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24/7/22, 23:07 Víctor Turner y la historia de México como drama social

Nuestra América

ISSN: 2007–2309 04-2019-011414315900-203 Latindex: 21938 Licencia Cr

Lunes, 25 de Julio de 2022

Número 42 ‹›

Víctor Turner y la historia de México como drama Search...

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Victor turner and the history of Mexico as a social drama


Lecturas
Victor Turner ea história do México como um drama social
recomendada
Leif Korsbaek
Recibido: 07-03-2015 Aceptado: 19-03-2015

Resumen
Resumen: Víctor W. Turner, un antropólogo de una formación muy tradicional
británico, más bien funcionalista, que terminó su formación en la escuela de
Manchester bajo la tutela de Max Gluckman. Víctor Turner era de una notable
versatilidad, entre otras excentricidades tuvo la arrogancia de morirse en los
Estados Unidos, donde trabajó varios años en Chicago, California y Virginia,
entre otras partes. La razón de la presente semblanza es que Turner en un
momento, en los 1970, presentó un texto aplicando una serie de herramientas
analíticas de la antropología al proceso histórico de la lucha por la
independencia en la Nueva España, girando alrededor del personaje de Miguel
Hidalgo. El texto de Turner acerca de Hidalgo y la lucha Mexicana por la
independencia representa un importante avance en nuestra comprensión de la
fuerza de los símbolos en un proceso histórico. Víctor Serge. Individuo,
historia y revolución
Palabras clave: Víctor Turner, antropología, historia, Miguel Hidalgo.
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Abstract El movimiento o
Carlos Manuel R
Abstract: Victor W. Turner, an anthropologist from a rather functionalist very traditional British education who completed his training Ricardo melgar
at the Manchester School under the tutelage of Max Gluckman. Victor Turner was a remarkable versatility, among other eccentricities ensayo de aproximació
had the arrogance to die in the United States, where he worked several years in Chicago, California and Virginia, among other parts. contextual
The reason for this portrayal is that Turner at a time, in 1970, he presented a text by applying a range of analytical tools of
anthropology to the historical process of the struggle for independence in New Spain, revolving around the character of Miguel
Hidalgo. The text of Turner about Hidalgo and the Mexican struggle for independence represents an important advance in our América Latina
Documentos: El
understanding of the power of symbols in a historical process.
Analítico del Ac
Ricardo Melgar Bao (AD
Keywords: Victor Turner, anthropology, history, Miguel Hidalgo.
Destacando los Movimi
Sociales y Organizacion
Resumo Políticas de Izquierda e
Latinoamérica de 1960

Resumo: Victor W. Turner, um antropólogo de uma educação britânica muito tradicional em vez funcionalista que completou a sua
formação na Escola de Manchester sob a tutela de Max Gluckman. Victor Turner era uma versatilidade notável, entre outras
La Primera Gue
excentricidades teve a arrogância de morrer nos Estados Unidos, onde trabalhou vários anos em Chicago, California e Virginia, Mundial en las c
entre outras peças. A razão para esta interpretação é que Turner de cada vez, em 1970, apresentou um texto através da aplicação de Enrique Góm
de uma série de ferramentas de análise da antropologia ao processo histórico da luta pela independência na Nova Espanha, que Carillo
gira em torno do personagem de Miguel Hidalgo. O texto de Turner sobre Hidalgo ea luta pela independência mexicana representa
um importante avanço na nossa compreensão do poder dos símbolos em um processo histórico.
Políticas de la M
Palavras-chave: Victor Turner, antropologia, história, Miguel Hidalgo. (noviembre 2020

 
Migración china
Introducción
orientalismo
modernista. Aná
Como sucedió en toda América Latina, al principio del siglo XIX, hace unos doscientos años, ganó México su independencia de España:
la revista Varied
de ser una colonia perteneciente al imperio español, se convirtió en una república, soberana e independiente y dueña de su propio
(1909-1919)
destino. Al mismo tiempo cambió de nombre: ya no sería la Nueva España sino México o, más precisamente, los Estados Unidos
Mexicanos.

La situación del imperio español y de sus colonias, en este caso la Nueva España, el futuro México, había sido enredada: “el imperio
Las revistas cul
latinoamericana
español en América descansaba en el equilibrio de poder entre varios grupos: la administración, la iglesia y la elite local. La
material, tramas
administración ostentaba el poder político. Pero su poder militar era escaso y asentaba su autoridad en la soberanía de la corona y en intelectuales y r
sus propias funciones burocráticas. La soberanía secular estaba reforzada por la de la iglesia, cuya misión religiosa se apoyaba en el revisteriles
poder jurisdiccional y económico Pero el mayor poder económico estaba en manos de las elites, propietarios rurales y urbanos,
englobaban a una minoría de peninsulares y a un mayor número de criollos” pero, en la última instancia, “he aquí un caso extraño en la
historia moderna: una economía colonial dependiente de una metrópoli subdesarrollada”[1]. El peligro que la corona española Geopolítica imp
vislumbraba todos los años de la existencia de este delicado equilibrio era la refeudalización, la pérdida del tan caramente conquistado Intervenciones
poder central, el peligro que ya se manifestó en tiempos de Cortés[2]. estadounidense
Nuestra América
Pero ahora la situación era fundamentalmente diferente. El país ya no era una colonia, sino una nación libre, independiente y soberana, siglo XXI
y el futuro se vislumbraba claro y prometedor. “Esta obra, Señor, que se confiará a vuestras luces y a vuestra provisión, forma desde
este día la época venturosa de las glorias de la patria. Emancipados de nuestros ya impotentes opresores, hemos salido de la ignominia
y de la esclavitud para elevarnos al alto rango de las potencias libres, independientes y soberanas. La confianza en el gobierno La desigualdad
Argentina. Apun
cimentada por la voluntad nacional y explicada por los mandatarios del pueblo, segará para siempre el anchuroso abismo de las
para su historia
revoluciones. La experiencia dolorosa de los males que pasaron y la grata perspectiva de los bienes que se esperan bajo las garantías
colonia a nuestr
constitucionales, todo, Señor, nos promete que vuestras benéficas intenciones serán cumplidas, y la República, feliz, respetada y
poderosa” fue la promesa al pueblo mexicano el 4 de octubre de 1824. El pasado colonial ya pasó y los mexicanos podrían ocupar su
lugar entre las naciones libres, independientes y soberanas[3]. Ya habían pasado tres años de arduas tareas de formular la primera
El Deber Pro Ind
constitución federal que diera vida a los Estados Unidos Mexicanos y, después de los años flacos, ahora se esperaban los años (edición facsimi
gordos[4].

