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Griselda Gambaro Nada que ver con otra historia Grae, tS, aoe Gat, Gane a Reps a2 a hau a ins 970-907-545 4002 cob as Sit ciara aan ae bes Artin pen uke aCe Arena de Putone pene Aensia "Sed rene ‘eb pods to pr Hh dev gu mle 1.72 | | ‘La primera vez que salf ala calle volvi com la cabeza rota. ;Qué estrena! ¥ habla pensado tanto en la calle, en «el pasco hasta el zoolbgico donde conoteria “toda clase dde animales”. El amo, que eseudia veterinatia, me habla hhablado canto del 200légico, a cravés de una vision de- formada por la nostalgia seguramente, que terminé por imaginarlo como un palacio lleno de animales vestidos, vestidos porque hasta entonces no habla visto a nadie desnudo. Pero en cuanto a conocer "toda clase de ani- ‘males” no necesieé legar tan lejos. Vali con la cabeza rajada en cuatro, aparce de las rajaduras que ya me co- srespondlfan por nacuraleza. El amo me la cosié con hi- lode nylon y no me dolié nada porque tiene unas ma nos de hads, aunque puede ser peligroso, tan distrafdo. Cuarenta veces me cambié los dedos de la mano porque ppor ahi se le metian telas de araia en la cabeza, adenteo, se obnubilaba y me plantaba dedor de chicos 0 de pies sucios que no sé de dénde sacaria. El amo me habia dicho “Téni, salgemor a la call”. Y yo no querfa porque al principio ra bastante timo- ato. Me asustabs de todo, incluso de les clcerachas {gue el amo iplastaba cos el marillo, contento después dde cada matanza como si bubiera ecalado el Everest. ‘También on esto se dizraia, e aplastabs un dedo 0, ‘orca de vista, rompla un montéa de vasos cobre la mesa. Me peing con su cepillo, que tiene restos de su ‘oocema de bebe, ridadose de mis cena dura platcadas "Ends linda, enti lindo", me deci, con aie de comar- ie las cerdas, desgraciado, Pero al final, canta alabanca del mundo exeior txmind por conquisarme. Perdf a miedo y sé com lo que me deparaa I ale, cas vredae rofiosts que egoneaba 4 cravés de a ventana de nuestra pices, I gente que parecis volar, répida y dgil como ‘montada en huctos de goma, elate péndase hacia asia, sin techo pass eujetarlo, infinieo Salimos, ¥ qué deci la que me cost llegar ala pcr 1a, Habfa ensayado en Ja pieza, pero eta era distinea, tins dimensiones, me iba para adelante, y el no opté Dor recoger uija sogn y ervademela por debsjo de los hhombros, diésidome para stris como si fers wn cxba- llo. Me ayudaba, pero me sentla disminuido. Le vomé gusto la cosa, Por abt aflojabs las rendas de golpe, co leago de haceime teagar la calle, me frenabat "So! decia, con cono de cartetero, Nunca habla visto al amo cn Ia calle, of sol le daba de frente y no lo favorecta, tenia cl cuerpo mas bien excuilido y aire de loco, Se juntaron en seguida dos chicos, unas sefioras gordas que ventan, del mercado, Henae de verdusita, dos colegiales y un cu 2, Olfatearon, con las narices erecidas, “snif, si, hie cieron, antes de perder Ia compostura y Indrar todos al ‘mismo ciempo. "Apestasapintura’, me dijo el amo, levantando vien- +0 con un pafuelo, El sre libre despertsba la pinsura a vaharadas, es un olor que me gusta, pero no era mi cul- .pasi apestaba, por mf hubiera podido quedarme incoloro, Plisticaments, el amo deja bastante que decesr, parezo ‘una mascarta, tan coloredo, Le arrebaté el pafielo y me estegué las mejilas. El amo debla creer que me iban 2 aplaudis, pero no se esperaba esto. Todos a mi alrededor, chiquiros, como’ enanos, cortindose [a palabra como si tuvieran cuchillos. ;Qué cotorteo! Voces infames, nacidas centre Ia lija y el ferro, No se atrevian a tocarme, pero se Iamaban unos 4 otros, perforndome loe dmpanos. "Un poco de silencio, sefiores', 2ogé el amo, y el hilo de su vor los exeits mas. Reeribuyeron con mayor algarabia "Son dos”, preguntaban, animindose a tocarme las piernas y buscando otra cabeza en un lugar donde ha- Maron una cosa muy distinta, Instanténeamente, rcti- raron las manos come si se hubieran quemado, salvo Is gordas que se demoraron un poco y tantearon més de lo debido, sopesando, redeando mis volimenes con fas manos évidas y sorprendidas, Las dejaron caer y se las Ievaron a la cara que, de pronto, se les habla puesto cencendida como rojo de seméforo. Por un segundo, me asalté una duda. ;Se habria cquivocedo el amo? Pero no, :qué haria la gente con ‘ota cabeza all Aunque una suplementaria me hubie- rm agradado, pera en cl lugsr adecuado, arriba del cuc- lo, para dejar descansar a los ojos o 2 todo lo que la cabeza lleva dentro, no frzaila a estar viva y atenta siempre, hasta la muerte. La gente misma me parecié bastante desilusionada 0 desconcertada con la ausencia dde una cabeza de repuesto en ese lugar inverosimil "Qué espanol”, dijeron las gordas a dio, sin dar paso libre con el color de la cara, Los otros levantaron los ojos insignificantes hacia mi alta estatura, y yo me incliné pars favorecerles el estudio, aunque empezaban pudrizme. {Bs enormel”, decfan, la boca abierta por el asom- bo. "Una bestia!” “ys de plistico!”, seguré el cura seriamente, y uns de las gordas ce volvié hacia él con deferencia: ",Cree, padre?” St", dijo el cura “Yl alma2”, pregunté la gorda, inquicca *|Miceda!, dijo el cura, “jno lo habia pensadol” {Qué nivel intelectual, lamencé decepcionado, por- {que con el amo no bajabamos de metafsica. Me dolta cl cerebro con el estampido de las voces. "/Vengan a ver", aullaba Ia gence, quetiendo compartir wu felicidad sin egofsmos. Se abrieron los pérpados, as puertas, las ven ranas, todo lo que pod{a absitse sin ofender al pudor, en tun instante la ealle se llené de ojos desobitadas, de ho- yyos con dentaduras, El amo se extravid, azorsdo con tanto éxiea, “Paguen entradas", decta,eratado de Conservar las dis- tancias con sus codes puntiagudos. Uno de los colegiales se sumergié en un montén de bssura abandonado en la calle, reaparecié con un palo y se dedicé a pincharme, “De que es? gDe qué es", preguntiba, ‘Me fastidié que me pinchara con el palo, elo saqué y-se lo di en la cabeza. ;Queé grterio! El amo se asusts. “Toni, Toni, es0 