Está en la página 1de 1

Tomo un puñado de lúpulo de la bolsa metalizada y lo arrojó dentro de la olla con una solemnidad y

devoción dignas de un ritual religioso. En ese acto intranscendental para la mayoría humana, Buttara se
transfiguraba a dimensiones celestes que rozaban el éxtasis místico. Miro el horizonte desde la ventana
de su fábrica, y esbozo una sonrisa, luego levantó sus brazos y juntó sus manos realizando un
movimiento incesante, como si una multitud invisible de fanáticos cerveceros corearan su nombre.

Capítulo 4

Galehaut o la invención de la marihuana.

Sus pantalones azules de tipo jogineta, deshilachados en mil cocciones subterráneas, ya eran parte del
paisaje cervecero cordobés. La calvicie insipiente con sendas entradas laterales, y su torso un tanto
curvo claramente contrariaba al modelo de belleza construido en las fábricas televisivas. Esta fealdad, se
veía compensada por una característica mitológica adjudicada a su cuerpo pertrecho. Las leyendas crean
realidades.

Luego dejaron que pase unos minutos. Las miradas se seguían cruzando

También podría gustarte