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jeres blancas buscando salvar a las mujeres color café de los hombres color café. O reflexiones sobre Clesigualdad y colonialismo juridico desde el feminismo poscolonial’ Karina Bidaseca “Vienen del cielo”, son seres celestiales, expresa la cosmogonfa wichi sobre las mujeres de ese mundo. Su origen celeste, los comportamientos erraticos que se le atribuyen su anatomia abierta confluyen en la concepcidn “potencialmente peligrosa” de la feminidad wichf (Bartia y Dasso, 1999: 252). |, LA DESIGUALDAD DE LAS PARIAS STE ARTICULO RECOGE LAS tesis trabajadas en mi reciente libro Perturbando el texto colonial. Los Estudios (Pos) coloniales en América Latina (2010) para comprender la subalternidad femenina: por un lado, que racismo y colo- nialidad constituyen las relaciones de género, y por otro, que ¢l feminismo blai inscribe en una narrativa imperialista focal cuando se sostiene en lo que denomino como una “ret6- fica salvacionista” de las mujeres color café. De acuerdo aa la FT et nl 12 Una version casi idéntica fue publicada en And Investigacién Social, Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales “Universidad Auténoma de la Ciudad de México, Niim. 17: “Critica feminista y poscolonialidad” México D. F. 2011. Agradezco a las editoras, en especial a Wilda Western, la autorizacién para su reproduccién. Este articulo fue rea- lizado en el marco del Proyecto PIP-cONICEE. “Legitimaciones culturales de desigualdad sociales”, Instituro de Altos Estudios Sociales, Universidad ional de San Martin. Una version anterior del mismo ha sido presentado en | GT CLACSO “Cuftura y poder”, Buenos Aires, 2609. Y en las Jornadas de Antropologia Juridica, Facultad de Filosofia y Letras, Universidad de Buenos fs, 2010, Mi especial gratitud con la “comunidad” Lapacho Mocho. A John mer y a Rita Segato. amios. Revista de Feminismos y poscolonialidad - 85 feminista afroamericana bell hooks, permanece ¢, : contempordneo la idea de que la raiz de todos | el patriarcado y que la erradicacion de la opresiéy sexist ria necesariamente a Ia eliminacidn de todas las demég form opresion. El hablar del patriarcado y no del racismo Petmite las feministas blancas sigan actuando como explotadoras a soras. Sexismo, racismo y explotacién de clase constituyen ‘: temas interrelacionados de dominacién y determinan la goo. :. fem tn 8 prob Sty € A Agencia femenina, y permiten comprender la mencionada “retérica sal. vacionista” que construye el discurso imperialista 0 los Pequeiios imperialismos locales (Bidaseca, 2010). Como pretendo mostrar, nada o mucho ha cambiado cuando nos enfrentamos a ciertos ca- sos paradigmaticos para pensar los continuos intentos de algunas feministas blancas de silenciar a las mujeres de color/no blaneas o bien, de hablar por ellas. Me referiré a uno extremadamente sensible y polémico en la sociedad saltefia que, repentinamente, lo sell6. Remite a un fallo de la Corte de Salta entre 2005 y 2006, sobre el procesamiento dictado a un hombre indigena de 28 aiios de la comunidad wichi Lapacho Mocho, ubicada al norte de dicha provincia. Fue acusado de haber violado a la hija de su concubina, segtin la definicién de la familia occidental, una “nifia de alrede- dor de 10 afios” (pues no se sabe con certeza su edad), quien s¢ convirtié en madre. Mi proposito al introducir esta narrativa femenina de subalternizacién (Bidaseca, 2010) es reflexionar sobre el cO- lonialismo juridico en las condiciones actuales de dar muerte simbélica a otras subalternas, las m feminismo poscolonial voy a probl minismo académico blanco Para pe nialidad” y sexo/género. Hablaré de “colonialismo juridico” 0 el tratamiento del caso por parte del Estado N, : de “colonialismo discursivo”, cuando las voc 2002) de las mujeres son fagocitadas, por otras voces. Entiendo sus voces ‘ujeres indigenas. Desde el ematizar los linsites del fe- nsar los procesos de “colo- aci6n argentino y €s “bajas” (Guha, representadas 0 traducidas como instry, : m iti del sujeto, ensayando, en los pliegues lo que Hla, ato politico mo una “teori de las voces” (Bidaseca, 2010) desde la conceptualizacién de ‘Anibal Quijano (2000) de su “colonialidad del poder”, que in- Juye el tratamiento de la politica de la subjetivacidn en curso, cluy I), DESDE EL FEMINISMO POSCOLONIAL. {PATRIARCADO? NO! RACISMO El Grupo de Estudios Subalternos decidié abordar el tratamien- to de esas “voces bajas” én los archivos hist6ricos: en los mo- vimientos de insurgencia campesina en Telangana de mediados del siglo x1x, y en el escrito “La muerte de Chandra” (2003). En ambos, Ranajit Guha plantea la solidaridad de género frente a la fuerte opresién de la estructura patriarcal. Gayatri Spivak ha criticado fuertemente esta omisién en la constitucidn del subal- entinamene ‘ter Como sujeto (sexuado) o la decisiva instrumentalidad de la mujer como objeto de intercambio simbélico: 2005 y 20% a de 28 aios a 5 oe : \ El grupo es escrupuloso en su consideraci6n hacia las mujeres rte de dic En varios lugares, registran momentos en que hombres y