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DEFINICIÓN
Las estrategias de aprendizaje, son el conjunto de actividades, técnicas y medios que se planifican
de acuerdo con las necesidades de la població n a la cual van dirigidas, los objetivos que persiguen y
la naturaleza de las á reas y cursos, todo esto con la finalidad de hacer má s efectivo el proceso de
aprendizaje.
Al respecto Brandt (1998) las define como, "Las estrategias metodológicas, técnicas de
aprendizaje andrológico y recursos varían de acuerdo con los objetivos y contenidos de
estudio y aprendizaje de la formación previa de los participantes, posibilidades, capacidades
y limitaciones personales de cada quien".
Es relevante mencionarle que las estrategias de aprendizaje son conjuntamente con los contenidos,
objetivos y la evaluació n de los aprendizajes, componentes fundamentales del proceso de
aprendizaje.
2. CARACTERÍSTICAS DE LAS ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE
Al revisar las aportaciones má s relevantes sobre el tema de las estrategias de aprendizaje nos
encontramos con una amplia gama de definiciones que reflejan la diversidad existente a la hora de
delimitar este concepto. De todas formas, como tendremos ocasió n de ver a lo largo de las pá ginas
siguientes, la disparidad de criterios en el momento de decidir qué son las estrategias de
aprendizaje lleva consigo la existencia de ciertos elementos en comú n en torno a las características
esenciales de las mismas, y en las que coinciden los autores má s representativos en este campo.
Segú n Weinstein y Mayer "las estrategias de aprendizaje pueden ser definidas como
conductas y pensamientos que un aprendiz utiliza durante el aprendizaje con la intención de
influir en su proceso de codificación"(Weinstein y Mayer, 1986, p. 315).
De la misma forma, Dansereau (1985) y también Nisbet y Shucksmith (1987) las definen como
secuencias integradas de procedimientos o actividades que se eligen con el propó sito de facilitar la
adquisició n, almacenamiento y/o utilizació n de la informació n.
Otros autores (p.ej., Beltrá n, García-Alcañ iz, Moraleda, Calleja y Santiuste, 1987; Beltrá n, 1993) las
definen como actividades u operaciones mentales empleadas para facilitar la adquisició n de
conocimiento. Y añ aden dos características esenciales de la estrategia: que sean directa o
indirectamente manipulables, y que tengan un cará cter intencional o propositivo.
Para Monereo (1994), las estrategias de aprendizaje son procesos de toma de decisiones
(conscientes e intencionales) en los cuales el alumno elige y recupera, de manera coordinada, los
conocimientos que necesita para cumplimentar una determinada demanda u objetivo, dependiendo
de las características de la situació n educativa en que se produce la acció n.
Para otros autores (p. ej., Schmeck, 1988; Schunk, 1991), las estrategias de aprendizaje son
secuencias de procedimientos o planes orientados hacia la consecució n de metas de aprendizaje,
mientras que los procedimientos específicos dentro de esa secuencia se denominan tácticas de
aprendizaje. En este caso, las estrategias serían procedimientos de nivel superior que incluirían
diferentes tácticas o técnicas de aprendizaje.
Segú n Genovard y Gotzens, las estrategias de aprendizaje pueden definirse como "aquellos
comportamientos que el estudiante despliega durante su proceso de aprendizaje y que,
supuestamente, influyen en su proceso de codificación de la información que debe
aprender" (Genovard y Gotzens, 1990, p. 266).
Esta definició n parece delimitar dos componentes fundamentales de una estrategia de aprendizaje;
por un lado, los procedimientos que el estudiante despliega durante su proceso de aprendizaje con
la intenció n de aprender y, por otro, se relaciona con una determinada manera de procesar la
informació n a aprender para su ó ptima codificació n (Gonzá lez Cabanach, Valle y Vá zquez Grobas,
1994).
A partir de estas definiciones, se puede afirmar que existe una amplia coincidencia entre los autores
má s representativos en este campo en resaltar algunos elementos importantes del concepto de
estrategias de aprendizaje. Por una parte, las estrategias implican una secuencia de actividades,
operaciones o planes dirigidos a la consecució n de metas de aprendizaje; y por otra, tienen un
carácter consciente e intencional en el que está n implicados procesos de toma de decisiones por
parte del alumno ajustados al objetivo o meta que pretende conseguir. De acuerdo con Beltran
(1993), las definiciones expuestas ponen de relieve dos notas importantes a la hora de establecer el
concepto de estrategia. En primer lugar, se trata de actividades u operaciones mentales que realiza
el estudiante para mejorar el aprendizaje. En segundo lugar, las estrategias tienen un carácter
intencional o propositivo e implican, por tanto, un plan de acció n.
