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Efecto de vertidos de hidrocarburos sobre los fondos blandos: intermareales y


submareales

Chapter · January 2003


DOI: 10.13140/RG.2.1.3238.5763

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1 1,763

4 authors, including:

Mariano Lastra Adoracion Sánchez-Mata


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Efecto de vertid Efecto de vertidos de


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hidrocarburos sobre los
fondos blandos:
intermareales y submareales
Dr. José Mora Bermúdez1

Dr. Manuel Ángel García Gallego2

Dr. Mariano Lastra Valdor2

Dra. Adoración Sánchez Mata1

1
Departamento de Biología Animal. Facultad de Biología.

Universidade de Santiago de Compostela

2
Departamento de Ecología y Biología Animal. Facultad de Ciencias.

Universidade de Vigo.
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Fundación Pedro Barrié de la Maza

Efecto de vertidos de hidrocarburos sobre los fondos


blandos: intermareales y submareales

5.1
Introducción general

El conocimiento de los recursos bentónicos es trascendental para el diseño actualizado de una política
pesquera y marisquera así como para la evaluación de los impactos ambientales. Tanto los fondos como
las poblaciones que albergan se ven afectados según la calidad y cantidad de contaminante; el patente
sedentarismo de sus moradores los convierte en el mejor testimonio de los daños producidos. El estudio
de las perturbaciones bentónicas puede seguirse hasta la recuperación de las condiciones anteriores, bió-
ticas y abióticas.

El bentos, vocablo introducido por Haeckel para designar al conjunto de organismos animales y vegetales
que viven sobre o entre los materiales del fondo, es extraordinariamente diverso por lo que se recurre a su
división en subgrupos en función de diferentes criterios. Uno de los más frecuentemente utilizados es la
naturaleza del sustrato sobre el que se asientan los organismos, distinguiendo así el bentos de fondos roco-
sos del bentos de fondos blandos; criterios biológicos separan el bentos animal -zoobentos- del bentos
vegetal -fitobentos- y, criterios a su vez dimensionales al macro-, meio- y microbentos, etc. Los estudios de
este dominio marino persiguen dos objetivos básicos: por una parte describir su estructura y su dinámica
y por otra evaluar su producción. El avance de los conocimientos en ambas direcciones permite compro-
bar y cuantificar las modificaciones introducidas, en numerosos casos, por alteraciones medioambientales.

Los sustratos blandos, desde fangos hasta bloques, se caracterizan por la movilidad relativa de las partí-
culas que los constituyen, denominándose también sustratos móviles. Tal como puede observarse en la

Fig. 1.- Tipos de sustrato y fauna correspondiente.

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figura 1, el alejamiento respecto a la ribera se traduce por una proporción de material fino cada vez más
importante en el sustrato; es, sin embargo, el régimen hidrodinámico quien determina la talla de las partí-
culas y las condiciones de su depósito: en las zonas con fuerte energía -zonas de resaca, corrientes de
fondo- corresponde una sedimentación gruesa -graveros, arenas gruesas- e, inversamente, en las zonas
abrigadas donde el hidrodinamismo es débil -bahías, estuarios, zonas profundas- corresponde una sedi-
mentación más fina, arenas finas más o menos fangosas, fangos. La talla y la avenencia de los granos con-
dicionan a su vez la dimensión de los intersticios que suelen estar ocupados por agua y en la zona inter-
mareal, durante la bajamar, por aire; el agua intersticial circula en el seno del sedimento bajo el efecto de
la pendiente de las playas y en función de la permeabilidad del sustrato Esta circulación intersticial influye
en las condiciones químicas del biotopo.

Finalmente, tras su depósito, los sedimentos pueden sufrir arreglos de origen biológico; por ejemplo, debi-
do a la acumulación de heces, biodeposición, o por perturbación mecánica de la estructura sedimentaria,
bioturbación, actividad permanente de la fauna bentónica que conduce a una mezcla continua de los pri-
meros centímetros del sedimento. Así pequeñas especies oportunistas de poliquetos de las familias
Spionidae, Capitellidae o Cirratulidae, tolerantes a las condiciones de anoxia de los sedimentos, inducen
poco a poco el descenso en profundidad de la capa oxidada, facilitando el asentamiento de un nuevo cor-
tejo de especies, lo que inicia una nueva fase de la sucesión ecológica que debe conducir a la reinstala-
ción de la población destruida por la perturbación (figura 2).

a b c

Fig. 2.- Especies oportunistas de a) Spionidade, b) Capitellidae y c) Cirratulidae

Condicionantes a tener en cuenta en la zonación del bentos son: el clima y la calidad de las aguas, el sus-
trato, la naturaleza, variedad y cantidad de alimento y los procesos de competencia inter- e intraespecífi-
cas y, particularmente, en las zonas intermareales la amplitud de marea, temperatura, desecación, exposi-
ción, etc.

El ambiente particular de cada tipo de fondo, en cada nivel batimétrico, conviene a unas especies, es tole-
rado por otras y excluye a las restantes. Esto conduce a la estructuración natural de las especies del ben-
tos marino en comunidades. Los términos población o fondo se aplican para una imagen local e instantá-
nea de una población mixta de la macrofauna (figura 3).

