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En el curso siguiente comienzan las prácticas de disección a las que los estudiantes

acuden haciendo alarde de indiferencia ante el triste espectáculo de los cadáveres y


la muerte. Incluso algunos de ellos se dedican a hacerse bormas con los cuerpos. A
Andrés no le afecta especialmente la vista de los cadáveres y su disección, pero si
mostraba rechazo al trato que se dispensaba a los cadáveres, irrespetuoso. Pero la
disección y la anatomía le producían interés, en el sentido de que constituye el
estudio de la vida.

Por lo que respecta a sus miagos, Aracil se había convertido de laguna forma en el
líder de un grupo, en el que seguían Montaner y el propio Andrés. También habia
otros chicos provincianos, Massó el catalán por ejemplo. Pero en general Aracil,
Montaber y Hurtado manifestaban un rechazo por los chicos de provincias, de clase
baja y aficionados a lo vulgar, como los juegos de cartas. Huyendo de ese ambiente,
Andrés empieza a recopilar y leer, con esfuerzo, libros de filosofía de Kant y
Schopenhauer, entre otros. No comparte su estudio de esas obras con nadie,
excepto con su amigo Sañudo del instituto, del que también va alejandose por su
excesiva pasión por la música, que Andrés no comparte ni entiende. Le acompaña a
cafés donde se interpreta música, pero al final Andrés huyo de ese ambiente,
frencuentado también por gente de mal vivir y que considera peligroso. Comienza a
visitar a su amigo Fermín Ibarra, encamado permanentemente con artritis. Ante él,
valora positivamente la vida, al verse el propio Andrés libre de esos males, pero
finalmente le queda una sensación de que la vida es algo feo y doloroso.

Capítulo VII: Aracil y Montaner

Terminado el curso, Andrés pasa el verano solo en Madrid sin sus amigos. Lo
dedica a leer una larga lista de novelas. En el nuevo curso, se desilusiona con la
asignatura de Fisiología, de la que esperaba mucho más, al tratrse de la ciencia de
la vida, pero el profesor es malo y sus textos peores. Tal como dice Julio Aracil,
buscar el aprobado y punto. Y es que Julio es práctico y vivo como el que más.
Aprueba todo, casi sin estudiar, buscando la ayuda de estudiantes no tan
espabilados como él. Es presumido y galán, y considera el dinero como lo mñas
importante, algo a lo que habñia que dedicar todos los esfuerzos. Es de Mallorca, y
es que se diría que es todo un fenicio (antiguo pueblo comerciante del oriente
mediterráneo), un semita tal como diría su tío Iturrioz, que divide a los españoles
entre ibéricos, pasionales, y semíticos, fríos, listos y comerciantes. Montaner es del
mismo palo, semítico, tranquilo y comodón, y Andrés acaba haciéndose buen amigo
suyo. Acabado el curos, Julio volvió con su familia y quedaron en Madrid, Montaner
y Andrés. Los dos critican a Aracil por su egoñismo, pero cuando vuelve se reúnen
con él.

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