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ISSN 2683-782x (En línea)

CUADERNOS DE
HUMANIDADES
N° 33

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA


FACULTAD DE HUMANIDADES
2021

COMISIÓN DE BIBLIOTECA
Y PUBLICACIÓN DE LOS
CUADERNOS DE HUMANIDADES

Cuadernos de Humanidades - N° 33 | Enero - Junio 2021 | ISSN 2683-782x (En línea)


© Cuadernos de Humanidades es una publicación anual de la Comisión
de Biblioteca y Publicación de los Cuadernos de Humanidades de la
FACULTAD DE HUMANIDADES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA.

Edición en línea: ISSN 2683-782x

Domicilio Editorial: Avda. Bolivia 5150 (4400) Salta - Argentina


Tel: 54-0387-425·5457/5480

Esta obra se publica bajo licencia de Creative Commons 4.0


International (Atribución – No Comercial – Compartir Igual)

Edición a cargo de Betina Campuzano


Corrección de textos: Estela Picón
Traducción de resúmenes: Laura Bottiglieri
Diseño y diagramación: María Noelia Mansilla Pérez y Víctor Enrique Quinteros

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA

Cr. Víctor Hugo CLAROS


Rector

Dra. Graciela MORALES


Vice Rectora

FACULTAD DE HUMANIDADES

Dra. Catalina BULIUBASICH


Decana

Dra. Mercedes Celia VÁZQUEZ


Vice-Decana

Dra. Liliana Lizondo


Secretaria Académica

Lic. Norma T. Naharro


Secretaria Administrativa

Cuaderno de Humanidades Nº 33
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COMITÉ EDITORIAL
Editora Académica Betina Sandra Campuzano
Universidad Nacional de Salta, Argentina

Directora Laura Inés Bottiglieri


Universidad Nacional de Salta, Argentina

Coordinadora Laura Leticia Marziano


Universidad Nacional de Salta, Argentina

Escuela de Antropología Virginia Sosa


Universidad Nacional de Salta, Argentina
José Miguel Naharro
Universidad Nacional de Salta, Argentina

Escuela de Ciencias Sergio Grabosky


de la Comunicación Universidad Nacional de Salta, Argentina
Fedra Aimetta
Universidad Nacional de Salta, Argentina

Escuela de Ciencias Ana Laura Mercader


de la Educación Universidad Nacional de Salta, Argentina
María Alejandra Rueda
Universidad Nacional de Salta, Argentina

Escuela de Filosofía Mariela Vargas


Universidad Nacional de Salta, Argentina

Escuela de Historia Gustavo Parrón


Universidad Nacional de Salta, Argentina

Escuela de Letras Estela Picón


Universidad Nacional de Salta, Argentina

Departamento de idiomas Laura Inés Bottiglieri


Universidad Nacional de Salta, Argentina
Laura Leticia Marziano
Universidad Nacional de Salta, Argentina

Biblioteca y Hemeroteca Silvia Leonor Miranda


de Humanidades Universidad Nacional de Salta, Argentina

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Comité Científico

Susana Barco Jorge Martínez


Universidad Nacional del Comahue, Universidad Nacional de Tucumán,
Argentina CONICET, Argentina

Francisco Naishtat Mauro Mamani Macedo


Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional Mayor de San
CONICET, Argentina Marcos, Peru

Tatiana Navallo Gloria Edelstein


Universidad de Montreal, Canada Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina
Lila Perrén de Velasco
Universidad Nacional de Córdoba, Gonzalo Espino Relucé
Argentina Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, Peru
Omar Rincón
Universidad de los Andes, Colombia Francisco Miguel Espino Jiménez
Universidad de Córdoba, Spain
Adriana Patricia Ronco
Centro Universitàrio Augusto Motta Alejandro Espinosa Yáñez
UNISUAM, Brazil Universidad Autónoma Metropolitana
-Unidad Iztapalapa-, Mexico
Adriana Stagnaro
Universidad de Buenos Aires, Álvaro Fernández Bravo,
Argentina Universidad de San Andrés, CONICET,
Argentina
Jorge Steiman
Universidad Nacional de San Martín, Manuel Fernández Cruz,
Argentina Universidad de Granada, Spain

César Tcach Leonardo Funes, Universidad de


Universidad Nacional de Córdoba, Buenos Aires, CONICET, Argentina
CONICET, Argentina
Mercedes Leal, Universidad Nacional
Daniel Weidner de Tucumán, Argentina
Humboldt Universität zu Berlin, ZfL
Berlin (Zentrum für Literatur und James Loucky, Western Washington
Kulturforschung), Germany University, United States

María Inés Mudrovcic María Eduarda Mirande,


Universidad Nacional del Comahue, Universidad Nacional de Jujuy,
CONICET, Argentina Argentina

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Diseño y Diagramación María Noelia Mansilla Pérez
Víctor Enrique Quinteros

Corrección de textos Estela Picón


Universidad Nacional de Salta, Argentina

Traductores Ángeles Urrizaga


Universidad Nacional de Salta, Argentina
Laura Inés Bottiglieri,
Universidad Nacional de Salta, Argentina

Evaluadores pares Dra. María Eugenia de Feo


Universidad Nacional de la Plata, CONICET,
Argentina
Beatriz Cremonte
Universidad Nacional de Jujuy, CONICET,
Argentina
Verónica Puente
Universidad Nacional de Mar del Plata,
CONICET, Argentina
Lucas Pereyra Domingorena
Universidad Nacional de Buenos Aires,
CONICET, Argentina
Enrique Moreno
Universidad Nacional de Catamarca,
CONICET, Argentina
Federico Bobillo
Universidad Nacional de Tucumán,
CONICET, Argentina
Carlos Belotti López de Medina
Universidad Nacional de Buenos Aires,
CONICET, Argentina
Laura Quiroga
Universidad Nacional de Buenos Aires,
CONICET, Argentina
Andrés Izeta
Universidad Nacional de Córdoba,
CONICET, Argentina

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Carlos Angiorama
Universidad Nacional de Tucumán,
CONICET, Argentina
Paola Ramundo
Pontificia Universidad Católica Argentina,
CONICET, Argentina
Gabriela Ortiz
Universidad Nacional de Jujuy, CONICET,
Argentina
Clarisa Otero
Instituto de Datación y Arqueometria, Jujuy,
CONICET, Argentina
Pablo Mignone
Universidad Nacional de Salta,
CONICET, Argentina
Marina Sprovieri
Universidad Nacional de la Plata,
CONICET, Argentina
Jorge Martínez
Universidad Nacional de Tucumán,
CONICET, Argentina

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ÍNDICE

Dossier: Ferdinand de Saussure: Relecturas y reconstrucciones,


coordinado por Viviana Cárdenas y Norma Desinano

Presentación 13
Viviana Cárdenas y Norma Desinano

Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento 20


Viviana Isabel Cárdenas

La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita 40


por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas 54


Dora Riestra

Modelos lingüísticos en el siglo XX, segregación y retorno: el concepto romántico 69


de Sprache
Ana Laura Prado

Des-aprender para aprender. La teoría del signo lingüístico en el corpus ampliado 84


de Saussure
Paula Navarro

A caballo en diferentes dominios: metáforas y símiles en los escritos saussureanos 99


Gastón Daix

Efectos de lengua en los sujetos hablantes. Una reflexión apoyada en los 117
principios saussureanos
Norma B. Desinano

La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados 129


Norma Elisa Segovia

El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana 139


del valor
María Cecilia Milan

La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y 149
ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

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Entrevistas

Tewok. Relatos de las comunidades originarias del Río Pilcomayo narrados 166
por el historiador wichí Laureano Segovia (2020). Entrevista a los realizadores
audiovisuales Carlos Müller y Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G

Reseñas

Las Cuatro Voces del Viento: historias del monte wichí, Juan de Dios López y 173
Leda Kantor. Fondo Editorial Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta.
Salta, 2019, 123 páginas.
Melania Sol Maidana

Bastardos de la modernidad: el Bildungsroman roquero en América Latina, 175


Alexander Torres, Peter Lang, Nueva York, 202, 290 páginas
Javier F. González

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CONTENTS

Dossier: Ferdinand de Saussure: rereadings and reconstructions


coordinado por Viviana Cárdenas y Norma Desinano

Presentation 13
Viviana Cárdenas y Norma Desinano

Ferdinand de Saussure as a recognition effect 20


Viviana Isabel Cárdenas

Limit Awareness: Point of View and Theoretical Construction in Ferdinand de 40


Saussure’s Written Works
Salvio Martín Menéndez

Saussure: languages’dichotomy or complexity 54


Dora Riestra

Linguistic models in the 20th century. Segregation and return: The romantic 69
concept of Sprache
Ana Laura Prado

Unlearn to learn. The theory of the linguistic sign in Saussure’s extended corpus 84
Paula Navarro

On Different Realms: Metaphors and Similes in Saussure’s Written Works 99


Gastón Daix

The Effects of Language (Langue) on the Speaker. Considerations Based on 117


Saussurean Principles.
Norma B. Desinano

Mutability and Immutability of the Sign in Specialized Discourses 129


Norma Elisa Segovia

The metalinguistic sign. An initial approach based on Saussure´s theory of value 139
María Cecilia Milan

The function of Saussurean value in the linguistic system: Quechua and Ava 149
guaraní languages
Marcelo Fortunato Zapana

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Interviews

Tewok. Stories of Native Communities from the Pilcomayo River narrated by 166
the Wichi Historian Laureano Segovia (2020). Interview to the Audio-visual
Producers Carlos Müller and Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G

Reviews

The Four Voices of the Wind: Stories from the Wichi Woods, Juan de Dios López 173
& Leda Kantor. Editorial Fund Secretariat of Culture of the Province of Salta. 
Salta, 2019, 123 pages.
Melania Sol Maidana

Modernity Bastards: The Rocker Bildungsroman in Latin America, Alexander 175


Torres, Peter Lang, Nueva York, 2020, 290 pages.
Javier F. González

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DOSSIER
FERDINAND DE SAUSSURE:
RELECTURAS Y
RECONSTRUCCIONES

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Presentación
Viviana Cárdenas | Norma Desinano

Presentación

Ferdinand de Saussure: relecturas y reconstrucciones

Ferdinand de Saussure: rereadings and reconstructions

Viviana Cárdenas* y Norma Desinano**

La publicación que estamos presentando propone una serie de trabajos que han
surgido de un renovado interés por la Lingüística saussureana, interés que se inició a
mediados del siglo XX con la exégesis de las fuentes del Cours de linguistique générale
(CLG) y de textos hológrafos de los alumnos asistentes a los cursos dictados por Saussure.
Tal interés se intensificó con el descubrimiento de manuscritos inéditos en 1996 en la casa
familiar en Ginebra, manuscritos que fueran publicados en 2002 con el nombre de Écrits
de linguistique générale (ELG). Se abrió entonces un proceso de relecturas que dieron
lugar a numerosas publicaciones nacionales e internacionales, que crecieron en número a
partir de 2016, por la conmemoración del centésimo aniversario de la primera publicación
del CLG. Llegamos así a puntos de vista más originales e interesantes sobre aquello que
creíamos saber sobre la Lingüística saussureana.
Las actividades que, desde 2019, comenzaron a realizarse en la Cátedra Libre
Ferdinand de Saussure -dependiente del Instituto de Investigaciones y Tecnología “Dr.
Adolfo Prieto”- en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de
Rosario y la lectura de estos materiales, unida a su discusión en proyectos de investigación
y seminarios internos de la cátedra de Lingüística de la Facultad de Humanidades de la
Universidad Nacional de Salta, dieron lugar a la idea de gestionar una publicación sobre
Ferdinand de Saussure. A ese interés inicial, que creció al amparo de los lazos académicos
que nos unen desde hace muchos años, se unió la posibilidad de sumar a la convocatoria
abierta a otros investigadores, vinculados a la Universidad Nacional de Salta por la

*Argentina. Doctora en Lingüística Hispánica por la Universidad de Valladolid (España). Profesora


titular en la Universidad Nacional de Salta. Directora del Proyecto “Discursos sobre la gramática en
la escuela media salteña (2008-2018)”, radicado en el Consejo de Investigación de la Universidad
Nacional de Salta. Directora de la Maestría en Ciencias del lenguaje. Universidad Nacional de Salta.
cardenas.viviana12@gmail.com
**Argentina. Doctora por la Universidad Nacional de Rosario en Humanidades y Artes - Orientación
Lingüística. Docente. Investigadora Categoría 1 por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria. Dirección de Proyectos de investigación sobre oralidad y adquisición radicados en el Instituto
de Investigaciones de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (1997-
2018). Profesora Titular de Socio y Psicolingüística (1986-2018), Escuela de Letras, Facultad de Humanidades
y Artes, Universidad Nacional de Rosario. Profesora en el Doctorado de Lingüística y Lenguas y en la
Especialización en Enseñanza en la Escuela secundaria por el Área de Lengua y Literatura de la misma
Facultad. Coordinadora Responsable de la Cátedra Libre “Ferdinand de Saussure” radicada en el Instituto
de Investigaciones “Dr. Adolfo Prieto” de la Facultad citada. normabdesinano@gmail.com

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Presentación
Viviana Cárdenas | Norma Desinano

Maestría en Ciencias del Lenguaje o a la Universidad Nacional de Rosario. Así surge la


publicación que ahora presentamos gracias a la Comisión Editorial de la Facultad de
Humanidades que aceptó esta propuesta como parte de la serie de Dossier de Cuadernos
de Humanidades. Manifestamos nuestro agradecimiento especial también a quienes -con
esa generosidad y buena voluntad que no siempre se encuentran, pero que nosotros sí
hallamos en los colegas-, evaluaron los trabajos que se publican.
Nuestro trabajo de coordinación tuvo que realizar un proceso de lectura y relectura
con la finalidad de proponer una forma y un orden para la presentación de trabajos que
confluyen en esta edición, pero que no surgieron de la idea previa de una publicación única.
La organización de un encuentro virtual entre los integrantes de la cátedra de Lingüística y
la cátedra libre Ferdinand de Saussure en el año 2020 nos ayudó a definir los campos en los
que se habían concentrado los investigadores y a discutirlos. Hemos procurado un orden
y una presentación que fuera amable para los lectores y que respondiera a cierta lógica
académica.
Los textos que se publican proponen una unidad temática que pasa por aspectos
relevantes de la propuesta saussureana, pero se diferencian por remitir a miradas que
reflejan dos criterios distintos que pueden incluso complementarse. El primer criterio
tiene un carácter marcadamente histórico-epistemológico: se basa en las lecturas y
elaboraciones resultantes de puntos de vista sostenidos por investigadores que procuran
valorar la influencia real de Ferdinand de Saussure en la Lingüística de hoy, siglo XXI,
a partir del análisis crítico de las formas en que fueron considerados sucesivamente los
materiales saussureanos: en su tratamiento, en su negación o en su tergiversación. Debe
recordarse, además, que muchos de los contextos de recepción sucesivos tuvieron grados
diferentes de permeabilidad hacia la propuesta saussureana, además de puntos de vista
disímiles, no solamente por las teorías lingüísticas que les servían de marco, sino también
por la posición epistemológica que constituía su referencia. Es así como, para reconocer la
importancia de los aportes saussureanos, deben tenerse en cuenta los cambios en el campo
de la Epistemología. En efecto, el corrimiento de eje respecto de la existencia y el valor
de la paradoja científica, ajena al campo de la ciencia positivista que rodeó a Saussure,
es concebido hoy como un acontecimiento posible y propio de cada ciencia. Del mismo
modo lo es la importancia de la presencia del investigador como introductor del punto de
vista en relación con los hechos lingüísticos. Estos dos principios, que tornan y retornan en
los escritos saussureanos, no siempre hallaron contextos propicios para ser comprendidos
en sus reales alcances ni en la Lingüística ni en otras ciencias, lo que afortunadamente
ocurre en este siglo XXI.
El segundo criterio, además de remitir en muchos casos a ciertos aspectos
fundamentales que ya aparecen en los trabajos del primer grupo, tienden a mostrar aristas
que surgen cuando se puede abandonar ese campo desbrozado que propone el CLG, cuyo
objetivo parece ser mostrar una supuesta homogeneidad del pensamiento científico. En
estos trabajos que incluiremos en relación con este segundo criterio van apareciendo
otros puntos de vista que ponen en evidencia la fertilidad del proyecto primigenio de
Saussure. Creemos que atender con igual interés a lo que se ve y a lo que se infiere en el
discurso saussureano nos acerca a un tamiz en el que tanto lo que queda como lo que se
cuela mantienen relaciones que los vinculan y los explican. En este tamiz permanecen
aspectos constitutivos de la Lingüística, sin los cuales no podría existir una Lingüística

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Presentación
Viviana Cárdenas | Norma Desinano

general, pero el tamiz deja pasar elementos germinales: razonamientos inconclusos de


Saussure, nuevas hipótesis que no son saussureanas, pero que tampoco hubieran surgido
probablemente si quienes las han elaborado no hubieran sido lectores curiosos, reflexivos
y aun desafiantes de las propuestas saussureanas, como lo son, por ejemplo, los lingüistas
que se han ocupado del discurso o de la adquisición.
Creemos haber establecido por lo menos una explicación que justifica la posibilidad
que hemos utilizado para constituir dos agrupamientos de los artículos reunidos y que
ahora procederemos a presentar señalando solo algunos de los elementos esenciales que los
conforman. Somos conscientes de que también aquí la selección de rasgos es sumamente
subjetiva, pero en todo caso constituye una mostración de algo importante, presente en el
artículo y que puede servirle como anticipo, o como tarjeta de presentación, al lector.
El primer agrupamiento lo realizamos utilizando un criterio que se inclina por la
dimensión histórico-epistemológica que se pone de manifiesto en el artículo de Cárdenas,
“Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento”. La autora reconoce, siguiendo
los supuestos de la semiosis social de Eliseo Verón, contextos diferentes de recepción
de la obra saussureana, contextos que va pautando a lo largo de su trabajo. Enfatiza que
las operaciones de reconocimiento que se producen en ellos respecto de los textos de
Ferdinand de Saussure son las que, en gran medida, han contribuido a conformar el
campo de cientificidad que llamamos lingüística. Nos detendremos en la primera de esas
opciones de reconocimiento que señala la autora: la inicial de los neogramáticos -entre
quienes se incluye el mismo Saussure -. Se desprende de su artículo que los neogramáticos
soslayaron algunos de los aportes saussureanos en la medida en que proponían perspectivas
innovadoras en la gramática comparada. Muy probablemente esta primera recepción
postergó un tratamiento abierto que hubiera sido necesario en un comienzo de siglo en el
que las ciencias nacidas en el siglo XIX se fraccionaban en direcciones diferentes y revisaban
sus propias condiciones de posibilidad para explorar nuevas hipótesis. Sin embargo, tanto
el tratamiento -favorable o no-, de ciertos temas y puntos de vista, en círculos y grupos de
estudios realizados muchos años después de la edición del CLG, -y que se van señalando
cuidadosamente-, trae a la luz la posibilidad de retomar los aportes saussureanos, que se
abren a distintas temáticas francamente negadas en el momento en que se las nombró por
primera vez. En este sentido, nada más claro que el ejemplo propuesto por Cárdenas sobre
la paradoja de que cada hecho de lenguaje existe a la vez en dos esferas con dos existencias
distintas que dan lugar a dos expresiones racionales. Saussure realiza esta afirmación en
un momento en que el positivismo la desestimaba en la ciencia. Hoy las ciencias aceptan
la existencia de paradojas en sus planteos y probablemente la voz de Saussure fue una de
las primeras en señalar la presencia de lo paradojal como un rasgo posible y muchas veces
sustantivo dentro del campo científico.
El artículo de Menéndez, “La consciencia del límite: punto de vista y construcción
teórica”, que revisa las condiciones para la construcción de una teoría lingüística en
relación directa con “De la doble esencia del lenguaje” (DEL), retoma la obra de Saussure
no solo como una propuesta lúcida y novedosa en la fase de creación de la Lingüística.
Menéndez subraya, además, de qué manera el proyecto saussureano va dejando ver, en
nuevas lecturas, su sustento en una concepción epistemológica que se separa cada vez
más del positivismo dominante. El autor enfatiza el pasaje del peso científico del platillo
donde se coloca el dato a aquel en el que se deposita la relación. La empiria es la materia

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necesaria y permanente que rodea y problematiza al lingüista para que pueda elaborar el
dato. Para hacer productiva científicamente esa presencia ubicua de la empiria, el lingüista
-él también sujeto hablante- se vale de la aplicación del punto de vista, nunca omnisciente,
siempre subjetivo, pero capaz de alcanzar la abstracción conceptual. Es decir, afirma
Menéndez, a “de Saussure le interesa la relación, que supone un proceso de abstracción a
partir de la determinación de un punto de vista”.
En “Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas”, Riestra comparte con
Tullio de Mauro el criterio de que los editores del CLG merecen nuestro agradecimiento en
cuanto sostuvieron el valor fundacional del pensamiento de Saussure, pero lamenta también
la pérdida de la organización que Saussure había pensado para sus ideas, la desaparición
de aspectos clave, como la concepción amplia de la Semiología, o la instalación de la idea
de las dicotomías. Riestra señala que el CLG hizo perder de vista que esas dicotomías no
son tales, ya que Saussure las presenta como la “existencia de una dualidad dinámica que
se desarrolla en la simultaneidad”, aludiendo tanto a la diacronía y a la sincronía como al
par sustancia y forma. Lo que se pone de manifiesto como punto clave de estas operaciones
interpretativas que sufre el texto saussureano, propone Riestra, es la incomprensión del
dinamismo propio de la lengua a partir de la “creatividad” del habla que Saussure no
plantea sobre la base del espiritualismo propio de su época, sino apoyándose en las pruebas
concretas de la empiria. El texto de Riestra, al par que señala los cambios y las omisiones,
enfatiza con precisión de qué modo investigadores como Bouquet, Bronckart, Bota, Bulea,
Beguelin, Rastier, entre otros, van renovando paulatinamente el saber de Saussure a partir
del saber sobre Saussure, abriendo nuevos campos de investigación.
Una demostración más del juego de las operaciones interpretativas que se han
aplicado a las ideas saussureanas -en este caso fuera de la Lingüística europea-, se muestra
en “Modelos lingüísticos en el siglo XX, segregación y retorno: el concepto romántico de
Sprache” de Ana Prado. La autora pone en evidencia el modo en que Noam Chomsky deja
de lado la figura de Saussure, al mismo tiempo que recupera la propuesta de Humboldt en
relación con la idea de enérgeia, la que es interpretada por el lingüista norteamericano como
principio dinámico por el que medios finitos permiten usos infinitos. Resulta paradojal
que este movimiento de recuperación deje de lado los valores culturales propuestos por
Humboldt en la noción de forma de la lengua, en contraposición con la visión mucho más
lingüística de Saussure. Por otra parte, ciertamente Chomsky establece una relación, nada
evidente por cierto, como lo señala Prado, entre Humboldt y el pensamiento cartesiano.
Sin embargo, la dinamicidad del lenguaje ocupa un lugar importante en la teoría de
Ferdinand de Saussure y él mismo, señala Prado, había cuestionado la separación que
los lingüistas anteriores a esta escuela establecían entre la lengua y los hablantes. Quizás
en este punto sea necesario recordar que, para los neogramáticos, la lengua no es una
entidad autónoma, sino que vive en la colectividad de los hablantes, quienes determinan
su evolución.
Los trabajos que siguen son todos aquellos en los que hemos advertido la
aparición de puntos de vista y desarrollos teóricos muy avanzados o incipientes en el
campo de la Lingüística y en el de las Ciencias del Lenguaje en general, que sin duda
han pasado por el tamiz de las ideas saussureanas, pero han germinado en otro suelo o
intentan cobrar vuelo propio en la búsqueda de otro rumbo. Sin embargo, la deuda con
Saussure está vigente.

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Comenzaremos con el artículo de Navarro, “Des-aprender para aprender. La teoría


del signo lingüístico en el corpus ampliado de Saussure” que se acerca, con una fuerte
impronta del Interaccionismo sociodiscursivo, a una temática que tiende a ser colocada
en los márgenes o junto a los bordes de los cauces principales, allí donde el agua parece
no tener suficiente fuerza como para moverse por sí misma. Nos referimos al campo de
la enseñanza, que en Lingüística, como en muchas otras disciplinas científicas, no suele
ser valorada. El trabajo de Navarro, entre otros temas, señala cómo la revisión del corpus
ampliado de la obra de Saussure habilita la redefinición de los objetos de enseñanza de
la formación docente en torno de la lengua. A partir de allí y centrándose en “La doble
esencia del lenguaje”, Navarro plantea la posibilidad de estudiar en profundidad el signo
lingüístico abandonando el encorsetamiento de la doxa escolar que impone tres o cuatro
afirmaciones finitas, cerradas a cualquier tipo de reflexión y que se repiten ad infinitum.
Tales nociones se caracterizan por haber sobrevivido como fósiles de edades remotas,
han perdido todo espesor a lo largo del tiempo, por lo que se trata de simplificaciones
llevadas al absurdo. Solo una tarea semejante de deconstrucción puede conducir a
conceptualizaciones que hagan que el docente se instale en un campo disciplinar que
habilite un proceso de enseñanza en torno de la lengua el que aparezcan trazos y rasgos de
los fructíferos trabajos más recientes sobre las ideas saussureanas.
Tangencialmente el trabajo de Daix, “A caballo en diferentes dominios: metáforas
y símiles en los escritos saussureanos”, menciona también la importancia, en este caso de
una figura retórica como la metáfora, en relación con los procesos de aprendizaje. Aunque
se trate de una reflexión secundaria dentro de su artículo, pensamos que es importante
señalarlo porque hace a ese interés pedagógico que consideramos importante para el
desarrollo de los estudios lingüísticos. El autor centra su artículo en la importancia de
la aparición de las metáforas en los textos saussureanos, especialmente en los de carácter
hológrafo. Se ha dicho que, en ciencia, las metáforas permiten traslados conceptuales
entre campos relativamente bien organizados a otros menos estructurados, de modo
que permiten organizar ese nuevo campo y generar así nuevas reflexiones. La novedad
del trabajo de Daix es tratar de demostrar de qué modo la metáfora es en los textos de
Ferdinand de Saussure constitutiva de la reflexión, ya que gracias a ella puede construir
un primer andamiaje para el aparato conceptual que busca proponer. Si bien en el caso
de Saussure el pasaje a la abstracción final ha sido alcanzado en algunas oportunidades y
en otras no ha llegado a una resolución, especialmente por la magnitud de su campo de
estudio, se advierte con claridad tanto el objetivo de la aparición de la metáfora, como los
procedimientos a través de los cuales se la injerta en el discurso para dar luz a una nueva
fórmula, a una escala diferente de pensamiento. El artículo se propone como presentación
de un vasto proyecto de investigación que, consideramos, es importante en dos planos.
Uno de ellos es el estudio del pensamiento saussureano a partir de las metáforas –y sus
características específicas-, en tanto posibilitan la abstracción científica en ese trabajo
discursivo permanente sobre ellas. El segundo nivel que es necesario establecer, más
general sin dudas, resulta al mismo tiempo interesante y valioso desde el punto de vista
epistemológico: la aparición de la metáfora como recurso constitutivo del discurso
científico.
La dinamicidad del lenguaje está vinculada con la relación que se establece entre
la lengua y el hablante, relación que se puede manifestar en el habla de adultos y niños en

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Presentación
Viviana Cárdenas | Norma Desinano

alteraciones que dan lugar a cambios lingüísticos o en desplazamientos únicos y aislados.


La denominación “efectos de lengua” remite a una categoría teórica del interaccionismo del
Grupo de Investigadores del Instituto de Estudos da Linguagem (IEL) de la Universidad
de Campinas en sus estudios sobre adquisición. Tal categoría permite analizar fenómenos
heterogéneos propios del habla infantil, que son el resultado de la captura del hablante por
parte de la lengua en la etapa temprana de la adquisición del lenguaje. Su poder explicativo
fue ampliado por Norma Desinano para dar cuenta de fenómenos en el habla de los adultos
—como el hápax o el lapsus—, que producen una ruptura en la cadena, a pesar de que son
el resultado de combinatorias posibles en el sistema. En este artículo, “Efectos de lengua
en los sujetos hablantes. Una reflexión apoyada en los principios saussureanos”, la autora
explica este fenómeno sobre la base de la categoría de analogía. Resulta particularmente
relevante que recupere el modo en que Ferdinand de Saussure inició el curso de 1907,
a saber, mostrando cómo fenómenos empíricos del habla responden a principios de las
lenguas, puesto que la analogía no es sino la innovación que se produce en una forma en
relación con un modelo, que da cuenta de un determinado funcionamiento del sistema. Los
efectos de lengua son también el resultado de este mecanismo de formación de novedades
que está en la base de la analogía. De ahí la importancia de analizar los enunciados de
los hablantes para establecer la relación dinámica entre el uso individual y el sistema. La
hipótesis de que “el efecto de captura es fundante de la condición de sujeto hablante y lo
mantiene siempre a merced de la lengua que lo ha capturado” es la razón que explica,
según Desinano, la ocurrencia de efectos de lengua en el habla adulta, fenómenos que
escapan al control consciente de los sujetos.
Segovia presenta un artículo, “La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los
discursos especializados”, en el que se entreteje también el hilo conductor saussureano
con la realidad de las situaciones de aprendizaje de campos disciplinares. El eje conductor,
la terminología específica de la Lingüística y de la Historia, es el campo sobre el que se
investigan las múltiples posibilidades con las que el sujeto hablante, en interacción con
un discurso que le ha sido prácticamente desconocido, debe lidiar para elaborar los
conceptos que le darán acceso a ese discurso. El artículo propone una breve introducción
a la concepción de signo lingüístico, para después trabajar con mayor profundidad la idea
de desplazamiento como explicativa de las modificaciones en los términos. Se presentan
análisis de textos orales en los que los alumnos proponen términos caracterizados al
mismo tiempo por su cercanía y su ajenidad al discurso de referencia.
El artículo propuesto por Milan, “El signo metalingüístico. Una aproximación
inicial desde la teoría saussureana del valor”, parte de un corpus de escritos de alumnos
universitarios sobre la teoría saussureana y muestra, por tanto, la preocupación pedagógica
que hemos señalado en la presentación de artículos anteriores. La autora propone la
hipótesis de que, aunque Ferdinand de Saussure no hace referencia al metalenguaje,
parece posible llegar a establecer la diferencia entre usos metalingüísticos y usos
referenciales de los signos a partir de la teoría del valor, retomando la visión cuádruple
del signo expuesta en los ELG. En estos textos se establece claramente que el signo no
depende de la mera asociación significante/significado, sino también de las diferencias
que se manifiestan entre cada uno de ellos y las asociaciones propias con otros signos del
sistema, cuya co-presencia en el sintagma potencia las posibilidades de diferenciación. La
autora considera la falta de diferenciación entre signo metalingüístico y signo referencial

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Presentación
Viviana Cárdenas | Norma Desinano

en su corpus como un fenómeno heterogéneo que se advierte en reformulaciones en las


que la incomprensión del texto científico se manifiesta en la imposibilidad de reconocer
el carácter de la conceptualización convocada por el signo metalingüístico. Es decir, la
problemática deviene fundamentalmente de la incomprensión de la cuádruple naturaleza
de las asociaciones necesarias para constituir el signo en el sintagma.
La noción de valor es una noción clave en la teoría saussureana y Marcelo Zapana, en
el artículo “La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua
y ava guaraní”, la aborda a partir de ejemplos en los niveles fonológico, morfológico y
sintáctico de las dos lenguas indígenas sudamericanas. En la oposición entre las esferas
de relaciones sintagmáticas y asociativas se desarrollan las relaciones y las diferencias
entre las unidades lingüísticas. En el análisis que realiza Zapana de datos propios de los
niveles fonológicos y léxicos se puede observar cómo las entidades adquieren valor en las
relaciones in absentia en el sistema de cada una de las lenguas. Cuando el artículo aborda,
en el nivel sintáctico, los nominalizadores en el quechua, se advierte cómo funciona el
valor in praesentia, dado que la clase de valores de los distintos sufijos depende de las
relaciones que establecen en el sintagma. Estos y otros aspectos del artículo pueden ser
discutidos desde una reflexión integral sobre la noción de valor y su lugar en la teoría
saussureana.
Esperamos que esta publicación contribuya a establecer un diálogo sobre algunas
de las posibilidades interpretativas de los textos de Ferdinand de Saussure, diálogo que
supone, de algún modo, volver a plantear y discutir las alternativas a las que se enfrentan
las ciencias del lenguaje. Por otra parte, este dossier tiene el valor agregado de que los
artículos fueron escritos y evaluados en la incertidumbre vital que generaron las nuevas
condiciones que afectan a la humanidad.

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
Viviana Isabel Cárdenas

Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento

Ferdinand de Saussure as a recognition effect

Viviana Isabel Cárdenas*


Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

El propósito de este trabajo es reflexionar acerca de la circulación de la producción


científica de Ferdinand de Saussure, la del Curso de lingüística general y la de los Escritos sobre
lingüística general. Sigue los lineamientos de la teoría de las fundaciones postulada por Eliseo
Verón (1987), porque permite abordar el modo en que se alteran en el tiempo las relaciones entre
las condiciones de producción y las de reconocimiento. Si el Curso de lingüística general es un texto
fundacional, a diferencia de las obras científicas saussureanas, ¿cuáles son las características de la
circulación de los Escritos sobre lingüística General, de cuya publicación se cumplen ya casi veinte
años? El contraste puede contribuir a esclarecer el modo en que funcionaron las operaciones de
reconocimiento de los textos de Ferdinand de Saussure. Ellas son las que, en gran medida, han
contribuido a conformar el campo de cientificidad que llamamos lingüística.
Palabras clave: Condiciones de producción, Condiciones de reconocimiento, Obras científicas
de Ferdinand de Saussure, Curso de lingüística general, Escritos sobre lingüística general

Abstract

The purpose of this work is to reflect on the circulation of Ferdinand de Saussure’s scientific
production, that of the Cours de linguistique générale, and that of the Écrits de linguistique générale.
It follows the guidelines of the foundations’ theory postulated by Eliseo Verón (1987), because it
allows us to approach the way in which the relations between the conditions of production and
that of recognition are altered over time. If the Cours de linguistique générale is a foundational
text, different from the Saussurean scientific works, what are the features that characterize the
circulation of the the Écrits de linguistique générale, which have been published for almost twenty
years? The contrast can help to clarify the way in which the recognition operations of the Ferdinand
de Saussure’s texts worked. To a great extent, they have contributed to shaping the scientific field
that we call linguistics.
Key words: Production conditions, Recognition conditions, Scientific works by Ferdinand de
Saussure, Cours de linguistique générale - Écrits de linguistique générale

* Argentina. Doctora en Lingüística Hispánica por la Universidad de Valladolid (España). Profesora titular
en la Universidad Nacional de Salta. Directora del Proyecto “Discursos sobre la gramática en la escuela
media salteña (2008-2018)”. Consejo de Investigación. Directora de la Maestría en Ciencias del lenguaje.
Universidad Nacional de Salta. cardenas.viviana12@gmail.com

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
Viviana Isabel Cárdenas

Introducción
Ferdinand de Saussure, nacido en 1857 y muerto en 1913, no es un lingüista en la
historia de la disciplina, sino en verdad muchos, tantos cuantos reconocimientos tuvieron
sus publicaciones, sus clases, las ediciones de sus clases, las ediciones de sus manuscritos.
Su reflexión, de carácter marcadamente epistemológico, ha tenido la potencia para fundar
procesos de reconocimiento que generaron maneras alternativas de estudiar el lenguaje,
distintas de las que eran hegemónicas mientras vivía y a las que él mismo adscribía
explícitamente. Su regreso permanente sobre las posibilidades de la lingüística para
conformarse como ciencia; el inacabamiento y la fragmentariedad de sus manuscritos, la
distancia temporal y espacial entre su producción, las ediciones de lo que escribió y de lo
que nunca escribió y los sucesivos reconocimientos fundan las pronunciadas diferencias
que se advierten en lecturas que han dado origen o han fortalecido líneas de estudio muy
distintas en el estudio del lenguaje.
En este artículo me interesa reflexionar sobre algunos de los procesos de
reconocimiento que ha tenido el trabajo de Ferdinand de Saussure y su papel en la
constitución de la lingüística, puesto que son ellos los que han generado su campo de
cientificidad. Esta perspectiva está influida por la posición de Eliseo Verón (1987), en
cuanto a que la cientificidad es un efecto de sentido que se produce en la circulación de
los discursos. Según este teórico, “circulación” es el “nombre del conjunto de mecanismos
que forman parte del sistema productivo, que definen las relaciones entre “gramática”
de producción y “gramática” de reconocimiento, para un discurso o un tipo de discurso
dado” (1987, p. 20). Toma de la lingüística el término “gramática” para dar cuenta de las
reglas de generación de un tipo dado de discurso a la luz de sus condiciones específicas de
producción. Las denomina “gramática de producción” y permiten identificar la dimensión
ideológica. La “gramática” de reconocimiento es un concepto que remite también a reglas
de operación entre el discurso de referencia y el conjunto de textos que constituyen el
proceso de recepción de ese mismo discurso, textos vinculados también a condiciones
específicas. Las variaciones de los efectos de sentido en el nivel de la recepción no se
desprenden del análisis de la producción de discurso, porque ambos tipos de gramáticas
no son idénticas. En efecto, cuando la circulación de los discursos es de larga duración,
se produce una “asimetría crucial entre condiciones de producción y condiciones de
recepción” (Verón, 1987, p. 21). Por esa razón, un texto de fundación se caracteriza por
una distancia máxima en la relación entre, por una parte, las relaciones entre el contexto
de producción y el texto y, por otra parte, entre el texto y el contexto de reconocimiento.
Intento así abordar la recepción de la obra de Ferdinand de Saussure teniendo en
cuenta el proceso histórico y social de los discursos de las ciencias. Dadas las características
de su producción, es necesario distinguir los grupos de textos que han dado lugar a los
procesos de reconocimiento que me interesa analizar. Voy a dejar de lado los cuadernos en
los que trabajó una variedad de anagramas: las anafonías o hipogramas (Starobinski, 1985
[1964]). Se trata de la línea de trabajo más inquietante, puesto que nos sitúa en una reflexión
sobre los mecanismos del arte poético, las tradiciones de análisis fónico y morfológico que
los sostienen, la distancia entre el poema y una interpretación que reconstruye un mensaje
sobre la lectura combinatoria, pero no lineal, de elementos fónicos. Este análisis acerca
de la relación entre arte verbal y ciencia del lenguaje en los límites de la interpretación
requiere de un espacio mayor que el que le puedo dedicar en este trabajo.

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
Viviana Isabel Cárdenas

A los efectos de este análisis, voy a distinguir tres grandes grupos de textos. En el
primero, ubicaré las publicaciones científicas de Ferdinand de Saussure; en el segundo, el
Curso de lingüística general y en el tercero, los Escritos sobre lingüística general, que reunió,
entre otros, los manuscritos encontrados en el invernadero de la casa familiar en 1996. Son
heterogéneos entre sí, aunque entre ellos se establezcan necesarias relaciones, y tuvieron
lectores diferentes en siglos diferentes. Esta variación en las condiciones materiales y en
las relaciones interdiscursivas propias de las instancias de reconocimiento es un factor que
por sí mismo tiene el poder de constituir distintos efectos de cientificidad.

Circulación de las obras científicas de Ferdinand de Saussure


Sus memorias, sus notas, sus ensayos, entre ellos la Mémoire sur le système primitif
des voyelles dans les langues indoeuropéannes (1879), su tesis de doctorado, De l’emploi du
génitif absolu en sanscrit (1881), conforman una reflexión científica dentro del paradigma
entonces dominante, la escuela de los neogramáticos. Esta producción académica fue
efectivamente leída por aquellos a quienes estaba destinada, a saber, un público altamente
especializado: los lingüistas que pertenecían, como Ferdinand de Saussure mismo, a la
escuela teórica entonces hegemónica. En este caso, se da la menor diferencia entre el
contexto de producción y el contexto de recepción, tanto desde el punto de vista espacial
y temporal como epistemológico.
Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX se conforma la escuela de
los neogramáticos a la que pertenecía Ferdinand de Saussure, de modo que la polémica
entre sus representantes y los de la filología histórica y comparada conforma parte de las
condiciones de producción de su obra. La lingüística comparada e histórica nació marcada
por el Romanticismo y por su interés por el pasado, la lengua y la literatura clásicas y la
lengua y la literatura sánscrita; pero ya en los neogramáticos se puede advertir con claridad
el positivismo como ideología y metodología de las ciencias. El positivismo, la matriz de
las ciencias sociales, es, por tanto, el contexto de producción de Ferdinand de Saussure,
cuya obra científica, por una parte, desarrollaba ese programa de investigación, y por otra
parte, se desplazaba fuera de los principios de atomismo, sustancialismo, evolucionismo y
naturalismo que, según Coseriu (1999), conforman la impronta que este movimiento dejó
en las ciencias del lenguaje.
Ha sido la Memoire, el ensayo que le dio a Ferdinand de Saussure su precoz
fama a los veintiún años, la más leída de sus publicaciones científicas, porque en
ella hay muchas de las ideas que luego fueron privilegiadas por los editores del Cours
de Linguistique Generale. En efecto, para poder estudiar la a del indoiranio, que en
latín y en griego corresponde a e y a o, Ferdinand de Saussure buscó establecer los
esquemas de alternancias que se desprenden de la regularidad estructural de las
raíces y de las células morfológicas del indoeuropeo “sobre la base de las relaciones de
proporcionalidad que estructuran la repartición de las variantes” (Béguelin M. J., 2003,
p.160, la traducción es mía, como todas las otras en este trabajo). Postuló entonces un
esquema de raíz consonante + vocal + consonante que podía tomar formas variadas. En
el caso de raíces que no alternaban e/o/cero, interpreta la vocal larga “como un antiguo
diptongo tomado de la contracción de la vocal de base e con un fonema cuyo contenido
fonético permanece indeterminado, pero que es definido funcionalmente como un

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
Viviana Isabel Cárdenas

‘coeficiente sonántico’”. (Béguelin M.J., 2003, p. 161).El coeficiente sonántico tiene la


capacidad de fusionarse con la cumbre de la sílaba precedente produciendo la vocal larga.
El estudio muestra entonces que, sobre la base del método comparativo, Ferdinand de
Saussure realiza una variación metodológica al establecer la regularidad de las alternancias
en el sistema morfológico indoeuropeo y, al tiempo, la posición de las vocales respecto de
la a indoeuropea.
Este trabajo recibió los elogios de Louis Havet, profesor en el Collège de France, y
de J. Kruszewski, alumno ruso de Jan Baudouin de Courtenay. Sin embargo, fue criticado
por otros profesores de Leipzig, fundamentalmente por Osthoff, uno de los representantes
más importantes de los neogramáticos, porque consideraba errado “ubicar el fonema e
(una de las dos clases de a) en todos los radicales, sin distinción (…) y sacar consecuencias”
(De Mauro, 1993, p. 340).
Su tesis de doctorado, De l’emploi du génitif absolu en sancrit, aborda un problema
gramatical en un estado de lengua. Es un tema poco trabajado por la filología histórica y
comparada y por los neogramáticos. Vuelve a poner de relieve que la noción de sistema es
relevante teórica y metodológicamente. Como de Saussure menciona en una de sus notas,
una categoría gramatical como el genitivo es “una cosa completamente inasible” (1994, p.
58), si no se determina su “particularidad característica”, su “función distintiva” (Recueil,
p. 275, 278, citado en de Mauro, 1993, p. 342). La tesis obtuvo la calificación más alta, pero
fue considerada “sin gran importancia desde el punto de vista conceptual o metodológico”
(De Mauro, 1993. p. 342).
Esta primera recepción de sus trabajos científicos le valió un importante lugar en
la academia, pero es evidente que éstos no se constituyeron en textos de fundación. A
pesar de que se trata de textos completos y suscritos por su autor, han sido probablemente
los menos leídos después de la muerte de Ferdinand de Saussure, pues han sido eclipsados
por el Cours de linguistique générale.
Según Mounin,

Durante su vida, no publicó más que dos obras; la Mémoire (…); posteriormente,
su tesis doctoral, sobre el genitivo absoluto en sánscrito. Todo lo demás es póstumo,
a no ser una serie de memorias, artículos, notas, que van espaciándose cada vez
más y que han sido reunidos después de su muerte en un Recueil des publications
scientifiques de Ferdinand de Saussure (Ginebra Sonor, y Heidelberg, K. Winter,
1922), volumen que obtuvo tan escaso auditorio que ni siquiera se le encuentra en
todas las bibliotecas universitarias (1972, p. 52).

Hace unos meses, probablemente por el hecho de que Ferdinand de Saussure


es nuevamente discutido, y se vuelve cada vez más necesaria la lectura de los trabajos
que firmó y publicó, este volumen ha sido reeditado. Sin embargo, es probable que hoy
existan pocos lectores especializados en los enfoques históricos y comparativos, pues
paradójicamente, tal situación es uno de los efectos de lectura del Curso.

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
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Circulación del Cours de linguistique générale


Las notas de Ferdinand de Saussure encontradas al finalizar el siglo XX interpelan
la reconstrucción de sus clases que se realizó después de su muerte y, al hacerlo, interpelan a
la disciplina misma. En efecto, ponen en cuestión el trabajo realizado por los editores en la
publicación que tuvo más repercusión, el Cours de linguistique générale (en adelante CLG).
A sus discípulos, Charles Bally y Albert Séchehaye, les interesó publicar especialmente los
cursos que éste impartiera en la Universidad de Ginebra, porque advertían que era en estas
clases en las que Ferdinand de Saussure había comunicado sus ideas personales acerca de
“las leyes directrices” (Bally Ch. y A. Sechehaye, 1993 [1915], p. 59) de los principios y los
métodos de la lingüística. Los editores conformaron el libro sobre la base de los apuntes
de clase de sus estudiantes. Ante el problema de contar con los apuntes de los tres cursos
de Lingüística General que dictó en la Universidad de Ginebra correspondientes a los
cursos lectivos de 1907, 1908-1909, 1910-1911, los editores buscaron generar un efecto
de unidad: “trazar una obra orgánica sin prescindir de nada que pudiera contribuir a la
impresión de conjunto” (Bally Ch. y A. Sechehaye, 1993 [1915], p. 59).
Sin embargo, en ese intento, sostiene De Mauro, entre muchas otras decisiones,
alteraron el orden en el que de Saussure había presentado el tercer curso, que es el que
sirvió de base al libro:

En el curso se va del análisis de las lenguas, gracias al cual el estudiante debería


reconocer el carácter contingente, históricamente accidental de la organización
de los significantes y de los significados de las lenguas, al análisis de los aspectos
universales, comunes a todas las lenguas, o sea, al análisis de la lengua en general;
del análisis general de la lengua se habría debido pasar, acto seguido, al análisis de
la “ejecución” individual (1993, p. 409).

El orden del Curso de Lingüística General es inverso, los capítulos dedicados a


los fenómenos evolutivos quedaron en la tercera parte y se dedicó la primera parte a la
lengua y al modo en que se distingue del habla. Es una de las múltiples modificaciones que
realizaron los editores. Probablemente una de las más tempranamente señaladas es la frase
final “la lingüística tiene por único y verdadero objeto la lengua considerada en sí misma y
por sí misma” (de Saussure, 1993 [1916], p. 328), que fue la que cumplió, tal como sostiene
Leroy y acuerda de Mauro, “una función programática en el desarrollo de las doctrinas
lingüísticas de los últimos cincuenta años” (de Mauro, 1993, p. 409)
De hecho, este cambio no debe ser valorado, desde mi punto de vista, solamente
como una alteración de la organización original de las clases de Lingüística General o una
falta de fidelidad. Tiene que ver con el hecho de que el libro es ya el resultado del primer
proceso de reconocimiento de las enseñanzas de Ferdinand de Saussure. Era esperable que
Charles Bally y Albert Sechehaye colocaran en primer lugar los aspectos universales, los
principios comunes a todas las lenguas, porque era lo que había sido menos desarrollado
por los lingüistas de los siglos XVIII y XIX. Los editores priorizaron la diferencia que
colocaba a Ferdinand de Saussure a la vanguardia de la lingüística de la época. De ese
modo lograron que esa fuera la publicación cuya lectura dio lugar a la lingüística como
disciplina. El solo hecho de haber leído el Curso de Lingüística General y haber aceptado

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
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algunas de sus premisas o haberlo leído y cuestionado es uno de los datos que hay que tener
en cuenta para establecer las inmensas diferencias que hoy se encuentran, por ejemplo,
entre la lingüística europea y la norteamericana.
Para Eliseo Verón (1987), el Curso de lingüística general es el que cuenta como texto
de fundación, puesto que es en el que se da la mayor distancia entre la relación con el contexto
de producción y con el contexto de reconocimiento. Prueba su postulado vinculándolo a
los escritos de Auguste Comte, como parte de sus condiciones de producción. Encuentra
así en estos últimos la formulación del lenguaje como institución social, compuesto de
signos artificiales. Tal concepción forma parte del problema más general de fundar el
orden social surgido del capitalismo industrial y legitimarlo como universo deontológico
de normas e instituciones. Se trata de un intento anterior a las formulaciones de Withney
y del mismo Saussure. Verón encuentra una relación de derivación entre los supuestos
positivistas de Comte y Durkheim y las posiciones adoptadas por el CLG respecto de
la relación entre signos arbitrarios e involuntarios, la naturaleza psíquica y mental de la
lengua social y en el hecho de fundar la legalidad de la lengua en la naturaleza puramente
diferencial del signo lingüístico.
Si se realiza un abordaje al proceso de fundación de la lingüística europea, en tanto
práctica de producción de conocimiento relativa al lenguaje, es inevitable estar de acuerdo
con Eliseo Verón. El mundo académico ha vuelto a discutir el valor de este libro, e incluso
a negarlo, sobre la base del hallazgo de manuscritos en la casa familiar de Ferdinand de
Saussure en 1996, que fueron publicados en Escritos sobre lingüística general. Sin embargo,
es necesario reconocer que el CLG es un texto de fundación debido al conjunto de las
condiciones discursivas y sociales en las que este texto ha surgido, circulado y ha sido
recibido. Desde esta perspectiva, entonces, no es tan relevante la discusión acerca de la
paternidad del Curso. Ciertamente, han sido los discípulos de Saussure, Charles Bally y
Albert Sechehaye, quienes reprodujeron y editaron las clases de su maestro sobre la base
de los apuntes de unos pocos estudiantes. Sin embargo, más allá de cuáles fueran las ideas
saussureanas y cuáles las de sus discípulos, es ese texto, tal como ha sido escrito, el que
ha producido los efectos en el campo de los estudios del lenguaje. En efecto, fue el Curso
de lingüística general el libro que leyeron el Círculo de Praga y el Círculo de Copenhague
en Europa o Leonard Bloomfield en Estados Unidos y todos aquellos jóvenes lingüistas
en los que se “había operado un profundo cambio” y que prestaban una “viva atención a
los problemas teóricos”, según constataba en el Congreso Internacional de Paris en 1949,
Benveniste en su correspondencia con Hjelmslev (Tatsukawa, 1997, p. 13).
A continuación abordaré brevemente tres instancias de reconocimiento del Curso
de Lingüística General, en el orden cronológico en el que ocurrieron: la reseña que hizo
Leonard Bloomfield, el Círculo de Praga y el Círculo de Copenhague.

Leonard Bloomfield
El primer reconocimiento que trabajaré es la reseña que hizo Leonard Bloomfield
a la segunda edición del CLG 1922 en Modern Language Journal 8, porque, desde mi
punto de vista, se advierten los núcleos iniciales sobre los que se fundó la diferencia entre
las escuelas norteamericanas y las europeas. Jakobson, refiriéndose a ella, sostiene que

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Como paralelo de la más temprana y más profunda naturalización de los Principles


of Linguistic Science de Withney en el Viejo Mundo, podríamos citar la recepción
del Cours de linguistique générale de Saussure en el Nuevo Mundo. Aunque abrió
una nueva época en la historia de la lingüística, la aparición de esta publicación
póstuma sólo encontró al principio a unos pocos lingüistas dispuestos a aceptar
las lecciones básicas del desaparecido maestro ginebrino. Originalmente, la
mayoría de los especialistas de Europa Occidental, fuera de su nativa Suiza, se
mostraron desconfiados ante la concepción de Saussure, y, cosa extraña, Francia
fue uno de los países particularmente lentos en asimilar su teoría. Uno de los
primeros apreciadores de criterio amplio y partidario del Cours fue un estudioso
norteamericano. Las dos primeras ediciones de la obra fueron comentadas por
Bloomfield no sólo en la reseña separada del Cours para el Modern Language
Journal (1923-24; Hockett, 1970, pp. 106-109), sino también en las críticas de
Bloomfield al Language de Sapir (1922; Hockett, 1970, pp. 91-94) y a la Philosophy
of Grammar de Jespersen (1927; Hockett, 1970, pp. 141-143). (1980a, pp. 68,69)

Leonard Bloomfield destaca, por una parte, la soledad en la que Ferdinand de


Saussure abordó problemas de “lingüística general” para dictar sus clases en un siglo en el
que nadie había abordado los “aspectos generales del lenguaje humano”. Asimismo, pone
de relieve la claridad y el rigor de la argumentación, pues “casi todo lo que dice el autor ha
estado mucho tiempo “en el aire” y se halla expresado fragmentariamente por una u otra
parte: lo que le pertenece es la sistematización” (1985 [1924], p. 251).
En efecto, ya en el siglo XIX hubo muchos antecedentes de los conceptos de
sistema y estructura, aunque estaban asociados a la idea de “estructura orgánica” como en
Wilhelm von Humboldt, o a las “leyes del organismo de las lenguas”, como en Franz Bopp.
En Rasmus Rask se advierte que tales conceptos se desprenden de la analogía entre el
conocimiento de la lengua y la historia natural (Arens, H., 1975, pp. 232, 257, 293). Ambas
nociones tienen ya algunas de las características de la lengua como forma que se advierten
en el Curso. Así, en Mikolaj Kruszewski, se advierte la noción de lengua como sistema de
signos y en Hermann Paul, la idea de que las palabras están unidas por leyes de asociación
por sonidos, estructura y significado y por vínculos de contigüidad con sus acompañantes
en las locuciones (Arens, H., 1975, pp. 479, 478).
Leonard Bloomfield señala a continuación en la reseña los límites que juzga más
importantes del Curso: el psicologismo, el centramiento en el signo y el fracaso de su
propuesta fonética:

Saussure no parece haber manejado más que las nociones más superficiales
de la psicología popular y su fonética es un extracto del francés y el suizo-
alemán que no soportaría siquiera la prueba de una aplicación al inglés. Él
mismo, pues, resulta un ejemplo acaso involuntario de lo que demuestra
voluntaria y debidamente: que la psicología y la fonética no interesan en lo más
mínimo y que, en principio, no son pertinentes para el estudio del lenguaje.
(1977 [1924], p. 252)

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
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Respecto de estas objeciones, es necesario recordar que los neogramáticos


habían proclamado principios que reivindicaban el papel del elemento psíquico en las
modificaciones lingüísticas. De hecho, el cambio analógico no es sino la expresión de
la fuerza psíquica en la vida de las lenguas, al que se recurre cuando las leyes fonéticas
lo exigen. Ha sido Baudouin de Courtenay quien sostenía ya en 1870 que la memoria
inconsciente “es algo productivo y positivo y conducente a lo nuevo a fuerza de empujar a la
generalización inconsciente a moverse en nuevas direcciones” (citado en Jakobson, 1980b,
p. 113). Se advierte este psicologismo en el Curso: la lengua es de naturaleza puramente
psíquica y permanece inconsciente para los hablantes, los términos implicados en el signo
lingüístico, significado y significante son psíquicos, la lingüística sincrónica se ocupa de
las “relaciones lógicas y psicológicas” entre los signos, etc. Si el recurso a la psicología
les permitía a los neogramáticos plantear la relación entre lenguaje y pensamiento fuera
del marco de la lógica, como se había hecho hasta ese momento, en el CLG, la psicología
era el factor que permitía separar lo social de lo natural. Como sostiene Eliseo Verón, si
“lo social no forma parte del orden de la naturaleza, ¿a qué orden puede pertenecer? No
existía otro modelo al que apelar que el orden de lo mental” (1987, p. 69). Se trata del
núcleo del positivismo en el que se inscribe el Curso.
Bloomfield fue quien propugnó el antimentalismo en la lingüística norteamericana,
por lo que no sorprende esta objeción contra el psicologismo. En efecto, para este lingüista
todo punto de vista mentalista era precientífico y, por tanto rechazaba, influenciado por el
conductismo, las entidades mentales que dan cuenta de la interioridad y la intencionalidad.
De ahí la imposibilidad de estudiar el significado lingüístico, a pesar de que era un criterio
finalmente exigido por el análisis, como es evidente en sus trabajos. El positivismo sigue
siendo la matriz en la que el CLG es recibido, pero en el estudio del lenguaje se expresa en un
procedimiento inductivo de descripción de las combinaciones de las formas en la cadena
del habla. Por eso el lingüista norteamericano expresa su acuerdo con la separación entre
lingüística sincrónica y diacrónica, pero no con el hecho de que el CLG centre la lingüística
sincrónica en la palabra, tal como lo había hecho el siglo XIX (y como era inevitable, según
mi opinión, puesto que Ferdinand de Saussure era finalmente neogramático):

Disiento con Saussure sobre todo porque mi análisis se basa en la oración más
que en la palabra; por ceñirse a esta última, Saussure obtiene resultados bastante
complicados en algunas cuestiones como la composición de palabras y la sintaxis
(1977 [1924], p. 253).