5.2
Aspectos generales de la contaminación en playas

Al igual que en otros ambientes costeros, en los procesos de contaminación por hidrocarburos en playas
arenosas, de una manera esquemática se pueden reconocer tres fases principales que se suceden a lo
largo de periodos cuya duración aumenta exponencialmente. En una fase inicial, la contaminación por
hidrocarburos provoca una mortandad masiva de organismos tanto en la superficie como en profundidad

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Fig. 3.- Vida en fondos blandos. A) gasterópodo Hinia; B, C) bivalvos Fabulina y Ensis; D, E) ofiuroideos Acrocnida y
Amphiura; F) equinoideo Echinocardium; G) crustáceo; H, I) poliquetos Lagis y Lumbrinereis.

de la columna sedimentaria. Esta mortandad tiene que ver con efectos letales de gran número de compo-
nentes de los hidrocarburos y por la extinción de la oxigenación sedimentaria bajo elevadísimas concen-
traciones de materia orgánica. A continuación tiene lugar una fase estable caracterizada por distintos nive-
les de contaminación en los diferentes ambientes de la playa (niveles de marea, columna sedimentaria,
agua intersticial), seguida por una fase final en que la reducción progresiva de los niveles de contamina-
ción permite la aparición de una sucesión ecológica que tenderá hacia la recuperación de las comunida-
des biológicas originales.

En un típico proceso contaminante por hidrocarburos, las concentraciones residuales posteriores a la lle-
gada del contaminante tiende a mantener valores próximos a los 1000 mg/l. Tales niveles determinan la eli-
minación total e inmediata de la macrofauna. Con el paso de los meses, los hidrocarburos van perdiendo
toxicidad y comienza la llegada de especies oportunistas que dominan la comunidad en los periodos invia-
bles para especies tolerantes o sensibles. Avanzando el proceso de descontaminación las especies opor-
tunistas van siendo progresivamente substituidas por especies menos resistentes; una vez desaparecidos
los efectos letales y subletales de los hidrocarburos, la sucesión ecológica avanza, finalizando con la subs-
titución total de las especies oportunistas y la dominancia completa de especies tolerantes y sensibles.

Variables ambientales y contaminación en los distintos tipos de


playas

Los efectos que provocan los procesos de contaminación por hidrocarburos en playas arenosas varían
en función de las características físicas y morfodinámicas de las playas afectadas. En el litoral de Galicia
podemos encontrar los tres principales tipos morfodinámicos de playas (Short 1999): reflectivas, inter-
medias y disipativas (Fig. 4). De forma esquemática, se puede establecer que el tipo de playa reflectivo
se caracteriza por presentar una pendiente pronunciada, una granulometría gruesa y una zona de rom-
piente estrecha que provoca que el oleaje rompa directamente sobre la orilla y genere un elevado hidro-
dinamismo. El tipo de playas opuesto, el disipativo, se caracteriza por presentar una pendiente suave,
granulometría fina y una amplia zona de rompiente que permite que el oleaje disipe progresivamente su
energía, generando un flujo hidrodinámico más laminar. Entre estos dos extremos podemos definir Un
gran número de estadios intermedios, cuyas características son intermedias entre los modelos reflecti-
vos y disipativos (Fig. 4). En el litoral de Galicia, ejemplos de estos tres tipos de playas han sido afecta-
das por la contaminación procedente del Prestige; tal es el caso de playas típicamente reflectivas, como
la de Rodas, en la isla norte de Cíes; playas próximas a un estado disipativo, como la de Carnota (fuer-

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Fig.4.- Características de las playas disipativas, intermedias y reflectivas.

Fig.5.- Playa de Traba, 17 de noviembre de 2002.

temente afectada), y gran número de playas intermedias, como la mayor parte de las existentes en nues-
tro litoral (Fig. 5).

Desde el punto de vista ecológico, distintos autores han señalado un aumento de la riqueza biológica de
las playas a medida que nos desplazamos de estados reflectivos hacia intermedios y disipativos. El redu-
cido estrés hidrodinámico y la estabilidad sedimentaria típicas de las playas disipativas favorecen la pre-
sencia de gran número de especies. A medida que nos desplazamos hacia estados morfodinámicos inter-
medios, el incremento del hidrodinamismo y la movilidad sedimentaria provoca la exclusión progresiva de
especies sensibles, de manera que, llegando a los extremos reflectivos, tan sólo las especies más resis-
tentes sobreviven (McLachlan 1993).

Si bien a nivel mundial no existen estudios comparativos sobre los efectos de la contaminación por hidro-
carburos en los distintos tipos de playas, pueden esperarse comportamientos particulares en función de
las diferentes características morfodinámicas. Las playas reflectivas presentan un estrecho perfil interma-

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real y una elevada pendiente que determinan un elevado hidrodinamismo superficial e intersticial. Estas
características físicas generan una granulometría gruesa y una elevada porosidad a través de la cual, en
una primera fase, el hidrocarburo penetra en la columna sedimentaria y profundiza rápidamente. Este des-
censo de contaminantes en la columna sedimentaria tiene su límite teórico en la capa freática, a través de
la cual la playa, además de aliviar las aguas freáticas continentales, libera el exceso de agua de mar inters-
ticial acumulada en el sedimento. La calidad hídrica de esta capa freática es un parámetro crítico, dado
que su contenido en hidrocarburos será un promedio de la contaminación de los sedimentos de la playa.

Una vez finalizada la fase de llegada del contaminante, las mismas características descritas para las pla-
yas reflectivas deberían de servir para una rápida desaparición del hidrocarburo acumulado. La reducida
amplitud intermareal determina per se una limitada superficie de acumulación de contaminantes; la eleva-
da movilidad sedimentaria y el fuerte hidrodinamismo ligado al oleaje y las mareas, generan un flujo conti-
nuo de agua superficial e intersticial que “lava” de forma continua los hidrocarburos, tanto en la superficie
como en profundidad del sedimento.

