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Qué es el espiritismo
Sin certezas
Espiritualismo
Corriente filosófica, directamente opuesta al materialismo, que no sólo afirma la
presencia en el universo de elementos no materiales, sino también que el
universo se interpreta mejor desde una perspectiva no materialista, dando
primacía al espíritu y no a la materia o a lo empírico. Aunque, a lo largo de la
historia del pensamiento, han existido enfoques y perspectivas que pueden
denominarse correctamente espiritualistas en sentido genérico -
Plotino, Agustín de Hipona, Descartes, por ejemplo-, el término, cuyo origen se
debe a Victor Cousin, se aplica con mayor propiedad a la reacción que, en los
siglos XIX y XX, existe en varios países de Europa contra el positivismo, el
materialismo, el naturalismo y el cientificismo. Características propias del
espiritualismo, aunque diversamente repartidas según los autores, son: una
noción de espíritu cercana a la de espíritu subjetivo de Hegel; la aceptación, en
este espíritu, entendido como conciencia, de nociones y valores que se
conocen por introspección o mediante el recurso a una interioridad que se
remonta a los planteamientos de San Agustín; cercanía ideológica con la
tradición de la teología cristiana y posturas socialmente conservadoras.
El espiritualismo inglés está representado por Arthur James Balfour (1848-
1930), Clement C.J. Webb (1865-1954), James Ward (1843-1925) y Andrew
Seth Pringle-Pattison (1856-1931).
En Alemania, los autores más representativos son Immanuel Hermann Fichte
(1796-1879), hijo del filósofo idealista, Fichte, Eduard von Hartmann (1842-
1906), Rudolf Eucken (1846-1926) y Rudolf Hermann Lotze (1817-1881), el de
mayor importancia.
En Italia, el espiritualismo es también reacción contra el neoidealismo
representado por Benedetto Croce y Giovanni Gentile, tiene influencias
de Rosmini y Gioberti y comienza propiamente con A. Carlini. Autores de
importancia son Augusto Guzzo, Luigi Stefanini, que se adscribe también
al personalismo, Felice Battaglia, Michele Federico Sciacca, que mezcla
metafísica clásica y espiritualismo cristiano de corte agustiniano, y Renato
Lazzarini, muy cercano al espiritualismo francés.
El espiritualismo en Francia se remite a Maine de Biran (1766-1824), muy
cercano a los ilustrados, a quienes critica su sensualismo y que deriva, de su
análisis de la conciencia, el valor del «sentido íntimo», que Víctor
Cousin (1792-1867), pensador ecléctico, transforma en método de
introspección. Este método permite el acceso directo a las grandes verdades
depositadas en el espíritu por la tradición: el sentimiento religioso, la
espiritualidad, la existencia de Dios, la libertad, la responsabilidad, la virtud, etc.
El renacimiento del espiritualismo francés, ya en el s. XX, adopta como
instrumento de difusión la «Philosophie de lesprit», colección fundada por Luis
Lavelle y Renné Le Senne. Este último, además, escribe Filosofía del
espíritu (1950) y, fiel al cogito de Descartes, sostiene que, en el análisis del
espíritu, se descubre necesariamente la presencia trascendente de Dios, así
como la de valores humanistas y cristianos. Según su Tratado de moral
general (1942), éstos dejan de serlo si no se fundan en el Valor fundamental,
que es Dios. Lavelle contribuye a la teoría espiritualista de los valores con
su Tratado sobre los valores (1951). Gabriel Marcel, autor adscrito
al existencialismo, puede considerarse también espiritualista, lo mismo que Lév
Chestov (1866-1938) y Nicolai Berdaev, ambos rusos emigrados a Francia.
El espiritualismo francés, mediante su relación con el personalismo cristiano, a
través de Emmanuel Mounier (1905-1950) y la revista «Esprit», fundada por él
en 1932, experimenta un intento de renovación y de ajuste de sus posturas
conservadoras: el espíritu es persona; la persona está esencialmente orientada
hacia los demás.
Espiritualistas se consideran también, aunque con entidad independiente,
la filosofía de la acción, de Maurice Blondel (1861-1949) y, sobre todo, el
sistema filosófico de Henri Bergson (1859-1941).
Las tres partes del hombre:
espíritu, alma y cuerpo
Los seres humanos son complicados. Cada uno de nosotros es
único; procedemos de varios trasfondos y tenemos diferentes
personalidades.
Pero con respecto a cómo Dios nos creó, realmente todos somos
iguales. La Biblia nos dice en 1 Tesalonicenses 5:23 que todos
fuimos creados con tres partes: un espíritu, un alma y un cuerpo:
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro espíritu
y vuestra alma y vuestro cuerpo sean guardados perfectos e
irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
En esta entrada leeremos una nota extremadamente útil sobre
este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobro para
ayudarnos a entender estas tres partes.rna y que se puede ver, el
alma como la parte interior, y nuestro espíritu como la parte más
profunda y escondida.