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Rafael V. Orden Jiménez Juan José Garcia Norro Emma Ingala Gémez (eds.) Diotima o de la dificultad de ensefiar filosofia PACULTAD DE FILOSOFIA escolar ‘UnvatstDaD y mayo COMPLUTENSE 1 edicién, 2016 © Los autores de sus respectivos trabajos © Escolar y Mayo Editores $.L. 2016 Avda. Nira. Sra. de Fatima 38 5°B 28047 Madrid info@escolarymayo.com www.escolarymayo.com Disefio de cubierta: Javier Suarez ‘Maquetacién: Escolar y Mayo Editores ISBN: 978-84-16020-S0-8 Depésito legal: M-18707-2016 Impreso en Espafia / Printed in Spain Kadmos Compania S 37002 Salamanca Reservados todos los derechos. De acuerdo con lo dispuesto en el Cédigo Penal, podcén ser castigados con penas de mmlta y privacién de Wbertad quienes sin la pre- *. La reaccién de Foucault viene a colacién en este trabajo en la medida en que pone en cuestién el modo de relacién que el filésofo critic e historiador de la filosofia ha de establecer con respecto al sentido de la tradicién, pues este no debe limitarse a definir Jas condiciones idéneas para una recepcién y apropiacién de esta tra- dicién sin llevar a cabo un cuestionamiento de la misma. En Foucault la critica adopta la forma de una estrategia de indagacién ar- queolégica y genealégica, motivada por sus tesis sobre el poder’, Pero este cuestionamiento critico de la historia acontecida no solo se ha levado a cabo desde la arqueologia foucaultiana, pues de hecho es una de las utilidades prin- cipales de otros enfoques clasicos de investigacion histérica. Nos centraremos aqui en lo que dentro de Ja investigacién sobre Kant se ha denominado «his- toria evolutiva» (Entwicklungsgeschichte), la cual se ha desarrollado principal- mente de modo paralelo al trabajo de edicién y discusién de los escritos de Kant en la Akademie-Ausgabe’. Al igual que la hermenéutica, la historia evolu- tiva pretende comprender el significado de la filosofia desde un estudio del horizonte en el que se contextualiza histéricamente. Ahora bien, lejos de aten- der en primer lugar al horizonte actual, en el que Ja historia efectiva acontece en el mismo proyecto de investigacién del historiador, el programa de inves- tigacién de la historia evolutiva pretende llevar a cabo una revision critica de este horizonte, atendiendo a estrictos criterios metodolégicos. Si para la her- menéutica adquiere un papel secundario el ambiente intelectual que rodea a un autor clasico, y con ello cudles fuesen sus intenciones programiticas, asi como la evolucién de las mismas a Jo largo de su desarrollo intelectual, la his- toria evolutiva por el contrario se centra especialmente en el estudio de este ambiente intelectual, desde una atencién prioritaria a Jas fuentes originales *M. Foucault, «;Qué es la exitica? [Critica y Aufkldérung]», Daimon 11, 1995 (#1990), pp: S- 25: p.8. SIbid, p. 11. $M. Foucault, «Qué es Ilustracién?», Daimon 7, 1993 ('1984), pp. 5-18: p. 15: «¥ esta critica serd genealégica en el sentido de que no deduciré de la forma de lo que somos lo que nos es imposible hacer 0 conocer, sino que extraeri, de la contingencia que nos ha hecho ser lo que somos, la posibilidad de no ser ya, o no hacer, ono pensarlo que somos, hacemos pensamos». 71, Kant, Kant’s gesammelte Schriften, ed. de la Kéniglich PreuSischen Akademie der Wissen- schaften und ihren Nachfolgern, Berlin y Leipzig, 1900y ss. 103 Manure SANCHEZ RODRIGUEZ del fildsofo y a las influencias efectivas a partir de las cuales se originaron las ideas y teorfas que quedan reflejadas de modo patente y explicito en estas fuen- tes. Este estudio histérico-evolutivo e historiografico del ambiente intelectual esta en conexién ademés con una historia de los conceptos, una historia de los problemas e incluso una historia de las instituciones que rodean al fildsofo objeto de estudio. ¥ a este respecto no es problematico hablar de un objeto de estudio, que es investigado por el sujeto desde unos determinados presupues- tos de indole metodolgica. A través de esta indagacién, que trata de sacar a la luz el proceso de formacién y desarrollo del pensamiento filoséfico de un autor, es posible en algunos casos obtener una comprensién bien diferente de aquella que llega hasta nuestros dias a través del relato construido por los de- fensores de la llamada «historia efectiva»®. Elinterés por este tiltimo enfoque de tipo historiografico e histérico-evolu- tivo no debe llevarnos a rechazar la vigencia de la tesis general del circulo her- menéutico: la misma indagacién critica del historiador y de sus reconstrucciones nunca se encuentra libre de prejuicios y compromisos, originados porla inscrip- cién