Desde mi punto de vista, es imprescindible considerar esta reseña como un


momento fundacional de la separación entre la lingüística norteamericana y la europea.
Bloomfield estaba de acuerdo con la noción saussureana de lengua en tanto “patrón
lingüístico socialmente uniforme”. Incluso, opina irónicamente Jakobson, sobre la
petición del lingüista norteamericano de que la lengua sea estudiada “en sí misma
y por sí misma”: “muestra una adhesión más estrecha al texto de las conferencias
publicadas de Saussure que el conferenciante mismo” (1980a, p.70). Ya en aquel
momento se sabía que la frase final en cursiva del Cours nunca había sido pronunciada
por Ferdinand de Saussure.

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
Viviana Isabel Cárdenas

Sin embargo, el método con el que Bloomfield trabaja en la lingüística sincrónica y


en la lingüística de la lengua es muy diferente del de Ferdinand de Saussure. Es sin lugar a
dudas uno de los resultados de su trabajo de aplicación del método comparativo a las lenguas
indígenas americanas: “El tratamiento histórico de familias lingüísticas no indoeuropeas hizo
evidente la necesidad de datos descriptivos como requisito previo al trabajo comparativo”
(Bloomfield, 1964 [1933], p. 21. Su análisis, estrictamente inductivo, opera sobre un
corpus de emisiones proferidas por los hablantes, en el que se segmentan las unidades
(fonema, morfema, oración) según los niveles de análisis (fonología, morfología, sintaxis)
y se establecen los rasgos de distribución significativa de las formas en la cadena de habla.
A pesar de que Chomsky, unas décadas después, argumentaría contra el
antimentalismo, ha seguido centrando la lingüística en el componente sintáctico. En
efecto, Chomsky sitúa en el centro del lenguaje a la sintaxis y en el corazón de la sintaxis, la
noción clave de gramaticalidad, inseparable del núcleo duro de su programa: el innatismo.
Desde este punto de vista, la sintaxis generativa no es sino el resultado de una línea de
investigación de largo aliento que, si bien ha girado ideológica y metodológicamente hacia
las antípodas del programa distribucionalista, ha mantenido un núcleo de investigación
constante, aunque esta vez de la lengua internalizada: las formas en que se combinan las
palabras y los significados que emergen de esa combinatoria.
A pesar de estos disensos respecto del psicologismo, la fonética y la centralidad de
la noción de signo, que conspira para describir la distribución de las formas en la cadena
del habla y, por ende, las formas gramaticales, Bloomfield reconoce el carácter fundacional
del CLG:

Sin embargo, lo esencial es que Saussure ha trazado aquí por primera vez un
mapa del mundo en el que la gramática histórica indoeuropea (la gran proeza el
siglo pasado) no representa más que una sola provincia; él nos ha brindado los
fundamentos teóricos para una ciencia del lenguaje humano (1977 [1924], p. 253)

El Círculo de Praga
En Europa, el Curso de Lingüística General fue recibido en otra matriz ideológica, el
funcionalismo, cuya versión lingüística es la concepción comunicacional-instrumental del
lenguaje. Según Eliseo Verón, las ciencias sociales harán posible el conocimiento empírico
del hombre, pero ya no aspirarán a derivar una deontología social. Habrá una ruptura entre
“enunciados descriptivos” y “juicios de valor”. El lugar de los valores será “el orden político
de la democracia industrial, el campo de la opinión pública, en una sociedad pluralista”
(1987, p. 79). Los cientistas sociales se dedicarán a codificar su propia deontología, es
decir, su epistemología y su metodología. De ese modo, el reconocimiento neutralizó el
fundamento social de la lengua, reforzó el formalismo en desmedro del psicologismo, la
teoría del signo devino en el surgimiento de la fonología y en la concepción no referencial
del significado y el carácter diferencial del signo lingüístico se leyó en clave de estructura.
El efecto de este reconocimiento contribuyó a la constitución de la lingüística
como campo de conocimiento. Eliseo Verón basa su argumentación en la lectura que hizo
la Escuela de Praga del CLG. Sin embargo, no estamos en este caso solamente ante el

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efecto de un libro. Es sabido que Serge Karcevskij, uno de los integrantes de la Escuela de
Praga, que había tomado clases con Ferdinand de Saussure en la Universidad de Ginebra,
a su regreso a Moscú en 1917, contribuyó a agitar los debates lingüísticos sobre la base
de esas enseñanzas durante dos años. Integró el Círculo Lingüístico de Moscú en el que
trabajaban también Nikolai Troubetzkoy y Roman Jakobson. Además, es importante
recordar aquí la relación que había entablado Ferdinand de Saussure con el lingüista
polaco Baudoin de Courtenay y su discípulo Kruszewski, que reseñó en 1880 la Mémoire y
enseñó en Rusia. Las relaciones de los lingüistas rusos con Ferdinand de Saussure estaban
establecidas desde mucho antes de la aparición del CLG.
Por su parte, el Curso había sido reseñado por los lingüistas de la época pero de
modo fundamentalmente crítico. De Mauro sostiene que

si el Curso no hubiera sido abordado en 1928-1929 por los praguenses —quienes


estaban convencidos de habérselas con un texto sagrado, porque ignoraban que en
realidad ya nadie leía el libro, enterrado bajo una masa de recensiones negativas
—actualmente no lo leeríamos, como no leemos a Noreen, Marty o Kruszevski,
que seguían exactamente los mismos caminos que Saussure (…) fueron los
praguenses (Jakobson y Trubetzkoy) quienes de nuevo han puesto el Curso en
circulación, como texto teórico fundamental” (citado en Mounin, 1972, p. 56)

Quizás sea necesario recordar brevemente que el Círculo Lingüístico de Praga fue
fundado en 1926 por el lingüista checo Vilém Mathesius. En el I Congreso Internacional
de Lingüistas realizado en La Haya en 1928, tres emigrantes rusos firmaron un manifiesto
al que adhirieron los otros lingüistas: Roman Jakobson, refugiado en Checoslovaquia,
Nikolai Troubetzkoy, un lingüista formado en el método comparativo, que enseñaba en
la Universidad de Viena, y Serge Karcevskij. La revolución bolchevique en octubre de
1917 hizo que Troubetzkoy tuviera que salir de Rusia hacia Bulgaria y luego hacia Austria.
Jakobson se trasladó a Praga en 1920 porque

No hay que olvidar que la situación en Checoslovaquia, tras la primera guerra


mundial, era la de una joven república, la de un país rejuvenecido, donde la
revolución espiritual tocaba a su cumbre, donde las murallas entre los diferentes
terrenos de actividades humanas, los departamentos diferentes, las disciplinas
diferentes, ya no existían(citado en Gadet F. y M. Pecheux, 1981, p. 107)

En el Primer Congreso de internacional de lingüistas eslavos que tuvo lugar en Praga


en 1929 presentaron un programa de trabajo con los principios teóricos y metodológicos
para estudiar las lenguas y las literaturas eslavas. Este programa se conoce como las Tesis
de 1929 y da cuenta de los inicios del funcionalismo en lingüística. Se trata de la escuela
lingüística más fecunda del siglo XX en Europa, tanto por su composición (si en principio
estuvo conformada por lingüistas eslavos, fundamentalmente rusos y checos, luego se
agregaron alemanes, ingleses, franceses, españoles), como por su influencia, que se extendió
más allá del tiempo de funcionamiento efectivo. Así, se puede mencionar entre sus miembros

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a los lingüistas rusos Nikolai Troubetzkoy, Roman Jakobson, Serge Karcevski, a los checos
Vilém Mathesius, Bohumil Trnka, Josef Vachek, Jan Mukařovský, František Daneš, Jan
Firbas, Bohuslav Hávranek, al alemán Karl Bühler, al inglés Daniel Jones, a los franceses
Lucien Tesnière, Joseph Vendryes, Emile Benveniste, André Martinet, entre muchos otros.
La década de 1928-1938 ha sido el testimonio del esfuerzo teórico y práctico del
trabajo lingüístico de la Escuela de Praga. Su trabajo se centró, en esta primera etapa de
actividad, en el plano fónico de la lengua. Por eso, su principal aporte fue la definición de
una nueva área de estudio en el campo de la lingüística: la fonología y su deslindamiento
de la fonética. La fonología del Círculo Lingüístico de Praga se difundió en las décadas del
treinta y cuarenta por toda Europa (también en España), a través del libro Principios de
fonología de Troubetzkoy, editado póstumamente en 1939.
La segunda guerra mundial y la ocupación alemana, seguida de la ocupación de las
fuerzas rusas estalinistas de los países del este de Europa debilitaron la actividad del CLP. En
1939, perseguido por los nazis, muere Troubetzkoy en Viena, ciudad en cuya universidad
daba clases desde 1922. Jakobson, de origen judío, huye de los nazis en el mismo año hacia
Noruega y Suecia y finalmente emigra en 1941 a Estados Unidos. Allí dará a conocer los
trabajos de los formalistas rusos y de Lev Vygotski, ignorados por Occidente, y continuará
con los desarrollos teóricos de la fonología, las funciones del lenguaje, entre otros temas.
Su enseñanza incidirá en las líneas pragmáticas de la psicolingüística y fue tomada en
cuenta en la conformación de los conceptos de la Etnografía del habla. En efecto, Jerome
Bruner, uno de los psicólogos cognitivos más reconocidos, dedica a Jakobson, “un ser
venido del futuro”, El habla del niño, en 1983. Dell H. Hymes menciona, a su vez, entre
los orígenes de la noción de competencia comunicativa, su participación en el congreso
denominado “Lengua y estilo” en la Universidad de Indiana, en abril de 1958, en el que
“Roman Jakobson, en su conclusión sobre la poética (1960), presentó su modelo de los
factores y funciones del lenguaje en el marco de una concepción amplia de la lingüística”
(1991 [1982], pp. 120,121). En la década de 1948-1958 se produce una renovación teórica
y práctica en el Círculo de Praga, que da un giro hacia el estudio de los planos lingüísticos
superiores, sobre todode la sintaxis y la lexicología.
Los trabajos del Círculo de Praga conforman la primera recepción del Curso
de Lingüística General de Ferdinand de Saussure con consecuencias epistemológicas en
Europa. Es esa lectura es la que generó la lingüística como disciplina, el estructuralismo
y el funcionalismo, que fueron sin duda parte de las construcciones teóricas más
importantes de la primera mitad del siglo XX. Con la Escuela de Praga se inicia la
lingüística funcionalista de base estructural, se rompe el equilibrio precario que hacía del
Curso un punto culminante del pensamiento positivista de fines de siglo. Tal como sostiene
Émile Benveniste,

Así, la noción de la lengua como sistema era admitida desde mucho tiempo atrás
por quienes habían recibido la enseñanza de Saussure (...) Si se agregan los otros
dos principios, igualmente saussureanos, de que la lengua es forma, no sustancia,
y de que las unidades de la lengua no pueden definirse sino por sus relaciones, se
habrán indicado los fundamentos de esta doctrina que, algunos años más tarde,
sacaría a luz la estructura de los sistemas lingüísticos” (1976, p. 93).

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
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La lectura que los lingüistas eslavos realizaron del Curso de Lingüística General,
llamado por Benveniste el “manantial” del movimiento estructuralista, fue fructífera
por múltiples razones, de las cuales solamente citaré algunas: el principio de función en
el estudio del lenguaje, la concepción de lengua como “sistema de medios de expresión
orientados hacia un fin” (Círculo Lingüístico de Praga, 1980 [1929], p. 35) y sus efectos
en el surgimiento de la fonología (Troubetzkoy), en el estudio del cambio lingüístico
vinculado con la noción de sistema (Jakobson), las funciones del lenguaje en relación
con la teoría de Bühler primero y de la teoría matemática de la comunicación después
(Jakobson), la recuperación de la escritura como objeto para la lingüística (Vachek), el
deslindamiento de la organización comunicativa de la emisión de la estructura gramatical
y semántica de la oración (Firbas, Daneš), el concepto de lengua como sistema de niveles
correlacionados (Mathesius), entre otras muchas construcciones teóricas vitales para la
disciplina.
Estos logros se deben, según Jakobson, a haber adoptado la perspectiva del “lenguaje
como instrumento de comunicación”, que es ajena al Curso de Lingüística General: “Así
resulta que la exigencia elemental de analizar todos los aspectos instrumentales del lenguaje
desde el punto de vista de las tareas que satisfacen surgió como una audaz innovación”
(citado en Verón, 1987, p. 84). La lectura se realizó entonces desde una gramática de
reconocimiento diferente: aceptaron la noción de sistema, pero consideraron la lengua
como un sistema de medios de expresión orientados al fin de la comunicación, lo que coloca
a esta escuela en posición de analizar texto y discurso. Merced a su enfoque funcionalista y
a la noción de sistema, distinguieron el sonido como hecho físico objetivo de las imágenes
acústico-motrices que cumplen una función diferenciadora de significaciones en el
sistema de una lengua dada. Por eso, “el contenido sensorial de los elementos fonológicos
es menos esencial que sus relaciones recíprocas en el seno del sistema” (Círculo de Praga,
1980[1929], pp. 335, 36). Asimismo, definir los fonemas de una lengua sobre la base de
su función distintiva y las clases de relaciones que establecen entre sí permite describir las
reglas que rigen las relaciones internas dentro del sistema, es decir, aislar la estructura del
sistema. La formulación ulterior de la teoría fonológica de Jakobson con Gunnar Fant y
Morris Halle habilitará la postulación de una geometría universal de rasgos. Al estudiar
las funciones del lenguaje, llegaron a la conclusión de que la lengua no es un sistema,
sino una interrelación de sistemas, idea que después desarrollaría Coseriu. Aceptaron la
distinción entre lingüística sincrónica y diacrónica, pero tuvieron en cuenta la función del
cambio lingüístico en el sistema: lo equilibran, lo estabilizan, lo reconstruyen. Pensaron
que incluso la lingüística sincrónica debe explicar problemas que tienen que ver con la
diacronía, como la diferencia entre formas productivas y no productivas. Se conformó, en
fin, una gramática de reconocimiento que ya está más lejos del positivismo.

El Círculo de Copenhague
Los lingüistas que integraron el Círculo de Copenhague fueron daneses, como
Hans Uldall, Paul Diderichsen y Jens Holt. Fue fundado por Louis Hjelmslev en 1931
y estuvo activo hasta la muerte de su fundador en 1965. Los Prolegómenos a una teoría
del lenguaje, escrito por Louis Hjelmslev y publicado en 1943, es “una de las obras más
importantes para la teoría lingüística desde el Cours de Saussure” (Malmberg, B., 1969, p. 11).

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Hjelmslev reconocía la importancia del Curso, en tanto logró establecer una


lingüística estructural, pero sostenía era necesario continuar el trabajo “para deducir de él
todas las consecuencias lógicas; no hay duda de que aún hoy esta idea está lejos de haber
sido cumplida” (Hjelmslev, 1977 [1943], p. 216).
La lectura del Curso por parte de la escuela de Copenhague reforzará las
posibilidades formales del principio saussureano de la lengua como sistema de diferencias.
Como un ejemplo de ese análisis, se puede mencionar la reformulación de Hjelmslev de
la distinción lengua y habla. El lingüista danés encuentra una gran ambigüedad en la
noción saussureana de lengua, en la que distingue el esquema o forma pura, la estructura
independiente de su realización social o manifestación material, la norma, la realización
social, y el uso, conjuntos de hábitos definidos por las manifestaciones observadas.
Por tanto, propone sustituir la distinción entre lengua y habla por la de esquema y uso,
por cuanto la primera es “históricamente importante, pero teóricamente imperfecta”
(Hjelmslev, 1985 [1943], p. 218).
Se advierte en este pequeño ejemplo, que la ambición teórica de Hjelmslev es dotar
de una definición más rigurosa las ideas de Ferdinand de Saussure. El procedimiento
deductivo que postula como necesario para la teoría del lenguaje y el inmanentismo le
permiten dejar de lado el psicologismo de las categorías saussureanas y conformar un
sistema de categorías y procedimientos formales que habilitan un análisis exhaustivo, no
contradictorio y simple, las ambiciones de cualquier teoría formal. La descripción de las
dependencias mutuas que existen entre las partes de un texto lleva a su máxima expresión
la definición del Curso de que “la lengua es forma, no sustancia”. Sobre la base de que la
sustancia no es un supuesto de la forma, pero la forma lingüística sí es un supuesto necesario
de la sustancia, sus categorías de análisis se pueden aplicar más allá de las lenguas naturales.
Ahora bien, los Prolegómenos no dejan de ser una objeción epistemológica y metodológica
a Language de Bloomfield: es inevitable plantearse en qué medida esa descripción inductiva
de las distribuciones de las formas en distintas lenguas, que le era conocida a Hjelmslev,
no le permitió a éste formular las categorías de funciones que permitían aislar los sistemas
de los procesos: interdependencia, determinación, constelación. Por otra parte, postular
un isomorfismo entre los dos planos que conforman el signo, la forma del contenido y
la forma de la expresión habilitó las bases de la semántica, área en la que no se había
avanzado hasta entonces en Europa y que tuvo serios impedimentos para conformarse en
Estados Unidos, dado el antimentalismo que reinaba en aquel momento.
Según Coseriu, el positivismo en lingüística se expresó en los principios del
atomismo, de la sustancia material, del evolucionismo y, finalmente, el naturalismo, en el
sentido en que todos los hechos, incluso los humanos como el lenguaje, están sujetos
a principios de necesidad y causalidad como los hechos de la naturaleza (1999, pp. 33-
50). Es radical el contraste con esos principios en la escuela fundada por Hjelmslev y
Brøndal. Ciertamente, hay muchas diferencias con el Círculo de Praga, fundamentalmente
derivadas del reclamo de inmanencia y la exigencia del procedimiento deductivo de los
Prolegómenos. Los lingüistas eslavos estuvieron siempre atentos en la noción de función
tanto a la tarea que desempeña un elemento en el sistema como a las relaciones entre
el sistema lingüístico y el contexto extralingüístico. Entendieron la fonología como una
fonética funcional, a diferencia de Hjelmslev que aspiraba a una fonología que no tuviera
en cuenta la sustancia fónica. Estudiaron el efecto del cambio sobre la estructura y, por

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tanto, su papel en la creación de un nuevo sistema, a diferencia de Hjelmslev que no


abordó el problema del cambio lingüístico. Sin embargo, a pesar de las diferencias entre los
círculos de Copenhague y Praga, ambos reconocimientos del Curso de Lingüística General
forman parte, desde mi punto de vista, de la misma gramática de la primera fundación:
les son comunes los principios de búsqueda de universales — a través del procedimiento
deductivo—; de estructura —entendida como una entidad autónoma de dependencias—;
de función en tanto relación de dependencia entre dos funtivos, de forma, como red
relacional que define las unidades. Todos estos son principios que forman parte de los
efectos de lectura del Curso de Lingüística General.

Circulación de los Écrits de linguistique générale


La publicación de Les sources manuscrites du Cours de linguistique générale en
1957 de Robert Godel inicia un proceso de exégesis basado en los apuntes, tanto de los
estudiantes que fueron tomados en cuenta por el texto publicado por Bally y Sechehaye
como de aquellos que no fueron considerados, al tiempo que potencia la recuperación de
los manuscritos inéditos de Ferdinand de Saussure. Diez años después aparece la edición
crítica de Rudolf Engler que, al tiempo que recuperaba más apuntes de estudiantes, incluía
textos autógrafos del lingüista que se conservan en la Biblioteca pública y universitaria de
Ginebra. En 1996 se encuentran manuscritos en el invernadero de la mansión de la familia
Saussure que han permanecido desconocidos hasta entonces. Fue un hecho decisivo la
publicación de los Écrits de linguistique générale (en adelante ELG) en 2002 y en español
en 2004, que reúne los documentos de 1996 y que, con muy buen criterio, incluyó también
los antiguos documentos que ya habían sido publicados por Engler y los que estaban en la
Biblioteca de Ginebra.
Ahora bien, la pregunta que me interesa plantear sería: ¿pueden constituirse los
Escritos en un texto de fundación? Para responderla, en primer lugar habría que reflexionar
sobre su contexto de producción y el de reconocimiento. Según Eliseo Verón (1987), un
texto de fundación es como un cuadro conformado por pequeños surcos verticales, cuyos
lados contienen fragmentos de un dibujo de un lado y otro dibujo del otro. De ese modo, si
se ve desde el costado derecho se ve un dibujo distinto del que se ve desde el izquierdo y, al
pasar por delante del cuadro, se advierte un dibujo que se convierte en otro. En este caso, la
situación de los Escritos es mucho más compleja. Es como si hubiera mucho más que tres
dimensiones en juego o, en todo caso, dos o tres planos en cada una de las dimensiones
mencionadas por Verón y, por consiguiente, más dibujos. En fin, están involucradas más
gramáticas de producción y reconocimiento.
El Curso de lingüística general forma parte sin duda de las condiciones de
producción de esta publicación, del mismo modo que la lingüística estructural que se
conformó como gramática de reconocimiento de esa primera fundación. Sin embargo,
ambos contextos no funcionan exactamente de la misma manera en la instancia de
reconocimiento. En la recepción de los ELG interesa el contraste con el CLG para poner
de relevancia la superioridad de los manuscritos autógrafos (Bouquet, 2014). El caso del
estructuralismo es diferente, porque se trata de una escuela cuestionada y, para muchos,
superada en el campo científico actual, que está fragmentado, hiperespecializado y que
valida solamente las producciones científicas más recientes. Cada línea teórica reivindica

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su propia racionalidad, sus propios principios de cientificidad en un movimiento en el


que no solamente se juega el saber, sino también el poder y la distribución de recursos
económicos en la academia.
Por esa razón, si se percibiera continuidad en la reflexión que dio lugar al
estructuralismo, los manuscritos autógrafos podrían no ser considerados relevantes.
Además, las disciplinas lingüísticas han recuperado y construido, a lo largo de la última
mitad del siglo XX, los objetos de estudio que quedaron fuera de esa primera gramática de
reconocimiento, desde perspectivas que están vinculadas con las dimensiones culturales,
sociales, discursivas, textuales, pragmáticas, históricas o incluso universales o biológicas
del lenguaje. De hecho, es en este contexto en el que se realiza este primer proceso de
reconocimiento de los ELG. De ahí la importancia de recuperar las construcciones teóricas
que el primer reconocimiento no pudo haber relevado del CLG (porque no estaban
presentes como temas de interés teórico), pero que de todos modos se desarrollaron
a lo largo del siglo XX, como la noción de discurso (Testenoire, 2016), la importancia
del hablar como actividad y del habla como objeto de estudio (Bouquet, 2014; Missire,
2014), la semántica y el principio de contextualidad del signo (Rastier, 2003), entre otros.
Tales objetos han sido desarrollados por lingüistas y escuelas vinculadas con la primera
fundación de la lingüística, pero también por teóricos procedentes de otros campos
científicos. Quizás eso es lo que lleva a De Mauro a sostener que

Hoy, Saussure, como todas las sugerencias de su pensamiento y obra, nos ilumina
el camino frente a estos diversos órdenes de fenómenos que podemos intentar
reunir bajo la etiqueta única de crisis del monolitismo lingüístico. (2014, p. 33)

Este proceso de recuperación se asienta en los manuscritos autógrafos, aunque —


de modo un tanto paradójico, pero también esperable—, se resuelva desde construcciones
teóricas que ya estaban conformadas antes del descubrimiento de los manuscritos, muy
posteriores a la época en que escribió sus notas Ferdinand de Saussure. De ahí que el
ejercicio de interpretación de los ELG corra el riesgo de la descontextualización de los
términos, riesgo señalado por Testenoire (2016) para el caso particular de la noción de
discurso. El hecho de que las notas manuscritas sean fragmentos inacabados permite
la reconstitución de objetos que no siempre tienen un desarrollo sostenido en los ELG,
pero que pueden conformarse desde los marcos teóricos de sus intérpretes. De ahí que
se imponga como una necesidad la puesta en relación de los manuscritos, los apuntes
de clases y las publicaciones científicas de Ferdinand de Saussure. Ambas condiciones
generan una importante diferencia en la circulación de los ELG respecto de la del CLG,
a pesar de que en ambos casos puede sostenerse que hay una amplia distancia en las
relaciones entre condiciones de producción, texto y de reconocimiento. Tal como podemos
advertir, la sola distancia, característica distintiva de los textos fundacionales según Eliseo
Verón, no es suficiente para analizar la diferencia entre los procesos de reconocimiento
que nos ocupan.
Por su parte, el contraste entre el CLG y los ELG recupera la discusión que se inició
ya a mediados del siglo XX en torno a la autenticidad del Curso y que separó a los lingüistas
que pensaron que las “notas originales correspondían al pensamiento de F. de Saussure”

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
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(Coseriu, citado en Azevedo A., 2017, p. 2) de aquellos que consideraron que era evidente
que había fundadas razones para sostener lo contrario: “la convicción de que el Cours
representa en verdad el pensamiento “auténtico” de Saussure ha conducido a la Escuela de
Ginebra a una susceptibilidad que recientes documentos revelan a veces excesiva” (Leroy,
1964, p. 90). Quizás haya que tener en cuenta que estas diferencias tempranas en torno a
la exégesis de los manuscritos y su significación respecto del pensamiento de Ferdinand
de Saussure suponen también una expresión de parte de la comunidad lingüística respecto
del papel del CLG en la historia de la disciplina.
Se podría pensar con Eliseo Verón que “la problemática relativa a la reconstrucción
de las ideas de Saussure y su deformación en el texto del Cours es una problemática que
forma parte de un proceso muy posterior al de los efectos del Cours en tanto texto de
fundación” (1987, p. 38). La afirmación sigue siendo correcta. Sin embargo, es necesario
volver a ella desde el punto de vista del efecto del descubrimiento de los manuscritos en
1996, puesto que la circulación de los ELG ha iniciado un nuevo proceso de reconocimiento
que reivindica, desde los criterios de edición, una autonomía absoluta del CLG. De hecho,
sostener que el CLG “ha agotado su misión histórica” (Rastier, 2016) supone situar los ELG
en posición de texto fundacional y el CLG en el contexto de producción, más allá de que
no ha pasado todavía el tiempo suficiente para definir el éxito de este proceso. Me parece
que es en ese marco en el que se deben situar las comparaciones entre los dos textos:

Curiosamente, el CLG ha terminado por ocultar los textos auténticos de Saussure,


publicados mientras vivía y después de su muerte. Su reputación se ha construido
sobre un libro que no es de él finalmente, y con el cual hubiera estado en gran parte en
desacuerdo. Los escasos investigadores que han estudiado los trabajos autógrafos
del maestro ginebrino a partir de los años cincuenta no han dejado de señalar un
gran número de incoherencias y de errores en el CLG, pero sus observaciones
han quedado sin eco. Es tanto más sorprendente que una lectura atenta del CLG
sea bastante inquietante para todo lingüista un poco experimentado, puesto que
percibimos allí claramente una serie de debilidades. Decimos entonces que ciertos
elementos han debido escapar a Bally y a Sechehaye, lo que no es sorprendente
dada la amplitud y originalidad del pensamiento saussureano tal como aparece en
los Écrits de linguistique générale. (Frath P., citado en Rastier, 2017).

Ahora bien, esa misma necesidad de “contrastar la amplitud y originalidad del


pensamiento saussureano tal como aparece en los Écrits de linguistique générale” con el
modo en que aparece en el Curso muestra que este será el contexto de producción explicitado
y privilegiado por este primer proceso de reconocimiento. De la comparación emerge
que las formulaciones son siempre mucho más complejas y precisas en los manuscritos
autógrafos. En efecto, se lo advierte si se analizan las definiciones epistemológicas que
confirman la validez racional de las construcciones teóricas que explican el mismo hecho
lingüístico construyendo dos objetos diferentes (de Saussure, 2004, p. 49). Esto también
se observa en muchos otros planos de la comparación: si se toma en cuenta la notoria
ampliación del campo de la semiología, que incluye incluso las artes del lenguaje que la
lingüística del siglo XX ha dejado de lado (de Saussure, 2004, p. 48), si se analiza la definición
de las unidades en la sincronía sobre la base de la esencia puramente diferencial y negativa

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
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de cada uno de los elementos del lenguaje —que amplían y precisan las definiciones del
CLG— (de Saussure, 2004, pp. 67, 68), la concepción de un signo abierto a las diferencias
con las otras formas y las diferencias con otras significaciones (de Saussure, 2004, pp.
46, 47) y, por tanto, dinámico, lo que solamente puede suceder si está desligado de todo
hecho concreto —reafirmando la semántica no referencialista que se constituyó a partir
del CLG— (de Saussure, 2004, p. 78), el abordaje de las transformaciones de la lengua
en el tiempo y su fragmentación en el espacio, pero simultáneamente la consideración de
su continuidad, el cuestionamiento de la clasificación de cambios lingüísticos postulada
por los neogramáticos (de Saussure, 2004, pp. 86, 289), entre muchas otras formulaciones
relevantes para la disciplina.
Ahora bien, los ELG se leen, del mismo modo que el CLG, en el contexto de
producción del positivismo, que parece el más obliterado en el proceso de reconocimiento
actual, aunque éste valore lo que la lectura de la primera mitad del siglo XX dejó de lado.
El positivismo atravesó la época en que Ferdinand de Saussure conformó su teoría: “Las
líneas principales de su teoría habían sido elaboradas a principios de la última década
del siglo pasado. En su último curso, sin embargo, hay evidencias de un nuevo punto
de partida. No es que haya renunciado a su teoría y modificado las opiniones que había
mantenido por tantos años, sino que las había corregido” (Godel, 1985 [1966], p. 134).
Todo el aporte que ya hizo y que puede seguir haciendo Ferdinand de Saussure
a la lingüística se debe a las condiciones de posibilidad que el positivismo abrió a sus
preguntas específicas acerca de cuáles son los principios que rigen el estudio del lenguaje,
cómo definir su objeto de estudio y, en función de eso, cómo definir su método de trabajo.
Ya en el CLG se percibe, a pesar de los esfuerzos de los editores para dotar de coherencia
al conjunto, esa duda sistemática sobre todas las verdades establecidas. En los ELG se
advierte, además, que se trataba de una duda radical que aparecía en sus clases y cuando
escribía sus notas: “No existe ningún objeto comparable a la lengua, que es un ente muy
complejo, y eso hace que todas las imágenes de que nos servimos habitualmente conduzcan
sin excepción a darnos de ella una idea falsa en algún aspecto” (de Saussure, 2004, p. 136).
La respuesta que da Ferdinand de Saussure a sus propios cuestionamientos muestra no
solamente una extremada conciencia del papel que juega la teoría en la construcción del
dato, sino también una solución fuera de todo posicionamiento ortodoxo:

Nuestra finalidad es mostrar que cada hecho de lenguaje existe a la vez en la esfera
del presente y en la del pasado, pero con dos existencias distintas, y supone no
una sino, normalmente, dos expresiones racionales, igualmente legítimas, tan
imposibles de suprimir una como otra, pero que conducen a hacer de la misma
cosa, dos cosas; esto sin juego de palabras alguno, como sin malentendido alguno
sobre lo que acabamos de llamar una cosa, esto es, un objeto de pensamiento
diferenciado y no una idea diversa del mismo objeto (2004, p. 49).
Quizás sea esta apertura epistemológica lo más controvertido de leer en los
ELG y al mismo tiempo lo más estimulante. Es, probablemente, el resultado de
la intensidad con la que Ferdinand de Saussure reflexionó sobre las verdades
establecidas por la ciencia del lenguaje de su momento, porque fue con ellas y
contra ellas que contribuyó a la conformación de las bases de la lingüística en el
siglo XX y que se proyectará hacia el siglo XXI.

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Ferdinand de Saussure como efecto de reconocimiento
Viviana Isabel Cárdenas

Reflexiones finales
En este trabajo he hecho una breve revisión de los distintos reconocimientos de
parte de la obra publicada con el nombre de Ferdinand de Saussure, desde la teoría de
las fundaciones de Eliseo Verón. La menor distancia entre los contextos de producción
y reconocimiento se da en la producción científica de Ferdinand de Saussure, marcada
por el positivismo. Las mayores distancias entre ambos contextos se producen en el Curso
de Lingüística General y los Escritos de Lingüística General, lo que los coloca, siguiendo
la teoría de Eliseo Verón, en condiciones de ser textos de fundación. Si bien en ambos
casos el reconocimiento se realiza desde condiciones diferentes de las de producción, los
procesos generados son diferentes. En el caso del CLG el reconocimiento fue realizado en
Estados Unidos desde el empirismo antimentalista y en Europa, desde el funcionalismo,
en un movimiento que dio lugar al estructuralismo en lingüística. Por su parte, los ELG
se leen desde construcciones teóricas propias de la segunda mitad del siglo XX y por eso
se relevan objetos tales como el texto, el discurso, el principio de contextualidad del signo,
el habla, entre otros. Se impone, como consecuencia, una lectura comparativa de los ELG
con el CLG y los manuscritos autógrafos, cuyo resultado es una construcción teórica
saussureana más compleja, más renovada, pero que entraña más riesgos interpretativos.
Quizás el aporte de este trabajo sea enfatizar la necesidad de volver sobre la historia que
todos conocemos, para poner el momento actual en la perspectiva de los procesos que nos
han constituido como campo disciplinar.

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

La consciencia del límite: punto de vista


y construcción teórica en la obra escrita
por Ferdinand de Saussure

Limit Awareness: Point of View and Theoretical Construction


in Ferdinand de Saussure’s Written Works

Salvio Martín Menéndez*


Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

En este artículo, analizaremos cómo Ferdinand de Saussure encara la construcción de una


teoría lingüística a partir del establecimiento prioritario y central del punto de vista del lingüista.
Esto permite, en principio, recortar un objeto de estudio. Y ese objeto, y la operación que conlleva su
determinación, es fundacional para la elaboración de cualquier teoría. Nuestro texto de referencia
será “De la doble esencia del lenguaje” (DEL) que aparece dentro de los Escritos sobre lingüística
general editados por Bouquet y Engler en 2002. Es fundamental destacar el grado de consciencia en
la operación que está llevando a cabo. Es ese gesto el que lo inscribe -creemos- en la modernidad y
marca una ruptura con la lingüística anterior. Ferdinand de Saussure va, explícitamente, en contra
de la idea de la totalidad representada por el lenguaje. Una teoría no deja de ser la sistematización
de un punto de vista. La objetividad teórica no deja de ser un grado dentro de la subjetividad que
toda teoría supone para poder formularse. Analizaremos cómo aparece presentado este punto
-central – en DEL con el objeto de demostrar que la reflexión saussureana lo acerca no solamente
a la lingüística sino a la filosofía del lenguaje y la epistemología en función de la naturaleza que
adquiere su pensamiento
Palabras clave: Saussure, Punto de vista, Teoría, Objeto

* Argentina.  Doctor de la Universidad de Buenos Aires (área Letras).   Profesor titular regular en la
Universidad Nacional de Mar del Plata. Profesor asociado regular a cargo de la titularidad de Lingüística
en la Universidad de Buenos Aires. Profesor de las Maestrías en Ciencias del Lenguaje de la Facultad de
Humanidades de la Universidad Nacional de Salta, Lingüística y Didáctica de la Lengua de la Facultad de
Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, Traducción e Interpretación de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Estudios Interdisciplinarios de la Subjetividad, Facultad de
Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Director del Instituto de Lingüística. Facultad de Filosofía
y Letras. Universidad de Buenos Aires. Departamento de Letras. Facultad de Humanidades. Universidad
Nacional de Mar del Plata. Investigador independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas. E-mail: salviomenendez@gmail.com

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

Abstract

In this paper, we will analyze how Ferdinand de Saussure approaches the construction of a
linguistic theory based on the priority and central establishment of the linguist’s point of view. This
allows mainly to cut out an object of study. That object, and the operation that its determination
entails, is foundational for the elaboration of any theory. Our reference text will be “On the double
essence of language” which is part of the General Linguistics Writings (GLW) edited by Bouquet
and Engler in 2002.It is essential to highlight the degree of consciousness in the operation he is
carrying out. We believe it is this gesture that inscribes him in modernity and marks a break with
previous linguistics. Ferdinand de Saussure explicitly goes against the idea of totality represented
by language. A theory does not cease to be the systematization of a point of view. Theoretical
objectivity does not cease to be a degree within the subjectivity that every theory supposes in
order to be formulated. We will analyze how this central point is presented in GLW in order to
demonstrate that a saussurean reflection brings him closer not only to linguistics but also to the
philosophy of language and epistemology based on the nature of his thought.
Key words: Saussure, Point of view, Theory, Object

Introducción: los tres Ferdinand de Saussure


La lingüística moderna comienza con una transcripción apócrifa. Y más allá
de la atribución de lo transcripto a Ferdinand de Saussure, bien es sabido que el texto
fundacional de la disciplina no es sino un montaje y una reelaboración de citas tomadas
por sus estudiantes en los cursos que dictó en la Universidad de Ginebra desde el 1907
hasta el 1911.
Muchos aspectos de la propuesta saussureana han sido discutidos a partir de esta
fuente que, si bien históricamente fundamental en función de su influencia, es secundaria
en relación con su propuesta. Quien sostiene esta postura de manera constante y enfática
es Simone Bouquet:

La ignorancia o la negación de la dimensión propiamente filosófica del


pensamiento de Ferdinand de Saussure no es el menor de los daños cometidos
por el siglo XX al reformador ginebrino de la lingüística. De hecho, esta negación
y este desconocimiento (…) tienen su origen en el Curso de Lingüística General.
Porque este último, distorsionando el pensamiento saussureano y erigiendo a un
Pseudo-Saussure como su “autor”, oscurece el hecho de que los textos autógrafos,
al igual que las lecciones de lingüística general - presentados por su profesor como
“un curso filosófico en lingüística” - son parte de un proceso de pensamiento que
distingue cuidadosamente entre una filosofía del lenguaje y una epistemología
de la gramática comparada y una epistemología programática de la lingüística.
El último legado de la herencia saussureana que nos ha llegado, con un retraso
de cien años, el manuscrito De la doble esencia del lenguaje arroja hoy una luz
más brillante sobre la brecha que separa, en este sentido, el Pseudo- Saussure del
verdadero Ferdinand de Saussure. (2010b, p. 52, mi traducción)

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

Consideramos que hay tres de Saussure. El primero es el que escribe y publica; el


segundo, el que escribe y no publica; el tercero, el reconstruido (el falso, según Bouquet).
Sin duda, puede afirmarse que el primero y el segundo –las razones son obvias- nos
permiten acercarnos de una manera directa a Ferdinand de Saussure. El tercero –y no
deja de ser paradojal para alguien formado con los neogramáticos en particular y en la
lingüística histórica en general– es el que han “reconstruido” y que, si bien guarda alguna
relación con el que escribe, la mayoría de las veces, los énfasis y el pretendido rigor unitario
que se le quiere dar a algo que no necesariamente lo tiene, fuerzan a los editores del Curso
de Lingüística General (CLG, de aquí en adelante) a crear un sujeto de la escritura que no
coincide con el sujeto biográfico a pesar de utilizar su nombre (Bouquet, 2000).
Una de las grandes preocupaciones saussureanas es cómo encarar el estudio del
lenguaje, es decir, como posicionarse frente a la complejidad de su estudio. De hecho, esto
aparece manifestado a sus discípulos en su correspondencia y comunicaciones personales
y claramente en sus manuscritos.
En este trabajo, nos ocuparemos del segundo de Saussure y, por esa razón, nuestro
texto de referencia será el manuscrito “De la doble esencia del lenguaje” (DEL de aquí
en adelante) que aparece dentro de los Escritos de lingüística general (ELG, de aquí en
adelante) editados por Bouquet y Engler en 2002 (citaremos la edición en español del
2004). Para la historia y las características propias de estos manuscritos remitimos a la
introducción de los editores (Bouquet y Engler (2004 [2002], pp. 13-20).
En este artículo, analizaremos cómo Ferdinand de Saussure encara la construcción
de una teoría lingüística a partir del establecimiento prioritario y central del punto de
vista del lingüista. Esto permite, en principio, recortar un objeto de estudio. Y ese objeto,
y la operación que conlleva su determinación, son fundacionales para la elaboración de
cualquier teoría.
Una nota biográfica importante en relación con nuestro objetivo da cuenta de
los escrúpulos que de Saussure tenía frente a su tarea ya que se veía impedida por las
dificultades que encontraba en cómo enfocar una materia compleja en virtud de sus
características. En una conversación con Gautier el 6 de mayo de 1911 durante el dictado
del tercer curso de Lingüística General (1910-1911) le decía:

Me encuentro frente a un dilema: o bien exponer el tema en toda su complejidad


y confesar todas mis dudas –lo que no es conveniente en un curso que debe ser
materia de examen– o, hacer algo muy simplificado, más adaptado a un auditorio
de estudiantes que no son lingüistas. Pero a cada rato, los escrúpulos me impiden
comenzar (citado en Godel, 1957, p. 30).

De ahí la permanente necesidad de reflexionar acerca de los límites, de


cómo establecerlos, del alcance que una propuesta para estudiar el lenguaje debe
tener. Tiene constantemente una preocupación epistemológica. Le decía a otro
de sus discípulos, Riedlinger, en 1909 durante el dictado del segundo curso de
Lingüística General (1908-1909)

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

La lengua es un sistema preciso y la teoría debe ser un sistema tan preciso como
la lengua. Es en esto en donde está la dificultad pues, es muy fácil amontonar más
a continuación de otras afirmaciones y opiniones acerca de la lengua; la cuestión
es coordinarlas de modo tal que formen un sistema (citado en Godel, 1957, pp.
29-30).

Ferdinand de Saussure cambia el modo de pensar el estudio del lenguaje ya que


abandona una idea decimonónica dominante: la de totalidad. El primer gesto saussureano
que lo inscribe decididamente en la modernidad es la consciencia del límite; pasa de
considerar la inabarcabilidad del lenguaje en función de su complejidad a la necesidad de
entender que es un punto de vista el que va a crear un objeto a partir del que se va a poder
dar cuenta del lenguaje, focalizando determinados aspectos y dejando de lado, otros.

Ferdinand de Saussure escribe y publica: historia, sistema y cambio


La escuela Neogramática, en la que él se formó, es la lingüística histórica de la
última parte del siglo XIX. Tenía características tipológicas, evolucionistas y genéticas,
que apuntaban a la reconstrucción de las lenguas en busca de un origen común, y daba por
sentado que el lenguaje era estudiable. Por formación, de Saussure es un neogramático, es
decir, un lingüista histórico. Pero el hecho de plantear explícitamente que la construcción
teórica que propone está determinada por punto de vista del investigador, con las
restricciones y desafíos que esto conlleva, lo ubica dentro de una modernidad. La marca
de la subjetividad, en este caso la del sujeto biográfico Ferdinand de Saussure, es la que
aparece como sujeto de la escritura. Y es el punto de vista de este sujeto (que no debe
confundirse ni asimilarse al sujeto hablante del que se habla en los escritos saussureanos) el
que lleva a cabo la operación primera y básica de toda teoría: recortar un objeto de estudio
específico; en su caso la lengua que, aclara, nunca debe confundirse con el lenguaje. El
punto de vista como elemento determinante del objeto en la construcción teórica es ir
en contra de la concepción de totalidad del siglo XIX y, por lo tanto, aceptar lo que la
subjetividad impone: la conciencia de la fragmentación.
La gran diferencia entre el primer momento del siglo XIX (que señala la
constitución de la lingüística histórica) y el segundo, el de los neogramáticos, es una
diferente concepción de la historia que afecta fundamentalmente a aquello que la
lingüística tiene como su objeto de estudio: el cambio lingüístico. Trabajar históricamente
es trabajar en términos del cambio lingüístico, que puede entenderse de dos maneras. La
primera manera es la de la lingüística histórica tradicional: las lenguas son organismos y
reconocen ciclos. El modelo es biologicista, taxonómico y la fuente de inspiración central
es la perspectiva de Darwin. El criterio con el que se trabaja es evolucionista, es decir, se
piensa el cambio en términos de una evolución que supone un mejoramiento en función
del cumplimiento de un determinado ciclo. La segunda manera es la de los neogramáticos
que sostenían que no hay ciclos de lenguas y reaccionaban en contra del evolucionismo
darwiniano y el biologicismo de sus maestros. Sostenían que hay cambios, pero que estos
no conllevan ningún tipo de evolución ni ciclo. Las lenguas —y eso es un hecho fácilmente
comprobable— cambian.

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

Esto va a aparecer en la tesis de licenciatura de Saussure, llamada Memoria sobre


el sistema primitivo de las vocales en las lenguas indoeuropeas, y publicada en Leipzig, en
1879. En el prólogo de su tesis, ya se vislumbran sus preocupaciones que moldearán su
propuesta:

Estudiar las múltiples formas bajo las cuales se manifiesta lo que se llama la a
indoeuropea, tal es el objetivo inmediato de este opúsculo: las otras vocales no
serán tomadas en consideración sino en la medida en que los fenómenos relativos
a la a nos den la ocasión. Pero si, habiendo llegado a los límites del campo así
circunscrito, constatamos que el cuadro del vocalismo indoeuropeo se ha ido
modificando poco a poco ante nuestros ojos y que se organiza en su conjunto
alrededor de la a, tomando respecto de esta vocal una nueva posición, es evidente
que, de hecho, habrá sido la totalidad del sistema de las vocales lo que ha abarcado
nuestro ángulo de mira y que es el nombre de este sistema el que, por consiguiente,
debe figurar en el título del libro. (1972, p. 330, mis cursivas)

Ferdinand de Saussure advierte que el análisis de la vocal “a” en indoeuropeo obliga


a ubicarla en relación con las otras vocales: se debe tratar de encontrar relaciones dentro
del sistema vocálico, dentro de “los límites del campo así circunscrito”. Es ahí donde la
“a” adquirirá un determinado valor, a partir de las relaciones que contrae con las otras
vocales e, incluso, con las otras variedades de “a” en el indoeuropeo. El análisis de la
“a” entonces supone inscribirla dentro de un sistema y es justamente ese sistema el que
determina su “ángulo de mira”, su punto de vista. Tempranamente, de Saussure establece
los tres elementos puntuales que serán centrales para la fundamentación de la teoría que
luego elaborará: el elemento puntual (la vocal “a” del indoeuropeo en este caso), el marco,
es decir, el conjunto de relaciones, el sistema en el que se inscribe y adquiere un valor y,
previo a esto, el punto de vista que permite recortar ese marco y llevar a cabo ese análisis.
Aquí se esboza el principio que determinará la posibilidad del análisis: el punto
de vista. Él permite el recorte del objeto y llevar a cabo el análisis. El punto de vista y las
relaciones internas dentro del objeto que dicho punto determina marcan a la lingüística
del siglo XX y ya están anunciados en la tesis saussureana.

Ferdinand de Saussure escribe y no publica: punto de vista y consciencia


del límite
Vamos a la primera parte, de acuerdo con el ordenamiento que dan los editores de
los ELG, denominada DEL. Una aclaración aquí es importante: así como el CLG no fue
escrito por de Saussure, el ordenamiento y la mayoría de los títulos y los subtítulos de los
ELG han sido puestos por los editores. Aunque escriba, de Saussure siempre depende de
la bondad de editores extraños.
En los ELG, en general, y en los DEL, en particular, da especial importancia al
punto de vista en relación con la construcción de una teoría. Es fundamental destacar
el grado de consciencia en la operación que está llevando a cabo. Es ese gesto el que lo
inscribe -como dijimos- en la modernidad y marca una ruptura con la lingüística anterior.

