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CENACULO DIA 14 DE MAYO DE 2019

ASI LO HA DICHO

“Pero El le contestó. Está escrito: no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios” (Mateo 4,4)

Jesús le hace frente a Satanás con la palabra de Dios. Hagamos nosotros lo mismo.

En la Biblia están todas las claves para nuestra victoria .La Biblia está llena de promesas
de Dios para nosotros. Promesas de sanidad (Isaías 53,5), de salvación (Hechos 16,31) y
de toda clase de bendiciones. Los requisitos para conseguirlas son La FE y la
OBEDIENCIA.

Dios cumple su pacto. Da igual el tiempo o las circunstancias. No miremos nuestras


circunstancias, errores o limitaciones. Miremos a Dios “porque para Dios no hay nada
imposible” (Lucas 1,37). Todos estamos pidiendo algo y Dios nos puede dar
infinitamente más (Efesios 3,20). Nada ni nadie impedirá que lo que te pertenece
llegue a tus manos y permanezca porque escrito está “Yo iré delante de ti, allanando
señoríos; destruiré las puertas de bronce, arrancaré los cerrojos de hierro; te daré los
tesoros ocultos, las riquezas escondidas, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de
Israel, que te llamo por tu nombre.” (Isaías 45, 2-3)

Por nuestra parte debemos crear las condiciones para que se abran las puertas de las
bendiciones que Dios ya tiene preparadas para cada uno de nosotros desde siempre.
De ti depende que las recibas. Las llaves para abrir esas puertas son creerle y
obedecerle. Si no obedeces o no crees no habrá bendiciones. La incredulidad y la
desobediencia solo traen una vida sin frutos y sin bendiciones. Aunque en algunos
momentos pueda parecer lo contrario, cuando a los que están en pecado parece irles
bien, es un engaño del enemigo, es algo pasajero. (Hebreos 3, 7-8). La desobediencia
no es solo en grandes pecados (matar, robar, fornicar…) también debemos tener
cuidado con cosas pequeñas como mentir, criticar, no perdonar, tener únicamente
amargura, desperdiciar el alimento, no cuidar de los padres o del hogar, etc.

Lo más importante que tenemos que hacer es trabajar por nuestra salvación (Filipenses
2, 12-13). Dios es quien produce en nosotros el querer y el hacer por eso nos tenemos
que volcar en El. Dios no nos deja ni un solo día hasta que se cumplan en nosotros
todas las promesas y bendiciones. En Génesis 28, 15 nos dice” Yo estoy contigo; yo te
guardaré donde quiera que vayas, te haré volver a esta tierra y no te abandonaré hasta
que cumpla lo que he prometido”. Nosotros tenemos que usar esas bendiciones para
nuestra salvación. La Biblia está llena de recomendaciones, sobre todo para los
tiempos de crisis, para que las bendiciones de Dios permanezcan durante todo el
tiempo y si no las conocemos las perderemos.
Podemos perder las bendiciones recibidas porque dejamos de darles valor y volvemos
a cuestionar a Dios. Esto ocurre a menudo cuando se nos olvida de donde nos sacó
Dios. Nos olvidamos del dolor pasado y perdemos el Cielo. Nos hacemos cómodos en
la lucha, nos volvemos tibios y perdemos nuestras bendiciones. Así puede suceder en
algunos restaurados que por su comodidad y pereza han perdido esa restauración.
Debemos mantenernos siempre firmes en la lucha como dice el Salmo 119, 5-6 “ojalá
este firme mi camino, para cumplir tus decretos; entonces no sentiré vergüenza al
mirar tus mandatos “. No nos descuidemos. Sabemos que si hubiésemos cuidado lo
que Dios nos ha dado nuestra situación sería diferente.

Si has tomado malas decisiones, si has perdido el rumbo, si tus decisiones no han sido
las correctas, hoy tu vida puede dar un giro. El Señor hoy vuelve a abrirte los brazos y a
decirte aquí estoy. Igual que hizo con el pueblo de Israel en el desierto y lo mismo que
hizo con Pedro después de sus negaciones, cuando corrigieron su actitud el pueblo
recibió la tierra prometida y Pedro fue el primer Papa. Hoy puedes levantarte de tus
cenizas y hacer grandes cosas. En los momentos difíciles tenemos que creer que esto
no es lo que Dios quiere para nuestras vidas y empezar a caminar con fe. No solo de
pensamiento sino de corazón. Dios puede cambiar tus circunstancias, tu depresión tu
tristeza. Dios te ha llamado para algo más grande. Digámosle: Señor, visítame como
visitaste a Saulo porque yo también estoy ciega y necesito ver para que mi vida tome la
verdadera dirección.

Para que esto suceda debemos estar alimentados de lo que El ha dicho. Nos sentimos
sin armas para combatir porque no conocemos la Palabra. TENEMOS QUE LEER LA
BIBLIA y conocerla y hablarla. Tu no dependes de lo que digan un hombre o una mujer,
un sacerdote o un pastor, los medios de comunicación, la economía…. TU DEPENDES
DE LO QUE HA DICHO NUESTRO DIOS. Y es que no solo de pan vive el hombre sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.

Hoy Dios la boca de Dios nos habla de victoria. Dios te ha dicho que cuidará de ti. La
victoria ya es tuya. Créelo y recíbelo en tu corazón. Los cristianos no somos de los que
nos asustamos y retrocedemos porque sabemos que si Dios lo ha dicho lo hará.
Cuando el enemigo te confronte de cualquier modo tienes que decirle : Vete de mi
porque mi Dios así lo ha dicho y nada puede detenerme ni asustarme mientras yo
conozca y hable lo que Dios ha escrito para mi.

Lleva esto a la práctica porque es la mejor manera de agradar a Dios.

Bendiciones

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