Por tanto, los rasgos esenciales que aparecen incluidos en la mayor parte de las definiciones sobre
estrategias son los siguientes (Justicia y Cano, 1993): las estrategias son acciones que parten de la
iniciativa del alumno (Palmer y Goetz, 1988), está n constituidas por una secuencia de actividades,
se encuentran controladas por el sujeto que aprende, y son, generalmente, deliberadas y
planificadas por el propio estudiante (Garner, 1988).
En consecuencia, podemos decir que las estrategias de aprendizaje constituyen actividades
conscientes e intencionales que guían las acciones a seguir para alcanzar determinadas metas de
aprendizaje. Con ciertos matices, quizá s sea má s exacto afirmar que son actividades potencialmente
conscientes y controlables (Pressley, Forrest-Pressley, Elliott-Faust y Miller, 1985); aunque
debemos subrayar, siguiendo a Beltrá n (1993), que un rasgo importante de cualquier estrategia es
que está bajo el control del estudiante, es decir, a pesar de que ciertas rutinas pueden ser
aprendidas hasta el punto de automatizarse, las estrategias son generalmente deliberadas,
planificadas y conscientemente comprometidas en actividades. Dicho en otros términos, las
estrategias de aprendizaje son procedimientos que se aplican de un modo intencional y deliberado
a una tarea y que no pueden reducirse a rutinas automatizadas (Selmes, 1988), es decir, son má s
que simples secuencias o aglomeraciones de habilidades (Nisbet y Shucksmith, 1987). Como afirma
Beltrá n, "las estrategias tienen un carácter intencional; implican, por tanto, un plan de
acción, frente a la técnica, que es marcadamente mecánica y rutinaria" (Beltrán, 1996, p.
394).
Al servicio de estas estrategias existen diferentes tácticas o técnicas de aprendizaje específicas para
conseguir las metas de aprendizaje que precisan la puesta en acció n de ciertas destrezas o
habilidades que el alumno posee, muchas de las cuales no precisará n de grandes dosis de
planificació n y de reflexió n a la hora de ponerlas en funcionamiento, debido a que gracias a la
prá ctica y al aprendizaje anterior algunas de esas destrezas y habilidades se encuentran
automatizadas. No debemos de olvidar que la capacidad de dominio de destrezas automatizadas
presenta ventajas importantes por el hecho de que libera má s mecanismos mentales y le permite al
sujeto prestar mayor atenció n a otros aspectos de la tarea (Prieto y Pérez, 1993). De hecho, como
han indicado algunos autores (ver p.ej., Chi, Glaser y Farr, 1988), una de las diferencias importantes
entre expertos y novatos en la resolució n de un problema o una tarea específica es el dominio por
parte de los primeros de má s destrezas automatizadas, es decir, los sujetos expertos han agrupado
su conocimiento en secuencias de acciones automá ticas que hace má s rá pida y eficiente su
ejecució n y, al mismo tiempo, libera espacio de procesamiento para dedicarlo a otros aspectos
relevantes del problema (Pozo, 1989a).
En base a los comentarios anteriores, y a modo de síntesis y delimitació n conceptual, los rasgos
característicos má s destacados de las estrategias de aprendizaje podrían ser los siguientes (Pozo y
Postigo, 1993):
b. Implican un uso selectivo de los propios recursos y capacidades disponibles. Para que un
estudiante pueda poner en marcha una estrategia debe disponer de recursos alternativos, entre los
que decide utilizar, en funció n de las demandas de la tarea, aquellos que él cree má s adecuados.
c. Las estrategias está n constituidas de otros elementos má s simples, que son las técnicas o tá cticas
de aprendizaje y las destrezas o habilidades. De hecho, el uso eficaz de una estrategia depende en
buena medida de las técnicas que la componen. En todo caso, el dominio de las estrategias de
aprendizaje requiere, ademá s de destreza en el dominio de ciertas técnicas, una reflexió n profunda
sobre el modo de utilizarlas o, en otras palabras, un uso reflexivo y no só lo mecá nico o automá tico
de las mismas (Pozo, 1989b).
