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VIDEO: ¿PERO, COMO ME ESCUCHAN…?

Tres ejemplos para entender la IS: la caridad (o salvación); el hacerse cargo; y el tomar en
cuenta. Cada una de estas imágenes se caracteriza por tener una forma de relacionarse con el
usuario y no otra, lo que implica una concepción de sujeto. Asimismo, estas figuras no se
encuentran solamente en el TS, sino también en cualquier profesión de intervención
(medicina, enfermería, psicología, terapia ocupacional, derecho, en incluso en el profesorado).
Además, cabe agregar que las tres están presentes en cada profesión, en mayor o menor
medida. A continuación las describiré de forma sintética para luego tensionarlas y
contrastarlas con las ideas de terapia y acompañamiento.

1-La caridad tiene por objetivo principal salvar a la gente. Otro objetivo, que está en estrecha
relación con el precedente, es que el usuario se convierta en la persona más completa posible,
o mejor aún, en lo más perfecta que se pueda, con pocas contradicciones y tensiones, con
pocos problemas. Para la imagen de la caridad es más relevante la consideración del deber ser
que del ser, de lo que el usuario o destinatario ya es. la visión de sujeto de la caridad es el
sujeto criatura, infante, niño. El sujeto-usuario de la caridad es alguien que no sabe qué le
pasa, cuál es su problema, es como un niño. De aquí que haya una relación paternalista o
maternalista entre destinatario y profesional.
2-Por su parte, el ‘hacerse cargo’, el segundo retrato del TS (e insisto de toda profesión de
intervención) ya no percibe al sujeto destinatario como criatura o infante, sino como persona.
Pero es una persona de la que hay que hacerse responsable. La figura del hacerse cargo reduce
a la persona a sus síntomas, supone que existen distintos profesionales expertos que saben lo
que es bueno para ella. Asimismo, esta imagen trabaja a partir de la demanda, lo que significa
–entre otras cosas- que el sujeto usuario tiene que tener ganas de salir de sus problemas. A
diferencia de la caridad, el hacerse cargo no se rige tanto por el deber ser sino por la demanda,
y por lo tanto, no es una práctica tan moralizante. A su vez, no percibe a los sujetos-
destinatarios como niños sino como personas adultas, pero no los toma en cuenta, puesto que
reduce al usuario a sus síntomas, a sus problemas.
3-El tomar en cuenta… El destinatario es un sujeto condicionado socialmente pero
hacedor de su propia vida. Se intenta no reducir a la persona a sus problemas, sino de
‘tener en cuenta’ los diferentes aspectos de su vida, sus gustos, inclinaciones,
intereses, deseos, valores y principios, su cultura. Se parte del supuesto que es el
propio usuario el que sabe mejor que nadie cómo vivir su vida de la mejor forma
posible. Se trabaja desde la libertad del destinatario.

Como se podrá ver, se hace el esfuerzo de percibir íntegramente al destinatario,


reconociéndolo como sujeto y actor social. Así se intenta no liberar al usuario de sus
propios malestares y ataduras, sino de contribuir a que él pueda pensarse de otras
formas o modos, para luego, encontrar juntos soluciones posibles y probables a dichos
problemas, y a su tiempo, haga una elecciones, tome decisiones, es decir, que ejercite
su libertad y se autodetermine. Se trata de reflexionar o pensar juntos, de ayudar a
pensar, ciertos aspectos de la vida del destinatario para luego meditar juntos posibles
soluciones. Así pues, será dar pasos juntos por un tiempo y espacio determinados,
vale decir acompañar, puesto que el profesional se posiciona al lado del usuario, ni
arriba, ni abajo, ni tampoco en su mismo lugar. De esta manera, forma de trabajo,
sirve fundamentalmente para acompañar, no para hacer terapia.

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