Todos estaban de acuerdo. “El ministro Lucas Alamán, criollo europeo, conservador y de tendencia centralista, describía así la situación:
El presidente Victoria se encontraba, pues, en las más prósperas circunstancias: la República gozaba de sosiego; los partidos habían Diccionario de
sido reprimidos, y la esperanza de un feliz porvenir lisonjeaba los ánimos de todos, mientras que Zavala, que era liberal, federalista y
autobiografías
intelectuales: re
criollo americano, escribía no puede un mexicano recordar esta época sin experimentar cierta afección nacida de las felices
pensamiento
circunstancias en que se encontraba la República. Parecía que se había consolidado un gobierno duradero: los partidos habían callado, alternativo
y las legislaturas procedieron con tranquilidad al acto augusto de nombrar los supremos magistrados de la República”[5].

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“Sin embargo, todas las esperanzas que se expresaron entonces se iban a ver pronto frustradas irónicamente por los mismos hombres
que las habían formulado”[6], y la transición no fue tan rápida como se había esperado, primero se interpuso un intermezzo en el cual el Comunismo y c
joven país un rato se presentaba como imperio, igual que Brasil, bajo la batuta de Iturbide. De alguna manera el imperio de Iturbide obrera hasta los
representó una transición suave a la vida republicana, con algún grado de convivencia entre los gachupines derrotados, los criollos
orígenes del per
victoriosos (más o menos) y los indígenas y los mestizos como grupos invisibles. El Plan de Iguala, firmado el 24 de febrero de 1821,
garantizando la independencia, la unión y la religión (católica), “conciliaba todos los intereses”[7].
Chihuahua: Un a
Un vistazo al joven congreso nos da una idea de cuáles eran los problemas urgentes que se tuvieron que resolver a brevedad: en la de modernidad.
cámara de diputados planteó Carlos Bustamante la necesidad de poblar las costas el 2 de marzo de 1822, propuesta que fue repetida el de su vida econ
entre 1880 y 192
4 de marzo; el 27 de marzo de mismo año se recibieron las propuestas de paz de los indios del norte, y el 5 de junio se debatió el tema
de colonización de Tejas, el primero de abril de 1823 se archivó la propuesta de los diputados de Yucatán de eximir a los indios de la
contribución personal. Finalmente, el 17 de junio de 1823, “en el dictamen sobre convocatoria para un nuevo congreso constituyente
Arte y Ecología
mencionan la participación de los pobres y los indígenas”. Mientras tanto, si avanzamos al año de 1826, se discute en la cámara de
senadores en tres ocasiones “el dictamen sobre indulto a los yaquis y mayos”, mientras que el 12 de febrero de 1830 continuaba la
“discusión relativa al uso de la expresión indígenas para designar a los mexicanos a quienes antes se les llamaba indios”.

Apostilla Revist
Critica de Lectu
Históricas (núm
2019)

Archivos de his
del movimiento
y de la izquierda
(marzo-agosto 2

Activistas, cread
transgresoras.
Disidencias y
representaciones

1918. La reforma
universitaria y n
América. A cien
de la revuelta
estudiantil que sacudió
continente
Imagen 1. www.alvargonzalez.info

Y la independencia tampoco fue tan rica y maravillosa como muchos se habían imaginado, pues la lucha había hecho necesaria una 1





gran cantidad de préstamos concertados en el mercado en Londres. Igual que hoy, que México tiene la democracia representativa más
costosa del mundo, además de los gastos en la lucha armada, también los tres años de formulación de la nueva constitución habían
sido muy costosos[8].

 La antropología acerca de la historia

Aquí presentamos un texto del antropólogo británico Víctor Turner acerca de la lucha del cura Hidalgo para ganar la independencia de
España, y debe ser permitido preguntarnos: “¿qué diablos hace un antropólogo británico como Victor Turner en nuestra historia de
México?”, y “¿qué tiene que ver con la situación de México y los doscientos años que han pasado?”, una pregunta que tenemos que
dividir en dos: primero, ¿qué es la antropología? y dos, ¿quién es el tal Víctor Turner?, ¿cuáles son sus credenciales?

De la antropología hay tantas definiciones, que los antropólogos tenemos mucha libertad para definir nuestro quehacer. En otra ocasión
he definido “mi antropología” como “una disciplina cuyo concepto fundamental es el de “cultura”, que es la única disciplina dedicada
explícitamente al estudio de la alteridad, más exactamente al estudio de la articulación entre la tradición y la modernidad, que recoge su
información por medio del trabajo de campo, conocido también como etnografía, y que mantiene su ambición holista[9].

Victor Turner fue formado en la tradición británica de la antropología, lo que tiene también profundas repercusiones tanto en sus
planteamientos teóricos como en su trabajo de campo y etnografía. La antropología social británica es artesanal y práctica, a diferencia
de la sofisticada etnología francesa, que tiene una fundamentación teórica mucho más elaborada que su contrapartida británica. La
antropología social británica nació como una herramienta muy práctica del colonialismo británico, sobre todo en África, lo que captó la
atención del mundo en el año emblemático y en los años inmediatamente después, cuando surgió una ola de críticas al colonialismo
británico y la participación de los antropólogos británicos: “los estudios antropológicos británicos se desarrollaron en el contexto del

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colonialismo europeo y, sobre todo, británico formando parte de la situación colonial. La mayor parte de los antropólogos no pusieron en
cuestión la situación colonial ni el hecho de tomar parte en esa situación a través de la investigación de los pueblos subyugados”[10], es
un botón de muestra.

La antropología es una curiosa disciplina: la antropología británica nació como la criada del colonialismo británico, sobre todo en África
pero, como ha dicho un antropólogo mexicano: “lo que sirve para una barrida sirve también para una fregada”, y podemos plantear que
los mismos conocimientos antropológicos que les sirven a los colonialistas para mantener el control y asegurar la explotación,
potencialmente les sirven también a los colonizados en su lucha para quitarse de encima el yugo colonial.

Como ya se mencionó, la antropología nació como la criada del colonialismo, pero ocasionalmente se ha destacado como una disciplina
contestataria, que tiende a solidarizarse con los oprimidos y defender sus derechos. Al respecto, se ha formulado una distinción entre
dos diferentes tipos de pensamiento, entre la táctica y la estratégica, de manera que la táctica es la visión desde abajo, mientras que la
estratégica es la visión desde arriba[11]. En este sentido, el presente texto de Victor Turner es más bien un estudio híbrido, entre lo
táctico y lo estratégico, pues es un estudio de cómo se hace la lucha desde abajo, desde una posición de lo táctico, para conquistar el
poder hacia arriba y convertir su posición en una posición estratégica.