3. VENTAJAS DE LAS ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE
Uná nimemente los profesores opinan que las estrategias facilitan el aprendizaje a aquellos alumnos
que peor nivel tienen por lo que tienden a nivelar la clase. A su vez, los profesores de las escuelas de
idiomas señ alan particularmente que se adaptan a cualquier edad por lo que son fá ciles de
introducir.
Ademá s, ofrecen una serie de ventajas. Recogemos un ejemplo de cada una de las má s señ aladas.
a.- “La diná mica de grupo siempre mejora después de las sesiones: se muestran má s cooperativos
con sus compañ eros y parecen má s seguros de sí mismos cuando participan y hacen preguntas”
(E9ES).
b.- “Los alumnos, en general, se muestran muy receptivos a este tipo de discusiones e informació n.
Escuchan con mucha atenció n lo que favorece la concentració n y en definitiva el aprendizaje”
(E13ES).
c.- “Mejora mucho la organizació n de sus apuntes de clase y sobre todo se produce un mayor éxito
en los exámenes” (E24ES).
f.- “Mi experiencia me dice que a largo plazo el aprendizaje es má s significativo, sobre todo para el
aprendizaje de vocabulario y de normas o reglas gramaticales” (E5EI).
g.- “Considero que una de las ventajas fundamentales es la motivació n sobre todo cuando utilizas
técnicas grupales o cuando les señ alas herramientas que faciliten aprovechar los tiempos muertos
durante el día” (E8ES).
h.- “Un factor importante es la motivació n ya que el alumno considera viable y que puede llevar a
cabo la tarea que le encomiendas” (E2ES).
Como podemos deducir las ventajas que aporta la utilizació n de estrategias para el aprendizaje de
una segunda lengua está n centradas en capacidades como: motivació n, autonomía, organizació n,
independencia, etc. o también en fomentar dinámicas de grupos y aumentar los logros académicos.
Hay varias estrategias que se han demostrado para mejorar el aprendizaje de los alumnos:
a) Repaso activo:
b) Repaso Espaciado:
c) Simulación:
d) Técnica Pomodoro:
La técnica Pomodoro es un método para mejorar la administració n del tiempo dedicado a una
actividad. Se basa en usar un temporizador para dividir el tiempo en intervalos fijos,
llamados pomodoros, de 25 minutos de actividad, seguidos de 5 minutos de descanso, con
pausas má s largas cada cuatro pomodoros .
5. FUNDAMENTOS METODOLÓGICOS
El éxito de una unidad didáctica o situació n de aprendizaje, es decir, conseguir con el alumnado los
objetivos de aprendizaje previstos, depende de muchos factores, entre los que la metodología juega
un papel importante. El enfoque competencial de la enseñ anza y del aprendizaje propone
metodologías activas y dialó gicas o interactivas, que el alumnado “aprenda haciendo” y/o
“aplicando conocimientos” sobre situaciones-problemas significativos. Las metodologías
seleccionadas deberá n ser adecuadas al enfoque competencial de la enseñ anza y el aprendizaje y
guardar coherencia con el diseñ o. Asimismo, se pondrá especial interés en que el alumnado
desarrolle aprendizajes por sí mismo/a fomentando que haga meta cogniciones: qué, có mo, con
qué, para qué aprender, incluyendo el fomento en el uso de las TIC, el trabajo colaborativo y la
atenció n a la diversidad. Para ajustar el diseñ o desde un enfoque competencial tendremos en
cuenta las siguientes premisas:
1) Las competencias son un tipo de aprendizaje complejo que no se aprende, se adquiere, en un
proceso largo y en un entorno rico de experiencias e interacciones.
2) Sabemos que una persona es competente cuando la vemos desenvolverse en una situació n de
problema/reto, aplicando un conocimiento adquirido (sabe hacer) y manteniendo a la vez una
conducta adecuada al reto (sabe ser).
3) Para que una persona adquiera una sola competencia, es necesario que participe en un proceso
continuo que incluya una variada muestra de actividades cognitivas y conductuales, enfrentá ndose
a experiencias individuales y sociales que tengan una significació n emocional en un entorno ético y
no excluyente.
6. TIPOS DE ESTRATEGIAS
6.1. ESTRATEGIAS DE SELECCIÓN
6.1.1. TOMA DE APUNTES
White, (1996) manifiesta que “La toma de notas mejora el aprendizaje tanto en la parte oral como
en la escrita. Es una estrategia muy ú til para estudiar contenido, desarrollar las habilidades del
lenguaje, y desarrollar tareas en general”.