En playas disipativas la situación es diferente. La gran amplitud intermareal y la reducida pendiente deter-
minan una superficie que permite la acumulación de grandes cantidades de hidrocarburos. Por contra, la
granulometría fina y la menor movilidad sedimentaria ligada a un hidrodinamismo menos turbulento que en
playas reflectivas, dará lugar a una menor probabilidad de penetración de hidrocarburos en la columna
sedimentaria, si bien, por la mismas razones, los procesos de lavado de los hidrocarburos que hayan que-
dado sepultados, serán más lentos y prolongados.

Variables ambientales y contaminación dentro de una playa

Los efectos de la contaminación varían dentro de cada playa en función de las características físico-quí-
micas existentes en las distintas zonas. Distintos investigadores establecen que uno de los principales
parámetros que gobiernan las características tanto bióticas como abióticas de las playas es el efecto mare-
al. El ascenso y descenso de las mareas en los regímenes semidiurnos de nuestras latitudes establecen
que el perfil mareal sea barrido cuatro veces al día por el oleaje. La amplitud de ese proceso depende del
coeficiente mareal, de manera que en periodos de mareas vivas, dicho efecto es máximo, alcanzándose
los máximos niveles de pleamar y los mínimos de bajamar una vez cada 14 días aproximadamente. En con-
sonancia con esto, la amplitud del efecto contaminante de una marea de hidrocarburos es dependiente de
la intensidad del movimiento mareal. Esta característica es de especial importancia en lo que se refiere a
la contaminación o eliminación de hidrocarburos en los niveles superiores de marea. En el caso de que la
llegada de hidrocarburos a una playa tenga lugar en periodo de mareas vivas, el contaminante puede per-
manecer en la zona superior durante largos periodos, viéndose expuesta la fauna durante largo tiempo a
un material altamente tóxico y difícilmente degradable. Dicho material permanecerá en la zona hasta que
sea lavado por una nueva marea viva, sea retirado o biodegradado.

Efectos de los hidrocarburos en playas de Galicia

En función del grado de exposición al ambiente oceánico, las playas pueden clasificarse en abrigadas y
expuestas. En general, la mayor parte de las playas abrigadas de Galicia, por ejemplo las incluidas en las
rías y ensenadas, no han sido hasta el momento gravemente afectadas por hidrocarburos procedentes del
Prestige; por lo tanto, centraremos la atención en las playas expuestas a mar abierto, dado que han sido
las más afectadas por este tipo de contaminación.

Las playas expuestas, en general, son considerados ambientes pobres y poco productivos en términos bio-
lógicos, siendo en ocasiones considerados verdaderos desiertos donde la acción de las olas y la inestabi-
lidad del sedimento impiden el desarrollo de comunidades animales o vegetales ecológicamente compa-
rables a las existentes en ambientes próximos (sustratos rocosos, ambientes submareales, marismas, etc.).

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Como consecuencia, este tipo de playas ha sido pobremente estudiado en comparación con los ingentes
estudios aplicados sobre otros hábitats costeros. Sin embargo, estudios llevados a cabo a partir de los
años 70 han demostrado la importancia e interés de las comunidades animales ligadas a las playas, y las
interesantes adaptaciones y características que presentan las especies que las habitan.

En las playas expuestas de Galicia, la comunidad animal está formada principalmente por tres grupos fau-
nísticos: los crustáceos, los poliquetos y los moluscos. Su biología y distribución en la playa está ligada a
su localización con respecto al nivel mareal, de manera que reproducen el esquema típico de las todas las
comunidades intermareales, es decir, la distribución por horizontes mareales o zonación.

De esta manera, los niveles superiores de la playa suelen estar habitados por anfípodos e isópodos semi-
terrestres (Fig.6) (Fam. Talitridae y Tylidae respectivamente); estos grupos son capaces de permanecer lar-
gos periodos de tiempo sin mantener contacto directo con el medio marino, son capaces de respirar con-
tinuamente en ambiente atmosférico y poseen una nula o limitada capacidad de natación, careciendo
incluso de apéndices destinados a tal efecto. En este mismo nivel es importante mencionar la presencia
común de numerosas especies de insectos de biología prácticamente desconocida que integran una
comunidad exclusiva de estos ambientes ligada al suministro alimenticio que representa el arribazón o
materia orgánica de origen animal o vegetal depositada por las mareas.

Los niveles intermedios de la playa suelen estar habitados por isópodos marinos (Eurydice spp) y por poli-
quetos de la familia Spionidae, en particular la especie Scolelepis squamata, gusano poliqueto presente en
prácticamente todas las playas arenosas de nuestro litoral.

Fig.6.- Zonación de los principales grupos faunísticos en las playas expuestas de Galicia.

Los niveles inferiores de la playa están habitados de nuevo por los isópodos marinos y los poliquetos seña-
lados para los niveles intermedios, y además, gran número de especies de anfípodos y otros crustáceos y
poliquetos con modos de vida mixtos, dado que pueden ocupar tanto los niveles inferiores de las playas
como las zonas próximas del submareal. (Fig.6)

Los efectos de la contaminación por hidrocarburos en las playas son especialmente perjudiciales en las zonas
mareales superiores. Estas zonas, denominadas también zonas de arribazón o de depósito mareal, suelen
estar próximas a la base de las dunas o acantilados que puedan circundar la playa. Además de unas carac-
terísticas ecológicas y fisiológicas semiterrestres, la fauna que habita estas áreas (isópodos y anfípodos) pre-
senta desarrollos embrionarios directos, es decir, carecen de fase larvaria de dispersión, de manera que las
hembras transportan los embriones hasta que se convierten en individuos muy semejantes a los adultos pero
de menor tamaño, momento en el cual son liberados, permaneciendo en el mismo hábitat que sus progeni-
tores. La consecuencia inmediata es que, al contrario que muchas otras especies de invertebrados costeros,
las poblaciones de isópodos y anfípodos semiterrestres no puedan recuperarse fácilmente a partir de larvas

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y reclutas “importados” de otras poblaciones más o menos próximas. Algunas hipótesis sostienen que la
recuperación de estas especies en las playas podrá ser muy lento, y dependerá de procesos que tienen
mucho que ver con la teoría de islas (llegadas accidentales de adultos, distancia a otras playas pobladas por
estas mismas especies, etc). Estos hechos hace patente la extrema sensibilidad de los niveles superiores de
las playas y pone de manifiesto la importancia de aislar y salvaguardar en la mayor medida posible los frag-
mentos de estos hábitats que hayan podido quedar limpios tras la llegada de hidrocarburos; estas zonas
podrán actuar como fuentes de recuperación de las poblaciones originales de toda la playa.

