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La evaluación: comprende los criterios que determinan los diferentes niveles de maduración de
las capacidades expresadas en los objetivos, así como los medios, instrumentos y actividades con
los que se pretenden abordar los procesos de evaluación de los aprendizajes. Abarca también el
conjunto de actividades, medios e instrumentos que ayuden a evaluar si los procesos de
enseñanza se han desarrollado en las condiciones más adecuadas.
Evaluar es valorar.
En nuestra Educación Cristiana destaca que el objetivo principal de la evaluación es orientar y
alentar la propia reflexión, acción de los creyentes discípulos y su autoevaluación. En
consecuencia, es muy importante la retroalimentación que reciben del maestro para lograr la
formación y transformación del individuo en el SER. Los maestros proporcionan a los
creyentes/discípulos informes formativos tanto en forma verbal como a través de escalas
numéricas que reflejan su nivel de rendimiento en relación con los objetivos de currículo. Estos
reportes deben basarse en múltiples formas de evaluación, no sólo en los exámenes. La evaluación
se usa para cultivar habilidades de aprendizaje activo, recurriendo a preguntas abiertas y
ayudándolos a resolver los problemas.