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¿Cómo es posible que haya personas que estén dispuestas y sean capaces de cometer
atentados terroristas de tal magnitud? Desde el punto de vista psicológico se explica que una persona
atormentada y con muy bajo concepto de sí misma, quiera y pueda hacer “algo grande” que le permita
ser apreciada y querida por un grupo determinado. Estas personas están psicológicamente convencidas
de que están haciendo un gran bien, ya que el lavado de cerebro al que han sido sometidas les hace
pensar que la sociedad debe de ser destruida para que nazca una mejor.
El hecho de que estas personas conozcan lo que otras llamamos bien y que ellos continúen
llevando a cabo atentados, significa que eso que el resto denominamos bien, no es totalmente
comprensible para ellos, ya que no pueden apreciarlo interiormente, por lo que actúan a la medida de
su conocimiento, demostrando que la maldad de cada persona es el bien que su conciencia es capaz
de comprender en ese momento, puesto que, en consciencia, nadie mataría si supiera que está
haciendo el mal. También es sabido que ha habido terroristas que han realizado esos actos execrables
bajo los efectos de las drogas, lo que constata las dudas y el miedo que les ofrecía la relatividad
bien/mal ante la que se encontraban, necesitando la desconexión de la consciencia y la actuación
automatizada para llevarlos a cabo.
Cuando la humanidad tome consciencia de la única y real hermandad humana, de los valores
eternos, de las Leyes Mayores, de la única Moral, entonces el mal irá definitivamente desapareciendo
de los actos humanos. Cuanto mayor despertamiento de consciencia tengamos, mayor comprensión
del bien, y menor cabida para el mal habrá.
Podemos hacer una analogía entre el bien y la luz. La oscuridad no existe, pero la percibimos
cuando nos falta luz. Si las penumbras y sombras las percibimos como malignas, destruyendo los
objetos que las proyectan, desaparecen también las penumbras y las sombras. No aumentamos la luz,
pero destruimos lo que entendemos que no debería de existir, porque es malo.
Esto lo ha hecho siempre el género humano: destruir lo que genera sombras, dudas, miedo;
en definitiva, aquello que no se comprende. Pero esto aumenta la oscuridad, no aumenta la luz. Todavía
demasiadas personas, incluyendo criminales, piensan que les falta luz por culpa de los demás, porque
les obstruyen el paso de la luz, y tienden a destruir lo que obstaculiza el fluir de su luz. Ellos suponen
que hacen bien. Cuando comprendan que la Luz Mayor brota del interior de los seres, ya no necesitarán
odiar ni matar; descubrirán que el único obstáculo es uno mismo, uno mismo es el infiel al que hay
que destruir, el hombre viejo. Entonces sólo cultivarán su propia Luz Interior.
También es cierto que el terrorismo consigue, a través del miedo, estancar la evolución, puesto
que el objetivo final de la evolución es una fraternidad y una educación globales, basadas en el amor.
Como consecuencia de esos atentados, algunos países dicen tener ahora miedo de recibir terroristas
entre los inmigrantes que pretenden encontrar la paz que no existe en sus países, factor éste que se
añade a la hipótesis de la desestabilización social que produciría su llegada. Se trata de retos que deben
hacernos reflexionar y que deberán ser inexorablemente incluidos en futuras líneas de mejora de la
sociedad.
Ante la violencia y el terrorismo, sea de la clase que sea, y como ya he mencionado en otras
ocasiones, no podemos permanecer impasibles, debemos trabajar para ayudar con las herramientas
que disponemos. Cuando tengamos conocimiento de un acto violento, nuestra primera ayuda debe
estar dirigida a las víctimas a través del Comité de Ayuda Espiritual o del Comité de Ayuda Silenciosa,
que se dedica a auxiliar a quienes han pasado la transición y, especialmente, a quienes lo han hecho
de manera violenta. Nuestra segunda ayuda debe ser para los allegados de las víctimas, enviándoles
Ordo Rosae Crucis
Oficina del Gran Maestro GRAN LOGIA ESPAÑOLA
C/ Flor de Viola, 16 P.170 “Urb. El Farell” Telf.: 938.655.522
08140 – CALDES DE MONTBUI (Barcelona) Fax: 938.655.524
Querida soror, querido frater, hasta nuestro próximo encuentro, recibe todo mi cariño y mis
mejores deseos de Paz Profunda.
Sincera y fraternalmente,
Hugo Casas
Gran Maestro