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ESPIRITISMO

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El espiritismo es una doctrina o práctica que sostiene que es


posible entablar una comunicación con el espíritu de un muerto a
través de un médium o de otro modo. Un médium, por otra parte, es
una persona que se atribuye facultades paranormales que le
permiten actuar como mediadora en fenómenos parapsicológicos
(incluyendo las comunicaciones con los espíritus).

Por ejemplo: “Anoche vi una película en la cual los jóvenes que


participaban de una sesión de espiritismo eran asesinados”, “No
creo en el espiritismo ni en nada parecido”, “Dicen que es un
hombre muy reconocido en el ámbito del espiritismo por sus
supuestos logros”.

Qué es el espiritismo

Como doctrina filosófica, el espiritismo surgió a mediados del siglo


XIX a partir del análisis de los libros codificados por el francés Allan
Kardec. Su objeto de estudio es el origen, la naturaleza y el destino
de los espíritus y las características de los vínculos que éstos
establecen con el mundo físico.

El espiritismo sostiene la existencia de los espíritus (el ser humano


es un espíritu inmortal que encarna en un cuerpo) y asegura que es
posible comunicarse con ellos. La reencarnación y el karma (ley de
causa y efecto) son otros conceptos considerados válidos dentro de
este contexto.

Es importante destacar que el espiritismo no es una religión ni se


considera como tal. Por lo tanto no tiene sacerdotes, templos ni
rituales. Los encuentros de los espiritistas son considerados como
reuniones para entablar comunicación con los espíritus.
La cultura popular, por su parte, suele aceptar ciertas prácticas
espiritistas, como el ouija o juego de la copa, aunque muchas
personas las evitan a pesar de no creer firmemente en su
legitimidad, simplemente por miedo a que verdaderamente
funcionen y les causen algunas de las desgracias típicas de
las leyendas urbanas.

Sin certezas

Una de las razones de la falta de credibilidad de los médiums es


que muchos de ellos realizan espectáculos en teatros y cadenas de
televisión, ofreciendo a sus audiencias la supuesta posibilidad de
contactarse con sus parientes fallecidos, y en más de un caso se
detectaron tácticas fraudulentas como ser el uso de personal
infiltrado entre el público para sonsacar información que luego era
usada en la sesión de espiritismo para fingir la comunicación con
el más allá.
Por otro lado, dado que la mayoría de las personas no podemos dar
fe de poder hablar con los espíritus, el hecho de que no todos los
médiums describan sus experiencias de la misma forma genera un
cierto descreimiento. Por ejemplo, algunos aseguran que el
encuentro con los muertos se da de forma espontánea y que no se
trata de una comunicación nítida o estable, mientras que aquellos
que hacen de su supuesta habilidad un espectáculo con fecha y
hora preestablecida no parecen tener problemas en forzar la
conexión cada noche y obtener una gran cantidad
de datos acertados de manera consistente.

La comprobación de la existencia del


espiritismo

Lamentablemente, el espiritismo entra en la misma categoría de


otras prácticas que tradicionalmente reciben el desprecio y la
desconfianza de la sociedad, simplemente porque existen
demasiados ejemplos de estafadores que se aprovechan de
quienes han perdido a un ser querido y se encuentran
especialmente vulnerables; un acto de este tipo genera rechazo
inmediatamente y hace que la gente tema creer, como un
mecanismo de defensa. Sin embargo, si nunca hemos tenido un
contacto con el más allá, no tenemos la suficiente autoridad para
descartar la posibilidad de que alguien lo consiga.
A través de la Fundación Educativa James Randi, creada en el año
1996, cualquier persona que asegure tener poderes sobrenaturales
puede probar su autenticidad simplemente sometiéndose a una
serie de pruebas moderadas por científicos que ofrecen a quien las
supere un premio verdaderamente tentador: 1 millón de dólares.
¿Quién podría resistirse? Sin duda, alguien que no cuente con
la habilidad que ostenta.

