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La visión anticipada de todos los beneficios que traerá a tu vida el logro de una meta, la hace
digna de ser alcanzada y justifica los esfuerzos que vayas a invertir. De esta manera, te centras
en la ganancia, en el beneficio y no tanto en el esfuerzo. Sabes que la meta realmente vale la
pena.
Una actitud emocional centrada en tus legítimas recompensas, produce el efecto de extender tu
buen ánimo a lo largo del camino.
No dejas el gozo sólo para el final, sino que disfrutas todo el proceso, todo el camino. Las cosas
no se ganan gratis, tienen un precio, pero si inviertes la emoción suficiente, llegas a descubrir que
en realidad este precio no se paga, se disfruta.
4. Se apoya en un modelo.
Una meta puede concretarse con más facilidad cuando tienes en la mente de manera clara un
modelo relacionado con su logro.
El modelo puedes ser tú misma(o): en este caso, pensarías en el tipo de persona que quieres ser,
o en el tipo de vida que quieres tener una vez alcanzada la meta... Es de esperar que ocurrirán
algunos cambios en tu persona y en tu vida corno resultado de lograr tu meta. Ese nuevo rol que
alcanzas a ver, es tu modelo.
En el proceso puedes ayudarte también de personas que merezcan tu admiración, que ante tus
ojos hayan logrado ya lo que tú deseas alcanzar, que sean confiables, talentosas, que te inspiren,
.que te faciliten el camino hacia la identificación de la persona que quieres ser o de la vida que
quieres tener.
Éste es el valor de un buen modelo. No lo imitas ciegamente, no lo copias, sólo te alimentas de
su éxito. Tú eliges rodearte de gente exitosa, que te estimule positivamente.
Detrás de toda meta hay un modelo, una aspiración de ser.
Al incluir en tus metas el rol de un modelo creas una poderosa y seductora visión que te mantiene
motivado(a) mientras trabajas por lograrías.
Si quieres bajar de peso, empieza por conseguir una fotografía de alguien que tenga el cuerpo
esbelto que tú deseas, y colócala donde siempre la veas. Si realmente lo deseas, es fácil
convertirte en lo que ves.
Pregúntate: ¿Tengo una idea de la persona que quiero ser o de la vida que quiero tener al
conseguir esta meta? ... ¿Qué persona o personas me inspiran positivamente para alcanzar mi
meta?
5. Es específica y visual.
Piensa en tu meta en la forma más específica posible y establécela en términos concretos,
definidos... Ponerla por escrito es lo más saludable, pues así podemos precisar los detalles.
Cuanto más completa esté la idea de lo que quieres, más fácil le resultará a tu mente trabajar
para conseguirla. La claridad respecto al resultado final te proporciona la guía exacta que te
permite elegir el plan de acción más apropiado para llegar al punto deseado.
Imagina tu meta en su totalidad y especifica qué, quién, cuándo, dónde, cómo. Imagina el
contexto, los detalles. Las metas vagas o muy generales no ayudan a enfocar tu atención y tu
energía. "Construir una casa grande y bonita" no es una expresión específica.
"Construir una casa de dos plantas, con cinco recámaras y amplio jardín al frente ... ", añade
algunos detalles, pero aún se puede especificar más estableciendo, por ejemplo, la cantidad de
metros construidos, el tipo de acabados, el precio o presupuesto, la zona o lugar, la fecha, el
contexto, los colores, la orientación, la iluminación, etcétera. Cada detalle añadido es como
agregar una pincelada al cuadro que vas creando en tu mente.
Esta imagen visual es poderosa y atrayente. Los grandes líderes, los grandes realizadores, son
personas con una capacidad visual increíble. Como ellos, tú puedes anticipar tu éxito viéndote a ti
mismo(a) conquistando tu meta. Imagina vivamente todos los detalles.
¿Qué ves, qué escuchas, qué sientes, quiénes te rodean?
En la búsqueda de detalles para tu objetivo, resulta útil acumular revistas, recuadros, fotografías,
planos, modelos a escala, noticias, artículos, pues te ayudan a precisar tu idea y, por
consiguiente, a establecer una meta específica y visual. Si aspiras a la eficacia total, tienes que
ser específico en los detalles.