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

Ferdinand de Saussure va, explícitamente, en contra de la idea de la totalidad representada


por el lenguaje. Este conocimiento dado, omnisciente, totalizador es un rasgo del siglo
XIX. En consonancia con el siglo que se inicia, ve claramente que sólo es el sujeto quien
puede dar cuenta de un objeto creado por él a partir de poder encontrar un conjunto de
regularidades que permita caracterizarlo. Una teoría no deja de ser la sistematización de
un punto de vista. La objetividad teórica no deja de ser un grado dentro de la subjetividad
que toda teoría supone para poder formularse.
En la Introducción (título puesto por de Saussure) de DEL sostiene:

En realidad parece imposible dar prioridad a tal o cual verdad de la lingüística


de modo que esta constituya un punto de partida básico. Pero hay cinco o seis
verdades fundamentales tan íntimamente relacionadas entre ellas que se puede
partir tanto de una como de otra para llegar lógicamente a todas las demás, y
a cualquier ínfima ramificación de las mismas consecuencias partiendo de
cualquiera de ellas. (2004, p. 23)

Parte de considerar que hay un conjunto muy limitado de verdades en lingüística


a las que se puede llegar siempre por distintos caminos. Hay que tomar en consideración
que necesariamente debe adoptarse “un punto de partida básico” para poder hacer ese
recorrido. Siempre que este sea postulado, se llegará a ellas. Pero esa adopción debe ser
explícita, porque los puntos de llegada deben ser establecidos. Es el analista el que debe
llevar a cabo esta tarea puesto que es el encargado de fijar la perspectiva del recorrido. Y
pone un ejemplo, preciso y esclarecedor:

Por ejemplo, podemos limitarnos únicamente a este dato:


Es erróneo (e impracticable) oponer forma y sentido. En cambio, es correcto
oponer figura vocal, por una parte, y forma-sentido por otra.
Efectivamente, quien se atenga rigurosamente a esta idea llegara matemáticamente
a los mismos resultados que quien parta de un principio en apariencia muy
distante, por ejemplo:
Es pertinente distinguir en la lengua los fenómenos internos o de conciencia de
los fenómenos externos, directamente asibles. (de Saussure, 2004, p. 23)

Parte de una oposición tradicional que se encarga de esclarecer y, en consecuencia,


desarmar. Es un error, que la tradición lingüística, en general, y gramatical, en particular,
ha consagrado, oponer forma y sentido. Y aclara que la oposición pertinente es figura vocal
/forma-sentido. Lo que sostiene es central puesto que permite diferenciar claramente el
alcance de la lingüística en relación con otras disciplinas con las que se vincula pero que
no son, en rigor, lingüísticas. Lo que se debe oponer no es la forma lingüística de su sentido
(su significado conceptual) porque es imposible: ambos se presuponen, condicionan y
permiten conformar una unidad (que luego llamará “signo lingüístico”). Lo que debe
oponerse es la materialidad biológica (la figura vocal) de la abstracción mental. Ese es

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

el lugar de la lingüística porque los fenómenos lingüísticos son básicamente mentales; su


realidad y alcance, psicológicos. Opera la distinción entre entidad psíquica compuesta del
significado conceptual y su correlato fonológico, por una parte y la realización efectiva,
por otra. La naturaleza psíquica de la unidad le permitirá dar cuenta de la organización
del lenguaje. No hay formas y significados sino que cuando hay una forma, hay un
significado y viceversa. La relación es inherente. Ambas se implican mutuamente. No
hay conceptualización sin realización formal porque la realización formal conlleva esa
conceptualización. La expresión, es decir, la realización de esa relación se ubica en otro
plano. Claramente, de Saussure establece las relaciones de significado que se dan en esta
relación. La realización física, fonética queda fuera de su objeto de estudio. Por eso,
comenzará estableciendo qué es una identidad lingüística al afirmar:

Lo absolutamente particular de una identidad lingüística es que implica la


asociación de dos elementos heterogéneos. Si se nos invitara a establecer la
especie química de una plancha de hierro, de oro, de cobre, por una parte, y a
continuación la especie zoológica de un caballo, un buey o un cordero, estaríamos
ante tareas fáciles; pero si se nos invitara a establecer qué «especie» representa el
extraño ensamblaje de una plancha de hierro atada a un caballo, de una plancha de
oro colocada encima de un buey o de un cordero que llevara un adorno de cobre,
nos escandalizaríamos y declararíamos que es una tarea absurda. El lingüista debe
comprender que es precisamente ante esta tarea absurda ante la que se halla de
inmediato y desde el comienzo. Trata de escaparse, permítasenos la expresión
en este caso demasiado exacta, saliéndose por la tangente, es decir, clasificando,
como parece lógico, las ideas para ocuparse después de las formas, o, a la inversa,
de las formas para ocuparse después de las ideas; y en los dos casos no acaba de
entender lo que constituye el objeto formal de su estudio y de sus clasificaciones,
esto es, exclusivamente el punto de encuentro de ambos ámbitos. (2004, p. 24)

Establece que la identidad lingüística está determinada por una heterogeneidad


constitutiva. No se postula que se está trabajando—y es importante destacarlo porque
su punto de vista es preciso—con elementos complejos en función de los lugares que la
tradición le ha asignado: los aspectos mentales (las ideas en tanto elementos abstractos)
y los aspectos biológicos (las formas en tanto elementos concretos). Pero de Saussure
va justamente en contra de esta dicotomía; entiende que ambas forman parte de la
especificidad del lenguaje más allá de lo que, a primera vista pueda pensarse. Hay una
simultaneidad que no permite la oposición que fija la filiación histórica tradicional. La
dualidad es constitutiva del lenguaje y su inscripción mental es determinante. De ahí las
comparaciones que, en principio, hacen pensar en algo absurdo. El “absurdo” es el nuevo
punto de vista que no se inscribe en el modo de pensar dominante: la dualidad (forma/
contenido) y, a partir de ella, la oposición (material/mental). La tradición cartesiana
domina pero encuentra en su postura una restricción. No se trata de las dimensiones
material y psíquica sino solamente de una de ellas (la psíquica), compuesta de dos instancias
mutuamente interdependientes: el concepto y su realización abstracta. La comparación
con una disciplina como la química (una ciencia empírica) permite claramente mostrar
la naturaleza del contraste que está tratando de establecer. El ejemplo de la química le
permite detectar también la imprecisión de sus afirmaciones:

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

Por último, se puede decir que esta comparación es inexacta por cuanto los
dos elementos del aire son materiales, mientras que la dualidad de la palabra
representa la dualidad del ámbito físico y psicológico. Presentamos aquí esta
objeción de manera incidente y sin importancia para el hecho lingüístico; la
señalamos de pasada para declararla no adecuada y directamente contraria a todo
cuanto afirmamos. Los dos elementos del aire son de orden material, y los dos
elementos de la palabra son, por el contrario, de orden mental; nuestro punto de
vista constante será decir que no sólo la significación sino también el signo es un
hecho de conciencia puro. (Y a continuación que la identidad lingüística en el
tiempo es simple.) (2004, pp. 24-25)

Con suma claridad establece la naturaleza mental de la identidad más allá del
correlato físico que se le pueda atribuir. Entiende que la naturaleza mental se realiza
físicamente, pero solamente que la naturaleza del signo y la significación (la relación entre
la forma y el significado) son mentales. Y ese será su punto de vista: el psíquico.
Una vez fijada qué es una identidad y la perspectiva que permitió su establecimiento,
se detendrá en la naturaleza de esa perspectiva. Hará explícitos los límites que ella impone
de la siguiente manera. En el apartado “Posición de las identidades” (título puesto por de
Saussure) afirma:

Se falta a la verdad si se dice: un hecho de lenguaje exige ser examinado desde


varios puntos de vista; incluso si se dice: este hecho de lenguaje será realmente dos
cosas diferentes según el punto de vista. Pues se empieza por suponer que el hecho
de lenguaje nos es dado fuera del punto de vista. Hay que decir: primordialmente
existen puntos de vista; si no, es sencillamente imposible captar un hecho de lenguaje
(2004, p. 25, mis cursivas)

Aquí tenemos un elemento fundacional y original: la conciencia de la imposibilidad


de dar cuenta de la totalidad. La construcción teórica solía (suele) estar ligada al grado de
objetividad que comporta. En este caso, de Saussure tira abajo un criterio de objetividad
consagrado por la tradición racionalista y la confianza positivista. La objetividad es la
proyección de la subjetividad en un grado determinado de explicitación y de interpretación.
Esa es la operación que lleva a cabo de Saussure. Hay solamente puntos de vista; no hay otra
cosa. Sólo hay sujetos que, desde sus perspectivas, crean teorías. Las teorías son creación
dependiente de la subjetividad de quienes las producen. No hay teorías, más allá de los
teóricos que las postulan. Hay sujetos que conforman, que postulan, que crean, que arman
teorías. El concepto de subjetividad es el concepto central que representa el punto de vista.
Si bien esto aparece en el CLG, no tiene en él la importancia que de Saussure le asigna.
Que haya un fenómeno común, el lenguaje, no significa que su estudio no obedezca a
perspectivas diferentes más allá de los nombres que se utilicen. Son los sujetos los que
hacen posibles las teorías porque son ellos quienes, desde sus perspectivas, se enfrentan
al fenómeno (el lenguaje) y deciden analizarlo. Pero ese fenómeno no es abarcable sino
a partir de aspectos diferenciables que pueden ser sistematizados de maneras diferentes.
Estudiar el lenguaje es una imposibilidad teórica. El lenguaje aparece como algo dado y

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

en una teoría nada es dado, todo es construido. Serán las diferentes perspectivas las que
permitan dar cuenta de los distintos aspectos de fenómenos complejos como el lenguaje.
El conocimiento del lenguaje es siempre indirecto; está mediado por la subjetividad que
se imprime en la construcción teórica que lo analiza.
Del único elemento del que se puede partir es de esta identidad, que cada punto
de vista ubicará en el lugar y con el alcance que le corresponde. Ferdinand de Saussure es
absolutamente enfático (énfasis ausente, como dijimos, en el CLG) con respecto a los hechos
de lenguaje. ¿Se puede examinar desde múltiples puntos de vista? Por supuesto. ¿Hay un
punto de vista mejor o peor? Hay puntos de vista, afirma. El plural es determinante aquí.
Lo que aparece con la emergencia de esta autoconsciencia del recorte del objeto
de estudio es la imposibilidad de establecer un criterio de verdad última, que la tradición
atribuye al discurso científico. La verdad la construyen las teorías dentro de ellas. Una
verdad que trasciende el límite autoimpuesto de una teoría no es una verdad científica.
Lo que importa es el marco (clara metáfora) que fija un determinado punto de vista. El
marco no precede, sino que es establecido por el punto de vista. Si no hay punto de vista,
no hay marco. El conocimiento depende de los límites del marco. Puedo saber qué se
propone una teoría, si entiendo los límites dentro de los cuales se ubica. Los puntos de
vista pueden ser muy diversos y no necesariamente tienen que ser convergentes. Ahí reside
la gran originalidad y novedad saussureana. Tiene un grado de total autoconsciencia de
los límites de la tarea que está llevando a cabo. Saussure teoriza y, al mismo tiempo, como
un epistemólogo, piensa lo que hace a partir de los límites de lo que está haciendo.
El punto de vista está en directa relación con el objeto que una teoría recorta y
que permitirá identificarla como tal. En el punto siguiente de DNL que de Saussure titula
“Naturaleza del objeto en lingüística” se pregunta:

¿Hay un objeto primero e inmediato, un objeto dado ante el que se encuentra la


lingüística, un conjunto de cosas que aparecen ante los sentidos, como en el caso
de la física, la química, la botánica, la astronomía, etcétera?
De ningún modo y en ningún momento: se sitúa en el extremo opuesto de las
ciencias que pueden partir de los datos de los sentidos.
Una sucesión de sonidos vocales, por ejemplo mar (m + a + r) es quizá una entidad
que pertenece al ámbito de la acústica o de la fisiología; pero en ese estado no hay
razón alguna para considerarla una entidad lingüística.
Una lengua existe si a m + a + r va unida una idea .
De esta constatación probablemente trivial se sigue:
1º que no hay ninguna entidad lingüística que pueda ser dada, que sea dada de
modo inmediato por los sentidos; pues ninguna existe fuera de la idea que se le
puede unir.
2º que no hay ninguna entidad lingüística, de las que nos son dadas, que sea simple,
ya que incluso reducida a su expresión más sencilla obliga a tener en cuenta a la
vez un signo y una significación, y que discutir esta realidad u olvidarla significa
arrebatarle directamente su existencia lingüística, arrojándola por ejemplo al
ámbito de los hechos físicos;”

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

3º que la unidad de cada hecho de lenguaje es consecuencia, en primer lugar, de un


hecho complejo que consiste en la unión de los hechos, y además es consecuencia
de una unión de un género extremadamente particular: una unión en que, en
esencia, nada hay en común entre un signo y lo que significa;
4º que por lo tanto la empresa de clasificar los hechos de una lengua se encuentra
ante el siguiente problema: tener que clasificar emparejamientos de objetos
heterogéneos (signos-ideas) y en modo alguno, como se tiende a suponer, clasificar
objetos simples y homogéneos, como ocurriría si tuviéramos que clasificar signos
o ideas. Existen dos gramáticas, una que parte de la idea y otra que parte del signo;
las dos son falsas o incompletas. (2004, pp. 25-26)

La operación de Saussure es muy clara: sacar a la lingüística del ámbito de los


hechos naturales, físicos, empíricos y ubicarla en la dimensión mental, abstracta, racional.
Está pensando en la organización de un sistema que, luego, podrá realizarse de manera
efectiva. Pero esto se ubicará fuera de su objeto: no está dentro de su punto de vista. Más
allá de que él se forma en una escuela donde el dato es muy importante; pero ese dato,
dentro de su concepción pasa a ser identidad lingüística relacionable con otras identidades
lingüísticas. Se pasa de lo que, empíricamente, aparece a lo que se construye a partir de
un punto de vista recortado en función de la teoría creada. Ese es un pasaje determinante.
Benveniste lo señalaba para establecer la diferencia existente entre la lingüística del siglo
XIX a la del XX cuando afirmaba:

La noción positivista del hecho lingüístico es sustituida por la de relación.


En lugar de considerar cada elemento en si y de buscar la “causa” en un
estado más antiguo, se considera como parte de un conjunto sincrónico; el
“atomismo” deja el sitio al “estructuralismo”. Aislando en lo dado lingüístico
segmentos de naturaleza y extensión variables, se apartan unidades de varios
tipos; hay que caracterizarlas por niveles distintos, cada uno de los cuales
hay que describir en términos adecuados. De ahí un gran desenvolvimiento
de la técnica de análisis, pues todos los itinerarios deben ser explícitos.
(Benveniste 1963 (1980, p. 24, cursivas en el original)

Del dato a la relación; de la omnisciencia al punto de vista. A de Saussure le interesa


la relación, que supone un proceso de abstracción a partir de la determinación de un
punto de vista.
Establecida la identidad lingüística, se enfrenta al objeto dentro del que se ubicarán
esas identidades. Operación compleja de la que dice en el apartado titulado por los editores
“Enfrentarse al objeto”:

3a [Enfrentarse al objeto]
Quien se sitúa ante el objeto complejo que es el lenguaje para estudiarlo se
enfrentara a ese objeto por tal o cual lado, que nunca será todo el lenguaje,
suponiendo que haya sido muy bien escogido; y si esta peor escogido puede llegar

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
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a dejar de ser de orden lingüístico o bien representar una confusión de puntos de


vista inadmisible después.

Hay algo primordial e inherente a la naturaleza del lenguaje y es que, cualquiera


que sea el lado por el que se intente abordarlo -justificable o no- jamás se
podrá descubrir en el otra cosa que individuos, es decir, seres (o cantidades)
determinados en si mismos y sobre los cuales se opera después una generalización.
Pero PRIMERO es la generalización, y no hay nada fuera de ella: y como la
generalización supone un punto de vista que sirve de criterio, las entidades
primeras y más irreducibles de las que puede ocuparse el lingüista ya son producto
de una operación latente de la mente. De ello se sigue inmediatamente que toda
lingüística consiste no [ ] sino materialmente en la discusión de los puntos de
vista legítimos: sin lo cual no hay objeto (2004, p. 28, mayúsculas en el texto,
mis cursivas)

Ferdinand de Saussure advierte que el objeto creado a partir del punto de vista
debe responder a la naturaleza lingüística que lo determina. Y esta advertencia la hace
en función de la complejidad propia del fenómeno que sirve de base para llevar a cabo
esta operación: el lenguaje. Una vez que se ha fijado un objeto, se debe ser consecuente
con él y no incluir otros puntos de vista es decir, otras perspectivas teóricas que no
son compatibles con él. Por eso, entiende que debe partirse de generalizaciones que
no admiten nada fuera de ellas. Las clasifica de “irreductibles”, es decir, básicas y no
discutibles; obedecen, por lo tanto, a la operación mental que supone la construcción
de una teoría. Se fijan los supuestos de una teoría a partir de los límites impuestos
por el punto de vista. Eso no es discutible. La claridad teórico-epistemológica se
hace, una vez más, evidente. Señala los condicionamientos que toda teoría conlleva:
un objeto no existe sin punto de vista y las generalizaciones a partir de ese objeto
no son materia de discusión.
Señalará (en el apartado titulado por los editores como “Lingüística y fonética”)
la necesidad de ser rigurosos cuando nos inscribimos en un determinado punto de vista
haciendo una crítica solapada a sus colegas (representados por el sintagma “cierto punto
de vista”) al afirmar:

El defecto persistente y sutil de todas las distinciones lingüísticas es el de


creer que si se habla de un objeto desde cierto punto de vista, se ha adoptado,
consecuentemente, dicho punto de vista; en nueve de cada diez casos es
precisamente lo contrario lo que sucede, por una razón muy sencilla:
Para empezar, recordemos, en efecto, que el objeto en lingüística no existe; no está
determinado en si mismo. Por lo tanto, hablar de un objeto, nombrar un objeto,
no es más que invocar un punto de vista determinado A.
Tras haber nombrado un objeto determinado y haber establecido el punto de vista
A, que sólo existe absolutamente en el orden A y que fuera de dicho orden ni
siquiera sería algo delimitable, tal vez se podría (en algunos casos) ver como se
presenta este objeto del orden A, visto según B.

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
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En ese momento ¿se está en el punto de vista A o en el punto de vista B? Se


responderá normalmente que se está en el punto de vista B; y una vez más se
caerá en el espejismo de que las entidades lingüísticas tienen una existencia
independiente. La más difícil de captar, pero la más beneficiosa de las verdades
lingüísticas, es comprender que en ese momento, por el contrario, no se ha dejado
de estar fundamentalmente en el punto de vista A, por el solo hecho de usar un
término del orden A, cuya propia noción se nos escaparía según B.
Inmenso circulo vicioso que sólo puede romperse sustituyendo de una vez por
todas en lingüística la discusión de los «hechos» por la de los puntos de vista,
puesto que no hay la menor huella de hecho lingüístico, ni la menor posibilidad
de percibir o determinar un hecho lingüístico sin haber adoptado previamente un
punto de vista. (2002, p. 29)

Es notable la claridad con la que observa que el tratamiento de los problemas


depende de la perspectiva de análisis que debe, siempre, ser rigurosa con el objeto de
estudio recortado. No hay, en última instancia, hechos sino puntos de vista que, a partir
del marco recortado se ubican y adquieren una determinada existencia en virtud de ese
marco. Los marcos permiten que las reglas del juego teórico se especifiquen y cobren
sentido. No podemos analizar ni evaluar ni valorar determinado aspecto del lenguaje
a partir de una teoría si el tratamiento al que lo estamos sometiendo es el de otra. Las
teorías son evaluables dentro de sus propios parámetros, dentro de y en función de
sus límites. Ferdinand de Saussure anticipa el criterio de inconmensurabilidad que
propondrá mucho tiempo después Thomas Kuhn (1962) y Paul Feyerabend (1970).
La historia de las teorías lingüísticas contemporánea podría servir de claro ejemplo al
respecto. Los deslizamientos hacen que, muchas – tal vez demasiadas – veces se haga
un análisis de un fenómeno de una teoría X pero pensando en los supuestos de una
teoría Y. Un ejemplo paradigmático es la extensión del criterio estructural de nivel de
análisis lingüístico más allá de la sintaxis. Las razones de por qué esta extensión no puede
llevarse a cabo las dio Benveniste en su clásico artículo de 1963 (1980, pp. 118-132). Sin
embargo, ese término se sigue utilizando, la mayoría de las veces indiscriminadamente,
para la semántica, la pragmática, y las unidades texto y discurso para nombrar, tal vez,
los más representativos.

Conclusiones
Hemos tratado de mostrar, a partir de un relevo de un conjunto de fragmentos
representativos, la preocupación teórico-epistemológica de Ferdinand de Saussure.
Nos concentramos en la reiterada y enfática caracterización que hace del “punto
de vista” en relación con la posibilidad de construcción de una teoría lingüística, en
particular, y una teoría, en general. Además, señala la necesidad de que una vez inscripto
dentro de ella, uno debe manejarse dentro de los límites que la teoría tiene, ya que no es
sino el resultado de la sistematización de un punto de vista.
Ferdinand de Saussure representa con claridad el final de una época representada
por la omnisciencia, la creencia en que la totalidad era, de algún modo abarcable. La

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lección del maestro es clara: el todo es una imposibilidad teórica. Será solo la parte la
que permitirá una aproximación (siempre limitada) a ese todo, en principio, imposible
de conocer sistemáticamente. Si aspiramos al rigor en el enfoque de un fenómeno tan
complejo como el lenguaje, debemos posicionarnos y ser consecuentes con el punto de
vista que adoptemos para dar cuenta de aquellos aspectos que, dentro de la perspectiva
adoptada, se toman en consideración.
Nada está dado en una teoría; todo depende siempre del sujeto que la construye.
Ese recorte debe ser coherente y consistente con lo que se propone. Si queremos dar cuenta
de que el lenguaje es sistemático, es necesario operar un recorte que tome aquella parte del
lenguaje que podrá dar cuenta de aquello que lo fundamenta.
Ferdinand de Saussure coincide en esto con otro filólogo y filósofo contemporáneo
a él. Friedrich Nietzsche sostiene:

Contra el positivismo, que se queda en el fenómeno “sólo hay hechos”, yo


diría, no, precisamente no hay hechos, sólo interpretaciones. No podemos
constatar ningún factum “en sí”: quizás sea un absurdo querer algo así. “Todo
es subjetivo”, decís vosotros: pero ya eso es interpretación, el “sujeto” no es algo
dado sino algo inventado y añadido, algo puesto por detrás. - ¿Es en última
instancia necesario poner aún al intérprete detrás de la interpretación? Ya eso
es invención, hipótesis. En la medida en que la palabra “conocimiento” tiene
sentido, el mundo es cognoscible: pero es interpretable de otro modo, no tiene un
sentido detrás de sí, sino innumerables sentidos, “perspectivismo”. Son nuestras
necesidades las que interpretan el mundo: nuestros impulsos y sus pros y sus
contras. Cada impulso es una especie de ansia de dominio, cada uno tiene su
perspectiva, que quisiera imponer como norma a todos los demás impulsos.
(1886-1887, fragmento 7 [60])

Ubicado dentro del perspectivismo, Nietzsche problematiza la concepción de


realidad del cientificismo positivista que supone que el mundo es un conjunto de hechos
estructurados independientemente de toda teoría a los que el científico accede como
un sujeto sin subjetividad, un sujeto objetivo. No hay hechos, hay interpretaciones que
dependen del sujeto. El perspectivismo que sostiene en el plano filosófico es correlacionable
con el que de Saussure sostiene en el plano teórico-lingüístico. No hay datos sino posibles
relaciones entre elementos que dentro de una teoría adquieren un valor relativo. Pero
siempre está el límite: el sujeto (un lingüista, en este caso), es decir, el punto de vista (su
punto de vista). Y sin él, no hay teoría posible.

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La consciencia del límite: punto de vista y construcción teórica en la obra escrita por Ferdinand de Saussure
Salvio Martín Menéndez

Bibliografía

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General I, pp. 118-132. México: Siglo XXI

Benveniste, E. (1963). Ojeada al desenvolvimiento de la lingüística. En: Problemas de


lingüística General I, pp. 20-32. México: Siglo XXI

Bouquet, S. (2000). La linguistique générale de Ferdinand de Saussure. Textes et retour


aux textes. Historiographia Lingüística XXVII: 2/3: 265-277

Bouquet, S. (2010). D’une épistémologie néosaussurienne de la linguistique à la question


de l’universalité des droits de l’homme. RIFL 3: 12-10 (Saussure filosofo del
linguaggio, 10).

Feyerabend, P. (1970). Against Method. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Godel, R. (1957). Les sources manuscrites du Cours de Linguistique générale de F. de


Saussure. Ginebra: Droz.

Kuhn, T. (1962). La estructura de las revoluciones científicas. México: F.C.E.

Nietzsche. F. (1886-1887). Fragmento 7 [6o] En Fragmentos póstumos IV. Edición


española dirigida por Diego Sánchez Meca. Madrid: Tecnos.

de Saussure, F. 1916. Curso de lingüística general. Edición crítica preparada por Tulio di
Mauro. Madrid: Alianza.

de Saussure, F. 2002. Escritos de lingüística general. Edición de S. Bouquet y Rudolf Engler.


Barcelona: Gedisa.

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas

Saussure: languages’dichotomy or complexity

Dora Riestra*
Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

Este artículo busca destacar algunos conceptos de Saussure revisitados dentro del diseño
de su programa de la semiología, que permaneciera oculto durante un siglo por avatares históricos
diversos.
La formulación de algunas claves para discutir conceptos saussureanos que fueron
comprendidos erróneamente, a partir de lo que podemos saber hoy en base a sus propios
manuscritos encontrados en la casa familiar, tiene la finalidad de estimular el análisis. Entre
estos conceptos, tanto el de lo dual, como el concepto de lo arbitrario, son los ejes teóricos de las
relecturas iniciadas por De Mauro en los años 60 del siglo pasado.
Asimismo, las que fueron llamadas dicotomías como sincronía-diacronía o lengua y habla
pueden ser analizadas en la dimensión de la dinamicidad temporal, tan poco comprendida, como
sucedió con el concepto del signo y la creatividad, una clave semiológica fundamental.
En síntesis, estas relecturas nos permiten revisar desde el signo lingüístico las concepciones
del lenguaje y las lenguas, en función de su transmisión y la enseñanza de la gramática desde la
perspectiva semiológica.
Palabras clave: Semiología, Relecturas, Conceptos clave, Signo y creatividad

Abstract

This article highlights some of Saussure’s concepts revisited within the design of his
semiology program, which have remained hidden for a century due to various historical vicissitudes.
The formulation of some keys to discuss Saussurean concepts that have been misunderstood,
based on what we can know today thanks to their own manuscripts found in the family home, is
intended to stimulate analysis. Among these concepts, both the dual and the arbitrary are the
theoretical axes of the re-readings initiated by De Mauro in the 60s.
In the same way, the so called dichotomies such as synchrony-diachrony or language and
speech can be analyzed in the dimension of temporal dynamics as well as the concept of the sign
and creativity, a fundamental semiological key.

* Argentina. Docteure en Sciences de l’Éducation. Université de Genève (Suisse). Profesora Titular Consulta
en Programa de Posgrado en Ciencias del Lenguaje y Enseñanza de las lenguas (Universidad Nacional de
Río Negro- Sede Andina). Docente investigadora (Categoría I) en Universidad Nacional de Río  Negro.
driestra@unrn.edu.ar

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

In summary, these re-readings allow us to review the conceptions of language and


languages ​​from the linguistic sign, based on their transmission and the teaching of grammar from
a semiological perspective.
Keywords: Semiology, Rereading, Key concepts, Sign and creativity.

Presentación
Fue a través de la Introducción de Tullio De Mauro al Curso de Lingüística General
(CLG), en la edición francesa de Payot de 1973, que se publicaron, por primera vez, en una
edición del Curso, las claves de Saussure para entender la complejidad de las lenguas.
El CLG que leí y había entendido en la década del 60, estaba muy alejado de los
puntos básicos que propongo revisar aquí, después de haber conocido, en los años 2000,
los textos originales de este creador de la semiología como disciplina. Por eso sostengo
que las nuevas lecturas de Saussure son, ante todo, revisiones conceptuales que interpelan
los conocimientos lingüísticos. La compleja relación entre fenómenos y conceptos nos
plantea descubrimientos y líneas de investigación en nuestra tarea académica dual de
docentes e investigadores.
Mi primera lectura de la introducción de De Mauro fue en 2006, cuando ya había
leído el texto de Saussure “De la doble esencia del lenguaje”, encontrado en 1996, publicado
en 2001 y traducido al castellano en 2004 en el volumen de Escritos sobre lingüística general
(ELG).
Hoy, desde relecturas de Saussure, que constituyen una búsqueda permanente
frente a la complejidad del lenguaje humano y la diversidad de lenguas, entendemos que
los fragmentos y los textos originales, contrapuestos a los textos de los autores del CLG,
se conjugan con textos de los comentaristas actuales como Bouquet, Bronckart, Bota,
Bulea, Beguelin, Rastier y otros, que van realizando sus aportes interpretativos de la teoría
saussureana.
Puede decirse que la primacía en la comprensión de la teoría saussureana y, sobre
todo, el relevamiento del orden epistemológico de la misma fue de Tullio de Mauro, quien
logró transmitirla en esa introducción a la edición revisada del curso, mucho antes de que
aparecieran los manuscritos. El trabajo del italiano en la interpretación de los textos de
los redactores del CLG y de los escasos textos manuscritos de Saussure, históricamente
situados, es una actividad de enseñanza más de la extensa labor docente que desempeñó
De Mauro. La explicación epistemológica realizada por él anticipa, sin saberlo entonces,
esa lectura posterior de los escritos y las notas del Fondo BPU-1996, los textos inéditos de
Ferdinand de Saussure que están hoy en la biblioteca de la Universidad de Ginebra.
Con la publicación de los ELG se rompe el esquema de la lectura de las dicotomías,
una lectura en la que dos o tres generaciones fuimos formadas y que aún continúa
repitiéndose en muchas universidades. El Saussure que se lee y sigue estudiándose es el
del CLG, con algunas escasas irrupciones de los ELG; puedo afirmar que en la formación

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
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de grado en las carreras de Letras la lingüística general transmitida desconoce los ELG;
la inclusión de algunos textos de esta obra en la bibliografía de los posgrados, como las
conferencias o “De la doble esencia del lenguaje”, constituye una cuestión incipiente
respecto de la divulgación de los conceptos revisitados de Saussure.
Ante este panorama de escasa difusión de la teoría y las concepciones de las ideas
semiológicas saussureanas, surgen dos vías de hipótesis: o los investigadores van por otros
senderos epistemológicos respecto de las cuestiones lingüísticas o las especialidades de
las áreas de investigación lingüística han llevado a clausurar espacios de interconexión
entre sí, en particular, algunas fronteras interdisciplinarias. Me refiero a la articulación de
las disciplinas formulada por Morin (1998) y su posición acerca de la complejidad de los
estudios de las ciencias humanas y sociales, que resultó auspiciosa como marco para la
discusión epistemológica, pero en el campo de la investigación no tuvo hasta el momento
los efectos esperados.
En este sentido, sobre la articulación disciplinar, puede decirse que el descubrimiento
de la Semiología fue un anticipo del paradigma de la complejidad, de parte de Saussure, al
definirla de este modo:

La distinción fundamental y única en lingüística depende por lo tanto de saber:


-si se considera un signo o una figura vocal como signo (Semiología=morfología,
gramática, sintaxis, sinonimia, retórica, estilística, lexicología, etcétera, pues todo
eso es inseparable), lo que implica directamente cuatro términos irreducibles
y tres relaciones entre esos cuatro términos y que, además, las tres deben ser
transportadas por el pensamiento a la conciencia del sujeto hablante; (ELG, pp.
48-49)

Todas las áreas de los campos y estudios del lenguaje están allí comprendidos
en la definición de la Semiología. Como sostiene De Mauro, serán necesarias muchas
experiencias inspiradas por una interpretación parcial, antes de que se perfile la posibilidad
y aparezca la teoría de Saussure en su complejidad integral y original.
Las parcialidades de la compleja descripción de Saussure no lograron integrarse
en los apuntes que dieron origen al CLG. Sabemos que los discípulos ginebrinos no lo
entendían como él esperaba y sus intentos de explicar desde diferentes puntos de vista
llevaron a que esas descripciones quedaran fragmentadas en el CLG y, aún más, se
analizaran posteriormente como las “dicotomías” del signo de Saussure, una concepción
que no aparece en esos términos en los textos manuscritos encontrados.
Con este artículo intento colocar cómo la sincronía y la diacronía implican a la
vez la ejecución o el “habla” y la “lengua” o el sistema, sin ser dicotomías descriptivas del
fenómeno, sino simultaneidades de ocurrencias.
Las cuestiones epistemológicas que Saussure definió como problemáticas a
ser abordadas no se consideraron en las lecturas del CLG y ahí se produjo la ruptura
epistemológica con un autor visionario, que fue leído en la academia de su época como
portador de algunas novedades descriptivas de la relación entre lengua y habla, como

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si se tratara de pequeñas rupturas epistemológicas dentro del paradigma hegemónico


neogramático; en realidad, se leyó en continuidad con el objetivismo abstracto del siglo XIX,
por no haber percibido la profundidad de las rupturas saussureanas y, fundamentalmente,
por no haber sido entendido su punto de partida respecto del estudio del fenómeno bio-
psico-social del lenguaje humano.
Además, después de la segunda guerra mundial Saussure fue leído como un autor
de principios de siglo, un autor del contexto previo a la guerra de 1914, anterior a la “belle
époque” y las vanguardias literarias europeas y, sobre todo, anterior al existencialismo de
posguerra. Dicho de otro modo, las lecturas sesgadas de un Saussure fragmentado en la
recepción impidieron estudiar exhaustivamente su aporte programático. Fue interpretado
desde el racionalismo cartesiano y en la continuidad de la concepción occidental objetivista
abstracta; es decir, sus descubrimientos se analizaron como explicaciones conceptuales,
sin asidero en el fenómeno del lenguaje. En consecuencia, el empirismo de Saussure fue
ignorado en los estudios basados en el CLG. Recién cuando se toma contacto con los
manuscritos, sobre todo el texto “De la doble esencia del lenguaje”, aparece delineado el
enfoque empírico saussureano.
De Mauro descubre este Saussure treinta años antes de la aparición de los textos de
1996 y realiza un análisis pionero que será retomado y redimensionado recién a comienzos
del siglo XXI. Después de lecturas minuciosas, el lingüista italiano alcanza a delinear la
biografía científica del lingüista ginebrino en sus aperturas y conclusiones y, además,
estudia los textos de los discípulos de Saussure como Godel y Engler, que habían tomado
notas en los cursos. Es importante tener en cuenta que ni Bally ni Sechehaye habían asistido
a los cursos, por lo tanto, estos redactores del CLG no entendieron – según De Mauro- la
“forma definitiva de la concepción saussureana” porque él mismo Saussure modificaba
las metáforas utilizadas para explicar los conceptos nuevos. Lo señala De Mauro con total
claridad al revisar los textos de los discípulos (Godel y Engler) participantes de los cursos
de Ginebra:

El hecho es que sólo la materia de sus reflexiones le ha sido dada por su época;
pero la forma definitiva de la concepción es originalmente suya. Llegar a esta
forma fue el problema central de su biografía científica e intelectual, al término
de treinta años de investigaciones insatisfechas. En los últimos años de su vida él
la alcanza y traza los contornos en las aperturas, las conclusiones, los momentos
principales del segundo y del tercer curso de lingüística general (1908-1909, 1910-
1911) en Genève. Los trabajos recientes de R. Godel y R. Engler nos permiten
afirmarlo (De Mauro 1973, Parte IV, traducción nuestra).

Es conocida la controversia y las disputas conceptuales entre las diferentes ediciones


en francés del CLG, pero no es objeto de este artículo, en particular, porque en castellano
solamente disponemos de la traducción de Amado Alonso.

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

La falsa dualidad en las malas lecturas y el concepto saussureano de lo dual


La distinción entre el “habla” como ejecución y la “lengua” como saber, implica
contemplar la simultaneidad de dos aspectos inherentes al lenguaje humano. Pero los
puntos de vista no son la dualidad que presenta Saussure. Sin embargo, las malas lecturas
del siglo XX realizaron un reduccionismo que heredamos en nuestras formaciones
universitarias y, como todos los reduccionismos son simplificadores; desde esta reducción
se instaló durante el siglo pasado la noción de “dicotomías” y “antinomias” saussureanas.
En la edición en castellano (traducción de la versión francesa de 1945), en la introducción,
el prólogo y las notas de Amado Alonso (quien en realidad, de alguna manera interpreta a
Saussure), se simplifica la complejidad del fenómeno indagado para reducirlo a dos tipos
de estudios, el de la sincronía como lo interno y el de la diacronía como lo externo, como si
se tratara del funcionamiento interno (sincrónico) de la lengua y su evolución (diacrónica)
externa. De este modo lo hemos recibido simplificado, tal como fuera transmitido por
Alonso:

sigue en su plena validez el doble punto de vista para el doble estudio:


el sincrónico, el hablante que vive internamente el funcionamiento de
una lengua; en el diacrónico, el externo del historiador, que contempla
transformaciones sucesivas […] El destino de la otra famosa antinomia, la
de lengua y habla, está implicado en el de la diacronía y sincronía, como que
la inconexión de éstas se basaba en la postulada inconexión de lengua y habla
(Alonso,1961, p. 20)

Encontramos en la cita dos malentendidos superpuestos. El primero es el de


considerar sincronía y diacronía como conceptos atribuidos a un cierto tipo de estudios,
según afirmó Alonso y, en consecuencia, así fue entendido desde las concepciones
esquemáticas de las lecturas del CLG en castellano. En realidad, Saussure no formuló estos
conceptos como si describiera dos tipos de investigaciones, sino como la aprehensión y
descripción del fenómeno lingüístico de la arbitrariedad, la mutabilidad, la inmutabilidad,
la linealidad y la discrecionalidad del signo. Se trata de las percepciones descriptoras de la
realidad del lenguaje, cuyo cambio permanente de estados de lengua intentó mostrarnos
con diversos analogismos o metáforas, en función de exponer esos principios encontrados
a partir de la arbitrariedad radical del signo lingüístico. Pero un dato importante a destacar
es que estos descubrimientos no eran comprendidos, ni fueron asimilados en la concepción
lingüística de su época (y que hoy, en parte por desconocimiento de la temática abordada,
como una cosmovisión compleja del fenómeno del lenguaje humano, continúa sin ser
entendida). Para Alonso, la segunda “famosa dicotomía”, como la llama, es la de “lengua” y
“habla” como dos aspectos “inconexos” (lo individual y lo social), porque esta lectura del
planteo de Saussure no aborda las contradicciones como entidades simultáneas, sino como
opuestos que define por “inconexión”; se consideraba, por una parte, la naturaleza del
fenómeno social de la lengua y, por otra, la naturaleza del fenómeno individual del habla,
dos órdenes de análisis superpuestos. Tampoco se entendió la dualidad del fenómeno en
la dimensión temporal como cambio y “movimiento incesante”, que es una de las claves
saussureanas para analizar el lenguaje.

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

Para entender cómo Saussure planteó un cambio de paradigma, no solamente


lingüístico, sino filosófico del lenguaje humano, es necesario aclarar el significado de lo
dual. El concepto de dualidad no fue formulado como antinomia, sino como simultaneidad
del punto de vista de una entidad que supone la unión indisociable de elementos de
diferente naturaleza o índole. Es el concepto de arbitrariedad lo que explica la constitución
de la significación, que se produce entre lo individual y lo social (colectivo) como una
continuidad, a la vez que como conjunción de elementos de diferente orden del ser (sonido
y sentido), unidos sin ninguna explicación racional o causal que sea fundamento de la
conjunción o unión indisociable.
Desde la perspectiva del interaccionismo sociodiscursivo, consideramos, con
Bronckart (2002), que este tipo de posición epistemológica como la sustentada por Alonso
en el prólogo del CLG, corresponde a una concepción representacionalista del lenguaje,
en el sentido de que el pensamiento o la noesis, como proceso, sería anterior a la semiosis
como la acción de significar.
Para comprender en Saussure (ELG) por qué el concepto de signo lingüístico
revolucionó las ciencias humanas y sociales en general y la lingüística en particular, al
postular no la separación de dos objetos sino la unión de dos elementos disímiles: la
fonía / fonación y el significado o sentido, ambos elementos (vocal y mental) unidos
indisociablemente en el signo, atendemos a la definición de dualismo y dualidad, que
cobra un sentido dinámico por la relación sincrónica y diacrónica de la lengua:

El dualismo profundo que divide el lenguaje no reside en el dualismo del sonido


y de la idea, del fenómeno vocal y del fenómeno mental; esa es la manera fácil y
perniciosa de concebirlo. El dualismo reside en la dualidad del fenómeno vocal
COMO TAL y del fenómeno vocal COMO SIGNO, por el hecho físico (objetivo)
y por el hecho físico-mental (subjetivo), y en absoluto por el hecho «físico»
del sonido por oposición al hecho «mental» de la significación. Hay un primer
ámbito, interior, psíquico, en el que existen tanto el signo como la significación,
indisolublemente unidos; y hay un segundo ámbito, exterior, en el que sólo existe
el «signo», pero en ese instante el signo reducido a una sucesión de ondas sonoras
sólo merece, en nuestra opinión, el nombrede figura vocal. (ELG, 2004, p. 26)

Hasta 1996, fecha en la que saliera a la luz el texto “De la doble esencia del lenguaje”,
Saussure lo había mencionado en diversas ocasiones, pero no había sido publicado. Las
discusiones profundas, que estaban restringidas a conversaciones esporádicas con pocos
especialistas, sirvieron como registro oral de las preocupaciones que el ginebrino no quiso
hacer públicas. Estos datos son repuestos por De Mauro, tan esclarecedor del verdadero
Saussure, como crítico de las lecturas esquemáticas anteriores, puesto que él mismo, en la
introducción al CLG de 1973, es quien introduce la noción de “arbitrariedad radical” del
signo lingüístico saussureano.
Sostiene que las clases que Saussure llama “significantes” y “significados”, como
nosotros podemos decirlo hoy sin dificultad, son clases “abstractas”, aunque este término
en el siglo XIX, bajo la influencia kantiana, significaba lo “dejado de lado”, sin utilidad
concreta. Por eso Saussure no usa el término “abstracto”. Este es un aporte aclaratorio de

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

De Mauro, respecto del porqué del uso de los términos aristotélicos en las explicaciones
de Saussure:

La designación de las relaciones entre lengua y habla desde la realización activa


es hecha por Saussure adoptando los viejos términos escolásticos de potencia y de
acto, pero le es más difícil designar las mismas relaciones desde la audición. La
facilidad con la que en el segundo tercio del siglo XX podemos adoptar términos
como abstracto, abstracción es, como veremos, desconocida a fin del último siglo
(XIX), porque desde Kant cien años de pensamiento filosófico habían cubierto
esos dos términos de valores negativos, al punto que abstracto y abstracción
significaban unánimemente “dejado de lado” o indebida y falsamente dejado de
lado. (De Mauro, 1973, Parte VII)

Para él las explicaciones didácticas que Saussure utiliza apuntan a que sus
descubrimientos de lo “arbitrario” fueran aceptados como válidos en una época que no
estaba en condiciones de comprender el fenómeno que él buscaba indagar, por eso los
conceptos aristotélicos de “potencia” y “acto” le resultaron más eficaces para transmitir
el principio de la “arbitrariedad radical” como principio organizador de su teoría que,
si bien ha sido reiterado como enunciado durante años, no ha sido utilizado aún en los
posibles despliegues investigativos que encierra la semiosis como unión de significación
y fonía / fonación.
Así como destaca los conceptos de “potencia” y “acto” en la relación entre lengua
y habla, lo mismo dice acerca de las definiciones de “substancia” y “forma”, que tan
simplificadamente circularon como equívocos en la cultura universitaria. Podemos decir
que el siglo XX de pre-guerras aún no estaba preparado para aprehender la compleja
relación de las entidades lingüísticas como entidades “fónicas” y entidades “psíquicas” a la
vez, una posición epistemológica compleja y de ruptura con el racionalismo hegemónico. El
concepto de actualización y potencia de Saussure es un concepto didáctico, si entendemos
la ruptura con las explicaciones existentes en su época en relación con fonía y psiquismo,
por lo que algunos, como Alonso, lo acusaban de positivista. Asimismo los conceptos de
“substancia” y “forma” en relación con sentido y lengua, son articulaciones de órdenes que
rompían las posibilidades de razonamientos lógicos habituales, es esta la causalidad del
malentendido según apunta De Mauro:

Nosotros realizamos igualmente una unión de significación y fonía que constituye,


dinámicamente una actualización de una clase (o la unión de clases) existente en
potencia “en el cerebro” (como le gusta decir a Saussure). Es por eso que Saussure,
aun sabiendo y definiendo perfectamente el carácter abstracto de las entidades
lingüísticas, se ve obligado a evitar el uso de abstracto, expuesto a malentendidos
indeseables. Termina de este modo hablando de entidades psíquicas (término que
él distingue cuidadosamente de psicológica), o bien volviéndose hacia otro par
escolástico: substancia y forma. La palabra, unión de una fonía concreta y de un
sentido concreto es substancia, mientras lo que se actualiza en el habla y que sirve
para clasificar el habla, es decir el conjunto de significantes y significados, la lengua,
es nombrada y definida por Saussure como forma. (De Mauro, 1973, parte VI)

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

Otro hecho histórico relevante, en función de los estudios saussureanos apenas


iniciados, fue que, en Europa, en alguna medida las dos guerras del siglo atravesaron
y diluyeron la fuerza de la teoría de Saussure, ya que la aparición de los paradigmas
estructuralistas y generativistas de la posguerra opacó y distorsionó la entidad de los
aportes del ginebrino, como esta distinción entre los usos terminológicos de “psicológico
y psíquico”, este último en relación con la entidad del signo lingüístico.
Por otra parte, de algún modo, a fines del siglo XX el esquematismo del CLG
quedó relegado como un aporte introductorio y estudio de museo frente a las hipótesis
chomskyanas del lenguaje. En consecuencia, hoy podemos reconocer cómo esos cortes
culturales, que borran en un campo unas prácticas sociales habituales de investigación,
se abren diseminadas en partículas. Observamos que existen lingüistas que estudian las
variaciones como lo hacían los neogramáticos, comparando formas, otros lingüistas siguen
estudiando el fonetismo o el semantismo por separado, es decir, tomaron parcialmente
algún aspecto del planteo teórico de los conceptos de Saussure, como si se tratara de un
encapsulamiento o un elemento desconectado del conjunto o del análisis del componente
aislado del sistema.

Algunas claves saussureanas de las relecturas


Una clave poco registrada del paradigma saussureano, con basamento en el área
disciplinar de la termodinámica y en el concepto de tiempo como cambio, es lo novedoso
del enfoque de la relación lenguaje-lengua, que no pudo comprenderse con precisión en
su época, ya que las ciencias humanas y sociales eran las ciencias del “espíritu”, concepto
que no mencionará nunca Saussure y que algunos autores eluden comentar, no obstante,
en el prólogo de Amado Alonso del CLG (Losada,1961), está mencionada en diversas
oportunidades como una falta la ausencia del concepto de espíritu:

Todo se paga: la lingüística de Saussure llega a una sorprendente claridad y


simplicidad, pero a fuerza de eliminaciones, más aún, a costa de descartar lo
esencial en el lenguaje (el espíritu) como fenómeno específicamente humano.
(Alonso, 1961, p. 12)

La realidad era que Saussure había descubierto el fenómeno de la lengua como


físico y psíquico a la vez, como sistema dinámico, un enfoque revolucionario que muchos
no lograron entender en la época, ya que su análisis estaba formulado fuera del contexto
comparativo del objeto de estudio lingüístico formalizado. Saussure observó el cambio
como proceso interno de todas las lenguas, como dinamicidad interna producida por el
tiempo, como analiza y argumenta Bulea (2005):

Les processus thermodiynamiques sont liés aux changement d’ordre qualitatif, à


l’intérieur du système thermodynamique considéré. Le système change parce que
son énergie interne se transforme suivant la fleche du temps. Selon l’expression
de Saussure, la “grammaire” du système est atteinte; la nature du phénomene est

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

différente […] La linguistique interne saussuriennne se fixe le même but: dégager


le principe interne qui permet le changement des langues, ce mouvement incessant
qui est pour Saussure un príncipe absolu.” (2005, p.157)

Lo sincrónico y lo diacrónico son aspectos de la dinamicidad de las lenguas en la


articulación entre lo individual y lo social. Lo novedoso en Saussure, frente a la conciencia
de la individualidad, es haber aprehendido el fenómeno nuevo del “habla” como “ejecución”
y la diferencia con la “lengua” como sistema; la conciencia de la fonación real y el sentido
en cada momento de significación. Esta novedosa percepción y explicación del fenómeno
es lo que Saussure tratará de desentrañar, según explica De Mauro en la Introducción a la
edición francesa de 1973.
Respecto de lo fragmentario del CLG, aclara que radica justamente en la unión
y superposición aleatoria de apuntes de varios alumnos, de notas sueltas autógrafas
de Saussure y, además, de los diferentes cursos dictados. De allí surgen las lagunas y se
observan, para De Mauro, algunas adiciones de los redactores. Sostiene que el punto
de partida de la investigación del ginebrino es el “habla”, es decir, el acto individual
expresivo de la ejecución única. Aún en una misma persona cada ejecución es única por
las asociaciones y resonancias emotivas diferentes en el tiempo: “solamente Croce insistió
con tanta fuerza sobre el carácter individual, único del acto expresivo particular. Pero lo
que es para Croce un punto de llegada, es para Saussure un punto de partida” (De Mauro,
1973, parte IV).
De Mauro señala, de este modo, que la creatividad del habla como fenómeno
particular del que partió Saussure, no fue comprendido en la época. La creatividad estaba
asociada al espiritualismo, corriente de pensamiento a la que Saussure no adhería, por
su formación como investigador empírico, producto de una fuerte tradición familiar.
Es necesario destacar el arduo trabajo de lectura que hizo De Mauro para interpretar
y anotar el CLG, que contó, como dijimos, con los aportes de los textos de Godel
y Engler, quienes además, pusieron de relieve que en las diferentes versiones del CLG
faltó la “unidad de diseño de la teoría”. Esta aclaración es fundamental para entender los
cambios paradigmáticos formulados por Saussure, más allá de los conceptos novedosos
antinómicos reproducidos por décadas (que continúan presentándose en esa dirección
equívoca), como descripciones y explicaciones de fenómenos, sin que se exponga ni se
problematice la unidad del diseño de la teoría revolucionaria del ginebrino.
Si bien De Mauro mantiene un rasgo de cortesía hacia los organizadores del
CLG, pone de manifiesto la contradicción entre la organización del Curso y el diseño de
la investigación de Saussure, lo que no es un dato menor; todo lo contrario, se refiere a
que “las enseñanzas” del ginebrino trascendieron más allá de la redacción y de algunas
incongruencias de la presentación, lo que cobra un sentido muy crítico respecto de los
redactores:

Nuestra deuda hacia Bally y Sechehaye es, por eso, grande y evidente. Pero sería
traicionar lo que ellos han realizado para difundir las teorías del maestro, esconder
que el curso, fiel en su reproducción de ciertos elementos de la doctrina lingüística
de Saussure, no lo es tanto en la reproducción de su diseño. Y el orden, como lo

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
Dora Riestra

subrayaba el mismo Saussure, es esencial en la teoría de la lengua, quizá más aún


que en toda otra teoría. La obra de Bally y Sechehaye no está hoy verdaderamente
continuada, sino por quien contribuye a comprender y a hacer comprender
que, conscientemente o no, una buena parte de la lingüística del siglo XX ha
funcionado para que, más allá de la redacción del Curso, la enseñanza de Saussure
sea reencontrada de la forma más auténtica y para que vea nuevas perspectivas
abriéndose ante él. (De Mauro, 1973, parte V)

Otra de las claves de las relecturas de Saussure que nos muestra De Mauro es
que utiliza el término “sentido (o significación)” y “fonías” (la substancia de la que está
hecha el “habla”) y, después de vacilaciones, propone “significante” y “significado” para
designar las clases de “fonías” y de “sentidos”. Frente a la novedad del objeto de estudio se
trata de entender que el programa epistemológico es un programa apenas esbozado. Al
respecto, en los ELG, en el artículo “De la doble esencia del lenguaje” Saussure sostiene:
“Lo absolutamente particular de una identidad lingüística es que implica la asociación de
dos elementos heterogéneos” (ELG, 2004, p. 24).
La dualidad de la palabra -dirá- “representa la dualidad del ámbito físico y
psicológico”. El fenómeno psicológicamente y fónicamente diferente se identifica en
su función: las fonaciones de un cierto grupo son fónicamente diferentes pero todas
“pueden” transmitir un mismo sentido particular; los sentidos de un cierto grupo son
psicológicamente diferentes pero pueden ser transmitidos por una misma fonación
particular. Este principio de discontinuidad, tanto de la masa de realizaciones fónicas
como la masa de los sentidos, constituye un conjunto de límites. Para De Mauro son estas
las articulaciones que vuelven discontinua la masa de realizaciones fónicas y la masa de los
sentidos, es decir, los “límites de esas realizaciones”. La lengua es el límite (social) de las
realizaciones fónicas y de sentidos. Y es la lengua la que permite otorgar una significación
posible particular a esas realizaciones.

Algunas relecturas del programa de Saussure


Nos preguntamos en diversas ocasiones, al releer los textos de Saussure, por qué la
semiología no fue asumida aún en todas sus posibilidades para estudiar la comunicación
humana, por qué la lingüística, como bien señala Rastier (2012) tomó cuenta del campo
de los estudios del lenguaje. Nos respondemos que “lo arbitrario” del signo, el principio
fundamental de la realidad lingüística es, por esta arbitrariedad como principio rector
de su teoría, un concepto aún poco explorado, no obstante, será el que podrá clasificar
los sistemas semiológicos (ritos, costumbres, códigos de comunicación, lenguajes de
todas clases) de acuerdo con su grado de arbitrariedad mayor o menor. Es quizá por esta
importancia epistemológica de la arbitrariedad del signo lingüístico que necesitamos
transmitir la relectura de Saussure, para poder estudiar y entender cómo nos comunicamos
los humanos.
Como nos anticipara el estudio de 1973, al analizar lo arbitrario en Saussure, será el
enfoque semántico el que De Mauro desarrollará en sus investigaciones sobre el lenguaje
y las lenguas:

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
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Lo arbitrario es, entonces, tanto la condición y el coeficiente del cambio, como de


la estabilidad de los sistemas lingüísticos. En fin, gracias al análisis penetrante de
Saussure, de lo arbitrario deriva una consecuencia: el aspecto radicalmente social
de la lengua. Desde los signos, en su diferenciación recíproca y en su organización
en sistema, no responde a ninguna exigencia natural que les sea externa, la única
base válida de su configuración particular en tal o tal lengua es el consenso social.
(De Mauro, 1973, Parte XI)

En sus obras, publicadas en castellano (Minisemántica de 1986 y Primera


lección sobre el lenguaje de 2005), el lingüista italiano presenta el carácter morfológico
de las lenguas, a partir de la arbitrariedad y la linealidad, destacado y ya esbozado en la
introducción del CLG. Este aspecto, que es otro de los grandes aportes de Saussure, poco
considerado o entendido en las lecturas saussureanas tradicionales.

La organización de la lengua proviene ante todo del cruce de dos principios. Lo


arbitrario está en el origen del carácter opositivo de las entidades significantes
y significados: éstas no tienen una base absoluta, son lo que son porque son
delimitadas por las otras entidades con las cuales coexisten. La linealidad está,
por el contrario, en el origen del carácter sintagmático de las entidades: éstas, en
la medida en que se desarrollan linealmente, a lo largo del eje de las sucesiones
pueden descomponerse en segmentos semántico-significantes de menor
extensión. (De Mauro, 1973, parte VI)

Los signos mínimos de las lenguas (segmentos semántico-significantes de menor


extensión), es decir, los morfos como unidades concretas, reposan en un “equilibrio” de
articulaciones posibles, allí donde se produce la creatividad en la linealidad del sintagma,
entre las asociaciones y las oposiciones.
En el campo semiológico inaugurado por Saussure es donde, para De Mauro,
lo arbitrario y la linealidad, como dos principios necesariamente articulados, abren la
posibilidad de delimitar las unidades mínimas de significado que son los “morfos” o
“monemas”.

La creatividad de la lengua y algunas articulaciones epistemológicas


Como una hipótesis respecto del concepto de creatividad, que no estaba asociado
al espíritu, sino a la dinamicidad del habla, la cuestión del signo y la creatividad de la
lengua que abordó Saussure en el texto “De la doble esencia del lenguaje” de los ELG,
implica conceptos muy diferentes a los atribuidos en el siglo XX. Este texto no tiene el
estilo prescriptivo que encontramos en las definiciones del CLG (apuntes de alumnos
redactados y reescritos por dos lingüistas suizos, que no habiendo asistido a los cursos de
Saussure, fueron quienes quedaron a cargo de su cátedra de Ginebra), sino un estilo en
el que se conjugan argumentos explicativos con refutaciones de los estudios lingüísticos
históricos, para afirmar el carácter creador del signo en el desarrollo del pensamiento.
La posición epistemológica respecto de la primariedad del signo consiste en explicar la

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
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relación semiológica de la creatividad como una ruptura con las concepciones lingüísticas
vigentes, la explicación de la infinita posibilidad de significación:

En la práctica, y de modo auxiliar, con tal de que además se practique de una


manera nueva, porque entonces se haría metódica y sistemática, reconocemos
que ese trabajo del historiador puede arrojar una vivísima luz que aclare las
condiciones que rigen la expresión del pensamiento, principalmente aportando
la prueba de que no es el pensamiento el que crea el signo, sino el signo el que
guía primordialmente el pensamiento (por lo que, en realidad, lo crea, y lo lleva
a su vez a crear signos, poco diferentes siempre de los que había recibido). (ELG,
2004, p. 50)

Si bien este carácter creador del signo será una concepción revolucionaria que, a
partir de Saussure, adoptarán los filósofos y psicólogos rusos, como Vygotski, Voloshinov,
Jakubinskij, Scherba, entre otros, lo harán críticamente. Hoy podemos ver que, en realidad,
critican el carácter de objetivismo abstracto en Saussure, propio del estilo de los redactores
del CLG. Pero es desde el concepto de signo saussureano y de la semiosis que investigan el
lenguaje, una década después de la muerte del lingüista suizo.
Podemos observar que quienes parten de esta concepción saussureana de
signo lingüístico para elaborar sus hipótesis acerca del lenguaje y el pensamiento, de la
mezcla de lenguas y de los géneros del habla, justamente lo hacen retomando también
la concepción humboldtiana de las lenguas, como lo hiciera Saussure, al descubrir la
arbitrariedad creadora del signo lingüístico. En esta articulación respecto del signo y el
lenguaje, realizada entre los lingüistas, psicólogos y filósofos rusos de los años 1920-1930,
surge la concepción novedosa acerca de las lenguas diversas y sus mezclas históricas, se
abre una perspectiva teórica y política plurilingüista.
Esta misma perspectiva plurilingüe nos permite abordar hoy (después de un siglo)
los conceptos de Saussure y los conceptos de los rusos con coincidencias epistemológicas
muy claras (Riestra, 2014). A partir de los manuscritos del ginebrino y las relecturas de sus
textos, podemos entender la potencialidad teórica de las relaciones entre sus conceptos.
Como ejemplos de estas nuevas articulaciones saussureanas, además de las
desarrolladas por Bouquet (2018) entre “lo global y lo local del signo”, las relaciones
posibles entre lengua interna y lengua externa (Bronckart, 2010, 2014), para la
enseñanza de la gramática de la lengua primera o materna (Riestra, 2015), observamos
una cuestión clave que fue desarrollada por De Mauro (2005) como la “ampliabilidad
semántica” de las palabras. Este concepto proviene de la discrecionalidad y la creatividad
del signo; se trata de una cuestión teórica que el lingüista italiano derivó directamente
de los estudios saussureanos. La relación de la ampliabilidad semántica con la propiedad
de indeterminación semántica común a todas las lenguas es la capacidad creativa que
permite cambiar los significados de cada morfo. Esta capacidad surge de la sincronía
(idiosincronía) y la diacronía (dinamicidad) en el habla y la lengua. En palabras de De
Mauro (2005), los neologismos buscan explicar las relaciones de raíz saussureana:

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
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La indeterminación es la matriz de la ampliabilidad semántica de las palabras.