Estudios previos

Los estudios de playas contaminadas por hidrocarburos en latitudes próximas con características compa-
rables han sido llevados a cabo particularmente por investigadores franceses en relación con los hundi-
mientos del los petroleros Amoco Cadiz y Tanio. Dichos accidentes supusieron una catástrofe para nume-
rosas playas y para todos los ambientes costeros y neríticos de la Bretaña francesa.

Estos estudios han valorado los efectos sobre las poblaciones a partir de las consecuencias de la conta-
minación sobre la reproducción, el desarrollo larvario, la nutrición, el crecimiento, la mortalidad y la com-
petencia inter en intraespecífica. Igualmente han logrado establecer las consecuencias de la contamina-
ción sobre la comunidad animal a partir de la presencia o ausencia de cinco grupos faunísticos indicado-
res de distintas condiciones de contaminación. En el ambiente físico-químico, los procesos de contamina-
ción/recuperación se valoran a través de la presencia de hidrocarburos en sedimentos, agua intersticial y
la concentración de oxígeno. Una de las principales consecuencias de estos estudios ha sido poner de
manifiesto la importancia de las variables fisico-químicas en la evolución de los procesos contaminantes,
en particular los efectos del hidrodinamismo sobre la degradación de los hidrocarburos, la oxigenación
sedimentaria y el desarrollo de especies oportunistas. Estos estudios también han puesto de relieve la
importancia del entendimiento de los ciclos de vida de las especies a la hora de analizar la evolución tem-
poral de las poblaciones sometidas a contaminación, así como el análisis de la competencia interespecífi-
ca como factor determinante de la evolución de las poblaciones.

Los estudios llevados a cabo por Le Moal (1982) y Faucher (1986) permitieron elaborar un método de estu-
dio de ecosistemas costeros contaminados por hidrocarburos a partir de la identificación de grupos eco-
lógicos bioindicadores. El seguimiento temporal de los procesos de substitución, empobrecimiento y enri-
quecimiento de las especies bentónicas se analiza a través de la evolución de los parámetros básicos de
la comunidad (riqueza específica, abundancia y biomasa), en combinación con el seguimiento de la domi-
nancia de especies de distintos grupos ecológicos indicadores de mayor o menor grado de contaminación.

Una conclusión básica de estos trabajos, válida para muchos otros ámbitos incluidos en el seguimiento de
las catástrofes petrolíferas, es la importancia de los estudios a largo plazo que permitan concluir el segui-
miento y la recuperación total de los ambientes afectados. Igualmente ponen de relieve el interés de los
estudios previos que sirvan de líneas base para la evaluación del estado de salud ambiental de los eco-
sistemas costeros.

5.3
Aspectos generales de la contaminación en fondos blandos
submareales

Si bien los efectos de las mareas negras son más conocidos en el nivel mareal, el desconocimiento relati-
vo a la zona submareal impide en la mayoría de los casos cuantificar y por lo tanto valorar las pérdidas y
modificaciones directas e indirectas ocasionadas. Aparte del interés que en si mismo tienen los estudios
bentónicos, la biomasa y composición de sus comunidades constituyen la vía explicativa de la capacidad
de las distintas áreas para mantener su productividad. La mayoría de los peces presentes en fondos are-

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nosos utilizan la macrofauna bentónica como recurso fundamental para su alimentación; particularmente la
asentada en los primeros centímetros del sedimento, entre la que destacan los anfípodos.

En este sentido, la prospección sistemática de enclaves estratégicamente seleccionados del dominio ben-
tónico es muy valiosa. La experiencia acumulada por nuestro grupo de investigación, tras llevar a cabo los
estudios del impacto ocasionado por las mareas negras del Amoco Cadiz en 1978 en Bretaña (Cabioch et
al. 1980) y del Aegean Sea en 1992 en Galicia (Mora et al, 1996 a y b; Sánchez Mata, 1996; Garmendia,
1997; García Gallego, 1998; Gómez Gesteira, 2001), sumada a la aportada por otros equipos, permitirán
evaluar los daños que a corto, medio y largo plazo acarreará la marea negra del Prestige, que a modo de
oleadas va deteriorando progresivamente nuestro litoral.

A consecuencia de la marea negra provocada por el naufragio del Amoco Cadiz en las costas bretonas en
marzo de 1978, surgió el proyecto de investigación: “Perturbaciones de los ecosistemas litorales y sublitora-
les afectados por la polución del medio marino provocada por el naufragio del Amoco Cadiz, patrocinado por
el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica) de Francia. Anteriormente a la catástrofe, el bentos de
la Pierre Noire, fondos de arenas finas emplazados en la bahía de Morlaix a profundidades cercanas a 20
metros, estaba siendo estudiado cuantitativamente por J.-C. Dauvin, con periodicidad mensual, y la mayoría
de los fondos de dicha bahía habían sido revisados por J. Mora un par de años antes de la catástrofe.