no se hace.” “Por qué no, le dije Las gordas getaban: “Policfa! Policy el amo se puso verde, lo que me vino bien potyie distrajo la atencidn. Quiso envolverme con Ia rogs con el props sito de arrastrarme y aleanzar la retaguardia, pero la gen~ ese le pegaba, admirada por su color de pasta tiemno, y le entorpecia los movimientos "Valvamos a cass, Tani”, me dij, Revoles la soga y en la confusién del momento me até a las piemnas un viejo y cuatro nifies faquitos. Intenté dar un paso y las lombrices atadas se retorcieron y gritaron como para conmover alas piedras. Me sencé en el uelo y comencé 4 desacarlas. “Poici!”,segufan clamanda las gords, con la boca tan abierea que se les vela el estémago, Yo estaba impresionado, pero no me sentisinquie- to. Las primeras cn sufi ls conseeuencias fueron las gordas porgucllegé un auo leno de unos tipor gran~ des, acirurnos, con unos palos enormes en las manos, yyla emprendigron con elas. Se destacaban bien en Ia ‘multtad y as que enfan suleras en la cabeza la ligaron «on mis saa “Despejen", declan ls policias, pero qué iban a des ej las gordas con tantos garrorazosenciaa. Se ropes ban con las holes y los muitos descomunales, y de golpe In calle quedé cembrada de verdurita, Nec6 una hucrta en a alle Lps tomatesexalaron, pero el rerto cay de pie, buscando la tsera con su rales. “Somos decentes. Es éte,aullaban lr gordss, sfe- indore. “Rajemod dijo el colegialintacto y desapareci6, se- {guido por el otro que era un asco de rugs, a sangre abriéedole caminos entre la banca ierna y externa dela cabeza, “Rajcnos’ peda Ie gente, con las piernas taba das por el miedo y los garroeuzos. Pro el cura, posconci- liar segoramente, se acomods el sco ogc y empexd a hablar del espero, con el dedo indice erect hacia aiiba Cuando se le entumecié lo bas y recog als craturas que se hablan limicado 4 mires apartadasy absoras, las narices llenas de mocos, y que no rardaron en dejace el saco a la mista. Abt mismo las lrg a suelo con wna atic: “Vayan a casa, chicos’, y se alej6,resregindose Jas manos que el incauco habta evado a las solapas, SET OREEETEE I FE PETE HREERRSPSD ‘Algo fue lanzado con ride por el aire. Cayé en el suelo y solté un humito, Después esallé: Pam! ¥ des ppartamé una humareda, A mi no me produefa ning, efecto; pero todos comentaron a llora, anteando el a- re como ciegos, y tratando de hacer salir la trdquea por a boca. Yo movia los brazos como aspas exforzindome cen despejar ef ambiente para ayudasles, y esto debié mo- lestar 2 lor gvardianes del orden porque uno de ellos cemprendié una corridita, se al en puntas de pie y me zamp6 el garrote en Ia cabeza. ‘Toni, grits cl amo, cambianda del verde al ama- Hilo, que es su color de la desesperacién. "No se aruste, amo”, dije, pero la cabeza me grabe y todos los de Ia calle aprovecharon pars dar vuelea ala ex lesia. El amo me ensareé las manos bajo los cobacoe ¥ me llew6 a las rastras con una velocidad poreentosa, ;De dén- de habia sacado tants fuerza? Volubamos como andando en jet. Lotaba él eambién, copiosamente y el agua me caf cencima y me refiescaba el dolor. Rodeamos dos 0 tres ve- ces la manzana, no podiamos parar por et impulso, y nos metimos en nuesteo ragutn, “Qué paseo!”, Le dije al amo, sujecindome la cabe- 2a partida en cuatro. No respondié nada al momento, nervioso con tanto manipuleo de agujs e hilos, pero ‘cuanda terminé de coserme la cabeza, me acor6, sn que no lo necesitaba. Me incorporé sobre un code: " Quicto estar sentado, amo”, le dije y se hizo el sordo. Alge le comia Toe higados. *Desgraciado, sos un desgraciado", y cuando usa vos, af que esté crispado, Quiere ensefarme a hablar correc- ‘amente, ol advenedizo, ¥ as usa el idioma de ls libros, ti de ack y uh de alld. Lo devoran las pretensiones imte- lectuales. Me pints copiando un Piero della Francesca, ay de qué lesirvi6? Cree que soplar es hacer botlls. “Amo, zen qué lo ofend”, dije,y alli me regal6 una sarea de estupideces, el persecuto. “iQue pasco!, habia dicho yo con la inocencta de los Angeles, asombrado de {que una simple salida pudiera desencadenar una heca- tombe, pero él lo habia entendido como una burls san- srienta, Después de una expesiencia tan desgraciada me permieia el areasme con él, mi padre, podia decirse. Se habia quemado las pestaas conmigo. Las pestaias y las tripas, cudntas veces habfa ido a vomitar al Bano porque rho aguantaba las repugnancias propias de mi claboracién. {Quién lo habia mandado? Yo era inocente. No lo habia llamado, No me habia sentido ni eutioso ai preocupado por el mundo, renfa una mano en un cuerpo y el pie en ‘otro, silt mane y el pie habian vivido, lo habfan hecho sin memotia, Nada recordaba de cuando estaba disemi- nado en otros cuerpos. Peto el tzzonamiento era demasia~ do complejo para la pobre inceligencia del amo, estaba cenardecido, Is sangre le bulla dentro como agus puesta 8 demir, “Pade, fue un comentario anodino", me diseulpé [Ne habia manera de conformatlo,lrgaba el susto en Furia. “Padre? {Ms sareasmos? :Tronfas conmigo? Aprende esto: jhay que tener cuidado eon lo que ce dice!” “Si, amo, 31, y le sonse! mansamente. “Guarda es0s labios negros! No los aguanto”, y mett toda la boca para adentto. ;Por qué me habla pinearra- jeado tanto? Hubiera idé al Bellas Arces. Con la vere- rinaria lo arvegla codlo. La vererinaria y e} Piera della Francesca. "{Qué perspectival", decia admirado, inmé- vil mientras le chorreaban los pinceles por el suelo 0 me los chorreabs por la cara. Pero no podia reprocharle sus delirios de grande2s, no le terminarfa més: Le comé las ‘manos y se las besé, incluso ce las lam un poco. “Pesdén, amito, perdén.” Se eonmovié y no volvié & sbandonar la forma culta. Pere no obstante su ablandamienta, se sent6 a a mese, con un libro lleno de animales descur- tizados, panzas y buches por todos lados, y me ordend secamente: “Cillace y duerme”, Fueron sus itimas y terminantes palabsis para con- cluirel asunto. Me pesaron los parpados y descendieron ‘mecinicamente sobre mis ojos. Alguien soslaba conmi- 0, como