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un elemento político internacional fue el episodio esencial por el cual las guerrillas
en esta parte del mundo no alcanzaron a concitar el apoyo popular.
El Partido Comunista oficial (el de la Unión Soviética), que lucha con los Estados
Unidos por el control político y económico del mundo.
Casi se trató de »inventar banderas» para continuar en la acción, con la
particularidad que gran parte de ellas ya habían sido dejadas de utilizar –y hasta
destruidas– por la URSS, creando profundas divisiones en el comunismo
latinoamericano.
La primera víctima -que fue un aviso concreto de la URSS-fue el propio «Che»
Guevara abandonado por el Partido Comunista Boliviano cuando se lanzó a su
guerrilla en ese país.
Surge un hecho concreto. En la guerrilla como en otros muchos puntos las
decisiones latinoamericanas, dependen no tanto de sus propios deseos sino de la
conveniencia del «más allá internacional».
Evidente que a la URSS –superado el ejemplo de Cuba que casi la lanzó a una
guerra frontal con Estados Unidos- no le interesaba en ese momento repetir la
experiencia en otros países colocados en -la órbita de influencia norteamericana,
en el virtual «reparto del mundo» por parte de las dos grandes potencias.
La lucha por la hegemonía se maneja con un «timig» exacto.
Los tiempos precisos para la acción directa no pasan por los relojes de los grupos
políticos regionales, sino por el de los estadistas que en Estados Unidos y URSS
conducen la gran política universal hacia el objetivo del dominio total.
Ese reloj no lo puede adelantar ningún episodio aislado.
Responde a un proyecto global.
Así como la URSS se desprendió de muchas otras guerrillas luego de haber
logrado el objetivo cubano, todo parece indicar que en 1987 le ha llegado el
tiempo de volver a trasladar el «centro de gravedad» de la acción a América
Central brindando su apoyo al gobierno comunista de Nicaragua, como blanco
básico de esta nueva etapa de su plan de enfrenta-miento con Estados Unidos.
El factor ideológico de la guerrilla en la tarea de reclutar adhesiones masivas
comenzó a sufrir contradicciones poco explicables en lo popular.
Se trataba de luchar contra el «imperialismo capitalista» (EE.UU.) a través de
propuestas comunistas que -paradójicamente- no incluían las concretadas por la
Unión Soviética.
Para esa publicidad la URSS no era comunista y se había convertido en un
enemigo tan importante como Estados Unidos.
Ideológicamente la guerrilla debió apelar a los reemplazos ninguno de los cuales
tenían el impacto de la URSS. Sin el ejemplo comunista de la Unión Soviética, se
apeló al comunismo de Argelia y Vietnam.