A lo largo del tiempo, las primeras poblaciones bentónicas que sufrían las consecuencias de la marea
negra del Amoco Cadiz fueron los crustáceos anfípodos y decápodos, que sucumbieron totalmente o
quedaron diezmadas en gran medida, así como las poblaciones de muchas otras especies de molus-
cos, equinodermos, anélidos poliquetos. Al desajuste ocasionado en la estructura trófico-faunística, de
las arenas de la Pierre Noire, se sumó la invasión progresiva de especies oportunistas que dominaron la
comunidad alrededor de un año. Posteriormente, a medida que se recuperaban paulatinamente las con-
diciones anteriores a la catástrofe, las especies oportunistas disminuyeron y fueron dejando paso a las
especies autóctonas; aquellas que habían desaparecido volvieron a introducirse progresivamente, recu-
perando las abundancias que ostentaban con anterioridad a la marea negra, en la mayoría de los casos
(Cabioch, 1980; Cabioch et al. 1979, 1981, 1982; Dauvin, J. C., 1979; 1984, 1987; Glémarec, 1986).

Fig.7.- Fluctuaciones del número de especies de la macrofauna de la Pierre Noire (Bahía de Morlaix). La línea de
puntos representa el modelo establecido a partir de los años 1980, 1981 y 1982. P: fecha del hundimiento del Amoco
Cadiz (según Dauvin, 1984)

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La experiencia obtenida en la marea negra del Amoco Cadiz, sumada a la situación de riesgo que entra-
ña la ría de Ares y Betanzos al ser paso obligado y servir de área de espera de petroleros para la descar-
ga en la terminal portuaria de la refinería de A Coruña, nos inclinó a su elección para el desarrollo del pro-
yecto "Cartografía y dinámica de poblaciones bentónicas de la ría de Ares Betanzos", financiado por
CAICYT AC86-0012 y XUGA 803C0788. Dicho proyecto tenía como principal objetivo el conocimiento en
profundidad de la estructura trófico-faunística de las poblaciones bentónicas y su evolución en la ría; se
trataba de establecer referencias biológicas en los fondos blandos de naturaleza comparable a los estu-
diados en la bahía de Morlaix que permitiesen evaluar los daños ecológicos que pudieran producirse tras
un accidente petrolífero.

En diciembre de 1992 se cumplió la tragedia y en nuestras solicitudes de proyectos de investigación para


continuar la labor emprendida en 1988, indicábamos que “el Aegean Sea no será el último naufragio de
petroleros que afectará a las costas gallegas”. A día de hoy insistimos que probablemente el Prestige no
será tampoco el último que perturbará nuestras costas.

Fauna bentónica de la Ría de Ares y Betanzos tras la catástrofe del


Aegean Sea

Describiremos a continuación las características biosedimentarias más significativas observadas a lo largo


del período comprendido entre 1988 y 1996, en los fondos de la ría de Ares y Betanzos; es decir, antes y
después del vertido del Aegean Sea.

Si bien el análisis temporal se realizó sobre dos zonas representativas del lecho marino de la ría, una de
ellas arenosa y la otra fangosa, en este capítulo se describe solamente el estudio de la primera, que se
localiza en la zona central-interna de la ría y corresponde a un ecotono entre dos comunidades caracteri-
zadas por los bivalvos Abra alba y Venus gallina.

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Fig.8.- Evolución del porcentaje de arena y de materia orgánica en el sedimento.

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Fig 9.- Potencial de oxidación – reducción en el interior del sedimento y Oxígeno en el agua de fondo antes y des-
pués del Aegen Sea.

- Variables abióticas: La naturaleza del sedimento oscila de arena fina a arena muy fina, con presen-
cia ocasional de fango. Durante los doce meses posteriores al derrame se ha detectado, respecto a las
condiciones de normalidad, un ligero incremento del contenido de materia orgánica que nunca supera el
1,92 %, si bien las condiciones de oxidación en el sedimento son netas desde nuestro primer muestreo,
diez días después del accidente del Aegean Sea, tal como puede observarse en las figuras 8 y 9.

El agua de fondo presenta un rango térmico de 12,5°C a 16,5°C (Figura 10) y una salinidad que varía
35,8‰ a 36,8‰.

- Variables bióticas: Tras la llegada del crudo al medio marino se produjo la desaparición de una serie
de especies, en su mayoría de crustáceos anfípodos, algunas de equinodermos y otras de moluscos pro-
sobranquios (caracoles de mar), fundamentalmente. Concretamente desaparecieron Ampelisca brevicor-
nis, A. sarsi, A. spinimana y Bathyporeia tenuipes durante 1993 y 1994. El género Ampelisca reapareció a
lo largo de 1995 hasta alcanzar densidades normales; la misma pauta siguió Bathyporeia, aunque en este
caso sus efectivos se vieron mermados al 50%. Otros anfípodos afectados fueron Stenothoe marina,

°C
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Fig.10.- Variación de la temperatura en el agua de fondo.

