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EL VALOR DEL NIÑO

Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que los tocara y los
bendijera, pero los discípulos regañaron a los padres por molestarlo.
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Cuando Jesús vio lo que sucedía, se enojó con sus discípulos y les dijo: «Dejen que
los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son
como estos niños. 15 Les digo la verdad, el que no reciba el reino de Dios como un niño
nunca entrará en él». 16 entonces tomó a los niños en sus brazos y después de poner sus
manos sobre la cabeza de ellos, los bendijo.
Marcos 10:13-16 (NTV)
Jesús reconoció el valor de los niños y los puso como ejemplo de cómo debemos recibir
el reino de Dios. ¿Has visto a un niño recibir un regalo? Lo admira y muestra su agrado
dando saltos y riendo. Así es como debemos recibir el reino de Dios en nuestros
corazones, con mucho gozo, valorándolo como el tesoro más preciado que jamás
podremos recibir.
Dios anhela bendecir a los niños y recibirlos como sus hijos amados.
Jesús tenía una visión extraordinaria de los niños y él los estimaba como “Los mayores
en el Reino de Dios” (Mateo 18:1-5). Interactuó con ellos sosteniéndolos en Sus brazos,
bendiciéndolos y sanándolos, y nos dejó un modelo a imitar.

Todo niño tiene nombre. Un propósito, una historia, ¡y un lugar en su historia!


CADA NIÑO ES ÚNICO.
Y quiero dar 8 verdades que no importa el paso el tiempo, siempre van a ser verdad
porque es algo que Dios mando (lo que está más allá de lo perceptible y de las
posibilidades de la comprensión) sobre el valor y propósito de cada niño y la
importancia de la familia:

1. Los hijos son un don de Dios a los padres, quienes deben nutrirlos y educarlos en la
amonestación del Señor.

Herencia (un conjunto de bienes, derechos, principios que se transfieren a una persona o
generación) del Señor son los hijos (Salmo 127:3).

Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y amonestación


(enseñar o evitar que se repita un comportamiento indeseable) del Señor (Efesios 6:4).
2. Cada niño está hecho a la imagen de Dios (como portadores de Su imagen. Como
imagen de Dios, tenemos imaginaciones de las que fluyen nuestro propio
descubrimiento y creatividad) y destinado a la vida eterna. ¡Esta es la doctrina central
del cristianismo! Cada uno tiene un gran potencial, creatividad, grandeza, capacidad
de pensar, razonar, amar y aprender.

Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves del cielo, en las bestias, en toda la tierra, y en todo
animal que se arrastra sobre la tierra. Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó (Gn 1, 26-27).

¡Te alabo porque soy una creación admirable!


¡Tus obras son maravillosas,
y esto lo sé muy bien! (Sal 139:14).

3. ¡Cada niño es como un pequeño príncipe o princesa porque para Dios son igualmente
especiales y tienen dignidad (la estima que todos los seres humanos merecen) y valor!
A los ojos de Dios, todos los niños son iguales. A cada niño se le otorga un valor
independiente aparte de su posición en la vida y sus habilidades.

El hecho de que seamos creados a imagen y semejanza de Dios, nos da valor y ese valor debe
producir una actitud de servicio, porque estamos aquí para servir.

Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,Y el hijo del hombre, para que lo
visites? Le has hecho poco menor que los ángeles,Y lo coronaste de gloria y de honra. Le
hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies. (Aunque
hecho poco menor que los ángeles, el destino del hombre es un día ser coronado con gloria y…
honra que sobrepasen incluso a los ángeles. El destino de los hombres y mujeres redimidos es
ser elevados algún día por encima de los ángeles) Salmo 8.

Pero los mismos cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Así que no temas; vosotros
sois más valiosos que muchos pajarillos (Mt 10,30). (Si Dios cuida de los pajarillos, y enumera
los cabellos de nuestra cabeza, también prestará atención especial a nuestras necesidades.)

4. Cada niño es formado por Dios para un tiempo y lugar señalados en Su historia.

Jeremías 1:5 “Antes de formarte en el vientre te conocí, y antes de que nacieras te consagré
(dedicar u ofrecer); te he constituido (he mandado a establecer) profeta a las naciones” (Jer 1,
5-6) (tú y yo existimos en la mente y el plan de Dios antes de que existiera en el vientre de
nuestra madre. Tu llamado se remonta incluso más atrás de tu nacimiento).

5. Dios tiene un plan para la vida de cada niño.

Jeremías 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal. (El Señor no solo piensa en ti, sino también acerca de
ti. Sus pensamientos van todos dirigidos hacia ti)
6. . Cada niño tiene derechos inalienables (no se puede enajenar), por lo tanto,
responsabilidades de administrar su propiedad interna, su conciencia y un llamado de
Dios a sus vidas.

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad (dar fruto) y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla (dominar o someter), y señoread (mandar en una cosa como dueño de ella)
en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven
sobre la tierra. Genesis 1:28

7. Los primeros educadores en la vida de un niño son sus padres, quienes deben buscar al
Señor para saber guiarlo y educarlo.

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y
hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te
levantes.

Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (prov 22:6)

8. Jesús recibió ansiosamente a los niños y los llamó “los más grandes en el reino de Dios”

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: “¿Quién, pues, es el mayor en
el reino de los cielos?” Y llamó a un niño y lo puso delante de ellos, y dijo: De cierto os digo,
que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que,
cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y el que
reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe” (Mt 18, 1-5)

Jesús veía en los niños que lo rodeaban características suyas como la humildad y la sinceridad.
Él tomaba de su tiempo para abrazar a los niños, los reconocía como personas valiosas y no
solo como algo que se debía tolerar como era común en ese tiempo.

De la misma forma nosotros debemos valorar a los niños que Dios pone en nuestro camino, no
solo a nuestros hijos sino a todos los niños que nos rodean. Abramos nuestros brazos y
nuestros corazones, y aprendamos a apreciar a cada uno de ellos.

….Permitamos que cada uno de ellos se desarrolle integralmente, así como vemos en la Biblia,
Jesús cuando fue niño, el se desarrollaba integralmente “Y Jesús crecía en sabiduría, en
estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.” Lucas 2:51

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