Gracias a ella las lenguas cumplen el principio de la omniformatividad semántica:
a priori no existen límites para la “decibilidad”, el campo de las cosas que pueden
decirse en y con una lengua. Y, sobre todo, de la indeterminación nace la
continua oscilación y diversificación de las lenguas a lo largo del tiempo, y como
consecuencia, del espacio. (De Mauro, 2005, p. 125)

Por otra parte, frente a la ampliabilidad semántica que describe De Mauro y las
búsquedas conceptuales que hemos realizado para introducir la gramática de la lengua
castellana rioplatense en contextos didácticos, las relecturas de otro lingüista y lector
crítico de Saussure, como lo fuera Coseriu (1988), con su enfoque de “lenguas funcionales”
nos permite abrir un camino de investigación interesante para analizar la comunicación
intergeneracional en la escuela, una problemática actual, que detectamos en sucesivos
proyectos de investigación respecto de la semiosis y el diálogo entre docentes y estudiantes
con diversas lenguas funcionales. (Riestra, 2015, 2017).

Un cierre provisorio
El dicho de Saussure “El sistema está hecho para la colectividad, como el barco está
hecho para el mar”, registrado durante una clase del segundo curso, no apareció en el CLG,
lo encontramos en los ELG; se trata de una imagen muy comentada y elocuente que nos
plantea lo arbitrario y lo social, como rasgo común de todas las lenguas, un principio
universal del signo lingüístico, por el que las lenguas, todas, cambian indefectiblemente
en el plano de los significantes como en el de los significados. Así como la arbitrariedad
es estabilidad y, al mismo tiempo, cambia, lo mismo ocurre con lo social. Lo social es la
garantía de los cambios y es la posibilidad de continuidad de una lengua. Además, los
cambios se producen cuando la sociedad lo manifiesta, cuando, según De Mauro, “la
demanda de distinciones ya existentes disminuye, o al contrario, cuando surge la demanda
de distinciones nuevas” (1973).
Podemos observar la contingencia que vivenciamos con los usos sociales en lo
que hoy es llamado “lenguaje o lenguas inclusivas”, fenómeno actual que, desde Coseriu,
definimos en el carácter de “lenguas funcionales”; este fenómeno tiene una validez social
circunscripta en el tiempo y en el espacio, validez ligada a la duración de determinados
cambios de la sociedad humana. Esto fue lo que vislumbró Saussure y lo que posteriormente
nos aclara y devela De Mauro en sus estudios saussureanos.
Desde estas perspectivas, sostenemos que la “antinomia” diacronía-sincronía no es
tal, al analizarla epistemológicamente en términos de continuidad y ruptura del sistema y
del habla como estados de lengua.
Asimismo, es la posibilidad creadora del signo lo que nos permite pergeñar la
enseñanza de la gramática de las lenguas con otra perspectiva, desde el valor de los morfos
en el sintagma, rompiendo la prescripción de la lógica sintáctica del sujeto-predicado.
En este sentido, lo global y lo local del signo nos permite realizar un análisis semiológico
con posibilidad de articularse con el análisis textual que postula el interaccionismo
sociodiscursivo.

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Saussure: la dicotomía o la complejidad de las lenguas
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Lo auspicioso al releer a Saussure es reencontrar los problemas teóricos como


fenómenos que ocurren la práctica discursiva y, en consecuencia, animarnos a continuar
la tarea de develar la actividad lenguajera o el lenguajear humano en diferentes lenguas
funcionales, que es, en realidad, nuestro objeto de estudio.
Después de un siglo, la vigencia del pensamiento saussureano continúa siendo
un desafío intelectual. Las simplificaciones y los reduccionismos no lograron velar la
potencia de sus conceptos. El objetivismo abstracto que le criticaron los rusos desde
posiciones materialistas dialécticas pierden relevancia al leer los ELG y, en consecuencia,
las discusiones que aún se suscitan en torno a sus concepciones guardan interés en las
polémicas frente a la entidad del lenguaje en la relación con la diversidad de las lenguas.
En definitiva, es el carácter creativo de la lengua visualizado por De Mauro
en la discursividad de las relaciones sintagmáticas, el principio de que los signos se
producen por oposición y asociación y se van creando a sí mismos, una puerta abierta
a nuevos conocimientos: “Saussure insiste con fuerza sobre el carácter potencial, sobre
la “productividad” y, como él dice, sobre la “creatividad” de la lengua: el hecho que una
combinación sintagmática determinada existe tiene una importancia netamente menor
que el hecho que ella pueda existir. La modalidad de producción de nuevos signos
complejos es la analogía que es la fuerza creativa de la lengua” (De Mauro, 1973, parte VII).

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Modelos lingüísticos en el siglo XX, segregación y retorno: el concepto romántico de Sprache
Ana Laura Prado

Modelos lingüísticos en el siglo XX, segregación y retorno:


el concepto romántico de Sprache

Linguistic models in the 20th century. Segregation and return:


The romantic concept of Sprache

Ana Laura Prado*


Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

Este trabajo se organiza sobre la base del análisis de la noción de lengua saussureana en
relación con el concepto de Sprache postulado por Wilhem Von Humboldt casi un siglo antes
de la publicación del Curso de Lingüística General. Esta puesta en relación atiende al hecho de
que la figura de Saussure es segregada en la construcción de una filiación por parte de quien
es considerado, junto con el lingüista suizo, una de las figuras más destacadas de la lingüística
del siglo XX: nos referimos a Noam Chomsky. Chomsky encuentra en la filosofía de los siglos
XVII, XVIII y XIV, pero muy especialmente en Humboldt, los antecedentes de su modelo. En esa
operación, la figura de Saussure queda relegada a escasas menciones que funcionan como base de
la polémica en torno a la tensión adecuación descriptiva-adecuación explicativa, aunque también
se observan reconocimientos en otros órdenes que no son motivo de este trabajo. Aquí, el análisis
focalizado en la relación Humboldt- Saussure se orienta a demostrar la existencia de una serie de
puntos de contacto que dan cuenta de que la otra relación - la de Chomsky y Saussure- no está tan
sostenida sobre la segregación.
Palabras clave: Sprache, Wilhem von Humboldt, Estructuralismo saussureano,
Generativismo chomskiano

Abstract

The present work analyzes the relation between the saussurean notion of langue and the
notion of Sprache, postulated by Wilhem von Humboldt almost a century before the publication
of Saussure´s Course in general linguistics. This relation is based on the fact that Saussure´s figure
is segregated by Noam Chomsky, who finds the antecedents of the generative program in the
philosophy of the 17th, 18th and 19th centuries, especially in Humboldt. In the development of
Chomsky’s research program, Saussure’s ideas are relegated to a few mentions, which function
as the basis of the controversy over descriptive and explanatory adequacy. Although there are

* Argentina. Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Rosario y docente de la misma carrera
(Universidad Nacional de Rosario). Miembro de la Cátedra Libre Ferdinand de Saussure (UNR).  prado.
analaura@gmail.com

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Modelos lingüísticos en el siglo XX, segregación y retorno: el concepto romántico de Sprache
Ana Laura Prado

some other mentions about Saussure’s ideas in Chomsky’s research program, they are not going
to be dealt with in this work. The aim of this work is to analyze the relation between Saussure and
Humboldt’ theory of language to demonstrate that there is a continuum between these authors
and Chomsky’s creativity concept.
Key words: Sprache, Wilhelm von Humboldt, Saussurean structuralism, Generativism

Invenciones, tradiciones, segregaciones


No resulta aventurado señalar que la lingüística del siglo XX encuentra sus
máximos exponentes en las figuras de Ferdinand de Saussure y de Noam Chomsky.
Tampoco es novedad señalar que la propuesta de estos autores es, en esencia, una lingüística
estructural. Claro está, se trata de dos corrientes de corte estructural bien diferenciadas, o,
para decirlo de otro modo, los esfuerzos del generativismo de distanciarse de ese primer
estructuralismo están claramente delineados. Cabe también destacar que el significante
“estructura” es considerablemente más difícil de hallar en la obra saussureana que en la
chomskiana, y que esa etiqueta fue adjudicada no por Saussure sino por sus sucesores,
poco más de una década después de la publicación del Curso de lingüística general.
Sabemos también que, aunque la producción del lingüista suizo es menos prolífica que la
del norteamericano, las consecuencias de la primera son incalculables. Sus aportes no solo
nutrieron el campo de estudio sobre las lenguas sino que han tenido efectos en la crítica
literaria y aún en otras disciplinas como la antropología y el psicoanálisis. Sin embargo,
dentro del campo de la lingüística y, más específicamente, en los estudios gramaticales,
la obra saussureana ha quedado -injustamente creemos- opacada por un programa de
investigación que se extendió a partir de la mitad del siglo XX y que aún hoy continúa
en proyección. Afortunadamente, la publicación de los Escritos de lingüística general ha
abierto un camino a nuevas investigaciones que permiten volver no solamente sobre las
notas que Saussure nunca publicó, sino, incluso, sobre el Curso, y también, por qué no,
sobre buena parte de la obra anterior a aquel.
Este trabajo se focaliza en la relación Saussure - Chomsky y busca hallar en esa
relación un antecedente común: el concepto de Sprache como actividad en Wilhelm von
Humboldt (1836). Se trata, en efecto, de una relación mediada porque no nos detendremos
en la polémica que Chomsky construye respecto del estructuralismo que le precede, sino
que indagaremos en las relaciones que pueden leerse en la propuesta de ambos lingüistas
con respecto al pensamiento de Humboldt.
En los primeros trabajos chomskianos hallamos un esfuerzo por inscribir su
programa de investigación en el marco de una tradición anterior al siglo XX, la que él
llamará Lingüística cartesiana, para encontrar allí los fundamentos de la “creatividad del
lenguaje”. Se remontará entonces hasta Descartes pero no será sino en la olvidada obra sobre
el lenguaje de Wilhelm von Humboldt donde advertirá los antecedentes fundamentales de
esa idea. No fue, sin embargo, Chomsky el primero que en el siglo XX recupera la figura
del filósofo alemán, pero quizá sea debido a la magnitud de su obra que la lingüística del
siglo XX haya adquirido cierto interés en la obra de Humboldt.

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Modelos lingüísticos en el siglo XX, segregación y retorno: el concepto romántico de Sprache
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Es preciso señalar que, al construir una filiación que se inicia en Descartes,


Chomsky segrega la figura de Saussure. En su obra se hallan numerosas citas textuales
de los filósofos europeos de los siglos XVII y XVIII, pero solo unas pocas menciones
indirectas a las ideas del lingüista ginebrino. Es muy posible que estas le hayan llegado de
segunda mano, a través de la corriente estructural que se desarrolló en Estados Unidos,
sobre todo a partir de Bloomfield. Por el contrario, en el Curso de lingüística general, no
encontramos menciones a la obra humboldtiana, aunque en los Escritos, sí se advierte una
muy interesante crítica respecto de la Escuela de gramática comparada fundada por Franz
Bopp y a la que Humboldt perteneció. No obstante ello, los estudios críticos de Saussure
han señalado la relación con el pensamiento alemán del siglo XVIII, específicamente con
la distinción energeia/ergon entendidos como los dos aspectos fundamentales del lenguaje,
manifiestos en Sobre la diversidad de la estructura del lenguaje humano de Humboldt
(1836). Asimismo, es posible hallar en la propuesta saussureana reminiscencias que
dirigen directamente a Humboldt.
Así pues, en las líneas que siguen nos detendremos en un análisis dirigido a poner
de manifiesto las líneas que comprometen en un universo común a quienes podríamos
considerar los tres fundadores de la lingüística: Humboldt, Saussure y Chomsky.

Segregaciones I: dinamismo y estática en Humboldt y Saussure


Fue Coseriu quien señaló que la valoración del acto lingüístico como aspecto
fundamental del lenguaje, basado en la distinción ergon/energeia, propuesta por
Humboldt, constituye un antecedente fundamental de la fundación de la lingüística
general (1986, p.29). No obstante esto, su propuesta en torno al lenguaje careció
de interés en una época en la que las lenguas eran concebidas como fenómenos
independientes del individuo. Algo similar fue la experiencia saussureana que emerge en
el reconocimiento de una tradición anterior pero también en respuesta a las infecundas
ideas de su época.
Coseriu lee el retorno del pensamiento humboldtiano en la distinción langue/
parole como los dos aspectos esenciales del lenguaje a los que refiere Saussure. Ahora
bien, la energeia a la que refiere Humboldt se corresponde, en parte, con el término que
Saussure debe relegar para que la lingüística adquiera estatuto científico; la parole entonces
queda por fuera de las preocupaciones de la lingüística saussureana dado su carácter
individual y contingente. Con respecto a esto, Amado Alonso señala que considerar el
lenguaje en tanto energeia -esto es, producción- supone que “el lenguaje es esencialmente
habla, no lengua. Y ello compromete prestar atención primordial a lo que de espíritu tiene
el lenguaje” (2012, p.21). Amado Alonso continúa señalando que, si bien Saussure rechaza
la concepción naturalista de la lengua como un organismo autónomo, su positivismo lo
llevó a adoptar una concepción mecanicista de la lengua, entendida esta como “un sistema
igualmente autónomo, ajeno al habla, fuera del alcance de sus hablantes, y que funciona
gracias a un juego de asociaciones y correspondencias entre los términos mismos, como
con mecánica sideral” (2012, p.21).
Saussure sostiene la distinción lengua/individuo que Humboldt criticó a sus
contemporáneos, pero en el pensador suizo esta distinción debe comprenderse en términos

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metodológicos: resultaba necesario distinguir la lengua del habla para poder fundar un
estudio que en el marco del paradigma positivista pudiera asumir estatuto científico.
Humboldt distinguió por primera vez los dos aspectos fundamentales del lenguaje:
confrontó la idea de lenguaje como actividad (Tätigkeit) a la de lenguaje como producto
acabado, como obra (Werk). Para ello se sirvió de dos términos que estuvieron presentes
en buena parte de la antigüedad clásica1: energeia/ ergon. Concebida en términos de
energeia, la lengua se constituye como actividad, producción, creación continua de actos
lingüísticos, y esto en oposición a la idea de lengua en tanto ergon, es decir, en tanto cosa
hecha, producto acabado o producto históricamente realizado:

El lenguaje considerado en su esencia es algo efímero siempre y en cada momento.


Incluso su retención en la escritura no pasa de ser una conservación incompleta,
momificada, necesitada de que en la lectura vuelva a hacerse sensible su dicción
viva. El lenguaje mismo no es una obra acabada (ergon), sino una actividad
(energeia). Por eso su verdadera definición no puede ser sino genética. Pues él es
siempre el reiterado trabajo del espíritu de hacer posible que el sonido articulado
se convierta en expresión del pensamiento. Tomado en un sentido inmediato
y estricto, esto es la definición de cada acto de hablar, lo que ocurre es que en
un sentido verdadero y esencial la lengua no puede dejar de ser otra cosa que la
totalidad de este hablar. (1836, pp.64-65)

Concebir la lengua, el lenguaje (die Sprache) en términos de actividad, de energeia,


de “trabajo del espíritu” (Arbeit des Geistes) no quiere necesariamente significar una
oposición radical entre la lengua y el habla, antes bien, dar cuenta de su inseparabilidad.
Pensar el lenguaje (die Sprache) como trabajo, actividad del espíritu supone, en la tradición
en la que se inscribe el pensamiento de Humboldt, que en la lengua se imprime el modo
particular de ser de un pueblo (de una comunidad histórico-cultural y no de un individuo
aislado). Este modo de ser no es una entidad estática sino que se encuentra sujeto a una
dinámica que es siempre histórica y por lo tanto cambiante. La lengua en Humboldt es
un proceso continuo, nunca acabado, antes que posibilidad, es actualización permanente.
Sobre este punto Di Césare señala:

La energeia posee un significado cinético: indica ante todo el proceso de realización


por el que se pasa de la posibilidad a la realidad. Pero a diferencia de cualquier
otro movimiento, la energeia más que el proceso representa una fase del mismo, y
en ese sentido ya es realidad, actualización del ente que se despliega. (1999, p. 91)

1
Los términos energeia y ergon suelen adjudicarse a Aristóteles. Sin embargo, Erika Cisneros señala que
estos términos también estuvieron presentes en la retórica y la sofística griegas. Por otro lado, Cisneros
retomando la interpretación de Heidegger respecto de este tema señala que, si entendemos el término
energeia como actividad de un sujeto moderno, “la interpretación desde Aristóteles deja afuera todo lo que
implica hablar de un sujeto en este sentido” (2013:18) Cualquiera sea el caso, en este trabajo interesa más la
redefinición que Humboldt realiza del término energeia que el origen mismo del término.

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Si Humboldt abogó por una concepción dinámica del lenguaje, podríamos


señalar que Saussure construyó una versión más bien estática, no del lenguaje, sino de la
lengua. Es decir, Saussure tomó para la ciencia lingüística no el producto, no la obra, no la
actividad, sino aquello que precede a la actividad, pero que, sin embargo, la contiene. Lo
que Saussure deja afuera es la libertad individual de un sujeto que se apropia de la lengua.
Saussure expulsa el habla, relega el tiempo, el sujeto, y lo hace por motivos exclusivamente
metodológicos. En la constitución del objeto de una ciencia lingüística de corte positivista,
Saussure no niega el carácter dinámico del lenguaje, y es el reconocimiento de este carácter
lo que lo obliga proceder a una limitación muy rigurosa que se atenga a las regularidades
y no a las contingencias:

En cada instante el lenguaje implica a la vez un sistema establecido y una


evolución; en cada momento es una institución actual y un producto del pasado.
Parece a primera vista muy sencillo distinguir entre el sistema y su historia, entre
lo que es y lo que ha sido; en realidad la relación que une esas dos cosas es tan
estrecha que es difícil separarlas. ¿Sería la cuestión más sencilla si se considera el
fenómeno lingüístico en sus orígenes, si, por ejemplo, se comenzara por estudiar
el lenguaje de los niños? No, pues es una idea enteramente falsa esa de creer que
en materia de lenguaje el problema de los orígenes difiere del de las condiciones
permanentes. No hay manera de salir del círculo. (Saussure, 2012 [1916], p.56)

Con esto, no queremos señalar que Saussure se interese por los productos generados
por la lengua, porque las relaciones del sistema de signos que postula Saussure son, en
todos los casos, relaciones dinámicas que se establecen sobre la base de elementos dados
de antemano, pero también en torno de los nuevos elementos a los que esas relaciones dan
lugar y que se incorporan al sistema. El corte sincrónico que le permite a Saussure postular
un objeto de estudio es aquello que lo deja fuera de esa dinamicidad histórica en la que se
inscribe la Sprache humboldtiana.

Ambigüedad, dialéctica y creación


Pero, además, es preciso atender al carácter dialéctico de la lengua tal como es
entendida en el pensamiento del filósofo alemán: Harris y Talbot (2005) plantean que la
creación lingüística del individuo no está sujeta a una libertad absoluta, sino que cada
acto lingüístico de cada individuo tiene una doble determinación: lo que el hablante dice
siempre obedece a rasgos internos vinculados a un espíritu que es individual y nacional
a la vez; pero, por otro lado, lo que un hablante dice responde siempre a las reglas y a los
modelos de la lengua que habla, la que se constituye como un acto creativo sobre la base
de restos de actos lingüísticos pasados de los miembros de su nación.
El carácter dialéctico que emerge en la noción de Sprache, donde ergon y energeia
se interrelacionan en un círculo incesante, se observa incluso en la ambigüedad léxica del
término alemán: el significante alemán Sprache puede traducirse al español como lengua,
lenguaje, idioma y habla. En la lengua alemana, y en Humboldt fundamentalmente,

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pareciera entonces que la lengua no puede separarse del habla2. A este respecto, el mismo
Saussure recupera el problema de la ambigüedad léxica manifiesta en el término alemán
Sprache para señalar la precariedad de detenerse en una mera definición de las palabras.
Luego de definir la langue y la parole, Saussure explica:

Hemos de subrayar que lo que definimos son cosas y no palabras; las distinciones
establecidas nada tienen que temer de ciertos términos ambiguos que no se
recubren del todo de lengua a lengua. Así, en alemán Sprache quiere decir lengua
y lenguaje; Rede corresponde bastante bien a habla (fr. parole), pero añadiendo el
sentido especial de discurso. En latín sermo significa más bien lenguaje y habla,
mientras que lingua designa la lengua y así sucesivamente.
Ninguna palabra corresponde exactamente a cada una de las nociones precisadas
arriba; por eso toda definición hecha a base de una palabra es vana; es mal método
partir de las palabras para definir las cosas. (2012 [1916], p. 64)

Cabe aclarar respecto de este fragmento que la distinción entre los términos
alemanes Sprache y Rede a los que refiere Saussure no está presente en Humboldt, en quien
se puede leer la ambigüedad de la raíz Sprach-; respecto de esta idea de ambigüedad quizá
se podría pensar que en el pensamiento del filósofo alemán la ambigüedad se resuelve en
la misma definición de Sprache.
Por otra parte, es menester señalar que el pasaje citado configura uno de los
momentos que ponen en evidencia uno de los aportes fundamentales del Curso: la idea de
que “el punto de vista crea el objeto”. El objeto de ciencia en el pensamiento saussureano
constituye el producto de un recorte metodológico organizado a partir de y por el lenguaje
(aquí entendemos por lenguaje al instrumento del que sirve el lingüista para abordar su
objeto). Es en el lenguaje y es el lenguaje mismo el que configura una mirada y el que
posibilita el recorte. En los Escritos sobre Lingüística General, el mismo Saussure señalará
que “el objeto en lingüística no existe; no está determinado en sí mismo. Por lo tanto, hablar
de un objeto, nombrar un objeto, no es más que invocar un punto de vista determinado A”
(2004, p. 29). No hay “hechos del lenguaje” por fuera del punto de vista, y a la vez puntos
de vista diferentes darán lugar a hechos de lenguaje diferentes. La “lengua” saussureana
es concebida en su propia inmanencia, por eso el “signo lingüístico” se define a partir
de la asociación entre los dos términos disímiles que lo conforman -el significado y el
significante-; en ese mismo orden Saussure señalará que tanto la significación como el signo
son hechos de conciencia puros (2004, p.25), por eso también la lengua entendida como
“sistema de valores puros” (2012[1916], p.211) supone la definición, el reconocimiento de
la identidad de los signos en la oposición que estos establecen con los demás signos que
constituyen el sistema.
Claro está que la langue a la que accedemos a través del Curso está lejos de la
Sprache que define Humboldt, de la misma manera que el significante alemán Rede -que
Saussure hace corresponder con el término francés parole- no se aviene al pensamiento

2
Este problema puede hallarse en buena parte de la tradición alemana, y ello puede incluso demostrarse en
la idea manifiesta en la expresión de Heidegger: “die Sprache spricht” (Heidegger, 1990).

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humboldtiano. Tampoco es que Saussure, -o sus editores-, hayan explicitado su intención


de construir una filiación con el filósofo alemán. Pero esto pone de manifiesto, como ya
dijimos, el alcance que traza la expresión “el punto de vista crea el objeto”.
En la propuesta de Humboldt, die Sprache se define como una actividad permanente,
dinámica y cambiante, que se construye en la transformación de lo ya dado. En ese sentido,
la lengua sólo adquiere existencia en el hablar mismo. A la vez, esa actividad continua, esa
fuerza dinámica, constante, sintetiza, en Humboldt, el tiempo, la historia; la expresión
“trabajo del espíritu” no hace sino reflejar la intención de situar a las lenguas como formas
de expresión de la idiosincrasia de los pueblos en un proyecto de carácter filosófico-
antropológico orientado al conocimiento de la diversidad de la naturaleza humana.
Insistimos nuevamente en la ambigüedad del término alemán Sprache, que
puede traducirse como lengua, lenguaje, idioma e incluso habla. Y más allá de que en el
Curso Saussure identifique el significante francés parole con el alemán Rede, queda claro
que en Humboldt la lengua está inextricablemente unida al habla. A pesar de la clara
diferenciación que en el Curso se establece entre los términos langue / parole, podemos
identificar en los Escritos la conciencia de la dinamicidad de la lengua.

Segregación, retorno
No quedan dudas de la influencia del pensamiento alemán de principios del siglo
XVIII en la propuesta saussureana. En los Escritos, Saussure apunta contra la Escuela
fundada por Bopp por concebir las lenguas con independencia de los individuos, como
una abstracción consciente con aplicaciones limitadas (2004:119). Asimismo, y contra los
comparatistas alemanes declara:

La Escuela de Bopp habría dicho que el lenguaje es una aplicación de la lengua o


que esta es la condición necesaria del lenguaje, al considerar la lengua instituida,
delimitada. Hoy vemos que hay reciprocidad permanente y que en el acto de
lenguaje la lengua obtiene a su vez su aplicación y su fuente única y continua, y
que el lenguaje es a la vez generador continuo de la lengua [ ] la reproducción y
la producción. [...]
La primera escuela de lingüística no contempló el lenguaje en su carácter de
fenómeno. Hay que decir más. Ignoró el hecho del lenguaje, se dirigió directamente
a la lengua, o sea, al idioma (conjunto de manifestaciones del lenguaje en una
época y en un pueblo) y solo vio el idioma a través del velo de la escritura. No hay
habla, no hay más que agrupaciones de letras. (2004, p. 119)

Esta crítica de Saussure dirigida a los fundadores de los estudios sobre gramática
comparada en Alemania converge con la posición de Humboldt en una escuela a la que
podemos figurar adscribió con cierto recelo, el que se manifestó en su intención de centrar
su estudio del lenguaje en el habla, en relación directa con el individuo, pero entendido
este en su dimensión histórica. Humboldt renegó del pensamiento de su época y esta
última se mostró reacia a su producción sobre el lenguaje. No obstante, será la lingüística

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del siglo XX la que recupere a Humboldt no sólo como un precursor de las nuevas ideas
sobre el lenguaje sino también como el fundador de la lingüística.
Como vemos, en los Escritos, Saussure rescata el carácter que de fenómeno tiene
el lenguaje, un fenómeno en el que se inscribe la dualidad lengua/habla, su carácter
complejo y heterogéneo. Y es ese carácter el que lo sitúa en el camino de la fundación
de una lingüística con estatuto de ciencia, pues tal reconocimiento pone de manifiesto
la necesidad de adoptar un punto de vista que origine al objeto langue. La langue
saussureana se constituye como un “objeto bien definido en el conjunto heteróclito de
los hechos del lenguaje” (2012[1916], p.65). No se trata de una mera abstracción, sino de
un hecho concreto de naturaleza psíquica y a la vez social. Amado Alonso (1983) refiere
a la distinción materia/objeto que subyace al binomio hechos lingüísticos/lengua. Alonso
señalará que la materia en Saussure implica al conjunto de los hechos lingüísticos mientras
que el objeto debe entenderse en términos de finalidad de una actividad (obiectum), en ese
sentido, el objeto de estudio de una investigación se constituye como el resultado de un
proceso cognitivo. Ello pone nuevamente en evidencia que la langue saussureana, por un
lado, emerge como construcción en el marco de una perspectiva determinada y por otro,
que aquella no se configura como un objeto a estudiar de manera aislada, sino como “el fin
al que tiende la investigación”. (1983, p. 420)
Si volvemos sobre la cita de Humboldt en la que se define al lenguaje como
Tätigkeit, energeia, encontramos que este “trabajo del espíritu” (Arbeit des Geistes) consiste
en “hacer posible que el sonido articulado se convierta en expresión del pensamiento”
(1936, p. 65). Este binomio sonido/pensamiento puede leerse como un primer antecedente
de la configuración del signo lingüístico saussureano. Saussure define al signo como “la
combinación del concepto y la imagen acústica” (2012[1916], p.143). Pero aquí la imagen
acústica no se define como sonido articulado, no es el “sonido material” sino su “huella
psíquica”, y esta aclaración no responde sino al hecho de que la definición de “lengua”
saussureana está claramente diferenciada del concepto de “habla”:

El carácter psíquico de nuestras imágenes acústicas aparece claramente cuando


observamos nuestra lengua materna. Sin mover los labios ni la lengua, podemos
hablarnos a nosotros mismos o recitarnos mentalmente un poema. Y porque las
palabras de la lengua materna son para nosotros imágenes acústicas, hay que
evitar hablar de los “fonemas” de que están compuestas. Este término, que implica
una idea de acción vocal, no puede convenir más que a palabras habladas, a la
realización de la imagen interior del discurso. (2012 [1916], p. 142).

La indistinción manifiesta en el concepto de Sprache puede quizá explicar la


diferencia entre lo que el “trabajo del espíritu” pone a funcionar, esto es la conversión del
sonido articulado en expresión del pensamiento, y el concepto de signo entendido como
una dualidad recíproca entre significado y significante. En Humboldt no encontramos la
preocupación por establecer el concepto de signo lingüístico y en ese sentido Saussure
da un paso hacia adelante al ofrecerle a esa entidad que vincula el pensamiento con los
sonidos, estatuto lingüístico. El problema -la síntesis-, en Saussure es, en ese sentido,
el problema de los límites, de la delimitación. De lo que se trata, en todo caso, es de

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marcar claramente los límites para poder acceder a la naturaleza del lenguaje. El signo,
así, delimita y da forma al pensamiento. La función de la lengua frente al pensamiento
no es la de constituirse en soporte fónico material para expresar ideas sino la de “servir
de intermediario entre el pensamiento y el sonido, en condiciones tales que su unión
lleva necesariamente a deslindamientos recíprocos de unidades” (Saussure, 2012 [1916],
p. 212). El caos en Saussure reina el terreno del pensamiento, no el de la lengua. En
Humboldt, en cambio, los límites son difusos: hay palabras, hay reglas, hay una forma de
la lengua y hay un producto que emerge como resultado del hacer funcionar las palabras
conforme a las reglas:

Pues en el caos disperso de palabras y de reglas que acostumbramos a denominar


una lengua, tan solo está dado el producto singular que arroja cada acto de hablar,
y ni siquiera este lo está en forma completa, pues también él requiere un nuevo
trabajo que reconozca en él el modo de hablar vivo y arroje una imagen verdadera
de la lengua viva. (1990 [1836], p.65)

Lo esencial del lenguaje no está en un objeto claramente delimitado de entre los


hechos lingüísticos sino en cada acto individual en el que se pone en juego la actividad
creadora del sujeto histórico. No es, sin embargo, el caos lo que reina la Sprache
humboldtiana: la lengua ejerce sus límites porque en el mundo romántico alemán, el
lenguaje no se concibe como un espejo del pensamiento, sino, como un elemento que lo
constituye, que le da forma. Quizá entonces no haya una preocupación declarada por los
límites, pero sí hay síntesis. Cada acto de hablar sintetiza la historia: en la generación de lo
nuevo emerge lo histórico porque hablar no es sino generar, transformar lo ya dado:

Puesto que toda lengua recibe de las generaciones anteriores una materia
procedente de tiempos que no podemos vislumbrar, la actividad del espíritu que,
según veíamos, genera desde sí la expresión de las ideas, está referida en todo
momento al mismo tiempo a algo ya dado, de suerte que no es actividad puramente
creativa sino transformadora de lo ya existente (Humboldt, 1990 [1836], p.65).

Esta idea de creatividad, de generación y de transformación de lo ya dado puede


intuirse en la argumentación respecto de las relaciones sintagmáticas presentes en el
Curso. Saussure vinculará las relaciones sintagmáticas al plano del discurso, señalará
que es en el nivel de la oración donde se reflejan tales relaciones, y aunque afirmará que
la oración constituye una unidad de habla, negará que el sintagma pertenezca al orden
del habla. Encontrará el fundamento de esto en el hecho de que en la lengua operan
regularidades sobre la base de las cuales se producen las combinaciones. Aquí el problema
de los límites en la propuesta de Saussure encuentra un obstáculo: Saussure culmina
afirmando que cuando se trata del sintagma “no hay límite señalado entre el hecho de
lengua, testimonio del uso colectivo, y el hecho del habla que depende de la libertad
individual” (Saussure, 2012[1916], pp. 230-231). En Saussure la libertad está asociada al
plano del habla, sin embargo se trata de una libertad relativa en la medida en que estaría
sujeta al plano de la lengua. En este punto, el binomio lengua y habla pone de manifiesto

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la artificialidad de los límites. El límite, la distinción, emerge como una creación del punto
de vista, una preocupación que hasta la publicación del Curso no había sido planteada
con claridad suficiente.
El carácter creativo que Humboldt le adjudica a su concepto de Sprache entra
en relación con los términos de génesis y de estructura, o antes bien, de construcción.
Humboldt señalará que una verdadera definición de la Sprache no puede no ser sino
genética. Pero aquí no hay referencia a una génesis biológica sino histórica, una génesis
que se enmarca, como el estudio de la lengua, en la historia y que por ello no es nunca
una génesis ex nihilo. Como hemos visto, el trabajo del espíritu, la lengua como actividad,
es siempre una creación que consiste en una transformación de lo ya dado. Pero al mismo
tiempo, esa transformación, esa génesis está asociada a la estructura que en el pensamiento
de Humboldt debe entenderse como “construcción”. En efecto, el título original de la obra
sobre la lengua kawi se titula: Über die Verschiedenheit des menschlichen Sprachbaues und
ihren Einfluss auf die Geistige Entwicklung des Menschengeschlecht. El término Sprachbau
literalmente no se traduce como estructura pero es curioso que las traducciones actuales
así lo hagan (de alguna manera, lo que de estructural tiene el pensamiento de Humboldt
como el de Saussure resulta de lecturas posteriores). Frente a la idea implicada en el
término “estructura”, la noción de “construcción” pone en juego el carácter dinámico
de toda actividad. La estructura, en cambio, pensada en relación con la construcción
puede ser el resultado al que se arriba. Pero la estructura, puede ser, también, como lo
es en Saussure y en Chomsky, la base de toda creación. Posiblemente por estas razones
Humboldt abogó por el término Bau frente al de Struktur3: el dinamismo al que Humboldt
le otorga primacía en su concepto de Sprache excede en mucho los límites de la estructura,
de allí que, entre otras razones vinculadas a la visión del mundo romántico alemán, adopte
un término cuya semántica dé claramente cuenta de una actividad que se transforma
continuamente sobre sí misma.

Segregaciones II: la invención de una tradición


Cartesian linguistics. A chapter in the history of rationalist thought es el título
original de un ensayo que Chomsky presenta por primera vez en un seminario dictado
en la universidad de Princeton en 1965, y que, luego, inaugura una serie de publicaciones
codirigidas con Zellig Harris, cuya finalidad era avanzar en el conocimiento de las
propiedades del lenguaje. En este trabajo, el análisis de este ensayo se justifica en el hecho de
que este constituye, en el programa generativista, un esfuerzo explícito por definir un marco
de filiación con una tradición lingüística muy anterior en la que confluyen corrientes de
pensamiento antagónicas. Quedarán fuera de ese marco la lingüística de corte estructural
norteamericana, principalmente la que desarrolla Bloomfield, ni tampoco la teoría
saussureana4, las que, de igual manera -casi como si se tratara de la misma corriente- en

3
Hay que señalar que en alemán el término estructura puede traducirse de distintas maneras según su
contexto de aparición. El significante Struktur, en alemán es el que se ha adoptado para hacer referencia al
estructuralismo saussureano.
4
Las distintas fases del programa de investigación chomskiano evidencian una actitud un tanto errática
respecto del estructuralismo saussureano.En los primeros escritos se advierten menciones que celebran

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esta obra acaban siendo demonizadas bajo el rótulo de “lingüística moderna”. En cambio,
hallará sus precursores en una línea muy anterior que se remonta a Descartes y la Gramática
de Port Royal, pero focaliza - muy a pesar del título del ensayo- en el romanticismo alemán.
Es especialmente en la figura de Humboldt donde Chomsky hallará los fundamentos de
uno de los pilares fundamentales de su programa: la “infinitud discreta”. No adscribirá, sin
embargo, a los rasgos específicamente románticos del pensamiento del filósofo alemán,
sino fundamentalmente a lo que este tiene de común con el racionalismo del siglo XVII.
Por esa razón, es que Chomsky vuelve sobre las escasas reflexiones de Descartes sobre
el lenguaje, en las que la noción de “aspecto creador del lenguaje” se constituye como
argumento adecuado para atribuir al ser humano la posesión de la mente (Chomsky, 1969,
p. 27). El mismo Chosmky advierte respecto de la denominación “lingüística cartesiana”-
adjudicada a un cuerpo que reúne ideas, muchas veces antagónicas, desarrolladas durante
los siglos XVII y XVIII, en Francia y Alemania,- justamente por las disidencias de las
corrientes que inscribe en una operación que bien puede entenderse como la invención
de una tradición que se constituirá como el antecedente fundamental de su programa de
investigación5. No obstante, será en Humboldt, donde “el aspecto creador del lenguaje,
como característica esencial y definidora del lenguaje humano, encuentra su más potente
expresión en el intento de Humboldt de desarrollar una teoría completa de la lingüística
general” (Chomsky, 1969, p. 49).
En Lingüística cartesiana, Chomsky se detendrá en el análisis del concepto de
forma, al que refiere Humboldt en su concepción de Sprache. La “forma del lenguaje” (Form
der Sprache) subyace al “trabajo del espíritu” como aquello que de constante permanece
en el lenguaje. Así, Chomsky lee en el concepto de “forma” una “estructura sistemática”
que contiene las reglas de formación de palabras, las reglas de construcción de la frase y
las reglas de formación de los conceptos que determinan la clase de las palabras básicas.
Frente al concepto de “forma”, Chomsky ubica la “substancia” (Stoff), que identificará con
el sonido inarticulado y las impresiones sensitivas y movimientos autónomos anteriores
a la formación de los conceptos por medio del lenguaje (Chomsky, 1969 [1966], p. 52).
El lingüista norteamericano define la “forma” humboldtiana como una estructura
sistemática en la que los elementos que lo constituyen no funcionan como componentes
aislados, sino que en ellos se ubica el “método de formación del lenguaje” (1969 [1966],
p. 52). En ese sentido, en la lectura chomskiana de la Sprache, la energeia es un principio
dinámico que habilita la generación de nuevas secuencias sobre la base de elementos
limitados, y ese principio es, sin embargo, permanente: existen mecanismos fijos,
universales, a partir de los cuales es posible hacer uso de medios limitados para producir
recursos ilimitados. En el pensamiento de Humboldt, la “forma de la lengua” constituye
una herramienta conceptual que se define como un “elemento constante y uniforme que

algunos hallazgos metodológicos, pero a mediados de los ´60 las menciones son escasas e, incluso, negativas.
Por el contrario, en los años ´80, Chomsky llegará a vincular el concepto de langue saussuriana con el de
Lengua I (Cf. Chomsky, 1989 [1985]:47).
5
Lingüística Cartesiana ha sido objeto de numerosas críticas que destacan una lectura sesgada de las obras
de los autores que Chosmky hace confluir en su ensayo (Cf. Pamparacuatro Martín, 2017). Las críticas a
esta obra no serán objeto del presente trabajo, el que aborda y releva la lectura que Chomsky realiza de
Humboldt, con el fin de determinar si el dinamismo que se advierte en el concepto de Sprache presenta una
continuidad en el pensamiento saussureano.

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subyace a este trabajo del espíritu, por el cual el sonido articulado es elevado a expresión de
las ideas” (Humboldt, 1990 [1836], p. 66). Sin embargo, en Humboldt el carácter universal
de tal mecanismo está relativizado porque es en la “forma de las lenguas” donde debe
buscarse el parentesco entre lenguas:

La identidad, y por lo mismo el parentesco entre las lenguas, ha de reposar sobre


la identidad y el parentesco de sus formas, ya que el efecto solo puede ser igual
a la causa. La forma es, pues, la única que decide con qué otras lenguas está en
relación de parentesco genealógico con una lengua determinada (Humboldt, 1990
[1836], p. 71).

No obstante esto, Humboldt hipotetiza una “forma de la lengua general”, en la que


confluyen las formas de varias lenguas:

Y esto es lo que efectivamente ocurre con la de todas las lenguas. Pues todas parten
siempre de lo más general: de la naturaleza y relaciones de las representaciones que
necesariamente subyacen a la designación de los conceptos y a la conjunción del
discurso: de la identidad de los órganos de fonación, cuya disposición y naturaleza
solo admite una cantidad limitada de sonidos articulados; y finalmente de las
relaciones que presiden la correlación entre determinados sonidos consonánticos
y vocálicos, y ciertas impresiones sensibles y que son motivo de que entre lenguas
sin afinidad genealógica se produzcan, sin embargo, designaciones coincidentes.
(1990 [1836], p. 71)

Habría entonces un mecanismo universal que subyace al conjunto de las lenguas,


un mecanismo que, además, se inscribe como parte de la naturaleza humana, y que, en ese
sentido, tendría, como la gramática universal postulada por el padre del generativismo,
cierto carácter innatista. Pero esta “forma general” responde a una teoría que, en principio,
es de carácter antropológico, y racial, y, en ese sentido, la “forma general” constituye un
ideal de lengua hacia el cual aspirarían las distintas lenguas, diferenciadas ellas por su
“forma interior”, la que, a su vez se encuentra “en estrecha relación con la disposición
natural de cada nación” (Humboldt, 1990 [1836], p. 71). En la “forma” de cada lengua
emerge lo individual, pero lo individual entendido como lo idiosincrásico nacional, de allí
que el estudio del lenguaje se constituya como un camino posible para la comprensión de la
diversidad humana. Por otra parte, Humboldt señalará que la “forma de la lengua” emerge
como producto de la interrelación entre dos principios: la forma fónica por un lado, y el
uso que se hace de ella para la designación de objetos y la vinculación de ideas. Asimismo,
reconocerá en la forma fónica “el principio constitutivo y director de la diversidad de
las lenguas, tanto en sí misma como en virtud de la fuerza impulsora, o de la resistencia
inhibidora, con que sale al encuentro de las tendencias interiores del lenguaje” (1990
[1836], p. 71). Así, la forma fónica, como uno de los principios de la lengua, es aquello que
a la vez permite emparentar un conjunto de lenguas así como de impulsarlas en el camino
hacia una “forma general”, a un ideal de lengua, y, al mismo tiempo se constituye como el
elemento rector de la parametrización en las lenguas.

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No es, sin embargo, este último aspecto el que Chomsky recuperará, sino, antes, la
idea de un principio recursivo que permite, como ya dijimos, la generación ad infinitum de
nuevas secuencias lingüísticas. En Humboldt, Chomsky también recuperará un desarrollo
del innatismo platónico en la medida en que la Sprache es concebida como “algo que está
eternamente engendrándose a sí mismo” (Humboldt, 1990 [1836], p. 79), de allí que el
aprendizaje lingüístico no se constituya como la recepción y el almacenamiento de palabras
en la memoria para su posterior repetición sino que se trata de un “crecimiento de la
capacidad a través de los años y del ejercicio” (Humboldt, 1990 [1836], p. 79). Es más atrás
-aunque un tanto posterior al pensamiento platónico6- en el racionalismo del siglo XVII,
donde Chomsky observará un acercamiento no dogmático al problema del aprendizaje
lingüístico como un fundamento de su polémica con el conductismo del siglo XX. Frente
a la hipótesis conductista que sostiene que el aprendizaje es cuestión de la aplicación de
procedimientos taxonómicos, del adiestramiento, la instrucción y el reforzamiento, los
racionalistas del siglo XVII se detuvieron a observar las regularidades de las estructuras
lingüísticas para confrontarlas con la insuficiencia y la dispersión de los datos, y proponer
la existencia de mecanismos innatos internos al sujeto, como una posible explicación a la
adquisición del lenguaje.
En la historia de segregaciones que Chomsky construye como un modo de
atender a una polémica que en realidad se centra en el problema de la tensión entre
“adecuación descriptiva” y “adecuación explicativa”, la figura de Saussure queda relegada
a algunas menciones un tanto difusas, que Chomsky le dedica en distintos momentos del
desarrollo del programa. Si bien es posible advertir alusiones celebratorias al lingüista
ginebrino, nunca se lo llega a reconocer como un verdadero precursor de muchas de las
ideas por venir. Al contrario, el ideario cartesiano vuelve una y otra vez, incluso en el
marco del minimalismo biolingüístico. Así, en un artículo que Chomsky publica junto
a colaboradores, definirá la “facultad del lenguaje en sentido estrecho” (FLE) como
la capacidad de producir expresiones discretas que luego serán leídas en los sistemas
sensorio motor y conceptual intensional. Señalará además que “cada expresión es, en este
sentido, un par de sonido y significado” (la traducción es mía) y le adjudicará esta idea a
la historia de la filosofía, especialmente a Humboldt (Hauser et al. 2002, p. 1573).7 Pero
¿no será quizá Saussure quien desarrolle esta idea con total elegancia en un avanzado
minimalismo? Es curioso que en una definición tan mínima y a la vez clara de la facultad
del lenguaje, que a Chomsky le significa aproximadamente cincuenta años de trabajo,
reverberen ideas del fundador de la lingüística: no Humboldt, sino Saussure. Saussure

6
A diferencia de Platón, para quien los principios que explican el conocimiento son siempre externos a la
psiqué platónica. Siguiendo el pensamiento cartesiano, Humboldt plantea el concepto de forma lingüística y
lo explica como un mecanismo generativo, un principio dinámico, una energeia.
7
FLN takes a finite set of elements and yields a potentially infinite array of discrete expressions. This capacity
of FLN yields discrete infinity (a property that also characterizes the natural numbers). Each of these discrete
expressions is then passed to the sensory-motor and conceptual-intentional systems, which process and
elaborate this information in the use of language. Each expression is, in this sense, a pairing of sound and
meaning. It has been recognized for thousands of years that language is, fundamentally, a system of sound-
meaning connections; the potential infiniteness of this system has been explicitly recognized by Galileo,
Descartes, and the 17th-century “philosophical grammarians” and their successors, notably von Humboldt.
One goal of the study of FLN and, more broadly, FLB is to discover just how the faculty of language satisfies
these basic and essential conditions. (Hauser et al., 2002: 1573)

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arriba a una concepción de la lengua en la que los signos se definen claramente en la unión
de significado y significante, y en el juego de oposiciones que establecen con los otros
signos. Tanto esa relación, desprovista en absoluto de nacionalismos, como la oposición
binaria que marca su pensamiento atraviesan y subyacen a la teoría generativista.

Retornos
A lo largo de este trabajo hemos intentado desandar la construcción de filiaciones
y segregaciones en la historia de la lingüística de los siglos XIX y XX. El relegamiento de
la figura de Saussure en el trazado de una tradición por parte del programa generativista
funciona como punta de lanza para comenzar a indagar en las relaciones entre quienes
Chomsky postula como antecedentes -los filósofos racionalistas del siglo XVII y,
especialmente, Wilhelm von Humboldt- y el fundador de la lingüística, Ferdinand de
Saussure. Nos hemos detenido especialmente en el concepto de Sprache, en la ambigüedad
del término y en las tensiones que expresa en el pensamiento de Humboldt para luego
comprender cómo esas tensiones se resuelven, o al menos eso se intenta, en una
propuesta orientada hacia la construcción de una ciencia lingüística general, limpia de
nacionalismos y etnocentrismos. Ese proyecto le implica, necesariamente, a Saussure,
otro tipo de segregación: la de deslindar la lengua del habla y del lenguaje. Saussure no
desconoce en absoluto el pensamiento anterior a su época, y en ese sentido funciona
como un gran articulador entre las ideas del pasado, el presente, y el futuro. ¿Su obra está
cerrada, superada? Creemos que la respuesta a esta pregunta es negativa, la segregación
del lingüista suizo, por parte de Chomsky, consideramos es injusta. Pero las segregaciones,
hemos visto, de algún modo, siempre, retornan.

Bibliografía

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Ana Laura Prado

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un error histórico. En Lingüística en red, 15. http://hdl.handle.net/10017/34342

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Aires: Losada.

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etimología saussureana. En Entornos, 26(2), 325-337.

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Des-aprender para aprender. La teoría del signo lingüístico en el corpus ampliado de Saussure
Paula Navarro

Des-aprender para aprender. La teoría del signo lingüístico


en el corpus ampliado de Saussure

Unlearn to learn. The theory of the linguistic sign


in Saussure’s extended corpus

Paula Navarro*
Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

Las ciencias humanas, en general, y las del lenguaje, en particular, se encuentran ante un
proceso de relectura y revisión del pensamiento saussureano luego del hallazgo de manuscritos
originales de Saussure. En este artículo me propongo examinar algunas de las posibilidades que
habilita el pensamiento saussureano “ampliado” para la investigación lingüística y para la enseñanza
de la lengua materna, a partir de las nuevas lecturas de la obra del ginebrino, en particular desde
la perspectiva del interaccionismo socio-discursivo.
La relectura del Curso de Lingüística General (CLG) a la luz de los Escritos sobre Lingüística
General (ELG) configura un punto de vista más preciso y complejo del signo lingüístico y la lengua
que la interpretación consolidada del CLG. En los manuscritos de Saussure el signo lingüístico se
concibe como una entidad cuaternaria en tres relaciones. Por su parte, el mecanismo de la lengua
como “diferencias de formas” apuntala las nociones “juego de signos” y “torbellino de signos”.
Para el Interaccionismo sociodiscursivo (ISD) la teoría del signo de Saussure, combinada
con otros pensadores, permite comprender el modo en que se desarrolla el pensamiento auto-
reflexivo que involucra signos y discursos como consecuencia de su uso social y convencional.
Desde este paradigma, el acceso a los manuscritos saussureanos orienta el estudio del mecanismo
de la significación en el discurso que Saussure expuso, pero no sistematizó, complementado con el
método descendente de Voloshinov.
En términos didácticos, el acceso al corpus ampliado de Saussure nos enfrenta a un
escenario de nuevas interpelaciones y de oportunidades renovadas para una redefinición de los
objetos de enseñanza, que está estrechamente vinculada con la formación de formadores en lengua
y literatura.
Palabras clave: signo lingüístico, entidad cuaternaria, torbellino de signos, discurso,
proyecciones didácticas

*Argentina. Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Rosario. Integrante del Proyecto de
Investigación “La revisión y reescritura de los escritos de estudio. Temas y problemas epistémico-didácticos"
(Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional del Litoral). Profesora adjunta en la Universidad
Nacional de Rosario y Jefa de Trabajos Prácticos en la Universidad Nacional del Litoral. Secretaria de Ciencia
y Técnica en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.  lpnavarrro@gmail.com

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Des-aprender para aprender. La teoría del signo lingüístico en el corpus ampliado de Saussure
Paula Navarro

Abstract

The human sciences, in general, and language sciences, in particular, are facing a
process of rereading and reviewing the Saussurean mindset after discovering new original
Saussure manuscripts. In this article I intend to examine whether the “extended” Saussurean
thought enables new possibilities for linguistic research and teaching of the mother tongue,
based on new readings of the work of the Genevan, in particular from the perspective
of Social-Discursive Interactionism.
The rereading of the CGL in the light of the WGL configures a more precise and complex
point of view of the linguistic sign and language compared to the consolidated interpretation of
the CGL. In Saussure’s manuscripts the linguistic sign is conceived as a quaternary entity in three
relations. Moreover, the mechanism of language as “differences of forms” underpins the notions
“game of signs” and “whirlwind of signs”.
According to the SDI, Saussure’s sign theory, combined with other theories, makes it
possible to understand the way in which self-reflective thinking involving signs and discourses
develops as a consequence of its social and conventional use. According to this paradigm, the
access to Saussurean manuscripts guides the study of the mechanism of meaning in the discourse
that Saussure exposed but did not systematize, complemented by Voloshinov’s method.
In didactic terms, the access to Saussure’s expanded corpus confronts us with a series of
new questions and renewed opportunities in order to redefine teaching objects, which is closely
linked to the education of teachers in language and literature.
Keywords: linguistic sign, quaternary entity, whirlwind of signs, discourse, didactic
projections

Saussure, una obra abierta


Las ciencias humanas, en general, y las del lenguaje, en particular, se encuentran
ante un proceso de relectura y revisión del pensamiento saussureano luego del hallazgo,
en 1996, de una carpeta con manuscritos originales en la casa del lingüista ginebrino.
Especialmente ha resultado prolífico el diálogo entre la obra canónica de Saussure, el Curso
de lingüística general (en adelante, CLG) y los Escritos sobre lingüística general (en adelante,
ELG). Este corpus ampliado presenta la particularidad de que no fue “hecho público” por
el propio Saussure sino por sus redactores y editores, en un destino que caracteriza su obra
y pensamiento.
Desde este hallazgo, sus ideas están siendo revisadas por teóricos de distintos
marcos epistemológicos. Entre ellos, el interaccionismo socio-discursivo (en adelante
ISD) que recupera la conceptualización del signo lingüístico de Saussure para explicar
el desarrollo de la capacidad de conciencia en el ser humano y se propone reactivar del
“proyecto saussureano” el estudio de las condiciones de creación de las significaciones en
el discurso.
En este contexto de discusión epistemológica que se viene desarrollando desde
hace años, mi indagación toma como eje el problema de la noción epistemológica de “signo
lingüístico”. Como interrogarse sobre esta noción supone reflexionar sobre el concepto de
“lengua”, en el primer apartado examino ambas nociones a partir del corpus ampliado de

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Saussure en el que su conceptualización alcanza una profundidad inédita en las primeras


décadas del siglo XX.
En segundo lugar, pongo en relación dicha conceptualización con la perspectiva del
ISD. De este modo, podré observar cómo una teoría se integra en un marco epistemológico
general. Por un lado, me propongo indagar el modo en que el ISD recepciona el pensamiento
saussureano y lo articula con otras perspectivas teóricas de las ciencias del lenguaje, la
filosofía y la psicología en pos del desarrollo de una ciencia de lo humano (Bronckart et.
al., 1997). Por otro, me interesa revisar la inscripción del signo en unidades superiores
como textos y discursos (Bronckart, 2004, 2017; Bronckart y Bota, 2014).
En tercer lugar, y asociado a este interés teórico-metodológico, formulo
algunos interrogantes acerca de la enseñanza de la lengua, teniendo en cuenta que la
conceptualización de esta noción en el campo de la didáctica de la lengua materna toma
como saber científico de referencia la definición de “lengua” extendida y consolidada, que
se atribuye a Saussure, específicamente a partir de las ideas expuestas en el CLG.
El estatus “clásico” de Saussure, en conjunción con el proceso de relectura y
reconstrucción que se está llevando a cabo, configura la absoluta actualidad que sus ideas
presentan en las discusiones epistemológicas, metodológicas y didácticas contemporáneas.
Ahora bien, revisitar a Saussure demanda un ejercicio de vigilancia epistemológica
advertido oportunamente por Bosque en ocasión de una nueva publicación del CLG:

Estoy convencido de que el hecho de que los autores clásicos sean patrimonio de
todos tiene, particularmente en el campo de las humanidades, muchos aspectos
positivos, pero también algunos negativos. Entre estos últimos yo destacaría dos:
uno es el hecho de atribuirles una serie de intuiciones y premoniciones acerca
de nuestras creencias firmes; el otro consiste en pasar por alto los aspectos de
su pensamiento que no parecen enteramente compatibles con ellas. No sé si esa
‘interpretación orientada’ de los clásicos que tan claramente se reconoce en la
lingüística contemporánea, y también en otras humanidades y ciencias sociales,
tendrá su origen en la indudable pujanza académica que las distintas corrientes
y tendencias tienen en el mundo intelectual, pero me parece real, y --de hecho--
estoy casi seguro de que muchos lectores y re-lectores actuales del Curso no
podrán evitar del todo los riesgos a los que me refiero. (Bosque, 2002, p. 10)

Desde este ángulo, la imagen clásica de Saussure que se ha construido durante


casi un siglo será puesta en diálogo con los manuscritos de su autoría que recientemente
hemos conocido y algunas de las nuevas lecturas de su obra, con la finalidad de examinar
algunas de las posibilidades que habilita el pensamiento saussureano “ampliado” para la
investigación lingüística y para la enseñanza de la lengua materna.

