888 con importantes
modificaciones, a saber:
- Se reduce el número de jurados de doce a ocho.
- Se excluye al Jurado de los delitos de falsificación, falsedad y duelo.
- Se permite la participación de las mujeres como jueces de hecho en
los procesos por delitos pasionales cuando el ofensor y la víctima
fueran de distinto sexo.
- Elevación de la cuantía de las multas para los supuestos de
inasistencia al juicio sin la debida justificación.
- Limitación a dos, por cada una de las partes, del número de jurados
recusables sin expresión de la causa.
- Implicación del Jurado en cuestiones de derecho al referirse la
pregunta principal dirigida al mismo, no sólo sobre cuestiones de
hecho, sino también de derecho.

No será la última modificación que sufrirá la regulación del Jurado en


esta etapa. El 22 de septiembre de 1931, entre otras novedades, se excluían
de su competencia los delitos de robo con violencia en las cosas y la
imprudencia punible. Dos años más tarde se le privaba del conocimiento de
las causas por atentar contra la forma de Gobierno; las Cortes y sus
individuos; rebelión y sedición; asesinato, homicidio y lesiones, entre otras.
Finalizada la experiencia republicana la institución volverá a la
proscripción hasta su recuperación en 1978 al reconocer la Constitución
española, en su artículo 125, el derecho de los ciudadanos a participar en la
Administración de Justicia mediante la institución del Jurado. Este precepto
fue desarrollado por la ley orgánica 5/1995, de 22 de mayo, vigente en la
actualidad.

Bibliografía recomendada:

x ALCALÁ ZAMORA, N., “A propósito del Jurado”, en Boletín del


Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, num. 3, 1980, págs. 9-37.
x ALEJANDRE, J.A., La Justicia Popular en España. Análisis de una
experiencia histórica: los Tribunales de Jurados, Madrid, 1981.
x CULEBRAS PÉREZ, M.L., El jurado en el constitucionalismo
español, Alicante, 1997.

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El Jurado en la Historia de España

x FAIRÉN GUILLEN, V., Los Tribunales de Jurados en la


Constitución española de 1978, Madrid, 1979.
x GIBERT, R., “El Juicio por jurados en España”, en Revista de la
Facultad de Derecho de la Universidad complutense de Madrid, vol.
XV, 1971, núm. 42, págs. 571.
x GÓMEZ RIVERO, R., El Tribunal del Jurado en Albacete (1888-
1936), Albacete, 1999.
x JIMÉNEZ DE ASUA, L., “El error judicial (A propósito de un caso
reciente)”, en Revista Penal Argentina, tomo VII, 1927, Buenos
Aires, págs. 5-65.
x MARES ROGER, F., “El Tribunal del Jurado en la II República”, en
Boletín de Información del Ministerio de Justicia e interior, XLIX,
noviembre 1995, núm. 1760, págs. 99-101.
x PÉREZ-CRUZ MARTIN, A.J., “El Tribunal del Jurado en España:
pasado, presente y futuro, en Revista general del Derecho, XLVIII,
núm. 574-575 (julio-agosto) 1992, págs. 6533-6593.
x SÁNCHEZ RECIO, G., Justicia y guerra en España. Los tribunales
populares (1936-1939), Alicante, 1991.

Preguntas de reflexión:

1ª) ¿Crees que se hubiera dictado una sentencia distinta en caso de


haberse enjuiciado el crimen de Cuenca por magistrados
profesionales?
2ª) ¿Consideras que el juicio por jurados es más, o, menos equitativo
que la Justicia técnica?
3ª) ¿Piensas que los habitantes de la España de finales del XIX y
principios del XX no estaban preparados para administrar Justicia?
Y hoy en día, ¿lo estamos?

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