de este planteamiento de indole cientificista en un determinado horizonte histérico de interpretacién, La reconstruccién critica del historiador puede estar motivada ademés por intereses particulares, que no son explicitados en el pro- grama de investigacién que pretende recuperar una nueva comprensién del filé- sofo que permita impugnar el modo como efectivamente es entendido en nuestra época. Estos compromisos condicionarén profundamente el programa de investigacién, en la medida en que condicionaran por qué un objeto de in- vestigacién aparece como un problema para el historiador, asi como el modo por el cual es abordado. A este respecto, la historia evolutiva no puede caer en ningtin caso en el error de presuponer la imposible neutralidad de su misma in- dagacién critica, Por lo tanto, todo discurso histérico debe declararse por prin- cipio como interesado, y su enfoque metodolégico con respecto al objeto nunca debe prescindir de una critica auto-reflexiva de los mismos presupuestos desde Jos cuales se plantea esta misma critica. Por lo tanto, la indagacién critica dela historia evolutiva nunca dard como resultado una comprensién neutral del filé- sofo estudiado; més bien, la critica ejercida sobre la historia efectiva en que se nos presenta el sentido filoséfico de un pensamiento solo puede pretender es- tablecer una discusién abierta e inacabada sobre el sentido siltimo de este pen- samiento, sin que sea posible alcanzar una revision definitiva de la tradicién. Ahora bien, esta tradicién tampoco se acepta sin m4s como un horizonte estdtico y trascendente, con respecto al cual el historiador no podria adoptar 8Sobre los principios metodolégicos de la historia evolutiva y los principales representantes de este enfoque, véase J. Kant: Lecciones de Antropologia. Fragmentos de estética y antropologia, edi- cién y traducci6n de M. Sanchez Rodriguez, Comares, Granada, 2015: «Estudio preliminar>. 104 {SE PUEDE APRENDER A ENSENAR E INVESTIGAR EN HISTORIA DE LA FILOSOFIA? enabsoluto una posicién critica. De ser asi, el profesor de historia dela filosofia no estaria autorizado a ensefiar nada a sus estudiantes sobre c6mo estos pue- dan Ilevar a cabo una revisin critica de la comprensién filos6fica con que se les presenta inicialmente el sentido de un fildsofo. En tal caso, la correccién de la interpretacidn lograda en el aula habria de coincidir con la justa apropiaci6n. y captacion de un horizonte de sentido que pueda ser cominmente compar- tido, pero que en ningtin caso podria ser revisado ni impugnado a través de indagaciones particulares que muestren que las intenciones iniciales o las so- luciones teéricas de un filésofo no se corresponden con la versién del mismo en que se nos muestra actualmente su pensamiento. Posiblemente sea esta concepcidn la que se encuentre detrés del modo como se plantean las clases de historia de Ja filosofia en las aulas universitarias. espaiiolas: al profesor de filosoffa no le cuesta mucho transmitir a sus alumnos lo que él considera la interpretacién cominmente aceptada de un filésofo en cuestién, que debe ser comprendida por los estudiantes durante la exposicién. oral y posteriormente reencontrada en la seleccién de fuentes ofrecida o, en el peor de los casos, transcrita en fieles apuntes que han de ser fugazmente me- morizados para su inmediata devolucién en un examen, en el que se evaluard principalmente la adecuacién del discurso del estudiante con respecto al dis- curso oral en el que un par de meses antes el profesor expuso [a interpretacin. del filésofo. Al adsctibirse a si mismo el papel de sacerdote de la tradicién re- velada, el profesor presupone y sobre todo fomenta la confianza, fidelidad y atencién del estudiante, bajo el presupuesto de que el profesor ha de tener un mejor acceso a la interpretacién del fildsofo y de que los alumnos han de de- sarrollar una actitud pasiva y acritica con respecto a esta tradicién en la que se los instruye. Sin embargo, ensefiar Ja historia de la filosofia no deberia consistir solo ni principalmente en la transmisién de una interpretacién, sino en la ense- fianza de las precauciones y los requisitos e instrumentos de indole metodolé- gica mediante los cuales los propios estudiantes han de leer, interrogar ¢ investigar las fuentes. Este enfoque da por supuesto que, si bien no es posible superar los limites impuestos por el circulo hermenéutico, es a la vez una exi- gencia el recuperar parcialmente una comprensién que pueda haber quedado velada precisamente por el relato construido y establecido por la academia. Desde la hermenéutica filoséfica se defenderd que esta recuperacion