mu- concubin. | jeres participan conjuntamente en la lucha y donde sus con: de alrede ciones de trabajo 0 educacién sufren de discriminacion genérica ; o de clase. Empero, creo que pasan por alto cudn importante es ), quien la metéfora-concepto mujer pata el funcionamiento de su dis- curso. En cierta lectura, la figura de la mujer es ampliamente sina deb instrumental al cambio de funci6n de los sistemas discursivos, ite como es el caso en la movilizacién insurgente. Nuestro grupo re rara vez se plantea los problemas de la mecénica de esta instru- r muerte mentalidad. Para los insurgentes, en su mayoria masculinos, la Desde ¢! “femineidad” es un campo discursivo tan importante como la - del fe “religion” (p. 25) , a El propésito de Spivak fue “mostrar la complicidad entre sujeto ico y objeto de investigacién”, y la tendencia de los historiadores atin ¥ de re-nombrar la semiosis de la diferencia sexual como “clase” Guh» 0 “solidaridad de casta” (p. 26) ucidas y[ftic? orl Feminismos y poscolonialidad « 87 Asimismo, desde América Latina el autoden, + id + / ‘ “Om, e investigacion modernidad/colonialidad ha nag, ha m Programa di trado una omisién fundamental que expresé una Ver ms las constitucién falogocéntrica de las ciencias sociales y human 5 an eS Y humanas De ahf la necesidad de explicitar una autocritica, respecto 4 el tratamiento del género: Sf “Es claro que hasta ahora el tratamiento del género por el gru- po de MC ha sido inadecuado en el mejor de los casos. Dussel estuvo entre los pocos pensadores latinoamericanos masculinos que tempranamente discutié con detenimiento el asunto de |; mujer como una de las categorias importantes de los otros ex- cluidos. Mignolo ha prestado atencidn a algunos de los trabajos de las feministas chicanas. Estos esfuerzos, dificilmente han re- tomado el potencial de las contribuciones de la teoria feminista para el encuadre MC.” (Escobar, 2003: 72). Tampoco el feminismo (heterosexual, blanco y burgués) escapa a estas criticas, cuando las diferencias de las mujeres del “Tercer Mundo” fueron borradas, subsumidas a la ilusién de una opresién en comtin.’Las diferencias entre mujeres son ¢l ;. huevo eje articulador del feminismo. Este cambio de eje se ins- cribe en el pensamiento préximo al “feminismo postcolonial” en la discusién sobre los rasgos que asumi6 el feminismo com? “feminismo blanco occidental y heterosexista ” y la preocupa- cin sobre las diferencias histéricas y culturales podian afectar la teoria y la practica politica del feminismo, El Feminismo postcolonial reedita un feminismo del “Tercer Mundo”; aunque surgen problemas con esta denominacién, que englobaria tanto a las mujeres oprimidas por la raza en el “Primer Mundo” como a las mujeres de paises descolonizados, Estas tensiones se retrotraen a la década de los aflos seten- ta, en la que el feminismo chicano, negro, indigena y asiaticoa- mericano, reunido en el ejemplar libro “Esta puente mi espalda Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos” a 988) constituye el antecedente de lo que luego se llamaria feminismo “postcolonial”. Las mujeres que cuestionan este feminismo sr. ages observan otras ausencias sintomaticas de la agenda scege el FaciSMO, lesbofobia, la colonizacién. En torno al imado 2 la unidad del feminismo para luchar contra la opre- ee universal del patriarcado, las feministas -que desconocian jon de raza y clase- pospusieron y desecharon estas otras esiones € impidieron ver sujetos racializados sexualizados y colonizados y laubicacién de estos sujetos en diferentes discur- is racializados (hook). En efecto, encontraron que la categoria una forma de dominacién masculina univer- de patriarcado era sal, ahistrica, esencialista ¢ indiferenciada respecto de la clase 0 la raza y fue este el motivo de su cuestionamiento. Cuestionamiento que también suscriben las mujeres in- digenas cuando afirman que es una categoria occidental con la cual no se identifican. “El concepto de género es patrimo} io de las ciencias sociales como categoria de andlisis y su construccion teorica es parte de un proceso social y académico distante a los Andes.” (Paiva, 2007). Mientras la Unidad es el principio de abs- idental, la Paridad lo es para la cosmovision Esta cosmovisién esta compuesta por entidades 1s pero a la vez opuestas: masculino, femenino se tan a la vez que se oponen, no se busca asegurar la 4 masculina como en la cultura occidental. a indigena Rosalia Paiva (2007) el colo- impuso en sus naciones por la fuerza una y cédigos que se practican como si fueran o de la mujer indigena, desde el silencia- les. Como sefala Barrig (s/f): los dirigentes varones eligen ¢ “dominan las mujeres- para i quechua, el idioma . La desigual- 7 « a carp Able.» tido spivakiano) ni aspirar a un “cargo Public, : . ie ios de la alimentacion: “el hombre come mas NO Dor svileoios de laa rivilegios d a i : t aril sino porque es hombre”; en las campafias dees un Ee (, } 2 nae o al ek . traba} forzada que fue objeto de denuncias en Perti, Guat zacion forz 1o en el film del cineasta Jorge Sanjinés via (tratad ; i