Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bombachas
Por Dahiana Belfiori
Esta mañana me levanté distinta. Quise conocer el reverso de las plantas que crecían sin medida en el jardín de aquella
casa. Volver se tornó un imperativo, como si el regreso pudiera traerme algo de los días pasados en el patio arañando
los cascotes de tierra del cantero o sacudiéndome el dolor del pinchazo de los rosales en los dedos. De niña observaba
con paciencia el recorrido de baba que hacían los caracoles sobre el sendero pegado al tapial consentido de santa ritas.
Las buganvillas me gustaban, pero las abejas no me hacían fácil la entrada a su universo color guinda. Y los caracoles
eran demasiado lentos en comparación con las abejas. Aprendí que podían demorar muchos baños de mi madre cruzar
el patio hasta la huerta. Siete años no son nada. Y son todo. Como en el tango, nada queda de mi casa natal. Nada que
me la recuerde. Ni el rosal, ni las santa ritas. Ni telarañas en un yuyal. Ahora hay un edificio pulcro del que salen y
entran hormigas pulcras. Vuelvo a mi casa. La memoria es una aparecida entre el café y la mermelada. Duele el eco de
una tostada mordida y olvidada sobre el mantel. Es la mañana y hay velas encendidas. Y un par de miradas dispuestas
a no olvidar. Hay una bombacha colgada en la ducha. En ese gesto sigo encontrándome con mi madre. Mientras, la
espero como cada noche desde aquella en que dejó de cantar para mí.
dahiabell@yahoo.com.ar
https://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/rosario/14-43256-2014-03-24.html 1/1