Quedándonos en el mundo británico, podemos presentar a un curioso luchador africano que hizo uso de los conocimientos
antropológicos en su lucha contra el colonialismo británico. Yomo Kenyatta nació en 1890 en el clan de los jefes de la tribu dominante en
la entonces colonia británica Kenya, los gikuyo, con el correr del tiempo se hizo líder del movimiento guerrillero de liberación muingi, y
en varias ocasiones, a partir de 1953, fue encarcelado. En 1964 logró el movimiento muingi arrancarles a los británicos el control político
del país, después de una prolongada guerra de liberación, y en diciembre del 1964 fue Yomo Kenyatta elegido el primer presidente de la
nueva república Kenya, ya no colonia. Así que Yomo Kenyatta era uno de muchos líderes indígenas, en África y en otros continentes,
que se opusieron violentamente a la opresión colonial y al racismo de los blancos, algunos con éxito, otros sin resultados, y muchos de
ellos muertos en su lucha. Lo único que distingue tajantemente a Yomo Kenyatta de los demás luchadores anticolonialistas es el hecho
de que el contaba con un doctorado en antropología social de London School of Economy, Bronislaw Malinowski había dirigido su tesis
doctoral, “Facing Mount Kenya”, y en su historia vemos un ejemplo del uso de la antropología para la liberación[12].

De todos modos, es un estudio de la violencia, y la relación de la antropología con la violencia es curiosa, pues desde su infancia esta
disciplina se ha venido desarrollando en escenarios permeados por violencia y, sin embargo, fue muy tarde que logró desarrollar las
herramientas analíticas necesarias para el estudio de esta violencia con la cual había convivido durante tantos años.

Aparte del hecho de que todas las sociedades son plurales[13], los antropólogos se vieron obligados a forjar el concepto de sociedad
plural durante el proceso de descolonización al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando unas 150 colonias fueron convertidas en
nuevas repúblicas, constituyendo lo grueso de las naciones unidas de la ONU. Las sociedades plurales “son las que contienen múltiples
poblaciones étnicas dentro de una economía compartida y un orden político centralizado dominado por uno de los grupos”[14].

El uso más convincente del concepto de sociedad plural es el texto de Max Gluckman en el cual describe y analiza la dinámica de la
sociedad zulú en el África del Sur, donde plantea al principio del artículo que “Alrededor de las dos quintas partes de los africanos de la
Unión viven en áreas que les son reservadas, distribuidas a través de toda la Unión. Solamente ciertas categorías de europeos
(administradores, oficiales técnicos, misioneros, comerciantes, reclutadores) viven en estas reservas. Desde las reservas los hombres
africanos salen para trabajar durante breves periodos de tiempo en el empleo de granjeros, empresarios y particulares blancos, después
de lo cual regresan a su hogar. Cada comunidad de reserva tiene estrechas relaciones económicas, políticas y de otros tipos con el
resto de la comunidad blanco-africana de la Unión. Por eso, los problemas estructurales de cualquier reserva consiste en gran medida
en analizar de qué manera, y hasta qué grado, la reserva está estrechamente articulada con el sistema social de la Unión, cuáles son
las relaciones entre blancos y africanos dentro de la reserva, y de qué manera estas relaciones son afectadas por, y afectan, la
estructura de cada grupo racial”. Tal como Max Gluckman estudia la sociedad total, África del Sur, con su población blanca y negra,
podemos hacer el experimento de estudiar la sociedad total, México y los Estados Unidos. Tal como está la situación con Peña Nieto y
La Gaviota, podemos decir sin distorsionar la realidad que México está gobernado desde la Casa Blanca.

Podemos distinguir el primer acercamiento sistemático al estudio del conflicto en la obra de Max Gluckman, fundador de la Escuela de
Manchester y profesor de Victor Turner: “el punto de partida de Gluckman es que “el conflicto y la superación del conflicto (fisión y
fusión) son dos aspectos del mismo proceso social que están presentes en todas las relaciones sociales. La fisión y la fusión no sólo
están presentes en la historia de grupos singulares y sus relaciones, son inherentes a la naturaleza de toda estructura social”, es decir
que el conflicto no es ni una anomía ni se debe a factores exógenos, es parte del proceso. Si seguimos la pista encontramos en la obra
de Gluckman una discusión muy rica del conflicto, no obstante que algunos ortodoxos piensan que “Gluckman colocó un énfasis
exagerado en el elemento de conflicto en las relaciones políticas””[15].

Durante su estancia en Manchester inició su trabajo de campo en Zambia, en el marco del Rhodes-Livingstone Institute, cuyas líneas de
investigación fueron, por supuesto, dictadas más o menos por las necesidades de la parte de Africa donde se encontraba el Instituto: el
centro y el sur de Africa. El Instituto Rhodes-Livingstone había sido fundado en 1938 por un grupo de investigadores de la Victoria
University of Manchester para estudiar las maneras de estudiar las maneras en las cuales se podría establecer una relación permanente
y satisfactoria entre nativos y no-nativos en el África del Sur. El estudio de los rituales tenía una prioridad muy baja en el Instituto, cuya
atención se dirigía hacia los sistemas políticos y legales, la urbanización, la urbanización el bracerismo y la organización social y
económica.

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 “El Instituto producía estudios de un alto grado de uniformidad (neomarxista), por lo cual inconformes y traidores fueron tratados con
gran ferocidad, pero no se aceptaba crítica de forasteros”[16], y no nos puede sorprender que la tesis doctoral de Turner llevaba la
imprenta de Max Gluckman, el entonces director del Departamento de la Universidad de Manchester. “Fue Gluckman quien le sugirió a
Turner que estudiara los principios de la organización social de los ndembu: hasta que hayas dominado eso, no estás capacitado para
analizar el ritual”[17].

En el plan de trabajo del Rhodes-Livingstone Institute escribió Gluckman programáticamente en 1945 que "debo poner el énfasis en que
no considero los procesos sociales en marcha como completamente desintegradores. Toda mi formulación del problema depende del
reconocimiento de que existe una sociedad de Africa Central compuesta de grupos culturales heterogéneos de europeos y africanos,
con una estructura social y unas normas de comportamiento determinados, aunque tiene muchos conflictos y desajustes"[18].

Imagen 2. www.mexfiles.net

Hay varios detalles en las investigaciones del Instituto Rhodes-Livingstone que marcan la distancia a la tradicional investigación en la
antropología social británica: el estudio del conflicto, la articulación de la pequeña comunidad con la sociedad más amplia, la dinámica,
la atención al individuo como objeto de estudio y la atención a la dimensión cultural[19].

Max Gluckman retoma la problemática de articular las muy diferentes partes de la sociedad plural por medio de la antigua herramienta
de roles sociales. En un artículo de 1968 plantea que un cierto tipo de roles son interjerárquicos, en el sentido de que pertenecen al
mismo tiempo a dos diferentes jerarquías que se colocan en dos estructuras sociales diferentes: en la de la comunidad y en la de la
sociedad más grande.