nee : 7 mo expresiOn extrema de la violencia de feminicidio come pres aed Algunos anilisis sque abordan la tematica de (Silverblatt, Rivera, Rostworowski) sugieren que en | ciones sociales pre- Mg a, ) hasta 4 8Enery, Bener, aS forma. hispanicos existia una igualdad de génery cuya matriz era una equitativa valoracién de las tareas realizadas por ambos sexos indispensables para la continuidad de la vids campesina y el cumplimiento de las obligaciones imperiales, Las relaciones de género de los pueblos indigenas tructuradas con la colonizacién (Segato, 2010). La inter. vencién de los mecanismos de control social precolombinos cedieron paso al control de la Iglesia, la familia y el Estado en las relaciones de género fueron deses' sculino, eclesial 1996). En este sentido, “occidentalizacion y Patriarcalizacién de los sistemas de géne! ro, pueden leerse como los” (Rivera, 1996:3) dos procesos Parale! Paiva sefala COncEpto sigue estando j urbano, ©ON nuestros com “Mtodeterminacign como pueblos; ano Y Ocupa Nuestra agenda” (2007: que nos une una €XPeriencia Comin frente al han olvidado de las diferenciag la dj Lat id no indigenas, con On manejo Piel nada lecto-escritura, tienden a he, vez un dia nos €8 prioritario tr, nas por la tierra, territorio, sabemos que eso es Priorit 7). “Asumiendo Patriarcado y se (...) las mujeres occidental y la cusién” (...) Tal por el momento Paneros indige- ¢ la lengua Bemonizay la dis- @propiemos de es, e 6 a dis ; © abajar por nues ions E "? dignidad de 90° Karina Bidaseca y Vanezg Vazquez Laba (comps.) Il LAVOZ, COLONIALIDAD Y REPRESENTACION La figura del colonizado admite en Edward Said la suficiente amplitud como para contener diferentes dimensiones, al tiem- po que permite ser planteada en términos de los pliegues de la agencia femenina. El silenciamiento del/a subalterno/a apare- ceria coartando las posibilidad potencial del habla. Habla en sentido que la voz deje de ser mero ruido, para denunciar la injusticia. Por ende el silenciamiento es otras de las formas que adopté el colonialismo y, contempordneamente, la colonialidad. Desde la formulacién de Spivak “;Puede el subalterno ha- blar?” (1988): “Hoy digo que la palabra subalterno trata de una situaci6n en la que alguien esta apartado de cualquier linea de movilidad social. Dirfa, asimismo que la subalternidad constitu- ye un espacio de diferencia no homogéneo, que no es generali- zable, que no configura una posicion de identidad lo cual hace imposible la formacién de una base de accidn politica. La mujer, el hombre, los nifios que permanecen en ciertos pajses africanos, que ni siquiera pueden imaginar en atravesar el mar para llegar a Europa, condenados a muerte por la falta de alimentos y medi- cinas, esos son los subalternos. Por supuesto hay mas clases de subalternos” (Entrevista en Revista N, 2006). Sobre ello monta Spivak su argumento para criticar al subalterno como categoria monolitica en que se supone una identidad y conciencia unitaria del sujeto. Su pregunta que anti- cipa una respuesta arrolladora y escéptica: ¢Puede el subalterno hablar? es “No”. Es decir, no es posible recuperar la voz, la con- ciencia del subalterno, de aquellas memorias que sdlo son los re- gistros de la dominaci6n. Segtin Spivak, la pretensi6n de restituir la voz de la conciencia (subalterna), podria caer en el espacio de una violencia logocéntrica. Para ella las voces silenciadas por los \ | . % Feminismos y poscolonialidad : 91 babes ” -', gubalternos, en otras palabras, intensificar la voz, hacerl “a sp — el/la subalterno/a no necesariamente es un sujeto & poderes son, en si mismas, irrecuperables, Fy | de hablar no porque sex mudo, ino porgu cogs, enunciaci. Es la enunciacién misma la que wat’ MS alterno. Poder hablar es salir de la posicién de ay dejar de ser subalterno. Mientras el subalterno / no podri “hablar”. Claro que esta postura silo 5 cuando Spivak desnuda su posicin: que la nica pat tica posible para la subalternidad, es precisamente dejur ke pia, en algun sentido lejos de la representacién Bidseary 2008). En todo caso, tanto Guha como Spivak hablag de sven subalternos en el contexto colonial de la India. Mj tesists ge excepto cuando es silenciado/a. Fant rhs | : . ct 'V. VOCES SOFOCADAS. LA MUJER INDIA EN LAPACHO MOCHO En 2006 un hombre wichi de 28 afios, fue acusado de haber © lado a la hija de su concubina, una nifia de “alrededor de 10180 quien se convirtié en madre. El hecho que para el Cédigo Pent! Un abuso sexual agravado, para la Corte constituy6 en 4 pram expetldo, sin embargo una pauta étnica y cultural de 6 Peer onginario, del mismo modo que para la defensa $¢ U3 Oy costumbre ancestral que las mujeres puedan mani ‘ hapa eae consentidas a partir de su primera (Piginw/ fi © cual no se trataria de una nifia sino de una adulea” mediados de 2005 en el penal de Tartagal, procesado sin juicio, lo cual supera los 2 afios establecidos como limites por la justicia. Tomar este caso representa un desafio desde muchos lu- gares, pero fundamentalmente porque se trata de una “nifia/ mujer” cuya voz No puede