en los cuéntos de un eiege. Corria por un ca ‘ino que acababa en tun pozo. ¥ cuando me despertaba, al borde mismo de esa oscuridad profinds, estancada, fue Ia pesadila Ia que cayé deatso y yo me encontré a salva, indemne, pero también muerto, sin suetios 1s Desperté y estaba todo oscuro. Tengo miedo a la coscuridad. No se ve nada, Somos un peso, una respica- ‘6a, un mal aliento, Pero no hay ceferencias. Esabs atado, La maldita costumbre. Atado en los pies, en las ppiernas, en Jas mufiecas y en los hombros. El amo me hhabla cubierto la cabeza con un trapo para que me me cenfriars, Sentfa los pies helados, hormigas en el cur po. Ni siquiera me habia echado una manta. Distrat- do, La-vor no me silié en seguida. La falta de costaum- bre, Duermo y el lenguaje se me hunde hasta la plan- ta de los pies, Tengo que subitlo como agus de un al jibe y el agua me hicla la inteligencia. Primero erccé tun ronquido metilico, come si en lugar de las cuerdas, vvocsles ruviers alambre, al segundo intento lancé unos "YBy, Ayl", hasta que finalmente sincronicé y pude ll satlo: “mito!” amo me oyé en seguida. Me apaga la luz por dali cadeza, Andaba en puntillas, levindose codo por delance, Encendié Ia luz, Estoy podrido de decile que cambie la mesa de lugar. La luz se me met en los ojos, como un cu- chillo. Es una lampariea sostenida de un cable caged por las moscas. Con el digusto, se me sepules del code el idio- sma Ja, rac, caca, deta, cualquier cosa. Qué humillacin, EB] amo se aceres, sempre en puntllas para no des- pestarme, “;Qué past, Toni?” Lo miré parésicamente, Como Ix mesa es chica, Ia agranda con una sila y dos cajones de feuta, todo en dis- Hintos niveles, asf que senta el cuerpo separado en seccio et6 més el trapo alrededor de la cabeza, me lo hundié sobre la boca y debsjo de la natiz, con lo que casi muero asfixiado, La luz dej6 de molestarme. “;Por qué te pones mo- sado?”, me preguaté el amo. “Rs, ju, exe” Me tajo un vaso de agua y por suerte, me pares el erapo de la.cara. Vi sus ances dobles, su cara sin ‘ment, los ojieos bajo los anteojs,ticenos y errantes, que ries. Me yo conocta ya porque de wer en cuando me mira sin inter ‘mediatios, Tiene unas manos de mujer, muy dulee, a vor {dem. Tengo mis sospechas, me las guardo. "(Te desato, Toni? Te quedas despierto?” [Me desacé y me aytid6 a sentarme en la mesa. “{C6- smo anda tu gripe?", me pregunté, abstraido. Me senté, frotindome las manos y terminé de beberme al agua, Me sent! bien de iamediato *:Qué hacemos hoy?” le pregunté, pordue tenia ganas de fires. La salida no habla contingencies de la vida. “Te miraré los pies.” “Para que?” i no tienes buen apoyo te cserts fcilmente”, me contests 1 “Ayer me cal porque me sompieron Ia cabera. No los pies.” ‘Sontié con dulzura el obstinado, se metié debjo de Ja cama y reapareeié con un cajén de carpintero, Enar- bbolé un martillo y se puso unos claves en la boca, “No, amo! Piedad!” “Toni, zte he hecho dao alguna ve?" “No”, respondi, era cierto, Hacia dafio come si no Io hiciera, con bondad, *:Quié temes, hijo mfo?” Yo lo adozaba cuando em- pleaba ese tono. Me hubiers dejado crucificar Intent sacarme el zapato. Es lo més rudimentario que ha hecho. Medianamence hibil para injerear viceras o combinar brazos y piernas, péro un caballo para el rest, pintura o erminacién. El zapato pesa cuatro kilos, 6 un mode- lo tésrico, con borones, los tacos de diez centimettos Foresje6 y Farcejed, pero el zapato aguants, firme como aromillado. Recuperé mi tranguilidad. Ca los zapatos ppuestos, que clavara lo que quisiera. Se sacé un clavo de Ja boca, midis cuidseosamente con la eegls milimetrada, con un lépiz marcé un efreulo on la suela para mayor lune experiencia penoss: lg seguridad, tomé distancia y hundi al dlavo en el aco. Me cché azeley se ofendis. Es may estricto con la ciencis, “De que te ries?", me pregunté, frunciendo el cefio. “Me haces cosquillas.” “Sin setiedad, imposible el trabajo", dijo, y se mar- sillé wn dedo. “Perdoname”, le dije.“/Me das un cigatsillo?” No, te ataca fos pulmones.” "No tengo”, le contesté.{¥ para qué me habré per- mito le gbservacién? Se ofendié més: "Qué saris! Infeliz.” Reco el mario y le pegué justo sobre los cinco de- dos. Levaniéy bajé ou ver el martllo, peo consigui zafar a mano, la protegié bajo el sobaco las urias emoratadss. ‘Quiero un colehén’, le dije, ¥ ue un placer ver o5- mo no le ealfan Ise palabras, Me apresuré a deleiarme, Me tomé descuidado, de un empujén con ler dor ma- por me artojé brascamente sobre la mesa y me at6 con, las sogas. “Duerime", me dijo al eabo de un rato, escupiendo los dlavor que se le hablan inzertado en la campanilla, la vor estrangulads, “No me voy pasar toda Is vida durmiendo”, le dije, pero fue inflexible. Para mf que estaba un poco arustado, porque me conden a dormir dos diae ee: guides, pero cuando desperté, al cercer dfa, se hablar producide algunos cambios. Habja adornade la lam- patita conllistas de papel de diario, como si fuera una come corer bailasina hawaiana venida 8 menos, y me encontcé cestirado sobre un colchéa nuevo. [El amo se restregaba lar manos, mirdndome con su me- jor sontss, que es una mezcla de hipocresia y ternura Wué tal?", me dijo. "No merczco tantes atenciones", le contesté. Me esse 16 y me fioré con alcohol. Qué amable, pensé. Me erajo tan vaso de leche caliente, Bebs un sorbo, desprevenido, ¥ casi me queme los huesos. No puedo tomar nada calien- se, me quemo en seguids. Arrojé al aie parce dele leche {que asin tenis en Iz boca, le salpique la camiseta “Te quemaste, Ton2”, me dijo el obvio, preocupado, y de inmediato se alvidé de mi boca pelada y se acered ‘con un libro. Me esté ensesiando a leer Sefialé una lines ‘con el dedo, micando las nubes que tenia por adentro! "2°, dijo, mostréndome la be: “mam”. “Papa, dice ahi, amo. ;Por qué me ensefias estas pa vadas? No soy exespida." ‘Me miré con la boca abieres: “:Qué cerebro te he puesto? se pregunté, muy turbado. "Creo que uno ineligent,dije con modestia,proban do a bajar loe prpados sobre mis ojos, como