Espiritualismo
Corriente filosófica, directamente opuesta al materialismo, que no sólo afirma la
presencia en el universo de elementos no materiales, sino también que el
universo se interpreta mejor desde una perspectiva no materialista, dando
primacía al espíritu y no a la materia o a lo empírico. Aunque, a lo largo de la
historia del pensamiento, han existido enfoques y perspectivas que pueden
denominarse correctamente espiritualistas en sentido genérico -
Plotino, Agustín de Hipona, Descartes, por ejemplo-, el término, cuyo origen se
debe a Victor Cousin, se aplica con mayor propiedad a la reacción que, en los
siglos XIX y XX, existe en varios países de Europa contra el positivismo, el
materialismo, el naturalismo y el cientificismo. Características propias del
espiritualismo, aunque diversamente repartidas según los autores, son: una
noción de espíritu cercana a la de espíritu subjetivo de Hegel; la aceptación, en
este espíritu, entendido como conciencia, de nociones y valores que se
conocen por introspección o mediante el recurso a una interioridad que se
remonta a los planteamientos de San Agustín; cercanía ideológica con la
tradición de la teología cristiana y posturas socialmente conservadoras.
El espiritualismo inglés está representado por Arthur James Balfour (1848-
1930), Clement C.J. Webb (1865-1954), James Ward (1843-1925) y Andrew
Seth Pringle-Pattison (1856-1931).
En Alemania, los autores más representativos son Immanuel Hermann Fichte
(1796-1879), hijo del filósofo idealista, Fichte, Eduard von Hartmann (1842-
1906), Rudolf Eucken (1846-1926) y Rudolf Hermann Lotze (1817-1881), el de
mayor importancia.
En Italia, el espiritualismo es también reacción contra el neoidealismo
representado por Benedetto Croce y Giovanni Gentile, tiene influencias
de Rosmini y Gioberti y comienza propiamente con A. Carlini. Autores de
importancia son Augusto Guzzo, Luigi Stefanini, que se adscribe también
al personalismo, Felice Battaglia, Michele Federico Sciacca, que mezcla
metafísica clásica y espiritualismo cristiano de corte agustiniano, y Renato
Lazzarini, muy cercano al espiritualismo francés.
El espiritualismo en Francia se remite a Maine de Biran (1766-1824), muy
cercano a los ilustrados, a quienes critica su sensualismo y que deriva, de su
análisis de la conciencia, el valor del «sentido íntimo», que Víctor
Cousin (1792-1867), pensador ecléctico, transforma en método de
introspección. Este método permite el acceso directo a las grandes verdades
depositadas en el espíritu por la tradición: el sentimiento religioso, la
espiritualidad, la existencia de Dios, la libertad, la responsabilidad, la virtud, etc.
El renacimiento del espiritualismo francés, ya en el s. XX, adopta como
instrumento de difusión la «Philosophie de l’esprit», colección fundada por Luis
Lavelle y Renné Le Senne. Este último, además, escribe Filosofía del
espíritu (1950) y, fiel al cogito de Descartes, sostiene que, en el análisis del
espíritu, se descubre necesariamente la presencia trascendente de Dios, así
como la de valores humanistas y cristianos. Según su Tratado de moral
general (1942), éstos dejan de serlo si no se fundan en el Valor fundamental,
que es Dios. Lavelle contribuye a la teoría espiritualista de los valores con
su Tratado sobre los valores (1951). Gabriel Marcel, autor adscrito
al existencialismo, puede considerarse también espiritualista, lo mismo que Lév
Chestov (1866-1938) y Nicolai Berdaev, ambos rusos emigrados a Francia.
El espiritualismo francés, mediante su relación con el personalismo cristiano, a
través de Emmanuel Mounier (1905-1950) y la revista «Esprit», fundada por él
en 1932, experimenta un intento de renovación y de ajuste de sus posturas
conservadoras: el espíritu es persona; la persona está esencialmente orientada
hacia los demás.
Espiritualistas se consideran también, aunque con entidad independiente,
la filosofía de la acción, de Maurice Blondel (1861-1949) y, sobre todo, el
sistema filosófico de Henri Bergson (1859-1941).
Las tres partes del hombre:
espíritu, alma y cuerpo
Los seres humanos son complicados. Cada uno de nosotros es
único; procedemos de varios trasfondos y tenemos diferentes
personalidades.
Pero con respecto a cómo Dios nos creó, realmente todos somos
iguales. La Biblia nos dice en 1 Tesalonicenses 5:23 que todos
fuimos creados con tres partes: un espíritu, un alma y un cuerpo:
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro espíritu
y vuestra alma y vuestro cuerpo sean guardados perfectos e
irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
En esta entrada leeremos una nota extremadamente útil sobre
este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobro para
ayudarnos a entender estas tres partes.rna y que se puede ver, el
alma como la parte interior, y nuestro espíritu como la parte más
profunda y escondida.