Pregúntate: ¿Está clara mi meta en términos de lo que deseo alcanzar?
¿Específicamente qué, cuándo, dónde, cómo lo quiero lograr?
6. Es de un tamaño apropiado.
¿Cuán grande debe ser mi meta? La res puesta a esta pregunta te hace pensar en el tamaño de
tu objetivo.
De manera general, se acepta la idea de que las metas deben ser grandes a fin de que generen
el estímulo y la excitación necesarios para lograrlas, y la persona se vea precisada a dar su mejor
esfuerzo.
En este mismo sentido, las metas demasiado pequeñas o triviales no tienen la capacidad de
estimulara las personas, ni despiertan en ellas la motivación suficiente para realizadas.
Asimismo, el tamaño de los objetivos depende en gran parte de cómo un individuo ve la vida -la
forma de verla determina lo que se obtiene de ella- y cómo se ve a sí mismo y a su futuro.
Quienes ven la vida corno algo grande y excitante y se ven a sí mismos como personas capaces
y merecedoras, tienden a fijarse metas grandes y retadoras.
Por tanto, tu meta debe ser alta pero alcanzable. Aquellas demasiado grandes o irreal es pueden
no lograrse y producir impactos emocionales negativos con miras a logros futuros.
Si consideras que tu meta es muy grande, lo recomendable es dividirla en varias metas de menor
tamaño, que sean más asequibles.
En el caso contrario, cuando sientas que es demasiado pequeña o trivial, relaciónala con una
meta mayor; así tendrás una razón suficiente para conseguirla, y la pequeña obtendrá energía de
la mayor. Como ves, en función de su tamaño, tus metas pueden relacionarse y escalonarse, y tú
puedes ser más eficaz en lograrlas. Pregúntate: ¿Tiene mi meta el tamaño adecuado?
¿Necesito subdividirla en porciones menores? ¿Necesito relacionarla con una meta mayor?
Tu meta y tu programación deben ser flexibles. Aun los mejores planes en ocasiones no
funcionan o tienen que ser cambiados debido a circunstancias imprevistas. Si te aferras
estrictamente a tus tiempos iniciales, quizá tan sólo logres sentir frustración y dolores de cabeza.
Tus metas no están grabadas en piedra. Puedes revisarlas, cambiarlas, enmendarlas,
reevaluarlas o incrementarlas. Si tu actitud es de "ahora o nunca", puedes perder la mayoría de
las oportunidades. No tires tus metas a la basura.
Dales otra oportunidad, o tantas como sea posible. En muchos casos, lo importante será llegar,
aunque sea "después de la fecha planeada".
Por lo general, los plazos o periodos pueden dividirse en etapas menores, lo cual los hace más
fáciles de alcanzar. Una meta a cuatro meses puede dividirse en metas mensuales, y luego
semanales. Así la meta global resultará más accesible. Todo viaje, por largo que sea, comienza
dando-el primer paso.
Para que puedas decidir cuál es el mejor tiempo, plazo o fecha para tus metas, te recomendamos
clasificarlas en distintos tipos.
a) Metas inmediatas
Son las que se pueden realizar de inmediato, dentro de los próximos minutos o de las próximas
horas. Por ejemplo, "Voy a ordenar mi escritorio ahora mismo" I o "Contestaré tal propuesta
regresando de comer".
Estas metas implican bajo riesgo y son altamente motivantes, pues requieren acción inmediata.
Quienes tienen dificultad para establecer metas a largo plazo o tienden a dilatar las decisiones,
se sienten cómodos logrando aquellas de resultados rápidos.
Las personas bien organizadas suelen ser diestras en establecer a lo largo del día una buena
lista de metas inmediatas; una tras otra. El único inconveniente sería que te dedicaras
únicamente a este tipo de metas ya que, aunque sean muy gratificantes, los beneficios son
discretos y no constituyen grandes inversiones en tu futuro. Además, con frecuencia no ofrecen el
nivel de reto y de riesgo personal que tú requieres.