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TERCERA REVOLUCIÓN PASIVA

El tercer intento de algo similar se produce de 1982 hasta nuestros días. El grupo que
asciende al poder dentro del sistema oficial, no desde fuera de él, sino dentro del sistema
oficial, concibe la economía de México en una forma completamente diferente a como esa
economía era concebida en los años de susti- tución de importaciones (de 1940 a principios
de los 70). Sus concepciones se derivan y se apoyan en concepciones que se transforman
en dominantes en los países desarrollados. En Estados Unidos se les da el nombre de
reaganismo, el consenso de Washington o de la corriente friedmaniana. En Inglaterra se le
considera como teatcherismo.
En el FMI en el BM, dominados por los principales países, también estas concepciones se
imponen ya desde los 70s y en los 80s están en pleno auge y estas concepciones son
adoptadas en México en función de una realidad, no solamente es un cambio cultural, sino
la realidad es que el modelo que ha orientado el desarrollo bastante acelerado de México en
los 50s, 60s, 70s comienza a mostrar serias dificultades para continuar funcionando.
Instituciones, mentalidades, medidas, políticas económicas que fueron exitosas en los años
50s, 60s se transforman en obstáculos del crecimiento y del desarrollo.
Entonces este grupo tecnocrático cuyo representante más audaz es Carlos Salinas de
Gortari (CSG) no solamente desde 1988 sino ya desde antes, toma el poder. La batalla de
CSG y Silva Herzog por la sucesión presidencial es ganada por CSG porque De la Madrid
acepta un proyecto de reformas mucho más radical, mucho más ortodoxo, mucho más
técnico, que el que propone Silva Herzog. Esas reformas que ya desde entonces ganan y
que son estimuladas, apoyadas, fomentadas por los organismos internacionales, porque
están pasando en el país del norte y en todos los demás países desarrollados, recurren a
una idea que nada tiene de nueva pero que durante 30 años fue condenada al ostracismo.
Y es la idea de que el gran motor del desarrollo económico es el libre mercado, la iniciativa
individual, el libre juego de los factores de la producción definidos como el trabajo, el capital,
el how know, la tecnología. Esta idea que durante la época de Keynes por el predominio de
su pensamiento en los 50s, 60s, fue relegada a la marginalidad. Los primeros libros de
Friedman, de Hannover, tienen poco efecto, son obras marginales antes de finales de los
70.
La proposición fundamental es ésta: dejad al mercado libre, adoptad una política monetaria
sana, permi- tid a los factores de la producción recibir lo que les toca realmente en este
juego del mercado y veréis un auge para todos. Todos saldrán beneficiados como sucedió a
principios del siglo XIX. La idea no es nada nueva pero es la reformulación de una vieja idea
en términos contemporáneos y encuentra eco en sectores de los grupos dominantes, en
sectores políticos importantes que transforman esas ideas marginales en rectoras.
Esas ideas que van ganando economías que se encuentran en serias dificultades siguiendo
los modelos keynesianos y marxistas en los países del este de Europa que se encuentran
en serios problemas en la década de los 70s y esta corriente parece ofrecer soluciones
insolubles dentro del marco del pensamiento marxista o keynesiano.
Y así, en México, nuestros científicos del siglo XX comienzan una serie de reformas:
1. Para aumentar la productividad, modernizar la economía mexicana, se diagnostica
deshacer todas las medidas proteccionistas que privilegian al mercado interno mexicano
con respecto a la articulación de México en la política internacional.
2. Reducir la presencia y la actividad del Estado en la economía o su presencia directa
como productor, por medio de privatizaciones y en la reducción de las instituciones estatales
designadas a intervenir directamente en el crédito y en la producción.
Así pues, primero apertura comercial, abolición de los sistemas proteccionistas, y en
segundo lugar privatización que reduce el peso del Estado en favor de la empresa privada.
3. Abolición de las limitaciones al ingreso del capital extranjero del país. Se da
enormemente este ingreso y abriéndole planos, porcentajes, actividades que estaban
tradicionalmente cerrados en el viejo modelo.
4. Reducción de las funciones sociales del Estado en la seguridad social, educación y otros
mecanismos
de redistribución del ingreso.
5. Reforma de la Constitución de 1917 en materia de propiedad agraria. Abrir el sistema
agrario creado
en la Revolución Mexicana y sobre todo en el periodo de Lázaro Cárdenas que ha
entregado casi la mitad de las tierras a manos directas de los campesinos de una manera
que impide su comercialización, que impide su privatización. Abrir ese sistema al juego del
mercado de tierras para permitir el regreso del capital privado a la agricultura de la cual se
ha sustraído durante un periodo muy prolongado.
6. Ruptura del pacto corporativo del Estado mexicano con los campesinos, obreros y los
sectores de clase media.
El pacto tenía términos simples y claros: El gobierno de la Revolución, el PRI le dio a los
campesinos tierra y los campesinos le dieron a cambio un apoyo político incondicional.
Como decía Calles, estos huarachudos tienen que entender que sólo tendrán tierra si nos
dan su apoyo político incondicional. Con los obreros protección de todo tipo, seguridad
social, seguridad al nivel de sus salarios al movimiento obrero organizado. Y a las clases
medias el estímulo a su desarrollo a estatus del profesionista en la socie- dad, a la
movilidad social, al paso de los sectores medios del campo a la ciudad con facilidad, la
educación superior gratis que es un canal de movilidad social enorme a cambio de que las
organizaciones de ingenie- ros, de médicos, etc., apoyen incondicionalmente al sistema del
señor Presidente.
Ruptura de todo esto para poder incumplir su parte del pacto. El pacto corporativo
desaparece y en su lugar se establece el mercado automático al igual que estoy
estableciendo el mercado económico. Porque el pacto corporativo tiene una base social y
económica bien definida. Entonces no podría yo reformar si no hay una ruptura con el pacto.