habia visto hhacer al amo, muellemente, con cierta coquetefa uso el cuarto patasanibe buscando una libreta don de guardsba sus dator. La descubrié finalmente en ef bolaillo del pantalén. Pero qué iba a encontrar alli que fo aclarara? No era constante. Cuando necssitaba papel, tomaba lo primero que hallaba a meno. Habla escrito ‘encima las cuentas del almacén, pocmas y hasex habia aerancado hojas para ie al bafio, Manoseé la librees: “Jus- to falta Ia hoja de los eesos!", se quejé amargamente. *Quién habra sido el imbécil” Para distacto, le pregunté:“:Qué hay abl? ;Poemas?” "Son mios, dijo y se ensimismS en Ia lecrurs. Se centusiasmé y se largé s leer uno en vor alta. "No sé st comprenderis", me dijo. "Piba de mi barrio", empeza- bbs, “enhiesta y derecha". “Bs Brigita Maris", explicd “VAb, sf, le dij, “(Muy hermosos! Hay otros?" le ‘preguncé, aunque sufita cruelmente, pero queria quc s¢ dintrajera de vvanidad, mi observacién lo desperté: ‘Demasiado inteligente", dijo, cavindome sus Iie pas, Abandon la libretay trajo un bisturt para abrisme Ia cabera, La apareé: “Amo, tranquila” “Tengo que saber, Toni”, me dijo, nervioso, afilando dl bisturt sobre una piedea eemerl “Para qué, amo? Tenfas un perro’, miréla habitacién desictta, "ya no esté ms". “Ze parece?” 84, amo, sf. Bs una prucba. Ya no esth mis.” Y pa- 1 conformarlo, slboroté en castro patas, Je lami ls cara yy lancé unos ladridas. Se canvencié en soguida, el inge- ‘nuo, pero por lar dudas, recog el biseur y los cuchillos dela mesa y los tiré por la ventana. Al rato golpesron la Ia incégnita de mis sesos. No contd con su ‘puerta y aparecié una mujer, aullando salvajemente que hhabfan querido matarla. “Sin justfieacisn’, reprochaba. [No era puta ni terrorista ni homicida en potencia, en- tonces, spor qué? Iba al mercado, swmida en sus pensi- :miencos. Por qué la habjan agredide con esa intencién smostifers? “No sé", decfa el amo, “La ventana estd cerrada’, y sefialaba la ventana abierca de par en pas, qué torpe. Elamo me escondié bajo la mesa, completamente a destiempo, y se negs a recibir los cuchillos. “No son mios”, decia, pido y desatinado, “2Ah, no?”, dij la mujer y se los atroj6 encima con faria, guiSando an ojo para afinar la punterfa, pero, por suerte, Jos flos se habfan mellado y el amo slo acusé el golpe feroz de los mangos sobre la cara, og El amo daba vueless y wueltas como un perro atado ‘aun poste y las ueltat eran cada ver més chiess, como sise le enredara la cadena, "Me conformaba antes con las cuatro paredes micn- tas se borronesba mi miedo del mundo y el amo ela- bhoraba proyectos para el futuro, me presentarla en la Facultad de Medicina o de Ingenierfa, conseguisla una boca 0 me llevarla aun cisco, etc. Pero por causas es- conocidas o porque le habia provecado un wauma mi primera aparicién en piblico, sus proyectos se fueron achicando, cad2 ver mis mezquinos. Perdié ia ambi- ida, la Facultad se cransformé en al citco y el citco en 1 bar de la eaquina, Después de un tiempo, sus proyec- tos de Hlevarme al bar de la esquina y presentarme a los pparroquiianos como amigo © curiosidad, pesdieron con- sistencia, dejé de hablar. “Amo, te avergtienzas de ml, le die 'Y dl dibujé con al dedo sobre el agua que habia de- jado un vaso mojado sobre la mesa y no contests nada, ‘Desde los pies me eubié una oleada de faria que por poco no tetminan sus dias ahi mismo, Lo taladré con los ojos y se asus . “No, Toni, no", dijo, "7Te cuento un cuento?" ‘A mf me gustan mucho los cuentos, pero no estaba ‘con énimo, No iba a arreglarme oon un cuento, campo- ‘co. Vaya a saberse la edad que tenia yo, con tanta mezcla, pero a que me estaba haciendo queria que el cuento em> pperaca conmigo. "Amo, me fastidio",dije. “No es nada, Toni. Yo también Lo observé atentamente, No decia Ia verdad. Busea- ba excusss. "La edad, Toni... La eriss del crecimiento", balbuced, mientras yo sentia ganas de estrangularlo. Lo, diving porque se acercé oon disimalo a las sogas. Pui iis eépido y se Ine arrcbaté de un manotén. "Se acabaron las sogas!”, de, e hice un aud corre- dizo, mirdndalo con incencisn, Ay, qué einiesteo!", dijo 4), impresionedo, y pas rematarlo me arranqué una risa cavernosa, unos aullidos tan sepulerales que ya se vio bajo tierra “Se acabaron'", repec “Si, Toni, a", asinds el pusilinime y él mismo llews las sogas hasta el tacho de la basura. Ajust6 bien la ca- pia, sonriendo con una mueca tan cemblorosa que daba stco. Tome el vatoy la destroct conta la més. Ua vi dro se me incroné en la mano, Me broté in chorro as sangre ques detuvo slo, come ssombrado deere mundo con tanta facilidad. “Colma, Toni, quiride’, ounce me habia amado autrido yer lindo ecuchaia ¥en l fondo, peer de thi fit, no exaba chojado con el amo. Taba mucho esto dein gaara cern, Des ocsonaes slides, ‘grea cada ver més vsjo, con fos de eruges que no tele imprmfan en lapel pero que esabun al Accho pe. 1 inundaile la care. Ligroas de anrugas que yo ven tbarends ede, (Un dia lis y cons Ia puerta con lave, Me ef em- cerrado, Qué desconfchst Mi comporeamienta haba Sido semplas, la obotienciaen uma, Para colmo, cree aus padetcoelnustofobin, Vali ala noche cargado de comida, reve, bros, discos de los Beales, Todo par hacer perdonar lo de la ave, No soy ning onto: coma, hojeaba las evistas, escuchaba alos Be. tes, peo questa que respetran mis devechoe Uno 0 ‘ace por pstergar su nacmieno entre custo parte Porgue sno, ante data quedase en nada, no parc fun hay que volver ala ada con las mine ven Ext mi cradory no ibe slnngatme dae. Dende eta ba ante? En otice bros, en ottas manet. El mundo cota fuera, principulmenieen lo otros “Ama’, edie, “quiero conocer agule “Ex bier", me contest eter «mt novi. Ba linds?", le preguncé “Una beldad”, me cones, pero ao me quedé con- tento. Con esas lupas y se gusto por la perspective quién sabe lo que habia clegido, Una momnia hierética ala que ‘nunca dejaia mover para que no le arrainara el encuadre. ‘Me visti6, me luste6 los zapatos. No quiso rebajarlos tun dpice, pero todos los dias me entretenge