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Fig.11.- Evolución de la densidad (ind.x 0.1 m-2) de especies afectadas: Ampelisca brevicornis-AMPE BRE-, A. sarsi-
AMPE SAR, A. spinimana-AMPE SPA, Leucothoe incisa-LEUT INC, Copépodo indeterminado-COPE IND, Urothoe pul-
chela- UROT PUL, Synchelidium macrocheles-SYNC MAC, Stenothoe marina-STET MAR, Perioculodes longimanus-
PERI LON, Bathyporeia tenuipes –BATH TEN, Bodotria pulchella-BODO PUL, Ostrácodo indeterminado-OSTA IND

Perioculodes longimanus, Pariambus typicus y Bodotria pulchella, que reaparecieron mediado el año 1995.
(figura 11)

Los equinodermos más perjudicados fueron el erizo de arena Echinocardium cordatum, que reapareció tras
36 meses de ausencia de esta biocenosis y la ofiura Amphiura filiformis, que lo hizo tras casi 48 meses.
(figura 12)

Los moluscos más afectados por el crudo derramado fueron los prosobranquios Hinia reticulata, Rissoa
parva y Turbonilla lactea, los cuales reaparecieron transcurridos 36 meses. Hinia pygmaea y el bivalvo
Mysella bidentata, desaparecieron durante 24 meses. Otros pequeños moluscos no volvieron a aparecer,
tal es el caso de Mangelia nebula, Tellimya ferruginosa y Manzonia crassa. (figura 13)

Otra de las situaciones detectada fue la reducción de efectivos durante cierto tiempo, lo que afectó fun-
damentalmente al grupo poliquetos, numéricamente dominantes, y a los moluscos. Entre las más signifi-
cativas estarían Diplocirrus glaucus (desapareció durante 24 meses), Diopatra neapolitana (llegó a des-
aparecer en 1994), Glycera tridactyta, (perdió un 50% a lo largo de los 12 meses posteriores), Mediomastus
fragilis (24 meses), Paradoneis armata (pasó de 1.560 individuos/m2 a 30 individuos/m2) y Ampharete gru-

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Fig.12.- Evolución de la densidad (ind.x 0.1 m-2) de especies afectadas: Amphiura filiformis-AMPU FIL,
Echinocardium cordatum-ECHI COR, Ophiura ophiura-OPHA TEX, Leptosynapta galliennii-LEPS GAL, Leptosynapta
inhaerens.

bei (24 meses, y reapareció con un 25% de la abundancia previa), Prionospio fallax (reducción durante 24
meses, reinstalándose con el 10% de los efectivos que presentaba con anterioridad al accidente) y
Pseudopolydora antennata, taxon en el que se detectó un reclutamiento abortado.

Los bivalvos Fabulina fabula y Ensis arcuatus, también conocido como navaja, sufrieron una disminución
de la abundancia durante los 36 meses posteriores al hundimiento, cayendo al 20% de los valores previos
al accidente.

Otras especies, sin embargo, incrementaron su densidad; tal fue el caso de los gusanos poliquetos
Aponuphis bilineata (aumentó su densidad a lo largo de 24 meses), Mysta picta (aumentó durante 1995),
Notomastus latericeus (cuadruplicó su abundancia en 1995-1996). También algunas especies de moluscos
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Fig.13.- Evolución de la densidad (ind.x 0.1 m-2) de especies afectadas: Prionospio fallax-PRIO MAL, Magellona fili-
cornis-MAGE FIL, Acrocnida brachiata-ACRO BRA, Hinia pygmaea-NASS PYG, Rissoa parva-RISS PAR, Acidostoma
sarsi-ACID SAR, Melita obtusata- MELT OBT, Mangelia nebula-MANG NEB.

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Fig.14.- Evolución de la densidad (ind.x 0.1 m-2) de especies favorecidas: Edwardsia claparedii-EDWA CLA, Lanice
conchylega-LANI CON, Thracia phaseolina-THRA PHA, Ampharete grubei-AMPR GRU, Notomastus latericeus-NOTM
LAT, Leiochone clypeata-LEIO CLY, Aponuphis bilineata-HYAL BIL.

presentaron el mismo comportamiento, como por ejemplo Dosinia lupinus (aumentó efectivos en los 12
meses posteriores) y Thracia phaseolina, así como del celenterado Edwardsia claparedii (1993 – 1996).
(véase figura14).

El número de especies registrado en diciembre de 1992, inmediatamente a continuación del accidente, fue
de 55; disminuyó a 26 en marzo de 1993 y apenas aparecieron síntomas de recuperación durante 1994.
La tendencia cambió en la primavera de 1995, y se recogieron 63 especies en el segundo semestre; tras
un pequeño descenso con el cambio de año se alcanzó el valor de 65 especies al finalizar 1996.

En la plataforma arenosa central de la ría, donde se asienta la estación de seguimiento que venimos
comentando, son perceptibles ciertas sucesiones en la comunidad. Algunas especies numéricamente no
dominantes, son reemplazadas por otras a medida que avanza el proceso de recuperación.

La densidad total, que en condiciones de normalidad oscilaba entre 2000 y 6980 ind/m2, registró los
valores más bajos 21 meses después del vertido, momento en el que se recogieron 710 ind/m2; la recu-
peración se detectó a lo largo del segundo semestre de 1995, alcanzándose valores de 5230 ind/m2.
(figura 15)

Igualmente, respecto a los grupos tróficos, se produjo una reducción de las abundancias de todos ellos
registrándose una recuperación general en el segundo semestre del año 1995 que en el caso de los depo-
sitívoros, tanto superficiales como subsuperficiales, y suspensívoros se repitió al año siguiente, circunstan-
cia que no se dio con los carnívoros y los restantes grupos.

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Fig. 15.- Evolución de la abundancia (ind. x m-2) de especies bentónicas tras la marea negra del Aegean Sea,
durante el periodo 1992-1996, frente a un año normal

Finalmente, tras el naufragio del Aegean Sea cabe destacar los siguientes hechos:

0-12 meses: Se produjo la desaparición de la mayor parte de las especies que resultaron afecta-
das. Se registraron fuertes reducciones en la densidad de las especies que morirían en el siguiente
ciclo anual.

Se instalaron especies hasta entonces ausentes, lo cual corrobora la pauta de colonización obser-
vada en situaciones similares en otras zonas geográficas; paralelamente, tuvo lugar un aumento de
la abundancia de ciertos celenterados y poliquetos oportunistas.