ser pronunciada, porque en sentido spivakiano carece de un lugar de enunciacidn, atrapada entre dos justicias. Sofocada todo el tiempo, su voz “sumergida por el muido de los mandatos estatistas” (Guha, 2000) es representada por las feministas académicas blancas. Mientras su vida transcu- re en la tensisn entre lo privado/publico se reescribe el guién de su desbastada experiencia identitaria en el lugar fronterizo de la articulaci6n inverosimil: la negociacién cae en el lugar de la imposibilidad y la orientalizacién de su pueblo, en sentido saidiano, puéde dejar marcas imborrables en su memoria. Si de algun modo es posible colaborar desde mi lugar de enunciacién “privilegiado”, es tratando de llevar el problema al lugar de la discusi6n que se adeuda con los pueblos indigenas aqui, el de la posibilidad de pensar en las potencialidades del pluralismo juridico, y de ese modo no seguir profundizando la violencia eprstémica, simbdlica y material ejercida sobre ellos. LA COSMOGONIA DEL PUEBLO WICHi Wichi, kollas, chorotes y tobas convierten a Salta en una de las Provincias con mayor poblacién aborigen. La organizacién del pueblo wichi de 13 mil afios de existencia es tribal; conforma- do por pequeiias comunidades de clanes familiares. Las mujeres wichi adquieren un valor especial. “Vienen del cielo”, son seres celestiales. Seguin las antropdlogas Bartia y Dasso (1999) “La fe- minidad wich{ se concibe como “potencialmente” peligrosa”. Esto $e arraiga en su origen celeste, los comportamientos erra- tics que se le atribuyen su anatomia abierta” (pag. 252). Para Baria y Dasso, “estos y otros temas se entraman en el espacio Sempo mitico y la sociabilidad de la vida cotidiana, poniendo 4 la mujer wichi especialmente su edad activa- en el ojo de la Feminismos y poscolonialidad - 93 sera de ocho a veinte aiios de reclusion © prision sj Tesulta, grave daiio en la salud fisica o mental de la victima; el hechog” re cometido por ascendiente, descendiente, afin en ling, hermano, tutor, curador, ministro de algun culto Teconogi4. no, encargado de la educacion o de la guardia 0 el autor trie, conocimiento de ser portador de una enfermedad de trans, sin sexual grave y hubiere existido peligro de contagio, LAS VOCES ALTAS Y HEGEMONICAS DE LOS JUECES La primera actuacién fue la del juez Ricardo Martoccia quien or. dené la detencién del hombre a partir de la denuncia asentada por la madre en agosto de 2005 en la Fiscalia Penal N° 2 del Distim Judicial Norte. Los ministros de la Corte mencionan en uno & los parrafos de la resolucién que: “la situacién cobra especial ras cendencia en tanto los articulos 8 y 25 del Pacto de San Jose & Costa Rica, Articulo 75 inciso 17 de la Constitucién de la Naaoa Argentina y articulo 15 de la Constitucién provincial garantz= el respeto a la identidad de los pueblos indigenas lo que sup ne que, cuando las responsabilidad penal de sus integrantes de i , aun provisoriamente, sus particularidades socuks deben ser objeto de una ponderacién concreta. Los magistrades ®eregan que por ello corresponde declarar la nulidad del — Procesamiento que lo conforman y de todos los actos que de ¢** dependen”. (E] Tribuno, ae Salta, 10/1 1/2006). EI pronunciamiento de la Corte saltefia en una sem nen del 29 de sepuembre de 2006 dictaming la anulacién del poo muento por abuso sexual con acceso carnal reiterado del acusal y ordend que se lleve adelante otra vez la instruccién de 48° a luz de los Preceptos constitucionales que garantizan ¢l ala “preexistencia étnica y cultural de los pueblos indigen*® 6 i 2 : itral entre los wichis que las mujeres lacie sexuales consentidas a Partir de su i Puedan mantener re! Primera menstruaciOn- % - Karina Bidaseca y Vanesa Veonn..t 1 . Oe 7 alta temenina disidente, lad ely cuarta inte nen voto en descontormidad y sostuve qu SLUVO que J plicable la lev pe no puede dec aplicable la ley penal nacional por “los wades de su condician de indigena y de su iden derechos 4 tidad cultural, a menos que no se confiera a estos ultimos una condicién de derechos universales absolutos que no poseen” ¥ ademds considerd que el acceso carnal a menores “de modo reiterado hasta aleanzar su embarazo, bajo la modalidad de su- puestos consentimientos en virtud de relaciones matrimoniales aceptadas en ciertas comunidades indigenas, resulta objetiva- mente violatorio de los derechos a la integridad personal y a la dignidad del ser humano”, que no deben dejar de aplica ' nifia “por la circunstancia de que victima y procesado pertene- cena la comunidad wichi”. (El Tribuno, Salta, 10/11/2006). seala LAVOZ BAJA DEL ACUSADO (...) Dentro de la celda, Qa’tu sostuvo: “Después que Estela me dijo que me queria, yo hablé con Teodora. Ella les pregunto a las mujeres de nuestra comunidad, después a todos, y me die- ron permiso. Entonces comencé a estar con Estela” (El Tribuno, 31/12/2009) LAS VOCES BAJAS Y MIMETICAS DE LA COMUNIDAD “A la semana que la nifia diera a luz, la madre y algunos miem- bros de su comunidad salieron a pedir la libertad del imputa- do” (Copenoa — 2/02/2007). Presentaron en ese momento un Petitorio a las autoridades: “Asimismo exigimos que la techos, no solamente en nuestro ca Nos sino también como miembros tente wich. Por ley, nuestra jdentidad étnica y cultuy objeto de respeto. Esto significa reconocer, entre otra justicia haga valer nuestros de- racter de ciudadanos argenti- indigena preex!s- del pueblo indig a ebeset s cosas que Feminismos Y poscolonialidad 97 nosotros también sab también sabemos corregi mos como la delincuencia. Que tural sobre cuestiones de derech v8 bran quizas valorar nuestro sistema legal ancestral < er’ que elo, piensan que durante miles de aiios vivimos sin ley en nuestra, emos distinguir entre kt hen 2 © Mal com . 