ge- nealdgica o arqueolégica de las fuentes del filésofo no tendra tanta utilidad para entender la realidad histérica de nuestro tiempo como la que pueda ofre- cer una discusién activa y abierta que verse sobre el sentido filoséfico mediante el que se nos presenta, por si mismo, un pensamiento en nuestros dias. Cudles fueron las intenciones 0 soluciones originales de un pensador es algo irrele- vante si tales ideas no han tenido influjo en nuestra constitucién histérica, por 105 MANUEL SANCHEZ RODRIGUEZ més que el historiador pueda sacar a la luz una comprensién novedosa a partir de sus descubrimientos del pasado oculto. Esta posicién es parcialmente acer- tada. Pero juzgo que tales descubrimientos del historiador, a pesar de su mi- nimo influjo sobre la modificacién de nuestra comprensién comin y compartida de la tradicién, tiene una utilidad principal: una investigacién his- toriografica de las fuentes nos permite descubrir que en ocasiones el sentido de la historia acontecida ha sido el producto de la serie de interpretaciones parciales e interesadas que lo han construido. Si bien esta investigacién por principio no podré recuperar el sentido original delo que acontecié, nilo pre- tende, si podrd por principio suscitar la sospecha con respecto a todo discurso que se arrogue una reconstruccién del sentido original de Io acontecido. Yes aqui donde debe plantearse la cuestidn de si existen interpretaciones histéricas erréneas o falsas. ;Debemos aceptar sin mds el valor constitutivo de la tradicién para nuestra comprensién histérica de un filésofo alli donde la historiografia —as{ como la arqueologia o la genealogia— pueda demostrar que en la conformacién de esta tradicién han contribuido lecturas erréneas, es decir, lecturas que contradicen las fuentes del filésofo en cuestién? Por otro lado, este problema se encuentra en conexién con una problematica mas amplia. En la obra de Heidegger y Gadamer no solo encontramos una de- terminada concepcién filosdfica sobre la historia, sino ademés interpretaciones sustantivas, que sirven para sostener valoraciones particulares de la misma. Por eso debemos preguntarnos por el estatus de tales representaciones, :Se trata de interpretaciones que se caracterizan por representar una lectura atenta del sen- tido dela Historia, que es captada por el filésofo una vez que esta se desvela en. el acontecer histérico? ;O hemos de poner tales lecturas a la par de las de los historiadores de la filosoffa, que investigan las fuentes originales sin renunciar aun método de investigacién, en base al cual puedan justificar sus razones? De hecho, tanto el fildsofo hermeneuta como el historiador de la filosofia estaran de acuerdo en que no es posible construir un relato que dé cuenta suficiente- mente del sentido iiltimo de un filésofo clasico, precisamente por la parcialidad que representa este relato, el cual ve la luz precisamente bajo las condiciones de posibilidad que ofrece la tradicién en que se situa histéricamente. Ahora bien, mientras que el historiador de la filosofia no pretende hacer pasar su relato par- ticular por una lectura correcta del Ser de la Historia, no es este precisamente el caso de los fildsofos hermeneutas, que no parecen ser siempre coherentes con respecto a sus propios principios teéricos fundamentales. Con el objeto de ilustrar estos problemas y abrir un debate en el aula sobre el significado, los Ifmites y las posibilidades de la prdctica de la historia de la filosofia, se seleccionan a continuacién algunos casos que puedan servir de base para abrir una discusién sobre los problemas planteados. 106 {SE PUEDE APRENDER A ENSENAR B INVESTIGAR EN HISTORIA DE LA FILOSOFIA? 1. Es el aire de familia una base para establecer conclusiones sobre la historia de 1a filosofia? En 1960 Hans-Georg Juchem? defendié que Kant alcanzé su concepto de finalidad sin fin por la influencia de Ja Aesthetica de Baumgarten. Los paralelismos sefialados por Juchem parecen corroborar su tesis. ;Basta este aire de familia entre ambos filésofos para afirmar esta influencia histérica? Dehecho, las influencias de Baumgarten en la estética de Kant son numerosas. Ahora bien, si se responde afirmativamente a esta cuestion, se debe reflexionar sobre la siguiente constatacién: con bastante probabilidad, Kant nunca leyé Ja obra que le influy6... De hecho, Juchem rechazé la utilidad de un estudio de fuentes centrado en los Apurtes de Lecciones para construir su interpretacion de Kant’®. Posiblemente, un estudio de los mismos, especialmente de los per- tenecientes al corpus de légica, le habria permitido apreciar que las tesis de Baumgarten fueron conocidas por Kant a través de la modificacién y el desa- rrollo que llevé a cabo Meier, lo cual permite comprender mejor la génesis y el desarrollo de la estética kantiana™. 