La densidad global cayó a sus valores más bajos, al igual que la riqueza específica, que alcanzó los
valores mínimos.

12-24 meses: Continuó la desaparición de ciertas especies, aunque en un número mucho más
bajo que en el año anterior; se registró la disminución en la abundancia de algunos organismos, ya
afectados o no, en el período anterior. Se detectó la reaparición de algunos anfípodos y se mantu-
vieron las proliferaciones de oportunistas antes comentadas. En la abundancia global se produjo una
recuperación estacional, seguida de una disminución a los valores del año 1993.

24-36 meses: Durante la primera mitad de este periodo se registraron abundancias marcadamen-
te bajas, al igual que las observadas el año anterior. La situación cambió radicalmente en verano
cuando se produjo una notable recuperación tanto de la densidad como de la riqueza específica.

36-48 meses: Volvieron a aparecer los organismos más sensibles a este tipo de impacto, caso
de ciertos erizos irregulares. Un importante número de especies afectadas, incluso las desapare-
cidas temporalmente, alcanzaron densidades similares a las que tenían previamente al derrame
de crudo. Se observó la densidad más elevada en algunos organismos y se estabilizó la riqueza
específica.

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Conclusiones

Existen una serie de factores que inciden en el grado de impacto de un vertido de hidrocarburos sobre las
poblaciones animales de fondos móviles, modificando sus efectos, ya sea amplificándolos o paliándolos
en alguna medida. Estos son:

1. Las condiciones ambientales, hidrográficas y climáticas previas al vertido.

2. El tipo de crudo derramado, donde se contemplan sus características más relevantes a efectos
de su impacto sobre el medio marino, como son la densidad, viscosidad, tendencia a la evapora-
ción, emulsión y dispersión natural y su composición química.

3. El momento del ciclo vital en que se encuentran las especies durante el vertido.

En función de la mayor o menor incidencia de los factores citados anteriormente, la repercusión ecológica
que tendrá lugar sobre las comunidades de animales marinos de sustratos móviles será tanto más eleva-
da cuanto mayor sea el número de factores que confluyan negativamente provocando el impacto sobre el
medio. Teniendo en cuenta lo expuesto, las principales perturbaciones sobre las comunidades de orga-
nismos marinos que caben esperar tras una marea negra, son:

1. Una disminución de la densidad y de la riqueza específica en las especies más resistentes

2. El aborto del reclutamiento en algunas especies muy sensibles al hidrocarburo

3. La desaparición de ciertos anfípodos y equinodermos como representantes de los grupos faunís-


ticos más afectados

4. Una diferenciación en etapas según el modelo:

1) mortalidad ⇒ 2) latencia ⇒ 3) recuperación ⇒ 4) restablecimiento

En líneas generales puede decirse que una vez finalizada la fase de toxicidad aguda provocada por las
mareas negras, el hidrocarburo en vías de degradación tiene un efecto sobre la macrofauna bentónica
comparable a una sobrecarga orgánica.

Teniendo en cuenta las etapas establecidas en sucesiones macrofaunísticas ocurridas tras catástrofes de
similares características a la del Prestige, puede decirse que en los sustratos móviles se establece una
sucesión constituida por cuatro fases principales:

Una primera fase de toxicidad aguda que genera alta mortalidad de organismos.

Una segunda fase correspondiente a un periodo de latencia que puede durar desde algunos meses
hasta dos años.

Una tercera fase de recuperación hacia la normalidad. Se trata de una fase de recolonización y de
reestructuración que podríamos denominarla también de restablecimiento de las poblaciones, mar-
cada por diferentes episodios, que puede extenderse durante varios años

Una cuarta fase o fase final de restablecimiento de la normalidad existente con anterioridad a la
catástrofe que puede extenderse hasta sobrepasar diez años tras la marea negra.

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Glosario

Abundancia: número de individuos.

Altura mareal: diferencia en la vertical, establecida entre el límite superior de pleamar y el límite inferior
de bajamar.

Arcillas: sedimentos con tamaño de grano menor de 4 micras (1 micra = 0.0001 mm).

Arenas finas: sedimentos con tamaño de grano entre y 0.125 y 0.250 mm.

Arenas gruesas: sedimentos con tamaño de grano entre 0.500 y 1 mm.

Arenas medias: sedimentos con tamaño de grano entre 0.250 y 0.500 mm.

Arenas muy finas: sedimentos con tamaño de grano entre 0.062 y 0.125 mm.

Arenas muy gruesas: sedimentos con tamaño de grano entre 1 mm y 2 mm.

Bentos: conjunto de organismos que viven en contacto con el fondo marino o en sus proximidades.

Biomasa: peso de los individuos de una población o grupo de poblaciones, frecuentemente expresado
por unidad de área o volumen.

Carnívoro: organismo dotado de piezas bucales para la depredación que se alimenta de presas vivas o
de sus cuerpos en fase temprana de degradación.

Columna de agua: cilindro imaginario representativo de las características bióticas y abióticas del agua
de mar desde la superficie hasta una profundidad determinada.

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Columna sedimentaria: cilindro imaginario representativo de las características bióticas y abióticas del
substrato desde la superficie hasta una profundidad determinada.

Comunidad: también denominada biocenosis, es el conjunto de poblaciones de seres vivos que interac-
túan, se encuentran bajo las mismas condiciones ambientales y se mantienen reproduciéndose en un cier-
to lugar de manera permanente.

Cualitativo: relativo a la composición de un sistema.

Cuantitativo: relativo a la cantidad de los componentes cualitativos de un sistema.

Densidad: número de organismos por unidad de superficie o volumen. Frecuentemente también se


emplea el término abundancia.

