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La moda y la sociedad:

La moda mantiene en constante mutación las formas sociales, los vestidos, las
valoraciones estéticas, el estilo que un ser humano usa para expresarse, sin embargo, la
nueva moda solo ejerce su influje sobre las clases superiores, tan pronto como las
inferiores se la apropian y traspasan las fronteras que las clases superiores han marcado,
se rompe la unidad que la moda simboliza. Los círculos electos la abandonan y buscan
otra que los diferencie de la turbamulta. Las clases inferiores miran y aspiran hacia lo alto,
siendo la moda un sello más accesible de distinción ya que, a diferencias de los títulos
mobiliarios, se trata de productos que se pueden comprar con, dinero. Con frecuencia se
advierte que cuanto más próximos se hayan los distintos círculos, mas loca es la carrera
de los unos por imitar a los otros, y de estos, por ir en búsqueda de lo nuevo. La
intervención del capitalismo no puede menos de acelerar vivamente este proceso y
mostrarlo al desnudo, este hecho dota a la moda de una estructura social donde sus
estratos están claramente diferenciados, sus clases sociales no se superponen.

3) Para llegar a la resolución de este parcial, cada integrante del grupo respondió en un
borrador las respuestas en forma individual, para luego pautar un punto de encuentro
entre todos y unificar las respuestas, debatiendo que ideas eran mayormente pertinentes
para resolver cada consigna. Uno de nosotros se encargaba de unificar esas respuestas y
luego ser compartidas con la tutora a cargo de las Tutorías Estudiantiles IDAES.

APUNTES PERSONALES Filosofía de la moda- Georg Simmel

Cuanto más nerviosa es un época, más rápido cambia sus modas El sostén de la moda es estar
estimulada por nuevos procesos.

La moda como fenómeno social

La moda es una forma social en la que los procesos de imitación e individualización van juntos.
Una dualidad inherente al ser humano y que es contemplada en otros aspectos de la vida.

No es posible describir directamente este dualismo, hay que contentarse con mostrarlo en cada
una de la típicas contraposiciones que pueblan nuestra vida, la base fisiológica de nuestro ser nos
ofrece la primera indicación, necesitamos del movimiento no menos que la quietud, de la
productividad como de la receptividad, nos guía el afán de generalización a la par que la necesidad
de captar lo singular.

La historia entera de la sociedad puede desarrollarse al hilo de las luchas y de los compromisos, de
las conciliaciones lentamente logradas y pronto deshechas, que tienen lugar entre el impulso a
fundirnos con nuestro grupo social y el afán de destacar fuera de él en nuestro ejercicio propio de
individual. De este modo, encontramos por un lado la teoría por la cual todo es uno, y de otro, el
dogma de que cada elemento del universo es único, incomparable con otro y algo aparte. Es la
manifestación del eterno combate entre el socialismo y el individualismo. Cada forma esencial que
la vida ha presentado en la historia de nuestra especie significa una manera peculiar de conseguir
la permanencia, la igualdad y la unidad con sus contrarias.

MODA E IMITACIÓN

Esta contraposición se traduce también al orden de las sociedades en las que unos de sus lados
está sostenido por la propensión a la imitación como herencia psicológica que nos hace obrar con
sentido y de manera conveniente, aún en los casos en que nada personal y original se nos ocurre,
podría llamarse la hija que el pensamiento tiene con la estupidez. La imitación proporciona a el
individuo la seguridad de no hallarse solo en sus actos, se yergue como un cimiento capaz de
sostener aquello que no somos capaces de decidir por nosotros mismos. No solo nos libra de la
exigencia de ser originales, sino que también nos libera de la responsabilidad de nuestras acciones
y de la necesidad de decidir en base al fin que se persigue. El individuo se convierte en el producto
del grupo social al que pertenece, anulando su capacidad de progreso y evolución al margen de
dicho grupo social. El hombre imitador actúa porque los demás obran así, no para lograr un fin
determinado. La imitación se corresponde con una de las tendencias básicas de nuestro ser: la
fusión de lo general con lo singular. Acentúa lo permanente en lo que cambia.

Por lo contrario, donde quiera que se busque el cambio permanente, la diferenciación individual,
el distinguirse de la generalidad, la imitación se convertirá en un principio negativo y una rémora
que nos impide avanzar hacia nuevas y propias formas de vida. La imitación y la individualidad se
convierten en enemigos irreconciliables. El campo de batalla es la vida social, dónde ambos
aspectos cooperan, se concilian de modo efímero pero coexisten en una misma realidad, con esto
quedan circunscriptas las condiciones vitales que hacen de la moda un fenómeno constante en la
historia de nuestra especie.

