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Polonia nunca fue un modelo a seguir – parte 1

Debemos recordar que Polonia desde que Napoleón trato de resucitarla como estado tapón para
hacerle frente a Rusia, no era una nación independiente y no sería hasta que Inglaterra por los mismos
motivos daría luz verde al proyecto de nación polaco, lo cual daría como resultado a una nación
sumamente antisemita, nacionalista y victimista, ya que se han tratado de vender al mundo como una
nación siempre oprimida por los demás, especialmente por Rusia, que si bien es cierto que sufrieron
bajo el régimen totalitario comunista en el siglo XX, durante siglos anteriores fueron los polacos quienes
iniciarían los conflictos con tal de debilitar a Rusia y Lituania o anexionarse territorios de
Checoeslovaquia.

Muchos no saben que más de un tercio de la población de Polonia no era de origen polaco y se vieron
sometidos a un terrible proceso de cartelización y “polaquización”, al más puro estilo de los comunistas
en Rusia, que por cierto debemos señalar que fueron los polacos quienes en Rusia antes del estallido de
la revolución se dedicaron a promover el antisemitismo y a acusar a los judíos falsamente de crímenes
con tal de dañar las relaciones entre los rusos ortodoxos y la comunidad judía, crímenes que fueron
desestimados por los tribunales rusos.

Es por eso que nos debe extrañar que a finales de la década de los 20’s, Polonia se había convertido en
una dictadura con unas leyes terriblemente antisemitas, en donde se discriminaba a aquellos que no
eran polacos étnicos y católicos, incluso era bastante común en ese país que entre más antisemita fuera
un miembro del clero, más ascendía en la jerarquía eclesiástica.

Incluso judíos exiliados en España después de la segunda guerra mundial admitieron que los polacos
siempre fueron mucho más antisemitas que los alemanes, aunque también es cierto que Polonia es un
país de extremos, ya que la gran mayoría de premiados como “justo entre las naciones” por brindar
ayuda a los judíos durante la segunda guerra mundial fueron polacos. Así como que fue en Polonia
donde los nazis formalmente impusieron la pena de muerte para cualquier persona descubierta
escondiendo a los judíos.
En 1967 después de la guerra de los seis días, que enfrento Israel con los países árabes que planeaban
erradicarlo, Polonia rompió relaciones diplomáticas con Israel, además en 1968 los judíos que aun vivían
en Polonia fueron víctimas de una campaña mediática organizada por el estado para declarar que los
judíos eran desleales al comunismo. Ese mismo año hubo manifestaciones estudiantiles en contra del
régimen comunista y este respondió con una campaña para desviar la atención hacia los judíos,
haciendo propaganda antisemita.

Lo que resulta curioso es que tanto comunistas como los fanáticos religiosos han recurrido a las mismas
tácticas de manipulación para promover el antisemitismo, aunque todo esto fue en su momento
ocultado ya que había que dar pie a la propaganda de un papa polaco anticomunista, conocido como
Juan Pablo II, así que todos estos escándalos, asa como el antisemitismo institucional de las
organizaciones religiosas fue barrido debajo de la alfombra para vendernos una Polonia que se
enfrentaba valientemente a los malvados comunistas.

Sería con la caída de la URSS, que Polonia pasaría de ser un títere del pacto de Varsovia a un títere del
complejo militar industrial encarnado en la OTAN, ya que con la caída del régimen comunista ya no
había excusa para seguir respaldando a Polonia, ahora la cuestión sería si Polonia se convertía en
dictadura o una democracia.

Lo cual nos lleva a la actualidad, en la cual efectivamente Polonia va paso a paso a convertirse en una
nefasta dictadura, ya que en 2017 se impulsaron una serie de reformas para quitarles la independencia
a los jueces y someterlos al ejecutivo, además de privar a sus ciudadanos del amparo de la justicia de la
unión europea.

Hasta julio de 2021, la justicia europea condenó a Polonia tres veces por este tipo de reformas que
implican una purga de los jueces y un control de los mismos mediante un órgano sancionador que les
impedía actuar con independencia y neutralidad y la imposibilidad de acudir a los órganos europeos de
justicia.

Además a esto le sumamos la iniciativa de ley que tienen como objetivo impedir las obligaciones
dictadas por los acuerdos firmados por la unión europea relativas a la existencia de un tribunal
independiente e imparcial, ante lo que Polonia responde con la negativa a obedecer al tribunal de
Luxemburgo en materia judicial alegando que eran incompatibles con la constitución, cuando es solo
una desobediencia a los tratados firmados con la unión europea, que asume la supremacía del derecho
comunitario sobre el nacional.

Si bien estamos de acuerdo en que la unión europea es uno de los más grandes promotores del
progresismo y que no compartimos muchos postulados de la misma, debemos recordar que Polonia
voluntariamente ha adherido a dicha organización y ha firmado dichos acuerdos, solamente que aplica
una doble moral al servirse de los beneficios de pertenecer a la misma, sin respetar sus
responsabilidades, además que dicha polémica con la justicia poco tiene que ver con el progresismo y la
ideología de género.

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