2. ¢Puede prescindirse de los estudios de fuentes, aunque se cuente algo que nunca ocurrié? En Verdad y método Gadamer defiende un prejuicio fundamental dela Tlustracién, a saber: el prejuicio contra todo prejuicio. En primer lugar, hemos de preguntarnos a qué Ilustracién se refiere Gadamer, Desde luego, su critica no excluye a la Tustracién alemana, entre los que podemos incluir a Kant o Mendelssohn. Ahora bien, Kant daba un valor epistemoldgico positivo a los prejuicios en su concepcién de los juicios provisionales!” y era Mendelssohn mismo quien afirmaba que «nada hay mas contrario al auténtico bienestar del ser humano que esa ilustracién estupida [...] enla que todos se burlan de los prejuicios, sin distinguir lo verdadero de lo falso en los mismos»"?, Parece evi- dente que es prejuicioso hablar de la Ilustraci6n como un movimiento uni- forme, y desde nego «el prejuicio contra todo prejuicio» no es algo que pueda constatar un estudio de fuentes mfnimamente riguroso. A partir de esto debe- mos preguntarnos en qué medida la influyente interpretacién de Gadamer ha 9H.-G. Juchem, Die Entwicklung des Begriffs des Schénen bei Kant, unter besonderer Beriicksichti- gung des Begriffs der verworrenen Erkenntnis, Bonn, Bouvier, 1970, pp. 28-31 y 119-126. bid, p.90. "Sobre esta cuestién, véase M, Sanchez Rodriguez, Sentimiento y reflexién en la filosofta de Kant. Un estudio histérico sobre el problema estético, Hildeheim, Ziwich y Nueva York, Olms, 2010, p. 147 ys. "Cf M. Sénchez Rodriguez, «Witz und reflektierende Urteilskraft in Kants Philosophie», en S, Bacin et alii (ed.), Kant und die Philosophie in weltbiirgerliche Absicht, Berlin & Nueva York, Walter de Gruyter, 2013, VI, pp. 487-96. "3M. Mendelssohn (1785), Berliner Monatsschrift 5, 1785, p. 133 (cit. en Norbert Hinske, «;Quiénes son los herederos de Ja Iustracion? Criterios para una respuesta?», en Agora 28, 2009, pp. 7-19: p.9,n.2). 107 MANUEL SANCHEZ RODRIGUEZ colaborado en la conformacién de cierta comprensién dela Hustracién, tan co- miinmente compartida como alejada de la realidad. gPuede la historia de la filosofta cuestionar, criticar e intentar corregir en tér- minos practicos un determinado acontecer histérico? Atendamos a un caso ex- tremo: la relacién de Heidegger con el nazismo durante sus cursos sobre Nietzsche. En estos textos no encontraremos tanto una critica del acontecer histérico de la Alemania bajo el régimen nacionalsocialista, cuanto una critica de la interpretacién biologicista de Nietzsche que acompajiaba al nazismo, Para Heidegger, esta interpretacién no captaba correctamente el «pensa- miento esencial» de Nietzsche como desenvolvimiento de la historia de la metafisica, Ahora bien, esto no supone una impugnacién del acontecer hist6- tico que acabaria dando lugar a la catdstrofe, sino més bien su reinterpreta- cién’*, Con respecto al mismo acontecer, el filésofo tan solo podia pretender alcanzar una lectura auténtica del mismo, pues Heidegger consideraba que la indigencia de su tiempo histérico constitufa un estadio necesario para un «cambio en el preguntar» por el ser'S. Afios mds tarde, tras Ja catastrofe, Hei- degger seguira pensando que solo en el momento de la maxima penuria e in- digencia de Occidente, solo allf donde la técnica ha conducido al Dasein a su radical inesencia, cuando queda oculta y olvidada su pertenencia a la verdad del ser, solo entonces, caiga quien caiga, sera posible contemplar el fin de la metafisica y podré el Dasein ingresar «en la suprema dignidad de su esencia»'® Las consecuencias humanas que tuvo el acontecer histérico de radicalizacién dela técnica desde finales delos afios 30, que Heidegger juzgaba tan inevitable como necesario, deberia llevarnos a preguntar si el historiador de la filosofia, el filésofo en definitiva, tan solo ha de limitarse en leer Ja historia acontecida ¢ iniciar a sus alumnos en la misma, o si por el contrario tiene la obligacién moral de ensefiarles el modo por el cual revisar, criticar y en algunos casos in- cluso rechazar el acontecer histérico de su tiempo. SR. Safranski, Marlin Heidegger yu tiempo: un maesro de Alemania, Tasquests, Barcelona, 2000 (71994), p. 343. 5M. Heidegger, Nietzsche, 2 vols., Barcelona, Destino, 2000 (1961), , p-387 ys, p. 484, *°M. Heidegger, «La pregunta porla técnica», en Conferencias y articulos, Barcelona, Ediciones del Sexbal, 1994 ('1953), p. 33 yss. 108 I a I f t c P 4 n b c

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