Es muy en la misma vena, es decir en el espíritu de su formulación de la sociedad plural, que analiza Max Gluckman la delicada
situación en Kenya alrededor de la rebelión muingi en los años 1950, cuando la burguesía inglesa estaba espantada por lo que vieron
como obscenidades rituales practicados por los rebeldes muingi que exigieron la independencia de la entonces colonia británica Kenya.
El artículo de Max Gluckman es una respuesta a la interpretación de la situación que hace la delegación parlamentaria que ha sido
compuesta con el fin de analizar el movimiento rebelde en Kenya y presentar una recomendacióin que pueda guiar la acción del
gobierno británico. La delegación parlamentaria dice que "el movimiento maumau (así llamaron los ingleses el movimiento muingi)
intenta deliberada y premeditadamente guiar a los africanos de Kenya hacia atrás hacia la sabana y el salvajismo, no hacia adelante al
progreso", y "un importante periódico va aún más lejos en su editorial: considera al movimiento maumau como el producto de un
estancamiento de 30,000 años"[20]. Max Gluckman logra al mismo tiempo distanciarse del etnocentrismo, manifestar su solidaridad
política con los negros africanos en la colonia británica y aprovechar la fuerza lógica de su modelo de la sociedad plural al llegar a la
conclusión de que "el movimiento maumau es el producto de la colonización de Africa y no del Africa indígena misma"[21].

Una parte de las investigaciones se dedicaba al ambiente urbano, como las de los Epstein y de Clyde Mitchell, pero se relacionaban
estrechamente con los estudios de la migración y el bracerismo negro debido a la cercanía del Copperbelt, la región minera que
estudiaba J. van Velsen, pero a través de estas diferentes líneas de investigación corría una corriente general que se cristalizaba en el
modelo teórico, la sociedad plural, y el modelo metodológico, el método del caso extendido (extended case method) que implica un
coqueteo con el individualismo metodológico, una visión dinámica de los fenómenos sociales, con énfasis en el proceso más que en la
estructura, y partiendo del conflicto como el foco de la investigación. Igual que la historia de las mentalidades posteriormente, el enfoque
del Instituto se centraba en el problema y ya no se producían monografías tan amplias y épicas como antes.

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En mi opinión, no es solamente que el texto de Victor Turner se acerca a la historia de las mentalidades, de la cual he escrito en otra
ocasión que “la antropología hoy es forzosamente una antropología histórica”[22], es también el hecho de que Victor Turner logra de
manera magistral combinar el análisis político con el análisis simbólico, lo que un antropólogo mexicano expresa con cierta elegancia:
“Para Turner, y ésta es una premisa que es sustantiva en toda su obra, una antropología política que desconsidere el análisis simbólico,
la lucha por la inscripción y hegemonía de los sistemas de significados y representaciones y sus efectos, es una antropología ciega; y, a
su vez, una antropología simbólica que omita el esclarecimiento de las relaciones de poder es una antropología vacía”[23].

La antropología acerca de la historia de México

¿En qué nos ayuda el texto de Víctor Turner para entender el proceso de lucha y liberación hace unos doscientos años? Bueno, Victor
Turner cambia la antropología de ser un estudio estático de la arquitectura de la sociedad, o sea de la estructura del sistema social, a
ser un estudio dinámico que coloca la sociedad en el proceso histórico, y en este sentido nos ayuda a entender la eficacia de los
símbolos en el proceso histórico que es la lucha por la independencia en la colonia de la Nueva España.

En una sola oración densa en una de las primeras páginas nos muestra Turner algunas de las características de su enfoque: “lentos
procesos que habían ocurrido durante siglos fueron sucedidos por una serie de dramas sociales rápidos, haciendo explícitas las
contradicciones ocultas en aquellos procesos, generando nuevos mitos, símbolos, paradigmas y estructuras políticas”,

Eso lleva nuestra atención hacia tres problemas medulares en la antropología (y la historia): el primero de esos problemas tiene que ver
con nuestro objeto de estudio. Los evolucionistas no tenían problemas al respecto: ellos pensaban que el objeto de estudio de la
antropología fuera “la sociedad”, y se imaginaban a la sociedad como algo monolítico: cuando la sociedad evolucionaba todo se movía
en la misma dirección. Pero cuando los antropólogos empezaron a ir al campo y hacer etnografía, tropezaron con la necesidad de definir
la totalidad, pues las partes de la sociedad tenían cierta autonomía relativa. Un descubrimiento importante en la antropología
mesoamericana se lo debemos a un etnohistoriador:

Nos hemos ocupado de un proceso que implica tanto la continuidad de ciertos aspectos de la organización social como el cambio radical
de otros. El cambio o la continuidad serán más o menos resultados según se considere la estructura, la forma o la función de una
institución social Nosotros hemos resaltado la continuidad de los principios estructurales relativos al funcionamiento de la escala, puesto
que ésta es el hilo que conecta las formas precolombinas con las formas modernas de organización política y ceremonial. Pero la
introducción del culto católico y de las formas españolas de administración municipal significan un cambio radical de la forma cultural de
determinados cargos o actividades en los que se concretiza la estructura. En los segmentos campesinos de la sociedad anterior a la
llegada de los españoles, con poca o ninguna estratificación social, ésta debe haber sido la transformación fundamental. En los centros
políticos estratificados, por el contrario, la estructura social total dentro de la cual operaba el sistema de escala fue radicalmente
transformada al convertirse las sociedades indias en parte de la sociedad colonial o nacional y ser reducidas al nivel de organización
campesina. Junto a esto, un cambio fundamental tuvo lugar  en la función del sistema de escala en relación con la estructura social total.
La escala pasó de ser un mecanismo para la selección de personal, o para la revalidación de los derechos heredados a un alto cargo
dentro de una sociedad estratificada e independiente, a ser un mecanismo para compartir las responsabilidades entre los miembros de
un segmento no estratificado, de una comunidad campesina incluida en una sociedad más amplia[24].