lijéodolos tun poco, Me senté en Ia cama para peinarme, aunque puedo hacerlo solo. Es como esat madres tipo pulpo. Luege lo pensé mejor (@ peor) y me senté en el suelo, ET misme-se arregls bastante, se bané, se cambié fa ro- pe intetign se puso una camiss Hmpia. Estaba concent porque silbabs “Qué alegrla, amo", le dije, un poco conmovido. Es ato lo que pasa con lot humanos, parecia més joven, las arrugas como borradas, adentro, “Hoy es domingo. La gente no wabsja Se batia, hace el amor ya al cine.” “Hlagamos todo eso", dije, pero sonrié con una son- risa avispada, de pillo, Es Is soneisa més lamentable que he visto. Quiere y no puede. {Como estarks mejor”, dudé. "(Sentado 0 acoscado?” “Aeagtado parezco un muerto.” Pero adujo que sla novia, Brigita Marfa, me vela de golpe al abrir Ia puerta, se evar el gran susto; aunque Ia habia prevenid, la sealidad superaba en mucho a sus previsiones, ye#to, realmente, no supe si omarlo como lun elogio 0 una ofensa, Me decidt por Io éltimo. 8 =,Se asustard? Un comino, No soy tan feo.” Sila pobre habla aguantado el poema de “derecha y cenhiesta” debla de tener una gran capacidad para el espan- to. Pero conmigo podria guardarse sus reservas. El amo Janzd un graznido con todos susdientes y me sacé una ba- sura de la cara, Me levants del piso y volvié « sentarme fen Ia cama, decidido por cierta mueca mia que no tole. ‘Lo habia probado otras veces. Me paso Ja lengua por los labios y el movimiento de la Jengus o ol brillo dels saliva sobie la booe negra, le causa pavor. Clavado. “Deja de pasarce la lengua por los labios”, me dijo, nervioso. “Se te paspat Me empujé para que me acostara y me tapé con Is sibana, Come mi aspecto, todo cubierto con la sibana, ddebia de ser muy tétrco, me arroj6 un montén de cosas ‘encima, eevistas, pan, diarios vicjos. "No. Quédate quieto”, me dijo, porque me habia incorporade para expiae. "No te muevas. Duésmete.” “Amo”, le die, “si viene Brigita Marfa, zpara qué voy 1a dormie?” “Duérmete", ordens. Podrido. Intenté resistirme y abe{ los ojos bajo la sibana, Adiviné mi intencién por- aque canturres una cancién de cuna, “arrorr6 mi nino, arrorré ini sol, arrorré pedazo de mi coraz6n”. Qué ex tupider. Me dosm{ como un tronco y desperté en [a ‘oscuridad, El domingo se habia ido al cuecno. “amo!” llamé y me sacud los tapos y basuras que ime cubrian, 20 “Quin es", excuché que decfa una vor que no era Ia del amo y alge se descompuso en mi, Pam-tan, pam- fan, pam-tan. ¥ después uns aceleracion vertiginosa 'jAnda mal, escuché Ia vor del amo, sonando por arriba, Me descubri acostedo sobre el suelo, entumecido yy dolotida. Ni siquiera me hablen metido el colchén de- bajo del cuerpo, :Pensaban que era de madera? La des- consideracién me humillaba, Las voces segutan saliendo del costado, ariba, Se ha- bbian transformado en un murmullo. Alargué ls mano 1 root una catne duleisima. Una forma redonda y lena “Alguicn lanz6 un grito de tersor. Ssssss!”, dijo el amo, "No te agustés. Es Toni.” “Pero tiene una mano!”, dijo la ozra vox “Ya, dijo el amo. “Tene dos manos.” FB amno bajé a dientas de la cama y me hundié los pies esnuidos en el pecho, Por broma, lo tomé por los tobillos ylo sacudi. Me cayé encima, Toqué un vello duro y en~ sortijado, dos piemnas y algo més que se me ures en se- guida, el pecho exquelética, la cara. No tenia anteojos. labia pinico en su vor: "/Tonil!”,y luego te foreulé una pregunta con un acento tan estremecido que lo solcé in ‘mediatamente. "Qué he hecho, dijo, y Groneaba demi pierna cereyendo que era Ia suya, “Manolo! grité Brigita Maria, “Qué he hecho?” repitié el amo, intercogando a las sombras, “Brigita Maria, jealvame! ;Me quiere viola!” “No, amo no", dj, pata calmar su terror, intencé alrazarlo para tranquilizalo del rodo. Pato ei geito lo fused mis. Grité de nycvo pidiendo aufilio y lo sol ‘Me caminé encima, como i yo fuera un edsped,y bys cn Ia oscuridad. ‘Brigit Marta lanaé un aulido espantoco “Mi ropa", grits. Se atrojéfuela de la cama, lo supe por las covridas, el lah de us pies abredl piso, y el amo encendié la luz, Me senté apoyiindome en I cama revels. Mise y quedéaté- nico, {Qué habla pasado all, sobre ese mucble? Las al- rmohadas no estaban en slg y ae sands Forenaban un amas himedo y arugido, como si voda a are se hb ran entretenido en ponedat la isri. De cama calla in sao caliente que subfay se estaba perdiend en el techo ‘rigia Marla sc habia arinconado conta Ia pared, el pecho encogido,tapéndose a unin dels piers con un ozo de sibana “AR! Ant AN escuché que deci alge, y ea mi pro- pinvor ireconocible porel encanto, Qué er 0? Ob, cia ture mars! :De dénde habia sido? Qué confecidnt Me incorporé y el amo me grité, aterrorisada: “;Quieto, Tonl”, De qué tenia tanto miedo? Nunca hhabie hecho dato « nadie. “(No te acerque!”, segula sgritando el amo “Ala cachal (A la cucha!” Pero no pada obedecer- lo, Mirabe 2 Brigit Marfa sin alient, la piel llena de ojos. :Quién la habia hecho? El amo? Me apstré hacia, que ain no sabia pesto los panalonéy, 7 Ie sujeté las manos que no me queria thandonan Me pateé mienres grigabe “Duerne, To- nil ;Duermel" ;Pero por qu iba a dormir? Me habla perdido 1p mejor, toda fa tae, roncendo, Me senda despierto, como si me pincharan con agua. Pero no sme dolla nada, al contraro, la sngre me aba con- vedo en mie “Escuela cespiracién de Beigis Masi y la micé una vex ds tena las mgjils rojas el reve blanco, EL mo ext quiero, desgastado por los punapiés que ha- bia dado instilment, las manos paralizadas etre las infa.Se fs beat fervorosemente: Gracian, amo, gracias! le die "Te sls bara” * Estaba liindome las suclas, cusndo alguien golpes ‘imidamente en Ia puerta. “Adelante”, quise decir, muy suelto, peto la sorpresa no me dej6 hablar, todavia no es toy bien aceitado, Quién podia rer? Dejé ls lijas sobre la mesa y me encaminé hacia Ia puerta. Tardé como dos horas y icon qué ruide! ;Pam-pan! Cada paso hundia el piso. Abri con una ganaia y ya no experaba encontrar & nadie después de tanta demora. Bfectivamente, el vano estaba desiert