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ÁREAS DE RIESGO DE FRAUDE ESPECÍFICAS

El fraude es fraude ya sea desde lo más mínimo hasta algo extremo, aunque lo denominen en

cualquiera de sus categorías: expropiación, corrupción, manipulación contable, uso privilegiado

de la información, etc; es fraude. Los delitos económicos plantean nuevas amenazas para las

organizaciones de todo el mundo. La explosión de nuevas tecnologías y la dificultad de las

organizaciones para adaptarse al entorno económico en constante cambio complica aún más la

situación. La aparición e impacto de los fraudes detectados hace necesario invertir en nuevas

medidas preventivas para reducir pérdidas. Un programa efectivo de prevención, detección e

investigación de delitos es esencial; Junto a él debe aparecer, al menos,, los siguientes elementos:

1. Un organismo, dependiente del Consejo de Administración, que supervisa la implantación del

Código de Conducta y vela por una conducta profesional, ética y responsable en toda la

organización.

2. Unas buenas prácticas que definan los principios y valores que rigen las relaciones de una

organización con las partes interesadas (empleados, clientes, accionistas, socios comerciales y

proveedores) y son implementadas por las partes interesadas.

3. compromiso de la alta dirección

4. Plan de comunicación y formación para toda la organización.

5. Programa eficaz de prevención, detección e investigación del fraude.

6. El canal de alerta, como canal de comunicación interna, permite notificar a la autoridad

responsable las infracciones de carácter financiero y contable, así como las posibles infracciones

al código de conducta.
Para reducir la posibilidad de fraude, las organizaciones deben hacer todo lo posible para

gestionar estos riesgos. Aquí hay cinco elementos esenciales para que una organización gestione

de manera proactiva el riesgo de fraude. Estos son los cuatro elementos de la detección e

investigación más efectivos para detectar delitos:

1. Establecer un programa de gestión del riesgo de fraude como parte de la estructura de

gobierno. También conocido como programa antifraude, consiste en una política escrita que

cubre las expectativas de la junta directiva y la alta gerencia con respecto a la gestión del riesgo

de fraude.

2. Llevar a cabo evaluaciones periódicas del riesgo de fraude para identificar acciones

potenciales y fraudes específicos que la organización necesita mitigar. Aplicar técnicas

preventivas para evitar al máximo el fraude y reducir el impacto en la organización (tanto

económico como reputacional).

3. Adicionalmente, aplicar técnicas de detección de fraude cuando las técnicas de prevención

fallan o no reducen el riesgo de fraude.

4. Finalmente, cree un proceso de informes para solicitar información sobre posibles fraudes. Las

investigaciones de fraude deben coordinarse con acciones correctivas para una buena gestión.

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