O’Malley and Chamot (1995), p: 138, definen la toma de apuntes como “Escribir palabras claves y
conceptos de una manera abreviada, grá fica o numérica”.
Fajardo (1996) ve la toma de notas como una actividad compleja que combina escuchar con
selecció n, resumir y escribir.
Nwokoreze (1990), p: 42, cree que “es durante la toma de apuntes que los estudiantes alcanzan el
nivel má s alto de comprensió n”.
La toma de notas es también conocida como toma de apuntes. Es una estrategia que consiste en
escribir informació n a partir de un texto (en este caso un audio). Los estudios sobre la toma de
notas se vienen realizando desde el añ o 1972 aproximadamente.
Di Vesta y Gray (1972), señ alan que esta actividad tiene dos funciones: una de almacenamiento y
otra de codificació n. En su funció n de almacenamiento, la toma de notas facilita el recuerdo y la
evocació n. En su funció n de codificació n, obliga al estudiante a prestar má s atenció n, a reflexionar
sobre la informació n para producir notas y organizarlas de alguna manera. Tales actividades
requieren un proceso má s elaborado de la informació n.
Segú n Dansereau (1985), “La toma de apuntes es una estrategia de aprendizaje que ayuda a la
planificació n de la actuació n del alumno, se utiliza para resolver tareas específicas de comprensió n
auditiva con el fin de retener informació n”.
Beltrá n (1993) afirma que, “Con la toma de apuntes de un texto escuchado, el estudiante adquiere
fluidez al redactar algo en lengua extranjera. Ademá s, existe la posibilidad de redactar con exactitud
cuando la informació n anotada es revisada y resumida, así practicar e integrar las cuatro
habilidades ya que este proceso incluye la audició n, la lectura, la escritura y el habla”.
6.1.2. EL SUBRAYADO
Segú n Camacho, J. (2004) “La técnica del subrayado es má s compleja e importante de lo que
normalmente se piensa: en realidad no suele considerarse má s que una buena costumbre” (pá g.
305). Ante todo, es preciso señ alar que por subrayado no debe entenderse esa especie de
manifestació n neuró tica con que algunos estudiantes destacan el 90% de los textos, ni menos aú n el
truco utilizado por otros para conseguir leer con má s atenció n, que consiste en seguir con la vista el
trazado del lá piz debajo de cada una de las frases. Al contrario, un buen subrayado sirve para
reelaborar y comprender mejor el texto estudiado”.
Se valora el pensamiento del autor por tener en cuenta y destacar la importancia del subrayado
afirmando que no solo es un há bito sino una técnica, y una herramienta muy ú til para el lector que
le permite destacar en su lectura los aspectos de mayor importantes para su posterior estudio.
CULTURAL (1997) sostiene que “Subrayar es señ alar por debajo con una raya alguna letra, palabra
o frase” (p. 168). Consiste en poner de relieve mediante rayas, signos de realce o llamadas de
atenció n, las ideas fundamentales de un tema”.
El subrayado solo resultara realmente ú til si lo lleva a cabo el propio sujeto, esta técnica
proporcionara buenos resultados, ya que, ademá s de mantener la atenció n, facilita la localizació n
del material má s relevante en consultas posteriores. Parece que esta actividad muscular, aunque es
mínima, ayuda a liberar la tensió n nerviosa.
Es así que esta técnica a pesar de ser muy efectiva para el estudio de contenidos es personalizada e
individual, debido a que cada persona tiene su propia perspectiva de estudio y pensamiento
distinto, afirmando así el pensamiento del autor donde explica que el subrayado terminado le
servirá ú nica y exclusivamente para el dueñ o de dicho trabajo.
Segú n Carreñ o, I (2008) “El subrayado es una técnica bá sica que sirve para analizar y comprender
el contenido de un texto” (p. 151). Con el subrayado, se realiza un estudio activo que mejorara el
aprendizaje. Subrayar es trazar líneas, rayas u otras señ ales debajo de las palabras que son má s
importantes que las demá s para resaltarlas.
Si no se hace así, se corre el riesgo de pensar que algo es importante y subrayarlo, y que má s
avanzado el texto este lo que realmente importa, acabando por subrayar demasiado.