El segundo de esos problemas es nuestra manera de manejar el factor tiempo. En otra ocasión escribí que “Los antropólogos somos
notablemente torpes en el manejo del factor tiempo,lo que se manifiesta con claridad en prácticamente todos los informes finales de
investigación antropológica, tal vez también en la presente tesis. En primer lugar, tenemos que distinguir entre el tiempo del investigador
y el tiempo (o, más bien, los tiempos) de lo investigado”[25]. Sin pensar que el aprender a controlar el factor tiempo resuelva todos
nuestros problemas y defectos, podemos aprender mucho de los historiadores de las mentalidades, entre los cuales Fernand Braudel ha
forjado la distinción entre las duraciones: la duración corta, la duración mediana y la duración larga[26]. Si intentamos tomar en cuenta el
factor tiempo en nuestra antropología inmediatamente tropezamos con el dilema de definir la disciplina, pues los diversos tiempos
merecen un tratamiento muy diferente, hasta tal grado que podemos plantear que la historia de las mentalidades puede ser considerada
como una historia antropológica o, alternativamente, una antropología histórica[27]. Una muy hermosa imagen de las tres duraciones se
refiere a las aguas del mar: los movimientos de la duración corta se parecen a la espuma que baila encima de las olas: es rápida y
vistosa, pero jala muy poco; los movimientos de la duración mediana se parecen a las olas: son menos rápidas y menos vistosas, pero
tienen más fuerza, jalan más que la espuma; finalmente, los movimientos de la duración larga se parecen a las corrientes por debajo de
la superficie del mar: no son vistosas, en efecto ni siquiera se ven, son más lentas y, como sabe cualquiera que se haya ahogado, jalan
muchísimo más, tienen una enorme fuerza[28]. En consecuencia sugerí en otro contexto que podemos considerar a la antropología
social como la antropología que estudia los procesos rápidos, los de la duración corta, mientras que podemos considerar a la
antropología cultural como la antropología de los procesos lentos y subterráneos que corresponden a las corrientes en el fondo del
mar[29].

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Imagen 3. www.nndb.com

El tercer problema es el de entender el uso de los símbolos, y Turner debe en primer lugar su fama a su análisis de los símbolos en el
contexto socio-cultural. Como ya se mencionó, Victor Turner fue formado en la tradición antropológica británica, y en esa tradición el
ritual es ya una añeja obsesión. Victor Turner define el ritual como “un comportamiento formal en ocasiones no dedicadas a rutinas
tecnológicas, que tiene referencia a la creencia en seres y poderes místicos”[30], “es una secuencia estereotipada de actividades que
incluyen gestos, palabras y objetos, ejecutadas en un espacio apartado y diseñadas para influenciar entidades preternaturales o fuerzas
de acuerdo a los objetivos e intereses de los actores”[31]. En el ritual, el símbolo, que puede ser “objetos, actividades, palabras,
relaciones, eventos, gestos o unidades espaciales”, es la unidad mínima[32].

La antropología de Victor Turner se desarrolló por supuesto a través de varias etapas, desde su primer encuentro con la antropología –
“recuerdo que Vic de repente decidió, cuando estaba leyendo The Andaman Islanders, yo quiero ser antropólogo” – pasando por su
carrera en la Escuela de Manchester – desde que fue descubierto por Max Gluckman “en una de sus perambulaciones en búsqueda de
buenos estudiantes graduados para su nuevo departamento de antropología en la Universidad de Manchester” - hasta su prematura
muerte en 1983 – “en el pleno proceso de una vida productiva”[33]. Al principio le dominaba su interés por el ritual – la tesis de Radcliffe-
Brown es acerca del ritual – pero su profesor y director de tesis, Max Gluckman, le contó que su tesis tendría que ser acerca de la
organización social de los ndembu, “hasta que domines eso, no estás capacitado para estudiar el ritual”[34] – así que escribió una tesis
doctoral acerca del ritual como herramienta del proceso social y política, inventando para eso uso el concepto del “drama social”.

Victor Turner no solamente era británico, se volvió manchesteriano, y la primera versión de su drama social, en su tesis doctoral de
1957, recuerda fuertemente al estilo de Max Gluckman, pensando en su “Rituales de rebelión”[35], y el capítulo en su tesis donde se
formula se llama significativamente “la función políticamente integrativa del ritual”[36]. Sin embargo, el mismo año, en 1957, hizo
trampas y escribió su primer texto acerca del ritual propiamente, y es tal vez significativo que, también el mismo año, “en 1957, renunció
del Partido Comunista Británico y se alejó del marxismo, posiblemente como resultado de la supresión soviética de la rebelión en
Hungría, y fue recibido en la Iglesia Católica”[37].

Para Victor Turner las características empíricas de los símbolos dominantes son: 1) condensación y polisemia, 2) la unificación de
significados disparatos y 3) bipolaridad de los significados[38], y en un momento hizo una distinción entre símbolos dominantes y
símbolos instrumentales[39], que se pueden estudiar en el campo a tres diferentes niveles: un nivel exegético, uno operacional y uno
posicional[40].

Todo este aparato le permite a Turner analizar el proceso histórico, y en un momento nos revela de qué manera su método le permite
descubrir las contradicciones: “Los años entre 1810 y 1821, y aún entre 1808 y 1821, constituyeron un periodo liminal complejo y
dramático en el cual a procesos lentos que se habían estado gestando durante siglos siguieron una serie de dramas sociales rápidos
que pusieron al desnudo muchas de las contradicciones que estaban escondidas en aquellos procesos y generaron nuevos mitos,
paradigmas y estructuras políticas”.

Quisiera también mencionar la importancia del año 1966 en la carrera de Victor Turner, pues en aquel año volvió al campo de la
antropología política (que nunca había abandonado por completo) y presentó junto con otros dos antropólogos políticos una dramática
revisión de los fundamentos y la definición de aquella disciplina, remediando las carencias de la clásica antropología política británica.
Se piensa en la antropología que la publicación de Sistemas Políticos Africanos marque el nacimiento de la antropología política, lo que
es en mi opinión una exageración, pero el libro es de mucha importancia, a pesar de todos los errores que se comete[41]. En la
definición de la nueva disciplina, la antropología política, el trío de nuevos antropólogos políticos redefinan por completo la disciplina,
fijando la vista en tres factores: que la política tiene que ver con la toma de decisiones, que son vinculantes en el espacio público[42].

Ricardo Melgar opina que “Turner ha tenido un doble papel: por un lado, el de fungir como un persistente promotor de los estudios sobre
el simbolismo y, por el otro, de irse gradualmente proyectando como el constructor de una consistente y polémica propuesta teórico-
metodológica más puntual sobre símbolo y ritual, que acerca a los universos simbólicos que acompañan a los diversos tipos de relatos y
prácticas culturales”[43], en lo que estoy de acuerdo. Sin embargo, pienso que es mucho más importante la contribución de Victor
Turner a acercar el estudio simbólico al estudio de las fuerzas políticas.

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Imagen 4.