como un euadio sin pintar. Me asomé al ppasillo, aunque el amo me lo habia prohibido expresi- mente yall la vi, pegada ala pared, con un vestide arr ba de lar rodillas y ua ramo de flores en Ix mano. “iAy!". dijo, apenas me vio y hundié la nariz dentro de las flores. No intentt habla, le hice sefias con la mano para que entrara y empecé a andar hacia atrés, pisando suave, y patecia un rechinamiento de ticles. Dejé lindas 3 imaicas sobre el pito, aunque de distineo calibre de las ‘otras psadas, que eran perforaciones tipo huella humans. Cuando llegué al sillén, me dejé caer agorado. No podia més, La puerta habia quedado abierta, y slo en- ‘traba el viento, :Dénde habla ido la preciosa? ;Se ha- ‘bla marchado? {Cémo saberlo? Silabeé como tna ho- ra, ensayando, y al cabo de muchos intentos frustrados ime salié el nombse completo: "Beigica Maria,..",dije, duleemente “Buenas...”, dijo ella, azoméndose. Sostenia las flo- res en la mano, rigida y paralitica, y las olfa con un ex ‘trafio movimiento de vaivén de todo el cuerpo, como si Ievaea la marie pegada al pecho. Lamenté que no estu- viera presente cl amo para componerla un poco. Le sonrel, pero ella lanz6 un aullide de terror, y volvi6 a esaparecer. “Sontisas, no", me dije, y ecogi un diatio y me eapé la cara, como si fuers corto de vista y estu- vera leyendo. [No abandoné la ficcién cuando enteé en la pieza, habia clegida bien el marieén del amo o se habfa esme- rado en la confeccién, Cerré los ojos y me imaginé sus cencantos bajo el vestide corto, pensat en lo que habs apenas a un trecho de las rodilla al aire, me llenaba de esealofiios, Dabs dience con diente, y esto me vino bien, porque recogid tuna manta de Ia cama y la artojé través del euarto. La manta me pegé en la cara y luego cay6 al suelo, Ahora se acerca, me dije yo, pero coms tuna escoba y recogié Ia manta como si fuera venenosa, sa obi atc, ver con mejor suet tere en reroll, yun pare se desnéabsdndane lopice, Sequleenad cn clan con acm cecal pot el diario, el cuerpo semiocilto por la colcha, zqué que- tieque me coz, porque ne pera mur spensiona, tne ibe com decor, Nove hal contrge eum. qf ass s vl naclear,ponde dec af menos fora confidences de ama "Cimel lecjy me hub modo lengua, Mal dine No dona nga condo me pong ne. ‘s0. Sin embargo, ;por qué estarlo? La miraba Gon pasién, ‘ivan Scolar laments ee pals bos cn a nano, in ques poses agin Soi sn mic, cabe guise y cane rapt "Hlamo me hale poco de Beige Marae em pre ehitedala coms soo hve oon Essay Sid sin mucho creer enn opin elena ve aprovecha, le grita y después le besa los cabellos, las me- ila Tanja de viens dara al lay de baby set darn le noche se page tur emudon come yo com pra flores de vere ean "Anda sempre So, me dee lame con rept di tae d ape po Soe a tio, dere lo queer compar ere gute tenn pra sol, come see pain ara igs a chain armada le peated uct muchun, Come duct ne gare ns que © elamo. Me levancé del sillén y se lo oftect. Esto f loo an hace Ll sf lla oon une mano y con Is ote até dlsilién veco. Peo ella no entendié la invitacion ane ues if claro: agua, ya ada gent mf undies ia oe lores hasta que las dee can marches como Silas hpbierapitoteado, Al final, intent un geo mds fervorovo y me fui al suelo. Pars al, que los 2apator ton muy pedos. Por To menos contegul que se seer Saw Ele abe wuelas ami alrededor, sabande lost los machico. “Manolo, dijo, “peat” Paro Hl amo habla aide 4 compres yerba pars ol mate durane un ao emavimosfilando lms enu yo desparramado en el sul y ella grande ami tededor ctmo una gallina que no s decide a pleoteat tne Fucjpodide, Me queé quite, sn sone para fue se wanguilzare, y lla se pegs la pared, dua y tmorditndos ls labioe Que neviom et Un hao 0 ae Jo de nervon Se encaind a pein y I ae, a tu del paso venfa una venolia que nos vlab fos bells (Qué emia? * Qu olr« pneu” dijo, iran sbsre Is pa sede pre deseabrir lame les aba prado “Mano torpor i. ped, cuando el amo apa con la yea, "Se cy6) dj, aunque em evident "lane lane’ un gtd de preecapactn, tn layer ba por elie rompis un lovee 7 empers spe sn citar de que habla dams dlante, Buss unas pines 7 regi lo videon ron 6 “Lo seconstruyo, lo econseuyo!”,repeda como un po- sso, mientras Brigit Maria lo sroneaba del sico yTe deci: “Primero a dl” Doleura! (Cuando el amo junts todos los vidtios, los envolvis cen un papel, coloes una etiqueta sobre el paquets: “Ja- rrém a reconstruir, forma ovoide", y distraldo, lo arcojs sobre la cama, Esta noche se corta tado, pensé yo, con alegria, “fe lastimaste?”, me pregunes. “No, amo, no.” Intenté levantarme, el raqultico. Imposible. Desde {que me alimenta, estoy muy pesado. Se congestioné ro- jo de humillacién delante de Brigita Marla que observa ba, ms tranquila, in abandonar el papel donde habian. vvenido envaeleas ls flores. "Qué hacés con ess basura en la mano?”, dijo el amo, para desquitarse con alguien, y le arebaté el papel se se06 el sudor de la cara “Descansa, amo”, le je “Descansé un poco, Manolo”, dijo ells “St, of iene eazén, stench yo, y alla me mirg agra decida, ;Diablo de hombee! Estoy progresando. “jNo necesito descansat!, dijo el amo, furioso, ‘pero voy 4 tomar unos mates" Brigita Maria se merié bajo la cama y reapareci6 con. el paquete de yerbs. El amo no podia mis de fatiga. Se sent6 en I cama y se [evanté con un aullido. Los videos, a Brigita Maria prepar6 el mate, el amo protest6 un rato, estaba fifo © quemaba, hasta que se desinflé mae turalmente, se le fue el aire de mufa como a un globo pinchado, Enlazé a Brigica Maria por la cineura, le acercé ef rostro a las mejillasy se las restreg6 contra tt barba rofiosa, Sacé st lengua blanquecina y le lamié los labios. ;Qué hactan, los chanchos? Ella sonrié y 10 esquivé, sefislindome. Cambié la yerba del marc. ‘Gudnto tiempo les Hevaba exe vieio inmundo, metfan Ii boca en el cafito y sorblan, y de canto en tanto, se zampaban sina medialuna con dulce de leche, mienteas ‘me miraban con culpa, el amo no canto, preocupado por las pinchaduras del trast, Yo sé que bajando los ojos reperidae veces