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TRABAJO INTEGRADOR FINAL 

        
ALUMNO: SÀNCHEZ, Víctor R. 

INSTITUCIÒN: Escuela de Educación Superior “Mariano


Ferreyra”

UNIDAD CURRICULAR: Taller: Las nuevas tendencias en


educación. El debate pedagógico contemporáneo.

PROFESORES: SANDOVAL, Maximiliano;

PEGORARO, Marcelo.

-2021-
La inclusión social no sólo significa contrarrestar los problemas materiales de la
gente sino terminar con las inmensas barreras sociales que la misma sociedad y el
Estado han arraigado, es decir combatir la exclusión.

Tanto es así, que la importancia de la tarea del auxiliar docente como puente entre
la comunidad y la institución educativa para la inclusión de los estudiantes será el
eje de análisis que se lleva a cabo en este trabajo.

Històricamente, la educación fue considerada un aspecto del desarrollo de las


fuerzas productivas y de la división del trabajo social. En las fases muy primitivas
de la evolución, la educación como tal formaba parte de la vida misma, tenía un
carácter espontáneo, directamente asociado a la lucha cotidiana por la
subsistencia y la autopreservación, una empresa colectiva y absorbente para el
conjunto de la comunidad.

Cuando los progresos en el dominio de la naturaleza permitieron el surgimiento de


un excedente económico y la progresiva acumulación de riquezas que quedaban
al margen del consumo inmediato de la sociedad, el trabajo directo ya no fue una
necesidad para todos, el alejamiento de la producción inmediata fue posible para
algunos, el tiempo libre la condición para el desarrollo intelectual de unos pocos.
El fenómeno educativo fue adoptando lentamente características propias, el
educador y el educando tomaron forma en el curso del desenvolvimiento histórico
en torno a la labor distintiva del enseñar y aprender. Así como desde un principio
los productos crecientes del trabajo humano se concentraron en forma desigual,
tornándose propiedad privada de los sectores sociales dominantes, así también, a
partir de la aparición de los rudimentos de la instrucción formal, ésta fue concebida
como privilegio natural de los hijos de las clases propietarias.

Es importante comprender, sin embargo, que la propia escuela no deja de ser un


terreno de la lucha de clases y no un mero aparato impermeable a la organización
colectiva de docentes y alumnos. El propio desarrollo del sistema educativo
supone la difícil asimilación por parte del Estado y los explotadores de elementos
contradictorios y conquistas de Ias masas que en este terreno toman como
propias.

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He aquí, la tarea del auxiliar docente, conocer en principio la historia de la
educaciòn en relaciòn con la economìa, la polìtica y los cambios que ha
experimentado con el devenir de los tiempos, haciendo que èste se pueda
interiorizar en el tema y no excluir a los estudiantes porque el sistema se lo
imponìa. El acceso a la educaciòn desde antes de la Ley Lainez, recordemos que
sòlo implicaba a un sector, el pudiente, luego de que se promulgara la antes
mencionada, podemos observar el giro que dio la historia e iniciar la tarea de
trabajar en la inclusiòn de un sector social que, antes de que esto sucediera, se
encontraba vetado o fuera de èl.

Si hacemos un recondo de lo que significò la historia educativa en Argentina


podemos tomar un fragmento del texto “Enseñanza religiosa y educación laica
en las escuelas públicas de Argentina (1884 a 2015)” de Laura Graciela
Rodriguez:

“…En las provincias donde estaba previsto que se diese religión


dentro del HC (horario de clase), se presentaban conflictos de distinto
tipo cada vez que se creaban en esas jurisdicciones alguna de las
instituciones educativas nacionales como las Escuelas Normales, los
Colegios Nacionales y las escuelas primarias o “Láinez” (a partir de
1905), que se regían por la Ley 1420. Lo cierto es que avanzado el
siglo XX continuaban las críticas y opiniones diferentes sobre la Ley.
Un importante referente de la Iglesia Católica no dudaba en afirmar
que la Ley 1420 estaba “en contradicción con toda la tradición
argentina, desde 1536 hasta 1884”, y era “antiargentina,
anticonstitucional, anticatólica, antipedagógica, antidemocrática,
antifilosófica y antihumana”. Al mismo tiempo, otro sector de la Iglesia
remarcaba que la Ley 1420 no era “laica por sí misma, ya que el
artículo 8vo contempla la posibilidad de la enseñanza religiosa en las
escuelas públicas”, resaltando que en su texto ni siquiera figuraba “el
calificativo laico ni neutro”. Por su parte, los socialistas afirmaban que
la Ley 1420 había creado la “escuela popular, gratuita y laica”. Sin