El favor más grande que le hace Victor Turner a la historia mexicana es tal vez el mismo que le hace a la antropología: su esfuerzo por
combinar lo simbólico con lo político, en muchos otros casos dos diferentes mundos sin comunicación. Como señala al principio de su
análisis de la revolución de Hidalgo: “Lo que me parece interesante a este estado temprano es la estrecha relación entre los símbolos
religiosos y la acción política en la historia de México”[44]. Victor Turner nos ha regalado una antropología que sirve para entender el
proceso histórico alrededor de la independencia y la función de los símbolos en este proceso, una antropología que no es ni ciega ni
vacía, y es posible que en esa construcción de una antropología simbólico-política uno de los documentos más importantes sea su texto
acerca del cura Hidalgo.

 ¿Qué ha cambiado?

Acabamos de festejar la distancia de 200 años que mide entre la situación de la joven república y la situación de hoy, en 2015, y nos
podemos preguntar: ¿en qué ha cambiado nuestra situación en esos doscientos años?

Si de la lucha de Hidalgo avanzamos unos años, a la Guerra de la Reforma a mediados del siglo XIX, entonces unos de los pesos más
onerosos a la economía de la joven república fueron los sueldos pagados a los generales y sus soldados. En la relación de Edward
Burnett Tylor, el fundador de la antropología moderna, leemos de su visita a México en 1856 que “Don Miguel Lerdo de Tejada estima,
en su carta estadística para el año de 1856, que ya ha sido citada anteriormente,, que hay en la República 12,000 soldados y 2,000
oficiales, sin contar a los oficiales de medio sueldo. Un oficial para cada seis soldados rasos y, entre ellos sesenta y nueve generales.
Ellos no son, sencillamente, héroes de la milicia que se pavonean en sus elegantes uniformes; tienen comisiones reales de parte de
algunos de los muchos gobiernos que van y vienen, poseen el derecho a cobrar su sueldo, que se pague o no, como sea. Solamente
una pequeña parte de ellos poseen el más mínimo conocimiento del arte de la guerra. Eran aventureros políticos, amigos o familiares de
alguien en el poder, o sencillamente oportunistas que compraron su comisión como una especie de pensión ilegal del gobierno”[45].
Exactamente igual que hoy: el viernes 23 de abril del 2010 leemos que “los cuarenta y ocho generales que pasaron a situación de retiro
fueron condecorados en la ceremonia de reconocimiento encabezada por Guillermo Galván Galván, titular de la Secretaria de Defensa
Nacional, en las instalaciones del Campo Militar número 1” [46].

Al principio del siglo XXI, toda la república estaba todavía marcada por los quehaceres militares y a partir de 2000 México realmente se
ha militarizado dramáticamente. El presidente Vicente Fox empezó a aplicar al ejército mexicano en la muy criticada lucha contra el
narcotráfico, una política que continuó su sucesor Felipe Calderón y en su turno Enrique Peña Nieto. Recientemente han llamado la
atención una serie de actuaciones escandalosas del ejército como la supuesta ejecución de más de dos decenas de ciudadanos –
supuestamente narcotraficantes – en Tlatlaya el … y otra matanza más recientemente en …. Pero el evento que más ha llamado la
atención hacia el ejército es la masacre de 43 estudiantes de la Normal Rural en Ayotzinapa …

En efecto, México es un país que se encuentra en estado de guerra civil. En una conferencia que di en la Universidad de San Marcos en
Lima, Perú, donde terminaron los veinte años de violencia, de 1980 a 2000, con el saldo de 69.000 muertos y desaparecidos, tuve que
mencionar que en México, donde el gobierno no admite ninguna situación de guerra o violencia, contamos durante los últimos años –
mucho menos que veinte años – a más de 100.000 muertos y desaparecidos. El estado de guerra civil se enfatizó hace poco tiempo en
el hecho de que un helicóptero fue derribado con un cohete claras características de uso militar.

Fueron años de ingobernabilidad e Inseguridad, y de condiciones de vida poco estables y seguras, “en promedio, la Presidencia de
México había cambiado cada ocho meses durante los últimos diez años, y don Ignacio Comonfort había ascendido al oficio en el mes de

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diciembre pasado, al ser nominado su antecesor, el mulato general Álvarez, quien se había retirado a las provincias del sur con su
ejército”, y durante el gobierno de Comonfort, "o sea durante dos años y cuarenta y un días", "su ministerio registró los siguientes
cambios en los titulares respectivos: Relaciones, 12; Gobernación, 8; Justicia, 9; Fomento, 4; Guerra y Marina, 6; Hacienda, 9", no
obstante el hecho de que "entre los ministros de Comonfort figuraron personajes como: Miguel Lerdo de Tejada, Ezequiel Montes, José
María Iglesias, Juan Antonio Lafragua, José M. Urquidi y Manuel Payno"[47].

Escribió Edward Burnett Tylor después de su estancia de cuatro mesas en México en 1856, desde Londres, que “desde que salimos de
México no he seguido con mucha exactitud siquiera las noticias de los periódicos acerca de lo que ha pasado y sigue pasando allá. Es
una historia deplorable. Guerras sin cese y revoluciones, inseguridad total de vida y propiedad, los indios incendiando las haciendas en
el sur y expulsando a los blancos, las carreteras en la planicie impasables por desertores y asaltantes. A veces no hay gobierno en
absoluto, luego dos o tres al mismo tiempo, que movilizan ejércitos y de vez en cuando pelean un poco, pero por lo general se limitan a
saquear a los habitantes apacibles”[48].

Siguiendo nuestro viaje por México en compañía de Edward Burnett Tylor,  “atravesamos la planicie a Cholula. Ahora éramos cuatro,
pues aparte de Antonio habíamos empleado a otro sirviente unos pocos días antes. Queríamos a alguien que conociera bien este
distrito y cuando un amigo de nosotros mencionó que podíamos emplear a un joven que tenía un buen caballo y que de profesión era
contrabandista, lo empleamos inmediatamente y resultó ser una buena adquisición. Por supuesto, debido a su profesión conocía cada
vereda entre México y los distritos de tabaco hacia donde nos dirigíamos y siempre estaba listo con una solución cada cuando que se
presentara una dificultad, y nunca perdió su ecuanimidad. En lo referente al aspecto moral de su peculiar profesión, probablemente
afecta la honestidad de la gente pero, considerándolo como un problema de justicia abstracta, tenemos que recordar que casi todos los
impuestos que los mexicanos están obligados a pagar al gobierno general son desperdiciados en pagar a oficiales que no hacen nada
más que intriga, y mantener ejércitos que son muy lejos de constituir una protección de la vida y la propiedad son una molestia
permanente y sumamente destructiva. El contrato entre el gobierno y los sujetos debería ser mutuo y bilateral, y cuando el gobierno tan
totalmente abusa los impuestos pagados por el pueblo, me inclino a simpatizar con los sujetos que no los quieren pagar si es posible
evitarlo” [49].