Saussure, un clásico
El CLG ha sido concebido como el texto fundacional de la lingüística moderna
en el que se delimita el verdadero objeto de la ciencia que se interesa por los hechos de

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lengua, y se procura un método para su estudio. Los avatares de su edición y publicación,


que todos conocemos, han derivado en que actualmente, y a la luz de la publicación de los
ELG, dicha obra sea considerada por algunos teóricos como el pensamiento “traducido”
de Saussure o la “vulgata” (Bouquet y Engler, 2004). Podríamos agregar, el pensamiento
consolidado del ginebrino.
En este contexto, me propongo apuntar algunas precisiones acerca de las nociones
de “signo lingüístico” y de “lengua” que se derivan de la lectura del corpus ampliado
y que confluyen en lo que los editores de sus manuscritos denominan “los esbozos de
una lingüística general”. En efecto, Saussure proyecta en sus cursos en la Universidad
de Ginebra (1907-1911) la posibilidad de una lingüística general, lo que constituye una
ruptura epistemológica en su época signada por los estudios históricos y comparados.
Esta epistemología propositiva que se visibiliza en el modo en que decidió denominar
a sus clases -una tradición iniciada en Ginebra por Saussure- fue recuperada tanto en el
título del CLG como en el de los ELG.
Los temas y problemas de la ciencia del lenguaje que Saussure expone se inscriben
en la discusión epistemológica y, por ende, metodológica “de los puntos de vista legítimos,
sin lo cual no hay objeto” (ELG, 2004, p. 28). Saussure adopta la perspectiva sincrónica
(CLG) o instantánea (ELG) cuyo objetivo es establecer los factores constitutivos de todo
estado de lengua. De este modo, el lingüista ginebrino delimita su interés por analizar los
mecanismos a partir de los cuales se constituye el signo lingüístico entendido como la
unidad concreta de la lengua (CLG, 1985).
En su manuscrito “La doble esencia del lenguaje” explicita que su finalidad es
“mostrar que cada hecho de lenguaje existe a la vez en la esfera del presente y en la del
pasado, pero con dos existencias distintas” (ELG, 2004, p. 49). Según su punto de vista,
“existe un estudio científico relativo a cada estado de lengua tomando en sí mismo” cuya
concreción requiere dejar de lado el enfoque y la terminología histórica (ELG, 2014, p. 49).
En pos de este objetivo, Saussure diferencia las perspectivas fonética y morfológica
de los hechos de lenguaje. El orden fonético analiza la figura vocal como entidad física
desde un enfoque histórico o sucesivo; y el orden morfológico, su funcionamiento psíquico
a partir de un enfoque presente o instantáneo. La “figura vocal” se define como un hecho
de lenguaje físico, asible, no lingüístico; y la “forma” como una entidad lingüística de
naturaleza psíquica que, a diferencia de la figura vocal, está asociada a una significación.
Pese a que en estas ideas resuena el CLG, los manuscritos originales de Saussure ponen
de relieve una conceptualización más compleja del “signo lingüístico” que la noción
estabilizada de “las dos caras”.
En el CLG, la unidad lingüística se define como “una cosa doble: hecha del
acercamiento de dos términos” (CLG, 1985, p. 85). La representación del signo lingüístico
como entidad psíquica refiere a las dos caras que se unen y “requieren recíprocamente”: un
concepto y una imagen acústica” (CLG, 1985, p. 86). Por su parte, en los ELG se delimitan
los fenómenos internos o de conciencia, de los externos: “Hay un primer ámbito, interior,
psíquico, en el que existen tanto el signo como la significación, indisolublemente unidos;
y hay un segundo ámbito, exterior, en el que sólo existe el “signo”, pero en ese instante
el signo reducido a una sucesión de ondas sonoras sólo merece, en nuestra opinión, el
nombre de figura vocal” (ELG, 2014, p. 26).

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En este marco, el ginebrino advierte que el dualismo que caracteriza al lenguaje


no se puede concebir como el dualismo del fenómeno vocal y del fenómeno mental, sino
que este reside “en la dualidad del fenómeno vocal COMO TAL y del fenómeno vocal
COMO SIGNO” (ELG, 2004, p. 26). Por consiguiente, la “esencia doble” que da nombre
al manuscrito en el que expone su teoría del signo lingüístico refiere al principio de
construcción de la entidad lingüística que presenta una “dualidad integrada” debido a que
en ella se unen dos elementos heterogéneos, de orden mental: un signo y una significación
(dirá también forma e idea, forma y sentido, signo e idea).
De este modo, Saussure no separa dos fenómenos, sino que propone la asociación
de dos elementos heterogéneos en un mismo fenómeno: la unidad de cada hecho de
lenguaje es consecuencia de “un hecho complejo que consiste en la unión de los hechos”
(ELG, 2004, p. 26). En este sentido, el proceso de revisión de su pensamiento, como
consecuencia del hallazgo de sus manuscritos, permite resignificar la lectura del siglo XX
que ha sido mayormente esquemática.
Las nuevas lecturas de Saussure polemizan con la idea estabilizada de que en el
CLG este autor opera argumentativamente a partir de dicotomías. Para Jaques Coursil
(2014) en Saussure se expresa una lógica argumentativa de “dualidades integradas”, y no
de dicotomías, a partir de la cual analiza, entre otros fenómenos lingüísticos, la forma y el
sentido en el signo lingüístico. En el contexto de los tres movimientos que conforman esta
categoría metodológica que conceptualiza Coursil (2014) se configura un sistema basado
en dualidades.
Entonces, y a la luz de este trabajo de re-lectura que va y viene del CLG a los
ELG, podríamos decir que Saussure concibe el signo como una “cosa” constituida por
dos elementos heterogéneos, íntegramente psíquicos, pero fusionados: la forma y la idea.
Según esta perspectiva, el signo no sería una entidad “doble”, sino que es una entidad
unitaria cuya “esencia” es doble.
De hecho, este autor refuta la concepción según la cual en el lenguaje existen
términos dobles compuestos de una forma y una significación. Su posición es que los
términos son cuádruples y se basan en tres relaciones (ELG, 2004, p. 46). Por eso, la “forma”
-el signo- es una entidad compleja que “incluso reducida a su expresión más sencilla obliga
a tener en cuenta a la vez un signo y una significación” (ELG, 2004, p. 26). Ahora bien, el
mecanismo fundamental de relación entre el signo y la significación es la diferencia de las
formas (ELG, 2004, p. 52). De acuerdo con este enfoque, la entidad lingüística se concibe
como posibilidades de diferencias y asociaciones correlativas.
En efecto, en su estudio del signo y sus relaciones, este autor pone de relieve, desde
una perspectiva sistémica, los mecanismos de constitución del signo: asociación entre la
forma y la significación que se construyen de forma ensamblada a nivel interno o mental;
y diferenciación -delimitación de cada uno de estos dos fenómenos con otras formas y
significaciones. Saussure avanza en su conceptualización de la esencia “puramente diferencial
de cada uno de los elementos del lenguaje” (ELG, 2004, p. 67) cuando enfatiza que en realidad
solo existen “diferencias de formas y diferencias de significaciones” (ELG, 2004, p. 47).
Desde esta perspectiva, la lengua se basa en diferencias: “1º Un signo sólo existe en
virtud de su significación; 2º una significación sólo existe en virtud de sus signos; 3º signos

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y significaciones sólo existen en virtud de las diferencias de los signos” (ELG, 2004, p. 41).
Por eso, para el lingüista suizo

seguimos viéndonos abocados a los cuatro términos irreductibles y a las tres


relaciones irreductibles que no forman entre ellos más que un solo todo para la
mente (un signo / su significación) = (un signo / y otro signo) y además (una
significación / otra significación). (ELG, 2004, p. 43)

Saussure niega, como consecuencia, que un hecho de lengua exista por sí mismo

fuera de su oposición con otros y que sea algo más que una manera más o menos
afortunada de resumir un conjunto de diferencias en juego: de manera que sólo
esas diferencias existen, y que por eso mismo todo el objeto del que trata la ciencia
del lenguaje se precipita en una esfera de relatividad. (ELG, 2004, p. 68)

En este fragmento se sintetiza el punto de vista que este autor denomina


“sinóptico”: los signos que rodean a un signo son los que determinan su valor y existencia.
Para Saussure el término valor expresa mejor que cualquier otra palabra le esencia de la
lengua: una forma no significa, sino que vale y eso implica la existencia de otros valores
(ELG, 2004, p.33). Según este punto de vista instantáneo, la lengua se concibe como “un
sistema de valores relativos y negativos que no tienen existencia más que por efecto de su
oposición” (ELG, 2004, p. 81).
En sus otros manuscritos la conceptualización de la “lengua” como sistema de
valores se retoma y precisa: “toda clase de valor […] solamente tiene su base en el medio y
la potencia sociales. Es la colectividad la que es creadora del valor, lo cual significa que este
no existe antes o fuera de aquella […] ni en los individuos” (ELG, 2004: 254). Los valores,
entonces, son relativos, sociales e históricos.
A modo de resumen, los conocimientos conceptualizados sobre el “signo
lingüístico” y la “lengua” en el corpus ampliado de Saussure que aquí hemos apenas
esbozado nos parecen más precisos y complejos que su pensamiento consolidado.
Por un lado, sus ideas sobre lingüística general resultan más precisas en el sentido
de que estamos leyendo manuscritos originales del ginebrino. Por otro, pese a que en sus
manuscritos no se accede a una versión final de su pensamiento, en sus recurrencias se
configura un punto de vista morfológico claro sobre los hechos de lenguaje en cuyo marco
el signo lingüístico se concibe como una entidad cuaternaria en tres relaciones (diferencias
de formas, diferencias de significaciones y asociaciones entre formas y significaciones),
posicionamiento que subraya la perspectiva sistémica de Saussure y el valor siempre
“relativo” de los signos que son socio-históricos.
Asimismo, el mecanismo de la lengua como “diferencias de formas” apuntala las
nociones “juego de signos” y “torbellino de signos” con que el ginebrino se refiere a la
“lengua” en distintos momentos de los ELG, postura con la que refuta su supuesto estatus

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de “forma fija”. Estas nociones -que también se registran en el CLG pero con menos énfasis-
proyectan nuevos alcances teóricos y didácticos.

Saussure, referente del Interaccionismo sociodiscursivo (ISD)


El ISD es una corriente contemporánea de las ciencias humanas/sociales que, en su
estudio de las relaciones entre lenguaje, pensamiento y actuar humano, articula diversos
campos disciplinares (la filosofía, la lingüística, la psicología y la sociología).
Desde un ángulo psicolingüístico, este paradigma adopta como objeto de estudio
el funcionamiento discursivo o la actividad verbal a partir del análisis de los textos -su
correlato empírico- por la importancia que la actividad verbal tiene en la configuración del
pensamiento consciente. Para ello integra el programa científico de Vygotski, la teoría del
signo lingüístico de Saussure y la filosofía del lenguaje de Voloshinov en una perspectiva
de raigambre histórico-cultural.
En este sentido, a diferencia de la lectura que propone Testenoire (2016) acerca
del cambio que se registró en el campo de las teorías del discurso respecto del aporte de
Saussure en la conceptualización de la noción moderna de “discurso”; el ISD se singulariza
debido a que presenta tempranamente al lingüista ginebrino como un antecedente principal
de su enfoque, en conjunción con otros autores que, al decir de Testenoire (2016), sí se
constituyen como referentes canónicos de las ciencias del discurso (Bajtín, Voloshinov,
Benveniste, Foucault, entre otros).
En efecto, el pensamiento saussureano es una referencia epistemológica
fundamental de este marco teórico-metodológico desde antes de su constitución formal
en 1997. De la obra del lingüista ginebrino, atravesada por la lectura del CLG de De Mauro
(1975), el ISD recupera principalmente dos temas: el estatus de los signos y del sistema de
la lengua (Bronckart, 2005).
Así, en uno de los escritos en los que se encuentran las bases del ISD, Bronckart
considera que “el pensamiento de Saussure es la clave de toda auténtica reflexión sobre la
lengua y en particular de todo análisis de los problemas de sentido” (1985, p. 58) debido a
que en su teoría del signo el lingüista suizo se manifiesta en contra del carácter permanente
del significado de una unidad lingüística.
Por otro lado, subraya que las observaciones de un “segundo Saussure” en las
notas preparatorias del segundo curso registran una apertura hacia una concepción
más social del signo lingüístico: el sistema de signos es hecho por la colectividad, por
eso el fenómeno semiológico está ligado a la colectividad social. No obstante, el planteo
de la naturaleza social del signo como uno de los elementos internos del sistema no fue
desarrollado sistemáticamente por el ginebrino y fue desatendido por los redactores del
CLG (Bronckart, 1985, 1992).
En el contexto de estas reflexiones, este autor especifica que el valor del signo como
producto de la colectividad sí se expone en la segunda parte de la obra de Wittgenstein,
concretamente en las Investigations philosophiques (1961) y las Remarques philosophiques
(1975) en las cuales se especifica que el valor de los signos es producto de la actividad
significante (o uso) y no únicamente del sistema (Bronckart, 1992).

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De acuerdo con este análisis según el cual el marco social fija los valores de los
signos y rige los juicios de identidad y diferencia, Bronckart arguye que la teoría de Vygotski
corresponde “más bien al pensamiento del segundo Saussure y del segundo Wittgenstein”
(1985, p. 66).
La constitución formal del ISD como marco teórico-metodológico se materializa
en el año 1997 con la publicación de dos obras de índole propositiva: el manifiesto
colectivo Por una reconfiguración de las ciencias humanas/sociales en el que se asume una
perspectiva vygotskiana y la obra fundacional de Jean-Paul Bronckart, Actividad verbal,
textos y discursos. Por un interaccionismo socio-discursivo.
En ambos escritos la teoría del signo de Saussure, combinada con otros pensadores,
permite comprender el modo en que se desarrolla el pensamiento auto-reflexivo que
involucra signos y discursos como consecuencia de su uso social y convencional. En
palabras de Bronckart, el procedimiento interaccionista se apoya “en el análisis saussureano
de la arbitrariedad radical del signo (1916) que constituye un aporte teórico esencial para
la comprensión del estatuto de las relaciones de interdependencia entre el lenguaje, las
lenguas y el pensamiento humano” (2004, p. 26).
En efecto, el ISD encuentra congruentes las hipótesis de la línea de la psicología del
desarrollo de Vygotski con la teoría del signo de Saussure. Específicamente destaca el rol
decisivo que juega la interiorización de las propiedades del signo definidas por Saussure
(entidades inmotivadas, discretas y organizadas en la linealidad) en la transformación del
psiquismo heredado en un sistema de pensamiento operativo y consciente que expuso
Vygotski:

Técnicamente hablando, es la dimensión activa del lenguaje (su relación


mediadora en las acciones prácticas), y el carácter discreto y radicalmente
arbitrario de los signos que vehicula, los que transforman el psiquismo elemental
de los organismos vivos (representaciones inaccesibles a ellas mismas) en un
funcionamiento psíquico a partir de unidades delimitadas y estructuradas que
presentan propiedades activas y auto-reflexivas características del pensamiento y
de la conciencia. (Bronckart et. al., 1997, p. 55)

Bronckart retoma la noción de arbitrariedad “radical” -recuperada por Godel


(1956) y De Mauro (1975) de las notas saussureanas-, que diferencia del sentido “banal”
del término en cuanto carácter no motivado del signo. La arbitrariedad “radical” da
cuenta de que como los signos se originan en el uso social, someten “las representaciones
individuales a una re-organización cuyo carácter es radicalmente no natural” (Bronckart,
2004, p. 38). De este modo, la propiedad de arbitrario radical es indisociable del estatuto
activo o comunicativo de los signos. De acuerdo con esta perspectiva, los signos son
ante todo instrumentos de regulación de la actividad colectiva, de cooperación y de
intervención en los comportamientos y representaciones de los demás y, en segundo lugar,
son instrumentos complejos de representación.
En esta dirección, no solo se enriquece la concepción saussureana de valor en el
sistema, con la noción de valor como producto de la actividad significante (Wittgenstein,

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1961, 1975), sino que este enfoque se complementa con la teoría de Bajtín, primero
(Bronckart, 2004), y de Voloshinov, después (Bronckart, 2007, 2013; Bronckart y Bota,
2014) para determinar que esa actividad significante se organiza en discursos.
El ISD postula que los significados de los signos se deben comprender no solo
como valores directamente relativos a la organización de los discursos en los que se
insertan, sino también como indirectamente relativos a la organización de la acción que
mediatiza dichos discursos. A través de estos valores discursivos es que se elaboran las
unidades de “representación” del mundo. De esta manera, la producción de un género
discursivo nuevo es indisociable de la creación de unidades de pensamiento nuevas, que
son reflejo de las reglas del género en función del tipo de actividad humana en la que se
integran (Bronckart, 2004).
En esta cosmovisión, la categoría “género de texto” -que se basa en Voloshinov-
resulta fundamental debido a que expresa las relaciones de interdependencia entre las
propiedades de los textos y de las actividades sociales que estos realizan. No obstante,
como para el ISD la infraestructura general de los distintos géneros de texto se compone
de tipos de discurso -unidades de tipo psico-verbal-, la interiorización de las propiedades
no solo de los géneros sino también de los tipos es la que explica las modalidades de
operatividad del pensamiento consciente (Bronckart, 2004).
Este enfoque se profundiza en el proceso de relectura y reconstrucción teórica
que derivó del hallazgo de los manuscritos originales de Saussure, en el que los referentes
principales del ISD tuvieron una participación activa.
El estudio de los temas saussureanos a partir del corpus ampliado del ginebrino
puso de relieve los diversos conceptos del término “lengua” que se relevan en su obra
como consecuencia de la diferenciación entre las posiciones teóricas, epistemológicas y
metodológicas del ginebrino (Bulea, 2010). Esta autora expresa que la creación sígnica se
produce por un mecanismo similar (la acepción metodológica de lengua), aunque se genera
siempre algo diferente (la acepción ontológica de lengua) (Bulea, 2010). Así pues, cada
signo que se crea siempre es nuevo y esa novedad se produce en la actuación discursiva o
en “lo discursivo” en términos de Saussure (ELG, 2004).
En este sentido se especifica que es gracias al discurso que permanece revivificada la
naturaleza activa y dinámica de los signos dado que “seu valor significante é suscetivel de se
transformar incessantemente no cuadró dos processos de recepção e/ou de reformulação
que caracteriza a vida histórica dos textos”1 (Bronckart y Bota, 2014, p. 254).
Por otro lado, el análisis de los alcances que el punto de vista saussureano presenta
para el estudio de unidades superiores al signo, como textos y discursos, proyectó nuevas
filiaciones entre Saussure, Voloshinov y Vygotski. Sin embargo, las nuevas lecturas
precisan, no transforman, el modo en que Saussure se inscribe en el marco epistemológico
general del ISD. No se lo concibe, como supone Testenoire (2016), como “un pensador de
la discursividad”, sino como un autor que se interesó por el mecanismo de la significación

1
“su valor significante es susceptible de transformarse permanentemente en el marco de los procesos de
recepción y/o de reformulación que caracterizan la vida histórica de los textos” (La traducción es propia).

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en el discurso,aunque no sistematizó dicha perspectiva debido a que optó por el enfoque


sincrónico y sistemático de los hechos de lenguaje (Bronckart y Bota, 2014).
En los últimos trabajos del ISD la complementación de Voloshinov y Saussure
que se configura en la obra fundacional de 1997 alcanza otra profundidad debido a que
el método descendente propuesto por Voloshinov permitiría analizar cómo la actividad
discursiva determina el valor significante de los signos (Bronckart y Bota, 2014). Dicho de
otro modo, el enfoque englobante o descendente de Voloshinov habilita un análisis que
parte de las condiciones de la actividad social para abordar las condiciones de transmisión
de los valores significantes en los textos y el estatus de los signos en la lengua.
En este contexto, y en los albores del siglo XXI, se avizora una reactivación de
“El proyecto de Ferdinand de Saussure”, título de la obra colectiva que Bronckart, Bulea
y Bota editaron y que se publicó en francés en 2010 y en portugués en 2014, en la que se
reúnen voces de autores como De Mauro, Bouquet, Rastier, Sofía, entre otros, para pensar
la actualidad de los temas saussureanos.
En particular, el capítulo a cargo de Bronckart y Bota (2014) identifica en el corpus
ampliado de Saussure tres enfoques de los hechos de lenguaje: el enfoque del cambio, del
discurso y del signo, que es el que finalmente elige Saussure. En relación con el enfoque del
discurso refieren al alcance de las unidades-signo que se registra en los ELG:

Toda especie de signo que existe en el lenguaje (1º el signo VOCAL de cualquier
orden, signo completo como una palabra o un pronombre, signo complementario
como un sufijo o una raíz, signo despojado de toda significación completa ni
complementaria como un determinado “sonido” de la lengua; o signo no vocal como
“el hecho de situar tal signo ante el otro”) tiene consecuentemente un valor puramente
no positivo, es decir, esencialmente, eternamente NEGATIVO.(ELG, 2004: 51)

Así, las entidades que pueden ser consideras unidades-signos incluyen tanto
unidades infraordenadas (morfemas) como unidades más amplias “resultantes de la
organización sintáctica del discurso” (Bronckart y Bota, 2014, p. 237). Desde este ángulo,
van a considerar desde la perspectiva semiológica que se configura en los ELG que los tipos
de discurso son, como los signos, unidades bifases (Bota y Bronckart, 2014; Bronckart,
2017); es decir, entidades de “esencia doble” caracterizadas por la “indisociabilidad
fundamental entre el plano del significante y del significado” (Bronckart y Bota, 2014, p.
255). A su vez, como los tipos de discurso, según el ISD, constituyen la infraestructura
general de los géneros, la genericidad constituye un fenómeno semiótico (Bronckart, 2017).

¿Qué enseñamos cuando enseñamos lengua?


Interrogarse sobre la noción de “signo lingüístico” en el marco de los estudios
lingüísticos implica hacerlo respecto del concepto de “lengua”. Esta interpelación
epistemológica tiene efectos en las decisiones didácticas que involucran al espacio
curricular que se denomina Lengua y literatura, así como a la formación de formadores
para dicha área disciplinar.

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La noción de “lengua” más extendida y consolidada, tanto en el campo científico-


disciplinar de las ciencias del lenguaje, como en el campo de la didáctica de la lengua
materna, es la de Ferdinand de Saussure, principalmente por las ideas expuestas en el Curso
de lingüística general.
En este sentido, Desinano advierte que “dentro del ámbito de la Lingüística el
término lengua está connotado, forma parte de un complejo teórico, que propuso Saussure,
y por tanto su referencia se hace confusa cuando lo sacamos de ese ámbito” (2006, pp. 92,
93). Por eso, desde la perspectiva disciplinar de la didáctica de la lengua materna “enseñar
lengua” implicaría estudiar un concepto teórico y además, dada la conceptualización de
“lengua” más extendida -a pesar del propio Saussure- significaría estudiar un sistema de
signos lingüísticos fijo. En palabras de Bronckart,

cuando se habla de la enseñanza de la lengua generalmente se habla de la enseñanza


de conocimientos acerca del sistema de la lengua o incluso de la estructura de la
lengua (...) por lo que la enseñanza de la lengua, sobre todo, está asociada a la
enseñanza de la gramática. (Bronckart, citado en Riestra 2002, p. 11)

En la Argentina, a partir de la perspectiva comunicativa-funcional o pedagogía del


texto que se adoptó desde la Reforma educativa nacional de 1993, los interrogantes acerca
del objeto de enseñanza se han diversificado. Así, Riestra formula esta problemática desde
la voz de quienes transitan las aulas y se interrogan acerca de aquello que enseñan:

En la práctica encontramos algunos dilemas señalados por los docentes, manifiestos


en los cursos de capacitación tanto de nivel primario como secundario:
. ¿Enseñamos lenguaje o enseñamos lengua?
. ¿Los textos y los discursos o la gramática?
. ¿La comprensión y la producción de textos o la lectura y la escritura? (2007, p. 2)

El contexto de relectura y de reconstrucción teórica del pensamiento saussureano


en que nos encontramos nos enfrenta a un escenario de nuevas dudas e interpelaciones
y, por consiguiente, de oportunidades renovadas para una redefinición de los objetos de
enseñanza, que está estrechamente vinculada con la formación de formadores en lengua
y literatura.
Ahora bien, este proceso, esta oportunidad, presenta una dificultad asociada a
nuestra tarea de formación: como lo expuso en una entrevista el poeta argentino Juan
Gelman: es más difícil “des-aprender” que “aprender” (Mero, 1987). En este contexto de
reflexiones, diríamos que resulta más difícil “des-aprender” la interpretación consolidada
de Saussure que “enseñar a aprender” su corpus ampliado.
Puesta en este camino, en trabajos anteriores expuse una posible actualización del
discurso didáctico destinado a explicar el pensamiento saussureano ampliado en las aulas
de nivel superior que no se sustente en enseñar “dos Saussure”. Concebí la paradoja como

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el procedimiento didáctico más acertado para enfrentar el desafío de hacer comprender


conceptos complejos: “la lengua transmite lo mismo y lo diferente”. Concluí que en el
discurso didáctico la paradoja asume “una función cognitiva debido a que muestra el modo
complejo en que se produce la significación humana y altera el saber instaurado durante
casi un siglo (la doxa). En efecto, únicamente en la formulación paradojal podríamos dejar
atrás la explicación esquemática de la lengua como sistema de signos estático” (Navarro,
2015, p. 25) y exponer con mayor eficacia lo maravilloso del pensamiento saussureano.
En este artículo me interesa resignificar, desde un punto de vista interesado en
la enseñanza del funcionamiento verbal, algunas de las preguntas que los formadores de
formadores en lengua y literatura nos hacemos en nuestra labor cotidiana.
De modo general, una primera pregunta sería si el corpus ampliado y las nuevas
lecturas de Saussure se pueden y/o deben “tomar en préstamo” para la enseñanza de
la lengua y la literatura. Asociado a este cuestionamiento, sería oportuno indagar si el
pensamiento saussureano es una referencia ineludible para el programa de enseñanza
vigente en nuestro país y, en ese caso, qué puede aportar y de qué modo se va a adaptar
al perfil de los estudiantes, es decir, qué simplificaciones del modelo teórico se podrían
aceptar en el marco del proceso de transposición didáctica.
Una vez asumido este desafío, ¿cómo enseñamos lengua desde el corpus ampliado
de Saussure?, ¿continuaremos preguntando si enseñamos la lengua como “sistema de
signos” o como “lengua en uso”?, ¿o habilitaremos otras posibilidades de interpelación
que recuperen los mecanismos de constitución del signo lingüístico? Desde este enfoque,
la pregunta ¿qué enseñamos cuando enseñamos lengua? se reconstruiría en un esquema
más complejo si los saberes sabios que se “toman en préstamo” refieren no al signo como
una entidad doble sino como una entidad cuaternaria en tres relaciones; y recuperan el
“torbellino de signos” que se estructura constantemente y no el sistema de formas fijas
(ELG, 2004).
Por otro lado, y en relación con algunas de las nuevas lecturas de Saussure que
sistematizamos en el apartado anterior, las distintas acepciones de la noción de lengua
que se relevan en la obra del ginebrino (Bulea, 2010) pluralizan el interrogante ¿qué
enseñamos cuando enseñamos lenguas?, ¿qué lenguas se enseñan: la lengua normada o la
lengua interna?, ¿cómo se articula esta enseñanza plural?
Por su parte, los trabajos de Riestra orientan la reflexión respecto del lugar desde el
que tenemos que enseñar lengua si partimos de las ideas de los manuscritos saussureanos,
es decir, si concebimos que “nos comunicamos mediante significaciones y diferencias de
significaciones” (Riestra, 2015, p. 271). En esta dirección, considera que las relecturas de
Saussure “abren nuevas dimensiones para la enseñanza de las lenguas y, particularmente,
una posibilidad de abordaje de la gramática de cada lengua” (Riestra, 2015, p. 262). En el
contexto de sus reflexiones propone una enseñanza descendente de lo global a lo local del
signo lingüístico que coincide “con el concepto del determinismo del signo global como
determinante del signo local” (Riestra, 2015, p. 271).
Por último, si asumimos una perspectiva interaccionista socio-discursiva, los
mecanismos de transmisión y conformación de la lengua expuestos por Saussure, que son
dinámicos e implican su reestructuración incesante, gatillan nuevas posibilidades para la

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Paula Navarro

formación de las personas en su capacidad discursivo-textual. Desde este punto de vista,


la apropiación de la lengua supone la apropiación de las propiedades del signo.
Entonces, ¿qué transmitimos cuando transmitimos la lengua?, ¿el mecanismo de
diferencias de formas y significaciones?, ¿los valores siempre nuevos de los signos que co-
ocurren en textos y discursos? A su vez, ¿cómo abordamos la transmisión de los valores
de los signos en la actividad discursiva?, ¿qué alcances presenta la enseñanza de géneros
de texto y tipos de discurso para la transmisión de la lengua?

Ampliación del campo de batalla


La relectura del CLG a la luz de los ELG configura un punto de vista más complejo del
signo lingüístico y la lengua que la interpretación consolidada del CLG debido, en parte, al
estatus privado -no publicable aún para Saussure- que detentan sus manuscritos. En efecto,
en ellos leemos las anotaciones de un teórico, no solo de un profesor, para un libro sobre la
ciencia del lenguaje (etiqueta que contenía el manuscrito “La doble esencia del lenguaje”).
Se ha subrayado ampliamente que el CLG, elaborado a partir de los apuntes de las
clases de Saussure, constituye el resultado de una exposición didáctica menos dubitativa,
o más categórica al decir de Engler y Bouquet (2004), que el pensamiento fragmentario
(organizado en diversas entradas) que leemos en los ELG.
Sin embargo, entiendo que es ese estatus genérico de los manuscritos saussureanos
que constituyen una versión no concluida de su lenguaje/pensamiento y que, por lo
tanto, registra avances y retrocesos, no solo no se obtura una posición epistemológica y
metodológica clara acerca de los hechos de lenguaje que estudia, sino que en ello reside
su potencialidad y absoluta actualidad. Leemos ideas recurrentes en sus notas acerca de
un punto de vista morfológico de los hechos de lenguaje, así como resquicios de otras
posibilidades que el ginebrino exploró, pero no sistematizó.
En el caso del ISD, este marco teórico-metodológico identifica los intereses de
Saussure y las decisiones epistemológicas y metodológicas que tomó en su opción por
el sistema colectivo desde un abordaje sincrónico, como consecuencia —aventuran
Bota y Bronckart (2014)— de una simplificación didáctica vinculada con sus cursos de
lingüística general. A su vez, estos autores distinguen aquellas zonas menos desarrolladas
del pensamiento del ginebrino que complementan con otros pensadores y enfoques en
función de sus intereses teóricos y didácticos.
De esta manera, podríamos decir que la advertencia señalada por Bosque (2002)
respecto de la interpretación “orientada” de los clásicos -Saussure, en este caso- no solo ha
sido un punto de partida, sino que forma parte del contenido mismo de la discusión sobre
el “proyecto Saussure”. En particular, el ISD recupera y discute aquellas ideas que permiten
examinar la socialidad del signo en su ocurrencia en géneros de texto y tipos de discurso.
En términos didácticos, la reflexión apuntala las posibilidades que la
conceptualización del signo como una unidad cuaternaria en tres relaciones, así como
el modo diferencial en que la lengua se constituye en tanto sistema de signos, supone
para la enseñanza de la lengua materna en la escolaridad obligatoria. Sobre todo, frente al
dilema acerca de cómo articular nociones gramaticales, textuales y discursivas en pos de la

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Paula Navarro

formación de las personas en el marco del enfoque comunicativo-funcional actualmente


vigente en la Argentina.
Ampliación del campo de batalla es el título de la primera novela del escritor francés
Michel Houellebecq. La metáfora resulta pertinente para inscribirse en el proceso de
relectura y reconstrucción de la obra y pensamiento de Saussure en el sentido de la batalla
que tenemos que librar con nuestra propia interpretación consolidada, así como con el
pensamiento divulgado del ginebrino o la “doxa” (Navarro, 2015), que es preciso “des-
aprender” para “aprender” las nuevas posibilidades que nos ofrecen, primero, la lectura
del corpus ampliado de Saussure y, segundo, la interpretación que distintas perspectivas
teóricas han realizado de la obra del ginebrino.
En ese camino nos encontramos debido a que, pese a que los ELG se publicaron
en español rápidamente (2004), no podemos decir, como se expone en la convocatoria
de estos Cuadernos de Humanidades, que los conocimientos que conceptualiza Saussure
hayan sido utilizados teóricamente y divulgados en las aulas universitarias. En este
sentido, habilitar nuevos interrogantes epistémicos de la mano de un autor clásico cuyo
pensamiento, no obstante, todavía estamos conociendo, constituye una oportunidad
cercana y necesaria tanto para la investigación lingüística como para la didáctica de la
lengua materna en la Argentina.

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de Saussure. Madrid: Losada, pp. 13-32.

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Paula Navarro

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A caballo en diferentes dominios: metáforas y símiles en los escritos saussureanos
Gastón Daix

A caballo en diferentes dominios: metáforas y símiles


en los escritos saussureanos

On Different Realms: Metaphors and Similes


in Saussure’s Written Works

Gastón Daix*
Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

Este trabajo sostiene la hipótesis de que las metáforas y los símiles constituyen una matriz
de generación conceptual en los escritos saussureanos que resulta inescindible de la teoría en su
contexto de producción, y no como mero recurso pedagógico auxiliar puesto al servicio de la
divulgación de un conocimiento ya consolidado como tal. En tal sentido, desde una perspectiva
interactiva, asumimos que las metáforas constituyen modos de pensar capaces de engendrar
representaciones del mundo y que, por tanto, antes que depender de semejanzas preexistentes
entre entidades extralingüísticas, las crean performativamente en el discurso. Sobre la base de
estos supuestos, tras un breve análisis de las conceptualizaciones clásicas acerca de la metáfora
–de las que tomamos distancia– y de los argumentos por los que el discurso tradicional acerca
de la ciencia erige una mítica incompatibilidad entre figuración y razón, procedemos a relevar y
contrastar expresiones metafóricas evidenciadas en el Curso de lingüística general (CLG) y en los
Escritos sobre lingüística general (ELG).
Palabras clave: Metáfora, Comparación, Símil, Discurso científico, Lingüística, Saussure

Abstract

This paper supports the hypothesis that metaphors and similes constitute a conceptual
generation matrix in Saussure’s writings that is inseparable from theory in its context of production,
and not as a mere auxiliary pedagogical resource put at the service of the dissemination of
knowledge already consolidated as such. In this sense, from an interactive perspective, we assume
that metaphors constitute ways of thinking capable of engendering representations of the world and
that, therefore, rather than depending on pre-existing similarities between extra-linguistic entities,
they create them performatively in discourse. On the basis of these assumptions, after a brief analysis

*Argentina. Profesor en Letras. Docente de la cátedra Taller de Lectura y Escritura Académica y miembro
del Centro de Escritura Académica  de la Universidad Nacional de Rafaela. Auxiliar en la cátedra Análisis
del Texto y del Programa Universitario de Alfabetización y Escritura Académica en la Universidad Nacional
de Rosario. Miembro de la Cátedra Libre Ferdinand de Saussure del Instituto de Investigaciones Adolfo
Prieto. Email: gastondaix@gmail.com.

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A caballo en diferentes dominios: metáforas y símiles en los escritos saussureanos
Gastón Daix

of the classical conceptualizations about metaphor—from which we distance ourselves—and of


the arguments by which the traditional discourse about science sets up a mythical incompatibility
between figuration and reason, we proceed to list and contrast metaphorical expressions evidenced
in the Course in General Linguistics and in the Writings in General Linguistics.
Keywords: Metaphor, Comparison, Simile, Scientific discourse, Linguistics, Saussure

Introducción
Normand (1995) ha señalado pertinentemente que, a pesar del rechazo declarado
de Saussure a la vaguedad y a la inadecuación del lenguaje metafórico empleado por los
estudios filológicos del siglo XIX, “sobre los puntos más problemáticos (como la naturaleza
del signo) las metáforas […] son tan numerosas en las diversas notas manuscritas (huellas
de investigación) como en los cuadernos de los estudiantes (ecos de la enseñanza)” (p.
80). Asimismo, como observa Arrivé (2017), lejos de tratarse de una tendencia que pasara
inadvertida para el propio autor, “Saussure es consciente en grado sumo de esta característica
de su discurso” (p. 84) e incluso esgrime una apología de su uso en lingüística, como
puede apreciarse en sus notas manuscritas en las que discurre acerca de las dificultades de
la terminología empleada en los estudios del lenguaje, cuya inadecuación constituye para
él una preocupación central, tal como se evidencia en la frecuentemente citada carta que
le escribiera a Meillet el 4 de enero de 1894:

estoy harto de todo esto y de la dificultad que hay, en general, para escribir diez
líneas con sentido común en materia de hechos del lenguaje. […] Sin cesar, la
inepcia absoluta de la terminología ordinaria, la necesidad de reformarla, y de
mostrar para ello qué clase de objeto es la lengua en general, me estropea el placer
histórico (Benveniste, 1971, pp. 38-39)

En ese marco, Saussure coincide parcialmente con la crítica de sus contemporáneos,


los neogramáticos, quienes renegaban de la vaguedad y de la falta de rigor de la lingüística
histórico-comparada, constreñida a una descripción metodológicamente sesgada de las
lenguas y carentes de un auténtico interés por formular “leyes” explicativas que dieran
cuenta de los cambios observados a lo largo del tiempo. Esta falta de precisión, evidenciada
en el empleo de una terminología subsidiaria del discurso de la biología, se materializaba
en expresiones metafóricas como “lengua madre e hijas” y en su sometimiento a ciclos de
vitalidad y muerte. De hecho, el propio Saussure no se privó de arremeter enardecidas críticas
a las mismas metáforas vituperadas por los neogramáticos sobre los trabajos de Schleicher y
otros autores influenciados por este, derivadas en su mayoría de una concepción –igualmente
metafórica– que asume el lenguaje como “organismo vivo”. Así, leemos en los ELG:

No, la lengua no es un organismo, no es una vegetación que exista


independientemente del hombre, no tiene una vida propia que implique un
nacimiento y una muerte. Todo es falso en la frase que he leído [en referencia a

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una cita de Abel Hovelacque]: la lengua no es un ser organizado, no puede por


sí misma, no decae, no crece, en el sentido de que no tiene ni infancia ni edad
madura, y, por último, no nace como vamos a ver. (Saussure, 2004, p. 138)1

No obstante, a pesar del rechazo de estas metáforas en particular, Saussure señala


que la iniciativa neogramática de desprenderse de las figuras en general resulta quimérica
en el estudio del lenguaje:

Proscribir la figura es creerse en posesión de todas las verdades, si no, queda usted
radicalmente fuera de la posibilidad de decir dónde comienza o acaba una metáfora.
Sería estupendo si creyéramos por un instante que los que prestan ese juramento
[“basta de figuras”] tienen la menor idea de aquello a lo que se comprometen. ¿Se
acabaron las figuras?, ¿de modo que nada más que términos que correspondan
a las realidades absolutas del lenguaje? Esto equivale a decir que las realidades
absolutas del lenguaje no ofrecen misterio para los neogramáticos, que nos las han
revelado. (Saussure, 2004, p. 209; el destacado con cursiva es nuestro)2

Podemos concluir entonces que los embates de Saussure no son contra la figuración
misma sino con los caminos errados a los que puede conducir una metáfora inadecuada.
Esta preocupación puede leerse en el marco de la crítica dirigida a sus antecesores: no
cuestionarse la naturaleza del lenguaje, dar por supuesto que esta existe del mismo modo
que los objetos físicos, sin atender que en verdad es el punto de vista el que crea el objeto.
En tal sentido, las sucesivas vacilaciones en el empleo de una u otra metáfora en los escritos
saussureanos y la batalla librada contra las metáforas biologicistas parecen dar cuenta de
una búsqueda –i.e. “huellas de investigación”, como señalamos más arriba en la cita de
Normand– orientada a superar los obstáculos epistemológicos de los cuales las metáforas
biologicistas serían tan solo un síntoma.
Así, definir el objeto de estudio de la lingüística podría pensarse, en cierto modo,
como una tarea que comprende dar con una metáfora que pueda juzgarse adecuada, que
guíe el trabajo del lingüista evitando caer tanto en la trampa de una literalidad por el
momento impracticable como en los callejones sin salida que suponen metáforas erradas
que –como las empleadas por Schleicher– “violentaban la realidad al ver en la lengua una
cosa orgánica” (Saussure, 1945, p. 260).

1
Primera conferencia en la U. de Ginebra (nov 1891)
2
Similares apreciaciones podemos leer también en el CLG. Cf. “La nueva escuela, ciñéndose cada vez más
a la realidad, hizo guerra a la terminología de los comparatistas, y especialmente a las metáforas ilógicas
de que se servían. Desde entonces ya no se atrevía uno a decir ‘la lengua hace esto o aquello’, ni hablar de
‘la vida de la lengua’, etc., ya que la lengua no es una entidad y no existe más que en los sujetos hablantes.
Sin embargo, convendría no ir demasiado lejos, y basta con entenderse. Hay ciertas imágenes de que no
se puede prescindir. Exigir que uno no se sirva más que de términos que respondan a las realidades del
lenguaje es pretender que esas realidades ya no tienen misterio para nosotros. Pero estamos muy lejos de
tal cosa. Así, pues, nosotros no vacilaremos en emplear cuando llegue la ocasión algunas expresiones que
fueron censuradas en su época” (p. 33).

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Si esto es así, y consideramos que en efecto las metáforas y símiles que fueron
conservadas en la edición realizada por Sechehaye y Bally son eco de algunas de las
más diversas y numerosas que podemos encontrar entre las notas privadas de Saussure,
estaremos dispuestos a rechazar la posibilidad de que estas figuras puedan reducirse a
una función exegética. En otras palabras, no se trataría de recursos accesorios puestos al
servicio de volver más atractivo el discurso ni meramente derivados del afán pedagógico
de transmitir un conocimiento ya consolidado a sujetos que, en situación de cursar un
seminario, realizan un proceso de asimilación y acomodamiento de nuevos saberes3.
Creemos, en cambio, que contamos con evidencias suficientes para afirmar a partir
del cotejo del CLG y los ELG que –en principio para el caso del pensamiento saussureano–
la figuración metafórica constituye deliberadamente un método de indagación que permite
organizar, por tomar prestada una metáfora, “la masa amorfa del pensamiento”, a partir de
distintos ensayos que ponen a prueba la productividad y la adecuación de cada metáfora
con relación al concepto que no solo pretenden explicar sino generar.
Para sostener esta perspectiva, consideramos necesario precisar en primer lugar
el sentido y los alcances de la metáfora—término que hasta aquí hemos empleado
intuitivamente sin ninguna precisión teórica—tarea de la que nos ocuparemos en el
siguiente aparatado. Por otra parte, dedicaremos aquí un breve apartado al modo en que
se conciben específicamente las metáforas con relación al discurso de la ciencia, dado
que—aunque podamos considerarlo ejemplar por su documentación y dinamicidad—el
caso particular de Saussure no resulta excepcional en la historia de las ideas. Con este
marco conceptual ya consolidado, el resto del artículo descansa sobre el relevamiento y
análisis de las metáforas en dos fuentes del archivo Saussure, el CLG y los ELG,4 sobre
las cuales nos proponemos dilucidar: a) qué campos semánticos comunes aglutinan esas
metáforas, b) cuáles aparecen en ambas fuentes y cuáles no, c) que función cumplen en su
contexto de aparición.

Concepciones de metáfora
Dado que excedería ampliamente el objetivo propuesto en este trabajo, no
desarrollaremos aquí la deriva diacrónica del concepto de metáfora en el amplio arco
de siglos que van desde Retórica y Poética de Aristóteles hasta la actualidad.5 En cambio,
siguiendo el mapeo esquemático formulado por Black (1966), nos interesa señalar que las
posiciones que se sucedieron a lo largo de la historia y que aún se encuentran en pugna
respecto de la metáfora pueden sistematizarse atendiendo a dos posiciones polares: la del

3
Sobre la aplicación de las categorías paigetianas de asimilación y acomodamiento al empleo de metáforas
en contextos de enseñanza, ver Petrie & Oshlag (1993).
4
Por cuestiones de espacio, hemos decidido dejar fuera una tercera fuente cuyo análisis resulta también
esclarecedor: las notas de los cuadernos de Constantin del tercer curso de lingüística general dictado por
Saussure en Ginebra entre 1910-1911 y que, como es de público conocimiento, no fueron parte del material
empleado en la edición del CLG. El cotejo de los resultados preliminares del análisis que proponemos en este
desarrollo con esta fuente será materia de futuras indagaciones.
5
Para un análisis detallado de la propuesta aristotélica, ver Ricoeur (1977).

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enfoque sustitutivo, una de cuyas variantes más prominentes deriva en una concepción
comparatista, y el enfoque interactivo.6
El enfoque de la sustitución plantea que la expresión metafórica consiste en el relevo
de otras literales, en razón del carácter analógico presupuesto entre un término presente
y otro ausente; en otras palabras, desde una teoría comparatista de la sustitución, lo que
posibilita la metáfora es la existencia de una relación de semejanza exterior, preexistente
e independiente del acto de su enunciación (ya en el dominio físico por semejanza entre
realidades objetivamente comparables, ya en el dominio léxico por conjunción de semas
compartidos), sobre cuya base opera el relevo. Así, “comprender una metáfora será como
descifrar un código o desenmarañar un acertijo” (Black, 1966, p. 43), es decir, ser capaz
de traducir lo que se expresa en lenguaje figurado a lenguaje literal, restituir la forma de
un pensamiento al “grado cero”, corrigiendo el “desvío” que la metáfora supone respecto
de uso corriente de una palabra. Luego, si la figuración es una operación reversible, se
asume que el sentido “original” puede ser repuesto por una paráfrasis exhaustiva o por el
uso del término propio, sin que ocurra por ello una pérdida semántica. En este sentido,
un problema para este punto de vista es lograr definir cuál sería el “grado cero” frente al
cual ocurre el desvío. Las respuestas a esta demanda teórica son variadas, pero en general
poco satisfactorias en la contrastación empírica, ya que tropos y figuras están presentes (o
ausentes) tanto en el discurso cotidiano, como en la literatura e, incluso, como venimos
sugiriendo desde un comienzo, en el discurso científico, e incluso los efectos de sentido
producidos en cada uno de estos campos no son de pleno equiparables entre sí.
Por otra parte, el enfoque interactivo plantea que “cuando utilizamos una metáfora
tenemos dos pensamientos de cosas distintas en actividad simultánea y apoyados por
una sola palabra o frase, cuyo significado es una resultante de su interacción” (Richards,
1963, p. 93). La metáfora es “un préstamo mutuo y comercio entre pensamientos, una
transacción entre contextos” que requiere que dos ideas “cooperen en un significado
incluyente” (p. 94). Es decir que una palabra que se constituye en el foco de una metáfora
alcanza en su contexto un sentido nuevo que no es ni el significado de sus usos literales
ni el del que podría tener un sustituto literal cualquiera. La presencia del foco en un

6
Si bien consideramos que la propuesta de Black resulta todavía a la fecha esclarecedora, existen además
otros modos más recientes de clasificar y nombrar perspectivas dispersas geográfica e históricamente pero
afines epistemológicamente. Por caso, Martin Soskice y Harré (1995), apoyándose en Black y en Richards
pero considerando también los desarrollos posteriores llevados a cabo en el marco del cognitivismo
(fundamentalmente a partir de la obra de Lakoff y Johnson en los ochenta), distinguen las diversas teorías
sobre la metáfora en dos grupos –teorías sustitutivas y teorías gestálticas– en función de si se considera,
respectivamente, que la metáfora es un modo otro de decir aquello que podría haberse expresado en términos
literales sin pérdida cognoscitiva o si, en cambio, se asume que lo que se expresa metafóricamente no podría
expresarse de otra forma. Sobre esta última línea, las autoras sostienen que las metáforas son necesarias en
tanto “tanto en el curso de la composición literaria como de la teorización científica concebimos más de
lo que podemos decir” (p. 290) por lo que la metáfora se constituye en un modo de decir lo que queremos
decir, especialmente cuando no existe (al menos provisoriamente) otro modo de decirlo. En tal sentido,
las metáforas serías asumidas allí como una totalidad construida cuyo sentido excede en de sus partes
constitutivas aisladas o en otro contexto y, a la vez, estructuras que modelarían la percepción intelectual de
aquello que, en el correlato de lo extra verbal, pretenden denominar a título de referente.

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nuevo marco7 supone, entonces, forzar una extensión del significado. Por eso, para que
funcione, el lector tendría que ser capaz de percatarse de tal extensión y de atender a la
vez al significado antiguo y al nuevo. Black plantea que, en tal sentido, podemos entender
la metáfora como un “filtro” o “lente” capaz de hacer ver, ocultar, poner de relieve o en
segundo plano determinados rasgos que aceptamos como representación de “lo real”.
Así, bajo esta segunda lógica, en una afirmación como “El hombre es un lobo”
hay dos asuntos, el principal “el hombre” y el subsidiario “el lobo”, de modo que vemos al
hombre a través del filtro que formulan los rasgos que conocemos o atribuimos al lobo.
Por ello, para comprender la metáfora, es necesario que el lector conozca el sistema de
tópicos que acompañan al asunto secundario o, de lo contrario, si no logra activar ese
campo, la metáfora no será capaz de aportar un nuevo significado. Asimismo, lo que
interesa allí no es tanto que los lugares comunes a los que alude el sistema de tópicos
sean verdaderos cuanto que sean evocados de forma rápida y espontánea. En el caso de
lobo, deben activarse y proyectarse sobre el hombre las representaciones asociadas a la
ferocidad, a la competencia constante, a su dieta carnívora, a su fuerza, a su peligrosidad,
etc., pero no todo lo que un lobo “es” (p.ej. su pelaje). E incluso si en el mundo empírico
se constatase que lo que se sostiene en la doxa respecto del lobo es falso, ello no incide en
nada en el sentido ni en la comprensión de esta, en tanto quien la interpreta conozca el
sistema tópico sobre el que se apoya.
Como se ve, el eje de esta mirada está en el nivel discursivo, no en el léxico o en el
referente, por lo que podemos asumir que, además, la vitalidad de las metáforas y su sentido
se debe analizar en un contexto ampliado que no se limita ni siquiera a la frase. Asimismo,
y contrariamente a la tradición retórica que insistentemente asume la existencia de una
semejanza preexistente y exterior como condición sine qua non, aquí de lo que se trata es
de proponer que la metáfora es capaz de fundar la semejanza sobre la que luego se afirma.
Para ello, toda metáfora supone suprimir ciertos detalles y acentuar otros, organizando
una visión determinada del asunto principal, pero saber qué aspectos son los relevantes
en la puesta en diálogo de los conceptos que conforman la metáfora constituye un saber
cultural e históricamente situado, no válido universalmente y no explicable meramente a
partir del significado léxico. Ello conduce a suponer que el carácter generativo y dinámico
de la “metaforicidad” (Black, 1977) —en tanto atributo— rehúye a todo intento de
definición estable: lo que en un momento se percibe como metáfora (como caso marcado
o “desvío”, en términos retóricos) en otro contexto puede no serlo (es decir, puede recibir
una interpretación plenamente literal). Después de todo ello permitiría explicar no solo
las catacresis, las expresiones fosilizadas, ciertos casos de neologismos en las ciencias e
incluso algunos malentendidos.
A modo de síntesis parcial, hasta aquí lo que nos interesa mostrar es que el
relevamiento y análisis de metáforas que nos hemos propuesto realizar sobre el corpus
saussureano no puede llevarse a cabo sin tomar determinadas decisiones teóricas y
epistemológicas previas. Por lo pronto, consideramos necesario alinear a propuestas que:

7
Empleo aquí la denominación preferida por Black, coextensiva a los conceptos de tenor y vehículo formulados
por Richards. Nótese asimismo que en ambos casos la metáfora aparece como un elemento compuesto por
entidades copresentes en el nivel del discurso, de modo que no puede reducirse ni identificarse –como suele
ocurrir en la retórica– con una de sus partes.

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a. No planteen dicotomías del tipo forma/contenido, grado cero/desvío,


literalidad/literariedad, sentido figurado/sentido literal, pensamiento/lenguaje.
b. Reconozcan el potencial epistémico de la metáfora y no la conciban como
mero ornato, como “plus” de significación.
c. Permitan sostener la figuración en su dimensión argumentativa y, por tanto,
performativa, independientemente de que su resultante se cristalice o no en
aquello que percibimos como figura en una determinada coyuntura histórica.
d. Sean compatibles con la idea de que la metaforicidad puede expresarse también
bajo la forma de un símil, sin que ello suponga concebir a la metáfora como
una comparación abreviada o elíptica (cf. Quintiliano) ni como una clase
particular de metáfora (cf. Aristóteles).8

Las metáforas en la ciencia


Desde la consolidación del discurso científico alrededor del siglo XVII y la
consecuente emergencia de instituciones tutelares como la Royal Society –cuyo lema no
casualmente es Nullius in verba–, se consolidó culturalmente el presupuesto de que “la
descripción y la explicación de la realidad física es una tarea valiosa y respetable” (Ortony,
1993b, p. 1), cuyo monopolio se arrogarían cada vez con más insistencia los campos
del saber de las disciplinas científicas. Desde tal perspectiva, se asume que los fines que
justificaban a la ciencia como institución deberían llevarse a cabo mediante un lenguaje
modelado específicamente para tal fin, que resolviera la vaguedad y la ambigüedad del
discurso cotidiano y rehuyera, a su vez, de las marcas asociadas a aquella parcela del
discurso sobre la que se proyecta una suerte de monopolio de la mentira puesta al servicio
del deleite y la imaginación: la literatura.
Así, sobre la base de una ontología y una epistemología atravesadas primero por
el empirismo y luego por el positivismo, “el conocimiento científico […] padece de una
falsa idealización fundada en el culto del científico como […] observador ‘desinteresado’
o ‘neutral’, cuya única clase confiable de lenguaje es una supuestamente literal-lógica”
(Radman, 1995, pp. 1-2). Como consecuencia, el uso de la primera persona gramatical, de
la narración y de aquello que tradicionalmente la retórica denominó tropos o figuras –en

8
No desarrollaremos en este artículo las discusiones en torno a los modos en que se entrelazan a lo largo de la
historia las conceptualizaciones de la metáfora con los términos comparación, analogía y símil. Nos interesa, no
obstante, dejar planteado algo que se ha delimitado a lo largo de este apartado pero que conviene señalar con
mayor claridad, siguiendo los planteos de Ortony (1993a): el hecho de que las metáforas operen sobre la base de
comparaciones –en términos cognitivos– no supone que la metáfora sea una comparación –en términos lógicos
o lingüísticos–. Asimismo, no todas las expresiones lingüísticas que se formulan en términos comparativos
constituyen expresiones metafóricas. Después de todo, existe una diferencia sustancial entre una comparación
literal –p.ej. “Las enciclopedias son como diccionarios”– y otras que no lo son –p.ej. “Las enciclopedias son
como minas de oro”–. En este trabajo, por claridad expositiva, cuando refiramos a “símiles” lo haremos en este
sentido: comparaciones que deben ser interpretadas metafóricamente para tener sentido. Para una discusión
pormenorizada sobre al papel de la similitud en símiles y metáforas, ver Ortony (1993a) y Le Guern (1978).

