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Actividad:

I. Crear un mapa conceptual y no olvides ponerle como título Del texto al sintagma.

En tu mapa incluirás los siguientes conceptos:

 Texto.
 Párrafo.
 Enunciado.
 Sintagma.
 Oración.
 Proposición
II. Identifica los párrafos, enunciados, oraciones, sintagmas y palabras de que se compone el
siguiente texto. A continuación, realiza un resumen de dicho texto en la parte final del
documento.

El secreto de Wilhelm Storitz


¿Cómo se atrapa a un hombre invisible?
Para Henry no hay más solución que abandonar la ciudad. Nuevos incidentes se suman: una
antorcha baila sola en una torre, las campanas de la ciudad tocan solas a difunto. Un día la
población se obsesiona y cree ver una carreta que corre a toda velocidad sin conductor.

Pero el miedo colectivo estalla cuando alguien descubre que en casa de Wilhelm Storitz salía
humo por la chimenea. El gentío asalta la casa sin encontrar a nadie dentro.

Una tarde el jefe de policía y Henry pasean por los


alrededores de la ciudad y, por casualidad, oyen la voz
de Wilhelm Storitz que habla con su criado Hermann,
ambos invisibles. En su conversación hablan de
arruinar a la familia Roderich y también a la ciudad
que ha quemado su casa; también comentan que
guardan dos ampollas en un lugar que los que escuchan
escondidos no logran oír. El policía atrapa a uno de
ellos, éste logra zafarse, y ambos se marchan con unas
risotadas.

Henry convence a la familia Roderich de que todos se


marchen a París, pese a la salud de Myra. Cuando llega
el momento de partir, comprueban que Myra ha desaparecido de su cama. En la investigación, el
jefe de policía reconoce en la habitación de la muchacha el olor que había desprendido la ampolla
rota en la casa de Storitz: evidentemente, el malhechor había hecho invisible a la joven y se la
había llevado. El teniente Armgard, Haralan y Henry se dirigen a las ruinas de la casa del alemán
y, allí, la intuición de Haralan logra agarrar un cuerpo invisible, que rápidamente es reducido con
la ayuda de los otros dos acompañantes.

Un singular fenómeno tenía lugar allí. Aun cuando no se viese a nadie, los escombros estaban
animados de movimientos extraños; lenta y prudentemente, como si los trabajadores no quisieran
llamar la atención, las piedras, los herrajes, los mil diversos restos amontonados en aquel sitio,
eran quitados de allí y colocados en un montón.
No sin experimentar una emoción extraña, mezcla de curiosidad y miedo, clavamos allí la vista,
en tanto que la verdad iba abriéndose paso en nuestros espíritus. Wilhelm Storitz estaba allí, y si
los obreros eran invisibles, su obra no lo era.

De pronto resonó un grito lanzado por una voz furiosa. Desde nuestro escondite vimos al capitán
Haralan lanzarse y franquear el paseo central de un solo salto.

Fue a caer al borde de las ruinas, y pareció estrellarse contra un obstáculo invisible. Avanzó,
retrocedió, abrió los brazos cerrándolos en seguida. Encorvase y se enderezó como un luchador
en el combate.

―¡A mí, a mí! ―gritó de pronto―. ¡Ya lo tengo!

El teniente Armgard y yo nos precipitamos hacia él.

―¡Lo tengo...! ¡Tengo al miserable! ―repetía―. ¡A mí, Vidal! ¡A mí, Armgard!

De pronto me sentí rechazado por un brazo invisible, en tanto que una ardiente respiración llegaba
a mi rostro.

Sí, era, en efecto, una lucha cuerpo a cuerpo. Allí estaba el ser invisible. Wilhelm Storitz u otro
cualquiera. Fuera quien fuera, nuestras manos le habían cogido, no le dejaríamos ya y sabríamos
obligarle a que nos dijera dónde estaba Myra.

En un descuido, el ser invisible se zafa de sus captores, arrebata el sable al teniente e intenta matar
a Haralan. Es un duelo desigual, un hombre contra una espada, pero la pericia de Haralan hace
que logre herir de muerte al invisible: un chorro de sangre sale de la herida y el cuerpo poco a
poco va haciéndose visible. En efecto, es Wilhelm Storitz, pero ¿dónde estará Myra? Ya sólo
queda encontrar al criado y arrancarle el secreto.

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