y respi- rando ansioso por la nariz, la boca apretada, consigo tun efecto que nadie resist. Brigita Marta fuc I prime ra en coder, “iNo puedo aguancarlo!”, dijo, abandonando la me- ialuna sobre la mesa, “Parece humano.” “Lo soy’ dije, con vor clara y metodiosa. Por primera ve, Brigica Maria se alloj6: "Qué encanca!”, dijo, y se me quedé mirando. ‘Yo la miraba también, através dela ranura de mis dedos. Me habia tapado la cara para crusar buena im- presién, El amo aprovech6 el interregno para pedir luna pala prestada a los vecinos, me la puso bajo ot tuaste y me levants, sin darse cuenta de que nunca lo hhabrla conseguida si yo no hubiera acompatiado el 1Que fsereatengo!, dijo, y no acaré el asunco porque Brigica Marla ya habfa percibide que con Ia pala el amo sélo habia levantade aise Decidt esto: el que no Hlors, no mama. Accién, No esperatfa mis al trio del amo, Me habia creado y aho- ra me tenia recluzo. Muy eémodo para él, aunque yo desfallecira de abucrimiento, Fui al bano y con una tenaza desprendt el espejo del botiquin, El amo lo use para afeitarse, una porquetia de expsjo, easeado, con manchas que Henan Ia jets de ni bes, © intenté mirarme completo. Bstaba presensable, salvo los zapatos que segufan siendo dos mastodontes de madera, El resto se habta descolorido bareante. Todor los dias me pasaba un algodén con solvente, refiegando, hasta que el amo entré en sospechas. “,Qué pasa, tan descoloride? gEstés anémico?” Pero yo habla gartado coda la pincura en los arma- tios dela cocina, superponiendo tancas capas que cas se caen por el peso, yo convenct de que ne comprara mis, “Llamo menos la axencién’, le dije, y era cierto, aunque todavia no lo habia probado en le prictica, Se convencis a medias porque al otro dia se me aparecis ‘con un cnico que arrojé en el inodoro, Abe( el pero y revisé el guardarropas. Qué escasea! Me decidt por Id tricora nueva del amo, no porque me igustara especialmente, sino porque se la habla regalado Brigita Maria, era espantosa y tan chica que parecfa ce jida para un bebé. La allojé con dos cjeretazos en las costuras porque me estaba asfixiando, me peiné las cor. des, aplastindloles, y las rocié con agua de colonia. No ‘encontsé a nadie en Is escalera PPisaba una baldosa tzas otra, habla una casa was ‘ores, y de ver en cuando, un baldfo leno de batura y sacas, pero tado estaba junto, apretado, y esto me hacia feliz porque estaba al site, y ariba, no habla casas ni baldosas ni gente, sino espacio, Fl cielo libre y limpio. [No eta verdad, pero vivia mi ignorancia sin saberla, como una eertidumbre ‘Me senté en un banco, Habla un viejo muy flaqui- +0 disfrutando al sol de la mafiana. El viejo se corrié un poco cuando me senté, sepulténdome bajo toneladas de ‘odio, ;Cadnta pasion! Manosesba un diario sabre las ro- dillas. Lo levantaba, s¢ lo arsimabs a los ojos, coma una leera y me mitaba de reajo, otra letra idem, Loe ojcos se le pendian encee las artugas, El viejo luca basance ne gro, 0 estaba sucio, pero los ojtos eran celestes, acuosos. Poco a paco fueron Megando otras viejos. La plaza tenia bancos de madera que estaban cambiando por otros mas ‘modemos, de mérmol blanco, sin zespaldo. Los viejo da ban vuelas y vueltas aleededor de los bancos de miemel, pero no se decidan a estrenatlos o a eafriarse el culo, Fueron ocupando los bancos de madera mientras los ‘ros, con su hélico de tumbs, quedaban vacios. Avan~ zaba la mafiana J cada ver se fueron apretujando més, "Permiso”, decian, y se sentaban. Me descubri con un viejo ubicado en la rodilla iaquiesda y otro viejo, vestido de amarillo, en el muslo derecho. Eran tan flaquitos que zo pesaban, lo tinico, se movian demasiada y era coma si sme recorsieran hormigas. Con cautela, enicé las plernas, ¥y entonces, un viejo enclengue que habia permanecide inmévil, indecso, eligiendo un lugar con los ojos, cuan- do vio mi pie en el aire se tenes. Abi lst piernas endu- recidas, las flexioné como un equilibrista tomando inn puso, y se senté a caballito, La mirada del viejo de ojos acuosos se dirigié a mi pie y perdi duress. “JTalldo, joven?”, me pregunté. “Si, sett” “Qué desgeacia", dij, afable, “ghace shucho?” “De nacimence,” “Las desgracias nunca vienen solas", me sespondié. “Bs cierto! js cierco!”, aclamaron los otros io, embozado en un poncho tis, ysesenté en el exttemo del banco, einpujande a los ddemés. El del extremo opuesto cayé al suelo y se levan- 16 hecho una furia,sacudiéndose los pantalones. Con el “Permiso”, dijo un; ‘odo, le gavé un lugar a mi lado, pero ers microscépico y lo desprecié. Se sents sobre mi muslo libre, disparan- do miradas tan indignadas gue tem{ verlés cacr siuer- tos a todos, ahf mismo. Pero Ia indignacién ajena les resbalaba por Ia piel 2 los viejo, eads uno de ellos mi- ‘aba Ja tierra a sus pies y no vetan los pobres més que 10, feliaménse: terra {Qué hactan todos estos vigjos? (De dénde salfan? ‘Uno suspiré, mirando 2 lo lejos, por lo menos era su in- tencién, deduje, Dado cémo tanteabs, los ojos na le ses ‘fan de mucho, podia haber tenido dos bolits y hubieran, sido mis vistosas. “El fitbol no me interes: declaré. “2A usted, jover?", dijo, palpaaidome. ane “Llova el pelo corto, iqué bien”, y se chups la sangre del dedo porque mis cerdas pinchaban como alfileres, Me las goqué. No quise desalentarlo. Ya me etece- san. Queris tener el pelo largo hasta la cincura Es algo nuestro. Lo:ms lindo, tener abundante todo lo que sea nuestro, zno? De cualquier forma, me senti rodeado de tuna atmésfera de simpacfa, El impeudente que me habla tocado las cerdas, ecogié un pedavo de poncho que aa ddaba por ah y terming de enjugarse la sangre. El vigjo de ojos acuosos tore la boca con amargura. No le quedaba bien porque parecfa un sapo con la boca, crispad. Reflexionaba wistemence mientras se pegabs ‘con el diario en la cara en el intento de leer alguna letra, “4 16 le pasa, buen hombre?" le pregunté ‘Me miré con asombro: “;A mi me pregunta? 