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particular, de la metáfora– se constituyeron en un triple tabú (cf. Weinrich, 1995, citado


en Ciapuscio, 2005, 2011).
Ahora bien, aunque esta caracterización de la prosa científica se reitera incluso en
manuales de escritura universitaria en la actualidad, lo cierto es que existe gran variación
en cuanto al modo y al grado de presencia de estos elementos conforme al ethos discursivo
que el autor debe construir conforme la lengua en la que escribe, el país en el que publica,
la disciplina en la que se inscribe y el paradigma al que adscribe. En tal sentido, la inasible
desubjetivización del discurso puede analizarse, en la contrastación empírica con los
textos, como un cliché o como una sobregeneralización descontextualizante que puede
o no funcionar como ideal regulatorio en la escritura, pero que de ninguna manera
constituye un atributo predicable de todo enunciado legitimado dentro del campo del
discurso científico-académico.
Más aún, más allá de los pretendidos preceptos asociados al discurso estereotipado
de la ciencia, varios autores (Boyd, 1993; Martin Soskice y Harré, 1995; Schön, 1995;
Reddy, 1995; Kuhn, 1995; Fox Keller, 2000; Lakoff y Johnson, 2009) han señalado que
la recurrente presencia de metáforas en textos académicos de dataciones diversas, lejos
de evidenciar la transgresión de una norma formulada como garantía de un efecto de
objetividad, son indicio de que se trata de un elemento constitutivo de los procesos de
producción y puesta en circulación del conocimiento en los más diversos campos, por lo
que no se trataría de un fenómeno reductible a una cuestión estilística. Estas afirmaciones
por lo general se apoyan fuertemente sobre la evidencia de que una u otra metáfora raíz
puede habilitar u obliterar ciertos modos de pensar, valorar y actuar frente a aquello que se
pretende nombrar y que se asume existe independientemente del sujeto observador y del
lenguaje, tal como ya lo hemos señalado más arriba con relación a la metáfora “el lenguaje
es un organismo vivo”, ampliamente aceptada hasta fines del siglo XIX.
Estos supuestos constituyen el núcleo duro del paradigma “constructivista”
de la metáfora, término paraguas acuñado por Ortony (1993b) para diferenciar un
conjunto heterogéneo de posiciones teóricas contemporáneas –principalmente,
aunque no exclusivamente, de corte cognitivista y pragmático– de una tradición
“no constructivista” –a la que podríamos asociar las indagaciones de filiación
retórica de las teorías sustitutivas–. Esta última, como ya hemos esbozado en el
aparato anterior, se diferencia de la primera esencialmente en la medida en que,
sobre la afirmación del par literal/figurado, reniega de la posibilidad de concebir
la figuración metafórica como productora de nuevos sentidos y realidades9 y la
reduce, en cambio, a un “desvío” de un grado cero retórico de literalidad absoluta10.

9
En términos generales, aunque el autor no lo explicite así, podríamos incluir dentro de este grupo a los
retóricos clásicos y medievales (al menos en cuando al modo en que han sido interpretados en la modernidad),
a las teorías románticas del simbolismo (cf. Torodov, 1981, 1982) y a la denominada neorretórica
(cf. Grupo µ, 1987).
10
Cohen (1984) plantea como epítome del grado cero retórico al discurso de la ciencia, con la fuerte
advertencia de que se trata de un “cero relativo” y no de un inalcanzable “cero absoluto”. Esta perspectiva que
adopta instrumentalmente a la ciencia como punto de referencia de lo “neutro” y coloca el discurso poético
en sus antípodas resulta interesante, ante todo, porque su fisura permite entrever el carácter artificial y en
última instancia convencional, contingente e histórico de lo que se considera norma y de lo que se establece

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En tal sentido, el lenguaje figurado se presenta como la antítesis del uso normal y habitual
del lenguaje, en el que el discurso se presenta como pura transparencia (cf. Todorov, 1971).
Hasta aquí, entonces, hemos señalado que la marcada tendencia al rechazo de
la metáfora del dominio del conocimiento socialmente convalidado poseyó un carácter
declarativo antes que efectivo. En efecto, como primera evidencia es posible señalar que
el discurso científico no solo utiliza metáforas desgastadas por el paso del tiempo que ya
no se perciben como tales y que rellenan los huecos del lenguaje natural (i.e. catacresis).
En ese sentido, la creación metafórica estaría estrechamente vinculada a una exigencia
neologística que permita a una teoría distanciarse de la ambigüedad de las palabras
empleadas en el lenguaje cotidiano y dar nombre a entidades construidas para las cuales la
lengua no ofrece, en principio, un término “literal”: así, por ejemplo, es habitual hablar de
la “raíz” del verbo o de la “nube” de protones de un átomo empleando un procedimiento
similar al que permite hablar de la “pata” de la mesa o de la “cabeza” del alfiler.
Por otra parte, los modelos y las metáforas son en muchos casos un aspecto
constitutivo de las teorías (Black, 1966; Boyd, 1993), ya que de estos se desprenden no
solo un vocabulario asociado a una metáfora principal, sino que además funcionan como
una suerte de “filtro” o “lente” que proyectan sobre el observador una imagen del mundo
diferente a la que se obtendría si empleasen otra metáfora:

Una metáfora memorable tiene fuerza para poner en relación cognoscitiva y


emotiva dos dominios separados, al emplear un lenguaje directamente apropiado
a uno como lente para contemplar el otro: […] nos permiten ver un nuevo
tema de una forma nueva; y no cabe predecir anticipadamente ni parafrasear
subsiguientemente en prosa los significados más amplios que así resultan, como
tampoco las relaciones de tal modo creadas entre reinos inicialmente dispares.
Podemos hacer comentarios sobre la metáfora, pero ella misma ni necesita
explicación o paráfrasis, ni invita a ellas: el pensamiento metafórico es un modo
peculiar de lograr una penetración intelectual, que no ha de interpretarse como
sustituto ornamental del pensamiento llano. (Black, 1966, p. 232)

A la vez, estas metáforas, no pueden ser “traducidas” plenamente mediante una


paráfrasis literal sin que exista una pérdida semántica en el proceso:

Hasta cierto punto, podemos conseguir la enumeración de ciertas relaciones


pertinentes entre los dos asuntos [el principal y el subsidiario] […]; pero el
conjunto de enunciados literales así obtenidos carecerá de la fuerza informativa
y esclarecedora que el original, ya que, por lo pronto, las implicaciones
cuya educción se dejaba antes al lector idóneo […] se presentan ahora
explícitamente, y como si estuvieran dotadas de idéntico peso: la paráfrasis
literal, inevitablemente, dice demasiado, y, además, acentuando de modo indebido

como desvío. Sobre esa base, podemos afirmar que la figuración constituye la matriz operativa del lenguaje
en uso (o, lo que es lo mismo, que todo el lenguaje es metafórico).

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las cosas. […] En tales casos, la pérdida que se produce es pérdida de contenido
cognoscitivo: la debilidad que nos importa de la paráfrasis literal no es que
pueda ser fastidiosamente prolija o aburrirnos con su explicitud […], sino
que fracasa en su empeño de ser una traducción, ya que no consigue hacernos
penetrar en la cuestión como lo hacía la metáfora. […] No cabe duda que las
metáforas son peligrosas, […] mas toda prohibición de su empleo constituiría
una restricción arbitraria y perjudicial de nuestra capacidad de indagación.
(Black, 1966, pp.55-56; el destacado es nuestro)11

A su vez, se ha planteado que la metáfora constituye un instrumento no


indispensable pero sí ponderable en la divulgación del conocimiento científico y las tareas
de enseñanza en la medida en que su empleo permite tender puentes entre lo conocido
y algo que no lo es (Petri y Oshlag, 1993; Sticht, 1993; Mayer, 1993; Holton, 1995).
En este sentido, Ortony (1975) ha planteado que las metáforas no son meros adornos
accesorios, sino que resultan necesarias para la construcción de nuevos conocimientos
a partir de las siguientes tesis:
a. Tesis de la compactación: sostiene que la metáfora permite predicar una serie de
atributos de forma mucho más compacta, “en bloque”, que si cada característica
se viese formulada en un predicado individual.
b. Tesis de la inexpresibilidad: sostiene que la metáfora, además de resultar un
modo eficiente de predicación, es capaz de transferir características que en una
determinada lengua resultan innombrables.
c. Tesis de la vividez: formula que las metáforas se encuentran más estrechamente
ligadas a la experiencia perceptual cotidiana y que, por tanto, no solo son
más asequibles en algunos contextos que expresiones no metafóricas, sin que
además resultan más vívidas y memorables.
En suma, lejos de una función meramente ornamental, las metáforas evidenciarían:
por un lado, una función heurística o generativa, capaz de producir la emergencia de
nuevos conceptos, de idear hipótesis subsidiarias nuevas y obstruir la aparición de otras,
de estructurar el vocabulario de un punto de vista teórico, de gestionar los problemas y las
soluciones concebibles desde su marco; y, por el otro, una función exegética y pedagógica,
en el que las metáforas funcionan como puentes entre la zona de lo familiar (generalmente
de carácter más concreto y experiencial) y algo desconocido (usualmente de un orden de
abstracción mayor), con potencial para generar aprendizajes duraderos12.

11
Vemos, pues, que sobre el final de la cita anterior encontramos una toma de posición respecto del lugar
de la metáfora en el discurso de la ciencia que coincide con el argumento por el cual Saussure señala como
ingenua la empresa neogramática de desprendimiento de la figuración en lingüística.
12
Cabe señalar que existen además trabajos centrados específicamente en la enseñanza del CLG a partir
del empleo didáctico de otros elementos tradicionalmente asociados a la retórica, como la paradoja (cf.
Navarro, 2015).

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Metáforas saussureanas
Sin pretensión de exhaustividad y a los efectos de claridad expositiva, hemos
sintetizado parte del relevamiento de metáforas y símiles en el corpus saussureano,
agrupando los casos en conjuntos conforme afinidades semánticas—toda vez que resultó
posible—y simultáneamente discriminamos aquellos que corresponden a manuscritos
compilados en los ELG de los que se identifican en el CLG.
Hemos optado aquí por no diferenciar entre metáforas propiamente dichas y
símiles (puesto que, como señalamos anteriormente, consideramos que ambos poseen
un funcionamiento metafórico) y, por otro lado, excluir de nuestro relevamiento aquellos
casos que pudieran catalogarse como catacresis (es decir, metáforas fosilizadas ya como
léxico corriente sin posibilidad de relevo), tales como raíz, esfera, lenguas vivas / muertas,
ley. Asimismo, no consideraremos en este artículo la posibilidad de una lectura metafórica
de los esquemas e ilustraciones que abundan en los manuscritos, asunto que merece un
tratamiento específico.
Realizadas estas aclaraciones metodológicas, me detendré primeramente en
señalar qué metáforas y comparaciones de las relevadas en el CLG aparecen también en
los ELG, y luego enumeraré aquellas que suponen una novedad.
En primer lugar, resulta interesante señalar que la metáfora del ajedrez es una de
las más reiteradas en el corpus saussureano: en efecto, se emplea en cinco ocasiones en
el CLG y en seis ocasiones en los ELG. La capacidad de compactación a la que aludimos
en el apartado anterior (Ortony, 1975) se evidencia en este caso en el hecho de que una
misma metáfora sea capaz de ser empleada en contextos diferentes para dar cuenta de
distintos aspectos que permiten concebir a la lengua como sistema de valores puros,
evidenciando el carácter no sustancial de los signos (en la medida en que el valor de la
pieza no depende del material del que esté hecha sino de su relación respecto del resto) y
el modo en el que se formula un enfoque sincrónico (para el caso, relativo a las relaciones
de oposición y diferencia que una pieza establece con el resto en un momento dado del
juego) diferenciado de uno diacrónico (centrado en los movimientos realizados en el
tablero a lo largo del tiempo en la comparación de sucesivas jugadas) para el estudio del
sistema. Asimismo, el carácter programático de esta metáfora no solo queda sugerido por
su reiteración y condensación, sino también por el hecho de que explícitamente Saussure
haya apuntado “Comparación con partida de ajedrez” (sin desarrollo) como un punto a
incluir en su proyecto de escritura de un libro de lingüística general (cf. ELG, p. 201).
Por otra parte, así como Saussure parece reconocer el potencial de algunas metáforas
y la posibilidad de explotarlas en nuevos contextos, con otras realiza una aproximación
más cauta, consciente de que su adecuación resulta parcial, comparando una metáfora con
otra y proponiendo alternativas. Entendemos que tal es el caso del complejo químico
que permite pensar el carácter compuesto de las unidades lingüísticas, tal como se lee en
el CLG:

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Muchas veces se ha comparado esta unidad de dos caras con la unidad de la persona
humana, compuesta de cuerpo y alma. La comparación es poco satisfactoria. Más
acertadamente se podría pensar en un compuesto químico, el agua, por ejemplo:
es una combinación de hidrógeno y de oxígeno; tomado aparte, ninguno de estos
dos elementos tiene las propiedades del agua. (p. 127)

Análogamente leemos en los ELG:

[las identidades lingüísticas] no [son] comparables con un cuerpo químico simple


ni tampoco una combinación química. En cambio, sí son comparables, en todo
caso, [primero] con una mezcla química, como la del nitrógeno y el oxígeno en
el aire que respiramos; de manera que el aire deja de ser aire si se le retira el
nitrógeno o el oxígeno, y sin embargo nada une la masa de nitrógeno diseminada
en el aire con la masa de oxígeno, de modo que, en tercer lugar, cada uno de estos
elementos no se puede clasificar más que respecto a elementos del mismo orden
[…]. (p. 22)

Cabe señalar que aquí el compuesto químico no se emplea para dar cuenta de la
dualidad del signo en tanto asociación significado/significante (como ocurre en el CLG),
sino que opera como demostración y advertencia acerca de la dificultad a la que se enfrenta
el lingüista cuando, para abordar entidades heterogéneas, como lo son las identidades
lingüísticas, “se escapa por la tangente” en su afán clasificatorio en lugar de “comprender
que es precisamente ante esta tarea absurda ante la que se halla de inmediato y desde un
comienzo” (p. 24). A su vez, la imposibilidad de trabajar con un objeto heterogéneo aparece
estrechamente ligado a la comparación con clara intención paródica con el intento de
definir a qué clase pertenecería “ensamblaje de una plancha de hierro atada a un caballo,
de una plancha de oro colocada encima de un buey o de un cordero que llevara un adorno
de cobre” (p. 22).
Por otra parte, cabe señalar que en los ELG se introduce una indicación valiosa –
ausente en el CLG– que limita los alcances de la metáfora química: “se puede decir que esta
comparación es inexacta por cuanto los dos elementos del aire son materiales, mientras
que la dualidad de la palabra representa la dualidad del ámbito [...] mental” (p. 24). En
términos mucho más categóricos, leemos luego que “por eso la comparación química,
correcta en algunos aspectos, no dice nada realmente” (p. 109). Semejantes acotaciones
caben para la metáfora antes comentada del ajedrez en el CLG, cuyo alcance prometedor
se encuentra restringido por al menos una única pero significativa diferencia respecto de
la lengua (cf. “No hay más que un punto en que la comparación falla: el jugador de ajedrez
tiene la intención de ejecutar el movimiento y de modificar el sistema, mientras que la
lengua no premedita nada”, p. 114), o para la metáfora del traje, que en uno de sus empleos
dentro del CLG resulta inadecuada y se plantea solo a los efectos de proponer otra como
contraparte (cf. “la identidad lingüística no es la del traje, sino la del expreso y la calle”, p. 133).
Si nos desplazamos hacia otro campo semántico, podremos apreciar que las
metáforas hídricas tienen mayor presencia en los ELG que en el CLG: aparece la figura
del riachuelo sobre el que no vale la pena preguntarse dónde nació exactamente (p. 94)

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y la figura de los glaciares divergentes para aludir a “idiomas hermanos” (p. 159-
160). Relacionada con el agua también encontramos la comparación con el sistema de
señales marítimas (p. 57, en paralelo con el ejemplo del CLG de la p. 95, y p. 222),
sobre la que Saussure aclara que “la lengua puede compararse fructíferamente y en varios
sentidos, aunque no sea una comparación exacta”. También podemos asociar a este campo
la metáfora que indica que “la lengua no es un navío en los astilleros sino en alta mar”
(p. 253). Además, en la p. 147 aparecen “canales secretos por los que fluye la vida” en
alusión a la relación entre dos lenguas que se suceden en el tiempo: el francés y el latín.
Por su parte, lejos de las preocupaciones acerca del origen y más bien con el foco
puesto sobre el par sincronía/diacronía, en el CLG también hallamos una metáfora fluvial:
“La evolución puede variar de rapidez o de intensidad sin que el principio mismo se
debilite; el río de la lengua fluye sin interrupción; que su curso sea lento o torrentoso, es
de consideración secundaria” (p. 165). Merecen mención aparte la metáfora de la ola (p.
165) relativa a la idea de que la lengua es “forma, no sustancia”, los flotadores con los
que trabajan quienes pretenden estudiar el sonido a través de la escritura (p. 59), y la de la
inundación que remite a las líneas isoglosemáticas (p. 235).
Es interesante señalar que en los ELG (p. 278) en lugar de la metáfora de la
inundación Saussure recurre a la metáfora botánica que asimila las fronteras entre
dialectos a los límites de vegetación. Allí aparece nuevamente el resguardo de
que se trata tan solo de un recurso “para dar una idea de la cosa”, lo cual sugiere que
la coincidencia no es plena entre los elementos comparados, pero inmediatamente
Saussure acota: “Muy buen ejemplo para dar una idea del dialecto”. Tal es su entusiasmo
que no deja librada al azar la comparación y especifica las especies vegetales en las que
está pensando: la vid y el olivar.
También en el campo botánico, se plantea en otro lugar –nuevamente con una
mirada crítica a la tradición– que “se sigue imaginando el latín y el francés como dos
follajes que aparecen sucesivamente en el mismo árbol desde la caída de las hojas en otoño
hasta la aparición de los nuevos brotes” (p. 147). Por su parte, en la p. 188 aparece planteada
la imagen del lenguaje “como una vegetación parásita extendida por la superficie de
nuestra especie”, que está allí solo para ser desechada en favor de la propuesta de Whitney
de asumir al lenguaje como institución humana. Análogo es el caso del “reino lingüístico”,
expresión acuñada en alusión al “reino vegetal” estudiado por los botánicos, como una
figura tomada de Max Müller y puesta a consideración solo para provocar su rechazo.
Si ampliamos el campo que hemos denominado hasta aquí “botánico” en un campo
“biológico”, podremos incluir también otros casos, tales como la imagen del cadáver,
asociada al término aposema en la p. 103 (en un sentido similar al esbozado en el CLG,
donde tal neologismo se encuentra ausente), aunque inmediatamente Saussure plantea
la diferencia entre un cadáver y una palabra: “un cadáver sigue siendo cosa organizada
en su anatomía, mientras que en la palabra anatomía y fisiología se confunden a causa
del principio de convencionalidad”. Es de destacar que antes de esta salvedad el autor
haya anotado para sí “Probablemente pueda admitirse esta comparación, es decir, no es
peligrosa”. En línea con la metáfora biológica, aparece “la palabra inerte…” (p. 107)
aunque no presenta desarrollo, la comparación con la anatomía y la fisiología (p. 109) y
la crítica a las metáforas heredadas del comparatismo, fundamentalmente de Schleicher:

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lenguas madres, lenguas hijas, nacimiento y muerte de las lenguas, la lengua como
organismo (pp. 137-139, 146, 193, 264).
Otros campos que podemos identificar en este relevamiento contrastivo son
expresiones metafóricas que por razones de espacio no analizaremos in extenso aquí y
que atañen a los siguientes órdenes: económico, edilicio, cósmico, tecnológico, mítico
y político. Junto al detalle de estas metáforas, existen otras metáforas, abundantes y
heterogéneas, que no pueden subsumirse a primera vista bajo una misma categoría, la
mayoría de las cuales son patrimonio exclusivo de los ELG.
Para finalizar, no podemos dejar de señalar que, si centramos nuestra mirada
exclusivamente en el CLG, se constata allí que la mayor densidad de expresiones
metafóricas ocurre en los primeros capítulos de la segunda parte (asociados al concepto
de valor), en segundo lugar en el planteo del par sincronía/diacronía y en tercer lugar en el
capítulo relativo al objeto de la lingüística (cap. III de la primera parte), es decir, en aquellos
segmentos del volumen en los que la exposición se distancia de los marcos formulados
por los estudios histórico-comparados e introduce nuevos conceptos, difíciles de asir, en
el marco de una ruptura epistemológica que sentaría las bases para la emergencia y el
desarrollo de la lingüística estructural.

Consideraciones finales
A partir del relevamiento realizado en el aparato anterior, podemos señalar que los
ELG presentan metáforas y comparaciones diversas, algunas de las cuales reaparecen en el
CLG. Algunas metáforas son tomadas de otros autores o aplicadas a ellos con una función
polémica, para señalar su inadecuación o para satirizar al adversario (p.ej. las alusiones a
las metáforas biológicas).
Otras metáforas son de orden propositivo, pero en los ELG Saussure se preocupa
constantemente por señalar los límites posibles de comparación y registra de su puño y
letra qué figuras le resultan más útiles para pensar o para mostrar un tema (p.ej. “[Sobre el
follaje]: Muy buen ejemplo para dar una idea del dialecto” p. 278, “Los glaciares divergentes
son realmente una buena comparación para idiomas hermanos” p. 159), una cautela que
queda enteramente desdibujada en el tono mucho más categórico del CLG.
En algunos casos una imagen que empieza a desarrollarse se trunca y es abandonada
(posiblemente un ejemplo sea el del complejo químico), o bien se conserva, pero con
advertencias sobre sus “peligros” (p.ej. en la p. 103 sobre los peligros del aposema como
cadáver de una palabra).
En otros (como el caso del ajedrez) reaparece constantemente, expandiendo su
campo potencial de sentidos. Asimismo, algunas metáforas aparecen planteadas como
nota, pero no son trabajadas (p.ej. “Ver qué pasa con la comparación táctica, disposición
de una hilera de ejército” p. 110, “La palabra inerte…” p. 107, la vid y el olivar como límites
entre dialectos, la nota “Comparación con partida de ajedrez” en “Notas para un libro de
lingüística general, 2” p. 201).

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El propio Saussure escribe que “no existe ningún objeto completamente comparable
a la lengua, que es un ente muy complejo, y eso hace que todas las imágenes de que nos
servimos habitualmente conduzcan sin excepción a darnos de ella una idea falsa en algún
aspecto. Esas trampas tendidas tras cada locución son quizá lo que más ha atrasado” (p.
136). Esta inquietud supone un doble trabajo: develar la inadecuación de las metáforas
vigentes y la búsqueda de nuevas metáforas que, aunque revistan el carácter precario que
le es propio a toda representación por inadecuación frente a su objeto, son capaces—
parafraseando a Aristóteles—de “poner las cosas frente a los ojos”.
El arte de metaforizar aparece simultáneamente como el don de percibir las
semejanzas y ponerlas de manifiesto y como una matriz de pensamiento generadora de
imágenes que crean performativamente las relaciones que pretenden describir, que fundan
en la interacción de dos o más campos significantes nuevos sentidos que no pueden ser
sustituidos de forma transparente y plena por una paráfrasis que intente devolver el sentido
“literal”, puesto que la metáfora no es sustitución reversible, sino un acto generativo. En
el caso específico de la epistemología saussureana, en particular, tal acto se solapa con
la premisa “el punto de vista crea el objeto de estudio”, en la medida en que este no se
encuentra dado de antemano.
A pesar de los estereotipos asociados al lenguaje científico como dominio aséptico,
como imperio de lo literal, resulta evidente que la presencia de metáforas, particularmente
en textos de fundación (cf. Foucault, 1969), no constituyen una anomalía, desvío o
transgresión, sino un modo adecuado para generar nuevos sentidos, para expandir el
terreno de lo pensable y de lo decible, avanzando sobre lo desconocido sobre la base de lo
familiar. Después de todo, como afirma Nietzsche: la verdad no es más que “un ejército
móvil de metáforas […] después de un prolongado uso, a un pueblo le parecen fijas,
canónicas, obligatorias: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son,
metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su
troquelado y no son ahora consideradas como monedas, sino como metal”.

Bibliografía

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Efectos de lengua en los sujetos hablantes. Una reflexión apoyada en los principios saussureanos
Norma B. Desinano

Efectos de lengua en los sujetos hablantes.


Una reflexión apoyada en los principios saussureanos1

The Effects of Language (Langue) on the Speaker.


Considerations Based on Saussurean Principles.

Norma B. Desinano*
Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

En este artículo se expondrán las líneas generales de un proyecto de investigación propuesto


dentro de la Cátedra “Ferdinand de Saussure” (FHUMyAR-UNR). Esta presentación incluye una
reflexión acerca del empleo de algunas categorías, que son originales de la teoría interaccionista
brasileña sobre adquisición del lenguaje y cuyo alcance se pretende ampliar. La reflexión permitirá
reconocer las relaciones que no fueron explícitamente desarrolladas previamente y, al mismo
tiempo, abrirá el camino para plantear como hipótesis principal de dicho Proyecto la afirmación
de que los efectos de lengua que se manifiestan en los enunciados de sujetos hablantes -más allá de
los procesos de adquisición-, resultan del efecto de captura que puso al niño en interacción directa
con la lengua permitiéndole transformarse en sujeto hablante, que ese efecto es una condición de
la existencia de ese sujeto, por lo que persistirá como factor fundamental y permanente en todas
las interacciones del sujeto con la lengua, más allá de cualquier circunstancia aleatoria. Dentro
de este encuadre se planteará cómo la analogía, desde el punto de vista saussureano, propone un
campo de trabajo específico para la argumentación a desarrollar en torno de esta hipótesis.
Palabras clave: Fenómenos heterogéneos, Efectos de lengua, Interacción sujeto-lengua,
Efecto de captura, Analogía

* Argentina. Doctora por la Universidad Nacional de Rosario en Humanidades y Artes - Orientación


Lingüística. Docente. Investigadora Categoría 1 por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria. Dirección de Proyectos de investigación sobre oralidad y adquisición radicados en el Instituto
de Investigaciones de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (1997-
2018). Profesora Titular de Socio y Psicolingüística (1986-2018), Escuela de Letras, Facultad de Humanidades
y Artes, Universidad Nacional de Rosario. Profesora en el Doctorado de Lingüística y Lenguas y en la
Especialización en Enseñanza en la Escuela secundaria por el Área de Lengua y Literatura de la misma
Facultad. Coordinadora Responsable de la Cátedra Libre “Ferdinand de Saussure” radicada en el Instituto
de Investigaciones “Dr. Adolfo Prieto” de la Facultad citada. normabdesinano@gmail.com.

1
El artículo que se incluye a continuación se relaciona directamente con el Proyecto “Fenómenos
heterogéneos en la oralidad y en la escritura, analizados a partir de principios saussureanos”, presentado en
la sesión del 25-08-2019, de la Cátedra Saussure, integrada al Instituto de Investigaciones de la Facultad de
Humanidades y Artes de la UNR.

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Efectos de lengua en los sujetos hablantes. Una reflexión apoyada en los principios saussureanos
Norma B. Desinano

Abstract

This paper outlines a research proposal as part of the course “Ferdinand de Saussure”
(FHUMyAR-UNR). It includes a reflection on the use of certain scientific categories that were
used in my doctoral thesis as well as other categories present in the Brazilian Interactionist Theory
about language acquisition. This reflection will help identify some of the connections that may
have not been so expressly stated in my previous work and will also help introduce the hypothesis
of the Project: the idea that language (langue) effects showing in speakers’ statements —beyond
the acquisition period— are the result of the capture effect that puts the child in direct interaction
with language (langue) and ultimately turns them into a speaker. The idea is that the capture effect
defines the speaker itself and prevails as a fundamental factor in all his interactions with language
(langue). The Saussurean analogy principle will allow argumentation on this matter.
Key Words: Heterogeneous phenomena, Language (langue) effects, Interaction speaker/
language (langue), Capture effect, Analogy

Hacia una revisión de categorías


El objetivo de este artículo surge inicialmente de la necesidad de intentar una
reelaboración de dos conceptos que he utilizado en mis trabajos de reflexión teórica y de
investigación a lo largo de varios años con las categorías del Interaccionismo brasileño del
IEL de Campinas y especialmente con las investigaciones realizadas y dirigidas por la Dra.
Claudia Lemos2. El motivo de esta reelaboración es proponer una nueva relación posible
de esas reflexiones dentro del contexto de los principios saussureanos tal como surgen de
las relecturas críticas del CLG, entre ellas las de las notas a la edición de Payot de Tullio de
Mauro (Saussure F. de (1983[1916]).3
El primero de estos conceptos es el de “fragmentariedad” que propuse para
denominar un conjunto de particularidades derivadas de ciertos fenómenos lingüísticos
y no lingüísticos que se manifiestan en textos escritos de alumnos universitarios, poco o
nada familiarizados con el discurso científico dentro del cual deben encuadrar sus textos,
discurso al que están accediendo por primera vez. En todos los casos la fragmentariedad,
tal como quedó definida en un primer momento, pone de manifiesto rupturas de sentido
dentro de los enunciados. Estas rupturas se producen porque quedan incompletos
y/o confusos en el continuum del texto, si bien no solo por causas lingüísticas—como
la aparición de lapsus o de ciertos neologismos, entre otros—sino también por rasgos
visuográficos de la puesta en página o como consecuencia de la puntuación. Ante la
necesidad la necesidad de limitar los alcances de la conceptualización en función de los
rasgos más específicamente lingüísticos, el concepto de fragmentariedad se desarrolló
en función de la aparición de fenómenos heterogéneos similares a los analizados por los

2
El Instituto de Estudios del Lenguaje de la Universidad de Campinas, dirigido por lingüistas distinguidas
se ha centrado a lo largo de más de 40 años en el estudio de la adquisición del Lenguaje sobre la base de
la teoría interaccionista propuesta y desarrollada por la Dra. Claudia Lemos. A lo largo de este trabajo se
citarán trabajos específicos de miembros de este grupo.
3
En el texto su mención se limita a CLG, o bien a Curso.

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investigadores de la Escuela de Campinas al hablar sobre adquisición del lenguaje; si bien


con la marcada diferencia de que la fragmentariedad como resultante de esos fenómenos
heterogéneos se manifestaba en la escritura y en adultos. Es decir que no era la adquisición
la variable única o definitoria que propiciaba su aparición. Los fenómenos heterogéneos
en el caso de la adquisición fueron denominados “efectos de lengua” (Lier-De Vitto, M.
F. y Arantes, L., 1998; Lemos, C., 2002; Lemos, M.T., 2002) y referían exclusivamente
a ocurrencias en las emisiones infantiles en la oralidad y en el período de adquisición.
Sobre la base de los casos investigados específicamente en la escritura de adultos parece
adecuado dejar de lado el concepto de fragmentariedad -que aludía a un conjunto más
complejo de fenómenos-, para utilizar también la categoría “efectos de lengua” (Desinano,
2011) que resulta pertinente porque limita los fenómenos a tratar, precisando su carácter
lingüístico. También han utilizado el concepto para los análisis categoriales investigadores
dedicados al estudio de problemas del lenguaje infantil (Lier -de Vitto, M.F. y Arantes, L.,
2006), para quienes los efectos de lengua aparecen en relación con enunciados infantiles,
pero de niños que presentan en su habla tales efectos como síntomas de una problemática
centrada en una interacción sujeto/lengua de alguna manera obturada, y que es necesario
tratar dentro del ámbito de una clínica del lenguaje.
El objetivo de retomar la categoría “efecto de lengua” en este artículo es ampliar su
alcance como instrumento de análisis para incluir también en ella fenómenos semejantes
a los de la adquisición pero que aparecen en sujetos hablantes que emplean ya la lengua
constituida en el uso. En este caso refiere también a aquellos fenómenos heterogéneos
que aparecen en el habla de los adultos y que producen una ruptura en el continuum de
los enunciados, dando lugar a una suspensión o desviación sorpresiva de la generación
de sentidos, resultante de la aparición súbita de rasgos morfológicos, sintácticos y/o
léxicos inesperados –aunque no ajenos a combinatorias (composición, derivación, por
ejemplo) que la lengua sistemáticamente admite. Es así como los efectos de lengua refieren
a fenómenos lingüísticos heterogéneos que aparecen en la empiria y se constituyen según
un variado nivel de ajenidad o alejamiento respecto de la lengua constituida en el uso.
Sin embargo, surgen de una operación lingüística apoyada en recursos prescriptos por
esa misma lengua, aunque para otras instancias. Este artículo propondrá argumentos en
torno a los efectos de lengua para sostener la hipótesis de que no aparecen exclusivamente
durante la adquisición y que, en mayor o menor medida, surgen en los enunciados de
todos los sujetos hablantes. Sobre esta base, la primera etapa del Proyecto ampliará la
discusión teórica sobre este tema y analizará, en relación con la teoría saussureana, efectos
de lengua tales como el hápax y el lapsus, en el habla oral y escrita de sujetos hablantes.
Convendrá incluir aquí el punto de vista y las categorías de análisis que la teoría del
interaccionismo brasileño aporta al Proyecto. En primer lugar debe señalarse la hipótesis
central respecto de la adquisición sostenida por categorías conceptuales clave. Resumiré
brevemente: el niño es en una primera instancia un infans4 que toma contacto con la lengua
tal como esta se manifiesta en el habla del otro -el sujeto hablante con el que interactúa-;
en una segunda instancia esa lengua como sistema será ella misma la que pasará a ser el
polo con el que el niño comenzará a interactuar en una relación directa, desapareciendo la

4
Es decir alguien que no puede hablar o no puede hablar por sí, por lo que niños y mujeres según la ley
romana no podían hacer valer su palabra ante la justicia.

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intermediación del otro sujeto hablante, si bien este seguirá siendo el interlocutor del niño.
La interacción directa con la lengua coloca al niño en una situación de independencia, le
habilita para constituirse como diferente del otro, lo que le permitirá transformarse en
sujeto. La teoría sostiene que esta interacción directa entre el niño y la lengua constituye
una instancia de “captura” por parte de la lengua, a partir de la cual el niño alcanza la
posibilidad de transformarse en hablante porque accederá por sí mismo a los principios
del sistema. Desde esa instancia en más, se producen tensiones permanentes entre las
posibilidades de la creación subjetiva sobre la base de los principios de la lengua y la
necesidad de que la interacción sujeto / lengua se avenga a las relaciones sociales de uso del
lenguaje. Esta tensión en la interacción causa la aparición de efectos de lengua en el habla
infantil cuando el niño aplica principios propios del sistema, haciéndolos operar más allá
de la lengua en uso en creaciones subjetivas. La condición de sujeto hablante se completa
cuando el niño, ya capturado por la lengua, es capaz de ejercer la “escucha” que justamente
le permite reconocer conscientemente los “efectos de lengua” en la heterogeneidad de sus
enunciados y, eventualmente, recurrir a la reformulación para superarlos. La escucha,
como actividad psíquica consciente no es, sin embargo, más que una posibilidad a la que
el niño, ya sujeto hablante, no siempre está en condiciones de acceder, y muchos efectos
de lengua pueden escapar, y de hecho escapan, a la escucha. Hasta este punto llegan las
propuestas del interaccionismo brasileño en torno a la adquisición.
La hipótesis que será el eje de la investigación que este trabajo presenta es la de que
los fenómenos heterogéneos que aparecen en los enunciados de todos los sujetos hablantes
pueden ser categorizados también como efectos de lengua, se trate de un niño durante la
instancia de adquisición o de un sujeto hablante con una lengua constituida. Esta hipótesis
se apoya en el hecho de que una vez establecida la captura del sujeto por la lengua, la
interacción entre ambos es siempre un espacio de tensión en el que aparecen esos efectos
como emisiones imprevistas y muchas veces inadvertidas por el hablante.
El hecho de que los efectos de lengua se manifiesten en todos los sujetos hablantes
avala el hecho de que la tensión sujeto / lengua no es una circunstancia pasajera propia del
período de adquisición, sino que es un resultado permanente del efecto de captura. En este
sentido pienso que, en la medida en que el habla es subjetiva y resultante de una actividad
psicológica individual, la interacción sujeto / lengua siempre estará tensionada entre ese
margen de singularidad individual -que le permite al sujeto usar los principios del sistema
fuera del marco de la lengua en uso- y los requisitos que marca el uso social de la lengua.
Creo que resulta imprescindible señalar que en esta interacción que he descrito, el sujeto
no suele ser consciente de esa tensión, por lo que no siempre percibe los efectos de lengua
que aparecen en sus enunciados. El efecto de lengua siempre es una posibilidad propia
de la interacción con la lengua alcanzada sobre la base de la captura del sujeto por ella; la
escucha, en cambio, implica la posibilidad de la toma de consciencia del propio decir. La
escucha como monitoreo cognitivo no es una actividad constante de la psique del sujeto
hablante por lo que algunos efectos de lengua son descubiertos por él, en tanto que otros
no lo son.
En este artículo propondré retomar reflexiones saussureanas, focalizando la
“analogía” como recurso constitutivo del sistema, para precisar casos específicos dentro
de la categoría general efectos de lengua en el caso de sujetos hablantes fuera ya del
proceso de adquisición. Para ello se tomarán en cuenta, por una parte, los escritos de

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Saussure así como artículos y obras de algunos de sus exégetas—especialmente del Círculo
Ferdinand de Saussure de Ginebra-, siguiendo los pasos de las investigadoras de la Escuela
de Campinas. Ciertamente, respecto de la problemática de adquisición este trabajo ya ha
sido propuesto ampliamente por Rosa Attié-Figueira (2016), en un interesante estudio
sobre el habla infantil que analiza especialmente el fenómeno de analogía en enunciados
infantiles que la autora ya ha venido investigando en trabajos previos. Por su parte, Ma.
Fausta Pereira de Castro (2018), ha trabajado específicamente el tema de la analogía en
Saussure. Pereira de Castro recupera en su artículo una afirmación de Saussure en la que
éste sostiene que así como los efectos de lengua en el habla de los adultos pueden llegar a
transformarse en cambios lingüísticos, esto no ocurre con esos efectos cuando se producen
en el habla infantil.
Sobre esta base el artículo de Pereira de Castro realiza un corte diferenciador entre
los fenómenos heterogéneos propios del habla infantil y los que pueden considerarse
creaciones subjetivas de los adultos, que serían según Saussure, las únicas que podrían
dar lugar a cambios lingüísticos. Esta diferenciación—muy importante en cuanto a las
condiciones del cambio lingüístico—no creo que, sin embargo, inhiba per se la posibilidad
de considerar un mismo origen para los efectos de lengua que se manifiestan durante la
adquisición o ya en sujetos hablantes. Al mismo tiempo, me parece importante que la
investigadora, al finalizar el artículo, deje abierta la reflexión hacia el hecho de que una
mirada psicoanalítica respecto de la aparición de los fenómenos heterogéneos por analogía
podría dar pie a otra posibilidad para explicar su aparición en los sujetos hablantes en
general, como manifestación de un saber no sabido u olvidado en el mismo instante en
que se manifiesta:

Vejo como plausivel dizer de que nessa longa reflexao sobre analogia Saussure
caminha para “tocar com o dedo o jogo do mecanismo linguistico” (Saussure/
Engler 1989, p. 375 verso), pelo qual se revela a consciencia da lingua, “seu
sentido logico e sua ordem”; uma instancia psíquica que se da ao sujeito falante
sob a forma de um saber, no momento mesmo em que ele falha, isto e, esquece.5
(2018, p. 832)

La autora refiere a continuación, aunque con mucha prudencia, al interrogante


que De Mauro6 se plantea acerca de la posibilidad de que, aunque Saussure no parezca
haber tenido ningún contacto con Freud ni con su teoría, habría en la explicación del
“lapsus”, realizada por este último, elementos como para marcar un acercamiento a la
teoría saussureana7. Estos dos artículos que he mencionado—el de Attié y el de Pereira de

5
“Creo plausible decir que en esa larga reflexión acerca de la analogía, Saussure se encamina “a tocar con
el dedo el juego del mecanismo lingüístico” (Saussure/Engler 1989, p. 375 verso), a través del cual se revela
la consciencia de la lengua, “su sentido lógico y su orden”; una instancia psíquica que se da en el sujeto
hablante bajo la forma de un saber, en el momento mismo en que falla, esto es, olvida.” (T. de la A.)
6
Ver Nota 253 (p.469) en Saussure F. de (1983[1916]). Cours de Linguistique Générale. Édition critique
préparée par Tullio de Mauro. París: Payot.
7
Freud, S. (1989). Psicopatología de la vida cotidiana. En Obras completas. Madrid: Tomo VI.

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Castro-, tanto por los argumentos presentados como por la apoyatura teórica que les sirve
de base, serán objeto de un estudio muy detenido durante la elaboración del Proyecto que
aquí se propone, ya que el eje de ambos tiene estrecha relación con él.
Sobre la base de las consideraciones expuestas hasta aquí en relación con la teoría
interaccionista, así como con los aportes recientes de investigadoras del IEL, creo posible
mantener la hipótesis de que si los fenómenos heterogéneos se muestran como efectos de
lengua en enunciaciones orales y escritas de sujetos hablantes, lejos ya de las instancias de
adquisición, no debe descartarse pensar—volviendo a la teoría de Lemos—que la tensión
manifiesta en la interacción sujeto/ lengua en el habla, no es solo una manifestación de la
instancia de adquisición, sino una condición permanente de dicha interacción. Es decir
que el sujeto hablante permanece capturado por los principios de la lengua de una vez y
para siempre, y que tales principios pueden aparecer de manera inconsciente muchas veces,
más allá de los límites de la lengua en uso, propiciando la aparición en los enunciados de
fenómenos que se hallan en el borde de lo que Milner (1998, cap. 5) denomina el no-todo
de la lengua.
Si esto es así, el efecto de lengua podría considerarse como una evidencia de que
en la interacción sujeto / lengua, esta última sigue ejerciendo su poder sobre el sujeto más
allá del aparente dominio consciente que éste parezca tener sobre ella. Mi hipótesis de
trabajo tiende a argumentar que el efecto de captura no se limita a la instancia de pasaje
a la condición de ser sujeto hablante. Considero, dentro de un panorama más amplio de
teorías, que contrariamente a lo que se sostiene en las cognitivas, el efecto de captura es
fundante de la condición de sujeto hablante y lo mantiene siempre a merced de la lengua
que lo ha capturado y por tanto no existe un aprendizaje de la lengua que conduzca a
un sujeto hablante al dominio de su lengua. Es por eso que en la instancia subjetiva del
enunciar, en la interacción concreta sujeto/lengua, se producen efectos de lengua. Esto
implica que no existe la posibilidad de un monitoreo cognitivo permanente del habla,
porque ésta está condicionada siempre por una instancia inconsciente resultante de la
captura que constituyó al hablante.

Efectos de lengua y analogía


Dado que mi propuesta en principio tomará en cuenta “hápax” y “lapsus”, se
hará imprescindible en el Proyecto de investigación volver a reflexionar sobre la analogía
como principio del sistema. Saussure presenta el caso de la “analogía” como un principio
fundamental de la lengua que, además, habilita la creación individual en una instancia
subjetiva.
Saussure define así a la analogía en el CLG:

La analogía supone un modelo y su imitación regular. Una forma analógica


es una forma hecha a la imagen de una o muchas formas a partir de una regla
determinada (CLG, p 222).

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Si una creación individual quedara limitada al campo de lo subjetivo y de lo


efímero, no se daría el cambio como fenómeno que pone a la lengua en el campo de
la diacronía. Es el reconocimiento de ese nuevo elemento por la “masa parlante” el que
hace que se generalice y pase a formar parte de la lengua en uso. Es así como, dadas
ciertas circunstancias especiales, una creación individual puede llegar a transformarse en
un cambio lingüístico.
Resulta interesante considerar, antes de entrar en una argumentación más ceñida
a la temática ya planteada, el hecho de que, si comparamos la versión publicada por los
editores como CLG, vemos que este presenta una reorganización muy importante de
las temáticas desarrolladas por Saussure tal como estas aparecen en los apuntes de clase
recuperados de alumnos que asistieron a dichos cursos pero que no hicieron aportes a la
versión editada (Bouquet, 2014, entre otros). Es así como el primer curso (1907) se inició
con un tema -casi marginal- a través del cual Saussure proponía mostrar que los que a
veces se consideran errores lingüísticos, deben describirse y reconsiderarse a partir de
principios que de algún modo rigen las posibilidades de creación dentro de toda lengua.
Es importante reconocer entonces que Saussure inició sus cursos con un análisis de rasgos
de un objeto—la lengua—que no iba a definir, podría decirse, hasta no haber mostrado
algunas de sus propiedades puestas de manifiesto en ejemplos concretos, fenómenos
empíricos, a partir de los cuales explica principios generales de aquello que luego en algún
momento mostrará, en el desarrollo de los cursos, como un objeto abstracto de estudio. Es
probable quizás que, en pro de una lógica que pretende ser más rigurosamente científica,
los editores del CLG comenzaran por incluir materia y objeto de la Lingüística al inicio de
su edición. Quedó así relegada la apelación de Saussure a la lengua en uso –un punto de
partida más concreto y más didáctico- a otro lugar de la obra mucho menos significativo.
Como resultado, los editores lograron así por un lado enfatizar la visión científica de la
teoría a partir de la propuesta de un objeto para la Lingüística, pero relegaron a un segundo
plano la discusión de los fenómenos empíricos concretos cuya observación permitía crear
el objeto modélico lengua. De este modo también la presentación de la relación lenguaje,
lengua y habla que se propone en el CLG no da asidero a gran parte de los muchos matices
que añaden sustancia a los conceptos de signo lingüístico y de cambio que aparecen
posteriormente y que también son centrales en la teoría.
Ya en un sentido más cercano a la temática tratada en este artículo, me parece
importante señalar el hecho de que, curiosamente, en esta parte inicial de los cursos
dictados a sus alumnos (Komatsu y Wolf, 1996), Saussure argumente también en contra
de la consideración de ciertos usos lingüísticos como errores o como corrupciones
lingüísticas. Más allá de una clara concepción, que hoy llamaríamos sociolingüística, queda
específicamente establecido que en la lengua se producen permanentemente casos en los
que hay un abandono de ciertas formas específicas para pasar a otras a partir de distintos
recursos. No solo es importante para Saussure señalar el fenómeno, sino subrayar que su
aparición se da en el campo del uso individual, en los enunciados de los hablantes. Sobre
esta base, Saussure afirma que los fenómenos que aparecen en esos enunciados individuales
no pueden ser directamente considerados como cambios lingüísticos, sino que cada uno
de ellos propone una transformación, resultado de la aplicación de un principio general
propio del funcionamiento del sistema —la analogía, en este caso— transformación que
en principio no va más allá del enunciado aislado de un único sujeto hablante.

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Efectos de lengua en los sujetos hablantes. Una reflexión apoyada en los principios saussureanos
Norma B. Desinano

Considero especialmente importante retomar la propuesta de Saussure en la medida


en que percibe y desarrolla los argumentos necesarios para reconocer que la lengua se
apoya en principios específicos que pueden emplearse para un amplio espectro de casos,
a algunos de los cuales creo que podría reconocérseles la calidad de efectos de lengua. Los
principios a los que refiere Saussure son usados por todos los hablantes, quienes a veces
los reconocen, es decir los emplean en forma consciente, y en otras los emplean de manera
inconsciente, dando lugar a una creación individual. Será la aceptación de esa creación por
los otros hablantes -imprevisible como lo señala claramente Saussure-, la que asegurará
o no la permanencia de esa creación en la lengua, haciendo desaparecer a veces otras
formas concomitantes a lo largo del tiempo. Es decir que para comprender el cambio, la
relación hablante/ masa parlante/ tiempo es fundamental. La argumentación de Saussure
plantea así la lengua como objeto social e histórico, al mismo tiempo que explica cómo los
fenómenos individuales y subjetivos son el factor eficiente en el juego del cambio.
Me parece entonces importante reconsiderar de qué modo el orden en que Saussure
planteó el desarrollo de sus cursos pone de manifiesto una lógica de acercamiento a los
problemas centrales a partir de la consideración y el estudio de una empiria de la que
forman parte los enunciados de los hablantes individuales. Del lenguaje—que es un espacio
en el que habitamos como hablantes—, de la naturaleza de los diferentes fenómenos de los
que somos participantes, parece destacar Saussure, es que hay que partir para llegar luego
a un desarrollo científico riguroso. La analogía es un principio que permite la creación
subjetiva y el pasaje de lo subjetivo a lo social, de lo social a lo histórico, así como reconocer
la interacción que los sujetos hablantes, todos nosotros, mantenemos con la lengua dentro
del campo del lenguaje verbal. En este sentido, verificar la presencia de la analogía en
efectos de lengua que aparecen en los enunciados de los sujetos hablantes, sin que estos
sean conscientes de ello, es un análisis que puede ser especialmente enriquecedor en los
estudios lingüísticos.
Ya dentro del tratamiento de la analogía como principio que hace posible las
creaciones individuales, Saussure propone que el rasgo de arbitrario absoluto de la
asociación que sostiene psíquicamente al signo se ve equilibrado por los efectos del
principio de analogía—propio del sistema—en el uso individual, ya que ese principio
admite la aparición de un arbitrario relativo en la asociación psíquica de un sujeto que
constituye un signo. Esa asociación original, inédita, que no forma parte de la lengua
en uso, se apoya sin embargo en un principio común que permitió la aparición de otro
o de muchos otros signos propuestos según ese mismo principio, que el sistema valida
ampliamente, pero cuyos efectos son limitados por la lengua en uso, es decir por el uso
social. Cuando el uso social admite una creación individual y la hace, por así decirlo,
entrar en el tiempo histórico de la lengua, es el momento en que se desencadena el cambio
lingüístico.
Y al mismo tiempo reconoce su enorme poder como generador de cambios:

Pero, ya se trate de la conservación de una forma compuesta de muchos elementos,


o de una redistribución de la materia lingüística en nuevas construcciones, el rol
de la analogía es inmenso; ella siempre está en juego. (CLG, p.237)

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Una creación individual, como acto psíquico de un hablante particular, no se


constituye como cambio en el sistema, como lo señalé más arriba, sino que es solo la aparición
de un hápax o de un lapsus, por ejemplo, en un enunciado aislado. Pero esta formación
tampoco puede ser considerada como una corrupción del sistema, en la medida en que el
recurso empleado es un principio de la lengua, si bien la asociación resultante no responde al
uso social de aquella. Dentro del planteo que he venido haciendo hasta aquí considero que la
categoría “efecto de lengua” es compatible con la línea de pensamiento propuesta por Saussure.
Para resumir esta argumentación apoyada en la propuesta saussureana, se han
puesto en contacto las creaciones individuales aludidas por Saussure con el concepto de
fenómeno heterogéneo y la categoría “efecto de lengua”; en el primer caso “heterogéneo”
se utiliza para caracterizar aquello que es ajeno, por algún motivo, a la lengua en uso pero
que es un resultado de la aplicación de un principio lícito, podría decirse, del sistema,
empleado vastamente en otros casos en uso. Es así como ya no puede hablarse ni de
error lingüístico ni de enigma para el lingüista. Se trata de un empleo creativo a partir
de un principio propio de la lengua, que puede no traspasar el marco de la subjetividad
intrínseca de un único enunciado por lo cual la creación no llega a transformarse en
cambio lingüístico. Más aún, esa creación puede pasar inadvertida para el propio hablante
tanto como para su interlocutor.
Refiriéndose específicamente al campo fonético, Saussure afirma que son los
neogramáticos quienes advirtieron por primera vez que estas creaciones no constituyen
una anomalía, sino que, por lo menos en el campo fonético, tienden a generalizar un
principio de formación preexistente en la lengua. Es por esto que “la analogía tiende a
regularizar y unificar los procedimientos de formación y flexión”. (CLG, p.222).
Me parece importante subrayar aquí la importancia de considerar la analogía
como un principio regularizador, en el polo opuesto de la anomalía, si bien su uso azaroso
en los efectos de lengua, es capaz de provocar también el cambio lingüístico. En este punto
se pone de manifiesto la presencia de la subjetividad de un hablante que crea a partir de
un efecto de lengua, basado en la analogía. Esa apelación al sujeto hablante y al fenómeno
subjetivo individual permite hacer una reflexión acerca de la importancia que cobra el
sujeto hablante en la teoría saussureana.
Conviene recordar aquí una de las frases relevantes que subraya la manipulación
de los editores marcada en el Curso—tanto a través de los cambios de organización en el
orden de las clases originalmente dictadas por Saussure, como de las omisiones registradas
en las notas de la edición de De Marco, por ejemplo. Esa frase se halla justamente en uno
de los capítulos del texto que habitualmente no forma parte de la lectura canónica que se
realiza en las clases de Lingüística sobre la teoría saussureana, por lo que para muchos
estudiantes la figura del sujeto hablante no entra en el esquema básico de los aspectos
claves de la teoría propuesta en el CLG. Así, en el Capítulo V. Analogía y evolución. Cómo
entra una innovación analógica en la lengua. (CLG, p.231), Saussure propone “Nada entra
en la lengua sin haber sido ensayado en el habla, y todos los fenómenos evolutivos tienen
su raíz en la esfera del individuo.” (p.231)
Es así como no solo se enfatiza la necesidad de atender a los fenómenos del habla
–en nuestro caso los “fenómenos heterogéneos” que consideramos efectos de lengua—
para comprender los cambios lingüísticos y para advertir el delicado equilibrio entre la

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arbitrariedad absoluta del signo lingüístico y el rasgo de relatividad que inserta el recurso
a la analogía en ese principio; sino también para reconocer de qué manera los enunciados
del sujeto hablante pueden ser también un objeto de estudio, una entidad necesaria, para
comprender la influencia de ese hablante en la conformación del sistema.