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desconocer que hubo docentes que defendieron el laicismo,
testimonios en distintas épocas dan cuenta que una parte de los
maestros argentinos era católica y esto teñía su práctica en el aula. La
investigadora Adriana Puiggrós ha señalado que desde 1880 el
catolicismo “se manifestó en la escuela pública en el propio discurso
escolar, que incluyó elementos religiosos en los libros de texto, en los
discursos de las conferencias pedagógicas, en disertaciones de los
funcionarios y en la palabra cotidiana de muchos maestros”. En los
años de 1920 el escritor y ex inspector Leopoldo Lugones advertía que
las directoras y maestras habían convertido a las escuelas “en centros
de propaganda religiosa”, donde imperaba “el dogmatismo…” 1

Nuevamente nos encontramos con una exclusiòn por parte del estado en lo que
refiere a educaciòn, si tomamos en cuenta las caracteristicas que se describen en
el pàrrafo citado, es imprescindible no pensar entonces, luego de haber realizado
este breve recorrido por la historia de la educaciòn, en primer lugar, como lo
explicamos anteriormente, para conocer las bases bajo las cuales se comenzò a
forjar el ingreso de un sector a la formalidad eductativa y asimismo su relaciòn con
los diferentes estratos y/o poderes sociales y, en segundo lugar; remarcar que el
auxiliar docente es un nexo fundamental entre la comunidad, la sociedad y la
instituciòn educativa porque conoce el trayecto de cada sujeto aprendiente y de la
relacion existente con su entorno.

En palabras de Karina Caplan:

“… Pensar el tema de la desigualdad social y educativa implica


abordar la mirada existente sobre la pobreza y la violencia estructural
que condiciona fuertemente a los niños, adolescentes, jóvenes y
adultos que habitan las instituciones educativas o bien a aquellos que
están en sus márgenes...”

1
-RODRÌGUEZ, L. (2018). Enseñanza religiosa y educación laica en las escuelas públicas de Argentina (1884 a
2015). Prohistoria Ediciones. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Universidad
Nacional de La Plata, Argentina. Pàg. 3

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Entonces recordemos, que la escuela media o secundaria fue concebida
originariamente para unos pocos y esta marca de origen no ha dejado nunca de
estar presente. De esta manera, las instituciones escolares tienen que asumir esta
premisa en el marco de masificación escolar: intentar incluir a aquellos individuos
y grupos sociales atravesados por el fenómeno de la exclusión social. Pero para
ello la escuela tiene que examinarse a sí misma ya que es innegable que existen
mecanismos, prácticas y actitudes de relegación de los estudiantes, inclusive al
interior del sistema escolar. Comienza a pedírsele a la escuela cuestiones que la
trascienden y a la vez la comprometen: cumplir funciones socio-asistenciales en
un contexto de alta selectividad y fragmentación social. Por eso, es frecuente y
entendible que muchos docentes señalen con un dejo de angustia que “no nos
han preparado para esto”. Ningún docente es causa de la pobreza y la miseria
social que tiñe la vida de los numerosos niños y jóvenes que pueblan las aulas;
pero lo cierto es que tampoco puede, y seguramente tampoco lo desea,
permanecer ajeno o ajena frente a esa condición social estudiantil.

Por otro lado, las políticas educativas intentan superar las deudas para con los
sectores y grupos pobres y empobrecidos, aquellos subalternos y vulnerables, las
instituciones escolares también tienen que intentarlo. La escuela también ha
excluido, con una suerte de complicidad inconsciente, a individuos y grupos
vulnerables no sólo por los condicionamientos socioeconómicos de los alumnos
sino, también, por factores culturales, raciales. étnicos, por género, en general
muy asociados a dichos condicionamientos. La influencia de los factores sociales
de diferenciación actúa siempre en el medio estudiantil, aunque no en la forma de
un determinismo mecánico. Lo cierto es que si a estas diversidades que
caracterizan a las identidades plurales de los alumnos y que muchas veces son
objeto de deslegitimación les sumamos la condición de la pobreza, la combinación
es bastante complicada. Inclusive los alumnos de sectores populares cuentan con
las máximas probabilidades de verse arrastrados por la fuerza del destino social,
siempre que la escuela no intente oponerse a ese destino aparentemente fatal.

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