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Es por ello que la democracia participativa asume como uno de sus objetivos que el ciudadano no
limite su papel dentro del sistema democrático al ejercicio del sufragio, como ocurre en la
democracia representativa, sino que asuma un rol protagónico, activo y propositivo dentro de la
política, tanto a nivel comunitario, como regional y nacional.
De esta manera, uno de los retos de la democracia participativa es crear una sociedad integrada por
ciudadanos activos, organizados y preparados para asumir un papel dinámico en la escena política;
individuos a quienes, desde la propia escuela, se les eduque para participar en este sistema político.
Libertad
La libertad es fundamental para un sistema democrático, pues garantiza al individuo la posibilidad de
autogobernarse. Esto significa que una persona no está obligada a asumir o acatar aquellas
obligaciones o vínculos que no acepte como válidos.
La libertad garantiza al individuo participar voluntariamente en las acciones y decisiones políticas que
le atañen. Sin embargo, la libertad no puede ser ilimitada; acaba donde empieza la de los otros.
En una democracia, la libertad, como forma de participación política y social, se traduce en libertad
de expresión, de pensamiento, de reunión, de asociación, de manifestación, de sufragio, etc.
Igualdad
La igualdad es un principio según el cual el Estado debe garantizar que todos los ciudadanos tengan
los mismos derechos y obligaciones, sin favorecer o menospreciar a uno u otro individuo o grupo.
En la vida política y social de una democracia, se debe respetar el derecho de todos sin importar el
color de piel, el sexo, la religión, el origen o el poder adquisitivo.
En la igualdad no hay, para el Estado, ricos o pobres, mejores o peores, empresarios u obreros, sino
solo una clase de individuo: el ciudadano.
Justicia
La justicia, el Estado de derecho, la legalidad y su institucionalidad, permanencia y estabilidad son
fundamentales para la existencia de una democracia, ya que esta no puede existir si no hay respeto
a los derechos y las libertades de los ciudadanos.
Respeto
Dentro de una democracia, las relaciones a nivel social e interpersonal deben encontrarse dentro de
un marco de respeto mutuo. El respeto no solo es fundamental para la convivencia armoniosa, sino
también para que haya justicia, libertad, igualdad, tolerancia y pluralismo.
Participación
La participación es un elemento clave del sistema democrático, pues gracias a esta el poder reside
en el voto, que es una manifestación de la soberanía popular.
Pluralismo
El pluralismo supone el reconocimiento, respeto y valoración de la diversidad y la complejidad de los
individuos y los grupos que forman parte de la sociedad.
Ciertamente, ante la ley y ante el Estado, todos somos iguales, sin embargo, en la realidad todos
tenemos intereses, necesidades, puntos de vista, creencias o ideologías diferentes.
El pluralismo abraza esa realidad, pues entiende que no puede haber una sola concepción del
mundo, y que la realidad social es múltiple, como los individuos que en ella coexisten.
Tolerancia
La tolerancia es un valor esencial en una sociedad democrática porque nos permite vivir y coexistir
con la pluralidad de manera respetuosa y armoniosa. En la tolerancia, el otro es un igual cuyas
particularidades y diferencias respetamos y valoramos.
7. Autodeterminación
Dentro de la democracia moderna, son mayores las posibilidades de que las personas ejerciten la
autodeterminación, es decir, que vivan de acuerdo a las normas y criterios que establezcan para su
propia vida, siempre que esto no dañe a los demás. Por lo tanto, la autodeterminación entraña
también un grado de responsabilidad ciudadana.
8. Responsabilidad ciudadana
En toda democracia, los ciudadanos tienen responsabilidad sobre el orden público a través de
diferentes mecanismos. Los ciudadanos son responsables de cumplir la ley, participar políticamente,
atender sus obligaciones personales, defender sus intereses, respetar los derechos ajenos y resarcir
los daños a terceros.
9. Libertad de expresión
En toda democracia, los sujetos son libres de expresar sus ideas, valores y credos, siempre que
estos no atenten contra el bien común o menoscaben los derechos ajenos.
En virtud de esto, los gobiernos democráticos deben evitar el uso de las fuerzas violentas del Estado
contra los ciudadanos. Asimismo, por norma general no declaran la guerra a otros Estados
democráticos.
Estos principios funcionan como las directrices esenciales de todo el sistema de orden sociopolítico
de una nación y tienen fuerza vinculante. Por lo tanto, cada una de las leyes, reglamentos y normas
que se redactan en una determinada sociedad, tienen que contener o respetar estos principios,
garantes del pacto social entre los ciudadanos y el Estado.
Además de servir de marco para la redacción de las leyes del Estado, los principios constitucionales
son necesarios para interpretar aquellas áreas en las que existen ambigüedades o vacíos legales, de
manera que se resguarden los derechos garantizados por la constitución.
Cada país establece sus principios constitucionales de acuerdo al universo de valores que
fundamentan su cultura. Esto quiere decir que pueden existir diferencias visibles al comparar las
diversas constituciones de cada país.
Sin embargo, en los países que se consideran democráticos, existen principios comunes, lo que
permite que estos países se asocien en organizaciones internacionales que representan tales
principios.
De esta manera, los principios constitucionales o fundamentales tendrían que garantizar los
derechos humanos, los derechos fundamentales, los derechos sociales, económicos y culturales y,
finalmente, los derechos colectivos y ambientales.
Sujeción a la ley: es el principio que expresa que el orden social está sometido a las leyes y no a las
personas, independientemente de su autoridad, lo cual implica un principio de igualdad ciudadana.
Limitación del poder: es el principio que pone límites al poder del Estado. El Estado no puede hacer nada
que no esté expresamente indicado en la ley. Solo puede actuar en aquello en que la ley establece facultades
para eso. Así, este principio se complementa con el anterior.
División de los poderes del Estado: cada constitución, para garantizar el equilibrio y la justicia social dentro
del Estado de derecho, debe definir la separación de los poderes del Estado. Normalmente, estos se
estructura en tres: poder legislativo, judicial y ejecutivo.
Otros principios constitucionales comunes son los principios de igualdad (implícito en el principio de
sujeción a la ley), responsabilidad, independencia judicial, motivación (justificación de los actos
legales) y seguridad jurídica.