Depositívoro: Organismo que se alimenta de la materia particulada existente sobre la superficie del sedi-
mento (depositívoros superficiales) o en el interior del mismo (depositívoros subsuperficiales).

Ecosistema: conjunto de organismos y condiciones abióticas que interactúan en un área determinada.

Ecotono: zona en donde entran en contacto o se superponen dos ecosistemas.

Epifauna: conjunto de organismos animales que habitan sobre la superficie del sustrato.

Estuario: cuerpo de agua costera conectada libremente con el mar dentro de la cual se produce una dilu-
ción del agua de mar con agua dulce procedente del drenaje continental.

Filtradores: organismos cuya fuente principal de alimento es la materia orgánica presente en la colum-
na de agua, la cual es captada a partir de corrientes generadas por estructuras para la alimentación des-
arrolladas por el propio organismo.

Grupo faunístico: conjunto de organismos que pertenecen al mismo nivel taxonómico, generalmente
Clase u Orden.

Grupo trófico: conjunto de organismos que utilizan mecanismos y modos de alimentación similares.

Hábitat: lugar donde vive un organismo.

Infauna: conjunto de organismos animales que habitan por debajo de la superficie del sustrato. También
se denomina endofauna.

Intermareal: franja de costa delimitada por el límite superior de pleamar y el límite inferior de bajamar.

Laguna litoral: cuerpo de agua somera, usualmente orientada paralelamente a la costa, separada del
océano por una barrera de arena o de guijarros y conectada, de forma más o menos intermitente con el
mar por una o más bocas de tamaño restringido.

Limos: sedimentos con tamaño de grano entre 63 y 4 micras (1 micra = 0.0001 mm).

Macrobentos: conjunto de organismos bentónicos con tamaño comprendido entre1 y 10 mm.

Megabentos: conjunto de organismos bentónicos de tamaño superior a los 10 mm.

Meiobentos: conjunto de organismos bentónicos con tamaño comprendido entre 0.063 y 1 mm.

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Nicho ecológico: conjunto de condiciones ambientales necesarias para que un organismo mantenga
una población viable.

Oxidación: proceso que evalúa el grado de disponibilidad de oxigeno en función de la velocidad de difu-
sión del mismo, afectando a la actividad biológica.

Pelitas: sedimentos de tamaño de grano menor de 63 m (1 m = 0.0001 mm).

Perfil mareal: distancia, a lo largo de la zona intermareal que tiene en cuenta las variaciones de pen-
diente y altura, establecida entre el límite superior de pleamar y el límite inferior de bajamar.

Población: conjunto de organismos de una misma especie que ocupan un área determinada.

Potencial redox: parámetro que mide el grado de oxigenación del sedimento. Define la discontinuidad
entre los procesos de oxidación y los de reducción del sustrato.

Recolonización: ocupación de un hábitat por seres vivos, tras un proceso catastrófico de desaparición
de la biocenosis.

Riqueza específica: número de especies de una muestra o área determinada.

Submareal: fondos marinos situados por debajo del límite inferior de bajamar.

Suspensívoros: organismos cuya fuente principal de alimento es la materia orgánica en suspensió, pre-
sente en la columna de agua.

Taxón: categoría o nivel en la clasificación establecida para los seres vivos.

Zona de barrido (o de swash): parte inferior del perfil mareal a lo largo del cual tienen lugar ascen-
sos y descensos del oleaje que llega a la orilla.

Zona de rompiente (o de surf): franja de costa a lo largo de la cual se produce la ruptura de los tre-
nes de olas.

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RESUMEN DEL CAPÍTULO

En el presente capítulo se analiza el impacto ecológico sufrido por las comunidades bentónicas marinas
tanto submareales como intermareales tras una marea negra como la provocada por el fuel pesado derra-
mado por el Prestige. Para ello se han tomado como referencia los estudios previos realizados por nuestro
grupo de investigación sobre las perturbaciones que ocasionan los vertidos de hidrocarburos en el medio
marino. En concreto, se evalúan los cambios observados en la macrofauna bentónica después de la marea
negra del Aegean Sea.

Por medio del estudio de la serie temporal de datos faunísticos, hidrológicos y sedimentológicos que abar-
ca un periodo anual (1988-89) de toma de muestras mensuales, previo al vertido, y considerado como
situación original del medio se realiza un análisis comparativo pormenorizando el estado en el que se
encontraron las comunidades y su evolución durante los cuatro años posteriores a la marea negra (1992-
1996).

El proceso de recuperación de las poblaciones de especies bentónicas afectadas por el impacto de hidro-
carburos en el medio, sigue una pauta temporal que comienza con la desaparición o reducción de la mayor
parte de las especies sensibles al crudo durante los doce meses posteriores a la marea negra, coloniza-
ción en paralelo de nuevas especies que hasta el momento del derrame no ocupaban ese hábitat e incre-
mento de especies oportunistas, básicamente pertenecientes al grupo faunístico poliquetos. Asimismo, se
observa durante el primer año un descenso del número de especies y la densidad de la totalidad de la
comunidad a valores mínimos nunca alcanzados con anterioridad. Durante los tres años posteriores a la
marea negra, continúa detectándose la desaparición paulatina de algunas especies, la reaparición de
algunas otras desaparecidas tras el vertido y la proliferación de organismos oportunistas, manteniéndose
esta situación hasta el verano del tercer año, momento en el que comienza a observarse una notable recu-
peración tanto en términos de densidad como en número de especies. No es hasta el cuarto año posterior
al vertido, que se observa una neta recuperación del total de especies con la reaparición aquellas más sen-
sibles al hidrocarburo y la estabilización de la riqueza y densidad de especies en valores similares a los
registrados con anterioridad a la marea negra.

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