La moda es imitación de un modelo dado y satisface la necesidad de apoyarse en la sociedad,


conduce al individuo por la vía que todos llevan y crea un módulo general que reduce la conducta
de cada uno a un mero ejemplo de una regla. Pero no menos satisface la necesidad de distinguirse,
la tendencia a la diferenciación o la capacidad de cambiar y destacar. Logra esto gracias a la
individualidad proporcionada por el tiempo, la particularidad de la moda de hoy, frente a la de
ayer o a la de mañana. Ese individualismo se manifiesta gracias a lo efímero e la tendencia
presente. Las modas son modas y son pasajeras.
Las modas de la clase social superior se diferencian de las modas de la clase social inferior, porque
son abandonadas en el momento en que las clases inferiores empiezan a apropiarse de ellas.
Cuando las clases inferiores comienzan a vestir con esas prendas, las clases altas hace tiempo que
han dejado de vestirse así. La historia de la moda se ha hecho hasta ahora desde el punto de vista
de la evolución de sus contenidos, pero, si en vez de esto se estudiase históricamente su
significación para la forma del proceso social, veríamos en ella el reflejo de la satisfacción del
individuo y sociedad. La moda puede hacer un paralelismo con otros conceptos como el honor,
cuya doble función consiste en crear un círculo social cerrado y, a la vez, separarlo de los demás.
La moda opera hacia adentro y hacia afuera. La moda compone la unidad de un círculo que ella
define, y consecuentemente el hermetismo de este círculo para los inferiores que quedan
caracterizados por la exclusión de este propio círculo. La moda reúne insolublemente la imitación
e individualización, siendo posible su realización porque la una es la oposición lógica de la otra.

ARBITRARIEDAD DE LA MODA

La prueba de que la moda es un engendro de necesidades psicológicas puramente formales, es


que nunca podemos descubrir el fondo y nunca encontramos una razón material y/o estética que
explique sus creaciones. A veces están de moda cosas tan feas y repelentes, que no parece sino
que la moda quisiese hacer gala de su poder, mostrando como a su servicio estamos dispuestos
estamos dispuestos a aceptar lo más horripilante.

La arbitrariedad se define cuando ordena lo que es sutil, lo incomprensible o lo estéticamente


adecuado con perfecta indiferencia hacia las normas prácticas y racionales de la vida. De lo que se
deduce por tanto, que la única clave de motivación que tienen son las típicamente sociales, es esta
arbitrariedad de despreocupación por la realidad la que le otorga a la moda su caché estético tal y
como se refleja en el capricho de ciertos personajes históricos que inventan unos zapatos de punta
para disimular las formas de sus pies o un vestido para disimular el embarazo para convertirlo en
símbolo de una época. No obstante, la invención de las modas va quedando sometida cada vez
más a las leyes objetivas de la estructura económica. Se producen artículos con la intención de que
sean modas, no al revés. La moda es en su íntima esencia sobre individual y este carácter se
imprime también en sus contenidos. La creación de modas se ha convertido en una profesión
pagada, tan respetable como otra cualquiera y constituye grandes empresas en la actualidad.

MODA Y CLASES.

La moda mantiene en constante mutación las formas sociales, los vestidos, las valoraciones
estéticas, el estilo que un ser humano usa para expresarse, sin embargo, la nueva moda solo
ejerce su influje sobre las clases superiores, tan pronto como las inferiores se la apropian y
traspasan las fronteras que las clases superiores han marcado, se rompe la unidad que la moda
simboliza. Los círculos electos la abandonan y buscan otra que los diferencie de la turbamulta. Las
clases inferiores miran y aspiran hacia lo alto, siendo la moda un sello más accesible de distinción
ya que, a diferencias de los títulos mobiliarios, se trata de productos que se pueden comprar con,
dinero. Con frecuencia se advierte que cuanto más próximos se hayan los distintos círculos, mas
loca es la carrera de los unos por imitar a los otros, y de estos, por ir en búsqueda de lo nuevo. La
intervención del capitalismo no puede menos de acelerar vivamente este proceso y mostrarlo al
desnudo, este hecho dota a la moda de una estructura social donde sus estratos están claramente
diferenciados, sus clases sociales no se superponen.

LA MODA EN LO EXTRANJERO

La importación de moda desde el extranjero pone en valor el producto en sí mismo dentro de cada
círculo, el origen exótico de la moda parece favorecer la concentración del círculo que lo adopta.
Los trajes del extranjero engendran esa forma de socialización que consiste en la referencia común
de los individuos a un punto situado fuera de ellos. Cuando faltan tanto la concentración en un
grupo, como el apartamiento entre este y los demás, la moda no llega a formarse, su ritmo
termino, por eso la moda de los pueblos salvajes son más estables que las europeas.

EL TRAJE NUEVO

La diferencias mantienen la cohesión de los grupos que desean permanecer separados, así el traje
nuevo o la novedad es lo que le da uniformidad al grupo de los que llevan, dotando de un aspecto
uniformado a los hombres que van estrictamente a la moda. En la era de la individualidad,
adquiere una gran significación este elemento de homogeneidad propio de las modas, sin
embargo, en las sociedades primitivas donde todo es compartido como comunidad es mucho
menor el ansia de la novedad en las impresiones y modos vitales, y por supuesto, no se busca
generar ningún efecto social como individuo independiente. La finalidad de la moda es a la vez
producir inclusión en el grupo y exclusión en los restantes.

Cuanto más nerviosa es una época, tanto más velozmente cambian sus modas, ya que uno de sus
sostenes esenciales, la sed de excitantes siempre nuevos, marcha mano a mano con la depresión
de las energías nerviosas, esta es la razón de que las clases superiores se constituyan en sed de la
moda.

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