0 1 cuando sea necesario, lo que perci; haya, pues un didlogo intercy), o. De esa manera los jueces . tierras?” (Copenoa) Exigieron que la directora fuese relevada de su cargo ar. gumentando que no conocfa su cultura y mal podia ocupar un cargo directivo en esa mision. Respecto del accionar de la madre de la “nifia/adulta” expresaron que: “Lo que debié hacer fue poner en conocimiento de los hechos a los caciques. Ellos son quienes deben escuchar a las personas cuando tienen un proble- ma, debatir y decidir si es necesario ir a la justicia. No se pue- den hacer denuncias sin conocimiento de nuestras autoridades comunitarias, menos en casos como éste, en la que la supuesta denunciante no sabe leer ni escribir”. (Copenoa — 2/02/2007). : Luego, el cacique presté declaracién en la causa como tes- ugo. Los indigenas ocuparon la fiscalfa penal de la ciudad de Tartagal a la espera del resultado de un recurso presentado a la Camara de Apelaciones, que lo rechazs de plano. Pero en es sigan’ epoca areal por La ine ecié en calidad de detenido. arriesgar que Is vow uni de las fuentes recogidas me sae mética, pues tiene introyeorada " eontainided es una ver or la voz de mando del cacique le voz del cacique. Solera mantener la cohesién a no obstante, no ha log) : . es una de las hipdtesis P% n af i6 veep aaa a seen, adentro) sale a buscar una soluct Ir entonc pra por la comaidad devirg, aa, €s que si la postura ado} ede” EN un prob ia. No se pe as autoridals ue la supues - 2/02/2007}, ausa como's e la ciudalé esentalo? o. Pero # ‘ pot el we Las VOCES ALTAS (MASCULINAS) DE LOS PERITOS ANTROPOLOGOS El antropélogo Victor Marquez, de la Universidad de Salta realiz6 la pericia antropolégica solicitada de oficio (la mian no fue presentada por la defensa). A partir de su estudio sefials que “las chicas en la cultura wie hi tienen plena libertad sexual a partir de su primera menstruaci6n y esto se da entre los 10 yur afios y esta libertad sexual esta consensuada a partir de la propia estructura familiar, ya que finalmente es la joven quien lleva a su pretendiente a su nticleo de familia y lo presenta ante el jefe del clan, quien es el que conciente la relacién”, El mismo marcé que la atracci6n en una pareja wich{ se da mutuamente, pero ella, al tener libertad sexual ostenta un poder de decision en este aspec- to que no lo tiene el pretendiente. Lo particular en este caso es que el muchacho acusado es pareja de la madre y es mayor. Otra particularidad es que no existe en esta historia un jefe del clan familiar que pueda aprobar alguna relacién de la nifia. Los estu- dios efectuados demuestran que la madre de la menor, también procede de una situaci6n similar y pertenece a otro clan familiar. Otro antropélogo briténico, John Palmer, coincide con su colega al caracterizar al caso como un hecho cultural y co- tidiano donde luego de la primera menstruacién en las nifias wichis es comtin que tengan relaciones sexuales consentidas con un miembro varén de la comunidad. Como la decisién de tener tanto el hombre como la mujer mas de un matrimonio Previo consentimiento, manteniendo la primera esposa 0 €sPo- so. (COPENOA, 19/10/2006). Para el antropdlogo “de ning ha manera es una violacién, pero se llama violacién porque © ©6digo penal nacional dice cuando la persona tiene menos de 13 aiios cualquier relacién sexual es una violaciGn; se tipifica, 0" Pro es de los 13 a la mayoria, menos de 13 violaci6n. (..-) a 'a sociedad nacional es asi, pero para la sociedad Pc eee sona de 13 aiios con habilidades capacidades, voltin'a a independencia, derechos, es una adulta. para las mujer N Smpieza después de la primera menstruaciOn, Soria cambia, ya no es nifia. Otro elemento que oscolonialidad * 9 porque la hay que tener Feminismos y P' uenta son las relaciones de género, Porque noe enc : Suna SOcie dad machista, donde los hombres estan a la espera al > . de Ualoui € pase su primera me : mujer, y en el momento en que p; P struc agarrarla y aprovecharse de su mayorfa de edad. No, no kas : inician la relacién en la sociedad wichi son las mujeres (on costumbre.” (Indymedia.org) LAS VOCES ALTAS DE LAS MUJERES ACADEMICAS BLANCAS La Comision de la Mujer de la Universidad Nacional de Salt sento posicién respecto del fallo de la Corte. En un erie te tulado “Diversidad cultural y Derechos Humanos Universi (2006) antepone el dilema universalismo/particularismo en ' cién de sostener su argumento en defensa de los derechos dela mujer y a : osi- los nifios. Lo que me interesa destacar es que ie i Lo e ce ers cin adopta la forma de sentencia de un juicio al que considerat, €n sus términos, “wich violador”: basindose en el reconocimiento const a la “identidad cultural” de los pueblos Cabe, entonces, preguntarse cual es su real conviccidn respe to de la universalidad de los derech et humanos establecida &” las Convenciones Internacionales, incorporadas en_nuestt! Constitucién y que deben cumplir y hacer cumplir. Porque ! Gipdiscutible que el derecho ale ident e Itural forma pare de los derechos humanos, tambge pee practica fundad " a "es indiscutible que ning!