Salta a la vista la similitud de esta situación a mediados del siglo XIX con la situación actual, mencionando como botones de muestra la
compra de casas de lujo de la pareja presidencial y algunos de sus ministros, la compra de un avión presidencial, que es más caro y
más elegante que él del presidente de los Estados Unidos, la compra de carros y departamentos en Miami por hijos de Elva Ester
Gordillo y la boda de la hija del líder del sindicato petrolero Romero Deschamps. Es casi universal la falta de entusiasmo relacionada
con el pago de impuestos, pero creo que en las dos situaciones mencionadas el entusiasmo de los contribuyentes mexicanos está
llegando a su punto más bajo.

Imagen 5.

De muchas maneras puede parecer que México se quedó con los mismos problemas hasta el inicio del siglo XXI. La nueva república
nació con una enorme deuda, contraída en Londres, una situación que se repite hoy, cuando ya hemos hecho a un lado nuestro
principal contrincante, Brasil, quedándose México indiscutiblemente como el país en América latina con la deuda externa más grande
(tal vez en el mundo entero):

Después de lo que Orozco ha llamado la revolución corporativa[50] ya no hay lucha de clases, solamente se nota una lucha encarnada
entre dos empresas trasnacionales: la iglesia católica, vehículo del antiguo régimen, y las iglesias protestantes, voceadores del
American Dream, que llegó a nuevas alturas elevadas en ocasión del festejo de los doscientos años de nadie sabe qué, pues la
asociación civil de la Iglesia La Luz del Mundo insertó un texto pagado en La Jornada[51], en el cual cita al arzobispo de Guadalajara,

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Juan Sandoval Íñiguez, quien sostiene que “haya sido lo que haya sido, cuando (Hidalgo) estuvo preso en Chihuahua, antes de morir lo
confesaron, lo auxiliaron, le dieron la comunión, lo sepultaron ahí. ¿Si hubiera estado excomulgado le hubieran dado la confesión? Y si
lo excomulgaron no fue porque se levantó en armas, que quede claro, fue porque ya levantado en armas fe y anduvo violando en
conventos, para sacar los bienes o para ultrajar a las religiosas”, una declaraciones difícilmente sostenibles, lo que se documenta en el
texto pagado por la iglesia protestante, haciendo referencia a una serie de documentos y publicaciones relevantes al respecto. Y si
podemos considerar al arzobispo de Guadalajara como un representante autorizado de la Iglesia Católica, entonces parece correcta la
conclusión de los protestantes, que “es un hecho que la Iglesia Católica romana, como institución religiosa, se opuso a la independencia
de México, apoyando al ejército realista con todos los medios a su alcance. Con el propósito de sofocar el movimiento insurgente, a sus
caudillos y a los centenas de miles de simpatizantes que comulgaban con las ideas revolucionarias, la jerarquía eclesiástica echó mano
del siniestro Tribunal de la Inquisición y de la excomunión”. Las refutaciones de los protestantes son contundentes y veo solamente una
imprecisión en sus argumentos: dicen que “la ignorancia histórica del arzobispo de Guadalajara no tiene parangón”, pero tengo la
sospecha de que el arzobispo no es nada ignorante, solamente se encuentra en una iglesia que es muy parecida a la iglesia que por su
avanzado estado de putrefacción hace muchos siglos provocó otros de los múltiples cismas que produjo a la iglesia luterana y la
calvinista, entre otras, y que produjo la oleada de frailes que vinieron al Nuevo Mundo, buscando la Utopía de Tomas Moro y cuyos
enemigos eran exactamente los obispos de aquellos tiempos que estaban aliados al imperio español. Hablando de la iglesia católica
hoy, no sería una exageración decir que los sacerdotes andan violando a jovencitos, pues el arzobispo de la Ciudad de México, Norberto
Rivera, no puede entrar a los Estados Unidos por las acusaciones de haber protegido a sacerdotes acusados de violar a jóvenes
acólitos. Y parece que el líder de uno de los movimientos más ortodoxos, reaccionarios y recalcitrantes tiene toda una serie de mujeres,
de las cuales una vive en un condominio de lujo en Madrid, con las cuales tiene otra serie de hijos que, por Dios, están exigiendo por vía
del derecho civil y de ninguna manera del canónico, su herencia millonaria.

Tal vez no hay abiertamente lucha de clases, pero sí hay lucha, hasta tal grado que se habla de guerra. En todas partes de la República
surgen cuerpos de defensa de la comunidad. Recientemente se publicó en esta misma revista, La Pacarina del Sur, un dossier con
documentación de diversas regiones de la creación de instituciones populares de defensa contra el estado. De Sonora habló Ana Hilda
Ramírez Contreras acerca de “la Guardia Comca'ac que se formó como respuesta del Gobierno Tradicional a una problemática
desatendida por el Gobierno Federal, concerniente a la conservación de los recursos naturales y a los derechos que sobre ellos se
otorgaron a los comca’ac; particularmente en lo relativo a los derechos de exclusividad pesquera dentro del Canal del Infiernillo”[52],
Lilian González Chávez escribió acerca de la policía comunitaria en Guerrero que “en 2011, la CRAC-PC encabezó la defensa en
territorio comunitario por el control de los recursos naturales contra el asedio por parte de empresas mineras; luego, acompañó la lucha
contra el intento por parte del Gobierno del Estado de Guerrero de imponer una “Reserva de la Biósfera” en la región, maniobra que
implicaba un incremento de poder gubernamental en el territorio, orientada a favorecer paradójicamente las iniciativas de minería a tajo
abierto  y, en últimas fechas,  precisamente como efecto de estas luchas, enfrenta el permanente acoso de los dispositivos de poder del
Estado”[53], tan solo a título de ejemplos. Y eso sucede en el contexto de “el caso de los 43 normalistas desaparecidos, que ha
despertado el interés, la duda, el reclamo, el conflicto y ha conmocionado al mundo, trasladándolo de un espacio a otro, desarrollando
múltiples faces, teorías e hipótesis, para tratar de explicar lo que pasó la noche del 21 de setiembre del 2014 y qué es lo que pasó con
los estudiantes”[54]. Este trágico caso de 43 normalistas, que las autoridades en Guerrero entregaron a una organización de criminales
que los torturaron, mataron e incendiaron, sucede en un mar de violencia incontrolada, con más de 100,000 muertos y desaparecidos en
el transcurso de los últimos pocos años.