A manera de conclusión
En esta presentación, como se dijo en el inicio, se propone una revisión de
conceptualizaciones que he ido proponiendo en sucesivos trabajos dentro del encuadre
general de la teoría interaccionista de la Escuela de Campinas, pero confiando cada vez
con mayor certeza en la posibilidad de que algunas de las categorías fundantes de esa
teoría, aplicadas hasta el presente a la adquisición de la lengua, puedan ser consideradas
para el análisis del habla de todos los sujetos; apoyando la reflexión al mismo tiempo en
los planteos propios de la Lingüística General propuesta por Saussure que no siempre se
presenta en el CLG.
Cabe señalar que, en trabajos anteriores, salvé de algún modo el obstáculo
epistemológico que representaba el hablar de fenómenos heterogéneos y efecto de captura
en la interacción sujeto / lengua de adultos, recurriendo a un factor interviniente real
pero no exactamente lingüístico: el adulto, ante un discurso nuevo entra también en
una interacción nueva, fuente de tensiones que propician la aparición de fenómenos
heterogéneos. No me desdigo de esa hipótesis en ningún sentido, pero a la luz de más años
de estudio pienso con mayor convicción en que esa hipótesis debe ser considerada como
secundaria. Ciertamente el acceso a un discurso nuevo propio del corpus trabajado –textos
de alumnos universitarios en una instancia inicial de acceso a discursos disciplinares
específicos-, determina una situación que podríamos llamar óptima para descubrir las
tensiones sujeto / lengua. Sin embargo, debería haberse marcado con mayor vigor por mi
parte que no era la circunstancia la que ponía en juego el efecto de captura en el sujeto
hablante, sino que la circunstancia solo era un factor que aumentaba los riesgos de que se
dieran los fenómenos heterogéneos con mayor frecuencia, porque el efecto de captura es
una condición permanente en la existencia del sujeto hablante.
Creo que el nuevo proyecto propone con mayor claridad la hipótesis de que una
vez capturado por la lengua el sujeto es hablante y está ya sometido vez tras vez a usar
consciente, y también inconscientemente, principios básicos que permiten crear en forma
subjetiva asociaciones, algunas de las cuales dan lugar a signos ajenos a la lengua en uso;
que la vitalidad de la lengua y sus cambios surgen, como decía Saussure, de esa instancia
individual en la que se relativiza la arbitrariedad del signo desde lo individual y depende
“de la masa parlante y del tiempo” que esa creación se transforme en un cambio lingüístico.
Hecha esta aclaración necesaria, para consolidar ahora el trasfondo de la
continuidad de esta búsqueda que es mi trabajo de investigación, considero que es
entonces posible hipotetizar que ciertamente todo sujeto hablante está “sujetado”—en el
decir de Lacan—por la lengua, de una vez y para siempre. La lengua es sin duda la que
permite que habitemos el lenguaje y es también un sistema de principios que dan lugar
a las asociaciones que constituyen los signos que los sujetos proponen en el continuum
de sus enunciados. No siempre la realización pasa por los carriles de la lengua en uso,

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factores inconscientes tensan la interacción sujeto/ lengua en uso, y lo arrastran hacia los
principios fundamentales sobre los cuales el sistema propone las reglas del juego –entre
esos principios el de la analogía— y en esa tensión se manifiesta el efecto de captura.
Es evidente que para poder ampliar la hipótesis de la persistencia de la captura
es necesario reconocer una serie de aspectos propios de las teorías psicoanalíticas que
han trabajado sobre el lenguaje y específicamente incluso sobre la teoría saussureana. Sin
embargo, esto no creo que tenga que llevar el estudio lingüístico al campo psicoanalítico.
El psicoanálisis propone una teoría sobre el sujeto, la aceptación de ese sujeto propuesto
que muestra la fundamental importancia del inconsciente, hace posible que el lingüista
reconozca la posibilidad de que ciertos fenómenos heterogéneos en los enunciados de
los sujetos sean la resultante inconsciente de una aplicación individual y subjetiva de
principios propios de la lengua. De aquí en más la tarea a cumplimentar es el estudio de
los fenómenos con el fin de determinar en ellos los rasgos que posibiliten considerarlos
como efectos de lengua. El lingüista no necesita saber las causas a partir de las cuales se
ha producido el fenómeno en la psique del hablante, sino si ese fenómeno es arbitrario o
pone de manifiesto los principios del sistema, aunque se trate de usos ajenos al empleo
social de la lengua. En este sentido me parece fructífero el reconocimiento de las teorías
psicoanalíticas porque habilitan el reconocimiento de fenómenos de habla individuales que
escapan al control consciente de los sujetos, a la vez que abren un campo de trabajo acerca
del funcionamiento de ciertos principios de la lengua en el habla individual y subjetiva.
El aspecto que el Proyecto se propone focalizar en este primer momento es la
analogía como recurso constitutivo del sistema de la lengua, ya que permite realizar un
análisis lingüístico aplicable en principio a los efectos de lengua planteados por los hápax y
lapsus. De esta manera podría darse un apoyo parcial pero específico a la hipótesis general
de que, en la interacción sujeto / lengua, la captura forma parte de la génesis del sujeto
hablante y se constituye en una condición propia de su existencia. Desde la investigación
lingüística se abre entonces un panorama muy amplio para estudiar la heterogeneidad
como fenómeno del habla en su carácter de efecto de lengua.

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

La mutabilidad y la inmutabilidad del signo


en los discursos especializados

Mutability and Immutability of the Sign in Specialized Discourses

Norma Elisa Segovia*


Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

En este artículo, reconsidero el “signo” como un concepto que puede aplicarse al “término”,
unidad de significado especializado en el marco de los discursos científicos. En estos ámbitos, el
signo supera los límites del morfema y de la palabra, pues los términos pueden estar constituidos
por estructuras sintácticas breves. Tomo como base las afirmaciones sobre la mutabilidad y la
inmutabilidad del signo en el Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure. La mutabilidad
de los términos se reduce al máximo, mientras se vuelve fuerte la inmutabilidad, ya que las teorías
operan como marcos que estabilizan el uso. Sin embargo, los estudiantes del nivel secundario y
del primer año de la Universidad realizan desplazamientos sobre los términos que desconocen,
porque el discurso disciplinar les genera cierto extrañamiento. Esos cambios ponen en evidencia la
movilidad del signo, puesto que los estudiantes ponen en funcionamiento, de manera inconsciente,
los conocimientos que poseen sobre el sistema de la lengua. No obstante, los desplazamientos no
pasan desapercibidos cuando el estudiante hace uso de la palabra en el marco de una disciplina. La
mutabilidad se da en el habla cotidiana como una manifestación de la evolución de la lengua; sin
embargo, en las ciencias, las tradiciones discursivas y la precisión de las teorías hacen del término
un signo estable.
Palabras clave: Signo, Término, Mutabilidad, Inmutabilidad, Discurso

Abstract

In this article, the sign is considered as a concept that can be applied to the term, that
consists of units of specialized meaning within the frame of scientific discourses. In these scopes,
the sign exceeds the limits of the morpheme and the word, as the terms can be composed of brief
syntactic structures. The statements about the mutability and immutability of the sign in Saussure’s
General Linguistics Course are taken as a basis. The mutability of terms is reduced to a maximum,
while immutability becomes strong due to the theories that operate as frameworks that stabilize
the use.

* Argentina. Licenciada y Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Salta. Docente de la carrera
de Letras de la Facultad de Humanidades, de la misma universidad. Investigadora, Consejo de Investigación
Universidad Nacional de Salta. elisasegovia.e@gmail.com

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

However, unfamiliar terms are displaced by high school students and freshmen since the
disciplinary discourse generates certain strangeness in them. These changes make evident the
mobility of the sign, as the student´s language system of knowledge is put unconsciously into
operation. Nevertheless, displacements are noticed when the student speaks within the framework
of a discipline. Mutability occurs as a manifestation of language evolution in everyday speech;
however, the discursive traditions and the precision of theories make the term a stable sign in
sciences.
Key Words: Sign, Term, Mutability, Immutability, Discourse

Introducción
Desde que se publicó el Curso de Lingüística General de Ferdinand de Saussure en
1916, a cargo de Charles Bally y Albert Séchehaye, los estudios sobre el signo lingüístico se
enriquecieron en gran medida. No parecen nuevas las preguntas como: ¿qué es el signo?,
¿cómo está conformado?, ¿en qué consiste la mutabilidad y la inmutabilidad? Sin embargo,
cuando volvemos a mirar (a escuchar) el uso de la lengua por hablantes concretos en
situaciones concretas, emergen las mismas cuestiones. De hecho, toda reflexión sobre la
lengua es, en última instancia, una reflexión sobre el signo lingüístico.
Los planteos que realizo en este artículo parten del análisis de producciones orales
de estudiantes en el discurso de la Lingüística y de la Historia. En particular, analizo
la mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los “términos” cuando el hablante, aún
inexperto, genera el “desplazamiento” de una unidad terminológica en el significado o en
el significante.
En el segundo apartado, me refiero a las líneas teóricas que estudian el signo y
que, de manera especial, reflexionan sobre el cambio. Así, parto del Curso de Lingüística
General de de Saussure, por ser un texto clave en los estudios posteriores sobre el signo.
También hago una breve referencia a la Escuela de Praga; y a los postulados de François
Rastier sobre la movilidad del signo. Por último, me refiero a la noción de desplazamiento
de los términos en relación con los discursos de especialidad.

Líneas teóricas que estudian el signo


En el Curso de Lingüística General, de Saussure define “signo” como la combinación
del “significado” y del “significante”. El significado no es el objeto concreto, sino el
concepto, en tanto que el significante no es el sonido puro, sino la imagen acústica, es
decir, la representación mental del sonido. Esta aclaración de Ferdinand de Saussure le
valió el posterior nombre de teoría “psicologista”. De esta manera, el signo lingüístico no
remite a un elemento de la realidad, ni está vinculado con un sonido material, puesto
que la realidad y la lengua pertenecen a dos órdenes diferentes. La realidad es el mundo
concreto de las cosas y los sonidos, mientras que la lengua es un sistema, un fenómeno
social sostenido por una convención dada por la historia. De Saussure sostiene que “[…]

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

en cuanto consideramos el signo en su totalidad, nos hallamos ante una cosa positiva en
su orden” (de Saussure, 2002, p.215).
De esta manera, el esquema que realiza para representar el signo lingüístico es el
siguiente:

(de Saussure, 2002, p.135)

Reconoce cuatro rasgos fundamentales del signo, a saber, la “arbitrariedad”, la


“linealidad”, la “mutabilidad” y la “inmutabilidad”. Estos dos últimos rasgos, mutabilidad
e inmutabilidad, señalan que los signos permanecen, pero, al mismo tiempo, cambian. Sin
embargo, para de Saussure, la lingüística debe ocuparse de un estado de lengua, es decir,
del sistema. Así, la mutabilidad, que es el cambio lingüístico, sólo afecta los elementos del
sistema, pero no sus relaciones internas. De hecho, la estabilidad del sistema posibilita que
se pueda entender una lengua más allá de las diferentes realizaciones individuales de los
hablantes. Desde esta perspectiva, la movilidad del signo es irrelevante en los estudios de
la lengua; es por eso que el método de la lingüística propiamente dicha es el sincrónico.
La Escuela de Praga toma las nociones de “lengua”, “habla” y “signo” desarrolladas
en el Curso de de Saussure y elabora un conjunto de postulados teóricos conocido como
“funcionalismo”. Esta escuela avanza, principalmente, en el análisis del significante. Así, la
fonología y la fonética encuentran en estos estudios sus principios y su desarrollo como
ramas de la lingüística.
Con respecto a la cuestión de la mutabilidad y la inmutabilidad, la escuela de
Praga sostiene que el cambio lingüístico no afecta solamente los elementos aislados, sino
que también puede incidir sobre las relaciones internas de la lengua y, por lo tanto, el
cambio tiene como función estabilizar el sistema. De esta manera, los métodos diacrónico
y sincrónico se complementan en la investigación lingüística. Con la noción de “función”,
entendida como la tarea a realizar, se ha ampliado el estudio de uno de los planos del
signo, el del significante.
Ahora bien, lo que sostiene la inmutabilidad del signo de Ferdinand de Saussure
en el Curso de lingüística general es una comunidad hablante y la fuerza de la historia.
Un rasgo del signo es la negatividad, puesto que delimita su valor en relación con otros
elementos. No obstante, cuando el signo se conforma, es una entidad positiva en su orden.
François Rastier (2007) considera que ese signo saussureano estabilizado es una “mónada”,
es decir, una unidad cerrada en sí misma. En cambio, sostiene que el Ferdinand de Saussure

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
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de los Escritos de Lingüística General, publicado por primera vez en el año 2002, tiene una
mirada móvil del signo, más afín con su noción de pasaje:

En el plano del significado, el signo es un fragmento que apunta hacia sus contextos
izquierdo y derecho, próximo y lejano. Esto vale tanto para el semema como
para el contenido del sintagma o del período. Es posible así sustituir la mónada
semiótica apócrifa del CLG por esta figura del pasaje:

(Rastier, 2007, p.17)

El esquema de Rastier representa que el significado de un signo está abierto


hacia significantes indeterminados. Por lo tanto, no hay signos dados por el sistema,
sino que éstos se conforman en el recorrido interpretativo: el signo no está dado de
antemano. En otras palabras, el signo se constituye en la actividad interpretativa en un
texto y en un momento determinado. Es por eso que el rasgo fundamental del signo
es su mutabilidad.
Es posible pensar que esta idea puede explicar los cambios que realizan los
estudiantes sobre los términos cuando intentan explicar un tema en el contexto de ingreso
a una disciplina. Ante unidades terminológicas desconocidas, utilizan otras unidades
para sustituirlas, ya sea porque se parecen en el plano sonoro a los términos, o porque les
resultan conocidas. Sin embargo, esa movilidad se da en menor o mayor grado según el
contexto de uso. Por ello, las consideraciones de Rastier pueden explicar el signo cuando
está vinculado con la interacción cotidiana, mas no cuando se trata de la comunicación
especializada o de situaciones de ingreso a ámbitos especializados.

Los desplazamientos
Tanto en de Saussure como en las líneas teóricas que tomaron sus ideas sobre la
lengua y el signo, el significado y el significante tienen una relación de equivalencia. En
relación con este punto, Cárdenas afirma:

No hay jerarquías entre A y B; por esa razón puede producirse un desplazamiento


de la relación entre el significado y el significante. […] Tales desplazamientos
no sólo se dan en la historia de las lenguas sino también en el discurso de los
hablantes y entonces incluso dan lugar a la formación de no signos o de insólitas
asociaciones entre significantes y otros significados. (2017, p. 30)

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

Esta asociación entre dos planos equivalentes es más o menos fija de acuerdo
con el discurso. En otras palabras, la aceptabilidad de un “desplazamiento” depende del
contexto de uso. Denomino “desplazamiento” al cambio que el hablante genera sobre
el significado o sobre el significante. En el caso de los discursos especializados, ante un
término desconocido, el hablante realiza un movimiento hacia piezas léxicas conocidas,
combinatorias sintagmáticas o morfológicas posibles, o bien, hacia neologismos que se
parecen sólo por el sonido (Cfr. Segovia, 2012).
De acuerdo con los postulados de Ferdinand de Saussure, un signo no es la palabra,
como, por ejemplo, árbol, sino también el morfema, como –es en árboles. Asimismo,
podemos afirmar que el término, en tanto unidad que posee un contenido especializado,
también es un signo, pues está formado por la asociación de un significado y un significante.
Entonces, el signo en los discursos científicos supera el límite de la palabra, por ejemplo,
“flexión verbal” en Lingüística, “Revolución Rusa” en Historia; “célula eucariota” en
Biología, “cloruro de potasio” en Química, etc. También en los discursos científicos, los
términos establecen relaciones internas de oposición (“flexión verbal” vs “flexión nominal”;
“célula eucariota” vs. “célula procariota”; “cloruro de potasio” vs. “cloruro de sodio”; etc.).
Sin embargo, las características de mutabilidad e inmutabilidad tienen comportamientos
diferentes si el conjunto en el que se dan las relaciones entre los elementos es el sistema de
la lengua o el discurso especializado de una ciencia.
Para discutir sobre esta cuestión, analizo ejemplos tomados de exposiciones orales
de estudiantes sobre temas de Lingüística y de Historia. En el primer caso, son estudiantes
de primer año de la Universidad; en el segundo, estudiantes de tercer año de la escuela
secundaria. En todos los casos, se trata de jóvenes que no conocen aún la disciplina, pero
deben explicar un tema en un marco institucional.
El estudiante se pone en contacto con el discurso científico desde sus dominios
lingüísticos cotidianos. Es por eso que, ante un término que le resulta ajeno a sus
experiencias comunicativas, efectúa un desplazamiento basándose en los conocimientos
que ya tiene sobre la lengua. Citaré un ejemplo tomado del texto oral de un estudiante
universitario de primer año de la carrera de Letras. El texto fuente desarrolla la idea de que
la lengua es un instrumento de comunicación, pero, al mismo tiempo, de poder a raíz del
lugar del castellano en América.El ejemplo es el siguiente:

Estudiante: eeeh/ la evangelización en quechua/ los evangelizadores aprenden


el quechua para evangelizar en ese idioma/ después también es el “castellano/
logocéntrico” que esto ya nos habla sobre↑///eeeh/ ¡ay!/ me perdí/bueno/
Profesora: mmm/ en especial quiere decir/ este/ eeeh/ emplea una palabra en
particular/ ¿no?
E: es el logocentrismo
P: no/ no es logocentrismo/ glo↑/// ¿cómo dice?/
E: (silencio) mmmmm (silencio)
P: castellano GLOTOCÉNTRICO
E: glotocéntrico/ claro/exacto

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

El joven no puede retomar el término del texto fuente y produce un cambio en


el significante al sustituir “glotocéntrico” por “logocéntrico”. En efecto, la unidad léxica
“glotocéntrico” no es propia del habla cotidiana, sino que se genera en el ámbito discursivo
de las ciencias sociales. El joven arma un significante con fragmentos, pues reconoce
una parte: “-céntrico”, pero desconoce la forma “gloto-”, entonces produce la forma
“logocéntrico”. Es importante observar que “gloto-” y “logo-” se parecen en el nivel fónico,
aunque no poseen el mismo significado. Sin embargo, la forma “logo-”, en “logotipo”,
por ejemplo, suele aparecer con más frecuencia en el discurso cotidiano que la forma
“gloto-” y, en consecuencia, resulta más conocida por el hablante. De hecho, en el discurso
cotidiano, es frecuente el uso acortado, por ejemplo, “el logo de la Copa América”, “el logo
de la escuela”, “el logo de la empresa”, etc.
Si bien esta analogía se da por la vía del sonido, hay cierta regularidad en cuanto
el joven lleva la forma “logo-” al mismo lugar de “gloto-”, es decir, al lugar del prefijo. Esto
indica que opera con conocimientos de la lengua, aunque no es consciente de ello. De esta
manera, podemos afirmar que la presencia de “logocéntrico” en el habla está “habilitado”
por el sistema; sin embargo, no es un término propio del discurso de la Lingüística. De
hecho, la profesora corrige al estudiante.
A veces, el desplazamiento se da por una analogía totalmente gramatical como en
“coexistible”, dicho por un estudiante de primer año de la Universidad:

Estudiante: siempre como que el castellano/eeeh/ nosotros la aceptamos como


superior/ desde la llegada de los españoles/eeeh/ antes había otras lenguas/ que en
sí nooo/ no logran su hegemonía digamos en el territorio/ por más que s/ eeh/ se
hablaban en unnn/ extensooo/digamos/ en un extenso campo/eeh/ y eso debe ser
porque los/ los que usaban esas lenguas/ o sea digamos el quechua// no era de su
interés/eeh/ el lograr la hegemonía ni tampoco la superioridad de esa lengua/ sino
que / bueno/ había coexistible con otras lenguas/ o sea/ en forma pacífica

Se puede decir que “en un lugar coexisten diferentes lenguas” o “hay coexistencia
de lenguas”, o bien, “hay lenguas coexistentes”, pero no “*había coexistible con otras
lenguas”. Además del quiebre sintáctico, la palabra “coexistible” no existe en el paradigma
léxico del español. No es casual que “coexistible” se haya formado con el sufijo “–ble”, muy
productivo en español. Está presente en adjetivos de formación reciente, muchos de ellos
presentes solamente el habla coloquial, por ejemplo, “pasable”, “comible”, “imbancable”,
“incomprable”, etc. Este ejemplo muestra el desplazamiento hacia un adjetivo, ya que lo
que el estudiante intenta explicar es la coexistencia del castellano con las lenguas propias
del territorio americano (lenguas “coexistentes”).
El siguiente ejemplo está tomado de la exposición oral de un adolescente de tercer
año de secundaria. Explica el surgimiento del capitalismo en el marco de la asignatura
Historia:

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

Estudiante: allí/DE ESE MODO podemos observar laa/ quee/ que la economía
capitalista es exclusivamente monetaria///también podemos ver la aparición de
nuevas clases sociales yy/ del sistema febril

Profesora: ¿qué es el sistema febril?


Estudiante: (silencio)
Profesora: ¿era febril?
Estudiante: es fe/es/ ¿no es ese método? // eh/ no sé/no sé cómo explicarlo.

Si bien, tanto “fabril” como “febril” tienen el sufijo “–il” para la formación de
adjetivos, la relación entre ambos es, ante todo, sonora. La conmutación de una vocal
por otra –tan simple como parece- genera lo que podríamos llamar un “no término”. ¿Es
posible hablar de un “sistema febril”? De hecho, la profesora le señala que hay un error
mediante la pregunta; sin embargo, el estudiante no lo advierte. Su respuesta “no sé cómo
explicarlo” manifiesta que está pensando en el concepto; sin embargo, la profesora está
observando el significante.
Los casos de “logocéntrico” y de “sistema febril” son desplazamientos realizados a
partir del significante de los términos “glotocéntrico” y “sistema fabril” respectivamente;
estos términos no suelen aparecer en la comunicación coloquial, por eso dan lugar a estos
desplazamientos. Podemos decir que estas analogías, al no tener correspondencia con un
concepto, no son términos que se reconozcan ni en el ámbito de la Lingüística (primer
ejemplo), ni en el de la Historia (segundo ejemplo). Por lo tanto, la inmutabilidad del signo
en el discurso especializado es mucho más fuerte que en el habla coloquial. De hecho, la
huella acústica en el discurso cotidiano es móvil, por ejemplo, los adultos entienden “auto
de juguete” cuando el niño dice “ato”. Esa actividad interpretativa, de la que habla Rastier,
hace del signo una entidad abierta. Sin embargo, en los discursos especializados no ocurre
lo mismo, porque el cerramiento de los signos es tan fuerte que cualquier desplazamiento
afecta el intercambio y deja al hablante en evidencia.
A continuación, tomaré un ejemplo de desplazamiento del significado en el ámbito
de la Historia:

M: Yyyy yyy (silencio) recién el feudalismo / eraaa / tenía su diferencia también


con eel capitalismo
E: Aha a ver ¿cuáles son esas diferencias?
M: que el capitalismo en sí / digamos la la sig la significaa lo que lo quee buscaba
en realidad eraa laaa la búsqueda de ganancia masiva.

El término “masas” surge con el advenimiento de la era industrial y está ligado


estrechamente al concepto de “civilización de mass media”. Esto es, hablar de una cultura
de masas supone hablar de un público que ha sido homologado bajo una misma mirada,
la del consumo. Es por eso que, en el ámbito de la economía, el término “consumo masivo”

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

indica una demanda que abarca gran parte del mercado y, en consecuencia, comprende
los sectores más populares de la sociedad. En efecto, la ley de oferta y demanda marca
un circuito comercial que conforma la base del capitalismo: a mayor consumo, mayor
ganancia.
Ahora bien, el estudiante dice “ganancia masiva” por simetría con “consumo
masivo”, sin advertir que con ese desplazamiento se distancia semánticamente del texto
de Historia, pues no es lo mismo “mayor ganancia” o “ganancia abundante” que “ganancia
masiva”. Lo “masivo” está estrechamente vinculado con los sectores populares, con la
multitud, no con las esferas adineradas. Precisamente, el capitalismo se caracteriza por
generar la acumulación de riquezas en un solo sector; no hay ganancias compartidas. Los
obreros –que conforman la masa– reciben un salario pagado en moneda por la prestación
de la mano de obra, pero no son partícipes de las ganancias generadas por las empresas.
Ciertamente, la lengua admite la combinatoria “ganancia masiva”, pues estamos
ante un sintagma nominal gramaticalmente correcto; no obstante, desde el punto de vista
de su pertinencia discursiva, el término es inadmisible.
Los semas que conforman el contenido de “masivo” son /abundante/, /homogéneo/
y /popular/. Así, por ejemplo: “concurrencia masiva”, “paro masivo de trabajadores”,
“manifestación masiva”, etc. son usos frecuentes en el discurso periodístico y en el coloquial.
En el sintagma “ganancia masiva” se actualiza el sema /abundante/, pero no los otros.
Sin embargo, el término “ganancia”, entendido como importe residual que queda tras
haber deducido los gastos de los ingresos, no admite un adjetivo como “masivo”, porque
en el discurso de las ciencias sociales, los semas /abundante/, /homogéneo/ y /popular/
son inseparables en “masivo”. Precisamente, el término, es decir, el signo enmarcado en
el discurso disciplinar, tiene un alto grado de estabilidad; así, la unidad terminológica
“consumo masivo” entra en relación con otras unidades en los discursos de la Historia, de
la Economía y de la Sociología, pero no “ganancia masiva”, al menos no en el sentido del
texto fuente leído por el estudiante.
De manera general, podemos observar que, en la puesta en funcionamiento de la
lengua, el significado de un signo está abierto a más de un significante y un significante
está abierto a más de un significado. Estos fenómenos de desplazamiento en ambos
planos confirmarían la idea de Rastier, acerca de la movilidad del signo, puesto que los
cambios dan cuenta de la inestabilidad de la lengua. Esto quiere decir que la relación entre
significante y significado sólo se da en un momento determinado.
Ahora bien, considero que, de todos modos, esa movilidad no es absoluta, ya
que el signo se estabiliza en la tradición discursiva. En el uso, los hablantes producen
cambios que pueden explicarse de acuerdo con las reglas del sistema (semejanza sonora,
semas comunes). Sin embargo, en el contexto académico, sus producciones resultan
inadmisibles. Es necesario que el estudiante advierta el cambio y reformule, puesto que en
las teorías científicas se consolida una relación estable entre el significado y el significante
debido al rigor descriptivo y explicativo propio de las disciplinas. Fuera de los discursos
especializados solo hay inestabilidad.
A propósito del cambio, Cárdenas sostiene: “[…] tanto en el habla como en la
escritura de los estudiantes existe un vaivén entre los universos discursivos especializados

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

y los cotidianos: de ahí el difícil acceso a la forma y al significado de los términos


científicos […]” (2012, p. 263). De hecho, en los ejemplos analizados en este trabajo se
observa ese constante vaivén entre lo conocido y lo nuevo. Por ello, los estudiantes realizan
los movimientos: “logocéntrico” por “glotocéntrico”, “coexistible” por “coexistencia”,
“(sistema) febril” por “(sistema) fabril”, “ganancia masiva” por “ganancia abundante”.
De esta manera, el cerramiento del signo es más fuerte en los discursos especializados
que en el habla cotidiana. El signo es más susceptible a los cambios en el discurso cotidiano.
Las reglas del sistema admiten tanto la mutabilidad como la inmutabilidad. Sin embargo,
los contextos de uso son los que regulan esas posibilidades.
En general, los cambios lingüísticos son inconscientes en el habla coloquial; pero
cuando se producen cambios en las ciencias, se dan con el grado de consciencia más
alto. Por ejemplo, la Escuela de Praga afirma que la “lengua” es un sistema de expresión
apropiados para un fin; en esta idea, toma postulados de Ferdinand de Saussure y, al mismo
tiempo se distancia. En las Tesis de 1929 los lingüistas eslavos argumentan explícitamente
por qué la “lengua” es más que un sistema de signos. Podemos decir que se produjo
un desplazamiento en el significado del término “lengua”. No obstante, toda vez que el
hablante usa el término “lengua” en el discurso especializado de la Lingüística, sabe que
debe explicitar el enfoque teórico desde donde lo define.
Las ciencias se preguntan por los aconteceres del cosmos, desde la caída de una
hoja hasta los complejos procesos de transformación de la fisonomía del planeta. Así,
generan categorías con el propósito de describir y explicar el mundo. Por eso, en el caso
del lenguaje, el discurso especializado puede interpretar el habla cotidiana, pero no a
la inversa. Sin embargo, el estudiante realiza, precisamente, el movimiento contrario:
interpreta el discurso especializado desde los saberes adquiridos en situaciones cotidianas.

Consideraciones finales
En los ejemplos analizados en este trabajo, pudimos observar la inestabilidad
constitutiva del lenguaje, pero es una inestabilidad fuera de la disciplina, ya que los jóvenes
se encuentran en el ingreso al conocimiento científico, en el caso de los universitarios,
o bien, en instancias de alfabetización avanzada, en el caso de los estudiantes de nivel
medio. En ambos grupos, los cambios se producen sobre la base de los saberes que los
hablantes ya tienen acerca de la lengua, puesto que es el mismo sistema el que posibilita
los cambios en el signo. Sin embargo, el discurso científico no los admite, ya que, en las
teorías científicas, la denotación se consolida. De esta manera, en situaciones discursivas
nuevas, los hablantes generan cambios, pero esa mutabilidad del signo está restringida por
los parámetros de las disciplinas.
Para finalizar, la conceptualización del signo, desde Ferdinand de Saussure hasta
nuestros días, le ha permitido a la Lingüística ampliar y profundizar sus estudios sobre la
lengua. La idea de que el signo posee un carácter móvil nos permite analizar, comprender
y explicar mejor los cambios de los términos cuando los estudiantes hablan en el contexto
de una disciplina.

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La mutabilidad y la inmutabilidad del signo en los discursos especializados
Norma Elisa Segovia

Bibliografía

Cárdenas, Viviana (2012) Sociedad, lenguaje y alfabetización. Acerca del error y del
cambio lingüístico. En Cárdenas (coord.) La palabra desalojada. Hablar y escribir
en la Universidad. Salta: EUNSa.

Cárdenas, Viviana (2017) Releyendo a Ferdinand de Saussure: el signo lingüístico. En


Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional
de Jujuy, [51]. https://www.redalyc.org/pdf/185/18554668002.pdf

Círculo Lingüístico de Praga (1970 [1929]) Tesis de 1929. Madrid: Plaza Mayor.

Rastier, François (2007) “Signo y negatividad: una revolución saussureana” en


Significación y negatividad. Tópicos del seminario. Puebla: Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla.

Saussure, Ferdinand de (2002 [1945]) Curso de lingüística general. Buenos Aires: Losada.

Saussure, Ferdinand de (2004 [2002]) Escritos sobre lingüística general. Barcelona: Gedisa.

Segovia, Elisa (2012) Efectos del léxico especializado en la exposición oral. En Cárdenas
(coord.) La palabra desalojada. Hablar y escribir en la Universidad. Salta: EUNSa.

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
María Cecilia Milan

El signo metalingüístico.
Una aproximación inicial desde la teoría saussureana
del valor

The metalinguistic sign.


An initial approach based on Saussure´s theory of value

María Cecilia Milan*


Recibido: 20/09/2020 | Aceptado: 18/05/2021

Resumen

Este artículo tiene como objetivo responder al interrogante acerca de las posibilidades
de aplicación de las categorías que componen la teoría saussureana del valor al análisis del
metalenguaje. Este propósito deriva de una investigación en curso que tiene como objeto de
estudio estructuras metalingüísticas ambiguas de textos de estudiantes en instancias de acceso al
discurso de las Ciencias del Lenguaje. En primer lugar, realizaré una breve caracterización de la
organización sintáctica de estas estructuras. En segundo lugar y a partir del análisis de la teoría
saussureana del valor, intentaré mostrar que el metalenguaje puede ser considerado un dominio en
el que la lengua impone restricciones que afectan la relación sujeto/lengua. Por último, me referiré
a las líneas a partir de las cuales considero que es posible dar continuidad a esta investigación.
Palabras claves: Lengua, Metalenguaje, Signo, Valor

Abstract

This paper aims to answer the question whether Saussure´s theory of value is comprehensive
of metalinguistic phenomenon. This purpose is framed in an ongoing research, which addresses
metalinguistic structures in written texts by students in their early contacts with the specialized
discourse of linguistic science. Firstly, I will present the singular characteristics of these structures,
which tend to create an effect of ambiguity that affects the interpretation of the fragment in which
these structures are included. Secondly, from the analysis of Saussure´s theory of value, I will try
to show that metalinguistic phenomenon may be a domain where language imposes particular
restrictions to the subject. Finally, I will refer to the research prospects.
Keywords: Language, Metalanguage, Sign, Value

* Argentina. Profesora y Licenciada en Letras, por la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad


Nacional de Rosario, donde se desempeña como docente. maceciliamilan@gmail.com

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
María Cecilia Milan

Punto de partida
Si bien no se registra el término “metalenguaje”1 como así tampoco referencias
a la propiedad reflexiva de la lengua en el Curso de Lingüística General (2007 [1916]) ni
en Escritos sobre Lingüística General (2004), en las páginas que siguen intentaré mostrar
que el aparato teórico saussureano da respuestas a interrogantes acerca de esta propiedad
de las lenguas naturales. Como señalaré más adelante, este análisis, que se enmarca en
una investigación acerca de las estructuras metalingüísticas en textos de estudiantes en
instancias de acceso al discurso de las Ciencias del Lenguaje, tiene como objetivo avanzar
en la profundización de la naturaleza de las particularidades de estas estructuras y en su
categorización.
El punto de partida de la investigación en curso de la que este trabajo forma parte
es el interés por la recurrencia de ciertas particularidades en la estructuración sintáctica
de expresiones metalingüísticas constatadas en escrituras de estudiantes en instancias de
acceso al discurso de las Ciencias del Lenguaje. Como veremos en los ejemplos que siguen,
estas particularidades tienen que ver, en principio, con elecciones léxicas que afectan al
sintagma y que generan un efecto de ambigüedad en cuanto hacen patente el potencial de
los signos de ser interpretados en su valor referencial o reflexivo. Dada la interdependencia
fundante entre las estructuras analizadas y el texto fuente del cual proceden, incluyo en
cada caso2 el fragmento del texto que estas escrituras reformulan.

(1)
Los sustantivos designan objetos físicos, como casa, pero también procesos como
envejecimiento; estados como inocencia; o acciones; como destrucción. (Bosque,
1998 [1989], p. 36)
En este caso, el autor dice que los sustantivos no solo designan objetos físicos,
sino también procesos como envejecimiento o estados, como la inocencia. (1º
año, Letras)

Como vemos, en el texto fuente se utilizan bastardillas como marcas distintivas


propias de la escritura de los signos metalingüísticos, pero este recurso no es recuperado
por la estudiante. Podría explicarse que su ausencia se debe al desconocimiento de esta
convención de la escritura por lo que no se hicieron visibles para ella, efectivamente,
como marcas. Sin embargo, esta explicación no se aplica a la estructura como la inocencia.
Aquí, la presencia del determinante la se constituye como un rasgo anómalo que afecta a
toda la cadena sintáctica y que genera un efecto de ambigüedad por el solapamiento de la
dimensión metalingüística y la dimensión referencial. Continuamos con el segundo caso.

1
Se trata de un término propuesto por el positivismo lógico del Círculo de Viena en la década del 30.
2
El corpus que compone esta investigación está constituido por un conjunto de escrituras de estudiantes de
quinto año de la escuela secundaria y de primero de la carrera de Letras procedentes de textos científicos
disciplinares. Los fragmentos que se han extraído de este corpus para este trabajo son analizados desde una
metodología de estudio de casos por lo que no se presentarán datos cuantitativos.

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
María Cecilia Milan

(2)
Aplicada al mundo animal, la noción de lenguaje solo tiene curso por abuso de
términos. (Benveniste, 1997 [1966], p. 56)
Esta primera oración del texto leído, hace referencia a un mal uso del “lenguaje”.
Esto se ve reflejado en las limitaciones presentes en la comunicación animal, en la
cual, las abejas, (en este caso) manejan un código de señales (por eso no se trata
de lenguaje). […] (5º año, Escuela Secundaria)

En la primera oración de este texto, la inclusión de la contracción del orienta la


interpretación a un valor referencial del término “lenguaje”, por lo que podría decirse que
el alumno no logra recuperar el sentido global del texto fuente. Sin embargo, la colocación
de las comillas en “lenguaje” y la aclaración entre paréntesis en la segunda oración abren a
la posibilidad de una doble interpretación de la estructura.
Considero que en ambos casos puede observarse una tensión entre los textos
fuente y las escrituras de los estudiantes: en tanto que los primeros, ateniéndose a las
pautas del discurso científico-disciplinar, tienden a fijar sentidos, las escrituras iniciáticas
en este discurso redundan en un efecto de ambigüedad. El análisis de estas emergencias
resulta entonces un problema pertinente para una investigación que se centra en el acceso
al discurso de las Ciencias del Lenguaje en tanto el metalenguaje es constitutivo de este
discurso, tal como puede leerse en Halliday:

Todo conocimiento sistemático toma la forma de “lenguaje sobre” algún fenómeno,


pero en tanto las ciencias naturales son un lenguaje sobre la naturaleza, y las
ciencias sociales son un lenguaje sobre la sociedad, la lingüística es un lenguaje
sobre el lenguaje -“el lenguaje vuelto sobre sí mismo”, en la frecuentemente
citada formulación de Firth. Entonces, dejando de lado la indignación moral
que ciertas personas parecen sentir, como si la lingüística fuera una forma de
incesto intelectual, hay un problema real en el trazado del límite: ¿dónde termina
el lenguaje y comienza la lingüística? ¿Cómo apartar el objeto lenguaje del
metalenguaje –el fenómeno en sí mismo del estudio teórico de ese fenómeno?
(1996, p. 384).

Cabe agregar que estos ejemplos resisten a una explicación de sus causas basada
en el desconocimiento de las expresiones metalingüísticas por parte de los sujetos puesto
que, y tal como han demostrados numerosos trabajos procedentes de distintas líneas
teóricas (Gvozdev, A. y Cukovskij, K. apud Jakobson, R., 1980; Karmilloff-Smith, K., 1986;
Figueira, R., 2003), se registran manifestaciones de la propiedad reflexiva de la lengua de
forma temprana en enunciados infantiles. Es preciso entonces indagar qué aspectos del
orden de la lengua habilitan la ambigüedad que se genera en estas estructuras, es decir, de
qué manera el sistema de la lengua se impone al sujeto en el metalenguaje.

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
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Marco teórico e interrogantes


El interaccionismo brasileño-argentino (de Lemos, 1992 y ss.; Lier de Vitto, 1995 y
ss.; Figueira, 2000 y ss.; Desinano, 2005 y ss.; Arbusti, 2011 y ss.; entre otras), enfoque en
el que se enmarca esta investigación, me permite hipotetizar que estas y otras emergencias
con características semejantes podrían explicarse como huellas de la relación dinámica
del sujeto con la lengua y el discurso, relación que trasciende el período de adquisición
y que se ve particularmente afectada ante la inminencia de discursos con los que no está
familiarizado.
Ahora bien, según de Lemos (2002), dinamismo implica imprevisibilidad en
la emergencia de errores pero no así aleatoriedad. La autora propone la existencia de
“zonas privilegiadas de errores, de réplicas, de dispersiones” (2002, p. 64)3. Esto supone
la existencia de dominios, tales como el género, la flexión verbal, los pronombres
personales y el discurso directo e indirecto, en los que el sistema de la lengua impone
mayores restricciones y resistencias. A estas zonas las denomina “zonas de turbulencia”.
Esta analogía determinó el derrotero de esta investigación ya que posibilitó los siguientes
interrogantes: ¿podría el metalenguaje ser uno más de estos dominios? y, de ser así, ¿qué
resistencias impone la lengua en el metalenguaje que puedan hacer desestabilizar al sujeto
en su relación con la lengua?
En este punto y antes de comenzar con el desarrollo del objetivo principal de
este trabajo, cabe aclarar que desde este enfoque se privilegia la conceptualización
saussureana de langue como sistema de valores, de relaciones regidas por la diferencia,
y no de unidades parcelables de las que el sujeto pueda apropiarse. Por el contrario, es el
funcionamiento del sistema el que captura al sujeto, lo sobredetermina. Esta concepción
teórica de la relación sujeto/lengua tiene como implicancias metodológicas desnaturalizar
las fallas que se manifiestan en el habla, proponerlas como objetos de análisis lingüístico
y pensarlas como fenómenos que echan luz sobre el funcionamiento de la lengua. En
este sentido, considero que el análisis de la ambigüedad que se genera en las estructuras
metalingüísticas relevadas en las escrituras de estudiantes puede constituirse como un
aporte para el estudio del funcionamiento del metalenguaje. En palabras de Figueira,
“tocar con un dedo el mecanismo de la lengua es un privilegio que nos es revelado cuando
nos enfrentamos con el habla del niño” (2018, p. 970).

La teoría saussureana y el metalenguaje (y más interrogantes)


Como se adelantó en la introducción, en este trabajo vuelvo sobre conceptos clave
de la teoría saussureana en búsqueda de respuestas acerca de las particularidades del signo
metalingüístico. Esta búsqueda, en esta primera instancia, se circunscribe a la oposición
con el signo referencial y se realizó a partir del análisis del Curso de Lingüística General
(CLG) y Escritos de Lingüística General (ELG), de investigaciones específicas sobre el tema
como así también de las estructuras metalingüísticas seleccionadas del corpus.

3
La traducción es mía.

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
María Cecilia Milan

Para comenzar, recupero la propuesta de representación signo autónimo4 de


Authier-Revuz (1998:137) en oposición a la del signo estándar:

Signo estándar Signo autónimo .

En este esquema puede leerse que el signo autónimo posee una estructura distinta
respecto del signo estándar: es más complejo en tanto el significado al cual está asociado el
significante es su vez un signo, con su significado y su significante. Y si bien podría decirse
que esta variación supone, de algún modo, forzar la representación del signo para dar
cabida al fenómeno del metalenguaje, no sería, en principio, problemática si no fuera por
el hecho de que implica la existencia de sentidos primarios y secundarios. Es decir, el signo
autónimo sería un signo no solamente estructuralmente distinto sino también dependiente
del signo referencial puesto que, al encontrarse éste en el núcleo de la estructura, se lo
considera preexistente. Esta prevalencia del signo referencial, denominado por la autora
como “estándar”, por sobre el autónimo podría ser revisada desde la teoría saussureana si
nos detenemos en las afirmaciones sobre la oposición entre el sentido propio y el sentido
figurado que encontramos en ELG:

Asimismo, lo que llamamos sentido figurado implica concebir que la palabra


posee una significación absoluta que se aplica a un objeto determinado: “el
sentido propio” solo es una de las múltiples manifestaciones del sentido general; a
su vez este sentido general no es más que la delimitación azarosa resultante de la
presencia de otros términos en el mismo momento (2004, p.77).

Considero que esta afirmación podría aplicarse también a la oposición entre


signos referenciales y metalingüísticos. La significación del signo referencial no estaría
dada de antemano sino que su valor estaría determinado por la copresencia en el sistema
con el signo metalingüístico. A su vez y como veremos hacia el final de este trabajo,
el valor referencial o el metalingüístico resulta de la estructura sintagmática de la que
forma parte. Baso esta afirmación en el esquema del signo lingüístico que encontramos
en ELG (2004, p. 46):

4
Si bien en este trabajo se opta por la denominación signo metalingüístico y signo referencial aquí se recuperan
las denominaciones utilizadas por la autora.

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
María Cecilia Milan

Este esquema cuádruple del signo nos permite leer que la significación, según
Saussure, no está dada por la mera unión del significado y el significante sino por las
diferencias que se establecen en ambos planos con otros elementos. En otras palabras, el
signo está intrínsecamente constituido por la diferencia. Me remito, nuevamente, a las
palabras de Saussure:

No hay la forma y una idea que le corresponde; como tampoco hay la significación
y un signo que le corresponde. Hay formas y significaciones posibles (que en
ningún modo se corresponden); incluso en realidad solo hay diferencias de
formas y diferencias de significaciones; por otra parte, cada uno de estos órdenes
de diferencias (por consiguiente cosas ya negativas en sí mismas) no existe como
diferencia más que gracias a la unión con la otra. (2004, p. 47)

Entonces, y volviendo al objetivo de este trabajo, la teorización saussureana del


signo comprende también al signo metalingüístico cuyo valor resultaría, entonces, de
la relación solidaria y diferencial con los otros elementos del sistema, incluido el signo
referencial. Sobre esto volveremos más adelante.
En segundo lugar y continuando con la caracterización del signo metalingüístico,
existe un acuerdo generalizado (Rey-Debove, 1997; Ulrich, 1997 apud Loureda, 2018;
Authier-Revuz, 1998; Loureda, 2006) de que el signo metalingüístico se distingue del signo
referencial por la imposibilidad de ser sustituido por un ítem lexical que funcione como
sinónimo. Sin embargo, esta propiedad distintiva que se le atribuye al signo metalingüístico
es, según Saussure, una propiedad general de los signos del sistema. Esto puede leerse en
CLG y, con mayor énfasis, en ELG:

Todas las palabras que expresan ideas vecinas se limitan recíprocamente:


sinónimos como recelar, temer, tener miedo, no tienen valor propio más que por
su oposición; si recelar no existiera, todo su contenido iría a sus concurrentes…

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
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Así el valor de todo término está determinado por lo que lo rodea; ni siquiera
de la palabra que significa “sol” se puede fijar el valor si no se considera
lo que la rodea; lenguas hay en las que es imposible decir “sentarse al sol”.
(CLG, 2007 [1916], p. 241)
Escojo al azar: si en algún lugar un escritor dice senescencia en lugar de vejez,
la palabra ejerce inmediatamente su acción, es decir, cientos de asociaciones,
de ideas que quería apartar son apartadas, y cientos de asociaciones que quería
evocar y sugerir son evocadas y sugeridas. […] Si la lingüística fuera una ciencia
organizada, como podría serlo fácilmente, pero como hasta ahora no lo es, una
de sus afirmaciones más inmediatas sería: la imposibilidad de crear un sinónimo,
como la cosa más absoluta y más notable que se impone entre todas las cuestiones
relativas al signo. (ELG, 2004, p. 237)

De lo expuesto hasta aquí puede sintetizarse que el signo metalingüístico no


comporta diferencias con otros signos en tanto no guarda una relación de dependencia
respecto del signo referencial así como tampoco es exclusiva su imposibilidad de ser
sustituido por un sinónimo. No obstante, sostengo la pregunta sobre la posibilidad de
considerar el metalenguaje como una “zona de turbulencia”. Para ello, resulta necesario
continuar con la indagación sobre sus particularidades. Recurro entonces a una categoría
central en el aparato teórico saussureano y que hasta aquí ha podido leerse como en
filigrana: la categoría de “valor”. Volvemos al CLG:

Lo que de idea o de materia fónica hay en un signo importa menos que lo que hay
a su alrededor en los otros signos. La prueba está en que el valor de un término
puede modificarse sin tocar ni a su sentido ni a su sonido, con sólo el hecho de
que tal otro término vecino haya sufrido una modificación. (CLG, 2007 [1916],
p. 241)

Como sabemos, los términos pueden ser “vecinos” en dos planos: el sintagmático
y el asociativo. Y sabemos también que las relaciones de los signos en ambos planos son
de naturaleza diversa. A continuación, intentaré caracterizar las relaciones que establecen
los signos metalingüísticos en el plano sintagmático y en el plano asociativo.
En el CLG, se señala que “lo propio del habla es la libertad de combinaciones”
(253), pero a la vez se advierte que no todos los sintagmas son igualmente libres. Prueba
de ello son las frases hechas, los neologismos a partir de analogías y ciertas expresiones
fosilizadas en las que no es posible realizar paráfrasis, cambiar el orden de su estructura o
intercalar elementos léxicos. En este sentido, considero que, aunque las restricciones que
operan sobre los signos metalingüísticos sean de naturaleza distinta a las mencionadas,
es posible pensar que éstos pueden ser incluidos entre los ejemplos de la anterior
enumeración. En primer lugar, en tanto se constituyen en expansión máxima del SN, no
admiten determinantes y, en segundo lugar, las posibilidades de paráfrasis son escasas.
Volvemos a los ejemplos que sirvieron como punto de partida. Como vimos,
en (1) y (2) la presencia de los determinantes “la” y “el” afectan al sintagma y generan

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
María Cecilia Milan

solapamientos en la significación. En cuanto a las posibilidades de reemplazo por una


estructura parafrástica, éstas son restringidas: solamente es posible la sustitución por un
signo también metalingüístico como “el sustantivo inocencia”, “el término lenguaje” o “la
palabra lenguaje” o similares.
Para el análisis de las relaciones en el plano asociativo que establece el signo
metalingüístico con otros signos del sistema, recupero la afirmación: “una palabra
cualquiera puede siempre evocar todo lo que sea susceptible de estarle asociado de un
modo u otro” (CLG, 2007 [1916]: 255). Entonces, pueden conformar series asociativas
elementos que guardan algún tipo de semejanza. En la traducción al español, se pone como
ejemplo las series que pueden surgir de “enseñanza”, tales como: “enseña” y “enseñemos”;
“aprendizaje” y “educación”; “templanza” y “esperanza”; “templanza” y “balanza”. Como
vemos, en cada uno de estos pares la naturaleza de la analogía con el signo que da inicio
a la serie corresponde a órdenes distintos. En base a ello y dada la identidad sonora
del signo metalingüístico y del referencial, creo que es posible agregar que todo signo
metalingüístico puede establecer en este plano una asociación con el signo referencial y
viceversa. Me remito además a la nota al pie de Bally y Sechehaye acerca de la homonimia
que apunta también en este sentido:

Este último caso es raro y puede pasar por anormal, pues el espíritu descarta
naturalmente las asociaciones capaces de turbar la inteligencia del discurso; pero
su existencia está probada por una categoría inferior de juegos de palabras que
reposa en las confusiones absurdas que pueden resultar de la homonimia pura y
simple, como cuando se dice en francés: “Les musiciens produisent les sons et les
grainetier les vendent” o cuando el niño sorprendido en viña ajena suplica para
evitar el castigo: “No me pegue usted, que tengo la barriga llena de granos”. (CLG,
2007 [1916], pp. 255-256)

Puede decirse entonces que en el signo metalingüístico se encuentra siempre


latente la posibilidad de ser asociado con el referencial y en el caso de las estructuras aquí
analizadas, esta posibilidad se hizo patente en el plano sintagmático.
Para finalizar, en el Curso de Lingüística General, leemos “el mecanismo lingüístico
gira todo él sobre identidades y diferencias” (2007 [1916], p. 230) y el metalenguaje, como
se ha dicho, no escapa a esta afirmación, pero creo que en él se fuerzan especialmente
los engranajes de este mecanismo en tanto entran en tensión dos fuerzas orientadas en
direcciones opuestas: por un lado, las restricciones en el plano sintagmático y, por otro,
la posibilidad siempre abierta del signo referencial en el plano asociativo. Esta primera
conclusión me permite continuar indagando acerca de la posibilidad de considerar que el
metalenguaje se constituye como una “zona de turbulencia”, zona en que la tensión entre lo
mismo y lo distinto puede comprometer la frágil estabilidad de la relación sujeto/lengua.

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El signo metalingüístico. Una aproximación inicial desde la teoría saussureana del valor
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A modo de conclusión
Como se ha podido leer, este trabajo dista de haber llegado a una conclusión,
entendida ésta como un cierre o un punto final. En este recorrido de lecturas, relecturas,
muchas preguntas y algunas respuestas, intenté mostrar que, a pesar de que no se
encuentren referencias explícitas al metalenguaje, la teoría saussureana del valor brinda
respuestas a interrogantes orientados a la caracterización de este fenómeno. Asimismo,
pudo verse que la incógnita que suponen las estructuras metalingüísticas ambiguas
presentes en los escritos de estudiantes se vuelve un punto de partida para la indagación
sobre las particularidades de este dominio en el que el sistema de la lengua impone, como
quedó dicho, resistencias a los sujetos. En este sentido, es posible pensar que el análisis
de estructuras semejantes en cuanto al efecto de ambigüedad que generan, pero con
características estructurales diferentes posibilitará nuevas aproximaciones al fenómeno
del metalenguaje. Las proyecciones que trazan ambas líneas (y sus cruces), se presume,
permitirán dar continuidad a esta investigación.

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

La función del valor saussureano en el sistema lingüístico:


las lenguas quechua y ava guaraní

The function of Saussurean value in the linguistic system:


Quechua and Ava guaraní languages

Marcelo Fortunato Zapana*


Recibido: 20/09/2020 Aceptado: 18/05/2021

Resumen

El presente artículo se propone identificar la función de la categoría “valor” en el sistema


lingüístico. La hipótesis que se sostiene es que el estatus del “valor” determina su función en el
sistema. Las reflexiones se abordan con las propuestas teóricas sobre sistemas complejos de Morin
(2001 [1990]) y de García (2006). Para concretar el análisis, se trabaja con ejemplos en los niveles
fonológico, semántico y sintáctico en lengua quechua y en ava guaraní. Las conclusiones del trabajo
son dos. Si el estatus del valor es el de identidad adquirida por cada unidad lingüística en virtud
de su posición dentro de un sistema, su función es delimitar el significado que corresponde a cada
signo paradigmático dentro de un sintagma. Si su estatus es el de un constructo teórico, su función
instrumental es permitir aprehender relaciones internas y externas en un sistema complejo.
Palabras claves: Valor saussureano, Sistema complejo, Lenguas indígenas, Signo, Relaciones

Abstract

The present article aims to identify the function of the category “value” in the linguistic
system. The hypothesis is that the status of the “value” determines its function in the system. The
reflections are based on the theoretical proposals on complex systems by Morin (2001 [1990]) and
García (2006). To specify the analysis, we work with examples at the phonological, semantic and
syntactic levels in Quechua and Ava Guaraní. The conclusions are: 1) If the status of the value is
that of identity acquired by each linguistic unit by its position within a system, its function is to
define the meaning that corresponds to each paradigmatic sign within a syntagma. 2) If its status
is that of a theoretical construct, its instrumental function is to allow to apprehend internal and
external relationships in a complex system.
Keywords: Saussurean value, Complex system, Indigenous languages, Sign, Relations

* Argentina. Doctor por la Universidad de Buenos Aires, área Lingüística. Docente en la Universidad
Nacional de  Salta. Colaborador externo en el proyecto Universidad de Buenos Aires.Ciencia y Técnica:
"Predicados complejos y combinación de cláusulas en Andes y Chaco: rasgos estructurales, procesos
dinámicos y límites cambiantes." marcelozapana@yahoo.com.ar

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

Introducción
Ferdinand de Saussure, en el Curso de lingüística general, define a la lengua
como un sistema de signos que expresan ideas (2018 [1916], p. 66). En los Escritos sobre
lingüística general, la define como “un sistema de valores” (2004 [2002], p. 254). A partir
de estas conceptualizaciones, el presente artículo se dedica a identificar la función del
“valor” saussureano en su relación con el sistema. Para esta reflexión se recurre a las
propuestas teóricas sobre sistemas complejos elaborados por Edgard Morin (2001 [1990])
y por Rolando García (2006).
En el marco de los estudios sobre sistemas complejos, García define al sistema
como “una representación de un recorte de […] realidad, conceptualizado como totalidad
organizada […] en la cual los elementos no son separables y, por tanto, no pueden
ser estudiados separadamente” (2006, p. 21). Reconoce así la existencia, por un lado,
de elementos o unidades y, por otro, de relaciones existentes entre ellos. En el sistema
propuesto por Saussure, los elementos son los signos lingüísticos.
García expresa que en un sistema hay relaciones, tanto internas como externas, entre
sus unidades. Agrega que los sistemas poseen una estructura, conceptualizada como una
forma de organización de las unidades determinada por sus relaciones (2006, pp. 48-49).
La estructura, noción a partir de la cual se estudia generalmente el sistema lingüístico, está
vinculada con los niveles de análisis: fonológico, semántico, morfológico, sintáctico, etc.
A partir de estas categorías sistémicas, cabe preguntarse: ¿cuál es el estatus de la
categoría “valor”? ¿Cuál es la función del “valor” en el constructo total del que forma
parte? ¿Cuál es su relación con respecto a las unidades o elementos del sistema? ¿Qué
incidencia tiene el valor en las relaciones internas y externas que ocurren en el sistema?
Con la pregunta sobre el estatus del valor, se aborda un aspecto estático relacionado con
qué es. Cuando el interrogante trata sobre la función del valor, el abordaje es sobre un
aspecto dinámico relacionado con el para qué sirve.
La hipótesis que se sostiene en este trabajo es que el estatus del “valor” determina su
función en el sistema lingüístico. Este estudio procura comprender el funcionamiento de
una lengua desde la perspectiva de los sistemas complejos que posibilita reflexionar sobre
sus aspectos estructurales, componenciales o relacionales. Además, pretende aportar a
la comprensión del funcionamiento mencionado a través de ejemplos tomados de dos
idiomas sudamericanos pertenecientes a familias lingüísticas diferentes.

