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Cuando escuchamos la palabra racismo, por lo general la solemos asociar con la palabra
esclavitud, la violencia, los afro-descendientes o con otros aspectos varios relacionados
con la dominación de las razas. Por aquello, en sociedades como la nuestra, donde el
mestizaje forma parte del discurso oficial, muchas de esas expresiones pasan por
desapercibidas, aunque son cotidianamente reproducidas. Se cree que el discurso se
aloja en el núcleo mismo del racismo. Analizar e investigar lo que las personas dicen nos
permite saber cómo se concibe y viven en el mundo.
Si bien la discriminación hacia el otro individuo es tan antigua como la misma historia de
nuestra civilización, autores como Wallerstein (1988) y Wieviorka (1994) considera que
nace con la expansión del Occidente, como una forma de justificar la dominación y la
explotación del otro individuo por una supuesta “superioridad racial”. Para Wallerstein
(1988) no se puede mencionar sobre la universalidad o generalización del concepto en
cuestión: al hacerlo se le estaría confundiendo con la noción de etnocentrismo, que hace
que un grupo se auto prefiera, lo que pueda llevar a actitudes como la intolerancia con
respecto a otros grupos ya una tendencia a devaluar sus formas culturales. El racismo en
cambio, ha justificado formas de dominación y sometimiento, así como formas de
exclusión y exterminio.
El racismo es una manera de discriminación fundada en diferencias biológicas que
agrupan indicadores culturales o religiosas. Es una ideología, estereotipos y prejuicios
que tienden a dividir a los humanos en grupos que tienen características comunes entre
si. De este se desarrollan otras formas de la discriminación, como la esclavitud.
A lo largo del tiempo se formaron diferentes tipos de racismos como el racismo bíblico, el
colonialismo, el racismo nazi y entre ellos también el racismo filosófico, como indica el
filósofo francés Joseph Arthur haciendo referencia al racismo filosófico; ha ido
considerando como el fundador de la filosofía racista, con su obra Ensayo sobre la
desigualdad de razas; comienza su libro destacando el hecho de que las civilizaciones o
sociedades mueren preguntándose por las causas, para concluir que las diez se
destacaron, lo hicieron debido a la presencia homogénea y dominante de la raza blanca,
mientras que su degeneración provino de las mezclas de razas, las razas negra y
amarilla, variedades inferiores de nuestra especie, sobre las que se impone la
superioridad del blanco y dentro del tipo, de la familia aria, poseedora del monopolio de la
belleza, de la inteligencia y de la fuerza.
Lo que genera es un odio y resentimiento, hace a las personas menos sociables y esto se
transmite a otras personas formando un circulo en el cual se promueve el odio y que es
difícil de erradicar cuando se lleva mucho tiempo practicando estas acciones negativas.
Es normal que uno no reflexione acerca de su propia cultura, se vive y se acepta como
una parte del diario vivir.
Realizar cambios en esta parte de la sociedad, es una lucha del día a día por incluir a
todas las personas, logrando así oportunidades donde todas las personas nos podamos
desarrollar.