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Marxismo y Literatura

Raymond Williams

1.CULTURA
No es posible llevar a cabo ningún análisis cultural serio sin tomar conciencia del concepto
mismo: una conciencia debe ser histórica. Debemos recobrar la sustancia con la cual las
formas de los conceptos fueron moldeadas.
Sociedad, economía, cultura: cada una de estas “áreas”, tomadas ahora como concepto, es
una formulación histórica relativamente reciente.
•“Sociedad” era una activa hermandad, camaradería, un hacer común, antes de convertirse
en la descripción de un orden o sistema general.
•“Economía” era el manejo del hogar y, luego, el manejo de una comunidad, antes de
convertirse en la descripción de un determinado sistema de producción, distribución e
intercambio.
•“Cultura” antes de estos recorridos era el cultivo y cuidado de cosechas y animales y, por
extensión, de las facultades humanas.
En su desarrollo moderno aquellos tres conceptos no se han movido en escala, pero cada
uno en algún punto crítico fue afectado por el movimiento de los otros.
La mayoría de las doctrinas sociales modernas comienzan a partir de estos conceptos, con
las marcas inherentes a su formación y sus problemas no resueltos, tomados como dados.
Existen entonces pensamientos "políticos", "sociales" o "sociológicos" y "económicos", qué
se creen como descriptores de distintas "Áreas", distintas entidades determinadas.
Para contestar nuestras preguntas debemos lograr reconocer los problemas inherentes a
los conceptos de "sociedad" y "economía", los que han pasado a conceptos como "cultura"
por la abstracción y limitación de aquellos términos. Esta es la ventaja del término cultura,
pero también la fuente de sus dificultades, de definición y comprensión.
A su vez, nada puede ser totalmente entendido hasta examinar el concepto moderno
decisivo del siglo XVIII: civilización.

"Civilización": un estado adquirido, qué podía ser contrastado con la "barbarie", un estado
alcanzado de desarrollo. Proceso secular y paulatino, histórico.
Las dos respuestas decisivas de tipo moderno fueron, primero, la idea de cultura, que
ofrecía un sentido diferente del crecimiento y del desarrollo humano y, segundo, la idea
del socialismo, que ofrecía una crítica, social e histórica y una alternativa a civilización” y
“sociedad civil” como condiciones alcanzadas y resueltas.

La "Cultura” fue una clasificación general de “las artes”, la religión, la institución y práctica
de significados y valores. La secularización y la liberalización de las formas metafísicas
precedentes. Sus medios y procesos eran humanos, subjetivos, formas cuasi-metafísicas;
“imaginación”, “creatividad”, “inspiración”, “estética”, y el nuevo y positivo sentido de “mito”
fueron, en efecto, compuestos en un nuevo panteón.
“Civilización” se transformó en un término ambiguo, por un lado era a) un luminoso y
progresivo desarrollo y, por el otro, b) un estado adquirido pero amenazado, volviéndose un
término retrospectivo a menudo asociado con las glorias obtenidas en el pasado.

Los dos conceptos se superponían nuevamente, pero como estados consolidados más que
como procesos continuos. Si la razón nos permitió crear formas más altas de orden social y
natural, la Historia era el establecimiento progresivo de sistemas más racionales, más
civilizados. Ambos términos, "cultura" y "civilización", eran una interpretación del desarrollo,
colmaban la capacidad humana.

La complejidad del concepto de “cultura” es remarcable.


A) Proceso interior, especializado. (Vida intelectual, artes)
B) Proceso general especializado. (Totalidad de las formas de vida)

El primer problema sustancial está en las actitudes hacia la “civilización”. Aquí, la


intervención decisiva del marxismo radica en el análisis de la “sociedad civil” y en lo que en
sus términos se conocía como “civilización” como una forma histórica específica la
sociedad burguesa creada por el modo capitalista de producción. Aquel del desarrollo
secular progresivo, obviamente; pero también aquel de un amplio desarrollo unilineal.
El socialismo sustituyó a la burguesía como el próximo y más alto estadio de desarrollo.
Se incluyó la historia material, la historia de las religiones y los Estados, proceso social
material, qué había sido previamente excluida, a la historia de la civilización. La separación
de la "cultura" de la vida social material ha sido tendencia dominante en el pensamiento
cultural idealista.

La noción original del “hombre haciendo su propia historia” recibió un nuevo y radical
contenido de este acento puesto en “el hombre haciéndose a sí mismo” a través de la
producción de los propios medios de su vida.