Desarrollo
El valor saussureano
Para responder al interrogante sobre la función del valor (aspecto dinámico), es
necesario primero determinar su estatus en el sistema (aspecto estático). Para ello, se
recurrirá a algunas explicaciones que Saussure brindara al respecto. En los manuscritos
encontrados en 1996, sostiene que los valores “consisten en la solución particular de
determinada relación general entre los signos y las significaciones, basada en la diferencia
general de los signos…” (2004 [2002], p. 36). Esta conceptualización requiere tomar en
consideración otras explicaciones sobre este tópico.

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

En primer lugar, caracteriza al “valor” como incorpóreo (2004, p. 251). En el


Curso de lingüística general, esta propiedad de incorpóreo es adscripta al valor en el plano
material (2018 [1916], p. 221). Además, se conceptualiza al valor como “un elemento de
la significación” (2018, p. 215). En razón de esta última explicación, el valor se constituye
en la relación que establecen los signos en el sistema lingüístico. Estos elementos son
biplanares (Simone, 2001 [1990], p. 27). Ello explica que Saussure haya conceptualizado
al valor tanto en el plano del contenido como en el de la expresión. En sus manuscritos,
el maestro ginebrino había descripto al valor como evocado por cada signo, determinado
por el conjunto de signos presentes o ausentes en el mismo momento (2004 [2002], pp.
88-89).
En segundo lugar, Saussure expresa que todo valor implica la existencia de un
sistema de valores (2004, p. 291). Eguren y Fernández Soriano (2006, p. 102) retoman
esta propiedad al definir al valor como “identidad que adquiere una unidad lingüística
en virtud de la posición que ocupa dentro de un sistema”. Se trata de una definición que
focaliza un aspecto relacional. En el mismo sentido, Saussure expresa que lo propio del
valor es poner en relación dos cosas intercambiables (2004 [2002], p. 294).
Finalmente, otra de las propiedades del valor es su carácter convencional.
Saussure enseña en la comparación con la jugada de ajedrez que “la función (valor) es
convencional…” (2004, p. 109). Esto es así porque todo valor tiene su base en el medio y la
potencia sociales. Saussure sostiene: “es la colectividad la que es creadora del valor, lo cual
significa que este no existe antes y fuera de aquella, ni en sus elementos descompuestos ni
en los individuos” (2004, p. 254).
Morin, en Introducción al pensamiento complejo, explica que un sistema es abierto
si tiene relación con el ambiente u ecosistema social (2001 [1990], pp. 44, 63). Saussure, al
considerar a la lengua como objeto de análisis histórico y como hecho social (2004 [2002],
pp. 133-134; 159), concibe la relación entre el sistema lingüístico y el ecosistema social;
o sea, la colectividad creadora de valores. Se trata, en términos de García, de relaciones
externas que mantienen los signos lingüísticos (2006, p. 48).
Caracterizado el valor como “determinado por el conjunto de los signos presentes
o ausentes en el mismo momento” (Saussure 2004 [2002], p. 88), caben ahora las dos
reflexiones específicas relacionadas con la hipótesis. En primer lugar, corresponde
preguntarse sobre el estatus de la categoría “valor”. En segundo lugar, sobre la función que
cumple en el sistema lingüístico. De hecho, de la lectura del propio Curso de Lingüística
general surge una primera conceptualización acerca del estatus y su consecuente función.
Al operar con dispositivos de los estudios sobre sistemas, puede obtenerse una segunda
conceptualización sobre los aspectos estático y dinámico asociados al valor lingüístico. Para
realizar estas reflexiones, se procederá a trabajar con ejemplos en los niveles fonológico,
semántico y sintáctico de las lenguas quechua y ava guaraní.

El valor saussureano y su función en el sistema lingüístico quechua


Existen diversas variedades de la lengua quechua como, por ejemplo, el
quechua ayacuchano, el cuzqueño-boliviano, el quichua santiagueño, etc. Una de
ellas es el quechua que se habla en comunidades de la provincia de Jujuy, Argentina,

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como Lagunillas del Farallón, Timón Cruz, Cusi Cusi, Paicone, Oratorio, La Ciénaga,
Santa Catalina, San Juan de Oro, el Angosto, entre otras.
Sus primeras evidencias empíricas fueron registradas en el marco de un proyecto
denominado “Predicados complejos y combinación de cláusulas en Andes y Chaco: rasgos
estructurales, procesos dinámicos y límites cambiantes” del programa de investigación
UBACyT. En febrero de 2017, en el pueblo de Lagunillas del Farallón, se grabaron y
tradujeron diez discursos orales de personas bilingües. Este registro es el que, en este
estudio, se denomina “Corpus del quechua jujeño”. De él se tomaron algunos enunciados
utilizados como ejemplos para el desarrollo de la hipótesis presentada. Otros provienen del
quechua chanca (Zariquiey y Córdova, 2008), del cuzqueño-collavino (Cerrón-Palomino,
1994), del boliviano (Grondín, 1980) y del santiagueño (Juanatey, 2020). En los casos que
hizo falta, se procedió a reescribir los enunciados extraídos de diferentes fuentes según las
convenciones ortográficas del “quechua normalizado” (Plaza Martínez, 2014).
El primer acercamiento a las cuestiones relativas al estatus y a la función del
valor se realizará teniendo en cuenta la propiedad sígnica de la arbitrariedad. Simone,
en Fundamentos de lingüística, distingue dos tipos de arbitrariedades. La primera es la
relación inmotivada entre significado y significante en cada signo. Simone la denomina
arbitrariedad vertical. En contraste, la horizontal es “la que tiene que ver con relaciones
entre entidades de la misma naturaleza: entre significantes por un lado y entre significados
por otro” (2001 [1990], p. 57).
Puede observarse arbitrariedad horizontal, en el nivel fonológico de la lengua
quechua, cuando se reflexiona sobre el valor del sonido /t/ en la palabra tantamuq:

(1) rumi-ta tanta-mu-q


Piedra-AC juntar-CIS-NMLZ

‘(Acostumbro a) ir a juntar piedra’

(Dato tomado del Corpus de quechua jujeño)

En el quechua, es necesario diferenciar los valores del fonema consonántico oclusivo


dentoalveolar simple /t/ en (1) y (2), de la consonante oclusiva dentoalveolar aspirada /
th/ en (3) y de la consonante oclusiva dentoalveolar glotal / t’/ en (4) (Cerrón Palomino,
1994: 22). Frente a la realización única del fonema consonántico oclusivo dental sordo del
español, el quechua presenta tres fonemas diferentes con sus propios valores. Todos ellos
permiten distinguir significados:

(2) tanta-naku-y
Juntar-REC-INF

‘Juntarse’

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(3) Thanta p’acha


Vieja ropa

‘Ropa vieja’

 
(4) Sumaj t’anta
Rico pan

‘Pan rico’

(Datos basados en Cerrón Palomino, 1994: 25)

En el nivel léxico, la categoría valor también permite contrastar diferentes divisiones


en el quechua. Cada lengua presenta una diferente organización de los significados. Así
llama la atención que, en el idioma sudamericano, haya al menos dos formas de decir
“mucho” correlativas con dos valores diferentes:

Español Quechua

Ancha (intensidad en el sentimiento)


(5) Ancha- ta muna- yki
Mucho- AC querer-1 > 2

‘Te quiero mucho’

(Dato basado en el Corpus de quechua jujeño)


Adverbio mucho

Achkha (cantidad)
(6) Achkha wañu-n
Mucho morir-3SG

‘Mucho(s) muere(n)’1

(Dato tomado del Corpus de quechua jujeño)

1
La oración (6) se traduce en plural porque en quechua la concordancia de número en líneas generales es
opcional (Cerrón Palomino 1987: 306). Sin sufijos pluralizadores, la traducción en singular o plural de una
oración dependerá de su cotexto.

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
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Otro ejemplo ilustrativo, en este nivel semántico, es la diferente organización de la


primera persona plural. En el quechua, se reconocen la primera persona plural inclusiva,
Ñuqanchik, diferente de la primera persona plural exclusiva, Ñuqayku.

(7) Ñuqanchik warmi-m ka-nchik


1PL.INCL mujer-EVID ser-1PL.INCL

‘Nosotras somos mujeres’

(8) Ñuqayku warmi-m ka-niku


1PL.EXCL mujer-EVID ser-1PL.EXCL

‘Nosotras somos mujeres’

(Datos tomados de Zariquiey y Córdova, 2008, p. 89)

Mientras en el español se usa un solo pronombre personal “nosotros”, la lengua


indígena distingue dos formas. En la primera se incorpora al interlocutor, en la segunda
se lo excluye.
Finalmente, para comprender el funcionamiento de los elementos dotados de valor,
en el nivel sintáctico, es necesario recordar lo expresado en el Curso de lingüística general
sobre la categoría que se está estudiando. El sistema lingüístico es una serie de diferencias
de sonidos combinados con una serie de diferencias de ideas. Este enfrentamiento de
signos acústicos con otros tantos cortes hechos en la masa del pensamiento engendra un
sistema de valores. Aunque el significante y el significado, tomado cada uno aparte, sean
puramente negativos y diferenciales, su combinación es un hecho positivo (Saussure, 2018
[1916], p. 224). En tanto que la relación entre signos es de oposición, la relación entre el
significado y el significante es de significación.
Un elemento lingüístico puede formar parte de un paradigma y, al mismo
tiempo, ocupar una posición en un sintagma. El valor de esa unidad dentro del
sintagma está condicionado tanto por los valores de los otros elementos ausentes del
paradigma como por los valores de los términos presentes con los que se combina
en el ordenamiento lineal. Saussure, en sus manuscritos, denomina a estos últimos
“signos ambiente” (2004 [2002], p. 70).
En el caso del quechua, el paradigma de sufijos –q, -sqa y –na es altamente funcional
para sus usuarios. Cerrón Palomino explica que se los utiliza tanto para la nominalización,
en la derivación deverbativa (1994, pp. 99-100), como para la subordinación, en oraciones
subordinadas adjetivas, complementarias2 y adverbiales (1994, pp. 166-170).

2
A estas oraciones subordinadas, la Nueva gramática de la lengua española (RAE ASALE 2009: 3223) las
denomina oraciones sustantivas u oraciones completivas. Los estudios tipologistas, cláusulas completivas
(Juanatey 2020: 58).

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
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Los tres sufijos mencionados son “nominalizadores”, en adelante NMLZ.


Que funcionen como sufijos de derivación deverbativa o como sufijos en oraciones
subordinadas dependerá, entre otros factores, de los signos ambiente con los que coexista
en el sintagma.
Siguiendo a Cerrón Palomino, primero se presenta el paradigma de los
NMLZ como sufijos en derivación deverbativa y luego como sufijos que operan en
oraciones subordinadas. Las dos siguientes oraciones contienen el NMLZ –na con
los dos valores mencionados. En (9) el sufijo –na resaltado funciona como sufijo de
derivación deverbativa.

(9) Chay –pi chaya-spa juk-ta-n wayk’u-ku-na


DEM-LOC llegar-MS uno-AC-POS.3SG cocinar-RFL-NMLZ POST

mikhu-na-ta ruwa-ku-na
comer-NMLZ POST-AC hacer-RFL-NMLZ POST

‘Llegando ahí, (hay) que cocinarse de nuevo, (hay) que hacerse la comida’

(Dato tomado del Corpus de quechua jujeño)

En contraste, en (10) aparece funcionando en una oración subordinada adjetiva.

(10) [tusu- na- n] punchu-wan-mi qhata- ku- chka-n


Bailar-NMLZ POST-3SG poncho-COM-EVID cobijar-RFL-PROG-3SG

‘Se está cobijando con el poncho con el que bailará’

(Dato tomado de Cerrón Palomino 1994: 170)

En (9) el NMLZ resaltado funciona como sufijo de un verbo pero en una expresión
nominalizada, mikhu-na-ta, ‘la comida’, que es complemento del núcleo verbal ruwa-ku-
na, ‘(hay) que hacerse’. En contraste, en (10) el NMLZ –na opera en la oración subordinada
adjetiva tusu-na-n, ‘con el que bailará’. En la concreción de ambas relaciones sintagmáticas
en lengua quechua, opera el valor constitutivo de cada elemento. Además, en cada
relación sintagmática incide la regla de posicionalidad (Simone, 2001 [1990], p. 72) de
la lengua quechua que establece una posición definida para cada componente. También
incide una regla de variabilidad dado que algunos elementos lingüísticos deben sufrir
modificaciones para poder establecerse en esa relación sintagmática. Por ejemplo, el verbo
quechua adiciona los sufijos necesarios para funcionar en un tema nominalizado o en una
oración subordinada. Este aspecto se desarrolla más adelante con un modelo descriptivo
tipológico-funcional (Juanatey, 2020).

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Cuando se enuncia oraciones como (9), con –na como concretador3, se opera
al mismo tiempo con los valores de los otros dos elementos ausentes del paradigma de
NMLZ deverbativos: -q y -sqa. El sufijo –q opera como agentivo4 en (11):

(11) Yachachi-q jamu-nqa


Enseñar-NMLZ venir-3SG FUT

‘(El) profesor vendrá’ (lit. el enseñador vendrá)

(Dato basado en Grondín, 1980: 239)

En contraste, -sqa tiene el valor de resultante5. Como tal aparece en (12):

(12) Unqu-sqa wawa-n-paq jampi-ta muna-n


Enfermarse-NMLZ ANT hijo-POS.3SG-BEN medicina-AC querer- 3SG

‘Quiere medicina para su hijo enfermo’

(Dato basado en Grondín, 1980, p. 239)

En (9), (11) y (12) se puede observar los tres valores de –na, -q y –sqa como
concretador, agente y resultante respectivamente (Cerrón Palomino, 1994, pp. 99-100).
Cuando –q, -sqa y –na funcionan en oraciones subordinadas también es posible
reconocer valores diferentes en los tres elementos del paradigma. Se puede observar esos
tres valores en los siguientes ejemplos en los que están resaltados los NMLZ y los tiempos
verbales traducidos.

(13) [quillqa-q] runa-ta maskha-chka-ni


escribir-NMLZ hombre-AC buscar-PROG-1SG

‘Estoy buscando al hombre que escribe’

(Dato basado en Cerrón Palomino, 1994, p.168)

3
Cerrón Palomino (1994: 99) explica que el tema nominal concretador, marcado por –na, expresa una
acción verbal en forma concreta. Por ejemplo, a partir del verbo asiy, ‘reír’, se deriva asi-na, ‘risa’. En el caso
del verbo comer de (9) se deriva el sustantivo comida con una significación instrumental.
4
Un tema nominal agentivo, marcado por –q, se refiere a un agente de la acción verbal. Por ejemplo, a partir
del verbo michiy, ‘pastear’, se deriva michi-q, ‘persona que pastea’, ‘pastor’ (Cerrón Palomino 1994: 99).
5
La categoría “resultante” es un tema nominal que expresa la acción verbal realizada. Así, del verbo p’akiy,
‘romper’, se deriva p’aki-sqa, ‘roto’ (Cerrón Palomino, 1994, p. 100).

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

(14) mana yacha-ra-ni [na wañu-sqa-n-ta] CCOMP


NEG saber-PAS-1SG ya morir-NMLZ ANT-POS.3SG-AC

‘(Yo) no sabía que él ya había muerto.’

(Dato tomado de Juanatey, 2020, p. 60)

(15) [karu llaqta-man ri-na-y-ta] qunqa-rqa-nky


lejano pueblo-DIR ir-NMLZ POST-POS.1SG-AC olvidar-PAS-2SG

‘Olvidaste que tengo que ir / iré a un país lejano’

(Dato basado en Cerrón Palomino, 1994, p. 174)

Los tres NMLZ tienen sus respectivos valores en relación a los tiempos verbales:
–q presenta el valor de tiempo presente en (13), -sqa el de tiempo pasado en (14) y –na el
del tiempo futuro en (15).
Para comprender el principio de variabilidad (Simone, 2001 [1990], p. 72), en
relación con estos tres NMLZ, se recurrirá a un estudio tipológico-funcional. Juanatey
(2020) explica su funcionamiento recurriendo a una propuesta teórica de Lehmann (1988),
quien distingue en todo sistema lingüístico dos fuerzas opuestas y complementarias
que configuran una escala en relación con la vinculación de cláusulas6. Por un lado, la
expansión de los constituyentes de una cláusula en diferentes cláusulas independientes.
Por el otro, la compresión de una cláusula plena en un solo constituyente nominalizado.
Estas dos fuerzas subyacen, entre otros, al parámetro de la reducción sintáctica.
Al abordar este parámetro, Lehmann (1988, p. 15) propone la existencia de una escala
de ‘desoracionalización’ de la cláusula subordinada que consiste en el proceso por
el cual la cláusula pierde gradualmente propiedades clausales a la vez que adquiere
características nominales. De esta forma, se presentan dos polos: cláusula y nombre
(Juanatey, 2020, p. 46).
Para mostrar el funcionamiento de los NMLZ, en el polo nominal de la escala de
desoracionalización, Juanatey explica que un proceso de nominalización de la cláusula
implica dotarla de categorías nominales como son la marcación de caso, los determinantes
o demostrativos, los marcadores de posesión o genitivos, entre otras. Cuanto más
nominalizado está un verbo, más comienza a comportarse como un sustantivo común.
Así, el verbo mikhuy, ‘comer,’ de la oración (9), retomado aquí como (16), lleva el sufijo
nominalizador -na y presenta morfología nominal, como el sufijo de caso acusativo –ta.
De este modo, la cláusula dependiente se constituye como objeto de la oración.

6
Con una finalidad didáctica, se entenderá el término cláusula de la tipología-funcional como equivalente
a oración en este artículo.

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

(16) Chay –pi chaya-spa juk-ta-n wayk’u-ku-na


DEM-LOC llegar-MS uno-AC-POS.3SG cocinar-RFL-NMLZ POST

mikhu-na-ta ruwa-ku-na
comer-NMLZ POST-AC hacer-RFL-NMLZ POST

Llegando ahí, (hay) que cocinarse de nuevo, (hay) que hacerse la comida.

(Dato tomado del Corpus de quechua jujeño)

El funcionamiento de los NMLZ quechuas en oraciones subordinadas también


puede explicarse en un proceso de deverbalización. En este polo, la cláusula pierde
progresivamente los marcadores de tiempo, aspecto y modo o la marcación del sujeto, entre
otras propiedades. Se puede observar esto en el ejemplo (15), que es retomado como (17).

(17) [karu llaqta-man ri-na-y-ta] qunqa-rqa-nki


lejano pueblo-DIR ir-NMLZ POST-POS.1SG-AC olvidar-PAS-2SG

‘Olvidaste que tengo que ir / iré a un país lejano’

(Dato basado en Cerrón Palomino, 1994, p. 174)

En cuanto a la marcación de tiempo, en (17) se observa que el verbo de la oración


subordinada rinayta, ‘que tengo que ir/ iré’, lleva el sufijo NMLZ -na que establece una
relación temporal de posterioridad respecto del tiempo del verbo principal qunqarqanki
‘olvidaste’. En otras palabras, carece de una interpretación independiente de tiempo.
Además, de entre los argumentos del verbo, suele ser el sujeto el primero que se ve afectado
por el proceso de deverbalización. Cuanto más fuerte es la nominalización, es muy posible
que la marcación de sujeto tome la forma del genitivo o de frases adposicionales, o que
se pierda por completo. Así, en (17) se observa que la marcación de sujeto de la oración
subordinada se realiza mediante el sufijo posesivo de primera persona -y.
El modelo descriptivo tipologista muestra que el valor de cada NMLZ, ya sea como
sufijo deverbativo o en oraciones subordinadas, depende de las relaciones de fuerzas de
expansión o comprensión que inciden en su funcionamiento.

El valor saussureano y su función en el sistema lingüístico ava guaraní


El ava guaraní es una variedad lingüística dentro de la familia tupi guaraní.
También se la denomina ‘chiriguano’. Este nombre es rechazado por los guaraní hablantes
dada la significación peyorativa de esa palabra. Quienes la hablan ocupan las laderas
boscosas orientales de la cordillera de los Andes. Específicamente, hay guaraní hablantes
en algunos departamentos de la provincia de Salta (por ejemplo, Orán y General José de
San Martín) y de la provincia de Jujuy (por ejemplo, San Pedro y Ledesma). También hay
diversas comunidades que emplean esta variedad en el sudeste de Bolivia.

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

Los ejemplos tomados, en este estudio, provienen del libro Gramática elemental del
idioma guaraní escrito por Julio Romero en el año 2008. Otros ejemplos fueron tomados
de El idioma chiriguano. Gramática, textos, vocabulario escrito por Wolf Dietrich en 1986.
La presentación de los diferentes casos para estudiar el estatus y la función del valor en
esta lengua seguirá el mismo orden en que fueron analizados los ejemplos en el quechua.
En la lengua ava guaraní, más precisamente en su nivel fonético, la organización
vocálica presenta doce fonemas. Así, la vocal alta posterior del español /i/ contrasta con
dos sonidos vocálicos en la lengua indígena: una vocal oral /i/ de (18) con valor diferente
a la vocal central oral / ɨ / de (19). Desde la perspectiva de la arbitrariedad horizontal
propuesta por Simone (2001 [1990], p. 57), es posible entonces distinguir significados
diferentes:

(18) Kuae ita


DEM piedra

Esta piedra

(Dato basado en Dietrich, 1986, p. 46)

(19) Pala ɨta


Pala mango

Mango de pala

(Dato tomado de A.A.V.V., 1996, p. 202)

En el nivel léxico, la categoría valor también permite contrastar diferentes


organizaciones. Al igual que en el quechua, la primera persona plural en ava guaraní
presenta dos variantes. Yande es la primera persona plural inclusiva y ore, la primera
persona plural exclusiva. El contraste se aprecia en los siguientes ejemplos.

(20) Yande ko yai-katu ya-yapo kuae mbaravɨkɨ


1PL.INCL aquí 1PL.INCL-saber 1PL.INCL-hacer DEM trabajo

Nosotros aquí sabemos hacer este trabajo.

(21) Ore ko roi-katu ro-yapo kuae mbaravɨkɨ


1PL.EXCL aquí 1PL.EXCL-saber 1PL.EXCL-hacer DEM trabajo

Nosotros aquí sabemos hacer este trabajo.

(Datos tomados de Romero, 2008, p. 5)

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La función del valor saussureano en el sistema lingüístico: las lenguas quechua y ava guaraní
Marcelo Fortunato Zapana

Para mostrar otro ejemplo de cómo un elemento lingüístico forma parte de un


paradigma y, al mismo tiempo, ocupa una posición sintagmática, se analiza un caso de
posposiciones en ava guaraní. Este es un fenómeno con el que se aborda el nivel sintáctico
de esta lengua.
En el español existe la preposición “con” con siete significaciones o valores (De
Bruyne 1999: 664-667). Ellos son: a) compañía, colaboración y reciprocidad (“Viene con
Candelaria”); b) instrumento, modo (“Corta los yuyos con ichuna”); c) contenido (“Un
barco con víveres”); d) causa (“Se desgasta con el roce”); e) con valor comparable a “ante”
(“Boris Becker perdió con Schapers”), f) con valor de “a” (“¿Me puede presentar con él?”)
y g) <“con” + infinitivo> con valor adversativo o concesivo (El hecho de ser escritor, con
ser importante, no lo es todo).
El ava guaraní presenta una regla de posicionalidad diferente de la del español dado
que es una lengua que presenta sintagmas posposicionales. A veces, una posposición del
guaraní como pe presenta valores que son realizados por tres preposiciones diferentes del
sistema español. O como en el caso que se presenta a continuación, tres posposiciones del
ava guaraní cubren diferentes valores de la única preposición “con” del español (Romero,
2008, pp. 60-61). Así, las posposiciones ndive, pipe y pe realizan algunos de los valores ya
mencionados de la preposición española “con”:

(22) O-u Juan ndive


3SG-venir Juan POSP

Vino con Juan.

Dato tomado de A.A.V.V. 1996, p. 77)

(23) Kuae pipe ko o-yasia


DEM POSP chacra 3SG- cortar

(Él) corta la chacra con eso.

(Dato tomado de Romero, 2008, p. 61)

(24) e- yara michi vae pe


2SG.IMP sacar poco REL POSP

Con el que sacás poco.

(Dato tomado de Romero 2008, p. 60)

Las tres posposiciones presentan valores diferentes. En la oración (22), ndive


presenta el valor de compañía. En (23), la posposición pipe funciona con el valor de
instrumento. Finalmente, (24) contiene la posposición pe que opera como elemento de

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grupo relativo7 en una oración subordinada. En esta última oración, la combinatoria


de las palabras en el ava guaraní regula que con el pronombre relativo vae se utiliza la
posposición pe. La identidad de pe resulta de los otros valores coexistentes en el sintagma
y de los ausentes en el paradigma. La relación sintagmática es posible por las propiedades
de los signos biplanares e investidos de valor. También es posible por la incidencia de las
reglas de posicionalidad y variabilidad (Simone 2001 [1990], p. 72) propias de la lengua
ava guaraní.

Conclusiones
El análisis de los ejemplos en quechua y en ava guaraní permite corroborar, en
primer lugar, cómo emerge el valor de un signo de las relaciones con los otros signos, tal
como se sostiene en el Curso de Lingüística general. Desde esta perspectiva saussureana,
el valor de cada signo lingüístico resulta de las relaciones paradigmáticas y sintagmáticas
en los planos fonético, semántico y sintáctico. Se trata de la ya mencionada identidad
adquirida por cada unidad lingüística en virtud de la posición que ocupa dentro de un
sistema (Eguren y Fernández Soriano, 2006, p. 102). De acuerdo con este estatus, el valor
saussureano tiene la función de delimitar la significación que corresponde a cada signo en
el paradigma y en el sintagma. Actúa, entonces, como resultante de las relaciones internas
del sistema.
Si se piensa esos análisis con las categorías de los estudios sobre sistemas complejos,
puede concebirse otra descripción del estatus del “valor”. Desde esta perspectiva
instrumental, todo sistema, sus elementos, relaciones y estructuras son constructos
teóricos con los que se opera para explicar un recorte de la realidad. El constructo “signo
lingüístico” puede caracterizarse por ser biplanar, arbitrario, lineal, mutable, inmutable
y valorizable; es decir, susceptible de adquirir valor ya sea en su significado o en su
significante. El estatus de valor ya no enfatiza su carácter de resultante de relaciones, sino
el carácter de categoría teórica.
Como constructo teórico operativo, el valor permite, a quienes estudian este sistema
complejo, aprehender relaciones internas al sistema: de arbitrariedad, paradigmáticas,
sintagmáticas, entre otras. Además, permite aprehender una relación externa: entre el
sistema lingüístico y la colectividad que crea valores. Son las comunidades quechuahablantes
o guaraníhablantes las generadoras de los valores que, por ejemplo, tienen los NMLZ
quechuas o las posposiciones ava guaraníes en un determinado estado sincrónico de cada
lengua. Se pudo conceptualizar este segundo estatus de carácter instrumental a partir del
primero que emerge de leer el Curso de Lingüística general.
Sea que se focalice en su estatus de resultante de relaciones sistémicas o de
constructo teórico que permita aprehender relaciones, se trata de dos conceptualizaciones
del valor lingüístico que enfatizan, cada una, un aspecto determinado de una realidad
epistémica compleja.

7
Cuando se traduce (24) al español, se requiere de un grupo relativo. Un grupo relativo es una construcción
sintáctica que aparece al comienzo de la oración subordinada. Por ejemplo, el grupo preposicional relativo
que comienza con una preposición. Ejemplos: con la que, por la cual, etc. (RAE ASALE 2009: 1572)

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Abreviatura Significado gramatical


1 primera persona
2 segunda persona
3 tercera persona
1>2 primera a segunda persona
AC acusativo
ANT anterior
BEN benefactivo
CIS cislocativo
COM comitativo
DEM demostrativo
DIR direccional
EVID evidencial
EXCL exclusivo
FUT futuro
IMP imperativo
INCL inclusivo
INF infinitivo
LOC locativo
MS mismo sujeto
NEG negación
NMLZ nominalizador
PAS pasado
PL plural
POS posesivo
POSP posposición
POST posterior
PROG progresivo
REC recíproco
REL relativo
RFL reflexivo
SG singular

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ENTREVISTAS

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Tewok. Relatos de las comunidades originarias del Río Pilcomayo narrados por el historiador wichí Laureano Segovia (2020)
Entrevista a los realizadores audiovisuales Carlos Müller y Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G.

Tewok. Relatos de las comunidades originarias del


Río Pilcomayo narrados por el historiador wichí
Laureano Segovia (2020)
Entrevista a los realizadores audiovisuales
Carlos Müller y Ricardo Birma

Tewok. Stories of Native Communities from the Pilcomayo River


narrated by the Wichi Historian Laureano Segovia (2020)

Interview to the Audio-visual Producers Carlos Müller and Ricardo Birma

Pamela R. A. Rivera G.*


Recibido: 03/11/2020 | Aceptado: 02/03/2021

A la memoria wichí de Laureano Segovia


(Misión San Andrés,1946 - Misión La Paz, 2021)

D
e la oralidad a la Ricardo Bilma, Tewok (2020) es un
escritura, de la letra al documental bicultural y bilingüe que,
lenguaje audiovisual, la como la memoria, va del pasado al presente
palabra wichí crece y para recuperar aquellos fragmentos que
se comparte, se enraíza narran la dura realidad de una de las culturas
y también fluye como el río. De la mano originarias que existen y aún resisten en
de Laureano Segovia, Carlos Müller y Salta y en el Gran Chaco.

*Argentina. Profesora y Licenciada en Letras, Universidad Nacional de Salta. Docente de Nivel Secundario.
Integrante del proyecto de investigación n°2539 “Poéticas migrantes y políticas de la memoria en la literatura
y la cultura latinoamericanas (2005-2018)”, radicado en el Consejo de Investigación de la Universidad
Nacional de Salta, Salta, Argentina. Obtuvo el primer premio en los concursos literarios provinciales en la
categoría de Ensayo y la publicación de El indio urbano en la poética de Jesús Ramón Vera: desplazamientos,
en el año 2014, Salta, Argentina. En el mismo certamen, obtuvo el primer premio en la categoría Historieta
y la publicación de Hätäy, obra en coautoría, en el año 2020. Becaria del Fondo Nacional de las Artes, Becas
Creación 2021. pameriverita@gmail.com. ORCID 0000-0002-9743-6702.

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Entrevista a los realizadores audiovisuales Carlos Müller y Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G.

P.R.:—¿Cómo surge el proyecto de Misión La Paz un grupo de docentes y


realización de Tewok? estudiantes de la Universidad de Buenos
Aires coordinados por Hugo Trinchero y
C.M.:—Mi relación con el Chaco salteño mi amigo Juan Martín Leguizamón. Era
comenzó en 1979 cuando, con mi compañera, una época de mucha actividad en ese lugar:
fuimos a trabajar como maestros a la escuela crearon una biblioteca popular y montaron
de Alto de la Sierra. Fue una experiencia que una radio. Ambos trabajaron ayudando a
cambió nuestras vidas para siempre. Pero se Laureano en su segundo libro, ya bilingüe,
puede decir que todo comenzó después de Olhamel otichunhayaj (Nuestra memoria)
la Reforma Constitucional de 1994, cuando publicado por Eudeba.
fui invitado, junto a otras personas, por la
Asociación Lhaka Honhat a participar de Laureano quería continuar su tarea de
algunas asambleas. El objeto era explicar a registro de historias con su grabadora y
las comunidades los derechos de los pueblos de transcripción de los casetes para luego
originarios incorporados en la nueva traducirlos al castellano. Así que Juan
Constitución. En ese primer encuentro en Martín nos volvió a reunir. Laureano me
Santa María, convivimos con Laureano y su mostró el material y propuso que lo ayude
señora, Rosalía. con un nuevo libro. Fue así que armamos
Otichunayaj lhahis tha oihi tewok (Memorias
La siguiente asamblea fue en 1995 en del Pilcomayo) que publicó el Fondo
Misión La Paz. Recuerdo que Segovia me Editorial de la Provincia. Años después,
contó que estaba escribiendo un libro y con apoyo del Fondo Nacional de las Artes
el porqué de su escritura. Me pareció una pudimos levantar y equipar la “Casa de la
historia increíble por eso el documental Memoria” en Misión La Paz. Ya en 2010, la
comienza por ahí: con ese primer libro fotógrafa Guadalupe Miles invitó a Segovia
titulado Lhatetsel (escrito sólo en wichí). a publicar un nuevo libro: Olhamel ta
Por esos años comienzan a trabajar en ohapehen wichi (Nosotros los wichí) ilustrado

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Entrevista a los realizadores audiovisuales Carlos Müller y Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G.

con sus fotografías en una bella edición. Y así C.M.:—Este proyecto es el segundo
continuamos trabajando juntos hasta ahora. que encaramos con Ricardo. Primero
surgió el trabajo “Donde hubo fuego.
R.B.:—Tewok es parte de una búsqueda Memorias del Animanazo”, realizado en
iniciada hace varios años para dar, en alguna el pueblo de Animaná sobre los hechos
medida, voz a las memorias escondidas, ocurridos en 1972, con el apoyo técnico
silenciadas, del pueblo del interior de de Santiago Álvarez. Ese primer trabajo
Salta. Es un entramado de confluencias, nos entusiasmó para pensar en Tewok,
de caminos que se cruzan, que empiezan aunque recién comenzaba el 2016 y la
a andar juntos, y cuajan en esta, para mí, situación política, social y económica
hermosa realización. Como cuenta Carlos, del país era indudablemente un riesgo
su encuentro con Laureano lleva muchos inevitable. Se interrumpía un ciclo político
años y no es un encuentro banal. Tiene la y se abría un tiempo de temores y dudas
marca de origen de la voluntad de ser-con- que, lamentablemente, confirmamos. Toda
el-otro. Y no es vanidad decir que es hermosa posibilidad de financiamiento con el INCAA
porque es un encuentro de culturas, de se desvaneció. Entonces comenzamos con la
saberes, de expresiones artísticas, de tiempo tarea de archivo y allí el aporte de Laureano
y dedicación para lograrlo. fue impresionante. Por su capacidad
para preservar el material (apuntes, fotos
sacadas por él y 300 casetes) que, a pesar de
P.R.:—¿En qué condiciones económicas la falta de recursos, conservó durante más
realizaron este proyecto audiovisual en el de 25 años. Con ese material surgió la idea
contexto local? de proponerle a Laureano la recuperación

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Entrevista a los realizadores audiovisuales Carlos Müller y Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G.

y el resguardo del material a través de un llegar hasta el final del proceso de producción
proyecto de digitalización y clasificación ajustando los cinturones al máximo.
de los casetes que presentó Ricardo en el
Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural Hay que destacar el enorme esfuerzo que
y Turístico de la Provincia y con el cual se realizó todo el equipo y la calidad humana
logró recuperar la mitad del material. y su compromiso político. Impresionante
trabajo el de Maximiliano Montañez en
R.B.:—Carlos presentó un proyecto para cámara, edición y buena disposición. Como
recuperar toda la obra bilingüe publicada el de Emiliano Alauie en música y sonido.
por Segovia a través de una Beca del Fondo También, el aporte de músicos como Martín
Nacional de la Artes. Tuvimos suerte y Misa, Pepe Angelillo, Pablo Ledesma y el
ambos fueron aprobados. Los orientamos Mono Hurtado y Argamonte.
a un doble fin: cumplir con lo propuesto
(se logró en ambos casos) y aprovechar
los viajes como pre producción, y para P.R.: —Hay una escena en la que Laureano
comenzar los registros fílmicos. Eso nos lee a lxs niñxs. Ellxs lo escuchan, como
ayudó mucho con los costos, ya que cada antes otros niñxs escucharon a sus
viaje implicaba: dejar nuestro trabajo ancianos narrar oralmente historias que
rentado, combustible para 1.200 km en un se iban modificando en cada oportunidad.
vehículo adecuado, estadía en la comunidad ¿Qué piensan de la convivencia de estas
y pagarle al camarógrafo. dos formas de memoria (oral y escrita) en
la comunidad wichí?
C.M.:—Por último, pudiendo mostrar los
avances del proyecto, conseguimos que R.B.:—Nuestro pensamiento va de la mano
se aprobara la edición a través del Fondo con lo expresado por Catalina Buliubasich
Ciudadano en 2019. Pero todo se demoró en el documental: “Perder la lengua y
y ya los costos eran imposibles. Estábamos perder el territorio es dejar de ser wichí”.
totalmente sobrepasados y angustiados La lucha por la tierra y la lucha por el
porque sentíamos que teníamos algo idioma están directamente relacionadas y
avanzado. Hasta que conseguimos una ayudita de ahí la importancia de las grabaciones y la
más: la Fundación Originarios nos permitió posterior escritura. No podemos dejar que

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Entrevista a los realizadores audiovisuales Carlos Müller y Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G.

más lenguas se pierdan por la imposición C. M.:—Más del 60% de Tewok está hablado
de la cultura hegemónica pues cada una de en su propia lengua. Para nosotros, esa
ellas es una enorme pérdida, no sólo para ha sido una decisión política. Solo de esa
ese pueblo sino para la cultura en general. manera puede entenderse que, además de
El lenguaje es comunicación, identidad, querer hacer una buena película, se debe
transmisión de saberes. Las formas orales actuar con respeto. El guion se sostiene
y escritas obviamente están vinculadas, son sobre los textos recopilados por Segovia,
complementarias. desde la oralidad, y hay allí cientos de voces,
la mayoría desaparecidas hoy. Es allí donde
se vuelve una construcción colectiva, plural.
P.R.:—En proyectos biculturales como Toda la película es una defensa explícita de
Tewok, quienes habitamos la cultura la oralidad y del valor de la palabra, algo
occidental nos vemos en la responsabilidad que las culturas con escritura han perdido.
de respetar la experiencia, la voz, de las
comunidades sin colonizarla con nuestro
pensamiento. ¿Qué opinan sobre esta P.R.: —La memoria es un ejercicio colectivo
cuestión? que retoma fragmentos del pasado para
C. M.: —Lo que vos decís es cierto. Pero creo su resignificación en el presente y con
que no es una cuestión de responsabilidad perspectiva futura. ¿Qué piensan sobre
sino de convicción. Y, a veces, depende esta definición?
de varios factores. La voluntad está, pero, C. M.: —En realidad, creo que no podemos
por ejemplo, los recursos que se disponen hablar de “la memoria”, sino que debemos
para viajar son limitados o la demanda hablar de “las memorias” pues cada una
institucional o académica es una y la de ellas es singular, personal. Son esos
realidad de las comunidades no siempre fragmentos que muchas veces difieren
coincide con ella. Por suerte, nosotros somos entre sí. En las culturas orales, para que se
realizadores totalmente independientes. vuelvan colectivos, tienen que someterse a
Ahora bien, hay una permanente tensión ese ejercicio social (la ronda familiar en el
en nosotros mismos (hablo de técnicos, fogón, la reunión, la asamblea comunitaria),
artistas e investigadores en general), pues deben ser legitimadas o valoradas por la
tanto los actos como los conceptos que comunidad. Por eso la palabra tiene fuerza,
manejamos están atravesados por nuestra valor. “Tiene palabra”, dice el paisano. Y es allí
cultura y por más que tengamos las mejores donde se constituyen en su propia historia.
intenciones hay actitudes de las cuales no R.B.:—En síntesis, se trata del impulso
somos conscientes. vital de los wichí del Pilcomayo, en la voz
R.B.:—La globalización todo lo atraviesa. de Laureano, por decir: “Somos de acá,
Entonces también es un error pensar estamos vivos, no vamos a permitir que nos
que vamos a encontrar el preconcepto de sigan atropellando”. Y de nuestra búsqueda
“aborigen” que tenemos. Lo importante es por encontrar la diversidad de culturas
que los pueblos puedan trabajar sobre la y memorias que viven en esta provincia,
reapropiación de su historia, de sus propias de sacar a la luz las injusticias y las voces
culturas, y hacer libremente su camino. En silenciadas. Esas ambiciones se encuentran
el diálogo, lo fundamental es ser honestos y y se reconocen en la convicción de poner
respetuosos por convicción, no por repetir fin al sometimiento, a la supremacía de
un discurso políticamente correcto. unos seres humanos sobre otros y, al

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Tewok. Relatos de las comunidades originarias del Río Pilcomayo narrados por el historiador wichí Laureano Segovia (2020)
Entrevista a los realizadores audiovisuales Carlos Müller y Ricardo Birma
Pamela R. A. Rivera G.

menos en esta experiencia, enriquecernos La presentación estaba programada como


mutuamente, mostrar que tenemos mucho una gira que se haría con el Cine Móvil por
que aprender unos de otros. las comunidades del Pilcomayo, pero la
pandemia obligó a un cambio de planes.
R.B.:—Hay algunos puntos claves sobre
P.R.: —¿Cómo circulan en las comunidades la experiencia de Tewok. Por un lado, la
estos trabajos realizados con Laureano capacidad intelectual, emotiva y artística
(libros y documental)? de Carlos, motor de esta manera de
C.M.:—El primer libro, Lhatetsel, se comunicar que combina lo literario y el
repartió en todas las comunidades a través documental como lenguaje (imágenes,
de la Asociación Lhaka Honhat. Los demás sonidos, música). Por otro lado, la voluntad
libros fueron repartidos en todas las escuelas de encuentro y la convicción de que es
del área del Pilcomayo. El documental posible un mundo más justo. Esto requiere
muestra también una paradoja, a mi gusto, trabajar constantemente en ello, porque
reveladora: para su pueblo, Segovia es una el mundo hegemónico, forjado por el
persona respetada, un verdadero maestro. capitalismo global, es sometedor e injusto
Pero, para la escuela donde trabajó hasta y nuestra realidad nacional y provincial
hace poco, era el ordenanza. no es la excepción. Esto resume una visión
ideológico-política que también es motor
Con respecto a Tewok, en diciembre pasado de este proyecto. Final del formulario
(2019) pudimos llevar un cañón y un equipo
de sonido y proyectarla en la “Casa de la
Memoria de Misión La Paz” pues, antes de
presentarla, queríamos que Segovia y gente
de la comunidad nos diera su opinión, su
aprobación. Espontáneamente, más de
cincuenta personas trajeron su silla y se
reunieron allí para verla al aire libre, aunque
todavía faltaban algunos retoques.

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RESEÑAS

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Las Cuatro Voces del Viento: historias del monte wichí
Melania Sol Maidana

Las Cuatro Voces del Viento: historias del monte wichí


Juan de Dios López y Leda Kantor. Fondo Editorial Secretaría de Cultura
de la Provincia de Salta. Salta, 2019, 123 páginas

The Four Voices of the Wind: Stories from the Wichi Woods
Juan de Dios López & Leda Kantor. Editorial Fund Secretariat of Culture of the
Province of Salta.  Salta, 2019, 123 pages

Melania Sol Maidana*


Recibido: 27/05/2021 | Aceptado: 02/06/2021

L
as Cuatro Voces del Viento
susurra, desde su título,
el eco de una memoria
colectiva situada en una
territorialidad particular:
Territorios Originarios Wichí, comunidad
ubicada a 10 km al noreste de la ciudad
de Tartagal, en el departamento de San
Martín, provincia de Salta. En esta obra,
Juan de Dios, junto con el acompañamiento
escriturario de Leda Kantor, reivindica
la lucha indígena wichí por las tierras
desde la recuperación de la memoria y la
historia local comunitaria. Como correlato
subyacente, el texto disputa al paradigma
moderno-occidental los sentidos que se
anclan en los territorios ancestrales en
torno a las ideas de propiedad, bien, recurso
y paisaje y la voz unívoca, como principio
generador del saber y hacer sobre el mundo.

*Argentina. Licenciada y Profesora en Letras Modernas y Técnica en Corrección, Universidad Nacional


de Córdoba. Maestranda en Estudios Literarios de Frontera. Universidad Nacional de Jujuy. Integrante del
Proyecto de Investigación n°2539, radicado en el Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de
Salta. melaniasolmaida a@outlook.com.ar

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Las Cuatro Voces del Viento: historias del monte wichí
Melania Sol Maidana

Desde el texto, las voces son recuperadas las luchas de la existencia, los seres-espíritus
y las memorias wichí dejan de habitar el y los relatos del fuego desde el origen del
silencio a partir del proceso de creación mundo. Este decir es, también, un hacer
de autorías colectivas, junto la mediación, donde las prácticas devienen principio
traducción y diálogo entre Leda Kantor, generador y relacional con el espacio: el
Juan de Dios y la comunidad. Esta forma texto es la reunión de un conjunto de voces
de decir desmantela los relatos unívocos y testimoniales que constituyen la expresión
los modos de hacer historias —lineales— de un modo de relación con la tierra. Allí,
de los discursos occidentales. Desde el ésta no se manifiesta como un espacio
Gran Chaco, esta narrativa wichí disputa, donde el ser humano y los existentes
visibiliza y debate aquellas problemáticas coexisten, sino que se presenta como una
vinculadas al territorio, la lengua, la historia configuración relacional donde el narrador
y la defensa y proclamación de la identidad. asume un punto de vista más, entre tantos
otros tantos modos de existencia.
Podemos filiar este texto a aquella amplia
red textual de las literaturas indígenas en Organizado en quince relatos, cada
América Latina, que evidencia estéticas uno inaugura un umbral de acceso y
donde la palabra, la memoria, la cultura aproximación a la filosofía, el universo, la
y las autorías se religan a un modo de cultura y la espiritualidad del mundo wichí.
entendimiento del entorno y del territorio El lector entra en diálogo e interacción con
desde una cosmopraxis indígena, en un texto que opera, a nivel pragmático,
estrecho diálogo con lo latinoamericano. como una herramienta para la transmisión
Allí, la palabra elabora su estatuto. El texto, de saberes que fortalecen y son parte
heterogéneo, plural y móvil evidencia la constitutiva de la identidad de un pueblo.
permanente transformación a la que se A la vez, es un mecanismo memorizante
halla sujeta la vida de los wichí, tanto en de la cultura y lucha vívida ante el olvido
relación al presente, como respecto a la y el silencio. Desde allí hablan las voces del
tradición ancestral y la historia -no dicha y viento y, también, Juan de Dios López, quien
ni escrita-. asume la palabra y los saberes de su pueblo.
Cacique de la comunidad Territorios
Leer la obra es acceder a una inmensa labor Originarios Wichí, López es un luchador
de sistematización de textos orales vueltos incasable de la comunidad, desde ese locus,
escritura. El texto, pliegue donde las voces se asume en la permanente defensa del
del viento florecen en lengua y memoria, territorio y monte nativo wichí. 
elabora un locus enunciativo plural y
heterogéneo donde se narra el origen Plural y múltiple, la voz enunciativa, flujo
de la vida y de los existentes desde una de otras voces, elabora un registro, una
topografía discursiva territorializada en la historia, un testimonio, una memoria de
vida wichí.  En esta forma de ser, existir y lucha, (su)pervivencia y existencia desde
enunciar desde/en el territorio, se entreteje este colectivo de relaciones de reciprocidad
la palabra en relación al espacio, los saberes, y complementariedad en el monte.

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Bastardos de la modernidad: el Bildungsroman roquero en América Latina
Javier F. González

Bastardos de la modernidad: el Bildungsroman roquero en


América Latina
Alexander Torres, Peter Lang, Nueva York, 202, 290 páginas

Modernity Bastards: The Rocker Bildungsroman in Latin America


Alexander Torres, Peter Lang, Nueva York, 2020, 290 pages

Javier F. González*
Recibido: 07/06/2021 | Aceptado: 12/06/2021

E
ste complejo, detallado impacta y reconfigura el pensamiento y la
e innovador estudio representación de las experiencias juveniles
presentado en Bastardos en esos países.
de la modernidad: el
Bildungsroman roquero en
América Latina por Alexander Torres está
fundamentado en teoría y crítica referidas
tanto a la plasticidad del Bildungsroman
como género literario, las experiencias
roqueras y distintas vertientes críticas y
filosóficas en tres países latinoamericanos:
México, Colombia y Argentina. Los
conceptos de Torres amplían en forma
novedosa los limitados aportes ya
existentes sobre el tema de la influencia
del rock en la producción cultural literaria
latinoamericana.
El estudio está dividido en seis capítulos:
comienza y acaba enfocándose en
las problemáticas y posibilidades del
Bildungsroman enfrentados a la modernidad
latinoamericana. Los otros cuatro capítulos,
desde el título, involucran cómo el rock

*Argentina. (país). Ph. D., Universidad de Colorado, Boulder (2013). Associate Professor, Global Languages
and Cultures; California State University, Channel Islands. Estados Unidos. Javier.Gonzalez@CSUCI.edu

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Bastardos de la modernidad: el Bildungsroman roquero en América Latina
Javier F. González

En el primer capítulo, “El Bildungsroman, modernidad antes de que la definiera


la modernidad y América Latina,” el auge del capitalismo moderno.
despliega y articula de modo profundo (2020, p. 82)
los diversos panoramas conceptuales del De ese modo, los tres capítulos siguientes
Bildungsroman y su conciencia histórica, se enfocan en el impacto del rock en la
trazando las posibilidades abiertas por identidad nacional en México, las diversas
los varios caminos tomados por el género modernidades colombianas y el rock como
más allá de Goethe. Como se pregunta “la luz de Dionisio” en una Argentina
Torres: “¿Cuáles son las implicaciones de políticamente inestable.
estos ideales para la novela de formación?”
(2020, p. 25). Que él responde de algún En la sección titulada “El impacto del rock en
modo diciendo: “...como no puede haber la identidad nacional mexicana,” se detiene
una individualidad absoluta tampoco es en el análisis de dos novelas: una clásica de
deseable que cualquier colectividad humana la onda, De perfil (1966) de José Agustín; y
o la sociedad en general con sus exigencias otra más moderna, Idos de la mente (2001)
absorban al individuo” (2020, p. 25). Al de Luis Humberto Crosthwaite. Expone
final del capítulo relaciona el fenómeno de cómo Agustín abrió caminos para que otros
los Bildungsromane y la potencia histórico- escritores latinoamericanos exploraran
cultural de la Lebenswelt latinoamericanos fenómenos culturales colectivos como el
expuestos en las novelas de Boom y las de la rock. Con la novela de Crosthwaite, analiza
onda en México. cuán profundamente se traspasan los
imaginarios culturales de la cultura roquera
En el segundo capítulo, “El ethos barroco y a otros géneros musicales, en este caso el
el rock,” Torres señala: “El rock o rocanrol norteño mexicano.
no parece tener nada que ver con lo
hispanoamericano o con el ethos barroco, En la sección dedicada a Colombia
pero aquí se argumentará que es todo lo continúa con un análisis de las novelas:
contrario” (2020, p. 66). Demuestra su otra clásica, ¡Que viva la música! (1977)
propuesta mediante el fenómeno mexicano. de Andrés Caicedo y otra más moderna,
Elige México por varias razones, entre ellas Técnicas de masturbación entre Batman
por la relevancia histórica de lo barroco y Robin (2002) de Efraín Medina Reyes.
en el país, por ser la nación que sintió el Como concluye Torres: “En ambas obras
impacto del rock antes que ningún otro en analizadas, se presentan dos tramas que
América Latina y como punto de partida continúan la tradición del Bildung... a partir
para construir sobre los fundamentos de la segunda mitad del siglo XX...seduce
teóricos histórico-culturales sobre el rock, al joven de carne y hueso [quien] responde
propuestos por Eric Zolov. A través de a las posibilidades de la modernidad y del
repasos de teorías y conceptos detallados capitalismo...creando nuevos paradigmas
presenta la contraposición del ethos barroco sociales” (2020, p. 212).
con el ethos realista y el ethos capitalista.
En el capítulo sobre la novela roquera en
Finaliza el segundo capítulo declarando: Argentina analiza dos novelas del siglo
En los seis Bildungsromane de este XXI: Cómo desaparecer completamente
estudio se verá cómo el rock sirve (2004) de Mariana Enríquez y Mi nombre
como herramienta para rescatar es Rufus (2008) de Juan Terranova. Con el
aspectos epistemológicos y ontológicos estudio de ambas novelas muestra cómo,
que permiten volver a visualizar la de un modo inesperado, se han superado

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Bastardos de la modernidad: el Bildungsroman roquero en América Latina
Javier F. González

épocas de represión y violencia. El rock el capitalismo y se piensa que sus modelos


nacional argentino es un modo de expresar y sistemas aportan una información o una
la vitalidad cultural que va más allá de las perspectiva esencial para entender un
fuerzas el ethos realista del neoliberalismo. tema tan complejo como el que se trata en
Torres concluye: “Que se puede deducir esta investigación” (2020, p. 289).
de la escritura de estas novelas no sólo
del impacto del rock como cultura sino la Narrando “desde una nueva realidad y con
importancia de tener un fenómeno social pista sonora” (2020, p. 283), esta excelente
que pueda unir personas, especialmente investigación de Torres nos presenta
las que puedan desafiar el estatu quo” una plétora de posibilidades para una
(2020, p. 273). mejor aproximación a la novela roquera
latinoamericana y su espíritu rebelde que
En la conclusión de su extenso estudio, Torres reclama el cambio.
ata cabos declarando: “Aquí se han usado
varios pensadores que han desarrollado
una mirada crítica sobre la modernidad y

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