Las tres partes del hombre


Echemos un vistazo a la nota 5 en 1 Tesalonicenses 5:23 en la
Versión Recobro. Dado que se trata de una nota extensa, la
leeremos en secciones.
La primera parte de la nota dice:
“Esta palabra claramente indica que el hombre consta de tres
partes: espíritu, alma y cuerpo. El espíritu como nuestra parte más
profunda, es el órgano interno, por el cual tomamos conciencia de Dios y
tenemos contacto con Él (Jn. 4:24; Ro. 1:9)”. 
El espíritu humano es la parte más profunda de una persona.
Por medio de esta parte más interna, podemos contactar a Dios
en la esfera espiritual. Ninguna otra criatura fue creada por Dios
con esta tercera parte. 
Ahora leamos la siguiente sección de la nota, que explica nuestra
alma:
“El alma es nuestro mismo yo (cfr. Mt. 16:26; Lc. 9:25), un
intermediario entre nuestro espíritu y nuestro cuerpo; por ella somos
conscientes de nosotros mismos y tenemos nuestra personalidad”.
Nuestra alma percibe las cosas en la esfera psicológica. De
hecho, en griego, el idioma original del Nuevo Testamento, la
palabra para alma es psujé, que también es la palabra raíz
de psicología.
Nuestra alma es nuestra personalidad, quienes somos. Con
nuestra alma pensamos, razonamos, consideramos, recordamos
y nos preguntamos. Experimentamos emociones como felicidad,
amor, tristeza, ira, alivio y compasión. Y somos capaces de
determinar, elegir y tomar decisiones.
Ahora leamos la siguiente sección sobre nuestro cuerpo y cómo
se relacionan nuestras tres partes:
“El cuerpo como nuestra parte exterior es el órgano externo; por él
somos conscientes del mundo y tenemos contacto con el mundo material.
El cuerpo contiene el alma, y el alma es el vaso que contiene el espíritu”.
Nuestro cuerpo existe y contacta las cosas tangibles del mundo
material usando nuestros cinco sentidos físicos. El cuerpo es la
parte visible y externa de nuestro ser, y contiene el alma. Nuestra
alma es el vaso que contiene nuestro espíritu. 
A continuación se muestra un diagrama simple de tres círculos
concéntricos que ilustran estas tres partes. Muestra el cuerpo
como nuestra parte exterior y visible; el alma como nuestra parte
interior; y nuestro espíritu como nuestra parte escondida más
interna.
La intención de Dios para las tres partes del
hombre
Ahora leamos la última sección de la nota, que explica la
intención de Dios para las tres partes de nuestro ser:
“En el espíritu, Dios mora como Espíritu; en el alma mora nuestro
yo; y en el cuerpo moran los sentidos físicos. Dios nos
santifica primero al tomar posesión de nuestro espíritu, mediante
la regeneración (Jn. 3:5-6); luego, al extenderse como Espíritu
vivificante desde nuestro espíritu hasta nuestra alma para
saturarla y transformarla (Ro. 12:2; 2 Co. 3:18); y por último, al
vivificar nuestro cuerpo mortal a través de nuestra alma (Ro.
8:11, 13) y al transfigurar nuestro cuerpo con el poder de Su vida
(Fil. 3:21)”.  
La intención de Dios con respecto a nosotros es que
lo contengamos y lo  expresemos. Pero para expresar a
Dios, necesitamos estar llenos de Él. Cuando creímos en
Jesucristo, lo recibimos y fuimos regenerados, o nacimos
de nuevo, en nuestro espíritu. Pero Él no quiere llenar
sólo nuestro espíritu. Eso es sólo el comienzo.
1 Tesalonicenses 5:23 nos dice: “El mismo Dios de paz os
santifique por completo”. Él nos santifica extendiéndose y
saturando todo nuestro ser, comenzando desde nuestro
espíritu, continuando a nuestra alma, y finalmente
incluyendo nuestro cuerpo. Al estar completamente llenos
de Dios en cada parte de nuestro ser, Dios puede
expresarse a través de nosotros.
Nuestra cooperación con la saturación de Dios
¿Cómo podemos cooperar con la intención de Dios de
saturar todo nuestro ser consigo mismo?
Ejercitar nuestro espíritu es la clave. Nuestro espíritu no
sólo tiene la capacidad de contactar y tener comunión con
Dios, sino que también es el lugar donde Él vive en
nosotros. Podemos volvernos a Él en nuestro espíritu
para vivir por Su vida. Por medio de nuestro espíritu
también podemos recibir más de Cristo cada día. Desde
esta “base” de Su operación en nosotros, Él puede
entonces extenderse a nuestra alma. Cuanto más
recibamos a Cristo ejercitando, o usando, nuestro espíritu,
más Dios tendrá una manera de extenderse a nuestra
alma.
Podemos ejercitar nuestro espíritu diariamente invocando
el nombre del Señor, leyendo e incluso orando con la
Palabra de Dios para ser alimentados espiritualmente, y
obedecerlo. Cuanto más ejercitamos nuestro espíritu, más
permitimos que el Dios de paz continúe extendiéndose en
nosotros y saturándonos. Entonces podremos expresar a
Dios a todos los que nos rodean.
El Nuevo Testamento Versión Recobro tiene un número
de otras notas iluminadoras sobre 1 Tesalonicenses 5:23,
incluyendo una importante sobre cómo Dios guarda
perfectos nuestro espíritu, alma y cuerpo. Si usted vive en
los Estados Unidos, puede pedir una copia gratuita de
Nuevo Testamento Versión Recobro aquí. Le animamos a
que lea las notas y los versículos a los que hacen
referencia para obtener una comprensión más completa
de lo que hemos hablado en esta entrada.
El libro La economía de Dios es otro recurso invaluable
sobre el tema de las partes del hombre. Puede leer los
detalles en los capítulos 6 y 7 del libro, que puede
descargar gratis desde cualquier parte del mundo aquí.
Todos los versículos y las notas son citados de la Santa Biblia Versión Recobro.
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