6.HEGEMONÍA
Definición tradicional: dirección política o dominación, especialmente en las relaciones entre
Estados. Según Marxismo: Relación entre las clases sociales, clase dirigente.
Gramsci la distinción entre "dominio" (se expresa en formas directamente políticas y en
tiempos de crisis por medio de la coerción directa o efectiva) y "hegemonía" (complejo
entrelazamiento de fuerzas políticas, sociales y culturales o las fuerzas sociales y culturales
activas que constituyen sus elementos necesarios).
La "hegemonía" es un concepto que incluye la "cultura" como un "proceso social total", y la
"ideología", en el que un sistema de significados y valores constituye la expresión o
proyección de un particular interés de clase. El concepto de "hegemonía" va más allá del
concepto de "ideología" en su reconocimiento de la totalidad del proceso social vivido,
organizado prácticamente por significados y valores específicos y dominantes, y no solo el
sistema consciente de ideas y creencias.
Solo se reconocían como "ideologías" a formas plenamente articuladas y sistemáticas. El
concepto de hegemonía es diferente en su rechazo a igualar la conciencia con el sistema
formal articulado que puede ser abstraído como "ideología". Esto no excluye a los
significados, valores y creencias articulados y formales, valores y creencias que una clase
dominante desarrolla y propaga. Comprende las relaciones de dominación y subordinación,
bajo sus formas de conciencia práctica, como una saturación efectiva del proceso de la vida
en su totalidad. La hegemonía no es solamente el nivel superior articulado de la "ideología",
ni sus formas de control consideradas habitualmente como "manipulación" o
"adoctrinamiento". Es una "cultura" qué debe ser considerada asimismo como la vivida
dominación y subordinación de las clases particulares. Dos ventajas inmediatas:
1- Sus formas de dominación y subordinación se corresponden más estrechamente con los
procesos normales de la organización y el control social en las sociedades desarrolladas.
2- Modo diferente de clomprender la actividad cultural, cómo tradición y como práctica.
En la práctica la hegemonía jamás puede ser individual. Sus estructuras internas son
sumamente complejas, como puede observarse fácilmente en cualquier análisis concreto.
Por otra parte (y esto es crucial ya que nos recuerda la necesaria confiabilidad del
concepto) no existe de modo pasivo como una forma de dominación. Debe ser
continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Asimismo, es continuamente
resistida, limitada, alterada y desafiada por presiones que de ningún modo le son propias.
Por lo tanto debemos agregar al concepto de hegemonía los conceptos de
contrahegemonía y de hegemonía alternativa, que son elementos reales y persistentes de
la práctica.

7. Tradiciones, instituciones y formaciones


La hegemonía es siempre un proceso activo, interconexión y organización más o menos
adecuada de significados, valores y prácticas separadas e incluso dispares que este
proceso activo incorpora a una cultura significativa y a un orden social efectivo. Soluciones
vivas, resoluciones políticas a realidades económicas específicas.
Tres aspectos dentro de cualquier proceso cultural; tradiciones, instituciones y formaciones.

Tradición: Visto como superestructura, pasado sobreviviente. Concepto rechazado en el


pensamiento cultural marxista. Es considerado un factor secundario, en el mejor de los
casos, que a lo sumo puede modificar otros procesos históricos más decisivos. Pero el
sentido incorporado de la tradición es fuerte, es la expresión más evidente de las
presiones y límites dominantes y hegemónicos.

Debemos comprender una tradición selectiva: Versión intencionalmente selectiva de un


pasado configurativo y de un presente preconfigurado, qué resulta entonces poderosamente
operativo en el proceso de definición e identificación cultural y social. En una hegemonía
particular esta es presentada y admitida como “la tradición”, "el pasado significativo”.
Aspecto de la organización social y cultural contemporánea del interés de la dominación de
una clase específica. Versión del pasado a conectar con el presente y ratificarlo. Sentido de
predispuesta continuidad. El sentido hegemónico de la tradición es siempre el más activo.
Es un proceso selectivo y vulnerable, cuestión de formaciones; no sólo de instituciones,
también de movimientos y tendencias efectivos, en la vida intelectual y artística, con
influencia significativa sobre el desarrollo activo de una cultura y que presentan una relación
variable y a veces solapada con las instituciones formales.

La verdadera condición de la hegemonía es la efectiva autoidentificación con las formas


hegemónicas; una “socialización” (influencia o incorporación sobre el proceso social activo)
específica e internalizada de la que se espera efectiva y que, de no ser posible, se apoyase
en un (resignado) reconocimiento de lo inevitable y lo necesario. Una cultura efectiva es
siempre más que la suma de sus instituciones, dónde las interrelaciones fundamentales,
incluyendo las confusiones y los conflictos, son verdaderamente negociadas.
Lo que realmente se analiza en cada caso es el modo de una práctica especializada.
Dentro de una aparente hegemonía, no sólo existen formaciones alternativas y en
oposición, sino también dentro de las que pueden reconocerse como formaciones
dominantes, efectivamente variables, que resisten toda simple reducción a alguna función
hegemónica generalizada.
8. Dominante, residual y emergente
La complejidad de una cultura se halla también en las interacciones dinámicas de los
elementos históricamente variados y variables. Un proceso cultural es medido como un
sistema cultural qué determina rasgos dominantes y definitivos.

En el análisis “trascendental”, un proceso cultural es medido como un sistema cultural que


determina rasgos dominantes, pero en el auténtico análisis histórico es necesario reconocer
en cada punto las complejas interrelaciones que existen entre los movimientos y las
tendencias, tanto dentro como más allá de una dominación efectiva y específica.
La definición "trascendental" puede ejercer su presión como tipo estático contra el cual
actúan todos los verdaderos procesos culturales, tanto con la finalidad de manifestar
"estadios" o " variaciones" del tipo, como de seleccionar la evidencia fundamental y excluir
la evidencia "marginal", "incidental" o "secundaria".

Esto se puede evitar si podemos hallar términos qué no solo reconozcan los "estadios" y las
"variaciones", sino también las relaciones dinámicas internas de todo proceso verdadero.
Todavía hablamos de lo "dominante" y lo "efectivo", pero también debemos hablar de lo
"residual" (algo diferente a lo "arcaico", algo formado en el pasado todavía efectivo en el
presente) y lo "emergente" (Nuevo significado, valor o práctica, creados de continuo.
Emergente antes que meramente nuevo.).

Comprender la cultura emergente, como algo distinto tanto de lo dominante como de lo


residual, nunca es sólo una cuestión de práctica inmediata; en realidad, depende
fundamentalmente del descubrimiento de nuevas formas o de adaptaciones de forma.
Una nueva clase es siempre una fuente de una práctica cultural emergente, aunque
mientras como clase todavía se halla relativamente subordinada, siempre es susceptible
de ser desigual y con seguridad es incompleta, ya que la nueva práctica no es en modo
alguno un proceso aislado.

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