™ en costumbren an sas que vulnere la dignidad de In. un derecho. Esto fue expresamemt pas rs centre ellos Argentina- que firma? cclnecics 17B pte Accién de Beijing, en 1995, ratihencly &, ctasisn y io i (...) Curiosamente, mientras el arse ork en versidad culeural no ha sido num C4 Un arpun 4S! respeto a la di- 7 umento yah; a se trata de garantizar otros derech to valido cuand nan © esBrim, ; de respetar las “practicas ancestrales” 6 s} “a. oe la necesidad ¢ accione. ho « cu- dinario” cuando se trata de acciones que jest! consue! "n la integridad tucional del respeto neestrales 0 creencias religiO- Personas puede considerarse sexual de las nifias. (...) Sin embargo, hoy son muchas las voces que demandan ese respeto para el wichi violador.” : LAVOZ ALTA DE LA ABOGADA DEFENSORA INDIGENA La abogada defensora es indigena, perteneciente a otro pueblo. Su argumento se basa en que la “nifia” dio su consentimiento en Ja relacién sexual, “lo que implica que desaparecen los derechos de ella y los de él para pasar a prevalecer el derecho comunitario. ‘Ademias, de acuerdo con los usos y costumbres de la comunidad, la chica no es una menor”. La nifia, segtin fuentes judiciales, de- claré que acepté tener relaciones con Ruiz pues ya habia pasado su primer periodo -de hecho quedé embarazada y tuvo un hijo del acusado. (Pagina/12, 22/9/2007). La tiltima respuesta de la abogada responde a la pregunta en los mismos términos de la pre- gunta. Descubre de este modo la voz mimética de la comunidad. E] argumento de la defensa le niega subjetividad a la madre (que proviene de un afuera-adentro). Su voz no es escuchada. LAS VOCES BAJAS INAUDIBLES DE LAS MUJERES WICHI (...) Las mujeres son las que mantiene la lengua. Ellas coinciden en la injusticia que padece Qatu: la falta de libertad y el ostracismo. \AVOZ ALTA FEMENINA DE LA NIYAT a familia religio- segui- acion “Naci en Embarcacién, Salta. Venimos de un: sa, de sacerdotes wichis, chamanes, por lo que fueron per: dos. En la actualidad, en el pueblo wichi no hay participacion de la mujer, por falta de incentivo y el analfabetismo... Crect €n una sociedad que no era machista, el machismo aparecio Con el contacto con el criollo. La dirigencia indigena esta lle- na de hombres. (...) En la comunidad ellos estan defendiendo Feminismos y poscolonialidad 101 al violador... sabemos que no existe la organizacisn wie es donde atacaron los ingleses, el Estado. La comunida4 x como todas las comunidades estan dejadas de lado... : cane nidad originaria no existe ahora. (Entrevista, octubre cea una voz femenina que logré tener su lugar de enunciaci | que fue muy discutida para el adentro, desnudando también fragmentacion del mundo wichi y las relaciones de Poder gu, juegan en su interior (Pagina/12, 2/7/07): -¢Qué piensa sobre el caso de la violacién? -Para mi es un gran error querer justificar un abuso a través de las pautas culturales, Porque no sélo se desprotege a la nitia, se pone en tela de juicio la moralidad de mi pueblo, Ademis si cl juez considera asi, estariamos poniendo en peligro a todos los nifios promoviendo el turismo sexual. Si nosotros aceptamos como dice la Corte, que el abuso sexual es una pauta cultural, estamos aceptando que somos seres barbaros y pervertidos”. Su argumento se cons: disputar la autoridad de lo: y para el afuera, alrededo; saidiano. truy6, para el adentro, en torno a S$ guardianes de las tradiciones wichi, t de su lucha contra el orientalismo DESIGUALDADES, RETORICAS SALVACI U (OTRAS) FORMAS DE DAR MUERTE. ae El “caso” presentado redunda en Profundas jidades para el mundo occidental. Lo parad Siteo ats pie ninguna parte lesionada, sélo el Estado = monde gue ne a naza a la moralidad occidental. Considero neha ae del caso estriba en la falta que muestra: Ja an : ea sobre las Posibilidades de construir en nuestre = siscusion real pluricultural, Luego de la representacién que as ee natada jeres feministas blancas, tole at cia Prontamente cay6 ei , . » : nel « nizado” por una cuesti6; ef olvido, n Predominantemente Moral Solo. 102 - Karina Bidaseca y Vaneza Vazquez Laba (comps.) Me pregunto entonces, cual es Ia discus 1G e 4 n tealy 1S ean nr a \ discutiendo si se trata o no de un acto de violacidn 6 wn ‘ tumbre? O {de cémo el derecho propio y el derecho re r . \ co-existir? No se trata considero de oponer rr a | vismo de las culturas al universalismo de los