En muchos aspectos las características del capitalismo periférico determinan el desarrollo de estas sociedades, sin embargo no se trata
de una determinación unilineal y absoluta, pues hay cierta libertad que depende de los gobernantes, la base económica y la sociedad
civil. Recuerdo que en tiempos de Kierkegaard, es decir de 1813 a 1855, Dinamarca fue un pequeño país despreciado y empobrecido,
mientras que hoy en día es un país con un ingreso per cápita superior al de los Estados Unidos – y muy por arriba del ingreso per cápita
de México, por supuesto. Y más recientemente, “al comenzar los años sesenta, México tenía un producto interno bruto (PIB) por
habitante de 334.7 dólares corrientes, más del doble del PIB per cápita de Corea del Sur, que era de 157.9 dólares. Treinta y siete años
después, México alcanzó un producto nacional bruto por habitante de 3,680 dólares, o sea la tercera parte del PIB per cápita logrado
porCorea del Sur, que era de 10,550. México cruzó la línea que separa a los países en desarrollo de los países industrializados”, y con
un tono de desesperación y desánimo, el mismo autor prosigue: “¿qué hicimos mal los mexicanos para que la diferencia inicial se
invirtiera y México quedara muy a la zaga en la carrera del desarrollo?”[55]. La historia se repite de nuevo, pues “”.

Podemos preguntarnos, como lo hace el autor, “¿qué hicimos mal los mexicanos?”, o podemos constatar sencillamente que hemos
desperdiciado doscientos años de oportunidades que otras naciones sí han sabido aprovechar. Y seguimos festejando los doscientos
años.

Notas:

[1] Bethell, ed., 2000: 5, 1.

[2] Gibson, 1966: 148-151.

[3] El discurso de Guadalupe Victoria, el primer presidente de la República, pronunciado al prestar juramento de fidelidad al Congreso,
fue publicado en el Águila Mexicana el 6 de octubre del 1824.

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[4] El entusiasmo y el optimismo que caracteriza el cambio de status de colonia a nación libre y soberana, que es muy comprensible,
recuerda de muchas maneras las demandas políticas en sociedades tradicionales (véase al respecto Cohn, 1981) y los movimientos
políticos mesiánicos en Melanesia (que han sido generosamente tratados por los antropólogos, como I. C. Jarvie, 1967 y Peter Worsley,
1957).

[5] Costeloe, 1975: 32, haciendo referencia a Alamán y Zavala, Ensayo histórico, 222.

[6] Costeloe, 1975: 33.

[7] Según Lorenzo de Zavala, 1969.

[8] Véase al respecto Jan Bazant, 1968.

[9] Korsbaek, 2009: 4.

[10] Goddard, 1969: 39.

[11] Certeau, 1998: 45.

[12] Kenyatta, 1938. Acerca del movimiento maumau, véase Gluckman, 1954.

[13] Tropecé en Dinamarca, mi expatria, con un librito escrito por una antropóloga danesa, equivocada pero nada tonta, en el cual opina
que “Dinamarca probablemente constituye el único ejemplo en Europa de un estado nacional que realmente corresponde a la definición
europea de una estado nacional. … La nación corresponde al grupo étnico, lingüístico y cultural”. Su postulado no es muy defendible,
pero su argumentación es interesante. Según ella, la razón es que los generales daneses han sido singularmente ineptos y han perdido
todas las guerras, así que podemos decir como buenos mexicanos que Santa Ana hizo un intento, pero no lo logró (Knudsen, 1989: 1).
Yo mencioné una opinión de Dinamarca, pero creo que es una idea típica entre los miembros de la población políticamente dominante,
eliminando la problemática de los grupos étnicos que podemos llamar subordinados o marginados.

[14] Macdonald, 2000: 490.

[15] Korsbaek, 2005: 35-36, haciendo referencia a Max Gluckman, 1958 (nota 26, p. 47) y la crítica a Max Gluckman de Reay (1964:
194).

[16] La información biográfica acerca de Victor Turner, el “chisme”, proviene de Edith Turner, 1985.

[17] Max Gluckman, citado en Edith Turner, 1985: 4.

[18] Gluckman, 1945: 9.

[19] Acerca del Instituto Rhodes-Livingstone, véase Korsbaek, en prensa.

[20] Gluckman, 1954: 138.

[21] Orozco, 1987.

[22] Korsbaek, 2000: 193.

[23] Díaz Cruz, 2014: 53.

[24] Carrasco, 1961: 339.

[25] Korsbaek, 2009: 10.

[26] Braudel, 1987.

[27] Korsbaek, 2000C.

[28] La imagen la encontré originalmente, hace muchos años, en un libro de texto de fonología de David Crystal, la he presentado en un
artículo acerca del sistema de cargos (Korsbaek, 1995) y en un momento me sugirió un antropólogo mexicano que la antropología de la
mediana duración podría ser la etnohistoria, tal como la percibe Pedro Carrasco.

[29] Korsbaek, 1995.

[30] Turner, 1967: 19.

[31] Turner, 1977: 183.

[32] Turner, 1967: 19.

[33] Turner, 1985: 1-3.

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[34] Turner, 1985: 4.

[35] Gluckman, 1952.

[36] Turner, 1957: 288-317, cap. X.

[37] Deflem, 1991: 3.

[38] Turner, 1931-32.

[39] Turner, 1967: 54.

[40] Turner, 1967: 50-52, 1968: 81-82, 1969: 11-13.

[41] Mi introducción a Sistemas políticos africanos (Korsbaek, 2010) con tiene un compendio de los errores.

[42] Swartz, Turner & Tuden, 1966.

[43] Melgar, 1998: 6.

[44] Turner, 1970: 8 (la paginación es la de mi traducción).

[45] Tylor, 2009: 126.

[46] Periódico La Jornada, página 6.

[47] Guillermo Ramírez Hernández: "Algunas noticias sobre Ignacio Comonfort y su gobierno", en Ignacio Comonfort: "Manifiesto del
Gobierno a la Nación", México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1857 (sin páginación).

[48] Tylor, 2009: 304.

[49] Tylor, 2009: …..

[50] Gluckman, 1954: 138.

[51] El texto lleva por título “Bicentenario e historia”, se encuentra en la p. 22-23 de La Jornada del miércoles 15 de septiembre de 2010,
y se señala que el texto de Juan Sandoval Íñiguez fue difundido en el noticiero “GDL Noticias” de Televisa, Guadalajara el 4 de enero de
2010 (www.youtube.co/watch?v=O5Z0kGAhCIE).

[52] Ramírez, 2014.

[53] González Chávez, 2014.

[54] La cita es de un texto acerca de los eventos alrededor de la matanza en Ayotzinapa elaborado por alumnos de la Licenciatura de
Antropología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

[55] Calva, 2000: 7.

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Cómo citar este artículo:


KORSBAEK, Leif, (2015) “Víctor Turner y la historia de México como drama social”, Pacarina del Sur [En línea],
año 6, núm. 24, julio-septiembre, 2015. ISSN: 2007-2309.
Consultado el Lunes, 25 de Julio de 2022.
Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=1183&catid=5

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