Esos cambios se realizan a diferencia de las reformas del porfiriato y a diferencia del siglo
XVIII en condiciones económicas extraordinariamente adversas:
Primero México tiene una inmensa deuda externa en que los gobiernos que ahora se llaman
populistas, para mantener las tasas de crecimiento, para intentar una redistribución del
ingreso, han contraído enor- mes deudas en el extranjero y que después que en el mercado
las tasas de interés se disparan, se vuelve un peso terrible sobre la economía mexicana y
comienzan las crisis internas y el servicio de la deuda represen- ta el 6%, 7% del producto
nacional que naturalmente reduce considerablemente las posibilidades de inver- sión dentro
de la economía.
En segundo lugar la inestabilidad financiera mundial junto con errores de política
económica, junto con el privilegio que se da a la relación con el inversionista extranjero, con
los fondos internacionales, producen en nuestro país una serie de crisis cíclicas
estremecedoras de carácter financiero, 1976, 82, 85, 86, 94 que es la más dura de todas.
Entonces a diferencia de las otras dos revoluciones pasivas, ésta se realiza en condiciones
de extrema vulnerabilidad de la economía mexicana y en un periodo en que la economía
mundial está también en serias dificultades.
La estructura de la economía mexicana es hoy día muy diferente a la de 1980 y esto no
debe pasársenos por alto. La filosofía dominante de nuestro país, o la ideología o el
conjunto de valores dominante han cambiado totalmente. Si le dicen a un obrero o a
sectores populares mexicanos en 1975 que el Seguro Social va a dejar de ser un derecho
de los mexicanos y va a dejar de ser una solución que el Estado cumple con sus
representados, para transformarse en una inversión privada, una relación entre el individuo
y el mercado de valores como son las afores, habría habido movimientos de protesta y
ahora se está producien- do una liquidación del Seguro Social y toda su filosofía como logro
de las luchas obreras etc., sin que haya una reacción.
Si al campesino se le hubiera dicho que se van a abolir todos los subsidios a los precios del
maíz, los préstamos de los bancos oficiales que en la mayoría de los casos no se volvían a
pagar, creando una cartera vencida inmensa etc., hubiera habido protestas.
Los dos primeros intentos de revolución pasiva terminaron en levantamientos
revolucionarios, revolu- ciones sociales. El levantamiento de Hidalgo no es un levantamiento
de criollos, de sectores medios de la sociedad para conseguir autonomía dentro del imperio
español, sino es una explosión social. Hidalgo empieza con 600 hombres en Dolores y dos
meses después tiene 80,000 personas siguiéndolo y cuya composición es francamente
popular: jornaleros del campo, mineros, etc. Se produce una revolución que dejará
espantados a conservadores y liberales. A Mora no menos que a Alamán. Hablarán con
terror de esta explosión social de 1810-1821, pues consideraban que lo peor que puede
pasar es una repetición.
En 1910 los únicos que hablaban de revolución abiertamente eran gente del Partido Liberal
que desde 1903 intentan diferentes formas de revolución: la guerrilla, la propaganda
periodística, la organización obrera, etc.
El resultado social de las reformas de 1982-1977 es que no estamos en revolución sino
estamos en proceso de reforma política en la cual el partido transita de un pacto corporativo
a un pacto de democracia limitada a la norteamericana más o menos: Estado de derecho,
división de poderes. Pero también al mismo tiempo hay un cambio tremendo en los agentes
políticos de nuestro país. Ustedes ya no ven como en los 50s, 60s las grandes acciones
obreras, ven ustedes rara vez las grandes acciones campesinas de toma de tierras
(Echeverría y las tomas de tierras en los 70s), los grandes movimientos estudiantiles (68 en
todas las universidades del país).
Vemos ahora nuevos agentes: ciudadanos que votan porque ahora sí se puede votar, ONGs
que protes- tan, una prensa más libre, y claro, junto con esto, en los sectores más
marginados las viejas formas de resistencia: las guerrillas, la violencia y el
desmoronamiento de las instituciones del viejo sistema.
El PRI ha iniciado una escisión desde 1986 que no para, es una llave abierta: primero la
Corriente Democrática, ahora son nuevos dirigentes políticos: González Pedrero, Camacho
y miles y miles que se pasan a la oposición.
Las viejas instituciones del pacto corporativo están desgastadas, en algunos casos
aparecen alternativas claras, por ejemplo el sistema de ocho partidos, en otros casos la
aparición de una prensa que crea opinión con una fuerza independiente cada vez mayor. Es
un proceso que junto a la transformación económica se da también una transformación
política que no adopta las formas de una revolución sino de reformas.
¿Cómo comparamos estos tres periodos de revolución pasiva?, ¿qué tienen de común, qué
tienen de diferente?, ¿tiene sentido la comparación entre ellos, nos dice algo?, es el tipo de
historia comparada en periodos que también puede abrirnos campos de conocimiento que
la teoría económica en sí no los abre. Por ejemplo comprender que la idea que el mercado
lo resuelve todo tiene en México exactamente 150 años de existencia, que fue ya promovida
y presentada con gran talento por los ideólogos del liberalismo mexicano.
Los intentos de la transformación desde arriba han desembocado en lo que han
desembocado y los impulsos a esas transformaciones en ninguno de los casos vinieron
plenamente desde adentro. En el primer caso vino desde España, en el segundo caso vino
por esa onda larga de auge mundial de la cual México se benefició, y ahora proviene por
procesos que se ha dado en llamar globalización y por una serie de procesos de revolución
tecnológica de una envergadura superior a las anteriores.

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