derechos Pi ' nos. Como expresa Ignacio Cremades, “La comunidad oufre un atentado a los presupuestos de su identidad y etnicidad mae per niciosa quiza a la larga que el ocasionada por el recomoe tiattacy absoluto” (p.48). El ojo del huracan es, a mi entender, wn faleo debate entre “costumbre y perversidad” que oculta la diseusidn de fondo: la de cuestionar la autoridad y la legititnidad de on __ Estado cuya matriz colonialista contintia vigente, o sobre su fra _ easo en cuanto al cumplimiento de sus obligaciones com aquelias ' poblaciones que ese mismo Estado elimind, silencié o aculrurd ; Se atribuye, en realidad, que se trata de una violacién pero en funcién de las representaciones occidentales, dé los “orientalis mos” (Said) que se construyeron y revitalizan sobre la sociedad wichi. Esto resuena en el caso que estamos abordando, en cuan to el acto “delictivo” sdlo afecta a un grupo humane marginal ~“barbaro y atrasado”- para la sociedad saltefia (y para la socie dad nacional toda), caracterizada por su conservadurismo, Dos son los puntos mas sobresalientes que fueron funcionales para esta narrativa hegemdnica de subalternizaciones que n en las representaciones sociales. Lin otras palabras, la 6n de el afuera es que ese se trata de un padrastro su hijastra (el antropdlogo Palmer sefiala que ests cede con frecuencia entre los criollos). estudio sobre Las estructuras clementales de la vio- Segato (2003) afirma que en general en las socieda- indigenas la violacién “no reviste el cardcter de que tiene para nuestro sentide comin (ua) € un delito en el sentido estricto el término con él fasmodannidad” (p. 29-27) Unvel plano disco la autora, sociedad donde no exista ¢] fenome- n, Sin embargo, la yariabilidad de la incidenieia idad 104 om Feminiamos y poscolorit ica es notable; hay sociedades —tipicamente at de esa pract {ctica es maxima, y otras en ee Unidos- donde esa pra “ ni asos extremadamente esporddicos y Singulares,, eae ticular la forma asumida por las relaci la cultura, y en par : ) é as y otras culturas” (p.25). Bene en ran hay delito. Sin dudas y evi Para la comunidad no hay Ee do » n relativismo cultural, coincido en el planteo Por “caer” en u ‘arid ' : tyuridicos (por Zambrano en cuanto a que “los actos an ; cr (p 4 i: homicidio) son reconocibles en cualquier cultura, independiente. mente de su significaci6n. Por ello todas las culturas indigenas tie. nen sistema juridicos para procesar dichos actos y para Mantener el orden colectivo, respecto de lo que conocen. Todos los sistemas cambian y se ajustan de acuerdo con sus normas, de acuerdo con su red de intercambios interculturales. Por ello no se trataria de justificar homicidios 0 crimenes “culturalmente hablando , sino de mostrar a satisfaccién como los pueblos indigenas tienen pro- cedimientos claros para sancionarlos, muchas veces con més ri- 895 pero con mas justicia, que nuestro sistemas.” Por un lado, el hombre no es considerado culpable por la comunidad wich? (derecho Propio) ni en principio, tampoco lo fue por la justicia ordinaria. Por lo tanto, no hubo enfrenta- miento inicial entre lo. Quien fue en busca de Orientada por otr. in Ones de 8 dos sistemas normativos que coexisten. la justicia externa fue la madre de Ia nifia, Y “ mujer perteneciente a la cultura del blanco ¥ quien tradujo el embarazo de su alumna en términos de una “violacién”, bajo un sistema de representaciones del mundo criollo que no se co, sponde con el mundo wichi. Para el ca- cique, la voz alta autorizada: “Lo que debis hacer fue poner en Conocimiento a los caciques. Ellos son quienes *ohas cuando tienen un problema, de- * necesario ir a la justicia (dicese ordinaria)”. i oe y sexismo son dos dimensiones que ‘lag ® MMieres indigenas subalrernas de la subalternas m Cie alte plancas) ¥ de los subalternos (originarios) Ples opresiones £n tanto mujeres, indigenas, de los hechos deben escuchar a lag per batir y dec atraviesan ¢| 104 Karina Bidaseca y Vaneza y, azquez Laba (comps.) oe — y pobres, y en tanto minoria dentro de las minorfas. Si | que diferencia en la comunidad la membresia de biologfa -el haber tenido la primera menstruaci6n, y cumento de identidad-, sin embargo su rito de pasa adulta no implica que su voz pueda ser enunciadao tro y fuera de la comunidad. Nuevamente apelo a Zambrano (2007) quien afir; “aunque hay derechos no hay reconocimiento de quienes son los indigenas, hay derechos para gobernarlos “adecuadamer al tenor de lo que piensa el establecimiento, que es al tenor del estatus del menor, nistico y miserable.” Lo que siento que ha marcado este fallo, que es regla que determinaré fallos posteriores en situaciones andlogas, es que el mentado respeto por la “diver- sidad” étnica y cultural termina siendo desvirtuado en funcién de utilizar las propias contradicciones nativas, sus puntos de fuga, y asi deslegitimar sus propios sistemas de control social y de im- particion de justicia como “barbaros” dentro de sus jurisdiccio- nes frente a la sociedad mayor. Y como “consuetudinarios”, que es minimizar la potencialidad de construir un derecho