5, senior” “Neda. Qué le importa?” “Lo vi tree”, y ora poco decir trite, estaba como desshuciad. El viejo quiso excupie Injos y me empapé el pant bn, Con euidado, recogt cl slivazo con dos dedos yo deposit en un sao vecino. “zMe permite", dij, por un resto de educacién “pincers? ;Verdadera inceré", me pregunsé el vie~ jo al cabo de in rato de amnesia. ‘Movi un poco la piera para desencumecerla y cen lenque que tenia montado sobre el robille, se afer 1a pierna y se balances. Levaneé la cabers y me soni, agradecido. "Me gustaria tener unos pess "Pace que” “Vi un saco sport en una tienda. Me quedasis ni pintado. Es grueso, con tn tajto ais. Pero necesita fener placa” "N donde hay?” El viejo bari el aire con un gesto de la mano, abo- fexcando a unos cuancos y me respondié amargamente: "En el Bans" Tan simple? “Vayemor’, die. ¥ me incorporé con tal mpetu que tn montén de viejectos cay al suelo. suspiré el viejo 48 *ZTiene usted plata?”, dijo a viejo de ojos acuosos y los otras me rodearon, levantindose de dos y tes a la ‘vez, ayudindose mutuamente, tres pares de manos para ‘enderezar una picrns, cuatro hombros para teacondicio- nar un ¢6rts, una muralla de cuerpos para detener un temblequco. Pero cuando velvieron a si condicién nor- ‘mal, se menearon excitados, vivos de pronto, jévenes. “Vayamos al Banco”, dije. "@Dénde queda? Empezamos a caminar en fila india. El viejo de ojos acuosos rompla la marcha, luego seguia yo, con mi pa 0 que oxcilaba todavia como un péndulo borracho, el resto attés, La gente nos miraba, Un muchscho grits: “VEL jardin de infances va de excursién! ‘Los viejor se indignaron: ")Maleducedo, bestia, la puta que te paria!” “Este es el Banco”, dijeron los vigjs a coro, delante de un edifcio con columnas y dos vigilantes con ame~ ralladoras cuidando las puertas, ‘Nos pararon: ":Dénde van? Hoy no se pagajubilacién’. “Venimos a retirar plas’, dije. “seed?” “Todos.” “Va a haber pars todos”, gritaron los viejos a mis ‘espaldas, chillanda como lores, Silencio!”, dijo el vigilante. “Muésteme.” {Qué queria que le mostrara? Los vigjos habfan roto Ia fila india con el albororo y me impedian moverme con la necesaria soleara ‘Viejos atrial, die. Los visjosrecularon un tanto y me erg fente al vie silance. El otro se habla apartado, cubriendo la puerta No dejaba entrar a nadie, robusto y hostil,y la gence se amontoneba. Hl vigilance me observé y no parecis conformarse, “jMuéstreme!", segula repitiende. *;Cémo va a reti- car plaa?” “Hay mucha placa alld adentro. Vamor a retirar un poco.” Sefalé hacia ateis. “Aqui estoy”, dijo el viejo y se incling, saludando. “Necesita un saco spore.” *Callese,idiocal Vayase 0 lo levo peso.” ‘Los viejos empezaron a desbandarse, Me tiraron de la ropa, la tricota del amo se estir6 y se soled una hile- rade puntos. “Vamos, vamos", decian, sumidos en el pénico, “Permitanes passe”, dij El vigilante me meti el cao entre ls cosilas: “Una palabra y te dejo seco. Eepéatico" Los vijos grtaton a mis espaldas, ya me hablan des- tcjido media tricota. La gente se amontoné: “Qué pase?”, peguneaban con mucho ihterés y se- sgulan de latgo. Pero como hebia mucha gente, el grupo de curiosos se deshacla y volvia a formarse, Nadie comprendia nada yera una cosa bien simple El alto vigilance se aceres, més oscuro todavia, six “Qué quiere este imbécl?”, pregunes, agitando: Ja ametralladora, y Ia gente de la puerta se desbands y la dejé limpia. Di un paso adelante para aprovechar Ia oportunidad, pero los viejos actuaron de pronto con la velocidad de un rayo, {Qué reflejos! Se juntaron, formaron una bola de cuerpos a mi alrededor y me arrascraron hacia In exquina. “Detgngase 0 disparo”, decta el vigilante. La bola se hizo ads compacta, gens velocidad y no paré hasta la pla Se desintegraron sobre los bancos. Incluso cayeron sobre los de mérmol, pero al instante ee incotporaron, porque el sire de sumba de los bancor segula siendo ‘muy accesible. Sélo faltaba el nombre sobre la lpia ‘Tend! los brazosy los sujeté. La aventura los habia ago- ‘edo. Estaban tanspirados, balbuccantes, se les calan los dientes postizs, los pocos pelos de la cabeza, las picenas ‘orcopéidicas y las verrugas. "Vengan a mi case’, les dije con pena. Necesitabsn, un centempié. “Vengan 2 tomar mate.” "No, 20”, decian los més convencionales, pero con la vider ilumnindndoles lot ojos. “No queremas molesta.” Qué excidedos. Harta afios que nadie ee inceresutl en ellos. “Nive lejon” “Me llamo Lépez, sefiot, para servitlo”, dijo olde ojos acuosos, ofieciéndome uns mano finiea ¥ sea, 4s ‘Yahi me acuchillaron con un montén de nombre y de manos, Los nombres eran semejantes, pero fas fmanos, no. Habla slgunes duras, con callos que ten- dsfan una antigiedad de cuarenta aflos y que no que- lan abandonar Ja came ociosa, estaban a gusco alli, bajo la piel, calentitos. Otras manos eran lisas, flacas, pot lo general secas, como sin savia. El tinico que n° ime tendié la mano fue el de poncho, resentido porque lo habia perdido. ‘Los organicé en grupos de tres o cuatro para no la ‘mar la stencién, De cualquier forma, eran muchos viejos juntos. Llenaban toda la calle. Algunos jévenes se rapa ban la cara para no verlos o eruzaban hacia la acers de cenfrente “El amo no ests”, dije en la puerta de casa, y volvie~ soustarse. Fran como cachorros, “Usted no es el duefio de exto?”, preguntaban in- quictos “No importa. Bs como silo fuera.” Enetaron y se quedaron pegados a la puerta y 0, poco a poco, fueron adquiriendo confianza. Upo se fapropié dela radio, sobé la madera lustrada dejando el registro de los dedos. Lucgo la ausculeé por decrés, la sacudié como una aleancla lena. “Anda”, me pre gunté, Cambié una emizora tas otea hasta que encon- 6 lo que buscabs, un informative de la Bolsa. “Me gusta escucharlos. Entiendo de eso”, y se veja bien que zo entendia nade. 0 Lopez miré a erastuz el disco de lor Beatles. (Qué porqueria!, dijo, pero lo eolocé sobre el plato del toca discos, moviendo la cabeza con un gesto de desprecio. “No tiene el Danubio Azul?, pregunts. Pero ertaba feliz, diablo de viejo. Lo ponfa una y ot vez, manoseand>

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