indigena como “derecho propio”, y no como “costumbre juridica”. ® ~— {Lejos? estamos atin de exigir que haya bancas en el Congreso de la Nacién para que sus representantes indigenas puedan garantizar su participacién en la redaccién de leyes de una nacién que, como dice Rita Segato (2007), ellos también componen. Leyes que nunca promulgaron pero que tarde o temprano acttian juzgandolos. : : Dificil, claro, es de comprender los falsos dilemas para el mundo occidental productor de exotismos, colonialida- des y orientalismos. Dificil también para un enfoque femi- nista esencialista que, posiblemente inintencionadamente, reforzaria la produccién de orientalismos, al descuidar los estrupos perpetuados por hombres blancos sobre el cuerpo de “exéticas indiecitas” . Por ello este caso desafia los postu- + lados del feminismo, como un sistema de ideas que silencio indi aes que las voces de las mujeres negras, indias, musulmanas... q Feminismos y poscolonialidad - 105 venom iguales, como afirma bell hooks (2924) Jetos de sus teorias. O, en este C480, Fepresen, voces femeninas desde el discurso de la “diversid mino sociolégica y juridicamente impr re en el lenguaje politico, juridico y académico es dable discs ur. Hoy, la comunidad experimenta el castigo con la muery, simbélica del acusado. “El encarcelamiento para ellos ey y, robo de la persona, el estado les ha robado su pariente. Y vi, motivo, sin justificacién porque pata la comunidad no ha delito. No hay delito. Los tinicos que consideran que ha delito son los vecinos criollos tipo directora de la escue ISO CUVos “ la y la justicia misma que elaboran toda una estructura de conceptos juridicos ajenos a derecho consuetudinario de ly comunidad y del pueblo wichi. Me parece que para la nivat también habria “delito”. En ese aspecto la comunidad esta de duelo.” (John Palmer, indymedia.org). La certeza de la incerteza es no poder deierminar si hubo 0 no delito. Porque la voz de la nifia —que es un aluert dentro de un adentro (recordemos que tanto ella como su madre provienen de otra comunidad)- no puede escucharse, no esté su testimonio... este irrumpe después de cuatro anos para pedir la libertad del acusado. Y porque otro aluera, el discurso de la directora, influyé en la madre a hacer la de nuncia original. La “nifia” para la cultura occidental y “mujer” pat la cultura wichi no puede hablar; su voz fue sofocada por Ia |" dicializacién que subvierte las posiciones de todos los objet” simbélicos: las pautas culturales se tornaron narrativas cle 1a ¢"" minalidad al ser decodificadas en casuistica legal. Como pat! en su comunidad, la arroja a una muerte social. Y el nifio, al que*" madre, siguiendo la costumbre de llamar a sus descendiente> “ acuerdo al momento en que nacen, inscribié con el nombre /« Menajen. “Menajem” en idioma wichi, significa: “Por quic? * padre esta preso”. (Diario El Tribuno, 31/12/2009) 106 « Karina Bidaseca y Vaneza Vazquez Laba (comps.) ¥ del pueblo wichi. Me parece que para la miya é habria “delito”. En ese aspecto la comunidad exes Jo.” (John Palmer, indymedia.org). La certeza de Ia incerteza es no poder devermimar si hubo o no delito. Porque la voz de \a nifia ~que es we abuers dentro de un adentro (recordemos que tanto ella como su madre provienen de otra comunidad) no puede eveucharse, no estd su testimonio... este irrumpe después de cuatro afios para pedir Ia libertad del acusado. ¥ porque otro abuerz, ¢ discurso de Ja directora, influy6 en ta madre a teaser la de nuncia orignal “nifia” para la culeura occidental y “omujer” paz * cultura wichi no puede hablar; su voz fue sofocada por 2 * dicializacién que subvierte las posiciones de todos los objec" su comunidad, la arroja awa madre, siguiendo la comumbre nti acuerdo al momento en re aa Menajen. “Mensiem” en idioaanal , ~* Padre est press”. (Diario KN Tells , a La conocida frase de Gayatri Ch India colonial, “hombres blancos que salvan a las mujeres co- lor cafés de los hombres color cafés” (que expresa los discursos orientalistas salvacionistas y a la Mujer como objeto-tetiche), se puede trasladar al feminismo blanco donde “mujeres blancas que buscan salvar a las mujeres de color cafés de los hombres color cafés”, 0 a... Permito preguntarme, ¢De quién/es las mu- jeres indigenas necesitan “ser salvadas”? akravorty Spivak para la Karina Bidaseca } Es Doctora de la uBa en Ciencias Sociales. Inv estigadora Adjunta del CNCyT, en el Instituto de Altos Estudios Sociales (aks), Universidad General de San Martin. Profesora de upa y General San Martin. Coordinadora del Programa “Poscolonialidad, pensamiento fronterizo y transfronteri- zo en los estudios feministas” y Co-coordinadora del Niicleo Interdisciplinario de Estudios de Género y Feminismos (1p s). Dirige los Proyectos Ubacyt “Mujeres interpeladas en su di- versidad. Feminismos contra-hegeménicos del Tercer Mundo” (Facultad de Cs. Sociales) y “Colonialidad, colonialismo e im- Perialismo. Conflictos territoriales, politicas antimigratorias, Suerras difusas” (rDas).

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